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LECTURA 3

LA CONTABILIDAD EN LA ANTIGÜEDAD

LA CONTABILIDAD EN EL PAÍS DE SUMER

Se podría decir que la contabilidad en tan antigua como el propio comercio y debe su origen tanto
a la necesidad de concluir operaciones comerciales como al desarrollo de la vida social y la
formación de los Estados.

En la alta Edad Antigua, el país de Sumer (donde nació Abraham y de donde partió hacia la tierra de
Canaán) fue para la Mesopotamia el iniciador de la civilización. En dicha época, se habían asentado
las bases de una civilización económica e incluso ciertas instituciones comerciales habían alcanzado
grados de perfección que las aproximaba a nuestras técnicas modernas, prueba de ello se han
encontrado textos contables, contratos, recibos, cartas particulares y comerciales, documentos
legislativos e históricos, grabados en planchas o tablillas de arcilla cruda.

En 1901 De Morgan descubre el código de textos legislativos en sus excavaciones de Susa. Este
código fue promulgado por el rey Hammurabi, que reinó hacia el año 2000 a.C. Era al mismo tiempo
un código civil, código de comercio y marítimo, código penal y procesal, y contenía textos sobre los
contratos de matrimonio, de donación, de préstamo, de venta, de arrendamiento, de depósito, de
comisión, etc.

En el monumento jurídico de Hammurabi se encuentran textos que dan testimonio de que se


llevaban cuentas, como el relativo al contrato de comisión. Los comerciantes Babilonios, para evitar
viajar con mucho dinero, utilizaban la carta de crédito, que entregaban al finalizar su etapa contra
el cobro de los fondos. Conocían además el contrato de sociedad, las cuentas sintéticas o
recapitulativas y otros muchos aspectos de nuestras prácticas contables modernas que ellos
utilizaban en la contabilidad de los templos, los cuales practicaban el préstamo con interés y el
contrato de depósito y se encargaban del cobro de impuestos.

La técnica del registro de las cuentas consistía en enumerar en las tablillas las clases de objetos
entregados; es decir, en suma, el título de la cuenta; el nombre de los compradores; las cantidades
entregadas a cada uno de ellos y el total de dichos suministros. Algunas planchas ofrecen la serie de
partidas negativas y el saldo final que, si se añade a éstas últimas, balancea la cuenta.

Según Dauphin-Meunier, ya se practicaba el control contable en esa civilización, se hacía calcular las
cifras recapitulativas por escribas distintos de los que habían redactado los estados de pagos, éstos
serían los lejanos antepasados de nuestros revisores, interventores y censores de cuentas.

Siglos más tarde, la economía de los templos se transformó en una verdadera organización
financiera laica. Así van apareciendo empresas laicas de banca y de préstamos, que están en manos
de familias poderosas.
LA CONTABILIDAD EN EGIPTO

En Egipto se han encontrado muchos y diversos documentos que hacen referencia a las entregas en
especie o en dinero, a los jornales de obreros y empleados, y a las cuentas de los templos. Estos
documentos eran redactados por escribas, profesión reconocida en el Egipto Antiguo.

La contabilidad se enseñaba en todas las escuelas. En Alejandría, la contabilidad se impartía en pie


de igualdad con la filosofía, la música, la astronomía, la filología, etc., y atraía a numerosos
estudiantes extranjeros.

Sin embargo, la técnica contable de los escribas del Egipto faraónico no era mucho mejor que la de
sus colegas Babilónicos. La tablillas Mesopotámicas simplificaban los asientos de clasificación, pues
como las planchas estaban ensartadas con una varilla que las agrupaba como si se tratara de un
libro de contabilidad de hojas cambiables, daban una imagen más clara de las cuentas que la que
procuraba la costumbre egipcia de añadir hojas al rollo de papiros.

Casi todas las cuentas que se han descubierto se refieren a la contabilidad pública (como los
impuestos de la administración central y de las tesorerías provinciales). En el registro de estas
cuentas encontramos los datos esenciales de la cuenta moderna: el título, la fecha y el importe final
de cada partida. El patrón monetario utilizado es el shat (se ha discutido mucho acerca de si se
trataba de una moneda real o simplemente de una moneda de cuenta).

Los papiros de Zenón, descubiertos en Egipto, constituyen un conjunto de más de mil cartas, notas,
cuentas, presupuestos, recibos, solicitudes, etc. Estos papiros permiten confirmar todo lo que se
conocía de la contabilidad en Grecia en la época en la cual el sistema monetario no llegó a sustituir
por completo a la economía natural, los pagos se hacían tanto en trigo y otros productos como en
dinero. La contabilidad de Zenón (el intendente, secretario y ecónomo de Apolonio, el ministro de
hacienda de Ptolomeo Filadelfo) demuestra la preocupación por aplicar del modo más riguroso
posible los ingresos y los gastos de explotación. Su técnica contable estaba mucho más adelantada
que la de su tiempo en Egipto.

De dicha técnica se deduce que la gestión financiera de los templos se recogía en cuentas de
diferentes clases. Debido a la dificultad de las traducciones y el reducido número de expertos en
escritura demótica aún no se ha encontrado ningún diario en el que figuren ingresos y gastos
cotidianos de un santuario. Sin embargo, algunos archivos nos facilitan una especie de balances o
cuentas periódicas con ingresos y gastos ocasionados por el ejercicio del culto.

Cuando los comerciantes griegos se instalaron de manera permanente en la vieja tierra de los
faraones, implantaron en ella la técnica bancaria de la metrópoli. Los primeros Ptolomeos
establecieron un régimen marcadamente estatal. Los banqueros reales comprobaban su cargo por
un plazo de varios años. En los bancos se acumulaban los fondos procedentes de la recaudación de
tributos y además, los banqueros vendían algunos productos monopolizados por el Estado y
cobraban su importe. Adicional a esto, los banqueros realizaban operaciones bancarias en el
moderno sentido de la palabra y practicaban el préstamo con interés.

Más adelante, especialmente en la época romana, se impuso un régimen más liberal que permitió
el máximo desarrollo de la actividad bancaria. Los artesanos y pequeños comerciantes egipcios se
habían acostumbrado a recurrir de manera habitual a los servicios de la banca griega establecida en
su país. En las operaciones comerciales de un pequeño banco local de Fayum se encuentra por
primera vez el testimonio de la práctica de la transferencia o giro bancario.

Tanto en Egipto como en Grecia, el banquero tenía que dar un “recibo” a todo al que le entregaba
dinero. En estos recibos se mencionaba la fecha, el nombre del banco y del titular, el nombre del
pagador, la denominación del impuesto (si se trataba de uno), la suma pagada en letras y en
números y las firmas del banquero y del interventor.

Los banqueros tenían que llevar al día un libro de sus ingresos y gastos. Dichos libros se llamaban
efemérides.

LA CONTABILIDAD EN GRECIA

En la antigua Grecia los primeros banqueros fueron los sacerdotes y los primeros bancos de
depósito, los templos.

Hacia el siglo V antes de nuestra era comenzamos ya a asistir a la especialización del comercio con
dinero, y los primeros bancos privados se establecen junto a los bancos de los templos.

En Atenas se usaban normalmente dos libros de contabilidad: los efemérides o diarios y los
trapedzitika grammata o libros de las cuentas.

Los banqueros griegos anotaban en sus registros todas las cantidades que pasaban por sus manos
debidamente fechadas. Cada cliente tenía una cuenta abierta a su nombre, con una página para el
activo y otra para el pasivo.

Las oficinas de la banca griega contaban con numeroso personal entre los que estaban contadores,
empleados que recibían los depósitos de títulos, escribas, etc.

En el Oriente Heleno se usaba el cheque muy comúnmente para hacer remesas de fondos de Atenas
a otras plazas.

El gran desarrollo de los bancos atenienses se veía favorecido por el hecho de que en Atenas el
interés del dinero se fijaba libremente por lo que variaba entre 12 y 18 por 100 al año o 30 y 35 por
100 al año en el caso de los préstamos marítimos.

Atenas poseía una institución que comprobaba las cuentas de los recaudadores públicos y
administraba justicia a los contadores poco escrupulosos, llamada el Tribunal de Cuentas de los Diez.

LA CONTABILIDAD EN ROMA

En Roma, desde los primeros siglos, grandes empresas agrícolas exigían la contabilidad detallada y
organizada. Los romanos eran meticulosos y llevaban contabilidad tanto los particulares como los
comerciantes y banqueros. Tenían un libro en el que anotaban el importe, la clase y la fecha de
todas las transacciones llamado codex accepti et expensi, código o libro de ingresos y gastos.
Además, cada banquero llevaba un libro de cuentas en el que cada cliente tenía una cuenta abierta
a su nombre.
Los banqueros romanos estaban agrupados en torno al Foro y se ocupaban del cambio y la
negociación del papel de crédito que alcanzó mayor extensión en Roma que en Atenas.

Las sociedades de publicanos que financiaban a los bancos, eran grandes compañías a manos de
caballeros, compañías que contaban con el equivalente actual a la junta general de accionistas, el
consejo de administración elegido entre los principales socios, presidente o consejero delegado, y
director.

Muchas personas creen que los romanos empleaban la partida doble, sin embargo, estas
afirmaciones no tienen fundamentos sólidos.

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