Professional Documents
Culture Documents
En este capítulo Bourdieu no intenta dar definiciones sino plantear las condiciones
mínimas que deben guardar las ciencias sociales (la sociología en particular) para
asegurar un mínimo de validez analítica en sus preceptos. Así, el uso crítico de la teoría
y la metodología son particularmente importantes para lograr la ruptura con el sentido
común y las observaciones a primera vista que nos dibujan realidades aparentemente
estructuradas, aún cuando sean también observables sus propias contradicciones. De
aquí que sea vital para el científico social mantener una constante vigilancia
epistemológica sobre sus formas de acercarse a la realidad y sobre la realidad misma.
Cuando no existe esta vigilancia, el observador tiende a generalizar su conocimiento a
partir de la familiaridad que tiene con el universo social al que estudia, de modo tal que
termina por realizar sistematizaciones ficticias sobre realidades complejas. Esta
“sociología espontánea” le hace aun más difícil la labor al sociólogo de establecer
diferencias entre la percepción y la ciencia. Más aún, si tomamos en cuenta lo que dice
Durkheim, quien plantea que los hechos sociales tienen por función reconciliar a la
conciencia consigo misma, al elaborar un sistema de prenociones que no es otra cosa
que una serie de representaciones de la realidad formadas en la práctica y para ella, las
cuales responden a una función social determinada. El hecho social se explica a sí
mismo desde su propia función social.
No obstante, las técnicas de ruptura no son suficientes pues no atacan las raíces de la
sociología espontánea: la filosofía del conocimiento social (filosofía espontánea) y de la
acción humana que la sostiene. En este punto, Bourdieu se da cuenta que la sociología
no puede separarse del sentido común a menos que le oponga “la resistencia organizada
de una teoría del conocimiento de lo social” que lo contradiga en todo aspecto. La teoría
es fundamental en este tema pues con ella es posible no caer en el error de crear un
discurso aparentemente científico que repita las prenociones en un lenguaje académico
encubridor. Es contra este error que clásicos como Marx, Weber y Durkheim se pelean,
mostrándose disconformes y combativos contre el artificialismo (reflexión personal), el
psicologismo y moralismo. Estos sentidos comunes son precisamente los que
conforman la ilusión de la transparencia, la cual nos muestra a la realidad social como
perfectamente distinguible desde la simple observación. Para escapar a ella Durkheim
dirá: “Creemos fecunda la idea de que la vida social debe explicarse, no por la
concepción que se hacen los que en ella participan, sino por las causas profundas que
escapan a la conciencia” (p. 30).
En este sentido, el principio de la no conciencia se refiere primero a una característica
del conocimiento [sociológico] que estipula la imposibilidad de conocer la plenitud de
las relaciones sociales mediante la simple observación y, en segundo lugar, a una
consideración sobre la acción de los individuos en condiciones y posiciones sociales
dadas, más allá de motivaciones o intenciones subjetivas (psicología superficial).
Bourdieu plantea que en esta parte de la ruptura se tenga en cuenta un “objetivismo
provisorio”: “El principio de la no-conciencia impone, por el contrario, que se construya
un sistema de relaciones objetivas en el cual los individuos se hallan insertos y que se
expresa mucho más adecuadamente en la economía o en la morfología de los grupos
que en las opiniones e intenciones declaradas de los sujetos.” (p.34).
Otro de los obstáculos para el sociólogo es la trampa del lenguaje y su relación con la
sociología espontánea. Por ser el lenguaje común parte integrante del lenguaje
científico, la sociología espontánea tiende a colarse a través de las expresiones del
discurso sociológico. Aquí se hace aún más indispensable tener las herramientas
teóricas que permitan deslindar posiciones que, de otra manera, serían confusas entre el
sentido común y la ciencia: “[..] las precauciones contra el contagio de la sociología por
la sociología espontánea no serían más que exorcismos verbales si no se acompañaran
de un esfuerzo por proporcionar a la vigilancia epistemológica las armas indispensables
para evitar el contagio de las nociones por las prenociones.” (p. 37). Parte de estas
armas son la crítica de la lógica del lenguaje común (nosografía del lenguaje[3]) y la
propia crítica a la teoría.
La sociología es una disciplina particular puesto que muchos críticos externos a ella se
sienten en capacidad de opinar sobre ella, aun cuando no tienen una formación básica en
este campo. Por esta razón, el sociólogo está más expuesto que otros científicos a recibir
críticas que comprendan poco o nada su labor como tal. Aparece otra tentación del
sociólogo, la de responder afirmativamente a las expectativas escatológicas del público,
haciendo gala de un profetismo que no es propio de ninguna ciencia. La sociología
profética opera con los mismos presupuestos de la sociología espontánea y los
maximiza. Entonces, podemos decir que no es adecuado tomar este tipo de posturas por
dos razones: Primero, porque sería ceder paso al sentido común con el que nos estamos
peleando para establecer nuestro espacio de análisis. Y, segundo, porque no pues,
porque no somos profetas, desde la ciencia se puede hacer prognosis pero no profecías,
aún cuando algunos se sientan con autoridad para hacerlas.
Para finalizar, Bourdieu hace una reflexión sobre la teoría social y la tradición teórica,
siempre considerando que el sociólogo debe tener un espíritu crítico respecto de su
campo de estudio y las herramientas que usa. Recordando a Bachelard el autor dice que
la ciencia no es más el conocimiento de la verdad, pues no le es posible formular un
saber definitivo, lo cual genera un cuestionamiento interno, necesario para su progreso,
a su propio cuerpo teórico. Aquí Bourdieu se da cuenta de que la propia teoría
sociológica se convierte en un sentido común, académico, pero sentido común para los
sociólogos al fin y al cabo. Siguiendo la lógica de combate hasta ahora planteada, es
justo y necesario poner también en cuestionamiento a la tradición teórica, sobre todo si
guarda en sí conceptos que totalicen la realidad[4]. En tal sentido, Bourdieu dice “Una
teoría no es ni el más grande común denominador de todas las grandes teorías del
pasado ni, a fortiori, esa parte del discurso sociológico que se opone a la empiria
escapando pura y sencillamente al control experimental” (p.48). La función de la teoría,
entonces, es asegurar la ruptura epistemológica con el sentido común, la sociología
espontánea y la propia tradición sociológica.
Por último, no basta cumplir con todas estas recomendaciones, es necesario diferenciar
la teoría del conocimiento sociológico de la teoría social, pues una está enfocada a
estudiar y establecer las normas que regulan la producción de las acciones y discursos
sociológicos (la teoría del conocimiento sociológico), además de ser el principio
generador de las diferentes teorías parciales de lo social. Es importante no confundirlas,
no abandonarlas y tomar siempre una posición crítica frente a sus preceptos.
Heurística
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Para los autores, el método no debe reducir la realidad, encarándola desde un punto deductivo, que
parta de generalizaciones abstractas para aplicarse a lo particular. Antes bien,
sostienen que “los grandes procedimientos lógicos no pueden aún ser explicados, con
suficiente precisión, por separado de sus aplicaciones. A partir del estudio de las
aplicaciones regulares de los procedimientos científicos, se podrá entonces, llegar a la
noción de “sistema”, que es precisamente la noción de método en tanto sistematización
de hábitos intelectuales que llevan a establecer principios de investigación rigurosos. La
metodología se refiere a la teoría que engloba las operaciones de investigación. Tiene
que ver con los instrumentos conceptuales o técnicos que otorgan rigor y fuerza a la
verificación experimental. Los autores abogan por una visión conjunta y emparentada
de método y metodología, para evitar reduccionismos y evitar la anarquía conceptual.
En conjunción con lo anterior, los autores entienden que la reflexión epistemológica debe darse en
el interior de cada proceso de investigación desde el momento en que tanto los
elementos conceptuales, como los técnicos son propios de la verificación experimental
particular. Esto se vincularía con el proceso de investigación concreto. A través de esta
reflexión, que trasciende el empirismo, se logra un conocimiento irreducible Además
se puede así lograr construir una lógica científica del conocimiento de la verdad, que
debe ser contínuamente puesta en duda y, luego, refutada o rectificada. Estas ideas
serán retomadas en vistas cuando los autores hagan referencia a la actitud de índole
epistemológica propia del Científico. Esto tiene que ver con la noción de “Vigilancia
Epistemológica”.
2. Práctica Científica: Necesidad de romper con las prenociones del sentido común.
La práctica científica supone una ruptura con las prenociones del sentido común por el hecho de
que el descubrimiento científico no se reduce nunca a una simple lectura de lo real, sino
a romper con lo real y con las configuraciones que éste propone a la percepción.
3. Interpretación del postulado: “Una investigación seria conduce a reunir lo que vulgarmente se
separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde” .
La frase postula la necesidad de una ruptura con el saber vulgar y espontáneo y con sus
prenociones erradas. La idea tiene que ver con romper con las relaciones más aparentes
y familiares, para hacer surgir un nuevo sistema de relaciones entre los elementos, y así
fundar el Conocimiento Abstracto y Científicamente avalado
Los problemas que plantea el lenguaje en la práctica de investigación surgen por el hecho de que el
lenguaje común encierra en su vocabulario y en su sintaxis una filosofía petrificada de
lo Social. El Investigador por ser Investigador Social corre el riesgo de emplear
inevitablemente estos términos vulgares, cayendo en un pseudo cientificismo
Espontáneo. Para evitar esta ingerencia, el Investigador, debe redefinir las palabras
comunes den dentro de un sistema de nociones expresamente definidas y
metódicamente depuradas, sometiendo a la crítica a alas categorías, los problemas y
esquemas que la lengua científica toma, sin quererlo, de la lengua común. De esta
manera se evitaría caer en el Cientificismo espontáneo, que surge cuando se emplean
términos vulgares, reflejos distorsionados de explicación y descripción).
No sólo el Sentido común limita la actividad científica. También la Vigilancia Epistemológica con
respecto a una misma tradición disciplinar puede llegar a ser un mal consejero para la
Investigación propiamente científica. La palabra tradición supone una valoración
despectiva para los autores que se relaciona con el encasillamiento y la ortodoxia
estática. La radición engloba a individuos particulares y las autoridades eminentes
pueden obrar en detrimento de la libre voluntad del Científico concreto. En definitiva,
condicionado por su propia tradición disciplinar, el Investigador no construye su objeto
de conocimiento, categorías y otros elementos Científicos, sino que lo reelabora, lo ya
elaborado y construido. Y lo hace por un mero mecanismo de extracción artificial de
elementos teóricos ya dados y de aspiración universal.
1. Supuestos sobre los cuáles se apoya el criterio de demarcación empirista. De qué manera
entienden a partir de esto los autores el proceso de construcción y diferenciación de las
disciplinas científicas.
Los autores refieren vertientes subdisciplinares dentro de una misma disciplina teórica, valiéndose,
para ello de la idea de “Clasificación por sectores aparentes”. Para ellos esta
delimitación interdisciplinaria sería un indicio de Pseudo cientificismo, relacionado con
lo Espontáneo . Retomamos la idea referida en el texto: ” La División subdisciplinar
sería una (“atomista/analítica”) división real de lo real”).
La diferencia entre objeto real y objeto de conocimiento científico estriba en el hecho de que el
objeto real es un objeto espontáneo, que surge de la realidad inmediata, en tanto que el
objeto Científico es un objeto mediatizado, sistematizado, siendo definido éste en
función de las interrelaciones que existen en el sistema total al cual pertenece y
construido, además en vistas de una problemática científica, sin la cual el objeto de
investigación no existiría como tal.
5. Concepción sobre la relación sujeto objeto de conocimiento implicada en la frase “el hecho se
construye”. Diferencia con la afirmación “El hecho se descubre” y sus implicancias.
La idea de construcción del Objeto, “sólo a condición de que se lo interrogue “, tiene que ver con
construir y descubrir, a la vez al Objeto. Desde el punto de vista metodológico estas
ideas se relacionarían con la teoría de Bachelard del Obstáculo Epistemológico y con su
idea referida anteriormente. También con la idea de romper con la falsa dicotomía
“neutralidad axiológica”/”neutralidad metodológica”, haciendo de ambas una dupla
metodológica en el proceso de interrogación del Objeto. Indudablemente, el papel del
Científico edebe ser activo e indagador, caracteres fundamentales en este caso.