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Era un domingo por la tarde del mes de septiembre del año mil novecientos cincuenta y siete. Un
jovencito de nueve años recibió el Espíritu Santo, y se puso tan contento al saber que habría
bautismos esa noche, que fue a su casa y tomó ropa con el fin de tomar parte en la celebración.
Le informó a sus padres que se bautizaría y regresó al templo.
Esa noche, cuando llamaron a la ceremonia, el jovencito - y con él, otros de sus familiares y
amigos - se puso la ropa que había traído y se colocó en la fila para ser bautizado. El pastor no le
preguntó acerca de la existencia de Dios, ni sobre unicidad, ni sobre el Espíritu Santo, sino que lo
recibió y lo bautizó.
Si nos preguntaran por el final de esta historia, pensaríamos que no fue muy feliz. Podríamos
pensar que ese jovencito no fue adoctrinado por lo que no sabía lo que estaba haciendo. Creo que
tampoco sus amigos, bautizados ese domingo y el siguiente, habían recibido las clase que
acostumbramos a dar.
Pero andando el tiempo, el jovencito y sus contemporáneos llegaron ser pastores, misioneros,
fundadores y presidentes de iglesias.. Ustedes los conocen. Esta es mi historia, la historia del
hermano Celestino Forero, del hermano Alvaro Torres y Luis Carlos Fontalvo, entre otros.
He querido comenzar con este ejemplo, para que a partir de esta experiencia particular,
examinemos el tema. No porque yo crea que esa es la forma ideal de preparar a un muchacho
para el bautismo, sino para que derivemos de allí ricas experiencias aleccionadoras.
Siguiendo con mi experiencia, recuerdo que cuando nos bautizamos habíamos asistido a la
Escuela Dominical durante unos cinco años. Habían sido nuestros profesores fieles servidores
del Señor y habían sembrado en nosotros verdades espirituales que nos motivaban. Creo que allí
estaba la clave.
Nos habían transmitido valores morales y sociales, y habíamos abrazado las verdades del
evangelio, probándonos que realmente funcionaban. Que no eran palabra muerta. Pero además lo
habían hecho en forma clara y sencilla, apalancados en ayudas didácticas y trabajos prácticos que
El apóstol Pablo le escribe a su discípulo Timoteo: “ Pero persiste tú en lo que has aprendido y
te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido; y que desde la niñez has sabido las
Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en
Cristo Jesús”1
Intentando hacer un pequeño diagrama de este señalamiento del apóstol, este resultaría así:
APRENDER ---CONVENCERSE--PERMANECER
Dicho de otra manera, si logramos que nuestros adolescentes alcancen la capacidad espiritual de
conocer, creer, entender, y defender su fe en Jesucristo, y el plan de salvación, así sea de una
forma sencilla, elemental y práctica, pero con una convicción basada en experiencias propias y
sentidas, estaremos seguros que con la Divina Providencia de Dios no habrá pérdidas en el
transcurrir de las batallas espirituales que tendrán que enfrentar2.
1
Segunda Carta del apóstol Pablo a Timoteo, capítulo tres, versículos catorce y quince.
2
Esta consideración la hace el autor del pequeño libro ”Ministrando a nuestros adolescentes” publicado por la
Fundación Educación Cristiana Pentecostal. p15
2
El autor cristiano William Martin cuenta en su libro “Fundamaentos para el educador
evangélico”3,como una investigación hecha hace muchos años en un barrio pobre de una ciudad,
entre 200 jóvenes de 12 a 16 años, predijo que el 90% de ellos terminaría en la cárcel debido al
ambiente y los valores preedominantes en el entorno.. Cerca de treinta años después se envió a
otro grupo a que determinara el grado de acierto de las primeras predicciones.
Algunos habían muerto, otros se habían mudado, pero de los 200, fueron localizados 180, ya
convertidos en personas mayores. De estos,. solo cuatro habían estado alguna vez en la cárcel.
¿Por qué las predicciones habían fallado? Para saberlo entrevistaron a los ciento ochenta que
encontraron. Escucharon esta respuesta de los entrevistados: “Bueno, tenía una maestra que…” el
setenta y cinco por ciento de los hombres había recibido las enseñanzas de una mujer que influyó
en sus vidas.
El maestro es pieza fundamerntal. Necesita prepararse y conocer a sus alumnos. Debe tener
autoridad para que ellos se den cuenta que que él cree en lo que enseña y le funciona. De lo
contrario, si el maestro no practica lo que enseña, estará diciendo que no cree en eso.
Pero el maestro también debe saber motivar y estimular la participación d e sus alumnos, de tal
manera que no solo oigan, sino que hagan, vayan, vengan y practiquen. No insistiré en este punto,
pues sé que los oyentes están familiarizados con esta idea.
Pero si quiero decir que el maestro no debe ser repetitivo. Necesita innovar sus métodos de
enseñanza, y sus ayudas didácticas. No debe sucederle que teniendo varios años de enseñanza
como maestro, esta experiencia se reduzca a un año, repetido cuantos haya sido maestro de
Escuela Dominical.
En principio podemos afirmar que lo mismo que debe conocer un adulto que vaya a serlo. Sin
embargo, la situación de un jovencito es distinta a la de un adulto que llega a los pies de Jesús.
Un candidato adulto al bautismo debe creer, arrepentirse y bautizarse. Debe entender que es por
inmersión.
3
MARTIN William, “Fundamentos para el educador evangélico”. Traducción de Adriana Powell. Editorial Vida.
Miami, FL. p.35
3
Porque la Palabra de Dios ha ido impactando su vida y lo ha ido moldeando. Por eso, cuando
llega a la decisión de bautizarse, el joven ha sufrido un proceso espiritual que ha marcado su vida
y su pensamiento. Esa decisión debe ser el fruto de la acción de la Palabra de Dios, tomada de
manera libre y espontánea. Debe ser el resultado que el proverbista ya nos anunciaba. “Instruye al
niño en su camino, y aun cuando fuere viejo nunca se apartará de él”4
1. Un joven que ha sido instruido en la iglesia y que ha estudiado los temas a que hemos aludido,
debe haber creído. Debe haber aceptado que Jesucristo vino a salvarlo. Que su muerte y
resurrección son la garantía psrs su vida eterna con Dios. Al fin y al cabo “el Pensum de
Escuela Dominical pretende llevar al educando, con todos los aspectos
propios de su edad, al conocimiento de Dios.” 5Si tiene algunas dudas, el pastor podrá
ayudarle a despejarlas.
4
Proverbios capítulo veintidós, versículo seis.
5
El Heraldo de la Verdad. N° 142. Marzo 2.000 Contracarátula promocional del Pensum Nacional de Escuela
Dominical.
4
Así mismo Felipe le dijo al etíope, cuando este le indicó si había algún problema para bautizarse:
2. Necesita arrepentirse de lo que haya hecho que haya ofendido a Dios. Esta es una condición
necesaria para el bautismo. Pero, pienso que un jovencito debe ser llevado a esa convicción sin
traumatismos, planteada la decisión como parte de un proceso natural que Dios pide a todos
aquellos que desean seguirlo, pero no planteado como la conversión de un pecador mundano que
ha cometido barbaridades. Ya él ha aprendido en la Escuela Dominical la razón de ser del
arrepentimiento. Sólo habrá que recordárselo.
3. Necesita saber el significado del bautismo. Al estudiar las prácticas cristianas, el niño ha
aprendido sobre este significado. Pero seguramente habrá necesidad de repasar si el muchacho
comprende que nacemos a nueva vida por el bautismo ( Romanos 6:1-4) y que este es para
perdón de pecados. ( Hechos 2. 38). Aquí se le enfatizará el hecho de que es por inmersión, como
símbolo de esa muerte al mundo y vivir para Cristo. Que el mismo término bautizar es el de
sepultar. ( Romanos 6: 1-14 )
6. Finalmente, un repaso sobre la vida cristiana será útil.. Hay necesidad de diferenciar lo que son
las formas de vida en santidad y lo que son costumbres cristianas, que aunque convenientes no
forman parte de aquella. Aquí se podrá incluir las prácticas cristianas que desarrollan nuestra
relación con Dios, tales como lectura de la Biblia, oración, asistencia a los cultos, ofrendar,
diezmar, etc. ( 1ª Corintios 6: 12. 1ª Corintios 10: 23. Gálatas 5: 16-25. Colosenses 3: 12-17.
Efesios 5. 1-20. 1ª Timoteo 2: 8-15. 2ª Timoteo3:12-17.Hebreos 10:25.)
Esta parte des de las más delicadas de enseñar a un joven. Se hace necesario presentarle la vida
cristiana como algo hermoso y agradable, no como una serie de prohibiciones que lo agotarán.
5
Hay que hacerle notar que aunque ahora, al bautizarse, es hijo de Dios, debe seguir desarrollando
su vida normal de joven. Sus estudios, el deporte, las buenas amistades, las actividades juveniles
dentro y fuera de la iglesia, etc. Todo esto, para que no se sienta como un ser extraño, sino como
un hijo de Dios en medio del mundo, donde puede y debe brillar como cristiano.
Conclusiones.-
1.El bautismo es una decisión personal, que cada cual la toma en su momento, de forma
espontánea y libre.
2.Para bautizarse, cada jovencito de saber lo que la Biblia enseña como necesario para dar
ese paso.
3.Sin embargo, como han sido formados con el Plan d Enseñanza que utiliza la iglesia,
entonces solo debería ser una serie de repasos sobre los temas aprendidos.
4.Enfaticemos en el joven el hecho de que su vida sigue siendo normal, para que no
tengamos jóvenes frustrados y fatigados espiritualmente.
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