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La naturaleza del héroe desde el mito: la Hybris y el poder en Aquiles

En el siguiente ensayo nos proponemos analizar la Hybris como característica o atributo, y


como fuente de acción en Aquiles de Tesalia. Para esto nos sustentaremos en los aportes del teórico
alemán Werner Jaeger, en su Paideia, kirk, G. S, entre otros.

La hipótesis que intentaremos demostrar a lo largo de este ensayo es cómo en el transvasar


del texto literario al texto fílmico el sentido de la hybris se resignifica, no tanto como un exceso sino
como una tensión y lucha por el poder.

Es el punto de vista de la recepción1 lo que nos permitirá relacionar la manera en que se


resignifican las lecturas de la Ilíada, de Homero con otros discursos como el cine, interpretado como
texto 2y discurso social particular.

Para el abordaje de este tópico utilizaremos una metodología comparatista, contrastando


pasajes selectos de las obra “Ilíada”de Homero y del film contemporáneo “Troya” dirigida por W.
Petersen, en donde se inscribe, tanto la característica mencionada como su manifestación en la pugna
de poderes.

Hecha la observación anterior, podemos ver que en el canto I de la Ilíada se vislumbra la disputa de
Agamenón contra Aquiles por Briseida, entonces, Aquiles dice:

«¡Ay! ¡Imbuido de desvergüenza, codicioso! ¿Cómo un aqueo te va a obedecer, presto a tus palabras, para andar
un camino o luchar valerosamente con los hombres? No he venido yo por culpa de los troyanos lanceadores a
luchar aquí, porque para mí no son responsables de nada: nunca hasta ahora se han llevado ni mis vacas ni mis
caballos, 155 ni nunca en Ftía, de fértiles glebas, nutricia de hombres, han destruido la cosecha, pues que en
medio hay muchos umbríos montes y también el resonante mar; a ti, gran sinvergüenza, hemos acompañado
para tenerte alegre, por ver de ganar honra para Menelao y para ti, cara de perro, 160 de los troyanos 5. De eso
ni te preocupas ni te cuidas. Además me amenazas con quitarme tú mismo el botín por el que mucho pené y
que me dieron los hijos de los aqueos. Nunca tengo un botín igual al tuyo, cada vez que los aqueos saquean una
bien habitada ciudadela de los troyanos. 165 Sin embargo, la mayor parte de la impetuosa batalla son mis manos
las que la soportan. Mas si llega el reparto, tu botín es mucho mayor, y yo, con un lote menudo, aunque grato,
me voy a las naves, después de haberme agotado de combatir. Ahora me marcho a Ftía, porque realmente es
mucho mejor no ir a casa con las corvas naves, y no tengo la intención de procurarte riquezas y ganancia
estando aquí deshonrado.»

En el fragmento que acabamos de citar, Aquiles profiere innumerables insultos a Agamenón,


quien lo ha deshonrado quitándole su botín. Ahora bien, en la transposición al cine, del mismo
fragmento aparece la tensión por el poder cuando Agamenón presenta a Briseida como su prisionera,
y su presencia, se puede interpretar como un clara humillación y ostentación de poder frente a Aquiles.

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Esto va a generar en el Héroe la exaltación de su ira, porque Agamenón lo deshonra: “Para Homero,
y el mundo de la nobleza de su tiempo la negación del honor era, en cambio, la mayor tragedia
humana. Los héroes se trataban entre sí con constante respeto y honra. La sed de honor en ellos era
simplemente insaciable.”

(…)Y el, quedandose atras junto a las veloces naves,


los recibia, y repartia unos pocos y se guardaba muchos.
Fue dando el botin que correspondia a los paladines y reyes,
y lo conservan intacto; de los aqueos solo a mi me ha robado. 335
Ya tiene una placentera esposa; que pase con ella
las noches y disfrute. .Por que hemos de luchar con los troyanos
los argivos? .Para que ha reunido una hueste y la ha traido aqui
el Atrida? .Acaso no ha sido por Helena, la de hermosos cabellos?
.Es que los unicos de los miseros humanos que aman a sus esposas 340
son los Atridas? Porque todo hombre que es prudente y juicioso
ama y cuida a la suya, como tambien yo amaba a esta
de corazon, aunque fuera prenda adquirida con la lanza.
Ahora que me ha quitado el botin de las manos y me ha enganado,
que no haga otro intento; lo conozco bien y no me persuadira. (Canto IX, p. 275)

Como se lee en esta cita, Aquiles le reclama a Agameón el hecho de que nunca encabezaba ninguna
afrenta, y que, sin embargo, se quedaba con la mayor parte de los botines. Es este reclamo lo que
constituye el centro de la disputa en relación con la tensión entre ambos por el poder. La cólera de
Aquiles y su decisión de abrirse de la causa contra los troyanos cobran una justificación legítima en
su deseo de venganza, dado que, como diría Werner Jaeger, “nadie teme en la Antigüedad reclamar
el honor debido a un servicio prestado.” (p. 25)

En relación con esto, en el transvasar de lo literario al film, podemos observar cómo se materializa
esta tensión en la película a partir del minuto tanto….
>>Añoranza de Aquiles llega un día a los hijos de los Aqueos sin excepción, y entonces no podrás,
aunque te aflijas, socorrerlos, cuando muchos bajo el homicida Héctor sucumban y mueran. Y en tu
interior te desgarrarás el ánimo de ira por no haber dado satisfacción al mejor de los aqueos.»

En la Ilíada, Agamenón arremete contra Aquiles, diciendo lo siguiente:

«Sí que es, oh anciano, oportuno cuanto has dicho. Pero este hombre quiere estar
por encima de todos los demás, a todos quiere dominar, sobre todos reinar, y en todos
mandar; mas creo que alguno no le va a obedecer. 290 Y si buen lanceador lo han hecho
los sempiternos dioses, ¿por eso le estimulan a proferir injurias?» (Il., I, 286 y ss. La
cursiva es nuestra.)

En ambos fragmentos, se menciona la soberbia de los héroes por medio de la enunciación de


sus rivales, quienes se ven afectados por esta pasión de manera directa. En la primera cita, Darío
invita a reflexionar a Alejandro sobre su soberbia por medio de una comparación con las acciones de
su padre, y le pide que rechace tal sentimiento. En el segundo fragmento citado, Agamenón protesta
las injurias proferidas a él por parte de Aquileo, así como las acciones de éste, que convergen hacia
la soberbia del rey de los mirmidones.

A pesar de que la soberbia es aquí referida como una pasión mala u oscura, según la entendemos
hoy, en el siglo XXI, en este ensayo nos referiremos de manera diacrónica al concepto de soberbia,
según la entendían en la época clásica. Entonces, es necesario preguntarnos: ¿Era la soberbia una
sentimiento que no habrían de cultivar los griegos o, por el contrario, era una pasión que denotaba el
kleós, la timé, y, abarcativamente, el areté?

Al respecto, Werner Jaeger, nos dice que "el reconocimiento de la soberbia o de la


magnanimidad como una virtud ética resulta extraño a primera vista para un hombre de nuestro
tiempo"(p. 27). Refiriéndose a Aristóteles, que, de acuerdo con el autor, está siempre mirando al
pasado homérico y a la Grecia arcaica, señala que esta pasión no es "una virtud independiente, como
las demás, sino una virtud que las presupone todas «y no es, en algún modo, sino su más alto
ornamento.»" (Aristóteles, Et. nic., citado por Werner Jaeger, p. 27). Al señalar que la soberbia es un
conglomerado de virtudes (como las que enumeramos anteriormente en otros párrafos), encontramos
la justificación de las acciones de los héroes. Para Agamenón, que Aquiles desista de luchar contra
los teucros, es un acto de soberbia. Diomedes apoya el calificativo y enuncia:
«¡Atrida gloriosísimo, Agamenón, soberano de hombres! No hubieras debido
suplicar al intachable Pelida ofreciéndole incontables regalos; muy engreído es de por
sí. Ahora no has hecho más que afianzar aún más sus arrogancias. Al contrario,
dejémoslo, tanto si se va como si se queda; ya volverá a luchar cuando el ánimo en el
pecho se lo mande y la divinidad lo incite.» (Il., IX, 697 y ss. La cursiva es nuestra.)

Ahora bien, no podemos soslayar la eminente carga axiológica que el enunciado de


Diomedes contiene. Macroestructuralemente, todo el enunciado es un comentario negativo
sobre el accionar de Aquiles, que no acude a ayudar a los suyos en la guerra contra las falanges
de Héctor. Que la soberbia del héroe sea una confluencia de virtudes no significa que esta
obtenga el mismo valor de virtud, es decir, la soberbia no puede ser pregonada individualmente
sin el acompañamiento de las demás virtudes.

Así lo entiende Werner Jaeger, cuando sostiene que "la soberbia no es un valor moral.
Es incluso ridícula si no se halla encuadrada por la plenitud de la areté, aquella unidad
suprema de todas las excelencias..." (p. 27). En otras palabras, el autor argumenta que
si la soberbia no se enmarcaba dentro de la excelencia (areté), no tenía existencia dentro
del sistema de valores éticos a los cuales aspiraban los héroes de la Grecia arcaica.

En la misma línea comparatista, citamos otro fragmento de Vida y hazañas de


Alejandro de Macedonia, en el que el ejército, ya cansado de luchar contra los bárbaros,
murmura y protestan contra Alejandro:
-! ¡Ya nos basta con haber llevado la guerra hasta Persia y haber sometido
a Darío por haber exigido tributos a los griegos! Mas, ¿por qué nos fatigamos en
una marcha contra los indios, hacia territorios poblados por fieras y que nada
tienen que ver con Grecia? Si Alejandro, por su propia soberbia, es belicoso y
quiere subyugar más pueblos bárbaros, ¿por qué vamos a seguirle? ¡Que
marche y guerree él solo! (Pse. Calístenes, 1977, p. 171, la cursiva es nuestra).
Es evidente que la cita refleja el afán de kléos del hijo de Amón y Olimpíade,
que no desiste en luchar contra los pueblos bárbaros. Su fama, precisamente, ha sido
vaticinada por los dioses y el oráculo, y tiene reconocimiento universal. Sin embargo,
el ejército, que no cuenta con las virtudes de Alejandro, se cansa de éste y de su causa.

CONCLUSIÓN
Para nosotros, en la soberbia se reúnen y se constatan todas las aspiraciones de los
héroes Alejandro y Aquiles, es decir, en ella encontramos el honor, la fuerza, la belleza, el
agathós, el areté, el kléos, etc. Ya sea en el caso de Alejandro como en el del Aquiles, el ser
hijos de una divinidad (Amón, en Alejandro y Tetis, en Aquiles) le otorga un küdos y un
ethos que lo llevan a vencer a sus enemigos y alcanzar gloria generacional. Como diría
Werner Jaeger, "la soberbia resulta, así, la sublimación de la areté. Pero de ello resulta
también que la soberbia y la magnanimidad es lo más difícil para el hombre."(P. 28).

REFERENCIAS

 Homero. (1996). Ilíada. Madrid. Gredos.


 Pseudo Calístenes. (1997). Vida y hazaña de Alejandro de Macedonia. Madrid:
Gredos
 Werner, J. Nobleza y Areté. En: Paidea. Los ideales de la cultura griega.
México: Fondo de Cultura Económica.

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

MUNDO GRECOLATINO
ENSAYO
PROFESORAS TITULAR: Dora Gladis Villalba
PROFESORA AUXILIAR: Lucía Casal Viñote
ESTUDIANTE: Ítalo Daniel Cherey
COMISIÓN: A
AÑO: 2018

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