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El sábado 5 de diciembre, los representantes de los

países del mundo concluyeron un borrador del


acuerdo de la vigesimoprimera Conferencia de las
Partes en la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (COP21).

Fue el resultado de más de cuatro años de labor bajo el liderazgo de


ministros, científicos, expertos ambientalistas, economistas, líderes de
la sociedad civil y un sinnúmero más de actores, quienes determinaron
un borrador del modelo ambiental que deben seguir los países
desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
A partir del lunes 7 de diciembre, los mismos ministros y líderes
participantes en la elaboración del borrador se reunirán, en una
intensa y larga semana, para intentar convertir el borrador en un
acuerdo que sirva para frenar las emisiones antropogénicas que
atrapan el calor del sol en la superficie del planeta y han contribuido a
un aumento del calentamiento global.
Entre los países más afectados por el calentamiento global se
encuentran las naciones insulares, los países con centros urbanos
ubicados en las áreas costeras, los países con la mayoría de su
población viviendo en extrema pobreza, las naciones con sistemas
industriales basados en energías fósiles y los territorios del planeta en
los que habrá mayores fluctuaciones de las condiciones climáticas. La
advertencia es que el planeta se volverá cada vez más hostil para la
humanidad en esas regiones, por lo que muchas de las acciones del
borrador de la COP21 van enfocadas a fortalecer la adaptación de esos
países a los cambios por venir. Es inevitable que el nivel del mar
aumente e inunde grandes territorios e incluso países enteros en
nuestros océanos. Además, países como Guatemala se verán
afectados no solo por el aumento de la cantidad de huracanes, sino
también por sequías severas que afectarán la seguridad alimentaria
de millones de guatemaltecos.
La reducción de emisiones requerirá de un cambio en la matriz
energética mundial, lo que debe llevarnos a utilizar métodos distintos
a la quema de carbón, petróleo y gas para la generación de energía.
Guatemala es un país que en los últimos años ha diversificado su
matriz energética y que actualmente produce más de la mitad de su
energía mediante energías renovables. Sin embargo, la caída de los
precios internacionales de los combustibles fósiles podría retrasar este
proceso, y dependerá de nuestro liderazgo en el Gobierno velar por
que la mitigación del cambio climático en el país sea efectiva. Sin
duda, el futuro gobierno de Guatemala y sus ministros de Ambiente y
de Energía y Minas tendrán un resbaladizo trabajo evitando caer ante
los sobornos y la presión de los lobbies de distintos sectores
industriales y mineros, así como de los intereses del carbón y del
petróleo, entre otros, que podrían surgir ante los acuerdos que
emanen de la COP21.
Desde ya sabemos que esta semana se pactará un acuerdo que será
revisado al menos cada cinco años, cuando se evaluarán los
compromisos adquiridos por todas las naciones, y le tocará al gobierno
de Jimmy Morales vigilar el cumplimiento de lo acordado.
Los países del Sur global han pedido financiación para pagar la
costosa mitigación y adaptación al cambio climático mediante
tecnologías renovables. Millones de dólares fluirán a través de
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de los países
del Norte global hacia el Sur. Sobre la sociedad civil y las comunidades
en las que se invertirán estos recursos recaerá la difícil
responsabilidad de fiscalización de miles de millones de dólares que
empezarán a fluir hacia nuestros países a partir del año 2020.
Mientras tanto, en los próximos cuatro años tendremos la
responsabilidad de identificar, en colaboración, mediante un nuevo
pacto ambiental inclusivo, las áreas y regiones de Guatemala que
requieren la mayor atención para mitigar los cambios climáticos por
venir y adaptarnos a ellos.
El próximo viernes 11 de diciembre finalizará la COP21, y nuestros
negociadores regresarán a casa con nuevas noticias y retos sobre los
compromisos, las obligaciones y las responsabilidades compartidas
que se pactaron. Mientras tanto, a nosotros, como líderes de nuestros
grupos de interés, nos toca empezar a identificar proyectos de
mitigación y adaptación ante el cambio climático antropogénico.
Finalizo compartiéndoles una lista de los temas que considero que
requerirán de nuestra iniciativa y creatividad para proponer proyectos
de mitigación y adaptación ante el cambio climático:
· Los bosques del país continúan desapareciendo y son reemplazados
por cultivos.
· La escasez del agua aumentará debido a la deforestación y a la
extracción no sostenible del agua para actividades industriales, lo
cual aumenta la vulnerabilidad de las cuencas del país.
· La contaminación del recurso hídrico ha aumentado, y no tenemos
una política de manejo de aguas o una ley que regule el uso del
agua.
· Actualmente, la gran mayoría de los desechos sólidos se depositan a
cielo abierto en basureros ilegales.
· Las áreas protegidas y las reservas naturales están siendo destruidas
por actividades económicas ilegales.
· Las actividades de extracción de recursos del subsuelo continuarán
bajo un sistema de permisos ambientales que no cumplen con
requisitos internacionales de protección de los intereses, la salud y
la propiedad de todos los guatemaltecos.
· Los cambios en la cantidad de lluvia que afectará a algunas regiones
del país y la sequía en otras regiones aumentarán la fragilidad de la
seguridad alimentaria de los habitantes más pobres del país (según
la Cepal, 70 % de la población guatemalteca se encuentra en una
situación de pobreza multidimensional).
· El crecimiento de la población y el avance de las urbanizaciones de
manera desordenada son algunos de los principales riesgos para el
ambiente, y Guatemala es el país de América Latina con las
proyecciones de tasa de natalidad más altas. Para el año 2050
habremos duplicado nuestra población actual, según datos del
Banco Mundial.
· Carecemos de la capacidad técnica, tecnológica y económica para
enfrentar los desastres naturales, tal y como la reciente catástrofe
de El Cambray II, en la ciudad de Guatemala, lo demostró. La
amenaza que representarán mayores desastres climáticos tiene
actualmente a millones de guatemaltecos viviendo en zonas de alto
peligro, y no existe ninguna propuesta gubernamental para cambiar
esta situación.
· Mejorar la calidad de vida de la población en el contexto del cambio
climático por medio del ejercicio de sus competencias ambientales,
además de incentivar cambios de actitudes y de comportamientos de
los guatemaltecos ante el cambio climático.

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Guillermo Pineda
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