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La relación arte / cultura / filosofía es tan prolífera, que E. Cassirer plantea,…”El arte y
la historia representan los instrumentos más poderosos en nuestro estudio de la
naturaleza humana. ¿Qué conoceríamos del hombre sin estas dos fuentes de
información”?1
Es claro que estos hechos artístico / estéticos son dominadas por la opinión del ramo, lo
nuevo es la forma de Charles Taylor de relacionar moralidad, ética, cultura y arte. Ch.
Thiebaut ausculta en Taylor...“su particular sensibilidad política [...] a las dimensiones
culturales y políticas de las comunidades y hacia algo así como sus derechos de defensa
de su identidad colectiva...”3.
1
Cassirer, E. Antropología cultural. F.C.E. Bogotá, 1987, pág. 302.
2
Taylor, Charles. Ética de la autenticidad. Paidos, Barcelona, 1994, Págs., 114-115.
3
Ibid. Pág. 14.
4
Nueva constitución política de Colombia. Bogotá.1995. Pág.14.
La Ley 115/94 normatiza la educación básica como formal (art.11), no formal (art.36) o
informal (art.43), y una educación para los grupos étnicos (art.55)…”la que se ofrece a
grupos o comunidades que integran la nacionalidad y que poseen una cultura, una
lengua, unas tradiciones y unos fueros propios y autóctonos (….) con el debido respeto
de sus creencias y tradiciones”. No aparecen referentes a que la educación en general, d
tenga en cuenta una educación multicultural, a pesar de nuestra diversidad propia.
Esto ha ocasionado una educación en abstracto, occidental, muy a pesar de las políticas
educativas participativas que se iniciaron con los P.E.I., a quiénes actualmente, se les ha
restado la autonomía escolar de la cual reza el art.77 de la Ley 115/94 5. Sobre todo con
las exigencias que contrae el diseño de estándares nacionales, que plantean como fin,
la uniformidad denunciada mediante los medios liberados por los P.E.I.
La pregunta particular de este trabajo, está matizada por las alusiones estéticas de
Taylor ya mencionadas. ¿Puede la educación artística proveer de “imaginarios nuevos”,
que introduzcan inéditas maneras de asumir la dignidad necesaria, en temas tan
cercanos como la violencia política estatal, insurgente, paramilitar, ecológica, la
problemática feminista, la indiferencia política, social y cultural?
Taylor señala, para esto, que, “las variantes populares “postmodernas” de nuestros días,
que han tratado de deslegitimar los horizontes de significado, (...), están en efecto
proponiendo formas pervertidas”, donde lo pervertido “toma la forma de olvido de toda
una serie de exigencias de autenticidad, a la vez que se centran exclusivamente en otra”6
(sobre esto se volverá más adelante).
El esquema de filtro tayloriano propone que “la autenticidad (A) entraña (i) creación y
construcción así como descubrimiento, (ii) originalidad, y con frecuencia (iii) oposición
a las reglas de la sociedad e incluso, en potencia, a aquello que reconocemos como
moralidad”7pero que a su vez “(B) requiere (i) apertura a horizontes de significado y (ii)
una autodefinición en el diálogo”8. Taylor recomienda la tensión en estas exigencias,
5
Ley General de Educación. Editorial Unión. Bogotá, 2003. Pág. 44.
6
Taylor, Charles, Op. Cit. Pág. 99.
7
Ibid., Pág. 99.
8
Ibid., Pág. 99.
pero no recomienda “privilegiar simplemente una sobre la otra, (A), por ejemplo, a
expensas de (B), o viceversa”9.
El esquema de Taylor tiene razones evidentes para tenerse en cuenta. Detecta tres
formas de malestar provocadas por la modernidad10:
1) Individualismo y disolución de los horizontes morales.
2) Eclipse de fines por la razón instrumental desenfrenada.
3) Pérdida de libertad.
A partir de aquí, inicia una secuencia de deducciones importantes para la vida de los
individuos y de las comunidades.
Del primer tópico (por espacio no tocaremos los otros dos aspectos, en los que además,
se intuyen los alcances de los lenguajes expresivos) rescata que “El ideal moral que
sostiene a la autorrealización es el ser fiel a uno mismo”11 por medio del cual cada
persona se autorregula en lo que se debe desear y no de lo que se nos ocurre desear
en términos de autenticidad. Esta, según Taylor implica tres cosas:
1) Que la autenticidad es un ideal válido;
2) Que se puede argumentar razonadamente sobre los ideales y la conformidad de la
práctica con estos ideales;
3) Que estas argumentaciones entrañan una diferencia.
Respecto al segundo aspecto, en cuanto que se puede argumentar sobre los ideales del
relativismo o del implacable individualismo, que solo repara en si mismo por encima
del carácter dialógico de la existencia, Taylor utiliza el concepto de identidad como...
“el trasfondo en el que nuestros gustos y deseos, y opiniones y aspiraciones, cobran
sentido”13, lo cual debe ser en un esfuerzo dialógico precisando que “las formas que
optan por la autorrealización sin considerar (a) las exigencias de nuestros lazos con los
demás o (b) las exigencias de cualquier tipo que emanan de algo que está mas allá o
fuera de los deseos o aspiraciones humanas son contraproducentes, destruyen las
condiciones para realizar la autenticidad misma”14.
9
Ibid., Pág. 99.
10
Ibid, Págs. 45-46.
11
Ibid, Pág. 51.
12
Ibid, Pág. 65.
13
Ibid, Pág. 70.
14
Ibid, Pág. 71.
popular, por Dios, por el grado de solidaridad o de compromiso existencia; sea lo que
fuere, eso define la identidad (la propuesta amplia la oferta de Taylor).
En cuanto al tercer factor (centro del trabajo propuesto), aduce que el sistema contextual
en que se encuentren los individuos, sea el tipo social que fuere, no puede ser
infranqueable a la persuasión moralizante. Nuestra cultura tecnológica industrial, no le
parece a Taylor imposible de transformación humanizante, a pesar de la diferencia que
entraña su planteamiento de autenticidad.
Centradas las cosas ahora en el sujeto, a diferencia de ultranza, en que se estaba regido
por las explicaciones divinas y monárquicas, es a este a quién le corresponde elegir los
medios para el fin, entresacar “dentro de si mismo”, en lugar de un imaginario externo y
normativo equidistante a todos por la autoridad. El ideal de la autenticidad requiere
respuestas independientes desde nuestra identidad.
“Puesto que el arte es un terreno crucial para el ideal de la autenticidad” 15, Taylor
entresaca el desarrollo del arte, para diferenciar la autorreferencialidad de la manera de
la referencialidad externa del contenido, es decir las estrategias expresivas se enmarcan
en la subjetividad de la manera, mientras, el contenido persigue horizontes
significativos no egoístas y narcisistas.
Así ocurrió con el cambio de paradigma mimético del arte anterior a la modernidad: la
imitación de la naturaleza al más puro ut pictura poesis (así como la poesía, la
pintura)16.Los artistas desde el más intenso individualismo nos remitieron a sentidos que
hablaban de algo más allá del yo. Taylor oponiéndose, en su descripción, a la confusión
de manera y contenido (materia) da evidencias del trabajo artístico de Rilke, Eliot,
Pound, Joice, Mann y otros más.
Era necesario enmarcar lo más general del pensamiento de Taylor, para la propuesta
central de este trabajo: utilizar el esquema / filtro de derechos y de exigencias de los
contenidos y de la manera (artística y estética en este caso) necesario en una educación
artística multicultural, propio del caso, y que eventualmente, en un futuro, iluminaría
sobre una verdadera educación multicultural.
Los dos tipos de subjetivación mencionados, bajo las distinciones adecuadas serán
necesarios en la batalla cultural en ciernes... “Puesto que algunas de las cuestiones
importantes de nuestro tiempo referentes al amor y nuestro lugar en el orden natural es
necesario explicarlos con esos lenguajes de resonancia personal”17
.
15
Ibid. Pág. 112.
16
RENSSELAER, W. Lee. Ut pictura poesis. Ediciones Cátedra. Madrid. 1982. Pág. 23.
17
TAYLOR, J. Op. Cit., Pág. 119.
Regresando a la situación cultural de Colombia, ante la inexistencia de legalidad
constitucional y educativa, aún en las políticas reguladoras de la educación artística18, se
constata un relegamiento educativo del área de conocimiento de la E.A., y un
desconocimiento de las nuevas exigencias de la globalización en todos los aspectos de
la vida social: la multiculturalidad, pero no como la diversidad cultural propia de todo
conglomerado social, sino como las diferencias en los anhelos existenciales de los
individuos que conforman dichas agrupaciones.
F. Graeme CH., investigador artístico, sugiere preguntas que, para los fines propuestos
renovarían el ya rutinario enfoque de “pasatiempo” y de “relleno” que conserva la
educación artística en el país (salvo excepciones de proyectos reseñados en los
18
Educación Artística. Lineamientos Curriculares. M.E.N. Bogotá. 2000.
19
KYMLICKA, Will. Op. Cit., Pág. 13.
20
TAYLOR, J. Op Cit. Pág. 98.
21
Ibid. Pág. 99.
lineamientos curriculares de la educación artística) 22 ¿Qué es arte? ¿Para qué sirve el
arte? ¿Qué es lo que constituye el buen arte? ¿Quién decide estas cosas? ¿En virtud de
que normas y patrones?23.
Las respuestas se intuyen a través de A. Gerbrands... “Las artes son esenciales por tres
razones: para perpetuar, cambiar y enaltecer la cultura”24. Así mismo a través de la vida
de las culturas el arte puede expresar y proyectar aspectos religiosos, políticos,
económicos inherentes a las obras de arte mismas. F. Graeme agrega,... “La
comprensión cultural debería ser una de las razones más importantes para el estudio de
las artes”25.
Para hacer un esbozo de las posibilidades que ofrecería un enfoque artístico / estético
multicultural, captemos las perspectivas que presenta Chalmers con respecto a los roles
sociales que juegan los hacedores de arte en diferentes culturas: adjudicadores de
significados, de estatus, enaltecedores y decoradores, interpretes, magos, autores de
mitos, propagandistas, registradores y narradores de historias, terapeutas sociales etc.
Chalmers se reduce a las artes visuales, pero la cuestión se ampliaría mucho más, si se
intentara en las instituciones educativas el radio de acción curricular a los cuatro énfasis
artísticos de la música, el teatro, la danza y las artes plásticas.
En todo caso Chalmers visiona el futuro cuando sugiere que... “los educadores artísticos
y estudiantes vayan más allá del reconocimiento de la diversidad y pongan en tela de
juicio y desafíen los cánones y estructuras del mundo artístico de la cultura
dominante”26.
22
Educación Artística. Lineamientos curriculares. M.E.N. Bogotá. 2000, Págs.47-58.
23
Graeme, Chalmers. Arte, educación y diversidad cultural. Paidos, Barcelona, Op. Págs. 67-68.
24
Ibid. Pág. 70.
25
Ibid. Pág. 72.
26
Ibid. Pág. 95.
acertadamente sin la ayuda que nos prestan nuestros lenguajes de resonancia
personal”27.
BIBLIOGRAFIA.
27
Taylor, Charles. Op. Cit. Pág. 119.