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lecturas nueva serie

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1,2 | dg | fadu | uba

Semántica del objeto

Roland Barthes
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de imágenes, bajo la forma de títulos, leyen-

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das, artículos, por eso no es justo afirmar que
Semántica del objeto nos encontramos exclusivamente en una cul-
tura de la imagen. Es, por consiguiente, den-
Roland Barthes tro del cuadro general de una investigación
semiológica donde yo querría presentar a us-
tedes algunas reflexiones, rápidas y sumarias,
Querría presentar ante ustedes algunas re- acerca de la manera en que los objetos pue-
flexiones sobre el objeto en nuestra cultura, den significar en el mundo contemporáneo.
a la que comúnmente se califica de cultura Y aquí precisaré de inmediato que otorgo un
técnica; quisiera situar estas reflexiones en sentido muy intenso a la palabra “significar”;
el marco de una investigación que se lleva a no hay que confundir “significar” y “comuni-
cabo actualmente en muchos países bajo el car”: significar quiere decir que los objetos no
nombre de semiología o ciencia de los signos. transmiten solamente informaciones, sino
La semiología, o como se la denomina en in- también sistemas estructurados de signos, es
glés, la semiótica, fue postulada hace ya cin- decir, esencialmente sistemas de diferencias,
cuenta años por el gran lingüista ginebrino oposiciones y contrastes.
Ferdinand de Saussure, quien había previs-
to que un día la lingüística no sería más que Y ante todo, ¿cómo definiremos los objetos
una parte de una ciencia, mucho más general, (antes de ver cómo pueden significar? Los
de los signos, a la que llamaba precisamente diccionarios dan definiciones vagas de «obje-
«semiología». Pero este proyecto semiológico to»: lo que se ofrece a la vista; lo que es pen-
ha recibido desde hace varios anos una gran sado (por oposición al sujeto que piensa), en
actualidad, una nueva fuerza, porque otras una palabra, como dice la mayor parte de los
ciencias, otras disciplinas anexas, se han de- diccionarios, el objeto es alguna cosa, defini-
sarrollado considerablemente, en particular la ción que no nos enseña nada, a menos que
teoría de la información, la lingüística estruc- intentemos ver cuáles son las connotaciones
tural, la lógica formal y ciertas investigaciones de la palabra “objeto”. Por mi parte, vería dos
de la antropología; todas estas investigaciones grandes grupos de connotaciones: un primer
han coincidido para poner en primer plano la grupo constituido por lo que llamaría las con-
preocupación por una disciplina semiológica notaciones existenciales del objeto. El objeto,
que estudiaría de qué manera los hombres muy pronto, adquiere ante nuestra vista la
dan sentido a las cosas. Hasta el presente, una apariencia o la existencia de una cosa que es
ciencia ha estudiado de qué manera los hom- inhumana y que se obstina en existir, un poco
bres dan sentido a los sonidos articulados: como el hombre; dentro de esta perspectiva
es la lingüística. Pero, ¿cómo dan sentido los hay muchos desarrollos, muchos tratamien-
hombres a las cosas que no son sonidos? Esta tos literarios del objeto; en La náusea, de
exploración es la que tienen aún que hacer Sartre, se consagran páginas célebres a esta
los investigadores. Si todavía no se han dado especie de persistencia del objeto en estar
pasos decisivos, es por muchas razones; ante fuera del hombre, existir fuera del hombre,
todo, porque sólo se han estudiado, en este provocando un sentimiento de náuseas en el
plano, códigos extremadamente rudimenta- narrador frente a los troncos de un árbol en
rio, que carecen de interés sociológico, por un jardín público, o frente a su propia mano.
ejemplo el código vial; porque todo lo que en En otro estilo, el teatro de Ionesco nos hace
el mundo genera significación está, más o me- asistir a una especie de proliferación extraor-
nos, mezclado con el lenguaje; jamás nos en- dinaria de objetos: los objetos invaden al
contramos con objetos significantes en estado hombre, que no puede defenderse y que, en
puro; el lenguaje interviene siempre, como cierto sentido queda ahogado por ellos. Hay
intermediario, especialmente en los sistemas también un tratamiento más estético del ob-
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jeto, presentado como si escondiera una es- podría hacer notar en este momento, por lo

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pecie de esencia que hay que reconstituir, y demás, que no puede existir por así decirlo,
este tratamiento es el que encontramos entre un objeto para nada; hay, es verdad, objetos
los pintores de naturalezas muertas, o en el presentados bajo la forma de bibelots inútiles,
cine, en ciertos directores, cuyo estilo consis- pero estos bibelots tienen siempre una finali-
te precisamente en reflexionar sobre el objeto dad estética. La paradoja que quisiera señalar
(pienso en Bresson); en lo que comúnmente es que estos objetos que tienen siempre, en
se denomina «Nouveau Roman» hay también principio, una función, una utilidad, un uso,
un tratamiento particular del objeto, descri- creemos vivirlos como instrumentos puros,
to precisamente en su apariencia estricta. En cuando en realidad suponen otras cosas, son
esta dirección, pues, vemos que se produce también otras cosas: suponen sentido; dicho
incesantemente una especie de huida del ob- de otra manera, el objeto sirve para alguna
jeto hacia lo infinitamente subjetivo y por ello cosa, pero sirve también para comunicar in-
mismo, precisamente, en el fondo, todas estas formaciones, todo esto podríamos resumirlo
obras tienden a mostrar que el objeto desa- en una frase diciendo que siempre hay un
rrolla para el hombre una especie de absurdo, sentido que desborda el uso del objeto. Puede
y que tiene en cierta manera el sentido de un imaginarse un objeto más funcional que un
no-sentido; así, aún dentro de esta perspec- teléfono? Sin embargo, la apariencia de un te-
tiva, nos encontramos en un clima en cierta léfono tiene siempre un sentido independien-
forma semántica. Hay también otro grupo de te de su función: un teléfono blanco transmite
connotaciones en las cuales me basaré para cierta idea de lujo o de femineidad; hay telé-
seguir adelante con mi tema: se trata de las fonos burocráticos, hay teléfonos pasados de
connotaciones «tecnológicas» del objeto. El moda, que transmiten la idea de cierta época
objeto se define entonces como lo que es fa- (1925); dicho brevemente, el teléfono mismo
bricado; se trata de la materia finita, estanda- es susceptible de formar parte de un sistema
rizado, formada y normalizada, es decir, so- de objetos - signos; de la misma manera, una
metida a normas de fabricación y calidad; el estilográfica exhibe necesariamente cierto
objeto se define ahora principalmente como sentido de riqueza, simplicidad, seriedad,
un elemento de consumo: cierta idea del ob- fantasía, etcétera; los platos en que comemos
jeto se reproduce en millones de ejemplares tienen también un sentido y, cuando no lo
en el mundo, en millones de copias: un teléfo- tienen, cuando fingen no tenerlo, pues bien,
no, un reloj, un bibelot, un plato, un mueble, entonces terminan precisa- mente teniendo el
una estilográfica, son verdaderamente lo que sentido de no tener ningún sentido. Por con-
de ordinario llamamos objetos; el objeto no siguiente, no hay ningún objeto que escape al
se escapa ya hacia lo infinitamente subjetivo, sentido.
sino hacia lo infinitamente social. De esta úl-
tima concepción del objeto quisiera partir. ¿Cuándo se produce esta especie de seman-
tización del objeto? ¿Cuándo comienza la se-
Comúnmente definimos el objeto como “una mantización del objeto? Estaría tentado a res-
cosa que sirve para alguna cosa”. El objeto es, ponder que esto se produce desde el momento
por consiguiente, a primera vista, absorbido en que el objeto es producido y consumido
en una finalidad de uso, lo que se llama una por una sociedad de hombres, desde que es
función. Y por ello mismo existe, espontá- fabricado, normalizado; aquí abundarían los
neamente sentida por nosotros, una especie ejemplos históricos; por ejemplo, sabemos
de transitividad del objeto: el objeto sirve al que ciertos soldados de la república romana
hombre para actuar sobre el mundo, para solían echarse sobre las espaldas una prenda
modificar el mundo, para estar en el mundo para protegerse de la lluvia, la intemperie, el
de una manera activa, el objeto es una especie viento, el frío; en ese momento, evidentemen-
de mediador entre la acción y el hombre. Se te, la prenda de vestir no existía todavía; no
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tenía nombre, no tenía sentido; estaba redu- Como todo signo, el objeto se encuentra en la

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cida a un puro uso, pero a partir del momento encrucijada de dos coordenadas, de dos de-
en que se cortaron las prendas, se las produjo finiciones. La primera de las coordenadas es
en serie, se les dio una forma estandarizado, la que yo llamaría una coordenada simbólica:
fue necesario por ello mismo encontrarles un todo objeto tiene, si puede decirse así, una
nombre, y esta indumentaria desconocida se profundidad metafórica, remite a un signifi-
convirtieron en la “paenula”; desde ese mo- cante, el objeto tiene por lo menos un signi-
mento la imprecisa prenda se convirtió en ficado. Tengo allí una serie de imágenes: son
vehículo de un sentido que fue el de la “mi- imágenes tomadas de la publicidad: ustedes
litariedad”. Todos los objetos que forman ven que hay aquí una lámpara, y compren-
parte de una sociedad tienen un sentido; para demos de inmediato que esta lámpara signi-
encontrar objetos privados de sentido habría fica la noche, lo nocturno, más exactamente;
que imaginar objetos enteramente improvi- si usted tiene una imagen de publicidad de
sados; pero, a decir verdad, tales objetos no pastas italianas (me refiero a una publicidad
se encuentran; una página célebre de Claude hecha en Francia), es evidente que el tricolor
Lévi-Strauss en El pensamiento salvaje nos (verde, amarillo, rojo) funciona como un sig-
dice que el bricolaje, la invención de un objeto no de cierta italianidad; por lo tanto, primera
por una aficionado, es en sí misma búsqueda coordenada, la coordenada simbólica, consti-
e imposición de un sentido al objeto; para en- tuida por el hecho de que todo objeto es por
contrar objetos absolutamente improvisados lo menos el significante de un significado. La
habría que llegar a estados absolutamente segunda coordenada es lo que yo llamaría la
asociales; puede imaginarse, por ejemplo, que coordenada de la clasificación, o coordenada
un vagabundo, improvisando calzados con taxonómica (la taxonomía es la ciencia de las
papel de diario, produce un objeto perfecta- clasificaciones); no vivimos sin albergar en
mente libre; pero tampoco esto sucede; muy nosotros, más o menos conscientemente, cier-
pronto, ese diario se convertirá precisamente ta clasificación de los objetos que nos es suge-
en el signo del vagabundo, calzados con papel rida o impuesta por nuestra sociedad. Estas
de diario, produce un objeto perfectamente clasificaciones de objetos son muy importan-
libre; pero tampoco esto sucede; muy pron- tes en las grandes empresas o en las grandes
to ese diario se convertirá precisamente en el industrias, donde se trata de saber cómo cla-
signo del vagabundo. En conclusión, la fun- sificar todas las piezas o todos los pernos de
ción de un objeto se convierte siempre, por lo una máquina en los almacenes, y en las cua-
menos, en el signo de esa misma función: no les, por consiguiente, hay que adoptar crite-
existen objetos, en nuestra sociedad, sin al- rios de clasificación; hay otro orden de hechos
gún tipo de suplemento de función, un ligero en el cual la clasificación de los objetos tiene
énfasis que hace que los objetos por lo menos mucha importancia, y corresponde a un nivel
se signifiquen siempre a si mismos. Por ejem- muy cotidiano: el de los grandes almacenes;
plo, yo puedo tener realmente necesidad de en los grandes almacenes hay también cierta
telefonear y tener para eso un teléfono sobre idea de la clasificación de los objetos, y esta
mi mesa; esto no impide que a juicio de cier- idea, entiéndase bien, no es gratuita, compor-
tas personas que me vendrán a ver, que no me ta cierta responsabilidad; otro ejemplo de la
conocen muy bien, funcione como un signo, importancia de la clasificación de los objetos
el signo del hecho de que soy una persona que es la enciclopedia; desde el momento en que
tiene necesidad de tener contactos en su pro- alguien se decide a hacer una enciclopedia sin
fesión, y aun este vaso de agua, del que me he optar por clasificar las palabras siguiendo el
servido porque tengo realmente sed, no pue- orden alfabético, se ve obligado también a ha-
do, pese a todo, evitar que funcione como el cer una clasificación de los objetos.
signo mismo del conferenciante.
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Una vez establecido que el objeto es siempre les del significante, según un orden creciente

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un signo, definido por dos coordenadas, una de complejidad.
coordenada profunda, simbólica, y una co-
ordenada extensa, de clasificación, quisiera En primer lugar, un estado puramente sim-
decir ahora algunas palabras sobre el sistema bólico; es lo que sucede, como ya dije, cuando
semántica de los objetos propiamente dichos; un significante, es decir, un objeto, remite a
serán observaciones prospectivas, porque la un solo significado, es el caso de los grandes
investigación seria sobre este tema está toda- símbolos antropológicos, como la cruz, por
vía por hacer. Hay, en efecto, un gran obstá- ejemplo, o la media luna, es probable que la
culo para estudiar el sentido de los objetos, y humanidad disponga aquí de una especie de
este obstáculo yo lo llamaría el obstáculo de reserva finita de grandes objetos simbólicos,
la evidencia: si hemos de estudiar el sentido reserva antropológica, o por lo menos amplia-
de los objetos, tenemos que darnos ha no- mente histórica, que resulta, por consiguiente,
sotros mismos una especie de sacudida, de de una especie de ciencia o, en todo caso, de
distanciamiento, para objetivar el objeto, es- disciplina, que podemos llamar la simbólica;
tructurar su significación: y para ellos hay un esta simbólica ha sido, en general, muy bien
recurso que todo semántico del objeto puede estudiada, en lo referente a las sociedades del
emplear, y consiste en recurrir aun orden de pasado, por medio de las obras de arte que la
representaciones donde el objeto es entrega- ponen en funcionamiento, pero, ¿la estudia-
do al hombre de una manera a la vez especta- mos o nos disponemos a estudiarla en nuestra
cular, enfática e intencional, y ese orden está sociedad actual? habría que preguntarse qué
dado por la publicidad, el cine e incluso el tea- queda de esos grandes símbolos en una socie-
tro. En cuanto a los objetos tratados el teatro, dad técnica como la nuestra. ¿Han desapare-
recordare que hay indicaciones preciosas, de cido esos grandes signos, se han transforma-
una extremada riqueza de inteligencia, en los do, se han ocultado? Son éstas preguntas que
comentarios de Brecht sobre algunas de sus podríamos plantearnos. Pienso, por ejemplo,
puestas en escena; el comentario más céle- en una imagen de publicidad que se ve a veces
bre consiste en la puesta en escena de Madre en las carreteras francesas. Es una publicidad
Coraje, donde Brecht explica muy bien el tra- de una marca de camiones; es un ejemplo
tamiento largo y complicado al cual hay que muy interesante, porque el publicitario que
someter a ciertos objetos de la puesta en esce- concibió ese cartel ha hecho mala publicidad,
na para hacerles significar cualquier concep- precisamente porque no pensó el problema
to, porque en la ley del teatro no basta que el en términos de signos; queriendo indicar que
objeto representado sea real; hace falta que el los caminos duraban mucho tiempo, repre-
sentido sea separado de alguna manera de la sentó una palma de la mano cruzada por una
realidad: no basta presentir al público un ves- especie de cruz; para él, se trataba de indicar
tido de cantinera realmente ajado para que la línea de la vida de¡ camión; pero yo estoy
signifique el deterioro: es preciso que usted, persuadido de que en función de las reglas
director, invente los signos del deterioro. mismas de la simbólica, la cruz sobre la mano
Por consiguiente, si recurriéramos a estos es aprehendida como un símbolo de muerte:
tipos de «corpus» bastante artificiales, pero aun en el orden prosaico de la publicidad ha-
muy valiosos, como el teatro, el cine y la pu- bría que buscar la organización de esta sim-
blicidad, podríamos aislar, en el objeto re- bólica tan arcaica.
presentado, significantes y significados. Los
significantes del objeto son, naturalmente, Otro caso de relación simple - estamos siem-
unidades materiales, como todos los signifi- pre dentro de la relación simbólica en signi-
cantes de todo sistema de signos, no importa ficado- es el caso de todas las relaciones des-
cuál, es decir, colores, formas, atributos, acce- plazadas: quiero decir con esto que un objeto
sorios. Yo indicaré aquí dos estados principa- percibido en su integridad o, si se trata de pu-
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blicidad, dado en su integridad, no significa el mundo en que vivimos- en el estado de ele-

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sino por medio de uno de sus atributos. Ten- mento de una nomenclatura. Las colecciones
go aquí dos ejemplos: una naranja, aunque significantes de objetos son numerosas, espe-
representada en su integridad, no significará cialmente en la publicidad. He mostrado un
más que la cualidad de jugoso y refrescante: hombre que lee de noche: hay en esta imagen
lo significado por la representación del objeto cuatro o cinco objetos significantes que coin-
es lo jugoso, no todo el objeto, hay pues un ciden para transmitir un sentido global único,
desplazamiento del signo. Cuando se presen- el de distensión, descanso: está la lámpara,
ta una cerveza, no es esencialmente la cerveza está la comodidad del jersey de lana gruesa,
la que constituye el mensaje, sino el hecho de está el sillón de cuero, está el diario; el dia-
que está helada, hay también desplazamien- rio no es un libro; no es algo tan serio, es una
to no por metáfora sino por metonimia, es distracción: todo esto quiere decir que uno
decir, por deslizamiento del sentido. Estos puede beber tranquilamente un café, por la
tipos de significaciones metonímicas son ex- noche, sin excitarse. Estas composiciones de
tremadamente frecuentes en el mudo de los objetos son sintagmas, es decir, fragmentos
objetos; es un mecanismo ciertamente muy extensos de signos. La sintaxis de los objetos
importante, porque el elemento significante es evidentemente una sintaxis muy elemen-
es entonces perceptible -lo recibimos de una tal. Cuando colocamos juntos varios objetos
manera perfectamente clara- y sin embargo es imposible atribuirles coordinaciones tan
está en cierta manera anegado, naturalizado, complicadas como las que se atribuyen en
en lo que podría llamarse el estar ahí del ob- el lenguaje humano. En realidad, los objetos
jeto. Se llega de esta manera a una suerte de - sean los objetos de la imagen o los objetos
definición paradójica del objeto: una naranja, reales de una obra teatral o de una calle- están
en este modo enfático de la publicidad, es lo ligados por una única forma de conexión, que
jugoso más la naranja, la naranja está siempre es parataxis, es decir, la yuxtaposición pura y
allí como objeto natural para sustentar una de simple de elementos. Esta clase de parataxis
las cualidades que pasan a ser su signo. de los objetos es muy frecuente en la vida: ese
el régimen al que están sometidos, por ejem-
Después de la relación puramente simbólica, plo, todos los muebles de una habitación. El
vamos a examinar ahora todas las significa- mobiliario de una habitación converge en un
ciones que están añadidas a las colecciones de sentido final (un “estilo”) mediante la sola
objetos, a pluralidades organizadas de obje- yuxtaposición de elementos. Un ejemplo: se
tos; son los casos en los que el sentido no nace trata de la publicidad de una marca de té;
de un objeto sino de una colección inteligible es necesario, pues, significar no Inglaterra,
de objetos: el sentido aparece de alguna ma- porque las cosas son más sutiles, sino la an-
nera extendido. Hay que tener cuidado aquí glicidad o la britanicidad, si puedo decirlo
en comparar el objeto con la palabra que estu- así, es decir, una especie de identidad enfáti-
dia la lingüística y la colección de objetos con ca del inglés: tenemos, pues, aquí, mediante
la oración: seria una comparación inexacta, un sintagma minuciosamente compuesto, el
porque el objeto aislado es ya una oración; es cortinaje de las mansiones coloniales, la ropa
una cuestión que los lingüistas han elucidado del hombre, sus bigotes, el gusto típico de los
bien, la cuestión de las palabras - oraciones, ingleses por la naútica y la hípica, que está
cuando usted ve en el cine un revólver, el re- presente en las reproducciones en miniatura
vólver no es el equivalente de la palabra en de esos navíos, en esos caballos de bronce, y
relación a un conjunto más grande, el revól- finalmente leemos espontáneamente en esta
ver es ya él mismo una oración, una oración imagen, a causa sólo de la yuxtaposición de
evidentemente muy simple, cuyo equivalente cierto número de objetos, un significado ex-
lingüístico es: «He aquí un revólver.- Dicho tremadamente intenso, que es precisamente
de otra manera, el objeto no está nunca - en la anglicidad de la que hablaba.
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¿Cuáles son los significados de estos sistemas no está fuera del sentido; hay que buscar el

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de objetos, cuáles son las informaciones trans- sentido: hay objetos delante de los que nos
mitidas por los objetos? Aquí no podemos dar preguntaremos: ¿qué es esto? Eso genera una
más que una respuesta ambigua, porque los forma ligeramente traumática, pero esta in-
significados de los objetos dependen mucho quietud, finalmente, no dura, los objetos pro-
no de¡ emisor del mensaje sino del receptor, porcionan por sí mismos cierta respuesta, y
es decir, del lector del objeto. En efecto; el con ello, cierto apaciguamiento. Hablando de
objeto es polisémico, es decir, se ofrece fácil- manera general, en nuestra sociedad no hay
mente a muchas lecturas de sentido: frente objetos que no terminen por proporcionar
aun objeto, hay casi siempre muchas lecturas un sentido y reintegrar ese gran código de los
posibles, y esto no sólo si se pasa de un lector objetos en medio del cuál vivimos. Hemos lle-
a otro, sino que también, algunas veces, en el vado a cabo una especie de descomposición
interior de cada hombre hay varios léxicos, ideal del objeto. En un primer tiempo (todo
varias reservas de lectura, según el número esto ha sido puramente operacional), hemos
de saberes, de niveles culturales de los que comprobado que el objeto se presenta siem-
dispone. pre ante nosotros como un útil funcional: es
tan sólo un uso, un mediador entre el hombre
Todos los grados de saber, de cultura, de si- y el mundo: el teléfono sirve para telefonear,
tuación son posibles frente a un objeto y una la naranja para alimentarse. Luego, en un se-
colocación de objetos. Podemos incluso ima- gundo tiempo, hemos visto que, en realidad,
ginar que frente a un objeto o una colección la función sustenta siempre un sentido. El te-
de objetos aplicamos una lectura propiamen- léfono indica un cierto modo de actividad en
te individual, que invertimos en el espectácu- el mundo, la naranja significa la vitamina, el
lo del objeto lo que se podría llamar nuestra jugo vitaminado. Pero sabemos que el sentido
propia psykhe: sabemos que el objeto puede es un proceso no de acción sino de equivalen-
suscitar en nosotros lecturas de nivel psicoa- cias; dicho de otra manera, el sentido no tie-
nalítico. Esto no elimina la naturaleza siste- ne un valor transitivo, el sentido es de alguna
mática, la naturaleza codificada del objeto. manera inerte, inmóvil; puede, por ende, de-
Sabemos que, aun descendiendo a lo más pro- cirse que en el objeto hay una suerte de lucha
fundo de lo individual, no se escapa con ello entre la actividad de su función y la inactivi-
al sentido. Si se propone el test de Rorschach dad de su significación. El sentido desactiva
a millares de sujetos, se llega a una tipología el objeto, lo vuelve intransitivo, le asigna un
muy estricta de las respuestas; cuanto más lugar establecido en lo que se podría llamar
creemos descender en la reacción individual, un cuadro vivo del imaginario humano. Estos
más encontramos sentidos en cierta forma dos tiempos, a mi entender, no son suficien-
simples y codificados: en cualquier nivel que tes para explicar el trayecto del objeto, añadi-
nos coloquemos en esta operación de lectura ré por mi parte un tercero: es el momento en
del objeto comprobamos que el sentido atra- que se produce una especie de movimiento de
viesa siempre de parte a parte al hombre y al retorno que va a llevar al objeto del signo a la
objeto. ¿Existen objetos fuera del sentido, es función, pero de una manera un poco parti-
decir, casos límites? un objeto no significante, cular. En efecto, los objetos no nos dan lo que
no bien es tomado a su cargo por una sociedad son de una manera franca, declarada. Cuan-
- y es imposible que esto suceda- funciona por do leemos una señal del código de circulación
lo menos como signo de lo insignificante, se recibimos un mensaje absolutamente fran-
significa como insignificante. Es un caso que co; ese mensaje no juega al no- mensaje, se
puede observarse en el cine: es posible encon- brinda verdaderamente como un mensaje. De
trar directores cuyo arte consiste en sugerir, la misma manera, cuando leernos letras im-
por los motivos mismos del argumento, ob- presas tenemos la conciencia de percibir un
jetos insignificantes; el objeto insólito en sí mensaje. A la inversa, el objeto que nos sugie-
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re sigue siendo sin embargo siempre a nues-

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tros ojos un objeto funcional el objeto parece
siempre funcional, en el momento mismo en
que lo leemos como un signo. Pensamos que
un impermeable sirve para proteger de la llu-
via, aun cuando lo leamos como el signo de
una situación atmosférica. Esta última trans-
formación del signo en función utópica, irreal
(la moda puede proponer impermeables que
no podrían proteger en absoluto de la lluvia),
es, creo, un gran hecho ideológico, sobre todo
en nuestra sociedad. El sentido es siempre un
hecho de cultura, un producto de la cultura
ahora bien, en nuestra sociedad ese hecho de
cultura, es incesantemente naturalizado, re-
construido en naturaleza, por la palabra que
nos hace creer en una situación puramente
transitiva del objeto. Creemos encontrarnos
en un mundo práctico de usos, de funciones,
de domesticación total del objeto, y en reali-
dad estamos también, por los objetos, en un
mundo de sentido, de razones, de coartadas:
la función hace nacer el signo, pero este signo
es reconvertido en el espectáculo de una fun-
ción. Creo que esta conversión de la cultura
en pseudonaturaleza es lo definir la ideología
de nuestra sociedad.

[Conferencia pronunciada en septiembre de


1964, en la Fundación Cini, en Venecia, dentro
del marco de un coloquio acerca de “El arte y la
cultura en la civilización contemporánea”.
Publicado en el volumen Arte e Cultura nella
civilita contemporánea, preparado por Pie-
ro Nardi. Sansoni, Florencia, 1966. Supervisó
Passadore, 2009]

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