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laicos

A la luz del Catecismo de la Iglesia Católica y del Concilio Vaticano II, se nos responde a estas preguntas
con estos cinco grandes rasgos:

1.- Por laicos se entiende a todos los cristianos, excepto los miembros del orden sagrado y del
estado religioso.

2.- Son, pues, los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el Pueblo de
Dios y que participan a su manera de las funciones de Cristo, sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan,
según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano.

3.- Los laicos tienen como vocación propia buscar el reino de Dios, ocupándose de las realidades
temporales y ordenándolas según Dios.

4.- A ellos, de manera especial, corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales y
dirigirlas hacia Cristo.

5.- En las comunidades eclesiales, su acción es tan necesaria que, sin ella, el apostolado de los
pastores no puede obtener en la mayoría de las veces su plena eficacia.

6.- Los laicos son el fermento en la masa, la sal y la pimienta, la luz en medio del mundo. Los cristianos
son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo

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laicos
El término “laico”
La palabra «laico», es un derivado del término latino “laos” que significa “pueblo”; fue
acuñado muy temprano por el cristianismo y nunca, en ninguna cultura, menos en el
cristianismo, significó que alguien no tuviera ninguna religión como se ha pretendido
interpretar este en nuestro país, por la influencia liberal y del iluminismo francés con su
connotación anticristiana.
El resurgimiento de los laicos en la vida de la Iglesia
Uno de los aspectos negativos en el caminar de dos mil años en la vida de la Iglesia ha sido,
en algunos momentos y en algunos lugares, creer y asumir que la inmensa tarea pastoral
depende únicamente del clérigo. Esto es un grave error que tiene su recurrencia. En el
principio de la vida de la Iglesia el papel de los laicos fue muy importante, tanto de los
hombres como de las mujeres. El primer impulso evangelizador de la Iglesia se realizó a
través de laicos.
Posteriormente, poco a poco por la idea de que la perfección cristiana obliga a retirarse del
siglo y concentrarse más en la vida interior y cambiar el modo de vestir y de actuar, se fue
haciendo la idea de que lo importante era el estado clerical, y por lo tanto se requería vestir
un hábito y pertenecer a una orden, lo que contradecía los inicios de la tradición cristiana
donde la orden de las viudas, de las vírgenes, entre otras, eran órdenes laicales.
En 1962, en la celebración del Concilio Vaticano II, uno de los temas obligatorios y centrales
fue restituir al laico, al seglar, su lugar imprescindible en la actividad de la Iglesia Católica,
para que los laicos no sólo fueran objeto de la evangelización sino protagonistas y
responsables de esta tarea; de ahí surgió el Documento del Concilio llamado «Apostolicam
actuositatem» que está de dedicado al laico.
La vocación del laico en la Iglesia
Desde la celebración del Concilio Vaticano II se ha venido perfilando la vocación del laico
como miembro de la Iglesia. Esta vocación la presentamos el año pasado en el lema del
Congreso Diocesano de Laicos: «Hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo»;
esta es la vocación primera del laico: hombres y mujeres en comunión con la Iglesia,
seguidores de Jesucristo, pero que no viven en el convento, que no traen un hábito, sino
que viven en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las familias, las fábricas, las
oficinas, la política, le economía, el deporte, las comunicaciones; ahí la vocación del laico es
santificar el ambiente.
Protagonistas de la evangelización
Los laicos, pues, deben ser los principales protagonistas de la evangelización; ellos deben
llegar a donde no llega el sacerdote o la religiosa; ellos deben ser los evangelizadores de
avanzada. Esta es la hora del laico, de los seglares conscientes que no deben separarse del
mundo para realizar su labor.

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La vida consagrada
Todos los católicos estamos llamados al seguimiento de Cristo. Por el bautismo nos
hacemos Hijos de Dios, Hermanos de Jesucristo y Templos vivos del Espíritu Santo.
Por lo tanto, la vida de los católicos, si quieren ser fieles y coherentes con su bautismo
no puede ser la misma que la de una persona no bautizada. La imitación de Cristo será
la tarea fundamental en su vida.

Sin embargo, hay personas que por una invitación especial de Dios, bajo una moción
del Espíritu Santo, se proponen seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado
por encima de todo y procurar que toda su vida esté al servicio del Reino. Esto es lo
que se llama en la Iglesia católica, la vida consagrada.

Las personas que asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada viven los
así llamados consejos evangélicos por amor al Reino de los cielos. Los consejos
evangélicos son la pobreza, la castidad y la obediencia. Se les llama consejos
evangélicos porque fueron predicados por Cristo en el evangelio y aparecen como una
invitación para seguir más de cerca el camino que Él recorrió en su vida. Si bien todos
los católicos estamos llamados a vivir estos tres consejos, la persona consagrada lo
hace como una manera de vivir una consagración “más íntima” a Dios, motivado
siempre por dar mayor gloria a Dios. La pobreza es el desprendimiento de todo lo
creado para utilizarlo de forma que pueda dar mayor gloria a Dios. La castidad es
lograr que toda nuestra persona: inteligencia, voluntad, afectos y cuerpo estén
dominados por nosotros mismos. Y por último, la obediencia, es el sometimiento de la
voluntad propia a la voluntad de Dios, a través de los superiores legítimos,
representantes de Cristo para el alma consagrada.

Las personas consagradas a Dios pueden vivir su consagración de muy diversas formas
y así vemos como a lo largo de la historia de la Iglesia, desde las primeras
comunidades cristianas en el Asia Menor hasta los florecientes centros urbanos de
nuestros días, la vida consagrada asume diversidad de formas. Las hay de aquellos
que se dedican a la oración y a la contemplación en un lugar apartado de toda
civilización. Hay quienes inmersos en el mundo, viven su consagración entre las más
diversas actividades de la vida diaria. Todas estas formas de consagración las podemos
agrupar en las siguientes divisiones:

http://es.catholic.net/op/articulos/9397/la-vida-consagrada.html#modal
la vida consagrada en el Perú

En el origen de la vida religiosa en el Perú se dice que los españoles llegaron al Perú con «la
Espada y la Cruz». Ello es cierto. Muchos Sacerdotes católicos acompañaron a los
conquistadores, con el objeto de evangelizar a las poblaciones nativas. Los religiosos
también asumieron la educación primaria y media. La primera Universidad de las Américas
fue la de San Marcos, creada en 1551, a cargo de Padres Dominicos. La universidad tiene
más de 40 mil alumnos.
En Lima y Provincias hasta ahora se conservan Iglesias construidas durante el Virreinato
desde antes de la segunda mitad del Siglo 16. La edificación de la Catedral de Lima empezó
en 1540, cinco años después de la fundación de la ciudad.
La mayor parte de los pintores y escultores de la época virreinal plasmaron su talento
artístico en obras con motivos principalmente del Nuevo Testamento, Santos, Ángeles y
Arcángeles.
Muchos indígenas expresaron su arte en trabajos que se denominan la «Escuela Cusqueña».
Santa Rosa de Lima (1586-1617) fue la primera Santa de las Américas.
San Martín de Porres (1579-1639) es el primer mulato de las Américas elevado a los Altares.
A esos Santos peruanos se puede agregar otros que nacieron en España, pero que pasaron
muchos años de su vida en el Virreinato, como Santo Toribio de Mogrovejo, San Francisco
Solano, San Juan Macías.
El Padre Pedro Urraca (1583-1657) fue declarado «Venerable» por el Papa Juan Pablo II,
como paso previo a su Beatificación y Canonización. Su Imagen se reverencia en la Iglesia
de la Merced, centro de Lima.
El culto al Señor de los Milagros, cuya Imagen fue pintada por un esclavo en 1651 y se
venera en la Iglesia de las Nazarenas de Lima, constituye una de las manifestaciones de fe
católica más grande en el mundo entero.
En 1570 se estableció en el Perú el llamado Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, para
impedir el avance del Protestantismo y condenar a los «herejes». «Hereje» era toda persona
que dudara la validez de la religión católica. También se condenaba a hechiceros, idólatras,
blasfemos. La Inquisición funcionó en el Perú hasta comienzos del Siglo 19.

https://www.iperu.org/origen-de-la-vida-religiosa-en-el-peru
Papa o sumo pontífice
El papa es el obispo de Roma, además es quien siguiendo la sucesión del apóstol Pedro, tiene
la misión de pastorear a la Iglesia universal. Es un cardenal que por medio del cónclave, que es
la reunión secreta de todos los cardenales del mundo, es elegido por medio de la oración y
asistencia del Espíritu Santo para ser quien guíe a toda la Iglesia.
Cardenales
Los cardenales son obispos que han sido creados cardenales por medio de un Papa. Ellos
son enviados a diferentes países para guiar y cuidar de la Iglesia presente en determinado
lugar. Los cardenales forman lo que se conoce como «el colegio cardenalicio», que se reúne
con el Papa para tomar decisiones pastorales y doctrinales, o para elegir un sucesor de
Pedro cuando hay sede vacante, es decir, cuando por alguna razón no tenemos un Papa en
función.
Obispos
Son sacerdotes elegidos por el Papa para ser consagrados como sucesores de los
apóstoles. Ellos son enviados a las diferentes ciudades del mundo, se les encomienda el
cuidado de una Iglesia particular que es una porción de la Iglesia Universal y bajo la
dirección y comunión con el Papa, cuidan la pastoral, doctrina y moral de la diócesis o
arquidiócesis que les ha sido encargada.
Sacerdotes
La jerarquía de la Iglesia continua con los sacerdotes. Son hombres que luego de haberse formado
por nueve o más años en un seminario o comunidad religiosa, son ordenados por un obispo. Ellos
en comunión con el obispo y por ende con el Papa y la iglesia universal, pastorean una
comunidad parroquial o cumplen con diversas funciones pastorales que les son
asignadas. Algunos sacerdotes son:
Párrocos: a ellos se les asignará una comunidad parroquial para que la guíen y acompañen
pastoralmente.

Vicarios parroquiales: se encargan de ayudar en la acción evangelizadora de una comunidad


parroquial, bajo la guía de un párroco.
Adscritos: son sacerdotes que tienen designada una labor particular dentro de la diócesis, como
educadores, delegados arzobispales, entre otras tareas y viven en una parroquia.
Diáconos
Hay dos tipos de diáconos. Los transitorios, hombres que están en proceso para ser
sacerdotes y sirven como diáconos por un tiempo determinado antes su ordenación
sacerdotal. Por otro lado, los diáconos permanentes, aquellos son hombres casados que
se forman para ser diáconos, pero no son ordenados como sacerdotes.
Los diáconos son Cristo servidor, a ellos se les encomienda la labor pastoral y caritativa de la
Iglesia, como la acción evangelizadora.
Todos, desde el Papa hasta los laicos, formamos la Iglesia Católica y estamos unidos por la
comunión, además tenemos la tarea fundamental de orar unos por otros en todo momento.

https://es.catholic.net/op/articulos/71783/como-esta-compuesta-la-jerarquia-de-la-iglesia.html#modal

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