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La crisis de los refugiados en la Unión Europea ha generado reacciones tanto en

contra (por sus efectos acumulativos en un mercado de trabajo tensionado por la


baja creación de empleo), como a favor (por la necesidad de ofrecer asilo a las
víctimas de las guerras en sus países).

El número de refugiados que no pertenecen a la Unión Europea es mucho mayor.


En Turquía se han recibido más de dos millones de personas procedentes de sirio
y más de trecientos mil de Afganistan,irak y Pakistán. Líbano acoge más de un
millón de Sirios y Jordania más de seiscientos mil.

La capacidad de absorción de los países que componen la Unión Europea por su


tamaño, demografía y economía es muy distinta a los países que están fuera de la
Unión Europea.

Tomando el caso de la UE, desde el punto de vista de los costes y beneficios de la


inmigración, la entrada de inmigrantes y de refugiados en el mercado laboral se
puede considerar prácticamente de la misma manera (más adelante destacaremos
algunas diferencias debidas a la regulación de entrada). En primer lugar, hay una
diferencia importante entre las personas que emigran y quienes solicitan refugio
respecto a los impactos económicos. En el caso de los refugiados, los impactos en
el ámbito social pueden ser mayores, ya que la percepción de la ciudadanía puede
equiparar la llegada de refugiados al aumento de la «competencia» por los
subsidios y beneficios sociales. En segundo lugar, otra diferencia es que los
migrantes acostumbran a ser jóvenes con capacitación y emprendimiento, en su
mayor parte hombres, aunque más tarde se puede producir la reunificación
familiar que conduce a un mayor equilibrio; mientras que los refugiados son
familias enteras, con miembros de todas las edades y con cierto nivel de renta que
les permite llegar a los países que previamente han escogido, de lo cual se puede
deducir que, por lo general, disponen de un nivel alto de capital humano. A pesar
de esta diferencia, al final es muy difícil establecer una distinción entre migrantes
por motivos económicos y refugiados en relación con el impacto en el mercado
laboral.

A pesar de los impactos negativos de la entrada de refugiados en el mercado


laboral, numerosos estudios han puesto de relieve las ventajas económicas de la
migración para los países de acogida. En un estudio sobre los impactos de la
inmigración en Europa, varios autores apuntan que, los efectos son positivos
sobre los salarios medios y reducen la desigualdad salarial de los trabajadores
pertenecientes al país. Con la emigración se recuperan equilibrios disminuyendo
los excedentes de trabajo en los países de origen a la vez que se satisface la
demanda de los países de acogida. Así mismo, se mejora la asignación de
recursos en los mercados laborales. A pesar de ello, la sensación las
consecuencias en los países de acogida acostumbra a ser negativa, de igual
manera que también surgen actitudes proteccionistas y demandas de protección
cuando se trata de libre comercio. La sensación de los trabajadores, en los países
de acogida, pueden disminuir los salaros y tener más competencia, inclusive
perder el empleo. A su vez, los desempleados divisan que pueden tardar más
tiempo en encontrar empleo si las nuevas entradas de emigrantes en el mercado
de trabajo compiten por el mismo puesto de trabajo.

Una vez que el refugiado ha obtenido el asilo en un país, aunque tuviese


incentivos para desplazarse a otro, no tendría el permiso para hacerlo dado su
estatus de refugiado. Esta situación podría generar distorsiones en el mercado
laboral, en el sentido que los “mejores” países atraerían a los “mejores”
refugiados, y los países con menos posibilidades atraerían a los refugiados que no
hubiesen encontrado su mejor posición.

Los refugiados sirios, más de 4 millones de personas, se reparten entre Turquía,


Líbano y Jordania. Otros ocho millones de personas han sido desplazados de sus
hogares por los combates.

Un estudio con 30 años de datos de los principales países europeos, muestra que
los inmigrantes en general y los solicitantes de asilo tienen una impresión positiva
en variables como el PIB (producto interior bruto), los impuestos y hasta el
empleo. Este trabajo confirma la imagen dominante entre los economistas de que
la inmigración tiene consecuencias positivas y que son otros motivos alejadas de
la sensatez económica las que alimentan el rechazo.

El trabajo publicado en una revista científica llamada Science Advances, exhibe


que tanto los inmigrantes como los refugiados, ya desde el año de su llegada o
desde el momento de la solicitud de asilo, favorecen a la actividad económica,
aunque en los primeros años no sean estadísticamente significativas.

En el caso de los inmigrantes, cuando su tasa sube un punto, el PIB per cápita
mejora en los cuatro años siguientes, llegando a una subida de 0.32 % en el
segundo año tras la llegada.

Recibir a los refugiados también tiene su costo, pero este dinero se redistribuye
por toda la economía lo que hace que la base de recaudación se eleve.

Un impacto en la ola de solicitantes de asilo que represente 1 en la tasa de


solicitantes reduce el desempleo en un 0.08% ya en el mismo año del impacto, el
impacto va aumentando en los próximos cuatro años.
El impacto económico de los solicitantes de asilo es menor que el de los migrantes
permanentes, se debe a que en general, los que piden asilo no pueden trabajar
mientras la administración revisa la solicitud.
.
https://www.cear.es/que-hacemos/cifras-y-estadisticas/

Los refugiados y emigrantes que buscan lugares seguros y más oportunidades


benefician a los países que los acogen en un plazo de unos años a partir de su
llegada, según indica un análisis de 30 años de datos de 15 países de Europa
Occidental.

El estudio indica que al poco tiempo de que se produzca una punta en la llegada
de migrantes, la fuerza y la sostenibilidad generales de la economía mejora y el
paro disminuye. Esta conclusión contradice la idea de que los refugiados suponen
una carga económica para el país porque absorben demasiados de sus recursos
públicos. El estudio fue publicado en Science Advances, se dice que si no se
reciben inmigrantes la economía en los países podría empeorar

Muchos de los solicitantes de asilo incluidos en los datos en que se basó el


estudio son los que huyeron de la guerra de Yugoslavia en la década de 1990 y
los que llegaron más recientemente procedentes de Siria. En análisis estudió la
situación entre 1985 y 2015 en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España,
Finlandia, Francia, Irlanda, Islandia, Italia, Noruega y Suecia.

Como evaluación del bienestar económico de las naciones, el modelo calcula los
ingresos medios a lo largo de los años, obtenidos dividiendo el producto interior
bruto (PIB) por el tamaño de la población. Calcula también el cambio de los
ingresos fiscales netos del Estado y de una variable, el balance fiscal, que resta de
esos ingresos fiscales netos el gasto público y divide el resultado por el PIB.

El modelo de estudio que se hizo indica que con una entrada de inmigrantes el
paro cae significativamente y la actividad económica aumenta, y el efecto va a
más durante los primeros años.

Esto se debe probablemente a que los migrantes hacen que aumente la demanda
en el mercado y ofrecen servicios, añaden puestos de trabajo y pagan impuestos.

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