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Hombre
y el Pecado
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
LA DOCTRINA DEL
Hombre y el pecado
ANTROPOLOGÍA Y HAMARTIOLOGÍA
El Hombre
y el pecado
Unidad II
EL PECADO
LECCIÓN 9
EL REMEDIO DEL PECADO
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
JUAN 8:36
01 ¿Cuál ES EL REMEDIO PARA EL PECADO?
02
temas
REMEDIO DEL PECADO PARA EL INCONVERSO
¿Cuál ES
EL REMEDIO
para EL PECADO?
A. El remedio contra el pecado es doble
1) La redención incluye un juicio sobre la naturaleza pecaminosa, de modo
que el creyente ya no está bajo la obligación de servir al pecado. Todo lo
que pertenece a la vida vieja ha sido crucificada con Cristo.
“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy
Dios, y no hay más.”
ISAÍAS 45:22
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte.”
ROMANOS 8:2
La regla general es que los pecados del que se arrepiente y acude a Cristo serán
perdonados.
Somos separados del dominio del pecado por la muerte de Cristo, y somos libres
de su dominio por el poder del Espíritu Santo.
El mal es la expresión de una naturaleza pecaminosa. El remedio adecuado está
en las Escrituras. El remedio para el pecado no es una re-orientación, ni más
educación, ni un nuevo ambiente, sino un nuevo renacimiento.
El remedio es el perdón. Para el no creyente que recibe a Cristo ese perdón cubre
toda la culpabilidad de sus pecados. Para decirlo de otra manera, el perdón
judicial incorpora al no creyente en la familia de Dios.
El remedio para los pecados del creyente se puede decir en una palabra:
confesar (1 Juan 1:9). Esto no significa simplemente decir o recitar los pecados,
sino ver esos pecados como Dios los ve. Eso ciertamente traerá el
arrepentimiento y un deseo sincero de cambiar.
la
VICTORIA FINAL
SOBRE EL PECADO
La resurrección es la victoria final sobre el pecado y la muerte. Estos males
gemelos han acosado al hombre desde el Huerto del Edén hasta el presente.
Pero la resurrección hará real y experimental la obra redentora final de Dios. Con
la aparición de este cuerpo nuevo, sorbida es la muerte en victoria.
1 CORINTIOS 15:54
En la victoria del cuerpo resurrecto, es quitado el aguijón de la muerte, ya que el
aguijón de la muerte es el pecado. El pecado producía la muerte, y también le
agregaba el veneno y la amargura de la desesperación. Pablo declara que el
poder del pecado es la ley. La ley intensifica el pecado al hacer que el hombre
tenga consciencia de él, acrecienta su poder y su culpa. Todo el plan de la
redención estaba destinado a proporcionar este triunfo total.
La victoria sobre el pecado está tan entrelazada con la resurrección, que negar la
una es negar la otra. Si no hay resurrección, no hay posibilidad de victoria sobre
el pecado. Si ha de haber una victoria total y absoluta sobre el pecado, la
resurrección es una necesidad. Para Pablo, la victoria sobre el pecado y la
realidad de la resurrección eran las cumbres de la redención.
Nuestro Señor es el gran Señor victorioso porque ha tenido una victoria completa
sobre la carne, el mundo y Satanás. Él ha triunfado sobre la carne. Su muerte y
resurrección son señal de su victoria. En consecuencia, él puede no sólo darnos
el don de la salvación y la vida eterna, sino también victoria sobre las tentaciones
de la carne e impartirnos la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Cristo también ha triunfado sobre el mundo. Él mismo afirma: “En este mundo
afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33). La
fe en él y su obra redentora es la que vence al mundo (1 Jn. 5:4). En
consecuencia, él puede ayudarnos a confrontar las tentaciones del mundo. Pero,
además, él ha triunfado sobre Satanás. En la cruz, él lo ha sentenciado y allí
pronunció su condena.
Nuestro enemigo, Satanás, está derrotado en todos los campos de batalla. La
causa de Satanás está perdida, pero él apela a todos los recursos para impedir
que las personas acepten el perdón de Cristo. Cuando no puede lograr esto, hace
todo lo posible para impedir que los creyentes puedan ganar a otros para el reino
de Dios.