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TRABAJO DE SEMANA CIENTIFICA

TEMA: BIOMEDICINA APLICADO AL TRATAMIENTO DEL CANCER

PRESENTADO POR:

ISAAC SOSA

CARLOS ANDRES CHICA

DAVID GAVIRIA

JUAN QUINTANA

MARIA JOSE PUELLO

DANNA MARTINEZ

JUAN JOSE PAJARO

KARIN PAOLA GUTIERREZ

EMILY NAVARRO

PRESENTADO A:

LILIANA PEREZ

2019
INTRODUCCION

En la comunidad primitiva, se elaboró la primera interpretación de la enfermedad y con ella nació


la medicina como conocimiento y la figura social del médico. La doctrina científica de la
enfermedad, creación griega, se inició en la obra del filósofo y médico presocrático Alcmeón de
Crotona. La doctrina griega de la enfermedad experimentó diversas vicisitudes en un período
aproximado de seis centurias antes de ser reafirmada por Galeno. El criterio médico galénico se
mantuvo vigente durante cientos de años.

La biomedicina se relaciona con la práctica de la medicina, y aplica todos los principios de las ciencias
naturales en la práctica clínica, mediante el estudio e investigación de los procesos fisiopatológicos,
considerando desde las interacciones moleculares hasta el funcionamiento dinámico del organismo
a través de las metodologías aplicadas en la biología, química y física. De esta manera permite la
creación de nuevos fármacos, menos tóxicos, y perfecciona el diagnóstico precoz de enfermedades
y el tratamiento de estas.
OBTETIVO GENERAL

 El objetivo de la biomedicina es el desarrollo de nuevos fármacos y de nuevas técnicas para


ayudar al tratamiento de enfermedades. Todo ello a partir de la comprensión de las bases
moleculares de las distintas patologías, como las enfermedades infecciosas, inmunes,
neurodegenerativas, el cáncer.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Crear nuevas ayudas diagnósticas que den un diagnostico mas exacto sobre el cáncer.
 Comprender más a fondo de las bases moleculares de las distintas patologías, como las
enfermedades infecciosas, inmunes, neurodegenerativas, el cáncer, etc.
 Ampliar los conocimientos y tratamientos sobre las patologías existentes.
MARCO TEORICO

La biomedicina es la disciplina encargada de aplicar los principios de las ciencias biológicas al campo
de las ciencias de la salud. Se le suele distinguir como el campo investigativo de la medicina, de
modo que sus aplicaciones se pueden apreciar en todas las especialidades de la misma.

En el sector investigativo esta especialidad se destaca por presentar notables habilidades en la


bioquímica y en la química pues abarca los principios de ambas disciplinas en el campo de la
patología. Por consiguiente, su aplicación suele estar relacionada con el desarrollo u optimización
de nuevos fármacos o medicinas que permitan realizar tratamientos más eficientes y suplir las
necesidades que surgen en el sector de la salud pública. Para ejercer en el sector de la biomedicina
se deben de estudiar los característicos cinco años académicos de la ingeniería biomédica. Gracias
a la mezcla de conocimientos en química, biología y en la ingeniería, el profesional es capaz de
desarrollar múltiples herramientas y tecnologías que optimicen los procesos relacionados con la
medicina.

Por lo general esta profesión se encuentra relacionada con la creación de distintos dispositivos
médicos cuyo objetivo sea el de facilitar el diagnóstico de las enfermedades. Sin embargo, también
pueden encargarse de diseñar prótesis que mejoren notablemente la vida de los pacientes.

En la comunidad primitiva, se elaboró la primera interpretación de la enfermedad y con ella nació


la medicina como conocimiento y la figura social del médico. La doctrina científica de la enfermedad,
creación griega, se inició en la obra del filósofo y médico presocrático Alcmeón de Crotona. La
doctrina griega de la enfermedad experimentó diversas vicisitudes en un período aproximado de
seis centurias antes de ser reafirmada por Galeno. El criterio médico galénico se mantuvo vigente
durante cientos de años.
Durante los primeros siglos medievales, las condiciones de dureza y ruralismo en que se desarrolló
la vida comunitaria en Europa redujeron la actividad cultural y científica y con ello el estudio y la
práctica de la medicina. En esa época sólo se consagraban a tales cometidos algunos miembros de
la Iglesia y aquellos que vivían en el retiro de los monasterios. La medicina europea comenzó como
medicina monástica. El enriquecimiento de los conocimientos médicos en la Europa cristiana por
obra de las traducciones de los textos árabes y de la creación de las universidades, motivó una
profunda transformación de la medicina europea. En ella influyó asimismo la filosofía aristotélica en
la versión que de la misma elaboraron en el siglo XIII Alberto Magno y Tomás de Aquino.

La historia de la medicina europea occidental nació con la etapa renacentista que corresponde a la
fase de transición entre la medicina medieval y la propiamente moderna; en su transcurso
coexistieron la doctrina médica tradicional y los logros iniciales de una postura crítica ante esta
herencia científica mantenida por una minoría de médicos europeos.

La renovación de la medicina iniciada en el Renacimiento ocurrió en parte a través de un auténtico


retorno a la antigüedad que buscaba rescatar la tradición científica y cultural clásica con el despojo
de las erróneas interpretaciones que de ella hicieron los comentaristas medievales, árabes, judíos y
cristianos. La imprenta por su parte permitió una rápida difusión de este quehacer.

Campos de la Biomedicina

La medicina clínica se enriqueció en el siglo XVI con un buen número de conocimientos concretos:
por ejemplo, el de enfermedades tales como la Sífilis, la Difteria, etc. El siglo XVII es testigo del
nacimiento de las revistas científicas. La medicina clínica experimenta desde los mismos comienzos
del siglo XIX un rápido desarrollo, una casi total transformación nacida de las concepciones
anátomo-clínica, fisiopatológica y etiopatológica de la enfermedad que en ese momento se
formulaban y motivado, también, por un acentuado proceso de tecnificación del quehacer médico.
Surgieron así la Auscultación mediata, varias formas de endoscopías, la Electrocardiografía, las
pruebas funcionales, los medios diagnósticos de laboratorio.

Otro rasgo singularizador de la medicina clínica en el siglo XIX y en la actual centuria es la aparición
de las escuelas nacionales. El especialismo que ahora se implanta de modo ya irreversible fue
consecuencia directa del fabuloso crecimiento de los conocimientos médicos. Cobraron
personalidad propia la Pediatría, la Dermatología, la Neurología.

Desde la década final de la pasada centuria han hecho aparición en la medicina concepciones
renovadoras de la enfermedad en las que se destaca su valoración de lo propiamente individual en
el proceso morboso. Más onda renovación, han impuesto en la patología el psicoanálisis de Sigmund
Freud y las doctrinas psicológicas y psicosomáticas de él derivadas. Los recursos diagnósticos, los
conocimientos sobre los distintos modos de enfermar son comparados con los de la pasada centuria,
muy superiores.

La lucha social contra la enfermedad se orienta hoy claramente al logro de una medicina preventiva
que pretende evitar la aparición de la enfermedad.

La prevención y curación de las enfermedades del hombre, objeto de la medicina, precisa para su
real eficacia de la coordinación de todas aquellas disciplinas que tienen implicaciones en los tres
procesos básicos sobre los que se orienta el quehacer médico de cada día, a saber, el diagnóstico,
el reconocimiento de un agente o factor como causa del estado morboso y, por último, el
terapéutico. Los adelantos de la ciencia biológica y los desarrollos tecnológicos constituyen la base
del progreso médico durante los últimos 50 años, en los que ha avanzado la capacidad del médico
para intervenir en las enfermedades. Gran parte de este progreso se produce en las ciencias básicas.

El carácter actual biocientífico de la práctica médica tiene un desarrollo relativamente nuevo.


Durante la mayor parte de la historia registrada, la medicina era de todo menos científica, dominada
por el empirismo y encadenada por dogmas.

A comienzos del siglo XIX, empezaron a aparecer precursores del cambio cuando se aplicaron a la
medicina los nuevos principios de la física y la química; los fisiólogos insistieron en las funciones de
los órganos y tejidos, los patólogos en el estudio crítico de los tejidos normales y patológicos y en
las correlaciones entre la enfermedad y las observaciones anatómicas precisas; los bacteriólogos
comenzaron a identificar los microorganismos de enfermedades determinadas: el bacilo del Ántrax
en el carbunco, el bacilo tuberculoso en la consunción.

Las principales contribuciones eran diagnósticas, pronósticas y de sostén.

Poco a poco aparecieron tratamientos particulares, la Insulina para la Diabetes, el extracto de


hígado para la Anemia perniciosa. Pero fue en el decenio de 1935 a 1945 que la aparición de las
Sulfamidas y de la Penicilina en la medicina clínica permitió curar un número muy elevado de
enfermedades que hasta entonces no tenían terapéutica o eran mortales. Suele fecharse los
comienzos de la medicina moderna según estos acontecimientos relativamente recientes. Los
adelantos actuales son rápidos en Inmunología, Biología molecular y celular, investigación de
péptidos y Biología estructural. Se dice que la época actual es la edad molecular de la ciencia
biológica básica. La influencia molecular penetra e invade todas las disciplinas tradicionales en las
cuales se basa la medicina clínica. La medicina no es sólo una rama de la Biología aplicada, pues
supone también muchos aspectos de la Psicología, de la Sociología, de la Antropología y de la
Economía. Estas disciplinas, durante mucho tiempo no fueron consideradas, en la actualidad se
reconocen hermanas de la medicina como disciplina y de la práctica de ésta como profesión.
La medicina es una ciencia observacional por excelencia: como la astronomía está limitada en su
capacidad para mover planetas, la medicina lo está para efectuar experimentos con humanos. Así
es que recurre a enfoques macro y microscópicos del fenómeno médico. Si la epidemiología prefiere
observar sistemáticamente la ocurrencia de los fenómenos médicos, según acontecen naturalmente
en la población; la biomedicina, en franco contraste, se auxilia con la experimentación en
preparaciones aisladas de órganos, tejidos, células o moléculas de humanos, o por medio de
modelos animales, o con modelos teóricos con representación computacional.

Pero, irremediablemente, toda aportación biomédica (teoría, vacuna, fármaco, procedimiento)


termina probándose en el humano, o se empolva y se olvida en algún estante de la biblioteca o
entre la larga lista de publicaciones del currículum de algún investigador.

Así pues, el investigador biomédico debe desandar el camino del escenario clínico al laboratorio y
llevar sus hallazgos a la prueba última: la de operatividad. La sola prueba científica de veracidad
podría no ser suficiente (este es el triste destino de una gran parte de la investigación biomédica,
que no por verdadera es trascendente), ni mucho menos la prueba consensual, tan cacareada. La
biomedicina es finalmente evaluada por su capacidad de cambiar, o ayudar a cambiar, la realidad
de la salud de la humanidad. Una prueba a cuyo rigor pocas disciplinas se ajustan.

La investigación biomédica se centra en distintas áreas temáticas: la inmunología, la biología


molecular, la biología celular, la farmacología molecular, etc. La biomedicina no solo tiene
aplicaciones prácticas, sino que también redefine conceptos teóricos, como por ejemplo el concepto
de gen.

La inmunología es una rama amplia de biología y de las ciencias biomédicas que se ocupa del estudio
del sistema inmunitario, entendiendo como tal al conjunto de órganos, tejidos y células que, en los
vertebrados, tienen como función reconocer elementos ajenos dando una respuesta (respuesta
inmunitaria). La ciencia trata, entre otras cosas, el funcionamiento fisiológico del sistema
inmunitario tanto en estados de salud como de enfermedad; las alteraciones en las funciones del
sistema inmunitario (enfermedades autoinmunitarias, hipersensibilidades, inmunodeficiencias,
rechazo a los trasplantes); las características físicas, químicas y fisiológicas de los componentes del
sistema inmunitario in vitro, in situ, e in vivo. La inmunología tiene varias aplicaciones en numerosas
disciplinas científicas, que serán analizadas más adelante.

La disciplina de la inmunología surgió cuando se observó que los individuos recuperados de ciertos
trastornos infecciosos quedaban protegidos después contra la enfermedad. Se cree que la primera
referencia que describe a los fenómenos inmunitarios fue escrita por Tucídides, el historiador de las
guerras del Peloponeso, en el año 430 a.n.e. Este texto describe que durante una plaga en Atenas,
solo los que se habían recuperado de ella podían cuidar a los enfermos porque no contraían el
padecimiento por segunda vez.

Los primeros intentos registrados de inducir inmunidad de manera artificial los llevaron a cabo los
chinos y los turcos en el siglo XV al intentar prevenir la viruela. Los informes describen el proceso de
variolización en el que las costras secas dejadas por las pústulas de la viruela se inhalaban por las
narinas o se insertaban en pequeños cortes de piel.
En 1796, el médico inglés Edward Jenner, al observar el hecho de que las niñeras que habían
contraído la enfermedad de la pústula vacuna o pústula mamaria de la vaca (una enfermedad leve)
quedaban inmunes contra la viruela razonó que al introducir líquido de una pústula vacuna en una
persona (inoculación) podía protegérsele contra la viruela. Verificó su hipótesis inoculando en un
niño de ocho años de edad con líquido de una pústula vacuna y luego lo infectó de manera
intencional con viruela; el niño no presentó la enfermedad.

Louis Pasteur, con sus asistentes Charles Chamberland y Émile Roux, logró cultivar la bacteria que
causaba el cólera de las gallinas y comprobó la participación de este microorganismo cuando los
pollos inoculados con este murieron. Pasteur se fue de vacaciones y dejó su laboratorio con sus
cultivos bacterianos, los que al paso del tiempo perdieron su patogenicidad. Al volver, inyectó a
algunos de sus pollos con estos cultivos viejos y notó que enfermaban, pero no morían y supuso que
se debía a la desvitalización del cultivo. Trató de repetir este experimento pero con un cultivo nuevo
que al inyectar sobre los pollos los mataría, no obstante, su abastecimiento de pollos era limitado y
tuvo que usar los mismos pollos. Cuando los inyectó, estos estaban protegidos contra la
enfermedad. Con esto descubrió que el envejecimiento atenuó la cepa y que esta podría utilizarse
para conferir protección contra el padecimiento. Denominó a la cepa atenuada vacuna (del lat.
vacca que significa vaca) en honor al trabajo de Jenner. Este trabajo marco el inicio de la inmunología
Pasteur descubrió que era posible atenuar o debilitar agentes patógenos que confirieran resistencia
y esto lo demostró con otro experimento en el pueblo de Pouilly-le-Fort en 1881. Pasteur vacunó
ovejas con el bacilo del carbunco (Bacillus anthracis) atenuado con calor. En este experimento, solo
las ovejas vacunadas vivieron. En 1885, Pasteur vacunó por primera vez a un humano, Joseph
Meister, un niño que había sido mordido por un perro rabioso. Pasteur le administró virus de la
rabia atenuados con lo que evitó el progreso de la enfermedad. Joseph creció y se convirtió en el
custodio del Instituto Pasteur.

Las décadas que siguieron fueron emocionantes, dominadas por otros gigantes como Koch,
Metchnikoff, Ehrlich, Behring von Bordet, Richet,y el joven Landsteiner, e influenciados por los
descubrimientos de anticuerpos, complemento, diagnóstico serológico, anafilaxia, y numerosos
otros fenómenos y técnicas.

Inmunidad humoral y celular

Pasteur demostró que la vacunación funcionaba pero desconocía el motivo de esto. El trabajo
experimental de Emil von Behring y Shibasaburo Kitasato en 1890 proporcionó la primera
información sobre el mecanismo de inmunidad. Demostraron que el suero de animales inmunizados
con anterioridad contra la difteria podían transferir el estado de inmunidad a animales no
inmunizados. Gracias a este trabajo ganaron el premio nobel en medicina en 1901.

Años más tarde, varios científicos probaron durante la década siguiente que un componente activo
del suero inmune podía neutralizar y precipitar toxinas y aglutinar bacterias. Este componente
activo recibió nombres como antitoxina, precipitina y algutinina hasta que en 1930 Elvin Kabat
demostró que la fracción de suero gamma (inmunoglobulinas) era la que generaba todas estas
actividades. Las moléculas activas de esta fracción se llamaron anticuerpos.nota 1

Inmunología clásica

La inmunología clásica está incluida dentro de los campos de la epidemiología. Estudia la relación
entre los sistemas corporales, patógenos e inmunidad. El escrito más antiguo que menciona la
inmunidad se considera el referente a la plaga de Atenas en el 430 a. C. Tucídides notó que la gente
que se había recobrado de un ataque previo de la enfermedad podía cuidar a los enfermos sin
contraer la enfermedad por segunda vez. Muchas otras sociedades antiguas tienen referencias de
este fenómeno, pero no fue hasta los siglos XIX y XX donde el concepto fue llevado a la teoría
científica.

El estudio de los componentes celulares y moleculares que comprende el sistema inmunitario,


incluyendo sus funciones e interacciones, es el tema central de la inmunología. El sistema
inmunitario ha sido dividido en un más primitivo sistema inmunitario innato, y un sistema
inmunitario adaptativo o adquirido de los vertebrados; este último a su vez está dividido en sus
componentes humorales y celulares.

La respuesta humoral (anticuerpos) es definida como la interacción entre los anticuerpos y los
antígenos. Los anticuerpos son proteínas específicas liberadas de cierta clase de células inmunitarias
(linfocitos B). Los antígenos son definidos como elementos que promueven la generación de
anticuerpos. La inmunología trata de comprender las propiedades de estas dos entidades biológicas.
Sin embargo, igualmente importante es la respuesta celular, que puede no solamente matar a las
células infectadas, sino que también es crucial en el control de la respuesta de los anticuerpos. Se
observa entonces que ambos sistemas son altamente interdependientes.

En el siglo XXI, la inmunología ha ampliado sus horizontes con las investigaciones desarrolladas en
los nichos más especializados de la inmunología. Esto incluye la función inmunitaria de las células,
órganos y sistemas normalmente no asociados con el sistema inmunitario, así como la función del
sistema inmunitario fuera de los modelos clásicos de inmunidad.

Inmunología clínica

La inmunología clínica es el estudio de las enfermedades causadas por los trastornos del sistema
inmunitario (fallo, acción anormal y crecimiento maligno de los elementos celulares del sistema).
También involucra enfermedades de otros sistemas, donde las reacciones inmunitarias juegan un
papel en los rasgos clínicos y patológicos.

Las enfermedades causadas por los trastornos del sistema inmunitario se dividen en dos amplias
categorías:

Inmunodeficiencia, en la cual partes del sistema inmunitario fallan en proveer una respuesta
adecuada (p. ej. en el sida).

Autoinmunidad, en la cual el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo (p. ej. lupus
eritematoso sistémico, artritis reumatoide, (Púrpura Trombocitopénica Idiopática de origen
autoinmune), enfermedad de Hashimoto y miastenia gravis).

Otros desórdenes del sistema inmunitario incluyen diferentes grados de hipersensibilidad, en los
que el sistema responde inapropiadamente a componentes inofensivos (asma y otras alergias) o
responde con excesiva intensidad.

La enfermedad más conocida que afecta al sistema inmunitario es el sida, causado por el VIH. El sida
es una inmunodeficiencia caracterizada por la pérdida de células T CD4+ ("helper") y macrófagos,
que son destruidos por el VIH.

Los inmunólogos clínicos también estudian las formas de prevenir el rechazo a trasplantes, en el
cual el sistema inmunitario destruye los alógenos o exógenos.

Inmunoterapia

El uso de los componentes del sistema inmunitario en el tratamiento a una enfermedad o trastornos
conocido como inmunoterapia. La inmunoterapia se usa en el contexto del tratamiento de los
cánceres junto con la quimioterapia (drogas) y la radioterapia (radiación). Sin embargo, la
inmunoterapia se usa frecuentemente en los pacientes inmunosuprimidos (como los enfermos de
sida) y las personas que sufren otras deficiencias inmunitarias y enfermedades autoinmunitarias.

Inmunología diagnóstica

La especificidad del enlace entre antígeno y anticuerpo ha creado una herramienta excelente en la
detección de las sustancias en una variedad de técnicas diagnósticas. Los anticuerpos específicos
para determinado antígeno pueden ser conjugados con un radio-marcador, marcador fluorescente,
o una enzima reveladora (por escala de color) y son usados como pruebas para detectarlo.
Inmunología evolutiva

El estudio del sistema inmunitario en especies extintas y vivientes es capaz de darnos una clave en
la comprensión de la evolución de las especies y el sistema inmunitario.

Un desarrollo de complejidad del sistema inmunitario puede ser visto desde la protección fagocítica
simple de los organismos unicelulares, la circulación de los péptidos antimicrobianos en insectos y
los órganos linfoides en vertebrados. Por supuesto, como muchas de las observaciones evolutivas,
estas propiedades físicas son vistas frecuentemente a partir de la mirada antropocéntrica. Debe
reconocerse que, cada organismo vivo hoy tiene un sistema inmunitario absolutamente capaz de
protegerlo de las principales formas de daño.

Los insectos y otros artrópodos, que no poseen inmunidad adaptativa verdadera, muestran sistemas
altamente evolucionados de inmunidad innata, y son protegidos adicionalmente del daño externo
(y la exposición a patógenos) gracias a su cutícula.

Inmunología neuronal

Rama de la inmunología que estudia no solo los fenómenos inmunológicos en el cerebro, sino
también los centros nerviosos que intervienen en la respuesta inmune.5

La inmunoterapia, también denominada terapia biológica, es un tipo de tratamiento para el cáncer


que estimula las defensas naturales del cuerpo a fin de combatir el cáncer. Utiliza sustancias
producidas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio para mejorar o restaurar la función del
sistema inmunitario. La inmunoterapia puede actuar:

Al detener o retrasar el crecimiento de las células cancerosas

Al impedir que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo

Al ayudar al sistema inmunitario para que funcione mejor a la hora de destruir las células cancerosas

Existen varios tipos de inmunoterapia, incluidos los siguientes:

Anticuerpos monoclonales

Inmunoterapias no específicas

Terapia con virus oncolíticos

Terapia con células T

Vacunas contra el cáncer

Anticuerpos monoclonales

Cuando el sistema inmunitario del cuerpo detecta algo nocivo, produce anticuerpos. Los anticuerpos
son proteínas que combaten las infecciones.

Los anticuerpos monoclonales son un tipo específico de terapia que se fabrica en un laboratorio. Se
pueden utilizar de diversas maneras. Por ejemplo, los anticuerpos monoclonales se pueden usar
como terapia dirigida para bloquear una proteína anormal en una célula cancerosa.
Los anticuerpos monoclonales también se pueden utilizar como una inmunoterapia. Por ejemplo,
algunos anticuerpos monoclonales atacan a proteínas específicas de las células cancerosas. Estos
señalan las células para que el sistema inmunitario pueda encontrarlas y destruirlas.

Otros tipos de anticuerpos funcionan liberando los frenos del sistema inmunitario a fin de que este
pueda destruir las células cancerosas. Las vías PD-1/PD-L1 y CTLA-4 son cruciales para la capacidad
del sistema inmunitario de controlar el crecimiento del cáncer. Estas vías a menudo se denominan
puntos de control inmunitarios (inmune checkpoints). Muchos tipos de cáncer utilizan estas vías
para evadir el sistema inmunitario. El sistema inmunitario responde al cáncer bloqueando estas vías
con anticuerpos específicos denominados inhibidores de los puntos de control inmunitarios. Una
vez que el sistema inmunitario es capaz de encontrar el cáncer y responder a este, puede detener o
desacelerar el crecimiento del cáncer.

Inmunoterapias no específicas

Al igual que los anticuerpos monoclonales, las inmunoterapias no específicas también ayudan a que
el sistema inmunitario destruya las células cancerosas. La mayoría de las inmunoterapias no
específicas se administran después o al mismo tiempo que otro tratamiento del cáncer, por ejemplo,
la quimioterapia o la radioterapia. Sin embargo, las inmunoterapias no específicas se administran
como el principal tratamiento del cáncer.

Las dos inmunoterapias no específicas que se usan con más frecuencia son las siguientes:

Interferones. Los interferones ayudan al sistema inmunitario a combatir el cáncer y pueden


desacelerar el crecimiento de las células cancerosas. Un tipo de interferón elaborado en un
laboratorio se llama interferón alfa (Roferon-A [2a], Intron A [2b], Alferon [2a]). Este es el tipo de
interferón que se usa con más frecuencia en el tratamiento del cáncer. Los efectos secundarios del
tratamiento con interferón pueden incluir síntomas similares a los de gripe, un mayor riesgo de
infecciones, erupciones cutáneas y cabello fino.

Interleuquinas. Las interleuquinas ayudan al sistema inmunitario a producir células para combatir
el cáncer. Una interleuquina elaborada en un laboratorio se llama interleuquina-2, IL-2, o
aldesleuquina (Proleukin). Se utiliza para tratar el cáncer de riñón y el cáncer de piel (en inglés),
incluido el melanoma (en inglés). Los efectos secundarios frecuentes del tratamiento con IL-2
incluyen aumento de peso y presión arterial baja. Algunas personas también pueden experimentar
síntomas similares a los de la gripe.
Terapia con virus oncolíticos

La terapia con virus oncolíticos usa virus genéticamente modificados para matar células cancerosas.
Primero, el médico inyecta un virus en el tumor. Luego, el virus ingresa en las células cancerosas y
se reproduce. Como resultado, las células explotan y mueren. A medida que las células mueren,
liberan sustancias específicas denominadas antígenos. Esto provoca que el sistema inmunitario del
paciente se dirija a todas las células cancerosas del cuerpo que tengan esos mismos antígenos. El
virus no ingresa en las células sanas.

En 2015, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. aprobó la primera terapia
con virus oncolíticos para tratar melanomas. El virus usado en el tratamiento se denomina talimogén
laherparepvec (Imlygic) o T-VEC. El virus es una versión genéticamente modificada del virus del
herpes simple que causa herpes labiales. El médico puede inyectar T-VEC directamente en las áreas
de melanoma que un cirujano no puede extirpar. Las personas reciben una serie de inyecciones
hasta que no queda ninguna área de melanoma. Los efectos secundarios pueden incluir los
siguientes:

Fatiga

Fiebre

Escalofríos

Náuseas

Síntomas similares a los de la gripe

Dolor en el lugar de la inyección

Los investigadores están analizando otros virus oncolíticos para diferentes tipos de cáncer en
ensayos clínicos. También están evaluando los virus en combinación con otros tratamientos, como
la quimioterapia.

Terapia con células T

Las células T son células inmunitarias que combaten la infección. En la terapia con células T, algunas
células T se quitan de la sangre del paciente. Luego, estas células se modifican en un laboratorio
para que tengan proteínas específicas denominadas receptores. Los receptores permiten que las
células T reconozcan las células cancerosas. Las células T modificadas se cultivan en grandes
cantidades en el laboratorio y se regresan al cuerpo del paciente. Una vez ahí, salen y destruyen las
células cancerosas. Este tipo de terapia se denomina terapia con células T con receptores de
antígenos quiméricos (chimeric antigen receptor, CAR).

El uso de las células T para terapia con CAR ha sido muy eficaz en el tratamiento de determinados
cánceres de la sangre. Los investigadores aún están estudiando esta y otras maneras de modificar
las células T para tratar el cáncer.

Vacunas contra el cáncer

Una vacuna contra el cáncer (en inglés) es otro método usado para ayudar al cuerpo a combatir la
enfermedad. Una vacuna expone al sistema inmunitario a un antígeno. Esto provoca que el sistema
inmunitario reconozca y destruya ese antígeno o los materiales relacionados. Existen 2 tipos de
vacunas contra el cáncer: vacunas para prevención y vacunas para tratamiento.

INMUNOTERAPIA: CREADORES

Los inmunólogos James P. Allison y Tasuku Honjo han merecido el Nobel de Medicina y Fisiología de
2018 por sus investigaciones en la llamada inmunoterapia del cáncer.

La estimulación del propio sistema inmune para atacar a las células tumorales es la base de un
tratamiento que ha revolucionado el abordaje del cáncer en los últimos años. Los académicos han
reconocido a los investigadores que permitieron estos hallazgos clínicos.

El inmunólogo Tasuku Honjo (Kioto, 1942), de la Universidad de Kioto, en Japón, identificó a PD-1,
una de las moléculas del sistema inmunológico, conocidas como checkpoint, entre cuyas funciones
se encuentra la de actuar como un freno de las propias defensas. Los tratamientos basados en ese
descubrimiento, los inhibidores de checkpoint, se emplean ahora con éxito en varios tipos de
tumores.

James P. Allison (Alice, en Texas, 1948), del Centro del Cáncer MD Anderson, en Texas, desveló cómo
soltar esos “frenos” podría hacer que el sistema inmune atacara a las células del cáncer. Desarrolló
este concepto hasta lograr un nuevo tratamiento oncológico, la inmunoterapia. Este inmunólogo
recibió el Premio Lasker de Medicina en 2015 por estos trabajos.

Allison y Honjo mostraron cómo las diferentes estrategias para inhibir los frenos en el sistema
inmune se pueden usar en el tratamiento del cáncer. Los descubrimientos fundamentales de los dos
laureados constituyen un hito en la lucha contra el cáncer.
Durante la década de 1990, en su laboratorio en la Universidad de California, Berkeley, James P.
Allison estudió la proteína de los linfocitos T CTLA-4. Fue uno de los científicos que observaron que
el CTLA-4 funciona como freno de las células T. Otros equipos de investigación explotaron el
mecanismo como un objetivo en el tratamiento de la enfermedad autoinmune. Allison, sin embargo,
tenía una idea completamente diferente. Él ya había desarrollado un anticuerpo que podría unirse
a CTLA-4 y bloquear su función. Ahora se dispuso a investigar si el bloqueo de CTLA-4 podría
desconectar el freno de células T y liberar el sistema inmune para atacar las células cancerosas.

Allison y su grupo realizaron un primer experimento a fines de 1994, que repitieron inmediatamente
durante las vacaciones de Navidad. Los resultados fueron espectaculares. Los ratones con cáncer se
habían curado mediante el tratamiento con los anticuerpos que inhiben el freno y desbloquean la
actividad de las células T antitumorales. A pesar del poco interés de la industria farmacéutica, Allison
continuó sus intensos esfuerzos para desarrollar la estrategia en una terapia para humanos. Pronto
surgieron resultados prometedores de varios grupos, y en 2010 un importante estudio clínico
mostró efectos sorprendentes en pacientes con melanoma avanzado. En varios pacientes
desaparecieron los signos de cáncer remanente. Tales resultados nunca se habían visto antes en
este grupo de enfermos.

La función de PD-1

En 1992, unos años antes del descubrimiento de Allison, Tasuku Honjo descubrió PD-1, otra proteína
expresada en la superficie de las células T. Decidido a desentrañar su papel, exploró su función en
una serie de experimentos realizados durante muchos años en su laboratorio de la Universidad de
Kioto. Los resultados mostraron que PD-1, similar a CTLA-4, funciona como un freno de células T,
pero opera por un mecanismo diferente.

En experimentos con animales, el bloqueo de PD-1 también demostró ser una estrategia
prometedora en la lucha contra el cáncer, como mostraron Honjo y otros grupos. Esto allanó el
camino para utilizar a la molécula como un objetivo en el tratamiento de pacientes. El desarrollo
clínico se produjo, y en 2012 un estudio clave demostró una clara eficacia en el tratamiento de
pacientes con diferentes tipos de cáncer. Los resultados fueron espectaculares, lo que condujo a la
remisión a largo plazo y posible curación en varios pacientes con cáncer metastásico, una condición
que previamente se había considerado esencialmente intratable.

Desarrollo clínico espectacular

Después de los estudios iniciales que muestran los efectos del bloqueo CTLA-4 y PD-1, el desarrollo
clínico ha sido espectacular. Ahora se sabe que el tratamiento, denominado inmunoterapia, ha
cambiado fundamentalmente el resultado para ciertos grupos de pacientes con cáncer avanzado.
Al igual que otras terapias contra el cáncer, se observan efectos secundarios adversos, que pueden
ser graves e incluso poner en peligro la vida. Son causados por una respuesta inmune hiperactiva
que conduce a reacciones autoinmunes, pero por lo general son manejables. La intensa
investigación se centra en dilucidar los mecanismos de acción, con el objetivo de mejorar las terapias
y reducir tales efectos secundarios.

De las dos estrategias de tratamiento, la terapia contra PD-1 ha demostrado ser más efectiva y se
están observando resultados positivos en varios tipos de cáncer, incluidos cáncer de pulmón, cáncer
renal, linfoma y melanoma. Nuevos estudios clínicos indican que la terapia de combinación, dirigida
tanto a CTLA-4 como a PD-1, puede ser incluso más efectiva, como se ha demostrado en pacientes
con melanoma. Actualmente se están llevando a cabo numerosos ensayos de tratamientos con
inhibidores de checkpoint contra la mayoría de los tipos de cáncer, y se están probando nuevas
proteínas de punto de control como objetivos.

BIOGRAFIAS

James P. Allison

(1948/08/07 - Unknown)

James P. Allison

Científico estadounidense.

Nació el 7 de agosto de 1948, en Alice, Texas, Estados Unidos.

Hijo de Albert y Constance Allison. Fue el menor de tres hermanos. Cuando tenía once años perdió
a su madre a causa de un linfoma. Uno de sus hermanos falleció de cáncer de próstata.

En 1969, se licenció en microbiología, y en 1973, obtuvo su Ph.D. en ciencias biológicas, en la


University of Texas de Austin, supervisado por George Barrie Kitto.

En 1985, ejerció como profesor de inmunología y director del Laboratorio de Investigación del
Cáncer en la University of California, en Berkeley. En 2004, se trasladó a Nueva York para dirigir la
Ludwig Center for Cancer Immunotherapy en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (MSKCC).
Además fue su presidente del programa de inmunología.

Investigador del Howard Hughes Medical Institute (HHMI) hasta 2012, cuando se trasladó al MD
Anderson Cancer Center. Este mismo año comenzó a presidir el departamento de inmunología en
MD Anderson. También fue presidente de la American Association of Immunologists.

Miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina, de la Academia


Estadounidense de Microbiología y la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y
Director del consejo asesor científico del Cancer Research Institute.

El 1 de octubre de 2018, fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina compartido
con el japonés Tasuku Honjo, por los estudios de ambos científicos en terapias para el desarrollo de
la inmunoterapia contra los tumores, caracterizadas por la inhibición de la regulación negativa del
sistema inmune.

Allison, estudió la proteína de células T CTLA-4, que funciona como un freno en el sistema
inmunológico, impidiendo que los linfocitos T, identifiquen y combatan a determinadas células. Tras
diez años de ensayos clínicos creó el anticuerpo Ipilimumab, el primer medicamento oncológico
contra el melanoma metastásico. Por su parte Honjo, descubrió la proteína proteína PD-1en las
células inmunitarias revelando que también funciona como un freno, pero con un mecanismo de
acción diferente, lo que posibilitó el desarrollo de terapias de gran efectividad contra el cáncer.
Tasuku Honjo

(1942/01/27 - Unknown)

Tasuku Honjo

Científico japonés.

Tasuku Honjo nació el 27 de enero de 1942, en Kioto, Japón.

Creció en la ciudad de Ube. Su interés en convertirse en científico se provocó leyendo la biografía


del reconocido bacteriólogo japonés Hideyo Noguchi.

Originalmente estudió bioquímica, pero durante la escuela de postgrado, también se interesó por
la inmunología. En 1966 finalizó su doctorado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Kioto,
donde en 1975 recibió su Ph.D. en Química Médica supervisado por Osamu Hayaishi y Yasutomi
Nishizuka.

Desde 1971 a 1974, fue becario visitante en el Departamento de Embriología de la Carnegie


Institution of Washington, y en el National Institute of Child Health and Human Development,
National Institutes of Health, donde participó en investigaciones sobre genes e inmunología.
Después, entre 1974 y 1979, fue profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Tokio, y más tarde, profesor y presidente del Departamento de Genética de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Osaka (1979-1984).

Miembro de la facultad de la Universidad de Kioto desde 1984; en 2017, es Director General Adjunto
y Profesor Distinguido del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Kyoto (KUIAS).
Profesor Departamento de Inmunología y Medicina Genómica Escuela de Postgrado de la
Universidad de Kyoto.

En 1992, Tasuku Honjo identificó por primera vez a PD-1 como un gen inducible sobre los linfocitos
T activados, y este descubrimiento contribuyó significativamente al establecimiento del principio de
inmunoterapia contra el cáncer mediante el bloqueo de PD-1.

En 2001 resultó elegido como asociado extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos, en 2003, de la Academia Alemana de Ciencias Naturales Leopoldina, y en 2005, de la
Academia de Japón.

En 2013 recibió la Orden de la Cultura, el mayor galardón de Japón en su campo. En 2016, recibió el
Premio Kyoto de Ciencias Básicas por "El descubrimiento del Mecanismo Responsable de la
Diversificación Funcional de Anticuerpos, Moléculas Inmunoreguladoras y Aplicaciones Clínicas de
PD-1".

En 2018, fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina junto con el inmunólogo
James P. Allison por sus terapias por inhibición de la regulación inmune negativa, que marcan un
"hito" en la lucha contra el cáncer. Sus descubrimientos "establecieron un principio completamente
nuevo" en el campo de la oncología, permitiendo "aprovechar la habilidad del sistema inmunitario
para atacar las células cancerígenas al levantar el freno de las células inmunitarias", afirmó la
academia en un comunicado. El trabajo de los científicos en la década de 1990 llevó a nuevas
terapias contra cánceres como el melanoma y el de pulmón, que anteriormente habían sido
extremadamente difíciles de tratar.

Ambos habían ganado en 2014 el Tang Prize in Biopharmaceutical Science en Ciencias


Biofarmacéuticas por sus descubrimientos en inmunoterapia.
CONCLUSIONES

La biomedicina tiene varias ramas. Dentro de ellas la parte inmunológica, genética. Gracias a ellas
se crean nuevas moléculas que descubren nuevos genes que pueden ayudar a predecir el riesgo de
una persona a tener cáncer.

La prevención y curación de las enfermedades del hombre, objeto de la medicina, precisa para su
real eficacia de la coordinación de todas aquellas disciplinas que tienen implicaciones en los tres
procesos básicos sobre los que se orienta el quehacer médico de cada día, a saber, el diagnóstico,
el reconocimiento de un agente o factor como causa del estado morboso y, por último, el
terapéutico. Los adelantos actuales son rápidos en inmunología, biología molecular y celular,
investigación de péptidos y biología estructural. Se dice que la época actual es la edad molecular de
la ciencia biológica básica. La influencia molecular penetra e invade todas las disciplinas
tradicionales en las cuales se basa la medicina clínica. La medicina no es sólo una rama de la biología
aplicada, pues supone también muchos aspectos de la psicología, de la sociología, de la antropología
y de la economía. Estas disciplinas, durante mucho tiempo no consideradas, en la actualidad se
reconocen hermanas de la medicina como disciplina y de la práctica de ésta como profesión.
BIBLIOGRAFIA

http://biomedicinafaiber.blogspot.com/

https://www.revistaciencias.unam.mx/es/180-revistas/revista-ciencias-30/1672-la-biomedicina-
%C2%BFqu%C3%A9,-qui%C3%A9n-y-para-qu%C3%A9.html

https://www.enciclopediasalud.com/categorias/ecologia-biologia-y-biomedicina/articulos/que-es-
la-biomedicina-definicion-concepto-y-objetivos

https://www.ecured.cu/Biomedicina

https://es.wikipedia.org/wiki/Inmunolog%C3%ADa

https://www.cancer.net/es/desplazarse-por-atenci%C3%B3n-del-c%C3%A1ncer/c%C3%B3mo-se-
trata-el-c%C3%A1ncer/inmunoterapia/qu%C3%A9-es-la-inmunoterapia

https://www.correofarmaceutico.com/investigacion/nobel-a-la-inmunoterapia-en-cancer.html

https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/10765/Tasuku%20Honjo

https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/10766/James%20P.%20Allison

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