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EDUCACIÓN SUPERIOR: ¿CONFÍAN O NO EN NOSOTROS?

Ing. MSc. Jorge Alcoba Arias

En el año de 2005, Bolivia renovó su follaje. Sus nuevos colores son un aliento para
construir una sociedad democrática que tenga, por fin, un asiento estatal. El camino
escogido está en la Nueva CPE: El de las autonomías. Ellas permiten que el Estado
controle, de manera privativa, los hidrocarburos y, de manera exclusiva, los recursos
naturales estratégicos (minerales, espectro electromagnético, recursos genéticos y
biogenéticas y las fuentes de agua).

Esto, entendemos, es un reto al trabajo creativo de todos nosotros y nosotras. Aunque


eso sí, recordémoslo, no estamos empezando de cero. Ya tenemos obra hecha en la
defensa e industrialización de aquellas riquezas naturales, a las que se refiere la CPE.
Desafortunadamente, quedaron inconclusas. Rememoremos las instituciones más
importantes fundadas hasta hoy: YPFB, garantía de retorno al dominio del Estado del
petróleo (1936, 1969 y 2005). Comibol y ENAF, para los minerales y metales (1952 y
1970). Y por ultimo la tierra, en pleno proceso de retornó a la nación.

Para poder apoyar estos cambios, también se diseñaron políticas educativas destinadas
al desarrollo de las fuerzas productivas bolivianas. Así, YPFB inauguró un “curso
preliminar de petróleo” (1937) para jóvenes bachilleres. Se fundó la Escuela Industrial
Pedro Domingo Murillo (1942). La Universidad Boliviana se dotó de un Estatuto
Orgánico, que llama a la “liberación nacional” (1984). También se creo un Sistema de
Educación Técnica (1945 y 1978). Paralelamente, aunque sin mayor relación con la
educación, se hicieron importantes avances científicos y técnicos. Por ejemplo, se puso en
marcha la planta elaboradora de aceites lubricantes “Lubol” (1960); se inventó el procesos
de volatilización del estaño (J. Salesky - 1955), se inventó (pirateó) un proceso para la
producción de Indio (ENAF 1982). Por último, nuestros mecánicos y artesanos se han
mostrado diestros en copiar y adaptar, desde hace mucho, equipos mineros e industriales,
en las ciudades de Potosí, Oruro y El Alto.

Sin embargo, las cosas nunca terminaron de florecer. Muchas, si es que no todas, se han
quedado a medias. Primero porque el Estado se las ingenió para traicionar tan grandes
avances. En efecto. En el pasado, los ladrones de nuestras riquezas, junto a sus socios
locales, tranquilos esperaban a que cambie el gobierno o daban un golpe de Estado. ¡Y
santo remedio!. El nuevo poder ejecutivo promulgaba una nueva ley, que confundía o
anulaba la anterior. Son ejemplos de esta situación: El Código Davenport (1956), la ley
de Reforma Educativa (1994), la de La Ley de Estabilización (1956), la Ley INRA
(1996), etc.

Pero también se quedaron inconclusas, porque los izquierdistas nos olvidamos de


preguntarles a los pueblos originarios, su opinión. La razón era sencilla, estúpida y
colonialista. Asumíamos que ellos, por su “atraso histórico”, no podían saben nada del
tema. Sin embargo, gracias a su organización y empuje, las cosas hoy están más claras y
mejor dispuestas.

Profundicemos un poco más el tema educativo y hablemos de su norte. Para el Código


de la Educación (1955) la cosa era “educar a las masas trabajadoras por la enseñanza
técnico profesional, formando los obreros calificados y los técnicos medios que el país
requiere para su desarrollo económico”. Es decir, formar para industrializar las riquezas
recuperadas. Pero fue vano el esfuerzo educativo. Nuestras principales centros
educativos, la UMSA, la Escuela Pedro Domingo Murillo y otras, se quedaron con los
crespos hechos.

El gobierno, sin consultar con nadie, había decidido permitir que los procesos
industriales, ligados a nuestras riquezas naturales, siguiesen en poder de las empresas
imperialistas. El Contrato Mc.Carthy desplazó a YPFB (1952) y al Instituto Tecnológico
Boliviano. Los acuerdos con las empresas fundidoras estadounidenses e inglesas, entre
1952 y 1969, para no fundir nuestros minerales, desplazaron a la “Escuela” y a diversas
carreras universitarias. Lo mismo sucedió con el Contrato con la Klockner (1969), para
procesar sólo estaño y no los metales preciosos y estratégicos, o Karachipampa (1979) o
La Palca (1978), que desplazaron a las carreras de química, metalurgia e industrial. O el
caso de los grandes caminos, a cargo de una empresa brasilera, o el Aeropuerto de Viru
Viru a cargo de otra japonesa, desplazando ambas, a la de ingeniería civil. Similar es el
caso de la tierra “engordando” en el oriente o parcelada, miserablemente, en el
occidente. El enemigo había logrado ingresar al interior mismo de nuestras propias
leyes.

Entonces, pregunto, ¿para qué se hicieron tantos esfuerzos económicos, institucionales y


humanos, por formar técnicos e ingenieros agropecuarios, metalurgistas, mineros,
industriales, etc. si los procesos estaban bajo el control extranjero?

¡Los que realizaban gran trabajo creativo eran los profesionales extranjeros!

¿No era que la fundación de la Educación Superior Boliviana, era la prueba de la


confianza que teníamos en nuestro propio trabajo creador?. El mejor intento por unir la
preparación profesional con la defensa e industrialización, de nuestras riquezas
naturales.

Hoy en día, las cosas no han cambiado, a pesar de la Nueva CPE. Sigue el desprecio social
y científico por la ingeniería y la técnica, bolivianas. Veamos las pruebas. En metalurgia,
la industrialización del hierro la hará la empresa hindú: La Jindal Steel & Power. La
explotación e industrialización del litio la francesa Bolloré. La modernización de la
Empresa Metalúrgica Vinto, la empresa alemana Ausmelt. Los equipos adicionales, los
aportara otra empresa alemana: La Oschatz; y el cálculo, diseño y construcción de las
estructuras del edificio, la empresa venezolana CVG Ferrominera. El Proyecto
hidrometalúrgico de Corocoro estará a cargo de empresa coreana Kores. En
hidrocarburos: La exploración de gas y petróleo lo harán dos empresas: El Consorcio
Liquid Internacional (GTLI), de la India y la Petro Vietnam de ese mismo país. La
planta de separación en Río Grande, lo debería hacer la Catler Uniservice

Perdonen ustedes. ¿Acaso me equivoqué? ¿Ha reverdecido nuestro país? El Gobierno,


al margen de cualquier consulta con quienes sí saben: Los científicos y técnicos
bolivianos, ejecuta una política de entrega de nuestras riquezas naturales. Si ni siquiera
ha esperado que aquella parte de las autonomías exclusivas, diseñen una política minero
metalúrgica, local: ¿Qué será de las otras riquezas naturales que podrían estar a cargo de
la Autonomía Paceña: El espectro electromagnético, los recursos genéticos y
biogenéticos y las fuentes de agua?
Mentira. No hay ningún reto al trabajo creativo. Es falso que la Educación Superior
Boliviana sea la piedra de toque. No funciona eso de unir la formación, a la
recuperación e industrialización de nuestras riquezas naturales. Continua la despreciable
actitud colonial y capitalista, que condenó a la inanición a la técnica y la ingeniería
bolivianas y a sus instituciones formadoras: La Universidad Boliviana y la Educación
Técnica Superior.

La situación de la Educación Superior Técnica. No es casual, por lo tanto, que


también la Educación Superior Técnica, tenga que arrastrar varios problemas que
molestan el camino. Veamos.

El jurídico. No se sabe cuál, la ley encargada de dirigirla. Era el Servicio Nacional de


Educación Técnica [SENET]. Para la Ley de Reforma Educativa es el Sistema Nacional
de Educación Técnica y Tecnológica [SINETEC]. Para la Ley 2301 (2001), es el
“Sistema de Formación Técnica y Tecnológica” [SFTT]. Por último la Ley Avelino
Siñani – Elizardo Pérez que sigue en proyecto.

El institucional. Tampoco se sabe de quién depende. Según la LRE, debería ser del
Viceministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (VESCYT). La Ley 2301
no cuenta pues, que sepamos, no tiene institucionalidad. Eso sí, de manera ilegal,
depende del Servicio de Educación del Departamento de La Paz (SEDUCA –
Prefectura del Depto.), y del Viceministerio de Educación Preescolar, Primaria y
Secundaria (VPPS), actual Viceministerio de Educación Escolarizada, Alternativa y
Alfabetización (VEEAA).

El pedagógico. La pobre, tampoco tiene ni norte ni puerto. Su destino con el SENET,


era “formar para impulsar el desarrollo del país”. Para el SINETEC, “[ayudar a] situar a
la Educación Boliviana a la altura de las exigencias de los procesos de cambio del país
y del mundo”. Para la Ley 2301, el SFTT debería “fortalecer la educación formal y
alternativa de calidad y pertinente al mundo del trabajo”. Para el “Anteproyecto de Ley
de Educación” (MEC, junio 2006), sólo adjetivos: “descolonización, antiimperialismo,
liberación, revolución, autodeterminación y reafirmación de las naciones y
nacionalidades”. Para la “Nueva ley de Educación Avelino Siñani – Elizardo Perez”
(Comisión de Desarrollo Humano), igual, pero sin participación social. Por último, para
la Nueva CPE, más calificativos: “Formar y fortalecer la conciencia social crítica, para
la liberación social, la equidad y la justicia social” (Art. 91).

Basta de tanta palabrería. ¿Confían o no en la Educación Superior?. ¿Quieren reducir a


nada la obra de Jorge Salesky o la de Enrique Mariaca o la de nuestros artesanos
mecánicos? ¡No podrán, no les dejaremos!

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