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lunes 3 de diciembre del 2018 Cultura -5-

paul vallejos
supo definir magistralmen-
Arguedas sigue te la índole de experiencia
siendo considerado estética entre los antiguos
uno de los autores que peruanos y sus descendien-
mejor se aproximó a la tes al sostener, por ejemplo,
cultura andina, no solo que “los indios captan la be-
con su obra literaria, lleza del mundo en sus gran-
sino también con la des ciudades, perseguían la
antropológica. unidad entre el horizonte, el
cielo y el paisaje de la urbe;
hacían de la ciudad la ima-
gen del universo, el mirador
de la belleza del mundo en
su sitio más excelso y sensi-
ble: Cusco, Cajamarca, Ma-
chu Picchu; ciudades vivas o
muertas, el hombre que en-
tre en ellas es despertado en
todo lo que tiene de superior
y sensible; y su sed de belle-
za, de ensueño, de armonía
y de infinito es rebasado y
herido”5.
Este mismo tipo de expe-
riencia estética fue la que in-
centivó su lucha para hacer
visible, a través de su obra,
los altos valores del mundo
andino. Ella constituye un
inmejorable legado que nos
permite comprender cabal-
mente el país, comprender
los profundos problemas
que recorren su historia
hasta nuestros días, e inte-
riorizar imágenes directri-
ces tendientes a superarlos.
Felizmente contamos ahora
con la publicación de la to-
talidad de su obra, no solo

Deseo y temor ante la muerte


literaria, sino también an-
tropológica.
Un indicio de la creciente
lectura de la obra arguedia-
na entre los peruanos es la
preparación de diversos ho-
menajes para conmemorar
los 50 años de su muerte, el
2 de diciembre del 2019. Lo
harán por lo pronto entida-
manera más intensa que en y con el que se identifica– y el des estatales, universidades
José María Arguedas el común de la gente. “Creo
que has de recordar –le es-
mundo occidental –por ads-
cripción familiar– estimuló
y otras instituciones, incluso
particulares, con reflexio-
cribe a su hermano Arísti- sus capacidades reflexivas, nes sobre su obra a la luz de
Un 2 de diciembre, hace 49 años, des– cómo desde la casi ni- el permanente “diálogo con diferentes perspectivas teó-
se suicidó el autor de “Los ríos ñez caía en esos estados de
ansiedad. En el internado
su alma” y la decisión de con-
vertirse en puente dialogan-
ricas. También en el extran-
jero: la “Revista de Crítica
profundos”. Este texto aborda la de Abancay sentía angustia te entre ambos mundos: “Yo, Literaria Latinoamericana”,
complejidad de este hecho y la forma en y una especie de aproxima-
ción inminente a la muer-
pues, no era mak’tillo de ver-
dad, bailarín, con alma tran-
por ejemplo, y la Casa de las
Américas han organizado el
que definió su relación con el mundo. te”2. Pero, paralelamente, quila; no, yo era mak’tillo simposio internacional “In-
está también presente du- falsificado, hijo de abogado; digenismo global: 50 años
rante su infancia en Luca- por eso pensaba más que los de la muerte de José María
el autor da cuenta del terri- nas la “muerte deseada”. otros escoleros, a veces me Arguedas”, donde se ana-

E
Carmen María Pinilla
ble proceso que lo conduce a No aquella ligada a lo que enfermaba de tanto hablar lizará parte de su obra na-
terminar con su vida. Casi al Durkheim, en su clásico es- con mi alma”. rrativa desde la óptica de los
n las últimas pá- inicio, hace referencia a dos tudio sobre el suicidio, llama Unas líneas escritas a su procesos de liberación epis-
ginas de “El zorro tipos de muerte: la “muerte “suicidio egoísta” –de móvi- dilecto alumno Alejandro temológica y revaloración
de arriba y el zo- temida” y la “muerte desea- les mas individuales–, sino “El zorro de arriba y el zorro de Ortiz Rescaniere meses an- de la cosmovisión indígena.
rro de abajo”, no- da”. Dice textualmente, aso- aquella otra ligada al “sui- abajo”, obra póstuma que mez- tes de morir grafican bien Estamos seguros de que se-
vela conformada por capí- ciándolas a un moscardón cidio altruista”, de móviles cla la ficción y el diario personal. los sentimientos –y convic- guirán muchos más.
tulos de ficción intercalados que ronda los cadáveres: “En sociales, pues se ofrenda la ciones– que alimentaron su
con diarios personales, José este instante lo siento bajo mi vida por los demás, por la so- compromiso social: “Yo, pe-
María Arguedas indicó que frente [al moscardón], len- ciedad. Es la muerte propia
Los episodios queño, estoy luchando en 1 Arguedas, José María. “Obras
su muerte sería el final de la to, regándome su polvo de del héroe. este país, así como es, desde completas”, tomo V. “El zorro de
novela. Dejó directivas para cementerio, acrecentando más felices que tenía 7 años o menos. Me arriba y el zorro de abajo”, Lima: Ho-
que el lector imagine el des-
tino de los personajes pre-
mi enfermedad. ¡Pero ya no
deseos de suicidio! Al con-
—Íntimo y social—
Consideramos que podero-
de la vida de he fatigado harto, pero como
bien lo sabes no he perdido la
rizonte, 1983, p. 27.
2 Carta de José María Arguedas
sentados en la narración, y trario, hay cierta dureza en el sos móviles sociales ayuda- Arguedas ilusión y la alegría. El indio a Arístides Arguedas del 31 de enero
dejó también instrucciones
sobre la forma en que sería
cuerpo de mis ojos, un dolor
difuso, como de sueño ma-
ron a Arguedas a combatir la
angustia frente a la muerte
parecen te mete una vacuna hirvien-
te contra el escepticismo y
de 1944. En: Pinilla Cisneros, Car-

asociados
men María (editora). “Arguedas en
el entierro suyo, el del autor ligno, de muerte temida y no temida. Ellos aparecen co- la amargura”3. Lo reitera al familia. Cartas de José María Argue-
de la novela. de la deseada”1. mo estímulo cuando cons- a la belleza poco tiempo: “Nadie ha si- das a Arístides y Nelly Arguedas, a

de ciertas
Esta impactante obra de Es delicado y desborda las truye su proyecto de escritor. do más feliz que yo. Nadie, Rosa Pozo Navarro y a Yolanda Ló-
vanguardia contiene una posibilidades de este espacio La esperanza, junto a lo que ni tú. ¿Te acuerdas cuando pez Pozo”, Lima: PUCP, 1999, p. 172.
descripción muy lograda ahondar en el tema del suici- él llama “odio sin amargura” expresiones al oír la quena esa y la danza 3 Carta de José María Arguedas
del Perú emergente de los
años 60 en un puerto –el de
dio en Arguedas por la diver-
sidad de elementos y pers-
que le produce la injusticia
social y el desprecio de la so- andinas. de coro de hombres, quena
y wankar, que oímos en tu
a Alejandro Ortiz Rescaniere, del 13
de febrero de 1969 (Ortiz Rescanie-
Chimbote–, atractivo pode- pectivas a tomar en cuen- ciedad peruana al mundo pieza de la U[niversidad], tu- re, 1966, p. 271 ).
roso para la multitud de mi- ta. Bástenos acá señalar los andino lo fuerzan a superar vimos la evidencia de que los 4 Carta de José María Arguedas
grantes andinos que lucha sentimientos de temor y de sus tribulaciones individua- creadores de esa música eran a Alejandro Ortiz Rescaniere, del 3
por sobrevivir gracias, entre deseo ante la muerte. Senti- les: “La mezcla del odio y la algo más grande que todo lo de marzo de 1969 (Ortiz Rescanie-
otros factores, a la ancestral mientos presentes, creemos, esperanza –decía a un grupo grande que habíamos oído re, 1996, p. 281 ).
solidaridad de su cultura, al- a lo largo de su vida. de universitarios– ha hecho hasta entonces?”4. 5 Arguedas, José María. “Nue-
go que dirigentes comunales A muy temprana edad caminar a la humanidad”. Los episodios más felices vo sentido histórico del Cusco” ( 5
y curas progresistas recono- aparece una angustia inva- La ubicación social de Ar- de su vida parecen asocia- de diciembre de 1943 ) en “Indios,
cen y apoyan. sora ante la “muerte temi- guedas entre el mundo an- dos a la belleza de ciertas ex- mestizos y señores”, Lima: Hori-
En los diarios personales, da” posesionándose en él de dino –en el vivió su infancia presiones andinas. Por eso zonte, 1987, pp. 132-133.

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