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Universidad Autónoma Metropolitana

Unidad Xochimilco

LA CIUDAD Y SUS ACTORES SOCIALES: FASE


METODOLOGICA

ENSAYO DE LA TERCERA UNIDAD

Profesor: Ángel Fojo de Diego

Alumna: Reyes García Rubí

Carrera: Sociología

Matrícula: 2153057242

Grupo: SK51S

Turno vespertino
¿ESTORBOS HUMANOS? EL DERECHO A LA CIUDAD Y LA
POBREZA

INTRODUCCIÓN

Este ensayo tiene la finalidad de exponer uno de los principales problemas de las
ciudades: la pobreza, que tras una lectura de la bibliografía señalada en el
programa con respecto al derecho a la ciudad y junto con el libro Planeta de
Ciudades Miseria de Mike Davis, se realiza un recorrido por las condiciones en las
que viven las personas que habitan en las áreas hiperdegradadas. Esto con la
finalidad de abrir una reflexión sobre este tema que tomo gran importancia a partir
del proceso de urbanización de las grandes ciudades.

En el primer apartado, titulado “El Derecho a la Ciudad” muestro el concepto y la


problemática para conocer si este derecho es para todas las personas en general,
posteriormente en el apartado “¿Estorbos humanos?” Expongo el desplazamiento
que viven las personas que habitan en las áreas hiperdegradadas así como las
prácticas de exclusión que se practican por parte las clases altas y las clases
medias hacia estas personas.

Finalmente muestro las consideraciones finales y reflexiones personales que


realicé en torno a este tema.

EL DERECHO A LA CIUDAD
El derecho a la ciudad, de acuerdo con la carta de la Ciudad de México por el
Derecho a la Ciudad es:

Es el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de


sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social. Es un derecho
colectivo de los habitantes de las ciudades, que les confiere
legitimidad de acción y de organización, basado en el respeto a sus
diferencias, expresiones y prácticas culturales, con el objetivo de
alcanzar el pleno ejercicio del derecho a la libre autodeterminación y
a un nivel de vida adecuado. El Derecho a la Ciudad es
interdependiente de todos los derechos humanos internacionalmente
reconocidos, concebidos integralmente, e incluye, por tanto, todos
los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y
ambientales reglamentados en los tratados internacionales de
derechos humanos (2010, p.8).

Con ello lo que llama mi atención es que a partir de que la ciudad les confiere a los
habitantes legitimidad de acción y organización con el respeto a sus diferencias,
expresiones y prácticas culturales entre los mismos con el objetivo de alcanzar el
derecho a un nivel de vida adecuado, pero ¿En verdad esto sucede así? El
enfoque de este ensayo se dirige hacia las personas que se encuentran marcadas
por la pobreza, por lo que primeramente nos encontramos con las zonas
territorialmente degradadas que son resultado del riesgo de erosión hídrica real y
la pobreza (Saavedra & Garrido A., n.d., p.57). Sin embargo, algo más interesante son
las áreas hiperdegradadas que nos ayudaría a entender si en realidad hay un
derecho a la ciudad entre las personas más pobres de las ciudades.

Primeramente tenemos el crecimiento acelerado de las ciudades, particularmente


en la Ciudad de México “por lo menos un 60 por 100 del crecimiento de la ciudad
es el resultado de la acción de la gente, especialmente mujeres, que levantan con
esfuerzo sus viviendas en las zonas periféricas sin servicios, al mismo tiempo que
el empleo informal de subsistencia siempre ha representado una parte importante
del empleo total” (Davis, 2014, p.31.). Esto provoca que mucha gente viva en la
miseria, en condiciones deplorables al no tener un hogar con los servicios básicos
y al no contar con un empleo formal que les proporcione el acceso a servicios de
salud entre otras cuestiones. De esta manera se va diferenciando más la brecha
entre ricos y pobres que junto con la entrada del neoliberalismo el poder entre
clases se ha dado entre las élites más ricas.

Esta urbanización discontinua ha traído consigo pautas excluyentes y


privatizadoras que ha generado la crisis del espacio público teniendo como
resultado espacios fragmentados marcadas por el miedo, “los ciudadanos quedan
reducidos a habitantes atomizados y a clientes dependientes de múltiples servicios
con tendencia a privatizarse” (Borja, 2011, p.2), con ello se van borrando los
espacios públicos y se van creando espacios en donde no todos tienen el derecho
de admisión. En este espacio público se hacen visibles los efectos excluyentes de
las dinámicas urbanas actuales.

En los barrios que se encuentran estigmatizados por la delincuencia y violencia a


causa de que no se tiene el acceso a los servicios básicos como el agua, el
drenaje, la limpieza etc. se les excluye y se les olvida a pesar de que son los más
necesitados “la mayor parte del mundo urbano del siglo xxi se mueve en la
miseria, rodeado de contaminación, desechos y podredumbre” (Davis, 2014, p.32).

¿ESTORBOS HUMANOS?

Las ciudades se caracterizan por ser un núcleo de concentración urbana y por la


gran cantidad de gente que habita en las ciudades, además de las grandes
dimensiones territoriales que nos hace recorrer grandes distancias por lo que el
tiempo se vuelve más valioso a comparación de los pequeños pueblos, en estos
se puede ver que hay una mayor convivencia y solidaridad entre sus habitantes,
pero por estas mismas cuestiones de temporalidad no podemos convivir con toda
la gente que nos rodea, por ello Borja nos menciona que “los valores ciudadanos
se ven superados por la segregación y por la codicia, por el egoísmo y la
exclusión” (Borja, 2011, p.1).

Como bien vimos en el aparatado anterior gracias a que no todas las personas
que viven en las ciudades no pueden tener acceso a los servicios básicos ni a un
trabajo formal, se generan formas de exclusión hacia ellos. “Los resultados se
hallan indeleblemente grabados en las formas espaciales de nuestras ciudades,
caracterizadas cada vez más por fragmentos fortificados, comunidades valladas y
espacios públicos privatizados sometidos a constante vigilancia. En el mundo en
vías de desarrollo en particular, la ciudad” (Harvey, 2009, p. 5). Esto lo encuentro
muy interesante ya que cada vez son más las calles cerradas o los
fraccionamientos en donde se invierte una gran cantidad de dinero por vigilantes,
cámaras de vigilancia, rejas y cerraduras con tal de mantenerse a salvo de las
personas que viven en estos barrios marginales, argumentando que ellos son la
base del problema y por eso existe mucha delincuencia. Sin pensar que ellos son
los más necesitados y no todos se dedican al crimen. Además resulta
sorprendente cómo los precios en estos fraccionamientos o incluso residencias
aumentan considerablemente, como es el caso de Beverly Hills en donde sus
habitantes se olvidan de la pobreza y de la violencia que existe a su alrededor o
como Orange County, en donde las residencias cuestan un millón de dólares; por
lo único que se preocupan los residentes de estos lugares es por su integridad y
su propiedad. Tal y como lo menciona el antropólogo Andre Czegledy la seguridad
ha pasado a ser una cultura de lo absurdo.

También otro aspecto importante son los desplazamientos “Año con año cientos
de miles de personas son desalojadas por la fuerza de barrios enteros, lo cual
tiene como resultado la constante recolocación de los pobres urbanos” (Davis, 2014,
p.130), estos desplazamientos se deben al embellecimiento de las zonas urbanas
para el beneficio de inversores extranjeros y clases acomodadas. Además de que
las zonas turísticas deben ser atractivas para que se generen más ganancias de
las personas que se interesan por determinado país. Como es el caso de “la
Ciudad de México, Carlos Slim había remodelado las calles del centro para
agradar la mirada de los turistas” (Harvey, 2009, p. 7). Por eso las personas que
viven en las áreas urbanas hiperdegradadas le teme a conferencias, festivales
internacionales, concursos de belleza etc. ya que esto significa intervenciones
gubernamentales orientadas a limpiar la ciudad de gente que vive en estas áreas
hiperdegradadas.

Con estas pautas de urbanización se ve más claramente la desigualdad existente


en nuestra sociedad.

La distinción entre clases medias y altas que buscan marcar su


imagen diferenciada y privilegiada y a la vez la protección de áreas
exclusivas. Por su parte los sectores bajos o medios-bajos se
afanan en conseguir una seguridad (ilusoria) que creen encontrar en
la propiedad del suelo o de la vivienda como ahorro para el futuro
pero altos costos en el presente, el mito que el suelo y la vivienda
siempre aumentará y siempre podrán ir pagando el crédito. (Borja,
2011, p.3).

Por último también es importante resaltar las grandes barreras que dividen a los
ricos de los pobres, como es el caso del “Muro de la Vergüenza” en Lima Perú,
que se construyó en la década de los ochenta el cual divide a los ricos y a los
pobres de esa ciudad.

Es importante reflexionar sobre la situación para no agravar más el problema,


estas consideraciones se verán en el siguiente apartado.

CONSIDERACIONES FINALES

En la actualidad nos encontramos con muchos retos que afrontar. Borja nos
menciona algunos de los principales desafíos en torno al derecho a la ciudad: la
precariedad en el trabajo y la desocupación y la naturalización de la economía
especulativa, la escasez de vivienda accesible e integrada al tejido urbano y los
desahucios o endeudamiento inasumible, la privatización de los espacios públicos
y de los servicios de carácter universal, el despilfarro de recursos básicos
generados por las actuales formas de urbanización y de consumo, el olvido o la
negación de la memoria de las reivindicaciones populares y conquistas urbanas, la
política del miedo y la desviación del síndrome de seguridad contra los otros, los
extraños, los diferentes, el desigual acceso a la información y a la comunicación
(Borja, 2011, p.7).

Es importante hacer un llamado de atención e invitar a la reflexión a las personas


que nos rodean ya que la gente que habita en las zonas hiperdegradadas son
estigmatizadas y debemos entender que el ser pobre no te hace ser delincuente.
Debemos unirnos y solidarizarnos con ellos porque es necesario hacerle un frente
a estos desafíos, realizando protestas y exigirles a los gobiernos de nuestro país
para que se atiendan los problemas que las personas más pobres necesitan. De
forma contraria el derecho a la ciudad solo sería para las personas de clase alta o
clase media cuando debe ser equitativo para todos. Es necesario que las
personas conozcan sus derechos para que los gobiernos no se aprovechen de su
ignorancia y quieran mantener al margen la lucha de clases.

Es importante no seguir reproduciendo las prácticas discriminadoras y excluyentes


y no transmitirlas de generación en generación ya que nadie le gustaría estar “del
otro lado del muro” porque ese tipo de exclusión se ve en diferentes partes del
mundo, no solo en Perú y resulta indignante que en pleno siglo XXI se sigan
manteniendo estas desigualdades.

Volviendo a la pregunta que se planteó al inicio, no creo que todas las personas
tengan el derecho a la ciudad ya que no todos tienen el acceso a un nivel de vida
adecuado, además de que no todos tienen una equidad o justicia social que, como
ya lo he mencionado, los gobiernos no hacen mucho por disminuir y prevenir estas
injusticias.

No todo es un caso perdido y es nuestro deber exigir un cambio tanto para los
gobiernos como para nosotros mismos.

BIBLIOGRAFÍA

Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad. (2010). Ciudad de


México.

David Harvey. El derecho a la Ciudad, en Revista Carajillo de la Ciudad, No.1,


España, 2009.

Davis, M. (2014). Planeta de ciudades miseria. Ediciones Akal.

Jordi Borja. Espacio Público y Derecho a la Ciudad. VIENTO SUR, No.116, mayo
2011.

Saavedra, J., & Garrido A., R. Definición de zonas territorialmente degradadas,


considerando riesgo de erosión hídrica y pobreza. Revista CUHSO, 11(1), 57.

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