You are on page 1of 6

EMPATE HEGEMONICO

 ¿Qué es el “empate hegemónico”?, ¿Cuándo y cómo comienza?


El “empate hegemónico” argentino fue un contexto político, económico y social que transcurrió desde 1955 (renuncia
de Perón por golpe de estado como parte de la “revolución libertadora”) hasta 1973 (retorno al poder luego de su
exilio).

El “empate” fue llamado así, debido a que ningún grupo fue capaz de constituirse como dominante y legítimo, es decir,
de imponer su propio proyecto particular como válido para la sociedad.

 ¿Cuál era el contexto político y económico hasta 1955?


Perón estaba en el poder presidencial desde el año 1946, en su mandato fomentó el desarrollo industrial y el consumo
interno, junto con el otorgamiento de derechos y beneficios a los trabajadores como aguinaldo, vacaciones pagas,
indemnizaciones, etc.

** Plan Quinquenal 1947: industria, nacionalización de servicios, obra pública y aumento de salarios para crecimiento de
consumo interno.
Aunque Perón quería apostar a la industria de bienes de consumo, esta requería máquinas, petróleo y otros recursos
que el país no producía. Había que adquirirlos en el extranjero. Pero la industria de bienes de consumo no estaba en
condiciones, ni por calidad ni por precio, de exportar sus productos: era una industria para el consumo interno.
Entonces las divisas para comprar esos bienes de capital debían provenir del único sector con capacidad exportadora: el
viejo sector agroexportador. Pero éste nunca recuperó su pujanza anterior a 1930. Y rápidamente iba a mostrarle sus
límites al modelo. A partir de 1952, la recuperación europea tras la guerra condujo a una baja en el precio de los
productos de agroexportación. De tal manera que no alcanzaron las divisas para sostener el crecimiento de la industria
de bienes de consumo.

**Plan Quinquenal 1953: Ley de inversiones extranjeras, igual trato para empresas internacionales, tensión entre
empresas y obreros al no poder satisfacerse sus demandas.
El gobierno peronista hizo los primeros experimentos para resolver esto que se conoció como "estrangulamiento de la
balanza de pagos". Perón intentó un acercamiento con los Estados Unidos, aprobando una ley de garantías a las
inversiones extranjeras y se firmó un acuerdo de explotación petrolera con la Compañía California. Estos intentos
(fracasados) abrieron el camino de lo que se conoció como la propuesta desarrollista.

 La “revolución libertadora” (golpe de 1955) y caída del gobierno de Perón


El antiperonismo surgió como reacción de varios sectores de la población argentina contra el ascenso político de Perón
cuando se desempeñaba como secretario de Trabajo y Previsión, secretario de Guerra y vicepresidente de facto durante
la Revolución de 1943.

La caída del gobierno de Perón se dio en el contexto de que falla la integración de la burguesía al bloque, la
“peronización” de las instituciones (poder judicial, educación, medios, cultura), surgieron nuevos frentes opositores por
la constitución dada en 1949 que provocó rechazo de sectores tradicionales como la iglesia que poseía profundo vínculo
con las fuerzas armadas.

El 16 de Junio de 1955 hubo un bombardeo en plaza de Mayo que tenía como objetivo asesinar a Perón y realizar un
golpe de estado, pero Perón y sus ministros se encontraban ausentes. La casa de gobierno fue atacada e invadida por la
marina, pero los granaderos y obreros peronistas la defendieron hasta reducir a los golpistas en tierra. Esta primera
tentativa de golpe, fracasó, pero fue uno de los antecedentes directos para el levantamiento cívico-militar que se
produciría tres meses después.

El 16 de Septiembre de 1955 los golpistas logran deponer a Perón y se instaura la autodenominada “revolución
libertadora”
 La “desperonización”
Portantiero define al periodo de 1955 a 1958 como “de transición”, porque implicó el intento de las clases dominantes
de retornar al pre-peronismo, de recuperarse del deterioro ocasionado por el nacionalismo popular, desarmando el
núcleo de su aparato político: los sindicatos, que fueron desarticulados de participar en la elaboración de proyectos
sociales.

El fin del primer peronismo significó la caída de un orden legítimo, sostenido por una alianza de intereses expresada en
el bloque populista que Perón había articulado entre las fuerzas armadas, el sindicalismo y las corporaciones.

 Economía y política: El desarrollismo y Frondizi


Con Frondizi en el poder para el año 1958, comenzará la sustitución de trabajo por capital en el desarrollo industrial.

El modelo "desarrollista" fue un intento de resolver la falta de divisas. En 1958, el presidente Arturo Frondizi lanzó una
política que apuntaba a la industrialización en base a la industria pesada, a partir del aporte de empresas de carácter
multinacional, sobre todo de industrias petroquímicas, se autorizaron radicaciones por más de 500 millones de dólares.
Sin embargo, no se logró el efecto buscado, ya que estas empresas no aportaron "industria pesada" sino que se
asentaron en lo que se denominan industrias de bienes de consumo durables (automotrices, electrodomésticos). Si bien
estos sectores modernizaron en general el parque industrial, no resolvieron el problema, sino que lo profundizaron, ya
que a su vez requirieron más importaciones, que se sumaron a las anteriormente requeridas por las empresas
argentinas de consumo masivo. En general no proveyeron divisas, sino que se las llevaron.

 Presión de fuerzas armadas: la crisis, el derrocamiento de Frondizi y la asunción de Illia

La modernización en marcha no impidió la reaparición, en 1962, de la crisis externa: la demanda de importaciones para
el proyecto desarrollista sólo podía ser equilibrada con un aumento de la exportación agropecuaria, pero al no obtener
resultados significativos, la recesión se hizo presente.

Frondizi legalizó parcialmente al peronismo, que triunfó ampliamente en las elecciones para elegir gobernadores
provinciales del 18 de marzo de 1962. Once días después Frondizi fue derrocado, detenido y apresado en la isla Martín
García, durante la madrugada José María Guido (el primero en la línea sucesora por ser presidente del senado) fue
nombrado presidente provisional, quien anuló las elecciones, volvió a proscribir al peronismo, disolvió el Congreso y
convocó a nuevas elecciones limitadas y controladas por los militares, es elegido en el Colegio Electoral, el radical
Arturo Illia como nuevo presidente de la nación.

 La caída de Illia: la revolución argentina

El gobierno de Illia coincide con un período de recuperación económica, superada la crisis del 62-63. De 1964 en
adelante, el proceso económico de Argentina se caracteriza por:
1) Crecimiento del PBI, sin ningún año de recesión
2) Crecimiento sostenido del producto industrial
3) Aumento de la capacidad del sector industrial para ocupar mano de obra
4) Participación de empresas de ramas vegetativas (nacionales o extranjeras) y de las medianas empresas (idem) junto
con grandes empresas extranjeras de ramas dinámicas
5) Atenuación de los ciclos originados en el sector externo
6) Estabilidad en los patrones de distribución del ingreso y progresiva atenuación de las diferenciaciones internas dentro
de los asalariados
7) Descenso del nivel de desocupación

Sin embargo, el gobierno de Illia manifestó una incapacidad para responder a las exigencias del sistema económico, lo
que provocó su caída en 1966. Militares toman el poder diciendo como excusa el deterioro de partidos políticos.
La acumulación de capital, el incremento de la eficacia del sistema económico, la racionalización del estado eran
demandas que se asentaban sobre la lógica del desarrollo capitalista, pero no estaba en la capacidad del viejo sistema
de partidos asumir esas tareas: es a ese cuello de botella que el golpe de junio intentó poner fin.
Ya no se trataba de castigar a un gobierno legal al que se le imputaba "peligrosidad ideológica" o desviación frente a los
patrones de normalidad institucional. Era esa misma normalidad la que se venía a combatir en nombre de una nueva
"empresa nacional". El objetivo era la modernización del país.

La Revolución argentina puede ser vista en dos etapas: primero Acumulación de riqueza y poder, que supone el sostén
del autoritarismo militar a la reestructuración económica a favor de los sectores modernos del capitalismo, y una
segunda de distribución donde se abrirían las compuertas para la repartición de Riqueza acumulada y se regularían
formas controladas de apertura en el sistema de Poder.

Krieger Vasena sería el representante del "establishment" tecnoburocrático y de la gran burguesía urbana en el
ministerio de economía. El capital monopolista industrial se convierte en hegemonía dentro del bloque dominante y el
capital nacional y la burguesía agraria se someten a él.

 Continua la debilidad política y la crisis

Se arrasa con los partidos políticos, ya que la fracción predominante en la economía busca estructurar un orden
hegemónico, reemplazándolos por las FFAA como eje posible de una nueva coalición. Los partidos políticos aparecen
como una institución ejemplar del "empate": incapacitados como ordenadores de ninguna hegemonía estable, son
instrumentos eficaces para bloquear la posibilidad de salidas alternativas. Pero en el momento de ofensiva del gran
capital, al iniciarse la "Revolución argentina" no tenía otra opción que el repliegue.

Onganía no pudo reconstruir su hegemonía. El Estado era vulnerable a las demandas de coaliciones de fuerzas sociales.
Carecía de fuerte organización burocrática dotada de estabilidad y de gestión eficaz de empresa económica.

69-70: crisis orgánica y social en donde la sociedad avanza sobre el Estado autoritario que es desbordado. Fracaso del
plan de K Vasena: la elite militar y la política de Onganía no pudo superar la crisis estatal argentina. Había distancia con
la sociedad. Se colocaron al servicio del sector hegemónico del capitalismo y no se distinguió al Estado como interlocutor
dotado de peso propio para intervenir en la ordenación de la sociedad civil.

En junio de 1970 es derrocado Onganía. Asume Levingston, pero el verdadero poder lo tenía la figura de comandante del
ejército, Lanusse.

Para ese entonces, se hacía visible nuevamente una crisis externa, inflación y recesión. El ascenso de Levingston y de
Ferrer como ministro de economía cuyo objetivo era poner en marcha un programa reformista que aspiraba a asociar el
capital nacional con el estado. Se trataba de una argentinización de la economía, a través de la utilización del importante
poder de compra del estado y de una redistribución del crédito bancario que favoreciera a los empresarios nacionales.

La estructura del poder se basaba en una coalición de las FFAA, la Burocracia Sindical y la tecnoburocracia
ideológicamente ligada a las organizaciones corporativas en que se agrupa el empresariado nacional, dejando fuera del
proceso a los Partidos Políticos.

Levingston adoptó una serie de medidas que atentaban contra los intereses de las grandes compañías petroleras
extranjeras. Precipitó la crisis política.

 El retorno de Perón

Caía el PB nacional y el industrial, el salario real; crecían las tasas de desocupación, déficit balanza comercial e inflación.
Se invierte el orden de los factores: sólo la obtención de un mínimo de legitimidad política podrá garantizar una solución
económica. El objetivo es reconstruir el poder del estado y otorgar al sistema político el máximo de consenso. Este es el
sentido del "Gran Acuerdo Nacional". Para lograr ese consenso era necesario un acuerdo entre las FFAA, los partidos
políticos y la burocracia sindical. Esta salida negociada implica la mayor victoria del resto de las fracciones de la clase
dominante: reubicarse en el poder político aunque fuese para restablecer las condiciones del empate.
La profundidad de la crisis y la activación general de la sociedad indicaban que era imposible que la revolución argentina
se legitimara. Solo Perón estaba en condiciones de capturar la totalidad de los elementos que confluían en la definición
de la crisis general.

La dictadura organizó en 1973 una salida electoral con participación del peronismo (aunque impidiendo la candidatura
de Juan Domingo Perón) en la que triunfó el candidato peronista Héctor J. Cámpora con el 49,53 % de los votos, quien
después renunció para permitir nuevas elecciones libres en las que triunfó Perón con el 62 %.

Perón asumió su tercera presidencia en una situación internacional muy complicada. Poco antes, el 23 de agosto de
1973, había comenzado a nivel mundial la Crisis del petróleo, que cambió completamente las condiciones en las que el
capitalismo y el Estado de Bienestar se venían desarrollando desde la década de 1930.

En octubre de 1973 comienza a operar un grupo parapolicial conocido como Triple A (Alianza Anticomunista Argentina)
asesinando a militantes de izquierda, peronistas y no peronistas.262263 El grupo estaba financiado por el gobierno y
dirigido por el Ministro de Bienestar Social José López Rega. En los dos años siguientes asesinaría a 683 personas. El
conocimiento de Perón sobre las actividades de la Triple A es materia de debate entre los investigadores.

 Isabel Perón y el golpe de 1976

Perón falleció el 1 de julio de 1974 y fue sucedido por su esposa, en su condición de vicepresidenta. Esta se apoyó
principalmente en su ministro de Bienestar Social, el ex secretario personal de Perón, José López Rega, conocido como
Daniel por sus allegados y el Brujo por sus adversarios políticos. López Rega fortaleció la presencia en el gobierno de los
sectores de derecha por sobre otros grupos, y organizó una fuerza parapolicial conocida como Alianza Anticomunista
Argentina o Triple A que emprendió acciones de hostigamiento a figuras destacadas de la izquierda, que acabarían en
secuestros, torturas y asesinatos.

Ante la creciente actividad de los grupos armados de izquierda -tanto los Montoneros como el Ejército Revolucionario
del Pueblo- y los grupos parapoliciales de extrema derecha -la Triple A-, Martínez de Perón decidió fortalecer la acción
de gobierno e incorporar a un militar en su gabinete. Se desató una crisis en el ejército, que no aceptaba co-gobernar
con la presidenta.

En medio de la violencia política creciente, María Estela Martínez fue derrocada por el golpe de estado del 24 de marzo
de 1976 que dio inicio a la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.

En su texto, Portantiero intenta explicar por qué razón fracasó la Revolución Argentina. En este sentido, afirma que lo
que ocurrió en la Argentina, luego del golpe de Estado a Perón en 1955, fue que ningún grupo fue capaz de constituirse
como dominante y legítimo, es decir, de imponer su propio proyecto particular como válido para la sociedad en su
conjunto. “Durante 10 años, el peronismo había conseguido dar expresión política coherente a una etapa de desarrollo
de la sociedad argentina. A partir de su caída, ninguna experiencia gubernamental logró satisfacer los requisitos mínimos
necesarios para sostener un Orden estable. Falto desde entonces una ecuación política capaz de articular a la sociedad
con el Estado… una legitimidad reproductora del sistema, basada en la fuerza y también en el consenso”.

Para Portantiero, existe en Argentina un


1) Empate económico: a partir de 1958 se observa una situación de poder económico compartido entre la burguesía
agraria y la burguesía industrial. Estas se desplazan mutuamente para ajustar los desequilibrios cíclicos de la economía
nacional, que provocan la transferencia constante de los ingresos de uno a otro. Según el momento del ciclo que se esté
atravesando, denominado por O‘Donnell de stop and go, una u otra va a ser la dominante en la economía, pero de
manera efímera. Este modelo se caracteriza por pasar por un momento de devaluación (por desequilibrio de la balanza
de pagos y falta de divisas) y consecuente aumento de precios reales industriales y caída de la capacidad adquisitiva del
salario; luego un momento de recesión, donde aumentan los saldos exportables por la contracción del mercado interno;
la burguesía agraria, antes perjudicada por el crecimiento industrial, comienza a beneficiarse por los altos precios de sus
productos cotizados en el exterior, entran divisas y se produce nuevamente una apreciación cambiaria. Hay un momento
de recuperación hasta que haya un nuevo desequilibrio en la balanza de pagos y el ciclo vuelva a comenzar.
2) Empate político: entre fuerzas que lo único que hacen es vetar los proyectos de las otras (pero sin recursos
suficientes para imponer los propios), lo que provoca una inestabilidad política constante y la falta de legitimidad (crisis
de representatividad). Esa crisis de hegemonía se da porque los grupos que devienen dominantes en lo económico no
logran proyectar sobre la sociedad un orden político que logre representarlos y reproducir esa hegemonía económica. La
Revolución Argentina no fue una excepción.
3) Empate social: para Portantiero es el más importante ya que es el que no permite consolidar un proyecto y
construir un orden legítimo. Los actores de la sociedad muestran actitudes ambiguas y constantemente cambiantes. La
clase media, los partidos políticos, los militares, el sindicalismo. Todos apoyan a uno u otro según sus intereses pero
también según el momento.

Según el autor, esta incapacidad de las clases dominantes comienza a ser evidente con la llegada de Frondizi al gobierno
en 1958 ya que es en este momento cuando empiezan a sentarse las bases que provocarán modificaciones profundas en
el modelo de acumulación, poniendo en crisis al modelo populista. Se abre un proceso de contradicciones y luchas de
clases y de fracciones de clase por el poder político y económico. Un nuevo actor clave, el capital extranjero, provoca que
la burguesía urbana local deba amoldarse a sus decisiones y que la burguesía pampeana quede desplazada de su
posición de liderazgo, aunque sin perder su capacidad de presión, sobre todo en los momentos de crisis (desequilibrio de
la balanza de pagos). Esto hizo que se modificaran profundamente las relaciones de fuerza de la sociedad y se produjera
una heterogeneización de la clase dominante.

A pesar de la modernización de la economía argentina, entre 1961 y 1962 comienza una enorme crisis económica que dio
origen a otra profunda crisis institucional. Finalmente las Fuerzas Armadas (entendidas como el fiel de la balanza, el
árbitro en estos conflictos de clase) deciden derrocar a Frondizi y convocar a elecciones. Luego de un gobierno provisional
de Guido, en 1963 llega al gobierno, con la proscripción del Peronismo, el Radical tradicional Illia. El
nuevo Establishment gerencial y tecnocrático de la burguesía internacionalizada comenzará a proyectarse sobre las
funciones públicas con la pretensión de desplazar a los viejos políticos, ligados a ese modelo de acumulación que
pretenden modernizar. El gobierno de Illia tampoco fue capaz de responder políticamente a este nuevo paradigma
económico que se estaba formando por eso es derrocado en 1966 y, con él, de manera simbólica, todo el sistema de
representación política tradicional.
“La mayor complejidad de la economía y el desplazamiento que en este nivel opera lo que podríamos llamar la
“burguesía internacionalizada” en detrimento del viejo capitalismo urbano y rural, habrá de irse transformando en el
progresivo intento por proyectar ese predominio económico en hegemonía política. El experimento llamado “Revolución
Argentina”, especialmente sus primeros tres años, configurara la expresión aparentemente más compacta del
mismo…”. Los militares desarrollistas aseguran que su intervención es necesaria dada la incapacidad de los partidos
políticos de llevar adelante un gobierno y que la crisis institucional se estaba haciendo insostenible. La realidad es que la
lógica pluralista y competitiva de la democracia no hacía posible la consolidación del nuevo régimen de acumulación,
oligopólico e internacionalmente concentrado. Para ello era necesario concentrar el poder político y un Estado
autoritario aprecia la mejor opción. La razón del golpe no era ya desplazar un gobierno ideológicamente peligroso, que
pusiera la normalidad institucional en peligro sino, justamente, poner en jaque esa normalidad y reemplazarla por otra.

La Revolución Argentina fue el primer intento de una fracción del bloque dominante, la burguesía industrial (aunque
internacionalizada) de desplazar del poder al bloque agrario y modernizar tanto la economía como la política nacional,
es decir, de ponerle fin a ese ciclo de stop and go. Durante la autodenominada Revolución Argentina, especialmente con
la llagada de Krieger Vasena al Ministerio de Economía, entre 1967 y 1969, por primera vez un grupo de la burguesía
urbana intenta romper con ese empate económico y político, modernizar la estructura del capitalismo y consolidarse
como grupo hegemónico frente a la burguesía agraria. “La lógica de esa nueva fase de acumulación de capital busco
subordinar a ese mercado político desajustado con respecto al mercado económico, a esa institución concurrencial a la
que confluyen las presiones de todos los sectores en que se divide la clase dominante, para que de sus cenizas se alzara la
autoridad del Ejecutivo, exponente de una coalición entre Fuerzas Armadas y “Establishment””. En términos de Tarcus,
un cambio en el modelo de acumulación trae aparejada la modificación del modelo de Estado que lo sustenta: esta es la
crisis del Estado y el modelo de acumulación populista.
Los ideólogos de la Revolución Argentina prometieron que alcanzarían sus objetivos en 3 tiempos: primero, un tiempo
económico, es decir, la reestructuración del modelo de producción para alcanzar el desarrollo de la nación, para alcanzar
el modelo de los países industrializados (lo que es equivalente a la concentración del poder económico en esa burguesía
internacionalizada, con costos sociales y políticos y sectores excluidos); segundo, un tiempo social, en donde
supuestamente las riquezas acumuladas en el primer momento, como por efecto “derrame”, se distribuirían a toda la
sociedad en su conjunto; en último lugar, un tiempo político, donde la dictadura ya no sería más necesaria y se buscaría
una forma controlada de abrir la participación. Lo que finalmente ocurrió es que esos tres tiempos nunca se dieron, solo
se llevó adelante el primero de acumulación económica.

El fracaso de la Revolución Argentina no es producto de una crisis económica: por el contrario, era una época de
crecimiento del PBI, del salario, de disminución de la desocupación y de la inflación, etc. “Lo que los años 69 y 70
marcan es algo más profundo: la emergencia de una crisis social, cultural y política, una verdadera crisis organica, por
medio de la cual la sociedad avanzaba sobre un Estado que, pese a su autoritarismo (o porque solo se sostenía sobre
el autoritarismo) iba a ser nuevamente desbordado”.
El fracaso de la Revolución Argentina es consecuencia, entonces, de ese mismo empate hegemónico, de la incapacidad
que mostró la burguesía urbana de imponer su proyecto como dominante y la crisis social, política y cultural que eso
produce. A partir de los desarrollos de O’Donnell se podría decir que el intento de modernizar la sociedad pero por medio
de Estados Burocráticos Autoritarios, que desnudan el carácter clasista y coercitivo de la dominación política, no permitió
construir una legitimidad social que permitiera establecer un orden. Los perjudicados por el proyecto desarrollista
(sectores medianos y pequeños de la burguesía urbana, burguesía agraria, asalariados y partidos políticos) demostraron
constantemente su rechazo al modelo que se intentaba instalar y, a pesar de la aparente fortaleza de un Estado
autoritario, a pesar de la violencia que utiliza para mantener el orden, nunca logro ampliar el consenso y, por lo tanto,
tampoco las bases sociales del poder. “Los reclamos del capital pequeño y mediano y de la burguesía agraria; las
explosiones regionales que abarcan zonas de desigual desarrollo económico, político y social; la situación de los
asalariados (más perjudicados por los intentos de superexplotación al interior de las plantas que por el deterioro de sus
salarios reales) y el descontento generalizado de las capas medias expropiadas políticamente por el autoritarismo
estatal, crearon una acumulación de fuerzas opositoras tan poderosa, abrieron una crisis social tan honda, que precipito
la fractura del monolitismo militar”.

Fue Perón, en 1973, quien logro capitalizar todas estas fuerzas opositoras para presentarse como la única solución a la
crisis política y social que se estaba desarrollando. Fue así como llego a una tercera presidencia, restaurando (aunque ya
desde Lanusse) las condiciones de empate hegemónico y de poder de veto de las distintas fuerzas políticas y sociales.

SE QUIERE DEMOSTRAR, TAL COMO DEMUESTRA JAMES EN SU TEXTO, QUE LOS FACTORES ECONOMICOS, SI BIEN SON
IMPORTANTES, NO SON LOS UNICOS QUE PUEDEN CONSTRUIR UN MODELO ESTABLE O DESATAR UNA CRISIS. EL
PERONISMO FUE, PARA LOS SECTORES TRABAJADORES, MAS QUE UNA REIVINDICACION DE SUS NECESIDADES
MATERIALES HISTORICAS: FUE LA RUPTURA SIMBÓLICA DE LAS INSTITUCIONES SOCIALES Y CULTURALES QUE TAMBIÉN
LO EXCLUIAN DE LA PARTICIPACION. DE LA MISMA MANERA, LA CRISIS HEGEMONICA ARGENTINA HUNDE SUS RAICES
NO EN CUESTIONES MATERIALES, ECONOMICAS, SINO EN RAZONES SOCIALES, POLÍTICAS Y CULTURALES, DE REVANCHA
Y VETO CONSTANTE ENTRE LAS FUERZAS, QUE NO PERMITE QUE UNA CONSTRUYA EL CONSENSO NECESARIO PARA
CREAR UN ORDEN ESTABLE.

You might also like