You are on page 1of 5

Bibliografía:

- Louis Halphen. (1947). Carlomagno y el Imperio Carolingio. Madrid: Akal.

Robert Fossier et. al.. (1988). La Edad Media I.. Barcelona: Crítica.

Georges Duby. Guerreros y Campesinos: Desarrollo inicial de la Economía Europea


(500-1200). Siglo XXI.

Lucien Musset. (1967). Las Invasiones: Las Oleadas Germánicas. Barcelona: Labor.

Perry Anderson. (1974). Transiciones De La Antiguedad Al Feudalismo. México, DF:


Siglo Veintiuno.

‘’En Austrasia, en la provincia más salvaje del reino franco, alrededor de una gran
familia, la de los antepasados de Carlomagno, y de los hombres que se habían
unido a ella por lazos de amistad vasallática, se afirmó progresivamente durante el
primer tercio del siglo VIII una fuerza de agresión; que se lanzó con éxito contra
otros clanes aristocráticos, y más tarde contra otras etnias. Las bandas así formadas
extendieron sus depredaciones en círculo, en todas las direcciones, hasta las
profundidades de Germania, como respuesta a las incursiones enemigas, en
expediciones de castigo llevadas cada vez más lejos: hacia Neustria, Borgoña, las
comarcas más romanizadas del sur de la Galia, a la búsqueda de riquezas; más
tarde, hacia la Italia lombarda. El ejemplo de Aquitania muestra que durante largos
decenios estos ataques sólo llevaron consigo ruina y destrucción; pero, finalmente,
sobre estas devastaciones se edificó el nuevo Imperio, un inmenso Estado que fue
sólidamente mantenido bajo

control durante medio siglo.’’

Duby, Guerreros y campesinos. Parte II, capítulo I, La Europa Carolingia.

‘’Pipino el Breve decidió que de la libra de plata se hicieran veintidós sueldos; uno
sería el salario de los monederos, que nuevamente se convirtieron, al restaurarse la
autoridad soberana, en auxiliares retribuidos. Su nombre desapareció pronto de las
monedas, que en adelante serían propiedad del rey. El personal de los talleres
monetarios fue integrado, a la manera lombardo-bizantina, en colegios que los
condes debían vigilar de cerca. Luis el Piadoso daría un poco más tarde nueva
vigencia a la sanción imperial de cortar la mano a los falsificadores; y a la de
castigar con el exilio y la confiscación de sus bienes a quienes acuñaran moneda
fuera de las cecas del Estado. La acuñación había definitivamente recobrado su
uniformidad: en un tesoro enterrado en Wiesbaden antes del 794, los cinco mil
dineros, emitidos por distintos talleres, son del mismo peso. En el 806, Carlomagno
intentó incluso centralizar la acuñación: «Que no haya moneda en ningún lugar
salvo en nuestro palacio.» La medida era inaplicable en un Estado tan amplio. Dado
que la moneda seguía teniendo un uso limitado y que era preciso acuñar monedas
por encargo cuando un pago era indispensable, convenía que hubiera talleres en las
cercanías de todos aquellos lugares en los que el uso de monedas era más
corriente, y especialmente cerca de los centros de administración de justicia, puesto
que la moneda servía ante todo para pagar las multas’’

Duby, Guerreros y Campesinos, segunda parte. La etapa carolingia. Pag 104.

[…] ‘’todos los principados territoriales estaban reconocidos en Francia: eran de


derecho público, puesto que el rey consentía en ello la mayoría de las veces.
También se desarrollaron en la península ibérica y en Inglaterra. Es particularmente
impresionante ver cómo nació Castilla, el país de los castillos, bajo la d!fecc1ón de
un conde, Fernán González (923-970), que desligó al país del reino de Asturias y
fundó una dinastía. En el este, en el 905, Navarra se erigió en remo y anexionó
temporalmente en el 925 un pequeño condado cristiano independiente: Aragón. En
Inglaterra se observa una fragmentación similar. Como Carlos el Calvo, Eduardo el
Viejo y Aethelstan crearon grandes regiones de dominio militar que agrupaban a
numerosos condados bajo la autoridad de un ealdorman. Conocemos dos en
Wessex, uno en Mercia, etc.’’

‘’En diversas ocasiones, los letrados carolingios intentaron reflexionar sobre su


sociedad. Tras haber definido su programa y su objetivo, consideraron, empleando
un viejo esquema de san Agustín, que tres grupos formaban toda la humanidad en
marcha hacia Dios: los clérigos, los monjes y los laicos. Los primeros dirigían, los
segundos oraban y los últimos, casados, trabajaban según la tipología bíblica de
Noé, Daniel y Job. […] Este cómodo esquema, ¿corresponde a la realidad de su
tiempo? De entrada, es indispensable intentar precisar, aunque sólo sea
aproximadamente, el número de hombres y su evolución en este período. Entonces
aparecerán los conflictos entre sacerdotes y monjes, entre poderosos y pobres entre
libres y esclavos, en resumen, todo un mundo en plena evolución, fluido y, difícil de
captar. Este mundo atravesaba por los inicios de una mejora de la producción
agrícola y de los métodos de labranza, por una renovación urbana, por la apertura
de nuevos circuitos comerciales y por el desarrollo de la economía monetaria.’’

- Robert Fossier, La Edad Media I, Capítulo XI, La Acumulación primitiva.

‘’lo esencial del avance franco se hizo independientemente de Roma. Las primeras
etapas seguramente estuvieron relacionadas con una modificación de las defensas
romanas después de los desastres de 268-277. Aguas abajo de Xantén, fue
abandonada la orilla del Rin, y el limes lineal reemplazado por castella dispersos,
algunos cerca del río, pero la mayor parte en el interior, protegiendo la ruta Colonia-
Tongres-Bavai-Bolonia. El siglo IV ya no ofrece más vestigios romanos entre el Rin
y este camino, lo que quizás no prueba una evacuación, pero por lo menos un
empobrecimiento, un desprendimiento de la civilización. […] De ese modo, un
pequeño pueblo, cuyos reyezuelos se disputaban penosamente, hacia 470, algunos
cantones a orillas del Rin y en Bélgica, en tres generaciones se había convertido en
dueño de un territorio que abarcaba desde los Pirineos hasta el Saale y desde la
Mancha hasta el Danubio medio. Y lo más asombroso es que este Estado
rápidamente construido fue el más duradero del Occidente bárbaro. Sin duda fue
debido al relativo equilibro entre sus elementos romanos y germánicos.”

- Lucien Musset, Las invasiones, ñ


Explotación de una villa carolingia:

Hay en Villeneuve un manso de señor, con habitación y otros edificios en cantidad


suficiente. Ciento setenta y dos bonniers de tierras arables en las que pueden
sembrarse ochocientos moyos. Hay noventa y un arpedes de viñedo, donde pueden
cosecharse mil moyos; ciento sesenta y seis arpedes de pradera, donde pueden
recogerse ciento sesenta y seis carros de heno. Hay tres harineros, cuyos censos
producen cuatrocientos cincuenta moyos de grano. Otro no está sujeto a censo. Hay
un bosque de cuatro leguas de circunferencia, donde pueden engordar quinientos
cerdos.

Hay una iglesia bien construída con todo su mobiliario, una habitación y además
edificios en cantidad suficiente. De ella dependen tres mansos. Repartidos entre el
cura y sus hombres hay veintisiete bonniers de tierra arable y una ansange,
diecisiete arpendes de viña, vienticinco arpendes de pradera. De ella procede en
calidad de "regalo" un caballo. Tiene a su cargo la labranza para el señor de nueve
perches y una ansange, y dos perches para los cereales de invierno, y debe cercar
cuatro perches de prado.

Actardo, colono, y su mujer, colona, llamada Eligilda, hombres de Saint-Germain


tienen con ellos seis niños (...) Cultivan un manso libre que comprende cinco
bonniers de tierra de labor y dos ansanges, cuatro arpendes de viña, cuatro
arpendes y medio de prado. Entrega para la hueste cuatro sueldos de plata, y el otro
año dos sueldos para la entrega de carne, y el tercer año, para la entrega de forraje,
una oveja con su corderillo. Dos moyos de vino por el derecho de usar el bosque,
cuatro dineros para poder coger madera; para el acarreo, una medida de madera.
Ara cuatro perches para los cereales de invierno y dos para los de primavera.
Prestaciones con animales o a mano, tantas como se le mande. Tres gallinas,
quince huevos. Tiene que cercar cuatro perches de prado (...)

Adalgario, esclavo de Saint-Germain, y su mujer, colona, llamada Hairbolda,


hombres de Saint-Germain. Este ocupa un manso servil. Hadvoldo, esclavo, y su
mujer, esclava, llamada Guinigilda, hombres de Saint-Germain, tienen con ellos
cinco hijos (...). Estos ocupan un manso libre que comprende un bonnier y medio de
tierra arable, tres cuartos de arpende de viña, cinco arpendes y medio de prado.
Hace una viña cuatro arpendes. Entrega para usar el bosque tres moyos de vino, un
setier de mostaza, cincuenta mimbres, tres gallinas, quince huevos. Los servicios
manuales, donde se le mande. Y la mujer esclava teje sargas con la lana del señor y
embucha a las aves del corral tantas veces como se lo mandan.

"Poliptico de Saint Germain des Prés” en G. Duby, Economía rural y vida campesina
en el Occidente medieval, Barcelona, 1968, pp. 468-470.
Mapa:

Robert Lopez, La edad media I, pag. 379.

You might also like