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Notas sobre Cuadernos Americanos:

ACOSTA, Jorge R. (1942). “La ciudad de Quetzalcóatl”. En Cuadernos Americanos


(pp. 121-131). Año I, Vol. 2, mar.-abr. México: Editorial Cultura.

“No en vano se llamaba tolteca a todo aquello que se les antojaba” (p. 123).

Sobre Tollán Teotihuacán “…sus antiguos defensores ya no lo son, habiéndose


retractado de sus dichos” (p. 124).

ARMILLAS, Pedro. (1947). “La serpiente emplumada. Quetzalcóatl y Tláloc”. En


Cuadernos Americanos (pp. 161-178). Año VI, Vol. 1, ene.-feb. México: Editorial
Cultura.

“Aunque predispuesto a ello, Seler reconoció la presencia de serpientes emplumadas en


la iconografía del Viejo Imperio Maya, por lo menos en Copán, es decir anteriormente a
que los invasores itzáes introdujeran la ‘idolatría’ (léase el culto a Quetzalcóatl) en
Yucatán….Podría argüirse que esa adoración puede ser muy antigua en el centro de
México y haber sido llevada a Copán antes que al norte del país maya. Pero el
descubrimiento en 1942 de un palacio con pinturas murales en las ruinas de Teotihuacán
arrojó luz sobre el simbolismo de la serpiente emplumada en tiempos anteriores a los
toltecas (afortunadamente ya entonces habíase demostrado que Teotihuacán no fue la
ciudad de Quetzalcóatl)” (p. 173).

Según Armillas la serpiente emplumada no necesariamente representa a Quetzalcóatl


“…[por] lo menos en épocas anteriores a la tolteca su significación teológica es en
relación con los dioses de las aguas y de la vegetación” (p. 176).

SÉJOURNÉ, Laurette. (1950). “Ensayo sobre el sacrificio humano”. En Cuadernos


Americanos (pp. 165-171). Año IX, Vol. 5, sep.-oct. México: Editorial Cultura.

“Igual que en tiempo de los aztecas, los sacrificios humanos de hoy tienen por objeto el
permitir la prosecución de la existencia de la colectividad, de la que uno se siente
responsable….[por lo que situaciones como los condenados a los campos de
concentración nazis y rusos] son víctimas de la misma lógica, rígida y absolutamente
incomprensible desde el punto de humano (p. 171).
SÉJOURNÉ, Laurette. (1954). “Tula, la supuesta capital de los Toltecas”. En
Cuadernos Americanos (pp. 154-169). Año XIII, Vol. 1, ene.-feb. México: Editorial
Cultura.

De acuerdo con Séjourné, la confusión de las fuentes parte de la cronología


aparentemente más precisa de un grupo de toltecas que vivió en Tula, por lo que se
constituyeron por consenso en los “toltecas históricos” (p. 153).

Séjourné defendió la hipótesis Tollán-Teotihuacán en base a las siguientes razones (Vid.


pp. 168-169).

En este artículo Séjourné manifestó la necesidad de replantear el consenso establecido


en 1941 por la SMA a la luz de la información recabada ya a más de una década de la
asunción de Tula como Tollán (p. 178), asimismo Séjourné señaló que de acuerdo con
Sahagún Tula no fue su primer asentamiento, sino que existió Tamoanchán,
Teotihuacán y finalmente Tula (pp. 180-181).

Asimismo, Séjourné aportó un argumento muy interesante acerca de Teotihuacán

“La comprobación de que las diferentes partes del mito de Quetzalcóatl están todas
expresadas en Teotihuacán, es de una importancia trascendental porque ella aclara un
episodio que Sahagún mismo –desprovisto como estaba del material arqueológico que
hoy tenemos la suerte de poseer- no había podido comprender bien.

Sahagún sitúa el fin de Quetzalcóatl en una ciudad que ha localizado con precisión, en
los relatos de las emigraciones, como siendo la última residencia de los toltecas: en
‘Xicocotitlán’, que es el pueblo de Tula y que, como lo hemos visto ha sido
definitivamente identificada con Tula, Hidalgo. Si se tiene en cuanta la imposibilidad de
comprender claramente, sin la ayuda de la arqueología, el papel específico y la
cronología de cada una de las ciudades de las que le informaban resulta lógico que
Sahagún haya pensado que el fin del constructor de la primera ciudad tolteca haya
tenido lugar en el último centro donde él había reinado, sin darse plenamente cuenta que
confería de este modo a Quetzalcóatl una vida de cerca de 1000 años”

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