1.

Ser empático
Sabemos que puede sonar muy trillado, pero, ponerte en los zapatos de los demás
es elemental para volverse un Administrador en Hotelería Internacional de prestigio.

Con esto, no nos referimos sólo a que atiendas las dudas y requerimientos de los
huéspedes de tu establecimiento, tal y como ellos lo requieren; sino también a que
aprendas a percibir las motivaciones, intenciones y necesidades de tu equipo de
trabajo, para alinearse todos a una misma meta.

2. Saber gestionar
Esta característica tan importante abarca, en primer lugar, poder establecer las
prioridades de tu negocio y alinearlas al presupuesto y tiempo con el que se dispone.
De este modo, se podrá poner en marcha las tareas de cada miembro del equipo,
logrando un objetivo en común.

Esto incluye programar sus labores a corto plazo, y planificar las actividades del
hotel donde trabajes, a mediano plazo.

3. Saber escuchar
Todo Administrador en Hotelería Internacional debe saber escuchar; y con esto, no
nos referimos sólo a que sepa entender diversos idiomas – que también es un factor
importante, sino a oír y comprender lo que está tratando de comunicar un huésped
o miembro de nuestro equipo.

Saber escuchar facilita una comunicación ágil y eficaz, y para lograrlo, todo
profesional de esta carrera debe estar dispuesto a abrir su mente a lo que los demás
tienen que decir, tener la voluntad de percibir las necesidades de los demás
y, sobre todo, ofrecer transparencia y veracidad.

4. Ser los ojos y oídos del hotel

Sin importar tu cargo, siempre debes estar al tanto de cada proceso y suceso que
suceda en el hotel donde trabajes y alrededores por más minúsculo que parezca.
Asimismo, es importante la constante comunicación con todo el personal y con los
huéspedes.

5. Ser organizado
EL orden es fundamental. Esta profesión exige ser ordenado en función a las
prioridades que tiene el negocio en el que laboramos y, además, tener presente el
valor que reflejan estas prioridades, para no perderlas de vista.
Una vez que tienes definido el concepto de valor que tiene una meta dentro del
negocio, debes darle un lugar determinado dentro del calendario de objetivos, ya
sea a corto, mediano o largo plazo, y así poder establecer los procesos que se
desarrollarán para ejecutarlos.

6. Tener carisma y proyectar confianza

Atención. Esto no sólo se enfoca a los clientes de tu establecimiento; también a tu
equipo. Sé amable, independientemente de quién se trate, y trabaja la imagen que
proyectas ante todos.

Si lo que buscas es la confianza de todos, haz tu mayor esfuerzo en ser positivo,

empático y pensar en la mejora continua.

7. Ser un líder
Un líder no es sólo aquel a quien un equipo sigue; es también la persona que guía
y orienta a cada miembro de la organización, buscando el bien común de la
empresa, sin afectar el bienestar de todos.

Olvídate de la idea de que uno nace líder; ser líder se construye cada día, por lo
que puedes empezar desde hoy.

8. Saber idiomas
En la industria del turismo, esta es una de las cualidades más valoradas. Ya no
basta con saber solamente inglés. Si bien, este idioma te puede facilitar el ingresar
a tu primer trabajo, conforme pase el tiempo, saber diversas lenguas te abrirá las
puertas al éxito y te permitirá crecer.

¿Qué idiomas te llaman más la atención, aparte del inglés? Empieza por aquellos
que disfrutes y que, además, estén entre los más hablados del mundo.

9. Ser proactivo
Cuando los problemas aparecen, solemos entrar en crisis. Para ello, a veces
necesitamos a alguien que nos sonría y nos diga que todo estará bien; pero sobre
todo a alguien que, nos diga que ya pensó en cinco posibles soluciones al problema.

Una persona proactiva es la que todo hotel de prestigio necesita entre sus líderes;
aquella que no se cruza de brazos, sino que tiene claros sus objetivos y evalúa las
maneras de lograr los mejores resultados, así surjan problemas.
 10. Ser hábil para solucionar problemas
Además de tener en mente diversas maneras de acabar con las dificultades que se
presentan; un buen Administrador en Hotelería Internacional debe ser hábil para
resolver estos problemas; es decir, encontrar una solución que no tome demasiado
tiempo y que, además, encuentre los mejores beneficios para todos.

De este modo, los problemas no retrasan las labores y permiten el continuo

crecimiento.