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CUADRO HISTORICO

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PUMIX MIS
--a-

UY Sr. mio y dueflo.—Con que llegô el dia suspirado de p0-


111 der pensar, hablar y escrihir? Tal pregunta me hace V. y yo
Ic respondo afirmativamente: si, llegô. Aparecib sobre nuestro
suelo un varon esforzado que haciéndose superior a sus pasiones,
y detestando cuanto habia creido en los dias del error, empuñb
La espada y jUrb hacernos libres, independientes y felices: tarna-
fla empresa habia reservado el cielo a D. .19gustii de Iturbide,
coronel de infanterla del regimiento de Cclaya. LcIale a este
(segun CS VOZ piblica) un amigo de su conflauza, la historia de
nuestra revolucion escrita por el Dr. D. &rvando Teresa de
Mier, Noriega y Guerra, impresa en Lôndres; mas como advir-
tiese Iturbide que trastraviliaba un poco en lo que ieia, y se lie-
naba de rubor, quiso averiguar la causa por sf mismo, y hallo'
que era porque Mier hablaba en aquelia página con execracion
y espanto de las ejecuciones sangrientas que hizo con los
neros americanos que tomô en la bataila del puente de Saivatier-
ra dada ci dia de viernes santo de 1813. Consternbse sobrema-
nera su espiritu, llenôse de confusion al ver ci desairado papel
que representaba en el cuadro de la historia de su pátria, y jurb
desde aquel instante borrar con hechos hazaflosos aquelia negra
mancilla. Tal fué la causa de esta instantánea y saludable con-
version. . . . Mier! divino Mier, he aqul el fruto mas sazonado dc
In buen celo. . . . tu pátria es libre a merced en parte de tus afanes:
olvida va aquellos padecimientos y persecuciones horrendas, su-
TOM. L-2.
2 CIADRO IIISTORICO

I ridas en ci decurso de mas do veinticinco aios, y quiera ci cielo


vuelvas A Jos brazes de un amigo cine florô a una par contigo (y
acaso on los mismos calabozos on que viviste aprisionado) la ser-
vidumbre y desdichas de tu qucrido Anahuác: olvida las pasadas
tormentas, ilénate de a1egra, y besa con enflisiasmo a mi nom-
bre e',-,a mano derecha y estropeada, como la del prodigioso All-
guel de Cervantes, con que escribiste aquellas Imneas, para que
obraran la conversion de un americano estraviado al sendero del
honor y al carnino de La inmortalidad. Iturbide será grande por-
quo fué dôcil, y rnas grande ann, porque oyendo la voz de su pa-
tria, y correspondiendo a su llamamicnto, empuiTh La espada,
desafib a La muerte, y colocb sobre ci antiguo Tenoxtitián ci pen-
don augusto de nuestra libertad politica. Refluya sobre ti, b dul-
cc Mier! parte de esta gloria, y con in(ia en tus tareas pafa ilus-
trarnos. Formados on la escuela de la sabidurma y de los traba-/
jos, oiremos tus consejos, y seguiremos tus lecciones como dicta-
(las por un maestro deseoso do muestro bien, y ocupado de tiem-
pos atrás en exaltar la gloria del irnperio de Moctezuma.—Yo no
Se, amigo mto, si podrC sacar igual fruto que nuestro amado D.
Servando do cuanto tengo escrito a V. en el decurso de algunos
afios; sin embargo, hare un esfuerzo, y le trazarC un Cuac1ro,
aunque imperfecto, de cuanto he visto y oido de personas vera-
ces on La revolucion que nos afligib desde Ia noche del 15 de
septiembre de 1808, hasta ci dia 24 de febrero de 1821, en que
nuestro Iturbide se dejô ver en campalia, y presentô al mundo
ci plan de sus tres garantlas en ci pueblo de Iguala. La empre-
sa es árdua: los hechos son muchos, muy complicados, dificiles
de esponer con claridad, y sin dejar de causar desazones a mu-
chos de los actores de La escena, que ann obran en nuestro tea-
tro; T sin embargo, para hacerlo coui aigun rnrito, presentarC his
hechos por Cpocas, y ellos servirán de materia a nnestra historia;
otra phuna sabrá darles ci mCtodo y belleza que no es dado a la
inia. El estilo epistolar es por sin duda ci mas propio para (les-
ernpeñar esta empresa.

Nondum expiatis uncta cruoribus FcriculOsc plenum opus alac tractas.....

4
S
PE LA REVOLUCION MEXICANA.

A pesar del empeflo que ha habido por echar un veto deiiso


sobre Lu ocurrido en los dos aflos que precedieron al grito de Do-
lores, cstá averiguado que conducido ci rey Fernando Vu a Va-
lencev, despues de haber abdicado la corona en Bayona por la
violeucia que Ic irrogô el einperador de los frauceses, ci ayuuta-
miento de Mexico considerb esta parte del Imperio espaoi ace-
falada, y necesitada por tatito de constituir una corporacion quo
supliese la falta del monarCa. Su sIndico Lic. D. Francisco Pri-
mo de Verdad y Ramos: sit primer abogado Lic. D. Juan Fran-
cisco Azcárate, y ann ci misnio ayiuitamieuto en cuerpo, solici-
taron La instalacioti do una junta, y colivocacion do c6rtes do to-
do ci reino del virey D. José do Iturrigaray; pretension tan jlista
hallo' twa luerte oposicioll en ci acuerdo do oidores, quo por
inedlo do sits fiscales trollô contra ella. Era entouces esta cor-
poracion demasiado prepotente, y sit influjo, directo sobre ci go-
I)jefflO. Futidaba su autoridad hasta sobre Los ruisnios vireycs
en la Icy 36 lit. 15 lib. 2 do Indias ,,qnc manila quo cxccdiendo
los vireyes do las facultades quo tieneli, las audicucias ics ha-an
los requerilnientOS que conforinc at negocio parccierc sin publi-
cidad; y Si 110 bastase y no se causase inquietud en ía lierra, se
cumpla lo proveido por los viieyes bpresidentes y avisdn al rey."
En virtud, piles, do esta disposicion, se creyb autorizada [a an-
diencia, no solo para oponerse a la convocacion de crtes, sino
aim para arrestar al nhisino virey 011 sit ptIacio. En aquellos dias
instalada la junta suprema de Sevilla, inandô esta a Mexico dos co-
inisionados, que to fueron D. Juan Jabat, y ci coronel D. Toniás
do Jauregui, cuñado del virey Iturrigaray, no solo para (1UC
aliuliciasen su instalacion, sino para que lo arrestasen en ci caso
do que resistiese a obedecerla.
Casi en aquelios mismos dias interpelb Ct Mexico por sit parte
la junta do Oviedo, demandando La obediencia y tesoros del rei-
no. El oidor D. Guillermo do Aguirre y Viatia opin6 por ci re-
cotiocinhiento do la junta do Sevilla; pero tan solo en las causas
do hacienda y guerra, inas no en las de gracia y jIistiCia; opinion
absurda quo iinpugith con soiidcz ci marques do Rayas, liaciCu-
dole ver qite la soberaimla no era divisible: dijo lo mnismo ci al-
4 CUADRO HISTÔRICO

calde de côrte D. Jacobo Villaurrutia. Esta justa resistencia se


estimb por tin cr1 men, y ambos opinantes fueron perseguidos a
su vez por sus enemigoS hasta lograr sti lanzamiento del reino.
Interpelada esta America por las principales jtmtas populares
de Espaiia (porque hasta la ltirna aldehuela de la Peninsula
pretendia tener un derecho de dominio sobre ella) y no pudien-
do accederse a tan ex'oticas pretensiones, se acordô en.sesion so-
lemne tenida la tarde del 1.0 de septiembre, no reconocer a ningu-
najunta de Espana, y si socorrerlas a todasen lo posible para que
se defendjesen de los franceses. El fiscal D. Francisco Borbôn
tratb de persuadir al virey en aquella sesion, que en él residian
omnimodas facultades y tantas como en el mismo rey; creyblo
Iturrigaray de buena fC, y dejándose deprender en ci lazo que
se le armaba, dijo a la junta con un tono militar y franco estas
precisas palabras: ,,Pues bien, seflores, si yo todo lo puedo, co-
nio SS. dicen, ande cada uno derecho, y procure cumplir
con sus obligaciones. Yo espero no estraien VV. SS. que haga
algunas mudanzas, y dicte varias providencias."
Estas palabras fueron como un gope de rayo, y el decreto fatal
de su ruina. Los oidores Aguirre y Bataller comprendieron luego
que ci virey trataba de separarlos de sus empleos, con firiCndoselos
a los licenciados Cristo, Verdad y Azcârate; porque sabia que te-
nian juntas secretas en sus casas, y se habian abanderizado con
ci comercio de la capital excitado por ci de Veracruz: asf es que
trataron luego de parar el golpe que presumieron les amagaba.
Desde entonces repitieron sus acuerdos secretos con asistencia de
los tres fiscales, a quienes en sesion permanente hicieron formar
un pedimento para que ci acuerdo requiriese al virey se abstu-
viese de formar la junta proyectada. Llevôse en esto ci objeto
de interpelarlo en virtud de la ley de Indias, y no cediendo ar-
restarlo, dándole a epte procedimiento un colorido de justifica-
cion. Mas quién no ye que esto era obrar contra el espiritu y
texto de la icy, puesto que con tal conducta se seguia ci estrC-
pito y escándalo que la misma icy tratô de evitar, y ann ci per-
dirniento de la tierra, como luego se verificb? El remedio era
peor que ci mal.
DE LA REVOLIJCION MEXICANA. 5

El ayuntamiCiitO por su parte no cesaba de instar a todas ho-


ras porque Se instalase la junta. Hallábase adernas muy ofen-
dido de que el oidor Bataller hubiese dicho a presencia de toda
la junta, que no tenia inas autoridad que sobre los léperos. Este
ministro cuando pretendib la regencia, cuidb muy bien de inter-
pelar al cabildo para que apoyase su pretension en la côrte; y
aunque representante de unos léperos, creyô desde luego que po-
dia valerie para.lgar al colmo de su fortuna.
El ayuntamiento temia tambien mucho elpodercolosaldel virey
que teriia acantonado en Jalapa y en otros puros un ejército bieii
disciplinado, y pronto para obrar a su voz. Queria oponerle
mañeramente trna autoridad que lo sofrenara si fuera necesario,
porque Iturrigaray, atmque bien intencionado, era empero vio-
lento, testarudo y terrible.
Era el vehIculo de esta consiracion D. Gabriel de Yermo, ye-
cino rico de Mexico, y aitamente quejoso del virey porque le ha-
bia exigido los capitales de sus haciendas de tierra caliente, ame-
nazánclolo con que se las dividiria para vendérselas; y aunquc
Yermo tratb de resistirse, y pudo haberlo castigado como cabeza
de motin, le perdonô generosamente, y nunca pudo esperar en-
contrar en él un enemigo formidable. Los sediciQsos confiaban
en los mineros ricos de Zacatecas, y en todos los deinas espaflo-
les, que oian su voz como la de un oráculo. Residian partida-
rios de estos en Nueva—Orleans, que desde aquel punto atizaban
secreta y eficazmente al consulado de Mexico para que obrase
una revolucion contra los americanos, capaces de impedir la in-
dependencia, que alli se creia indefectible. Iturrigaray sabia to-
dos los pasos de la conspiracion, y a instancias muy repetidas de
sus amigos, habia mandado marchase de Jalapa para Mexico el
regimiento de infanterla de Celaya, cuya primera division debia
Ilegar a la capital el dia 17 de setiembre de 1808. Conduciáse
en todo como un hombre narcotizado; pero su lentitud y calina,
era la de un gefe hombre de bien que nada maquinaba contra la
seguridad del estado, y descansaba tranquilo en el testimonio de
su buena conciencia. Intentb seriamente renunciar ci vireinato en
inanos del acuerdo; pero su esposa mas reflexiva se lo quito cc-
6 CUADRO UIsTRICO

mo mal pensamiento, y tamnbien lo impidi6 el ayuntaniiento do


la capital, manifesiizidolc per niedio de sit regidor decano on umia
junta y a presencia del acuerdo, quo ci reino necesitaba de sit
ricia militar, para resistir a los franceses en ci caso de que hicie-
sen nit desembarco on nuestras costas.
Aunque el virey habia visto el voto del alcalde Viflaurrittia
a favor de la instalacion de la junta, el cual debib leerse on la ma-
ñana del 16, y to habia celebrado; sabiendo que fermentaba mas
y mas La desazon con la audiencia, rnandb suspender la circular
quo ya se iba a librar a los ayuntamientos para la convocacion
de cbrtes; pero ya fué tarde. La noche del 15 at 16 do sertiembre,
fué entregado pérfida y traidorarnente por ci capitan de la gua-
dia del regimiento de milicias Urbanas de Mexico D. Santiago
Garcia. Sorprendiôsele on su carna por una turba de facciosos
(jIlC temblando pisaron los umbrales de su paiacio: hIzoles fuego
on la garita de la esquina de Provincia, ci granadero del corner-
cio Miguel Garrido, que math a unoi otro; pero rodeado y en-
vuelto, tuvo que ceder a la fuerza despues de haber visto hull,
como codornices a aquellos cobardes. Entre estos so presentô em-
hozado en su capa uno de los oidores facciosos: distinguibse por
su osadia on ci acto de la sorpresa del virey un europeo ilamado
Inarra, vecino do Veracruz, conocido all por ci Mithn de Crô-
tona, segun su gran corner y beber. El virey fuC conducido pre-
so a La Inquisicion en un coche, acompaflándole ci alcalde do cbr-
to D. Juan Collado, y ci doctoral de la Iglesia do Mexico D. Juan
Francisco de Jarábo. Precedlale nu cañon a vanguardia: segula-
Ic otro a retaguardia, y Ic rodeaba una turha de bandidos on ver-
dadera farza y mogiganga. Este primer acto se procurô cohoiies-
tar, imputándole at virey ci crimen de heregla; porque era preci-
so engaflar at pueblo con to quo mas ama que es la religion paia
evitar su alarmna. La mañana del 18 so trasladb at virey con igual
aparato at convento de belemitas. Manejôse en aquellos azarosos
momentos con entereza y dignidad: siempre hal)lô con desprecio
de este acontecirniento, y perdonô a sus enemigos. Sit hijo ci ma-
yor qulso defenderlo en ci acto del arresto, haciéndoics fuego con
uua pistola, pero 61 lo Contuvo: si Imubiera tenido por qué temner
DE LA URVOLUCION MEXICANA. 7

ía muerte, se habria resistido con La espada como Francisco Fi-


:arrO en Lima, pues Ic sobraba valor, y no era delincuente. Dc
este modo vilipendioso y villano fué tratada La imágen viva del
rev, su lugar teniente, su alter ego. AsI se tomb La representa-
cion por los amotinados Ilamándose falsamente el pueblo de Me-
xico, asestándole al mismo tiempo la arti1lera en contradiccioii
dc tin hecho de que se le suponia autor. Tomb La voz de los
lacciosos Ramon Roblejo Lozano, de oficio relojero, y tan gran
pieza, corno qic habia visitado ci presidio de Ce(ita, de donde
era desertor; sin embargo, por este hecho de iniquidad le conde-
corb La junta central con la Cruz de Carlos III, asi como al oidor
Aguirre con la regencia de Mexico, y esparciC otros titulos a di-
versos mercaderes ricos por la consumacion de un hecho que de-
bib haberlos ilevado a! suplicio.
En aquella misma hora fueron igualmente presos los licencia-
(Los Azctrate, Verdad, Cristo, D. Francisco Beye de Cisneros,
abad de Guadalupe; Fr. Melchor Talamantes, rnercedario de la
provincia de Lima, que despues rnurib preso en ci castillo de S.
Juan de Ulcia, (habiCndolo sacado de la prision sin quitarle
los grubs hasta echarlo en ci sepuicro, situado en la puntilia del
castiLlo.) Tambien fiiC preso ci canbnigo Beristain de Mexico,
y D. Rafael José de Ortega, secretario de cartas del virey. La
vireina fuC como toda su familia arrestada y conducida al con-
vento de S. Bernardo. Vibse en su cama insultada hasta ci viii-
pendio: saqueáronseie sus bienes, y entre ellos las perlas compra-
das para la reina Maria Luisa, que reclamaron a pocos dias los
ministros del tribunal de cuentas por medio del Diario de la ca-
pital, cuyo hecho procuraron initiImente ocultar los amotinados
Desde aquel momento, y por tan escandalosa agresion queda-
ron rotos para siempre los lazos de amor que habian unido a los
españoles con los americanos. El pueblo se irritb cuando leyb en las
esquinas la proclama del acuerdo que le imputaba este delito. Le-
varttáronse cuerpos de hombres Ilamados por antifrasis patriotas,
los cuales se les dib ci nombre de c/ia quetas, por ci trage con que
aparecieron vestidos. Creáronse juntas, ilamadas de seguridad,
cu y o objeto era castigar a todo el quc hablase, aunque fuese en

I
S CUADRO HIST(RTCO

secreto de tin desafuero tan pblico, escandaloso y subversivo,


colocando por primer gefe de espionage al aicaide de cbrte D.
Juan Collado; pero este era tin ministro honrado, que seducido
por entonces, creyb cuanto se le dijo; mas desenganado despues
por esperiencia propia mudb de opinion, y fué perseguido. Fo-
inent6se la desconfianza piblica de mil maneras; ya, protegien-
do las delaciones; ya, aumentando el n(imero de porquerönes y
alguaciles conocidos con ci nombre de par/ida de capa, la cual
existe hasta el dia, concedjéndosela nit uniforme con mengua
del honor de los cuerpos del ejército. Pt'zsose a la cabeza de es-
Ia faccion a D. Pedro Garibay, militar pobre, octogenario, de tnt
buen fondo de coraZon; pero tan esthpido, cual demandaba ci
caso para ser ci maniqui de los oidores, que lo movian maqui-
naimente a su antojo. Figuraba este sinu1acro de hombre, a" la
estatna del Cid colocada sobre Babieca para terror de los Sarra-
ceitos. Mnitipiicáronse los arrestos sin distincion de personas,
acelerando ci curso de las causas; omitiendo los trámites mas
esenciales de clias, como la audiencia de los reos, y negándoles
a estos ci recurso de apelacion. Remitierbnse muchos a Espana y
Filipinas, y parece que se tomb un particular einpef'io en todas
las ciudades del reino en suscitar discordias entre americanos y
espalioles, y de estos se presentaban casi todos armados COfllO Si
estuviesen a punto de entrar on una lid.
La Gaceta de Mexico (de que desgraciadamentc era editor
Juan Lopez Cancelada,) atizaba por su parte con encarniza-
miento la tea de la discordia.
El Sr. Arzobispo Lizana the igualmente sorprendido, y con
sit bondadoso corazon creyb cuanto se le dijo: por tanto concur-
ri6 al acuerdo de la mañana del 16, y La noche del 15: bendijo a
los agresores como si fuesen a medIrselas con vestiglos, 6 partie -
sen para una expedicion de Cruzada a la Palestina. Confes'o des-
pues sin embozo su engano, y se retractb ante la junta central: ac-
to tan her6ico de su docilidad, le concit6 un aprecio de justtcia.
Desde esta Cpoca aparecieron ya los sintbmas de itna revolit-
cion estragosa, y de un 6dio general que hervia en los corazones
de todos. El reiiio estaba volcanizado, y 6 punto de estaflar
DE LA REVOLUCION MEXICANA. 9

con una detonacion horrsona. Per fortuna so log y evitar la p


on Valladolid de Michoacan, -meraxplosinqubcvtar
arrestando en 21 do diciembre de 1809 a sus autores. Tal estra-
go so evit'o por la prudencia del Sr. Arobispo nombrado onton-
ces virey. IJenunciôse la conspiracion por uno tie los quo esta-
ban coniprendidos on ella, y dicho prelado, virey, cortb en tiern-
po la causa, debiéndose a sit lenidad y prudeitcia la paz quo so
disfrutb hasta La ilegada del virey Venegas. D. Ignacio Allen-
do, capitan de dragones de la reina de la villa do S. Miguel ci
Grande, que habia recibido de Iturrigaray algunas seflales do
apreclo, (quo no pasaron do esteriores comedimientos por sit brio
y buen servicio on ci campo del Encero) concihib ci proyecto do
vengar los ultrages hechos a la persona do su genera!, a (J1UCU
amaba con entusiasmo. Asociado con ci cura do los Dolores,
D. Miguel Hidalgo y Costilla, dib la voz do la revolucion Ia rio-
che del 1 5 do septiembre do 1810, a la misma hera en que se cum-
plian dos nibs justos del arresto del vircy. Este gelé fuê piles-
to en libertad do brden de Ia junta central. La regencia de Cii-
diz to mand'o prehender segunda vez; pero las cortes cxtraordi-
narias sostuvicron ci printer dccrcto favorable, impusieron Si-
Iencio on la causa.
Dos apologias se han forniado on sit ohseqnio que couveuccit
Sn inculpal)ihdad inocencia. La scgunda no se ha dejado cor-
rer poi las arterias do sus encrnigos quo han logrado dctener
unos cajories de ella on la Aduana do Veracruz. Formb!a ci
Lic. D. Manuel Santurio Garcia tie Sala, datada on Ia isla (10
Leon ft 16 do agosto de 1812. Sin embargo de esto, y do quo
ci Sr. Infante do Espaiba D. ./lntonio Pascual convidb para sit
funeral on Madrid, con to quo sit honor recobr'o todo ci lustre do-
hido Ii su acreditada fidelidad at rey, ci consejo do Indias pr sort-
tencia definitiva proiuiiciacla ( 17 do febFero do 1819 Ic trato
muy mal; IIIICS on ci juicio do sindicato o resiclencia, condenb i
Iturrigaray ft iina inulta, por La ciial so Ic han soibido trescien-
to ochenta y cuatro mil doscientos cuarent.a y un pesos, a quo
ascendi ci caudal do diclio gefe.
Nada CS mas jUStO quo uua sdutolicia jinparcial por la quo so
TOM. 1.-3.
10 CUADRO IIISTORIC()

coiidena flu crImen tan torpe como lo es ci do concusion; Pe1


nada escandaljza, iii irrita tanto a los pueblos, como ci entender
que en esta misina sentencia so ileva por objeto vengar bdios pri-
vados, cubrióndose con Ia egida augusta de las le yes. t
Si Iturrigaray no hubiera sufrido goipes tan escandalosos do la
malicia do sus prepotentes enemigos, y otros vireyes tachados
con la misma nota de avaros (como ci marquós de Branciforte y
ci padre del gran Revillagigedo no Imbiesen quedado impunes on
esta misma clase de crIrnenes) la sentencia del consejo se habria
aplaudido, y seria tin freno poderoso para contener a esta clase
do gefes en los iindes de la sobriedad. . . Mu//Undo pecan-
/ium,pecandi licenliam subminis/rare (decia S. Gcrbnimo). Por
tales circunstancias la America la, estima como una ruin vengan-
za quo janlas podrá cohonestar, y dirá quo este tribunal fuC ci
instrumento ciego do quo se valieron sus enemigos para consu-
mar sit obra do perdicion. Jamas debe aiadirse afliccion al affi-
gido; y aunque on los crImenes (excepto ci de adulterio) no hay
compensacion; empero hay consideracion equitativa para suavi-
zar las penas, atendido el padecimiento y rango do los reos. Los
magistrados deben guardarse do ser nImiamentc justos, porque
el sumo derecho es suma injusticia.
El Sr. Iturrigaray estuvo deturpado con la nota de avaro, piles
los de su familia robaban escandalosamente a su nombre, y Cl
apenas percibia ci décimo. Tenia gCnio duro, C ignoraba ci ar-
Ic de ganarse los corazones quo poseyeron Bucareli, Azanza y
Revillagigedo. En sus dias se estableci6 Ia consolidacion de
obras plas, primer golpe harto funesto dado a los ramos do
agricultura y comcrcio: interesbsele en este maldito negociado on
tin tanto por ciento por ci ministerio espaflol, y asi procur'o hacer
t IIoha la independencia rcgresO la señora dc Iturrigaray y sus hijos de Epa-
ña. Pidicron estos al congreso so ics inandase cntrcgar las cantidades (1UC tenian
pucstas on el banco do la MinerIa; mas uno do los diputados do grande influjo, y
ci que on los dias del gobicrno de Iturrigaray Ic hacia la cortc a dicha scflora, BC
opuso fucrtemente y pretendiO BC Ilovase a cfccto la scntcncia del congrcso. La
discusion duro algunos dias con acaloramiento; mas yo inhlul cuanto pude on (jut,
so Ic entregase su diucro, pues seria mucha rnengua quo asi corrcspondUscmos a nfl
gefe quo pot causa nuestra hahia sufrido indecibics padecimientos y deshonra.
DE LA REVOLUCION MEXICANA. 11
cfectivas sus providencias con un rigor, quo le atrajo el &lio del
reino; por lo demas fuê fideilsimo al rev, y lo juth en la plaza
mayor de Mexico con un zelo exaltado. El impidib se circula-
seit los decretos fulminados contra Fernando VII en Ia causa del
Escorial qite se le renlitieron do oficio, esponiCndose por esto a la
perseclicion del prIncipe de la, Paz, a quien debia proteccion y ci
vireinato. Cuando el acuerdo de Mexico dudaba si reconoceria
o HO pOr lugar teniente del rey a! Duque de Berg, U protestb con
una mtrepidez niilitar quo asombr6 a los oidores, que jamás lo
reconoceria, y que se batiria hasta inorir por sostener los dere-
chos del rey, pues para eso habia creado un ejCrcito. No obs-
tante, este mismo acuerdo testigo l)reseicial do tan Joable con-
ducta os l)rellderlo, y mancillarlo corno ft traidor 1contradiccioii
notable que asI lionrarft la memoria do Iturrigaray, conio tizna-
rft eternamente la reputacion de aquella junta de letrados!
Tales fueron los antecedeiltes do una revolucion la mas sait-
grienta que ha visto el Anahufte. Los quo Iloramos sobre las
cemzas y escombros do ella, y hemos sido envueltos cit tamaila
desgracia, suplicamos al supremo gobierno, como David a Salo-
mon cuando to encargaba quo no perdonase it SeinCy, que casti-
gue ejemplarmente ft los autores de este molin, y de tan escan-
dalosas agreslolles ejecutadas sobre un pueblo pacIfico, y lance
nias alift do los mares ft esos monstruos, origeit (111100 do nuestras
desgracias. Todos quedaron impunes, C indulgencia tall des-
coinunal parece que los ha autorizado para repetir sobre nos-
otros, y cargarnos con todas las tribulaciones de la guerra y anai'-
qula. Jamfts ocupen los asientos de honor preparados para re-
niunerar la virtud y el mérito, sino los que no fueron Coiflquifla-
dos con esta manha de abominacion. Por ml, confieso, que asi
liorarC el verme juzgado por jueces tan inicuos, como si fuese
arrastrado ft una cueva do ladrones que dispusiesen de nii pro-
1)iedad y de mi vida.
I-IC aqui, amigo into, los antecedentes Jo esta revolucioii fu-
nesta, quo Va It canibiar la faz del nttuido culto. Prepitrcse V.
para oir ci liorreiido grito de mnuerte dado en Dolores. Mas an
Ics vCainos 10 que ocurria on Valladolid do Michoacan, y lo
12 CUADRO HISTRXC0

que acelcr'o a! cura Hidalgo para hacer su prolllmciamiellto.


V ERDADERO ORIGEN DE LA REVOLUCION DE 1809,
EN EL DEPAUTAMENTO DE MICHOACAN.

I?elacion forinada por u.no de los principales colabotadores (IC


es/a empresa. f
Al tiempo do la prision del virey Iturrigaray, los quo la apo-
yaban hacian valor quo este gefe trataba de sublevarse y apode-
rarse del reino. Los partidarios del virey oponian esto quo
110 era creible tal intencion, porque cbrno se habia do atrever (i
resistir i la fuerza que Espana no habia podido oponer a Napo-
leon, y quo conquistada esta por el emperador dc los fraiicescs
la autnentaria sin duda lara sojuzgarnos? Pero en respesta a
estas reflexiones so crnpeiaban los contrarios en PObar que
xico podia muy bien sostenerse en caso do que Iturrigaray pro-
lendiera coronarse; asr fué quo los enernigos do este, cob-
sos do la obediencia a Espana y dependencia de ella, fueroii
Los primeros que nos hicieron comprender La posibilidad do la
independencia y nuestro poder para sostenerla; y como por otra
parte la idea era tan lisonjera, pocas reflexiones so necositaba
liacer para propagarla, contribuyendo mucho ci can'onigo abad
Quepo y otros europeos de crédito, como ci presidente Abar-
ca do Guadalajara, ci intendente Riano do Guana , ito, ci do
Puebla Flon, ci general Calleja y otras personas de nombradia
qUo para sostener Ia prision de Iturrigaray incuicaban las ideas
que nos servian de base. AsI seguimos trabajando sin acuer-
do ni concicrto: Iluestros pocos conocinuentos no nos sujerian los
inedios eficaces y fáciles que podiamos haber adoptado en la bue-
iia posicion on que nos hallitbamos por nuestro crédito, giro y rc-
laciones hasta septiembre dc 1809, on que los europeos advirtien-
do La falta quo liabiaii cometido trataron de enmendaria comen-
zando a imputar a locura de Iturrigaray sernej ante proyecto, pues
decian quo con LU1 par do navfos do linea, 6 cuatro 6 seis mu

f El Sr. general D. Mariano Micliclena.


DE LA IIEVOLUCION MEXICANA. 13
hombres acabaria Espafia con este reino, y al mismo tiempo toma-
ban sus providencias para invigilarnos é intimidarnos, arnena-
zfindonos y formando ima masa cerrada para contrariarnos. Per
poco advertidos que fuésernos flosotros, bien comprendimos nues-
tro peligro, y nos reuniamos frecuentemente para comunicarnos
nstras observacioiies y discurrir los medios de asegurarnos y
seguir adelante. Estâbamos Intitnamente unidos D. José Maria
Garcia Obeso, capitan de milicias do infanter'xa de Valladolid,
Fr. Vicente do Santa Maria, religioso franciscano, ci Lie. D. Ma-
nuel Ruiz de Chavez, cura de Huango, D. Mariano Quevedo,
comandante de la bandera del regimielito do Nueva Espana, ml
hermano el Lie. D. José Nicolas Michelena, ci Lie. Soto Saldaiia
y yo. En estas reuniones nos fijamos en que convenia excitar
nuestros relacionados y que acord.semos lo conveniente a nues-
tro objeto y seguridad. Que se les propusiera hablar y reimir Ia
opinion a estos dos puntos. Primero: quo sucumbiendo Espana,
podiamos nosotros resistir, conservando este pais para Fernando
VII. Segundo: quo si por este motivo quisieran persegiuirnos,
clebiamos sostenernos, y quo para acordar los medios mandaran
sus comisionados. En consecuencia mandamos al Lie. D. Jose'
Maria Izazaga,.1 D. Francisco Chavez, a D. Rafael Soichaga,
dependiente de mi hermano, ft D. Lorenzo Carrillo, dependiente
mio âcia diversos puntos; yo fiii a Pâtzcuaro y luego ft Queréta-
ro para hablar con D. Ignacio Allende, mi antiguo amigo, al que
cite para aquel punto, y por resultado do estas diligencias vino
comisionado por Zitâcuaro D. Luis Correa, y por Pâtzcuaro I).
José 1\'larIa Abarca, capitan de las milicias do Uruaparn; y ann-
quo Abasolo fiiC comisionado por S. Miguel ci Grande, no ViflO;
pero escrihi6 Cl y Allende que estaban corrientes en un todo, quo
vendria despues uno do ellos, y estaban seguros ya del buen Cxi-
to en su territorio. Esta carta cifrada se le coji6 ii Soichaga y
corre on la causa, sin haberse averiguado su contenido ni proce-
dencia, porque todos los procesados !a desconocimos, y Soichaga
se escapb de la hacienda do Corniembedro, de quo era adminis-
trador cuando so Ic iba a prender. Continuâbamos nuestras
reuniones y trabajos hasta inediados do diciembre de 1809 cli
14 CUADRO HISTbRICO

quo vinieroii nuestros comisionados Correa y Abarca, conducién-


dose con mas circunspeccion de la que podia esperarse do flues-
tra inesperiencia; pero no tanto que los espafloles no se aperci-
biesen de eilas. lguno de los criollos, aunque nos trataba
conti,uusmente nos era entonces justamente sospechoso; él des-
pues sirvi6 decididameute a la iiidependencia, nos hizo gran da-
io, y el padre Santa Maria que era muy exaltado, picándolo los
europeos, se esplicb fuertemente a favor de la independencia, do
todo lo cual por las sospechas que habia contra nosotros, y por
lo que decia nuestro cilado paisano, se di'o parte al gobierno, el
cual mandb ejedutar la prision del padre Santa Maria y la a ye-
riguacion contra nosotros. En consecuencia, el dia 21 de diciem--
bre a las diez y media de la manana el teniente letrado - asesor
ordinario de aquelia intendencia D. J. Alonso Terân, procedib it
la prision del padre Santa Maria (luego que concluy6 de pro-
dicar en la iglesia de su convento) y lo pusieron en el del Car-
men: nosotros nos reunimos en la casa de Garcia Oheso, y so
acordb que se procurase desde luego tener cornunicacion con ci
preso para combinar con él lo conveniente al giro de la causa, y
su fuga on caso necesario: que si liegaban a sacarlo para traerlo
It Mexico lo quitâsemos del camino It toda costa: que se avisase It
Rosales que era el cacique a quien reconocian los pueblos de los
indios en la provincia y It todos nuestros corresponsales: que yo
situase en Maravatio mi partida que habia salido para QuerCta-
ro diez dias antes con la rcmesa de reclutas para el regimiento
de la Corona: que el capitan D. Juan Bautista Guerra, quo tdnia
mas de la mitad de su compaiiIa en ZinapCcuaro, fuese It esc
pueblo con ci pretesto de rccojerla para traerla It Valladolid (hoy
Morelia) donde se estaha reuniendo ci regimiento de Milicias:
que ci hermano de Abarca fuese It PIttzcuaro para avisar it los
compafleros para que estuviesen prontos: que contItbarnos con los
cuarteles que ocupaba la tropa de milicias quo cran la Compa-
ñIa y las .9ninui$, y estaban seguros, porquc on uno estaba do
guardia Muziz, y on ci otro D. Ruperto Mier, ambos de confian-
za, y la partida de Nueva—Espana quo mandaba Quevedo: quo
Alvarez iria 6 Ia oracjoit It la casa del asesor Terthi (como iba
DE LA REVOLUCION MEXICANA.

rnucaS noches para averiguar Jo converiiente y avisarnos.)


'l'odo to acordado so ejecut'o inmediatarnente, y nosotros, ines-
pertos, quedamos muy satisfechos de nuestras disposiciones, pa-
reciéndonos que nadie podria con nosotros; pero entre tanto Cor-
rea asustado con la prision del padre Santa Maria so presenth it
Teran de1at.ndoie cuanto sabia. Por fortuna no estaba entera-
dc do to mas principal, sino solamente de los rurnores y excita-
tivas que habiamos hecho a varios puntos, y quo deciamos quo
teniarnos correspondencia con clios, y asi solo fuirnos compren-
(lidos los de Morelia y Pátzcuaro, por quienes condurri'o Abar-
ca. Con esta delacion los muchos quo ya habia y La esposicioii
del oficial, de que hablé antes, de quienes habiarnos desconfia-
do, ci asesor Terán pidi'o at comandante de armas Lejarza nues-
tra priSion, y on este mornento nos llarn6 a su casa; nosotros nos
rcunimos do prisa, y en lugar de echar mano inmediatamente
do la fuerza 6 do la fuga, resolvirnos ir at Ilamamiento, y solo en
caso necesario resistirnos arrestando en su misma casa at coman-
dante, bajo el pretesto do ser partidario de los quo querian quo
nos entregásemos a los franceses quo se esperaba quo dominarian
Ia Espafla, y para ilevar la contestacion y ejecutar ci arresto, so
encarg'o a Garcia Obeso, que era el mas antiguo de los concur-
rdntes.
Fuirnos a la casa de Lejarza, Garcia Obeso y los demas oficia-
les Ilarnados. Lejaiza, luego que estuvimos reunidos nos mani-
fest'o el oficio de Teran ê intinib arresto a Garcia Obeso y A ml pa-
ra ci convento del Crrnen t cargo de los padres. Garcia call'o
y nada so hizo do to acordado, pues segun despues nos dijo, to
pareci6 quo en tal situacion no quedtbamos tan mal, y que sin
(luda ci negocio se terminaria pronto: quo ci peligro no era grati-
do ) y quo iiuestros recursos quedaban intactos, pues nada se ha-
blaba do nuestros compaieros; cicu1os todos de la inesperiencia
y itcia conflauza on nuestra posicion, relaciones y aura popular.
El Lie. Solo, quo veia un poco mas léjos, quiso a La vez reunir
at pueblo y embarazar nuestra prision, se precipit'o, y en lugar
(IC esperar y preparar un golpo, 6 iluestra libertad con los dc-
inentos que habia, quiso obrar en ci momento, so dcscubriô y na-
da iiizo; pero Pfl( 0 salvarse.
16 CUADRO ETS'F'ORICO

EnlamismahoraftieroflPresosAbarca y ml hermano, quo


fné uno de los concurrentes con Correa. En seguida se aprelien-
dieron otros varios de aquellos con quienes se creyb quo tenia-
mos nuestras conferencias, y a Rosales por aiguna exaltacion é
impriidencia que tuvo esa noche cuando supo nuestra prision,
Imes algo se percibi'o de las medidas acordadas y comenzadas a
poner en prâctica para cooperar a poner en libertad a! padre San-
ta Maria, caso de que lo quisiesen sacar los dependientes nues-
iros. Soichaga y Castillo pudieron escapar, y asi La causa que-
(lb verdaderarnente reconcentrada en nosotros.
Nuestra conducta en la série del proceso fu6 rnuy buena, de
mode quo solo se ptido probar quo excitarnos La opinion, y que-
riarnos poner los medios para que sucumbiendo Espana, este pais
no signiese aquelia suerte, Jo cual manejado por mi primo ci Dr.
D. Antonio Labarrieta y otros amigos htbiles, Ic dib un aspecto
tal, que aunque bien so percibian los resultaclos, no podia en
aquellas circunstancias liamarse crirninales, por lo cual ci arzo-
bispo virey Lizana mandb cortar la causa, destinando a Garcia
Obeso a S. Luis Potosi, 1 mi hermano a esta ciudad y a mi i Ja-
lapa; los demas compafleros quedaron on libertad, continnand()
en sus trabajos ya niuy esperimentados hasta quo fueron denun-
ciados en Querétaro, donde estuvo t pimto do ser victima ci be-
iiemérito corregidor de letras do aqiiella ciudad Lie. 1). Miguel
Dominguez, y habiéndose tenido La noticia en Ia villa do S. Mi-
guel ci Grande, (quo les comunic'o la esposa do este magistrado
1)oiia Maria Ortiz de estar descubierta la conspiracion) Allen-
de, Hidalgo y sus sbcios se pusieron en defensa, y comenzaron La
guerra con ci regimiento de cahallerla, de quo era capitan Allen-
de, y come ya todo estaba muy preparado, se le reulijeron mu!-
titud de gentes en cuantas poblaciones tocaron. Do riuestros
relacionados on la empresa de aquella época casi todos murieron
y solo virnos realizada la independencia D. Antonio Cumplido,
D. Antonio Castro, 1). Jose' Maria Izazaga, D. Jose' Maria Abar-
ca, D. Lorenzo Carrillo, yo, y no se' si alguno otro.—Jos Ma-
riano ]Ilic/zelena.
Tal es la relacion quo a muchas instancias mias lie rccabado
DE LA REVOLUCION MEXICANA. 17
de eute general, cityos padecimientos posteriores fueron indeci
bles, porque como hombre de no menos talento que astucia fuê
atrozmente perseguido por el virey Venegas y conducido a la
fortaleza de Ul(ia. Atacado aill de nfl fuerte reumatismo y tra-
tado con La crueldad que acostumbraban los españoles a los pre-
SOS de este image, fué trasladado casi sin inovimiento en brazos
ála embarcacion que lo condujo para Espaia: alil continuo' su
carrera militar de capitan del regimiento de Burgos. Haliábase
de guarnicion en La Coruña cuando ocurrib La revolucion del aflo
de 1819, y era capitan general de aquel departaniento el misino
general Venegas, y a. quien le tocb prender porque se puso it
la cabeza de La revolucion; tratblo con toda La consideracion pro-
pia de an caballero, y prendado de sus beilos modales Venegas,
le entregb todos sus papeles que puso en salvo para que no se
viese comprometido. I-Iaiiãndose despues en Madrid, se le pre-
sentb dicho gfe en su casa a. dare las gracias por las considera-
ciones que le habia tenido, y de este niodo Venegas tomb mm
leccion práctica y enérgica de la nobleza de este americano que
supo retribuir colt beneficios sus agravios.
Yo estoy Intimamente persuadido de la verdad y exactitud de
su relacion, porque ci capitan Garcia Obeso y sus compafleros,
que fueron conducidos presos a Mexico, me nombraroit defen-
sor. No llegué it alegar en su causa porque me presentb perso-
nalmente a. hacer una visita al arzobispo virey Lizana, it quien
hallb enfermo. Querlame mucho este buen prelado, y hacién-
dome sentar en su mismo catre, y prcguntándome la causa por
que me Ic presentaba, me acuerdo quo Ic dije . .... Vengo a quo
V. E. Ilima. se sirva cortar La causa de Valladolid, y quo en ella no
se de' ya ni una plumada mas.... El oidor Aguirre opina quo ci
dia que se ahorque ci primer insurgente, Espana debe perder la
csperanza de conservar esta America.... Yo soy de la misnta
opinion, me respondib: vaya V. seguro de quo matidarC sobre-
seer en esta causa. Efectivamente, asI lo cumpliô. En tal es-
tado se hailaba ci proceso, cuaiido estalib La revoliicion en Dolores,
y- luego que ci Sr. Hidalgo entr6 en Valladolid, sin nuevo motivo
superveniente, maudb Venegas arrestar en la cancel pébLica al ca-
TOM. 1.—i.
18 CUADRO HISTbRJC()

pitan Garcia Obeso, donde yo lo dejé cuando marché a la revo-


incion; es decir, que hasta aquella época, que fué en diciembre
de 1812, Ilevaba dos años y dos meses de prision. El padre
Santa Maria qnedb tambien preso en el Convento de S. Die-
go, de donde logrô fugarse y murib en Acapulco a la sazon
que ci Sr. Morelos tenia sitiado el castillo, y mostrb grande
sentimiefltO por la pérdida de este sábio, digno de mejor fortuna.
El asesor Terán se concitô tin grande bdio por haber mandado
ejecutar estas prisiones, y tanto, que despues fué degollado en ci
cerro de la Batea con otros varios espailoles por los insnrgentes
que ocuparon a Valladolid a la entrada del Sr. Hidalgo en aque-
ha ciudad.
Cuando publiqué la prirnera edicion de este Cuadro Histbrico
lo hice con mucha premura, lo trabajé con ci objeto de que no
se perdiera la memoria de los principales sucesos de la revolu-
cion, y que estos sirviesen de estImulo I los inexicanos para re-
sistir una nueva invasion que entonces creiamos indefectible, por-•
que ci gobierno, poco cauto en averiguar el verdadero estado de
Espakia, la creia en disposicion de invadirnos con nuevo y grande
furor; por 10 mismo no me estendf en relacionar muchos hechos
como espero hacerlo en la presente edicion. Asimismo 1lev.00r
objeto hacer que la posteridad, mas justa que la generacion pre-
sente, aprecie en sits quilates el mérito y virtud de los primeros
hombres a quienes debernos Ia independencia. Hoy los que dis-
frutan de sus ventajas, que viven en la opulencia y honores pie
nosotros les proporcionamos esponiendo nuestras forimias y vi-
das, nos miran con seflo, y muchos toman nuestros nombres en
boca con hastlo; no pasará lo mismo en ]as edades futuras; lines-
tros nietos leerán nuestros hechos Con admiracion y entusiasmo,
y aun acaso me culparán por no haber referido hasta las mas
menudas circunstancias de sucesos, que boy parecen insignifican-
tes y despreciables.
Creo haber manifestado a V. de una manera bien perceptible
Ia predisposicion en que se hailaba esta America para la revolu-
cion ocurrida del 15.al 16 de septiembre de 1810. Los ultrajes he-
chos a los americanos se habian hecho sentir, 110 solo en la capi-
DE LA BEVOLUCION MEXICANA.

tal,jno ell mas poblaciones de este continente y hasta ell


bosquesmasreiflotoS. El cura de Nucupetaro y Carácuaro,esdecir,
elgran Morelos, hombre modesto é ilicapaz de causaránadie el me-
nor, sinsabor, lIeg6 a Valladolid ell de 1809, con el objeto
devisitar a una hermana suya; hallôse por unraro accidenteell mm
concurrencia de amigos, donde se representaba un coloquio, 6 sea
14 escena del nacirniento de nuestro Redentor Jesucristo, y en
ella se tratô de los escandalosos arrestos que ell dias SO
habian hecho por ci teniente letrado de aquella provincia, ha-
ciendo venir tropa de Páztcuaro, ell persona del capitan D.
Jose Maria Garcia de Obeso, padre Fr. Vicente de Santa Maria,
los dos Michelenas, Soto, y otras personas con el mayor estrC-
pito, y de los insultos inferidos a toda la America ell prision
del virey Iturrigaray: todo lo oyb con sorpresa, y su corazon se
iiitlamb de deseos de venganza. Decidiôse luego a tomarla, y
inarchaudo a pocos dias a su curato, comenzb a fortificarse ell
haciendo un ensayo de la resistencia que podia algun dia opo-
iier a sus enemigos ell punto; no de otro modo Napoleon
Bonaparte se fortificô ell cuarto cuando era ami nifio cursan-
te ell colegio militar, y desafib A sus enemigos los j6venes que
Ic miraban do mal ojo, porque no coincidia con sus ideas pueri-
les y estravagantes: tan cierto es, que los liombres grandes so
asemejan unos a otros, ami ell pequeiieces, y parecen
fundidos ell mismo moide. El primero saliC do su colegic
lieno de ideas militares para asombrar al nnuido antiguo con sus
conquistas, y ci segundo partib de alli para Acapulco a dar asun-
to It la historia con sus liechos hazañosos, y a lienar de asombro
y estupor aun a sus mismos enemigos.
El cura de Dolores D. Miguel Hidalgo y Costilla con mayor
ilustracion que ci do Carácuaro, sentia igualmente los impulsos
de la vengauza, inirando esclavizado It su pueblo querido. Era
ademas testigo presencial de la miseria a que habia sido conde -
nada toda su feligresla impidiCndole que elaborase ci vino de la
uva que cosechaba, por fomentar ci gobierno espaflol la impor-
tacion del de Cataluila; ni podia ser indifereute su corazon oyen-
do los suspiros de tantos miserables quo yacian ell desnudez
20 CUADRO HIST6RICO

mas oprobiosa; asi es que para repararla en parte, piantô en su


curato fábricas de loza y de tejidos, y se dedicô at cultivo de la
seda: establecib irna escuela de m(isica, y se propuso formar alil
una colonia semejante a la que proyectaba el Sr. D. Fr. Bartolo-
me de las Casas en la costa firme, y que friistrb la malicia y as-
tucia de los primeros mandarines de la Isla Española. Tales
eran las ideas liberates que animaban at cura Hidalgo, y por las
que su nombre se registrará en el templo de la Memoria. Lio-
raba en secreto y on ci seno de sus amigos nuestros desastres,
y de sus conversaciones tenidas con el capitan D. Ignacio Allen-
de resultô, que uno y otro se decidiesen a conquistar la libertad
de su patria.
El cura de Dolores, aunque vib que la primera tentativa de in-
dependencia se habia frustrado en Valladolid, no desesperb de
Ilevar adelante la empresa de la emancipacion, en cuyo proyec-
to tuvo por primer asociado at capitan del regimiento de la Rei-
na D. Ignacio Allende. Su ejecucion demandaba mucho traba.
-jo,muchasnexi todr,ypiesmaucho
sigilo, imposible de guardar entre muchos y gente poco acostum-
brada a la reserva y disimulo. El carácter mexicano es franco,
y mucho mas cuando a nuestra juventud no se le habia enseña-
do como los severos espartanos a sus hijos a guardar y conocer
ci gran mérito del secreto. Dibse por las circunstancias del mo-
rnento ci grito terrible que se propagb como la iuz del crep6scu10
por toda la America, grito que sobre ser de bdio fué impoiftico,
y tanto mas, cuanto que se obraba sin programa 6 plan lormado
anticipadamente y que fuC causa de robos y asesinatos.
Ocioso es quo por ahora me detenga en referir con particula-
ridad ci ni'imero de sugetos a quienes comunicaron entram-
bos caudillos su proyecto; y mucho mas la vergonzosa delacion
que de ellos hizo un eclesiástico de Querétaro, y por ci que lie-
garon las primeras noticias a oidos del gobierno de Mexico de-
positado entonces on la audiencia de la Nueva—Espana, con
agravio del Sr. arzobispo Lizana. 4 El hecho se hizo at fin de-
1 Vase ci modo con quo este arzobispo fu nombrado virey por la junta central
de España, quo existia on Sevilla, en mi tomo 3• ° do los Tres siglos do Mxico
durante ci gobierno de los vircycs, página 265.
• DE LA REVOLUCION M(1CANA. 21

masiado ptblico, y tanto, que el jueves 13 de septiembre de 1810


dib noticia de 61 al intendente de Guanajuat D. Juan Antonio
Riaiio, 11. Francisco Bustamante, capitan del batallon de aque-
Ha ciudad. Djo!e qite ci cura Hidalgo, Allende, D. Juan Alda-
may D. Ignacio Abasolo, pretendian sorprender la noche del 1.0
de octubre a todos los europeos avecindados en Guanajuato,
apoderándose de sus caudales, a cuyo intento se habian coligado
con os sargentos del batalion Juan Morales, Fernando Rosas 6
Ignacio Dominguez, y con el tambor mayor Jose Maria Garri-
do, encargados de seducir a la tropa que estaba de guardia, para
que ayudase a la empresa.
El intendente, hombre cauto y adornado con todas las bellas
partes de un excelente magistrado, se resistiô a creer semejante
denuncia; pero lo convencib de su verdad Bustamante presen-
tándoie documentos que justificaban su aserto, y ademas Garrido
se delatb voluntariamente, manifestando setenta pesos que habia
recibido en parte de recompensa.
Satisfecho Riaño de la verdad del caso, mandb a Garrido que
fuese al pueblo de Dolores y le trajese una noticia individual de
las disposiciones de aquel cura, conminándolo con pena de muter-
te si no desempefaba ci encargo. Entre tanto que esto se yen-
ficaba, comisionô al sargento mayor D. Diego Berzabai para la
prision de los sargentos cômplices, la cual se verificb en la ma-
drugada del 14 de septiembre sin percibir el pCblico la causa de
ella. Examinados por el comisionado, confesaron lianamente el
hecho. Garrido regresb de su espedicion, y asegurb que el cura
Hidalgo tomaba con eflcacia sus medidas para veriflcar ci pro-
yecto en ci dia citado; por tanto mandô ci iiitendente se le pusie-
se en arresto para que nadie sospechase de su delacion. Librb
por su parte ôrden al subdelegado de S. Miguel el Grande para
que prend.iese a los capitanes Allende y Aldama, y que con la
posible celeridad pasase al pueblo de Dolores a ejecutar lo mis-
mo con el cura Hidalgo y Abasolo. Finalmcnte, encargb a D.
Francisco Iriarte, que acaso iba a la villa de S. Felipe, inmedia-
ta al pueblo de Dolores, que observase los movimientos de dicho
cura Hidalgo, y Ic these parte de la mas ligera novedad.
22 CUADRO kII5TRICO

El martes 18 de septiembre a las once y media de la uiaiiana


avisô Iriarte por un expreso, que habiendo interceptado Allende
la brden ell ci iutendente prevema su arresto al subdelegado
de S. Miguel el Grande, se fu a Dolores, a donde Rego' a las do-
cc de Ia noche, y conferenciando con ci cura ilidalgo sobre ci
partido que en tan angustiadas circunstancias deberian toinar,
acordaron dar muy luego la voz de alarina corno ejecutivainen-
te lo hicieron con cinco hombres voluntarios y cinco forzados.
Con este corto n(unero prendieron a siete eiiropeos de Dolores,
incluso el padre sacristan, cuyos bienes repartieron. Otro tanto
hicieron ell villa de S. Felipe ci dia 16, y lo mismo en S. Mi-
guel, para donde se ericaminaron sin demora. Entre tanto se los
reunieron gentes de todas clases con las que desde luego mcdi-
to marchar sobre Guanajuato.
Semejante noticia sorprendiO al intendente, que al momento
mandO tocar generala; reunibse ci batalion que estaba sobre las
armas, y casi todo el vecindario con un gran niimero de plebe.
Todo era confusion en Guanajuato: cerraban las puertas, y el
terror les hacia ver sobre sus cabezas al enemigo. CorrIase por
todas direcciones a pie y a caballo, y para dar mayor interés a la
escena, la comunidad de los frailes dieguinos se presentO en la
puerta del tempio enarbolando mi Santo Cristo. Desde este mo-
mento los hipbcritas y visionarios hicieron tomar parte ell de-
manda a la religion, apellidaron su voz augusta, y comenzaron
a seducir a unos pueblos incautos. iArdid maldito quo nos llenO
de sangre, y que despues se tomb en persecucion contra los mas
benemOrjtos sacerdotes! Habria sido tolerable si solo hubiese
tenido lugar ell comunidad de monjes; pero su vehiculo es-
taba en Valladolid de Michoacan, cuyo obispo electo y entonces
gobemnador de aquella mitra (D. Manuel Abad Queypb) haciendo
violencia a sus sentimientos naturales póblicos y literarios, exco-
mulgô a! cura Hidalgo segun ci Canon Si quis suadente diabolo
del Concilio Lateranense que sigu.ib el arzobispo Lizana, y Ber-
goza el do Oaxaca, con mas la Inquisicion do Mexico. Pero a
la verdad que pudiera muy bien dudarse si se rnetib mas bien ci
diablo entre Jos excomulgantes pie en el inisino excomulga-
I)1 LA REVOLLYCION MPXICANA. 23
do. Sigámos a los de Guanajuato en su confusion y dcsôrden.
Las plazas quedaron solas, y todo causaha ci mayor horror y
COnftIS j OII Cerciorado ci piblico del hecho, se advirtib ci ma-
yor empeflo de entrar en accion con los enemigos, los que segun
el general entusiasmo si entraran en aquel dia hubieran perecido
sin remedio: declase entonces quo estaban a tres leguas de Gua-
najuato.
A las dos de la tarde rnandb ci intendente jitntar en ]as casas
reales a los prelados de las religiones eclesiásticas y demas veci-
nos distinguidos, a quienes comunic'o todo to ocurrido, asegurân-
doles que eran muy vastas ]as medidas del cura Hidalgo, y que
temia con fundamento que dentro de seis horas seria su cabeza
el escarnio del pueblo. En la tarde se condiijeron maderas cer-
rando las bocas calles principales con trincheras y fosos: pusié-
ronse los vecinos sobre las armas: salieron patrullas de infante-
na y caballerla, y se mandaron avanzadas de a cuarenta hom-
bres a Santa Rosa, Villalpando y Marfil, puntos inmediatos por
donde se temia la invasion. Al siguiente dia a la una de la ma-
ñana se tocó generala, porque Ia avanzada de Marifi avisó que
se descubria gente enemiga: pisose la ciudad en rnovimiento
pero se not6 luego que ya no rein aba en ci pueblo ci entusiasmo
ciue ci primer dia, atribuyéndose este cambiamiento de afectos a
to incmodo do la hora. En breve se serenb esta conmocion, pues
se supo que la habian causado unos tiros de fusil que so le an-
tojb disparar at cura do Marfil. La fortificacion hasta entonces
hecha se mantuvo por espacio de seis dias, y se guardb la nias
severa disciplina militar.
El lunes 24 arnaneció la ciudad sin las trincheras y cegados
los fosos: la noche anterior dispiiso ci intendente hacerse fuerte
en la nueva Allióndiga do Granaditas, situada a la entrada prin-
cipal de la ciudad en una pequefla altura. Retiróse all'j este ge-
Ic ilevándose consigo cuanto existia en Ia tesorerfa de piata y
oro acuñado, en barras, azogue en caldo, bulas, papel sellado,
archivo, incluso ci do Ia ciudad, y cuantos utensilios existian cii
aquella casa, con mas la caja de provincia donde se guardaban los
caudales de propios y bienes de comunidad, seflalanclo una pie-
24 tt7ADflO IIIST6RTCO

za donde asistiesen los ininistros de la hacienda p(iblica y dernas


oficiales. Mandó, ademas, construir tres trincheras en las tres Ca-
lies principales que conducian La AIhóndiga, dejando una espe-
cie de plazoleta que circundaba aquel edificio, en el que hizo en-
trar ci batallon de infanterla provincial, dos compafilas de dra-
gones del Principe que vinieron de Silao, la mayor parte de los
europeos y muchos americanos decentes, todos armados. Coil
disposiciones se creyb en estado de mantenerse por muchos
dias, hasta que ilegara alguno de los auxilios pedidos al virey,
y al comandante de brigada de S. Luis Potosi D. Felix Maria
Calleja. :1: Finalmente, se acopió tanta cantidad de vIveres,
cuanta bastase a maittener por tres ó cuatro meses a quinientas
personas que compondrian Ia guamicion del fuerte.
Este acontecirniento tan inesperado puso a Guanajuato en gran
conflicto, pues quedaba de todo punto desainparado de gentes,
reduciendo a uno solo la defensa; y por tanto ci alferez real D.
Fernando Maraflon, hizo que so citase a un cabildo, corno se ye-
rificô en la misma Alhondiga la tarde del 26. Ell expresô Ma-
rafion ci desconsuelo en que estaban los moradores de la ciudad
por haberse retirado ci intendente a aquel local coil la tro-
pa, quedando por lo mismo ci lugar en el mayor desamparo, C
incapaz de defenderse en caso de un asalto. El intendente con-
testb que le habia sido absolutamente necesario tornar aquel par-
tido, on atencion a la poca gente que tenia de guarnicion, y quo
habia escogido aquel lugar por ser todo de b6veda y cuarton,
donde podia mantener los intereses del rey hasta morir al laclo
de ellos como lo tenia de obligacion, y que ci vecindario so de-
fend iera como pudiese.
Terminado este acuerdo, ci intendente continu'o dirigiendo
las obras de fortificacion; hizo tapar por dentro coil y canto

Previendo Riaño una dcsgracia, pidió auxilio a. Calleja en los términos si-i
guicntes: ,,Los pueblos se entregan voluntariamente a. los insurgentcs. Hiciéron-
lo ya cn Dolores, S. Miguel, Cciaya, Salamanca, Irapuato; Silao esta pronto a ye-
nficario. AquI cunde la seduccion, faltO Ia seguridad, faltO la confianza. Yo me
he fortificado en ci parage de la ciudad inas idonco y peleard hasta morir si no Inc
dejaii con 1o3 500 hombres quc tcngo a. mi lado. Tengo poca pólvora porquc no Ia
DE LA REVOLUCION MEXICANA. 25 -

una de ]as dos puertas del ediIicio, y en cuanto it municiones de


guerra se aprestó COfl ctiantas pudo, é inveatO un género de
bombas con los frascos de hierro en que viene envasado ci azo-
guc a los que Ilenos de pólvora, y apretados los tornilios hizo tin
pequeulo ahugero para introducirles una mecha: in veucion mal-
dita! pues laflza(los It su vez sobre los americanos hicieron el
mayor estrago dividiéndose on muchos fragmentos. Los dias
siguientes se emplearon on acabar de abastecer ci fuerte de algu-
nas cosas quo- faltaban, y en recoger los mas de Jos caud ales (IC
los europeos, quienes crevéndose alli enteramente seguros me-
tieron cuanto pudieron (Ic dinero, barras de plata, aihajas precio-
sas, mercaderias las mas finas de SUS tiendas, baules (IC ropa
aihajas dc oro, plata, diatuiantes &c. y aun cuanto tenian de mas
valor y existeicia en sus casas. Alas die treinta salas de bOve-
da que tiene on su interior aquei suntuoso edificio (IC bastante
estension, qitedaron tan lienas, quo casi nose podia entrar en
ellas por Ia multitud de cosas quo allI se guardaban: no bajana
die cinco miliones ci valor dc cuanto allI se depositó. Lo del rev
seria como mcdio millon on piata v oro acunado y sin acuñar. Y
setecientos quintales de azogue en caido.

hay absolutamcntc, y la cabailcrIa mat montada y armada sin otra anna quo es-
padas do vidnio, y Ia infantenia con fusdes remendados, no siendo imposibie ci que
estas tropas scan seclucidas: tcngo a. los insurgentes sobre ml cabeza: los vIvcrcs es-
tan impedidos: los corroos interceptados. El Sr. Abarca trabaja con toda activi-
dad, y V. S. y dl, do acuerdo, vuclen a. mi socorro, porque temo scr atacado do tin
instante a. otro. No soy mas largo porque dcsdc ci 17 no descanso ni me dcsnudo,
y hacc tres dias quo no duenino una hora seguida.—Dios &c. Guanajuato 26 do
eptiembrc do 1810.
Cuando ltegO ci momento dc ser atacado dinigio Riallo a Calicja ci siguiente ofi.
do. ,,Voy ii pelear porque voy 4 scr atacado en cstc instante. ilesistird cuanto
pueda porquo soy honrado. Vucic V. S. ii mi socorro ...... a. ml socorro—Dios &c.
Guanajuato 28 do scpticmbre do 1810 a. las once do la maiiana,—Juan Antonio.
Riuiio.
Ya Caileja to habia respondido 6. la primera do 23 quo se sostuviese con vigor
cuantn fucsc posibic, y Ic ofrcciO presentarse on toda la prOxinia semana dolante dc
Guanajuato ;i su auxitio quo to anunciuria anticipadamcntc. Este corrco saliO tie
Granaditas 6. la una do la tarde del dia 23: 6. ]as once do la noclie del 24 saliO con la
vespuesta. ;Qn6 act ivos andaban estos hombres por saIvarse
TOM. 1.-5.
26 CTJADRO HIST6RICO

Otras piezas del fuerte so veian Ilenas do todo género de vIve-


res, los quo con la provision de agua do algibe, mucho rnaiz, y
veinticinco molenderas quo tanibien se introdujeron, fincaban
la mas lisongera esperanza de mantener por muchos dias aquel
ilierte, sin retlexionar que se hallaba circundado de alturas jude-
fensas corno son el cerro del Cuarto, ci del Venado, la azotea do
Belén, y otras casas que hacian infructuosa Ia defensa, con-10 in
acred Ito la esperiencia; no de otro inodo sucedió en Oaxaca con
el fortin de la Soledad, que hallándose enfliado por otra pequefia
altura sirvid esta de apoyo para atacarlo: tal era la ignorancia de
la fortificacion de quo estaban poseidos los que entonces nos do-
minaban! -
El dia 20 de septiembre salieron fugitivos dc Guanajuato mu-
ehos curopeos, de aquellos quo so mostraban al principio mas
gazcones y valerosos. Su fuga inspiró mucho desaIient a todo
ci veeindario, y tanto, que ya no hubo quieu asistiera a las avan-
zadas do Santa Rosa y Villalpando. Do ochenta personas que
las componian solo quedaron sets ocho. Al mismo tie mpo cc-
so ci entusiasmo do la plebe, diciendo piThiicamcnte en las Ia ber
nas, calles plaza quo no se meterian en nada. De la oracion
a las diez do Ia noche grupos do gente baja ocupaba las banque-
tas do Ia plaza, diciendo quo alit esperaban a ver si les tocaba
aiguna parte del saqueo.
El dia 26 por la mañana so pubiicd nfl bando con toda sole m-
nidad, por ci que so hacia saber que ci gobierno perdonaba los
tributos a la plebe de aquella ciudad. Era esta una marca do ig-
norninia quo ci gobierno español habia echado al pueblo do Gua-
najuato en castigo de ]as demostraciones de dolor quo habia
inostrado cuando la espulsion de los jesuitas, a quienes vivia
muy reconocido por su eficacia en ci servicio püblico de su ins-
tituto. Aquel dia no so oyeron espresiones de aplauso, como era
de esperar; tanto mas, cuanto que se habia solicitado eflcazrnente
de la corte Ia liberacion de aquel tributo afrentoso El pueblo
oyo la nueva de este favor, corno se oyen las gracias concedidas
por la necesidad y no por Ia benevolencia. Ya veremos que es-
te gravámen impuesto por ci gobierno, y las continuas levas de
BE LA REVOLTJCION MEXICANA. 27
gente que alif se hacian para desaguar las minas en que se reba-
tal)a cruelIsirnarnente a la gente, amarrândole para que fuese a
lOS clesagiies con inminente riesgo de la vida (que alil Haman
echar lazo) predispuso a aquel pueblo pant que tomase una ex-
traordinaria venganza de sus opresores, no de otro rnodo que los
pUCl)IOS del ant iguo continente doniinados por algunos régulos de
la Alemania que los vendian como esciavos los olandeses para
que desaguasen los lagos, fueroit los prirneros en presentarse a
los franceses cuando oyeron que les anunciaban una libertad tan-
vas veces y por tantos afios suspirada. Sigamos nuestra relacion.
El 27 por la tarde saliô de Ia fortaleza el intendente marchan-
do hasta la plaza mayor, donde La formb en batalla. Compo-
niase como de trescientos hombres poco mas; la primera y ter-
cera fila era de soldados del batallon, y la de enmedio de euro-
peos en diversos trages. Marchaban en sus alas dos compañias
de I treinta y cinco hombres de caballerla al mando de los capi-
tanes D. Joaquin Pelaez y D. José Castilla; pero tan mal monta-
dos los soidados, que sus caballos no hacian al freno, y estaban
ademas muy flacos por las fatigas de los dias precedentes. Los
mas de los soldados europeos quedaron de guarnicion en la Al-
h61 1(1 iga.
El viernes 28 de septimbre fué dia terrible para Guanajuato.
A las once de Ia maiana liegaron a la trinchera de la cuesta que
sube de Ia calle de Belén a la Alhbndiga, 1). Mariano Abasolo y
1). Ignacio Camargo, ci primero con divisa de coronel, y ci se-
gundo de teiliente coronel del ejército de Hidalgo, acompafln-
dolos dos dragones y dos criados con laiizas. Entregaron un ofi-
cio que traian de su gefe al intendeiite Riao, quien les liizo de-
cir por medio de su teniente letrado que era necesauio esperasen
la respuesta, por tener necesidad de consultar antes de dana.
Por tanto Abasolo se niarchô al momento y dejô a Camargo a
que la aguardase, ci cual antes de que se la dieran pidiô licencia
para entrar en ci fuerte, porque tenia que habiar en lo verbal con
ci intendente: concedibsela este; pero desde la trinchera se le con-
dujo con los ojos vendados a usanza de guerra, hasta liegar a la
p ieza donde debia entrar; quitbsele alli la venda, y estuvo en
28 CUADRO HISTbRICO

comunicacion con ci teniente letrado, D. Francisco Iriarte, D.


Miguel Arizmendi y otros, en cuya compaflfa se le di'o de coiner
hasta que se le despach6. Interin pasaba esto, liarnb ci intenden-
te a todos los europeos y oficiales de la tropa, é hizo que en voz
aita se leyese el oficio que acababa de recibir, el cual en sustan-
cia decia: ,,Que el numeroso ejército que comandaba lo habia
aclamado en los campos de Ceia ya capitan general de America,
y que aquelia ciudad con su ayuntamiento lo habia reconocido
por tal, y se haliaba autorizado bastantemente para proclamar
la independencia que tenia meditada; porque siéndole para esto
obstáculo los europeos, Ic era indispensable recoger a cuantos
existian en ci reino, y confiscar sus bienes; y asf le prevenia se
these por arrestado con todos los que le acompañaban, a quienes
trataria desde luego con ci mayor decoro, y de lo contrario en-
traria con su ejCrcito a viva fuerza sufriendo ci rigor de Ia guer-
ra. Al caice del oficio decia al intendente, que la amistad que
le habia profesado le hacia ofrecerle un asilo seguro para su fa-
milia en un evento desgraciado."
Concluida Ia lectura de esta intimacion, ci intendente dijo a
los circunstantes.... Señores: ya Vdes. han oido lo que dice ci
cura Hidalgo; trae mucha gente, é ignoramos su nimero, come
tambien si trae artilierla, en cuyo caso es imposible defendernos.
Yo no tengo temor ninguno, pues estoy pronto a perder la vida
en compai'ifa de Wes.; pero no quiero crean que intento sacrifi-
carlos f mis particulares ideas. Wes. me dirán las suyas que
estoy pronto a seguirlas.
Un profundo silencio sigui'o a esta peroracion; los mas pensa-
ban rendirse considerando la poca fuerza con que contaban:
otros se hallaban con ci corazon atravesado de pena, consideran-
do a sus famiiias que habian dejado espuestas en la ciudad, y
temian ser los primeros en levantar la voz; hizolo al fin D. Ber-
nardo del Castillo, diciendo.... No señor, no hay que rendir-
se.... Veneer 6 morir.... Oida por los demas siguieron ma-
quinalmente su dictãmen. Satisfecho ci señor Riaiio de que es-
Ia era Ia voluntad de todos se saii'o a contestar; oyôsele decir con-
tinuamente con un entusiasmo mezclado de sorprésa estas pala-
DE LA REVOLIJCION MEXICANA. 29

bras.... Ah! ah! ... Pobres de mis hijos los de Ginajuato!


En seguida respondib con la mayor eiItereza al general Hidal-
go, diciéndole: ,,Que no reconocia mas capitan general en la
Nueva-Espafia que al virey D. Francisco Javier Venegas, ni po-
dia admitir otra reforma en el gobierno que la que se hiciese en
las prôximas cortes que estaban para celebrarse; y que en tal vir-
tud, estaba dispuesto a defenderse hasta lo iiltimo con los solda-
dos que lo acompaflaban." Firrn6 el oficio con la serenidad con
que despachaba ci correo ordiiiario, poniéndole a! calce: ,,Que la
diferencia en ci modo de opinar en/re 91
ci general Hidalgo no
le impedia dare las gracias por su ofenla, y admi/inia en caso
necesanio." t
Antes de describir las operaciones de defensa que desde aquel
momento comenzb a ejecutar ci iuteiidente Riaflo con Ia rapidez
que lo caracterizaba aprestándose para ci ataque, sera' convenien-
te referir a V. 1° que pasaba en Querétaro; pero seth materia de
otra carla. Adios.

t He aqui un caballero.... Qu pocos Ic irnitaron en la cortcsIa! Si lo hubic-


ran hecho, ;cuanto dcrrarnarnicnto dc sangrc se liabria evitado.

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