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Amor como manifestación de la libertad

Nosotras, las personas, estamos siempre en continuo cuestionamiento sobre lo que nos hace
libre y lo que no, mantenemos una postura crítica frente a aquello que nos quiere controlar y
en muchos casos tomamos cartas en el asunto para que no sea así. Entonces, si por naturaleza
buscamos la libertad, ¿Por qué nadie se pregunta si el amor (en ciertos casos) es un privador
de libertad?, ¿Por qué nadie se cuestiona realmente si el amor de pareja es una manifestación
de nuestra libertad o es algo que nos somete? El verdadero amor, en su expresión, debiera ser
en sí mismo una manifestación de la libertad.

Una vez que hemos elegido una pareja y le entregamos una parte de nuestra manera de ser, es
decir le donamos una parte de nuestra intimidad, estamos ejerciendo nuestra libertad, pues
decidimos hacerlo por nuestra propia voluntad. Pues, “Tanto la intimidad como su
manifestación nos indican que es dueña de sí misma (la persona) y de sus actos… Al ser dueña
de sus actos también lo es del desarrollo de su vida y de su destino: lo voluntario es lo
libre”*(1). Somos libres al tener una relación de pareja con una persona porque hicimos pleno
uso de nuestro razonamiento y voluntad al decidir estar junto a ella. Esto se ve reflejado en
muchos aspectos, desde cuando contamos aquellos simples secretos a aquella persona
especial y nos da mucho pudor que alguien más se entere, hasta las mismas relaciones
sexuales donde se deja en evidencia y muestro una parte muy importante y privada del
individuo, algo que reserva solo para los que ama, una parte de su intimidad, el cuerpo. “Es a
través de la sexualidad como la voluntad amorosa se entrega al otro, se abre a esa fusión de
dos destinos y dos intimidades…”*(2). Es decir se presenta el amor como acto de la voluntad,
pues no me esclavizo a mis tendencias sensibles.

Al estar con una persona estoy afirmando y reconociendo el valor de aquella persona y todo lo
que es por sí misma. Al hacer esto le damos relevancia a su persona, le otorgamos valor a lo
que el individuo es, en su totalidad, con sus cualidades y defectos, se acepta su realidad.
Entonces el amor nos ayuda a estar plenos, a aceptar lo real tal como es, nos ayuda a auto
realizarnos, ya que al estar feliz con otra persona nos hace plenos en el ámbito amoroso. Al
elegir a una persona con la cual estar lo hacemos pensando en lo que necesitamos para
completarnos, por medio de la complementación y por ende llegar a la autorealización. “Que el
hombre sea capaz de dar significa que se realiza como persona cuando extrae algo de su
intimidad y lo entrega como valioso a un persona que lo recibe como suyo. En esto consiste el
amor…”*(1), “Lo que verdaderamente nos plenifica, aquello para lo que nacimos, es
amar”*(2). Y este es un factor bastante importante para conseguir la libertad, pues si uno
nunca está contento con la realidad y siempre intenta cambiarla no podrá ser feliz, ni libre,
pues está sometido a sus idealizaciones y no puede escapar de estas. Y lograr superar aquellas
trabas se basa en hacer uso de nuestra voluntad y razón, nos damos cuenta de los defectos de
la otra persona y aún así decidimos amarla, luego de la fase del amor como sentimiento. “Pues
sí, porque se basa en la razón y en nuestra voluntad y estas son acciones libres por medio de
las cuales me hago a mi misma en función de lo que amo”*(2)

*(1) Ricardo Yepes, Javier Aranguren: Fundamentos de la Antropología; ¿Qué es el hombre? Persona como fin en sí
mismo y sus notas definitorias.

*(2) María Alejandra Carrasco: Problemas Contemporáneos de Antropología y Bioética; Amor e Intimidad.

*(3) Rector de la Universidad de Navarra (1933): “La libertad radical”


Y en aquellos casos en los que supuestamente el amor se vuelve un tirano, un sometedor es
necesario aclarar algo. Si está sucediendo que la persona se está sometiendo a otra o
comenzando a ser maltratada por ella, aquello no es amor, porque el amor es una
manifestación de nuestra libertad, en una de sus máximas expresiones. En estos casos se está
pasando por alto muchas cosas esenciales del amor, como el compromiso (y por lo tanto no
indeterminación) y respeto que se debe tener. Me olvido de lo que en esencia es el amor, me
quedo en la fase del enamoramiento, solo en la idealización de la persona y soy incapaz de
pasar al siguiente nivel que es decidir amar a aquella persona con sus defectos incluidos, que
es respetarla y no verla como un objeto y pasar por alto lo que ella es como fin en sí mismo.
Sino tener una persona con la que poder luchar por preservar una relación, a pesar de todo lo
que puedan tener en contra. El amor es un intercambio mutuo, no un acto de servidumbre.
“La libertad se consigue a golpe de libertad: se expande con su propio ejercicio”* (3)

Entonces podemos decir que el amor maduro, aquel que ya ha pasado la etapa del
enamoramiento, la fase inicial, nos hace tremendamente libres, pues yo por medio de mi
voluntad y de mi capacidad de razonamiento decido amar a una persona, libremente teniendo
en cuenta de que ya ha pasado el tiempo del “encantamiento” y que posiblemente en el
futuro vengan muchos problemas que pongan la relación en circunstancias difíciles y
asumiendo el rol de lucha frente a los problemas. Nos hace libres porque ocupamos nuestra
voluntad, porque nos auto realiza y porque respetamos y somos concientes de amar a alguien
y lo que aquello conlleva. “La auto donación, el compromiso, el amor verdadero y el sentido de
la propia vida, sólo son posibles porque somos una intimidad libre, porque nos auto
poseemos...”*(2).

Colegio Elvira Hurtado de Matte

Filosofía

Constanza Castro Reyes

IIIº ero medio A

*(1) Ricardo Yepes, Javier Aranguren: Fundamentos de la Antropología; ¿Qué es el hombre? Persona como fin en sí
mismo y sus notas definitorias.

*(2) María Alejandra Carrasco: Problemas Contemporáneos de Antropología y Bioética; Amor e Intimidad.

*(3) Rector de la Universidad de Navarra (1933): “La libertad radical”

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