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Louis CK: Apoteosis del humor

pelirrojo
Por Toni García | 20 de diciembre, 2011

Un tipo pelirrojo, divorciado, calvo y con sobrepeso se sienta en un banco con una
mujer más bien atractiva. La noche ha sido desastrosa, principalmente porque él es un
divorciado que no tiene ni idea de cómo llevar una cita con un mínimo de credibilidad.
Ella mira al cielo mientras él la mira a ella. Sin embargo, el gordito divorciado y calvo
malinterpreta las señales e intenta darle un beso. Ella se revuelve en el banco hasta
quedar confinada en una esquina del mismo. Finalmente consigue huir y se mete en un
helicóptero negro que emprende el vuelo acto seguido. Después vemos la cara del tipo:
más resignado que sorprendido, como si todos los días tu cita escapará de entre tus
brazos metiéndose en un helicóptero que pasaba por allí.

Así es el primer episodio de Louie (en la cadena F/X en Estados Unidos y a partir de
febrero en Canal Plus), la serie que –por fin- ha supuesto fama y fortuna para su
inductor,el fabuloso Louis CK. Seguramente no ha sido un camino fácil para este
comediante, acostumbrado a los clubes de comedia de toda la vida, esos donde el
público te devora si sueltas más de dos chistes malos en tus diez minutos en el
escenario. CK (abreviación de su apellido, Szekely) es un producto del Lower East
Side, poblado de abrevaderos para bebedores profesionales, garitos donde comer rápido
por poco dinero y tiendas que aún conservan el espíritu neoyorquino que es difícil oler
en el Soho, Tribeca o el Meatpacking. En cierto modo el humorista representa a
una especie en peligro de extinción que un día alumbró personajes como George
Carlin, Bill Hicks o el mismísimo Lenny Bruce. Profesionales del stand-up cuya
brutalidad residía en su honestidad consigo mismos y con el público (y a veces a pesar
de este último).
Louie es una serie a priori sencilla: un señor divorciado y con dos hijas trata de seguir
viviendo de lo suyo mientras empieza a sentir el peso de la soledad, la jodienda que
significa desconocer los códigos sociales que le llevarían a intimar con el género
femenino. Muchos se han empeñado en llevar a CK a los terrenos de Seinfeld pero lo
cierto es que las similitudes se acaban pronto y se limitan a esos insertos en que vemos
al humorista en plena actuación. Jerry Seinfeld es humor de lo más blanco al lado de la
oscuridad de CK. El primero encara la vida con una sonrisa y unas zapatillas deportivas;
el segundo es un escéptico, un superviviente que habla sin embudos de los gays, los
pederastas, los colegas que le roban chistes, sus dificultades para echar un polvo, la
religión o su cuerpo “de mierda”.

Ha pasado mucho tiempo desde que el recién nombrado “Artista del año” por la
revistaEntertainment Weekly, se pegará la gran morrada con Lucky Louie, un proyecto
para HBO que fue cancelado después de una temporada más bien floja por no decir
mala. Por eso enLouie el neoyorquino se ocupa de todo: desde el montaje a la
producción y la dirección. Con ello se asegura el control creativo absoluto y la
imposibilidad de echarle la culpa a nadie si algo sale mal. Por eso cuando en su primera
temporada recibió infinidad de palos por la serie ni siquiera se inmutó: siguió
insistiendo en la línea marcada desde el inicio.

¿Qué es Louie entonces? Louie es una comedia naturalista (o casi), con profundas raíces
en la improvisación como método de actuación, sincera, honesta, con un punto (a veces
inmenso) de surrealismo, pero no como forma de escapismo sino como inevitable
consecuencia del roce con la vida diaria. Louie es también un artefacto desnudo, sin
estridencias, donde cualquier tema es sujeto de ser destripado tal como lo sería en una
barra de bar cualquier viernes noche, sin asomo de corrección o censura. Una clase de
humor que sería inaceptable en este país porque la incomodidad del artista precedería a
la del público y todo se desmoronaría en cuestión de segundos. Episodios como el de la
“autopsia creativa” a Jesús de Nazaret, o aquel donde se discute porque los
homosexuales llevan zapatos y calcetines en sus reuniones o la visita al dentista por no
hablar de sus reflexiones sobre la masturbación o por qué deberíamos dejar de odiar
tanto a los pederastas son un martillazo en la mesa, pero la genialidad reside en que
ninguno de ellos parece perseguir el escándalo (o el rechazo).

Tampoco es casualidad que el único famoso invitado al show (y la lista de estrellas que
quieren acceder al mismo ya es quilométrica) sea Ricky Gervais, en el papel de médico
deLouie. Sus dos apariciones sirven para medir el nivel de tolerancia del show, y a
juzgar por lo visto (y oído) debe ser infinito.

El señor CK es ya la gran esperanza pelirroja en Estados Unidos, su última gira por


Estados Unidos se vendió en cinco minutos, cobra 100.000 dólares por actuación y es el
cómico más potente surgido de Nueva York en la última década. No está nada mal para
un divorciado gordo y calvo con un cuerpo de mierda que no consigue echar un polvo ni
a la de tres.

Los genios son así.

Este texto fue publicado en El País

http://blogs.elpais.com/quinta-temporada/2011/12/humor-pelirrojo.html

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