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La Sociología está íntimamente ligada a muchas de las Ciencias Sociales, entre las cuales
tenemos: la Economía, Psicología, Historia, Antropología, Ciencia Política, Educación Moral y
Cívica.
De igual forma encontramos que los sociólogos especializados orientan su enfoque a un aspecto
particular del fenómeno social, entre estos enfoques o divisiones tenemos:
Sociología de la familia; Sociología Política; Sociología Industrial; Sociología Criminalógica;
Sociología de la Población; Sociología de la Religión; Sociología Urbana y Rural; Sociología de la
Educación; Sociología del Derecho; Sociología del Conocimiento; Sociología de la Información y
Comunicación de masas; Sociología del Arte.
Fuente: http://www.emagister.com
Definición de Sociología
Antes de entrar de lleno en la definición de Sociología lo que tenemos que hacer es determinar
el origen etimológico de dicho término. En concreto, sus antecedentes se encuentran en el latín
y más exactamente en la unión de las palabras socĭus, que vendría a traducirse como “socio o
individuo”, y logía que tiene varias acepciones entre ellas “estudio”. Por tanto, partiendo de ello
podríamos hacer una traducción literal de que Sociología es el estudio del socio o individuo.
¿Cómo puede ayudarnos la sociología en nuestra vida?
La sociología tiene muchas consecuencias prácticas para nuestra vida, tal y como subrayó Mills
cuando desarrolló su idea de la imaginación sociológica.
Conciencia de las diferencias culturales
En primer lugar, la sociología nos permite ver el mundo social desde muchos puntos de vista.
Con frecuencia, si comprendemos realmente cómo viven otros, también adquirimos un mejor
conocimiento de sus problemas. Las políticas prácticas que no se basan en una conciencia
fundamentada de las formas de vida de las personas a las que afectan tienen pocas
posibilidades de éxito. En este sentido, un asistente social blanco que trabaje en una
comunidad de mayoría negra no logrará ganarse la confianza de los miembros de ésta sin
desarrollar una sensibilidad hacia las diferentes experiencias sociales que a menudo separan a
los blancos de los negros.
Evaluación de los efectos de las políticas
En segundo lugar, la investigación sociológica ofrece una ayuda práctica en la evaluación de los
resultados de las políticas. Sobre el terreno, un programa de reforma puede, simplemente, no
lograr lo que pretendían los que lo concibieron, o acarrear desagradables consecuencias no
deseadas. Por ejemplo, en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial se
construyeron, con dinero público, grandes bloques de viviendas en los centros urbanos de
muchos países. Estaban pensados para proporcionar viviendas de gran calidad a grupos de
ingresos bajos de las áreas suburbiales y disponían de servicios comerciales y comunitarios muy
próximos. Sin embargo, la investigación puso de manifiesto que muchos de los que se habían
trasladado desde sus viviendas anteriores a estas grandes torres se sentían aislados y
desgraciados. Los altos edificios y los centros comerciales de zonas pobres solían acabar en
estado ruinoso y se convertían en lugares propicios para atracos y otros delitos violentos.
El autoconocimiento
En tercer lugar, quizá lo más importante sea que la sociología puede señalarnos el camino del
autoconocimiento, es decir, de una mayor comprensión de uno mismo. Cuanto más sepamos
acerca de por qué actuamos como lo hacemos y sobre el funcionamiento general de nuestra
sociedad, más posible será que podamos influir en nuestro propio futuro. No hay que pensar
que la sociología sólo sirve para ayudar a quienes formulan las políticas -es decir, a los grupos
poderosos- a tomar decisiones fundamentadas. No siempre puede suponerse que quienes están
en el poder piensen en los intereses de los menos poderosos o privilegiados al implantar sus
políticas. Grupos informados por sí mismos pueden responder de forma eficaz a las políticas
gubernamentales o plantear sus propias iniciativas. Asociaciones de autoayuda como
Alcohólicos Anónimos y movimientos sociales como los ecologistas son ejemplos de grupos
sociales que han intentado, con un éxito considerable, producir directamente reformas
prácticas.
En los comienzos de la formulación del proyecto de una ciencia de lo social, se tendió a adoptar
como modelo de lo que es el conocimiento científico, el desarrollado con éxito en las Ciencias
Naturales. A mediados del siglo XIX, cuando Comte le dio nombre a la Sociología, reinaba un
clima de gran optimismo respecto a las posibilidades que el conocimiento científico podía
acarrear para el bienestar de la humanidad. Del mismo modo que el progreso de las Ciencias
Naturales había plasmado en un rápido desarrollo de la técnica y de la producción, se pensaba
que un conocimiento científico de las leyes de la sociedad humana podía ser la llave para
resolver los problemas sociales. Por esto, los primeros sociólogos se pusieron como objetivo el
descubrimiento de unas leyes generales de alcance universal análogas a las formuladas en
Ciencias Naturales, que regirían el orden social.
Cuando la Sociología empírica comenzó a practicarse sistemáticamente, quedaron en evidencia
algunas dificultades en el proyecto original. Por lo pronto, se vio que no se podían formular
leyes de alcance universal, como las que conocemos en Física, ya que las diferencias entre las
sociedades, culturas y épocas, hace que las generalizaciones que se formulan sean más bien
triviales y poco informativas, como por ejemplo: “Todas las sociedades tienen un sistema de
parentesco”. Es así que, al no contar con leyes generales que explicaran fenómenos
importantes de las sociedades, se hacía difícil, o prácticamente imposible, hacer predicciones de
largo alcance sobre lo social. Por estas razones, algunos llegaron a afirmar la imposibilidad
misma de un estudio científico de lo social.
Sin embargo, el trabajo riguroso de muchos sociólogos demostró que las reales dificultades
para la generalización y la predicción, no eran un obstáculo para la constitución de una
disciplina científica.
La Sociología es una ciencia porque:
Por ejemplo: “Mi hijo desea estudiar Sociología cuando finalice la escuela secundaria”, “Anoche
vi en televisión un debate muy interesante sobre sociología”, “El presidente puede ser un gran
economista, pero sabe muy poco de sociología”.
Podría decirse que la sociología existe desde mucho tiempo antes que se desarrollará como
ciencia o que se delimitará su objeto de estudio. En el siglo V antes de Cristo, Heródoto se
dedicó a realizar completas descripciones de las costumbres y los rituales de diversos
pueblos. Ibn Jaldún (1332-1406), por su parte, fue quien proclamó la noción de Ilm el
Iytima (la ciencia de la sociedad o de lo social).
Auguste Comte, por su parte, fue el encargado de dar forma al concepto de sociología, cuando
en 1838 presentó su Curso de Filosofía Positiva. La sociología se consolidó como una ciencia
autónoma recién a mediados del siglo XIX. Ya avanzado el siglo XX, comenzaron a diferenciarse
diferentes escuelas y corrientes dominantes.
En este sentido resulta interesante hacer un pequeño paréntesis para establecer que la
Sociología a lo largo de la Historia no ha dejado indiferente. De ahí que grandes pensadores de
todos los tiempos como el alemán Max Weber la definiera a aquella como la ciencia que se
encarga de una misión muy concreta.
Para él aquella disciplina lo que hace es enfrentarse a la acción social para así poder acometer
la explicación causalmente, desde un enfoque de conocimiento llamado interpretativo, tanto su
desarrollo como sus efectos.
La sociología puede ser estudiada a partir de distintos métodos: el cualitativo, que incluye
descripciones y explicaciones detalladas de conductas, situaciones y sujetos, y que además
puede incluir el relato de los participantes contado por ellos mismos; y el método cuantitativo,
que se encarga de las variables que pueden ser representadas por valores numéricos (números)
y que permiten buscar posibles relaciones a través del análisis estadístico.
En cuanto a los principales paradigmas sociológicos, pueden destacarse el funcionalismo (que
afirma que las instituciones sociales son medios desarrollados en forma colectiva para satisfacer
necesidades de la sociedad), el marxismo (la teoría del conflicto), el estructuralismo,
el interaccionismo simbólico y la teoría de sistemas.
Así, hoy día es muy frecuente que se recurra a esta ciencia del individuo para llevar a cabo
interesantes estudios entorno a aspectos latentes en nuestra sociedad que nos preocupan o
interesan. En este sentido, es frecuente que se realicen estudios de corte sociológico para
determinar el comportamiento de los jóvenes ante las drogas o el alcohol. A través de aquellos
se obtendrán datos de las edades en las que comienzan a consumir, de los motivos que les
llevan a beber o de si se sienten presionados por su grupo de amigos para hacerlo.
Última modificación: viernes, 26 de enero de 2018, 10:49