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Adoración PARTE I
Por David Bea

Adoración y Vida: Viviendo en fe para adorar en Verdad

INTRODUCCIÓN: La adoración empieza con nuestra vida y acaba con


Dios infinito
Adorar es vivir como Dios quiere que vivamos. Adorar es decir: Se trata de ti,
no de mí. Y es en ese proceso de reconocer nuestra dependencia de Dios, que
nuestra vida se hace más fuerte más sana, más plena, más dinámica, más
fructífera, más esperanzadora.

Es por eso que la adoración empieza con nuestra vida y acaba con el Dios
infinito.

Debemos ser conscientes de que adorar con nuestras vidas es estar en


permanente y consecuente comunión con Dios SIEMPRE, en cada momento,
no sólo cuando hay música. Veamos la mejor definición de adoración:

• “Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por
todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo,
la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de
adorarlo.” (Romanos 12:1)

• “Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se
ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios.”
(Efesios 5:2)

La Palabra es clara y directa: Adorar es vivir una vida llena de amor. Dar,
servir, sacrificar, es adorar. Y es por eso que la adoración empieza con nuestra
vida y termina con el Dios infinito.

I. La Adoración en la esencia del ser humano


El hombre es, en su esencia, un ser de adoración. El ser humano, a través de
la historia y en toda cultura ha rendido pleitesía, homenaje, adoración a alguna
entidad más grande. Se puede hacer cualquier estudio antropológico y
confirmar que no ha habido raza, tribu o cultura que no haya rendido tributo a
algo o a alguien. Parece que todo ser humano tiene una inclinación a adorar
algo.

(a) a Dios (b) a los astros (c) a otro ser humano (d) a criaturas imaginarias (e) a
animales (f) a entidades espirituales

Adoración es pleitesía, reverencia, es homenaje, es comunión, es intimidad -


puesto que uno lo da todo-.

II. La Adoración, su significado y la Biblia


Significado: Reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo
como cosa divina. / Reverenciar y honrar a Dios con el culto religioso que le es
debido. / Amar con extremo. / Gustar de algo extremadamente.
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En la Biblia, la adoración verdadera no es egocéntrica, sino teocéntrica. En el


centro del escenario no estoy yo; está Dios. La idea es agradarle al Señor y
darle gloria.

El uso de la palabra "adoración" en el Antiguo Testamento aparece unas 116


veces.
• SHACHAH, que significa "inclinarse, arquearse, agacharse, doblarse"
• SEGA es traducida como "postrarse, hacer reverencia". Daniel 2,3.
• ABAD (5 veces en 2 Reyes 10) "hacer, servir".
• ATSAB (1 vez, Jer. 44:19) "tributar culto"

La palabra ADORAR es encontrada setenta y seis veces (76) en el Nuevo


Testamento.

La más frecuentemente viene del griego proskuneo, "Besar la mano de… hacer
reverencia" "Ser reverente, piadoso" Hechos 17:23. “Servir, curar, sanar"
Hechos 17:25. “Observancia religiosa" Colosenses 2:18. “Venerar “Un objeto
de veneración" uno que venera a Dios . Juan 9:31.

Si nos damos cuenta, cada una de estas palabras expresan una acción que la
persona dirige hacia algo o alguien. Y lo que está claro es que la adoración es
un acto hacia afuera motivado por un sentimiento del interior. Adorar no es
recibir, es dar, y darlo todo, con todo. Con todo lo que somos, lo que tenemos.

La idea principal de la adoración en la Biblia es la de postrarse ante Dios,


reconocerlo, servirlo y amarlo.

III. La Adoración hacia el lugar correcto


El ser humano siempre ha adorado algo o a alguien, pero no siempre ha
adorado a Dios. ¿Cuál debe ser el objeto de la adoración? Evidentemente, para
los que creemos que la Biblia es la Palabra de Dios lo tenemos claro.

El objeto especificado de adoración aceptable es el Dios Todopoderoso.

Jesús enseñó: "Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es


necesario que adoren" (Juan 4:24). El apóstol Juan nos dice de su intención de
adorar a un ángel, pero el ángel se lo prohibió, diciendo: "Mira, no lo hagas;
porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que
guardan las palabras de este libro. Adora a Dios" (Apoc. 22:9).

La historia del esfuerzo del hombre por adorar objetos de adoración no Bíblicos
nos muestra cómo nuestro corazón tiene el deseo, pero por su propia
naturaleza y con sus propias fuerzas no encuentra la Verdad a la que adorar.
Cuando Pablo fue a la ciudad de Atenas a predicar, encontró que tenían
muchos "objetos" de adoración (Hechos 17:23). Las personas que adoran una
pluralidad de dioses es dicho aun hoy día que exceden a aquellas que adoran
"un Dios" (Efe. 4:6).

Y cómo también nos muestra la historia, hasta el día de hoy, cuando el hombre
adora aquello que no es la Verdad, acaba perdiendo su vida por algo sin valor.
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IV. La Adoración en el lugar correcto


Jesús enseñó que la adoración bajo el orden del Nuevo Testamento sería en
cualquier lugar donde un hijo de Dios estuviera presente (Juan 4:21).

Uno puede leer en la Biblia acerca de la adoración siendo rendida en la orilla


de un río (Hechos 16:13) y en la prisión (Hechos 16:25). En los comienzos de
la iglesia los discípulos se reunieron en sus casas, o en una sinagoga Judía o
en el templo. El lugar físico no importaba. Uno podría adorar a Dios bajo un
árbol, viajando, en un sillón, en tierra o en mar o en su propia casa.

Pero Dios ha declarado que la adoración hoy día debe ser rendida en un cierto
lugar. Pedro dijo que la gloria a Dios podía ser rendida únicamente "en el
nombre de Cristo" (1 Pedro 4:16). Así si no se ha conocido a Cristo, no se
puede adorar de forma correcta porque no ha conocido el “lugar”, es decir, allí
donde está Cristo.

Así, uno únicamente puede adorar verdaderamente a Dios a través de Cristo


(Col. 3:17; 1 Ped. 2:5). A menos que uno pueda llamar a Dios su Padre, no
puede orarle como un hijo a un Padre.

En la era del Antiguo Testamento Dios ordenó la construcción el Tabernáculo,


un lugar de adoración portátil. Cuando Israel se colocó permanentemente en la
tierra prometida, el templo fue construido. Dios entonces se reunió con su
pueblo ahí, y colocó su nombre ahí (1 Reyes 8:17,21; 2 Crón. 6:8-9).

Hoy día Dios tiene un lugar donde se reunirá con su pueblo. Jesús dijo:
"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos" (Mat. 18:20). La iglesia es el "verdadero santuario" y
tabernáculo espiritual (Heb. 8:1-2; 9:11). De igual manera, la iglesia es descrita
como el templo de Dios (Efe. 2:20-22). A menos que uno esté "en Cristo" (Efe.
1:3; Gál. 3:26-27) y en la iglesia que es la plenitud de Cristo (Efe. 1:22-23), no
está en el lugar correcto de adoración.

Usamos el medio para adorar (nuestras vidas). Y es en Su Nombre (el lugar)


desde y a través del cual nos dirigimos al objeto de adoración (Dios) y eso nos
transforma y nos renueva de día en día. La adoración no es estática, es
dinámica, como el Dios al que adoramos.

V. La Adoración involucra la persona de forma integral


significado de la palabra griega en el Nuevo Testamento traducida más usado
menudo como "adoración" (proskuneo) es "postrarse delante" o "arrodillarse
delante."

La naturaleza de la adoración cristiana es de adentro hacia afuera, y tiene dos


cualidades igualmente importantes: Debemos adorar "en espíritu y en verdad"
(Juan 4:23-24). Primero, debemos conocer a Dios, puesto que para adorarle
antes hay que conocerle. Y es El Espíritu Santo dentro de nosotros quien nos
lleva a la adoración, quien la refuerza, quien la guía, quien nos ayuda a ir al
lugar correcto y con la actitud correcta. ¿Y cual es esa actitud?
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Pablo nos exhorta a "presentar vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y


agradable a Dios, que es vuestro culto racional…" (Romanos 12:1,2). Y los
"los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; el corazón contrito y
humillado" (Salmo 51:17). Por lo tanto, nuestra adoración debe provenir de un
corazón dispuesto.

Segundo, si la adoración queremos que sea verdadera, debe ser llevada a


cabo "en verdad." Toda adoración es una respuesta a la verdad, y el medidor
de la verdad es la Palabra de Dios. Jesús le dijo a Su Padre: "Tu palabra es
verdad" (Juan 17:17). El Salmo 119 dice: "Tu ley es verdad" (v. 142) y "Tu
palabra es verdad" (v. 160).

Para adorar verdaderamente a Dios, debemos comprender quién es y lo que


ha hecho, y el único sitio donde esto se ha revelado es en la Biblia.

La adoración involucra todo nuestro ser: Nuestra mente, nuestro corazón,


nuestro espíritu. Adorar nos cambia. Adorar es dar lo que tenemos para recibir
vida. ¿y donde podemos aprender cómo adorar? En la Palabra.

Como resumen, podemos decir que:


• La adoración a Dios no depende de un lugar físico
• Debemos conocer a Quién adoramos (Adoramos lo que sabemos).
• Es necesario adorar a Dios en espíritu y verdad (No hay otra forma).
• La adoración a Dios es algo personal (Es individual, entre Dios y la
persona).

VI. La Adoración como acto de amor


La adoración es un acto de amor extremo hacia un Dios de amor extremo. Tan
extremo que lo dio todo por nosotros. A lo largo de la Biblia hay muchos
ejemplos de adoración. Esto nos habla de su santidad y grandeza, de nuestra
pecaminosidad y pequeñez y del santo temor que debemos sentir ante Él. O
sea, de su gran dignidad y de nuestra gran indignidad.

Y si la adoración es un acto de amor extremo y desenfrenado por Dios, en la


Palabra encontramos vidas entregadas como actos de amor a Dios.

Ejemplos de Amor Extremo (Adoración) en la Biblia:

• Abraham: Lo dejo todo por creerle a Dios buscando la tierra que Él le había
prometido. Y estuvo dispuesto a todo por fe.
• David: Valientemente se enfrentó a Goliat, no permitiendo que el nombre de
Dios fuera blasfemado. Su vida está repleta de momentos especiales de
adoración…
• Daniel: No tuvo miedo de mostrar su fe a pesar de que le costaría perder la
vida en el foso de los leones.
• Job: A pesar de la tribulación que pasó, siempre mantuvo su confianza en Dios
y nunca renegó de Él.
• Esteban: Fue obediente y dio su vida por ser fiel a Jesús.
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• Pablo: Por causa de Jesús fue perseguido, encarcelado, apedreado,


humillado, y aun así, siguió sirviendo al Señor con todas sus fuerzas.

Es por eso que podemos decir que Adoración = Obediencia, pues para
obedecer a Dios y hacer las cosas que nos pide, aunque parezcan demasiado
radicales o extremas para este mundo, hay que estar locamente enamorados
de Él. Exactamente como Jesús, el mayor ejemplo de Adoración a Dios.

CONCLUSIÓN: Adoradores a pleno tiempo


Formar parte de una iglesia local no conlleva riesgos, si con nuestras vidas no
vivimos nuestra fe en el día a día. Y si no adoramos al Señor con nuestras
vidas, ¡lo que hacemos en la iglesia no es adoración verdadera!

El Señor tuvo que reprender a su pueblo Israel una y otra vez por la
incoherencia entre su (supuesta) adoración y sus vidas (Is. 1:11-17; Is.
29:13a; Os. 6:6; Mi. 6:6-8; etc.). Y el apóstol Pablo habla de nuestro “culto
racional” en términos de nuestras vidas, no de lo que hacemos en la iglesia
(Ro. 12:1-2).

El Padre busca verdaderos adoradores que le adoren. A fin de cuentas, él nos


creó, nos dio la vida, para eso: para que le adorásemos; y nos salvó para que
lo hiciéramos “en espíritu y en verdad”. ¡Que el Señor encuentre en nosotros
los adoradores que él anda buscando! ¡Vivamos en fe para adorar en Verdad!
¡Que nuestras vidas sean actos de amor que adoren a Dios, de tan manera que
otros vean al Padre actuando en nosotros y llegue a conocerle, y a adorarle
también!

Amén.

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