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MANUEL J.

ALBERT - Córdoba - 05/11/2010


www.elpais.com

"Tim Burton me dio libertad"


El dibujante Carlos Grangel diseñó personajes de 'La novia cadáver' y 'Madagascar'

Lo que a muchos les produce un vértigo espantoso, a él le excita. Carlos Grangel (Barcelona, 1963) se apasiona
con la página en blanco. De ese abismo han salido criaturas maravillosas como la Novia Cadáver, de la película del
mismo título, o los protagonistas de Madagascar, la producción de DreamWorks. A Carlos Grangel y a su equipo,
Grangel Studio, los contratan precisamente por ser muy creativos a la hora de plasmar en un folio con imágenes
las palabras de un guión, las ideas de un director o el dinero de un productor. Trabajan con los mejores directores:
Steven Spielberg, Tim Burton o Guillermo del Toro, entre otros.
"He tenido mucha suerte con los productores y directores con los que he trabajado. Una de las grandes
experiencias de estar con Steven Spielberg o Tim Burton es que te dan una libertad creativa total. Luego vendrán
los 'peros' o los 'hazlo más así' o 'este me gusta más que aquel'. Pero son directores que, si te contratan, delegan
en tu propia capacidad creativa. Y eso lo hacen porque ellos también son creadores", comenta Grangel, mientras
descansa en una terraza, tras su primera sesión de cortometrajes de Animacor. Grangel forma parte del jurado de
este certamen, el Festival Internacional de Animación de Córdoba, que cumple su sexta edición.
"Sin embargo, los grandes problemas los hemos tenido con los productores mediocres, que no son creativos.
Lamentablemente los hay y mucho porque, a pesar de que existe mucha gente con imaginación, no todo el mundo
llega hasta allí arriba", continúa.
A Grangel le gusta explicar su método de trabajo y su gusto por iniciar nuevas aventuras. "Cuando leo el guión,
viajó allí donde esté el director y el productor. Y entonces, empiezo desde cero. Eso es lo que me apasiona:
comenzar con un papel en blanco. Y crear la imagen de esos personajes, su look, la atmósfera visual de la película".
En ocasiones, las nuevas empresas en las que se embarca, suponen un aprendizaje no solo de estilo, sino de
técnica. Por ejemplo, al trabajar en La novia cadáver (2005), Grangel y su gente debieron adaptar su mente
acostumbrada a las dos dimensiones del papel y la pantalla del ordenador, a las tres que suponía actuar con
muñecos. Unas verdaderas esculturas a las que se movía fotograma a fotograma. Es lo que se conoce como la
técnica del stop motion. "De todo lo que hemos hecho, me quedo con el stop motion", admite sin dudarlo. "Porque
toca todas las facetas de la gama artística de la animación: empiezas con un dibujo, pero acabas con un muñeco
real", sostiene.
Grangel ha recorrido un largo camino desde que en 1989 dejase España para trabajar con Spielberg en
Londres. "En realidad, yo quería ser creador, caricaturista; autor de comics. Pero miraba a mi alrededor y veía que
estaban cerrando todas estas empresas. Así que me centré en el segundo campo que me gustaba: la animación".
Dejó un país sin industria en ese sector y ahora ve cómo salen títulos con firma española, como Planet 51.Pero el
mundo de la animación es difícil. "Somos como salmones que subimos el río. Si tenemos suerte, llegamos hasta el
final, pero como encontremos alguna piedra o se seque el río, no llegamos".

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