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INMOVILIDAD EN EL ANCIANO

DEFINICION
La inmovilidad en el adulto mayor es la disminución de la capacidad para desempeñar actividades de la vida
diaria como consecuencia del deterioro de las funciones motoras, relacionadas con el sistema neuro-músculo-
esquelético.
Se caracteriza por una reducción marcada a la tolerancia del ejercicio (respuesta taquicardica, hipertensión o
disnea), progresiva debilidad muscular, y en casos extremos perdida del automatismo y los reflejos postulares
que imposibilitan la deambulación.

TIPOS DE INMOVILIDAD
1. Relativa: Aquella en la que el anciano lleva una vida sedentaria pero es capaz de movilizarse con mayor
o menor independencia. Riesgo: estar en cama de forma crónica.
2. Absoluta: Implica estar encamado en forma crónica, estando muy limitada la variabilidad postural. Riesgo:
institucionalización y morbimortalidad.

FACTORES PREDISPONENTES
Factores intrínsecos.
 Enfermedades musculo esqueléticas: osteoartrosis, fractura de cadera, osteoporosis, aplastamientos
vertebrales, artritis, polimialgia reumática, patología podológica (hallux valgus).
 Enfermedades neurológicas: ECV, Parkinson, demencia y depresión.
 Enfermedades cardiovasculares.
 Enfermedades pulmonares: EPOC, Neumonía.
 Enfermedades endocrinas: Diabetes mellitus, obesidad, hipotiroidismo.
 Déficit sensorial.
Factores extrínsecos.
 Factores iatrogénicos: prescripción de reposo, medidas de restricción física, sobreprotección, fármacos
(neurolépticos, benzodiacepinas, sedantes)
 Factores ambientales: hospitalización, barreras arquitectónicas.
 Factores sociales: falta de apoyo social y estímulo.
Factores psicosociales, ambientales y la declinación catastrófica en la movilidad de los ancianos, encontró los
siguientes factores de riesgo: edad mayor de 70 años, problemas auditivos, deterioro general y pobre
percepción de la salud, pérdida de control, sentimiento de miedo, incapacidad para realizar labores en el hogar,
para cargar compras pesadas y para doblarse a cortar las uñas de los pies.
VALORACIÓN DEL PACIENTE CON INMOVILIDAD
Anamnesis: Permite identificar condiciones clínicas que conducen a la inmovilidad, factores de riesgo
asociados, uso de medicamentos, tiempo de evolución, impacto en las actividades de la vida diaria,
aspectos psicológicos y sociales que rodean al paciente.
Examen físico: Debe realizarse una valoración músculo esquelética en la que se evalué tono, fuerza,
rango de movilidad articular, marcha y equilibrio. Medir la presión arterial a los cambios posturales, déficits
neurológicos, deformidades. Determinar el estado nutricional y de la piel, realizar un adecuado examen
podológico: hallux valgus, dedos en martillo, etc. Hacer una valoración visual y auditiva.
Se utilizan en la valoración de la marcha y el equilibrio de los desplazamientos, instrumentos como; la escala
de Tinetti, que mide macha y equilibrio estático y dinámico, la escala de levántate y anda (test timed up
and go), que parte de una posición sentado, a continuación debe levantarse, caminar 3 metros, darse la
vuelta y volver a sentarse. Esta actividad se cronometra y se considera que un tiempo mayor de 20
segundos, implica un alto riesgo de caídas. También se usa el test de Romberg, en donde se valora el
grado de estabilidad y el de inclinación corporal.
Escalas para evaluar discapacidad:
– Índice de Independencia para Actividades de Vida Diaria (Índice de Barthel).
– Índice de actividades instrumentales de la vida diaria (Escala de Lawton).
– Escala de riesgo para úlceras por presión (Escala de Norton, Escala de Braden).
PREVENCIÓN DEL SÍNDROME DE INMOVILIDAD
Primaria
Ejercicio físico
o Los ejercicios de fuerza potencia se realizan con la musculatura extensora de extremidades superiores. Se
realizan con ayuda de pesas y poleas, uso de escaleras y escalones.
o Los ejercicios de resistencia aumentan la fuerza y la masa muscular, siendo bien tolerados por las
personas mayores. Son ejemplos; caminar, ciclismo o natación.
o Los ejercicios de flexibilidad incluyen los estiramientos musculares y pueden realizarse de forma activa o
pasiva. Mantener o incrementar la flexibilidad por lo menos durante 10 minutos en al menos dos días de la
semana.
o Los ejercicios de mantenimiento mejoran el gasto cardiaco, aumentan la fracción de eyección y volumen
diastólico final y disminuyen la frecuencia cardiaca. Por ejemplo; subir cuestas, escaleras, peldaños,
bicicleta o nadar.
o Los ejercicios de equilibrio pueden reducir el número de caídas y lesiones relacionadas.

Prevención secundaria
o Puertas, habitaciones y pasillos: amplias que faciliten el transito del anciano y si es precisa para la
movilización en sillas de ruedas o caminadores.
o Mobiliario: retirar los muebles que puedan interferir en la deambulación, así como colocarlos como ayuda
o punto de apoyo durante la misma.
o Barandillas: uso en pasillos para apoyarse.
o Iluminación: adecuada, con interruptores en lugares accesibles y cómodos.
o Suelo: eliminación de alfombras, cables o cordones que favorezcan las caídas. Valorar el uso de superficies
antideslizantes y rampas en lugar de escaleras.
o Lavamanos: uso de barras de sujeción, superficie antideslizante en la bañera, facilitar la entrada y salida
de la bañera mediante asientos desplazables que permitan tomar el baño sentado, grifería de sencillo
manejo.
o Higiene personal: La piel debe mantenerse limpia y seca. En el paciente incontinente deben extremarse
las medidas higiénicas por lo extremadamente cáusticas que resultan las excretas. La cama debe
mantenerse limpia y seca.
o Vestido: sustitución de botones y cremalleras por velcros, prendas abiertas por delante y suelas
antideslizantes en los zapatos.
o Sillas: sólidas, pesadas, con respaldo alto y brazos.
o Cubiertos: adaptados según las necesidades del anciano y platos hondos de plástico y colores vivos en
caso de déficit visual.
Prevención terciaria
Tratamiento síndrome de inmovilización
Una vez valorada la situación de inmovilidad del paciente se realizará un plan de actuaciones que incluya:
o Tratamiento de la causa de la inmovilidad.
o Plan de rehabilitación encaminado al tratamiento de la inmovilidad existente y a evitar su progresión.
o Uso de ayudas y adaptaciones en el hogar.
o Prevención de las complicaciones asociadas.
Encamamiento
Si la inmovilidad es total se realizarán cambios posturales pasivos, asegurando una postura correcta. Si existe
estabilidad médica se puede iniciar movilización articular pasiva (ejercicios de estiramiento y relajación
muscular) evitando provocar dolor. Cuando el estado del paciente lo permita se pueden comenzar
movilizaciones activas e intentos de flexión anterior del tronco con ayuda de barandillas, así como la
incorporación progresiva de la cabecera de la cama.
Sedestación
Cuando el enfermo está encamado hay que iniciar la sedestación al borde de la cama con los pies colgando
enseñándole a hacerlo sin ayuda. Una vez conseguido este aspecto se reforzará con ejercicios de control de
tronco. La sedestación al borde de la cama es la preparación para realizar las transferencias.
Transferencias
Dependerán del grado de dependencia del enfermo, requiriendo mayor o menor grado de ayuda según el
mismo.
Bipedestación
Si no existe equilibrio se mantendrá al paciente en bipedestación durante unos minutos con ayuda del terapeuta
o ayudas técnicas, aumentando progresivamente el tiempo de la misma. También es importante corregir
posturas anómalas, como la flexión de tronco, caderas o rodillas.
Deambulación
Se iniciará en la habitación con la ayuda técnica más adecuada a cada caso: inicialmente con ayuda de un
caminador y, después, muleta o bastón.
Ayudas técnicas
Bastones
Muletas
Caminadores
Sillas de ruedas

ULCERA POR PRESION


DEFINICION : Es la lesión de origen isquémico localizada en la piel y tejidos subyacentes, con pérdida de
sustancia cutánea, producida cuando se ejerce una presión prolongada o fricción entre dos planos duros y tiene, como
consecuencia, una degeneración rápida de los tejidos.
ETIOLOGIA
La mayoría de las lesiones se producen por la acción combinada de factores extrínsecos entre los que destacan:
las fuerzas de presión, tracción y fricción.
 PRESION, se considera que la presión directa sobre la piel y fundamentalmente sobre las prominencias óseas,
es el determinante primario para la formación de las úlceras por presión.
 LAS FUERZAS DE FRICCION, se generan cuando las superficie roza con otra, dañando la unión dermo-
epidérmica.
LAS FUERZAS DE TRACCION, lesionan los tejidos profundos y se producen cuando el esqueleto y la fascia
profunda se deslizan sobre una superficie, mientras la piel y la fascia superficial se mantiene fijas.
Según sean las posiciones que el paciente mantenga durante un tiempo no superior a dos horas, las zonas más
susceptibles de desarrollar U.P.P. son el sacro, los glúteos, los talones, el pliegue ínter glúteo, el trocánter y los
maléolos.
PREVALENCIA
 La prevalencia de U.P.P. en la población hospitalaria muestra una amplia variabilidad, entre el 3,1% y el 29,5%.
 La prevalencia de U.P.P. en pacientes hospitalizados según el Primer Estudio Nacional de Prevalencia es de 7-
10%.
 Dentro de la población hospitalaria existen diversos grupos que mantienen un riesgo aún mayor, como los
pacientes ancianos con una fractura de fémur con una incidencia del 66%, los pacientes tetrapléjicos con una
prevalencia del 60% y los pacientes críticos con una incidencia variable entre el 6-33% y una prevalencia del 41%.
CLASIFICACION
Clasificación - estadiaje de las úlceras por presión.
- ESTADIO I. Alteración observable en la piel integra, relacionada con la presión, que se manifiesta por un eritema
cutáneo que no palidece al presionar; en pieles oscuras, puede presentar tonos rojos, azules o morados.
En comparación con un área (adyacente u opuesta) del cuerpo no sometida a presión, puede incluir cambios en
uno o más de los siguientes aspectos: temperatura de la piel (caliente o fría), consistencia del tejido (edema,
induración), y/o sensaciones (dolor, escozor)
- ESTADIO II. Pérdida parcial del grosor de la piel que afecta a la epidermis, dermis o ambas. Úlcera superficial que
tiene aspecto de abrasión, ampolla o cráter superficial.
- ESTADIO III. Pérdida total del grosor de la piel que implica lesión o necrosis del tejido subcutáneo, que puede
extenderse hacia abajo pero no por la fascia subyacente.
ESTADIO IV. Pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa, necrosis del tejido o lesión en músculo,
hueso o estructuras de sostén (tendón, cápsula articular, etc.). En estadio como en el estadio III, puede presentarse
lesiones con cavernas, tunelizaciones o trayectos sinuosos
VALORACION DEL RIESGO
La valoración inicial del estado de la piel debería tener en cuenta:
1. Identificación del estado de la piel, sequedad, excoriaciones, eritema, maceración, fragilidad, temperatura e
induración. Sensación de picor o dolor.
2. Prominencias óseas (sacro, talones, tobillos, codos y occipucio). Para identificar precozmente lesiones y asociar
intervenciones preventivas en todos los grupos de riesgo.
PREVENCION DE LAS UPP
Todas las intervenciones de prevención serán registradas en actividades del “Plan de cuidados”.
Las actividades preventivas deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Movilidad.
2. Higiene.
3. Incontinencia.
4. Nutrición.
5. Iatrogénica.
6. Protección de las zonas de riesgo.
7. Cuidados generales.

MOVILIDAD
 Permanecer encamado el menor tiempo posible.
 Animar a la deambulación y los interciclos de movilización, por lo menos dos veces al día.
 Realizar cambios posturales cada 2-4 horas en pacientes encamado y cada hora en pacientes con silla de
ruedas.
 Evitar el roce de prominencias entre sí.
 Aliviar la presión con: almohadas, colchón neumático (agua o aire), cojines de gel de frotación, protector de
talones y codos, piel de cordero y felpa.
 Evitar levantar la cabeza de la cama más de 30º.
 Intentar mantener en todo momento la alineación corporal.
Decúbito Supino:
- Almohada en cabeza
- Almohada en gemelos, para facilitar el retorno venoso.
- Almohada en piecero para evitar el pie equino.
- Almohada en trocánter, para evitar la rotación.

Decúbito Lateral:
- Almohada debajo de la cabeza.
- Almohada a lo largo de la espalda.
- Almohada entre las rodillas para evitar roces.
- Almohada debajo del brazo.
Decúbito Prono:
- Almohada debajo de la cabeza.
- Almohada del abdomen para evitar tensión muscular.
- Almohada debajo de las piernas para favorecer circulación de retorno.
- Almohada debajo de los hombros para bajar tensión muscular.
Posición sentado:
- Almohada detrás de la cabeza
- Almohada debajo del brazo.
- Almohada debajo de los pies.
HIGIENE
 Utilizar una esponjilla para cada parte del cuerpo.
 Realizar correcta higiene corporal mediante lavado con agua y jabón seguido de
aclarado y perfecto secado (especial atención a los pliegues cutáneos).
 No dar jabón en la ulcera.
 Hidratación corporal con crema.
 No masajear prominencias óseas.
 No utilizar ningún tipo de alcoholes.
 Si se hidrata con vaselina líquida,. Extenderla antes de secar al paciente.
 No dar masajes intensos.
INCONTINENCIA
 Ante perdidas involuntarias de orina es importante la valoración de la implantación de
sonda o colector urinarios.
 Con cada cambio de pañal lavar e hidratar la zona.
 Reeducación de esfínteres.
NUTRICION
 Valoración dietética: alimentación adecuada a su edad y patología.
 Aporte de líquidos mínimo 2 litros/día, si no existe contraindicación médica.
 Administrar suplementos hiperprotéicos si no toma una dieta completa.
 Dar suplementos minerales (zinc, hierro, cobre) y vitaminas (A, B, C).
 Si presenta problemas en la deglución, emplear espesantes y gelatinas.
YATROGENIA
Son úlceras que se producen por el roce continuo de un recurso instrumental
imprescindible para el tratamiento y/o diagnóstico.
Se debe tener especial cuidado con:
 Nariz: cambiar diariamente apósito de fijación de SNG y mover apoyo en la mucosa
gástrica.
 Boca: por fijación de tubos endotraqueales realizar igualmente movilización.
 Meato urinario: lesiones por sondaje vesical (hombres en prepucio y mujeres en
labios vaginales), cambiar puntos de apoyo.
 Muñecas, codos y talones: por sujeciones mecánicas. Proteger la piel.
 Orejas: por gomillas de mascarilla de oxígeno, proteger del contacto directo utilizando
gasas.
 Pómulos: por gafas nasales, vigilar presión y movilizar.
 Talones, piernas y tronco: por escayolas, proteger previamente la piel y vigilar.
 Glúteos: debido a las cuñas, intentar mantenerlas el menor tiempo posible, no realizar
arrastre.
PROTECCION DE ZONAS DE RIESGO
 Las zonas más frecuentes de aparición de UPP son: sacro, glúteos, talones y
trocánteres.
 Colocar una almohada en los pies para q los talones queden al aire.
 Los codos se protegerán con vendaje algodón, procurando mantener los brazos en
flexión anatómica.
 Igualmente se realizará en los talones hasta el tobillo y dejando los dedos a la vista.
Utilizar placas de protección en sacro y trocánteres, además de los métodos de movilización
e utilización de superficies de apoyo especiales para aliviar la presión.
CUIDADOS GENERALES
 Identificar aquellos procesos que puedan incidir en el desarrollo de UPP:
 Alteraciones respiratorias.
 Alteraciones circulatorias.
 Alteraciones metabólicas.
 Alteraciones por tratamiento farmacológico:
- Sedantes, pueden interferir en la movilidad.
- Corticoides, que pueden actuar sobre los tejidos disminuyendo la resistencia e
inhibiendo por lo tanto la cicatrización.
- Citostáticos, debido al riesgo de necrosis asociado a la quimioterapia endovenosa.
 Identificar y corregir déficit nutricional.
 Asegurar un estado de hidratación adecuado.

TRATAMIENTO DE LAS UPP


Antes de iniciar el tratamiento de la UPP, debemos valorar el estado de la misma, para
proceder a su tratamiento y control de su evolución. Registrar en el registro de
“Valoración inicial”:
VALORACION
Observar la UPP:
 Estadío (según clasificación…..)
 Localización.
 Tamaño.
 Base:
- Exudado
- Granulación
- Necrosis (seca)
- Esfacelos (necrosis húmeda)
- Infección: Inflamación, exudado purulento, calor, dolor, mal olor, decoloración del
tejido de granulación, tejido de granulación hemorrágico.
 Tejido perilesional con presencia de:
- Celulitis
- Dermatitis
- Epitelización
- Dolor
TRATAMIENTO
Las intervenciones de tratamiento serán anotadas en el registro de “Evolución de enfermería”
y planificadas en el apartado de actividades del “Plan de cuidados”.
 Eliminar o reducir la presión sobre la úlcera.
 Reducir el riesgo de infección y estimular la cicatrización llevando a cabo las
siguientes acciones:
1. Lavado de manos.
2. Limpieza de la herida:
- Irrigar con suero salino 0,9% sin frotar
- No utilizar antisépticos de manera sistemática
3. Desbridamiento de la herida
El tipo de desbridamiento será anotado en “Evolución de enfermería”
El desbridamiento es imprescindible para la buena evolución de las heridas necrosadas.
El tejido necrótico: favorece el desarrollo de gérmenes patógenos, impide la formación de
tejido de granulación e Interfiere en la cicatrización.
La situación global del paciente, así como las características del tejido a desbridar
condicionarán el tipo de desbridamiento a realizar.
Tipos de desbridamiento:
- Quirúrgico. Se realizará con el objetivo de eliminar la necrosis y esfacelos hasta llegar
al tejido sano. Esto requiere conocimientos y técnica con personal cualificado y
material estéril. Quién y dónde se realice dependerá de las directrices del centro.
Si se estima oportuna se procederá al desbridamiento cortante, que será realizado por
planos y en diferentes sesiones, hasta liberar la úlcera de tejido desvitalizado.
Se administrará analgésicos previamente al desbridamiento.
- Enzimático o químico. Aplicar enzimas tópicas (generalmente colagenasa), para
conseguir la hidrólisis del tejido necrótico y reblandecer la escara.
- Autólitico. Está basado en la cura húmeda.
Aplicar geles o apósitos que aportan humedad para favorecer que los macrófagos,
neutrófilos y enzimas orgánicas destruyan el material necrótico. En los casos de exceso
de exudado se puede utilizar un Alginato.
4. Prevención y Abordaje de la infección
Se registraran en el “Plan de cuidados”
Todas las úlceras están contaminadas por bacterias, lo cual no significa que están
infectadas.
- Evitar contacto de la úlcera con sustancias de desecho corporal ( orina, heces).
- Realizar correcta lavado de manos y uso de guantes por paciente.
- Si un paciente tiene varias úlceras, curar en último lugar la más contaminada
- Utilizar siempre material estéril en desbridamiento.
- Realizar limpieza y desbridamiento para impedir que la colonización progrese a
infección clínica.
- Intensificar dichas acciones si existiese signos de infección local.
- Realizar cultivos, si la úlcera no evoluciona favorablemente y tiene signos de infección
local.
- Iniciar tratamiento antibiótico una vez identificado el germen.
Rellenar las cavidades o tunelizaciones que pueda formar la úlcera, par evitar que se
formen abscesos o cierres en falso.
5. Elección del producto para el tratamiento
Todas las intervenciones se anotarán en el apartado de actividades de e registro del
“Plan de cuidados”
 Seleccionar el apósito adecuado teniendo en cuenta los siguientes aspecto de la
úlcera:
- Localización de la lesión.
- Gravedad de la lesión.
- Cantidad de exudado.
- Existencia de cavidades o tunelizaciones.
- Signos de infección.
- Estado de la piel circundante.
- Estado general del paciente.
- Disponibilidad de recursos.
- Relación coste-efectividad.
- Nivel asistencial.
- Propiedades del apósito: absorber el exudado, favorecer el desbridamiento,
combatir la infección y combatir el dolor)
 Cambiar el apósito en función del producto utilizado y las características de la herida.
Un apósito hidrocoloide se cambiará cuando el abombamiento producido al absorber
las secreciones de la herida se aproxime a 1,5 o 1 cm. del borde del apósito.
 El apósito ideal deberá reunir los siguientes requisitos:
- Ser biocompatible
- Proteger la herida de agresiones: física, química y bacterianas.
- Mantener el lecho de la úlcera continuamente húmedo.
- Eliminar y controlar exudados y tejido necrótico mediante su absorción.
- Dejar la mínima cantidad de residuos en la lesión.
- Ser adaptable a localizaciones difíciles.
- Favorecer la cicatrización.
- Ser fácil de aplicar y retirar.
- Permitir el paso de vapor de agua.
EVOLUCION DE LA ULCERA
Monitorizar la evolución de la ulcera según la escala PUSH. Esta escala permite documentar
la cicatrización de la úlcera. Se registrará en el registro de “Evolución de enfermería”

Longitud x 0 1 2 3 4 5 Val
Anchura 0 cm2 <0.3 cm2 0.3-0.6 cm2 0.7-1cm2 1.1-2.0 cm2 2.1 -3.0 cm2
6
3.1 – 4.0 cm2 7 8 9 10
4.1– 8.0 cm2 8.1-12.0 cm2 12.1-24cm2 >24 cm2 Subtotal:
Cantidad 0 1 2 3
de
exudado Ninguno Ligero Moderado Abundante Subtotal:
Tipo de 0 1 2 3 4
tejido Cerrado Tejido epitelial Tejido de Esfacelos tejido
granulación necrótico Subtotal:
Puntuación
total

RECOMENDACIONES DE TRATAMIENTO LOCAL DE LAS UPP


Suprimir o reducir presión en la zona.
Lavar siempre las U.P.P. con suero salino 0,9% por irrigación suave.
ESTADIO I
- Aplicar ácidos grasos, extender y no masajear.
- Apósito hidrocoloide si hay riesgo de fricción o maceración de la zona.
ESTADIO II Y III
 En fase inflamatoria:
- Con tejido necrótico seco (escara) y tejido necrótico húmedo (esfacelo): realizar
desbridamiento. Utilizar Colagenasa o Hidrogel.
- Con infección (presencia de signos locales): Tratar la infección. Utilizar: si necrosis,
Colagenasa; si exudado, apósito de alginato cálcico o apósito de carboximetilcelulosa o
apósito de plata; si úlcera maloliente, apósito de carbono activado.
 En Fase de Granulación y/o Epitelización:
- Herida limpia (con presencia de tejido de granulación): Proteger y mantener el lecho
húmedo.
Utilizar Apósitos hidrocoloides o hidropoliméricos.

MOVILIZACIÓN

Para prevenir la aparición de estos problemas, es fundamental asegurar una movilidad


adecuada y el mantenimiento de posturas correctas.

Reglas básicas para movilizar correctamente a la persona mayor con problemas


de movilidad

El familiar y el cuidador también deben adoptar posiciones correctas para evitar


problemas musculares y de columna vertebral. Debemos recordar que los músculos de
las piernas son más fuertes que los de la espalda.

- Por tanto, para levantar a un enfermo, conviene doblar siempre las rodillas,
manteniendo la espalda recta e inclinada hacia delante desde las caderas.

- Los pies del cuidador se colocan separados, bloqueando uno, a su vez, los pies del
enfermo y situándose en la dirección del movimiento.
- Cuando el paciente es demasiado pesado o está muy incapacitado, se pueden utilizar
medios mecánicos, como grúas, que son de gran utilidad.

Movilización correcta en las distintas posiciones en que se puede encontrar una


persona mayor inmovilizada

Giros en la cama: La persona mayor tiende a moverse poco en la cama y convencerle


de que lo haga, y que lo haga en giros. Es más fácil dar la vuelta sobre un colchón firme.

- Los ancianos que aún conservan cierta movilidad pueden hacer los giros por sí solos.
Para ello, deben doblar las rodillas y apoyar los pies sobre la cama, ladear las piernas
hacia el lado sobre el que se va a realizar el giro, entrelazar las manos y levantarlas
estirando los codos al mismo tiempo para, finalmente, girar la cabeza y desplazar los
brazos hacia ese mismo lado.

- En caso de que el paciente esté más incapacitado, el familiar o el cuidador deben


ayudarle a realizar el giro colocándose a su lado. Siguiendo los pasos descritos
anteriormente, se le sujetan los brazos por las muñecas y las piernas por las rodillas y
se tira con suavidad del enfermo hacia el lado del giro. Al paciente se le pide que mire
sus manos durante el giro para que mueva su cabeza al mismo tiempo.

Levantarse de la cama: Los ancianos dependientes pero con movilidad pueden: mover
las piernas hasta el borde de la cama, apoyarse en el codo y en la mano, levantar la
cabeza y bajar los pies al suelo quedando sentados en la cama.

- Si el enfermo necesita ayuda, nos colocamos frente a él con las caderas flexionadas y
nuestras rodillas pegadas a las suyas, bloqueando sus pies con los nuestros. Pasamos
los brazos a su espalda por debajo de las axilas, invitándole a que intente levantarse y,
en ese momento, tiramos hacia arriba hasta colocarle de pie.

La sedestación: Una parte importante de la población anciana, aun gozando de buena


salud y autonomía en su movilidad, sufre afecciones crónicas como problemas
articulares, debilidad muscular, en especial para la sustentación del tronco, problemas
circulatorios y falta de coordinación motora.

En muchos casos, los ancianos ocupan una butaca durante bastantes horas al día. A
continuación se anotan algunas recomendaciones de cómo deben de ser las sillas y los
sillones de las personas mayores con problemas de movilidad:

- Los reposabrazos son fundamentales para una mayor comodidad y para facilitar los
movimientos de sentarse y levantarse. Existen sillas recomendables de distintos tipos y
alturas.

- El respaldo debe proporcionar un buen soporte a la espalda y a los hombros, lo que


implica apoyo lumbar y torácico.

- En los sillones de descanso, es conveniente que el respaldo sea lo suficientemente


alto como para apoyar la cabeza.

- La firmeza del acolchado es un factor clave para proporcionar comodidad y facilitar la


entrada y salida del asiento.

- La tapicería debe ser fácil de limpiar.


Postura correcta del anciano sentado (figura1): Permanecer con la espalda apoyada
en el respaldo de la silla. Distribuir la carga del peso del cuerpo por igual en ambas
caderas. Caderas, rodillas y pies, en flexión de noventa grados. Apoyar totalmente los
pies en el suelo y evitar que queden colgando. Si es necesario, se coloca un banquillo
para apoyar toda la planta del pie.

Levantarse de la silla: La mayoría de los ancianos tiende a apoyarse en su bastón o a


sujetarse en cualquier objeto que tenga delante cuando va a incorporarse de una silla.
Esto puede ser peligroso, además de mucho más difícil e incómodo.

- El sujeto debe desplazarse hasta el borde de la silla y llevar el tronco y la cabeza hacia
delante. Con los pies bien apoyados sobre el suelo y ligeramente separados, se da un
pequeño impulso sujetándose con las manos a los brazos del sillón..

- A los ancianos con un brazo impedido o limitado más que el otro les resulta más fácil
levantarse apoyando su brazo sano en el brazo de la silla e impulsándose sobre su
pierna sana.

- Nunca se debe tirar del enfermo para ayudarle a levantarse por rutina; hay que
animarle a que lo haga por sí mismo. Si esto no fuera posible, se le ha de prestar la
ayuda mínima, dándole un pequeño impulso desde la espalda o sujetándole por la
cinturilla del pantalón.

- Cuando el paciente está más incapacitado, se le ayuda a incorporarse sujetándole por


la espalda. Se bloquea la parte externa de la rodilla del paciente, con la rodilla del familiar
o cuidador, colocando uno de los pies del familiar o cuidador entre ambos pies del
paciente.

Sentarse en la silla: El anciano no debe nunca arrojarse sobre la silla, sino aproximarse
lo suficiente hasta tocarla con la parte posterior de las rodillas. En esta posición, debe
coger con las manos los brazos del sillón, inclinarse hacia adelante y doblar las rodillas
hasta sentarse. Cuando el anciano está más incapacitado y necesita la ayuda de una
persona, se le sujeta por la espalda bloqueando las rodillas y los pies del anciano.

Para que mantenga la postura correcta y se impida que se deslice en la silla, se le sujeta
el tronco por debajo de sus brazos hasta pegar su espalda por completo al respaldo del
sillón.

Bipedestación: Constituye la actitud normal del ser humano que se sostiene con dos
pies. La tendencia del anciano en esta posición es adoptar una actitud encorvada en
exceso. Por ello, es importante recordarle que autocorrija esa postura y se mantenga lo
más erguido posible. La posición idónea en bipedestación supone: colocar los pies
separados, uno de ellos avanzado ligeramente con respecto al otro; mantener las
caderas paralelas y el tronco erguido, aunque con una ligera flexión y las plantas de los
pies apoyadas por completo en el suelo.

Para los ancianos que han perdido su capacidad para la deambulación, pero que aún
pueden levantarse solos de una silla, es importante que mantengan la bipedestación
durante algunos minutos. Para dar la máxima seguridad al paciente y prevenir posibles
caídas es conveniente realizar esta actividad frente a una mesa estable. En esta
posición, el apoyo alternativo de las piernas proporciona mayor estabilidad y relajación.
Debe animarse al anciano a que se levante y se siente cuantas veces sea posible para
prevenir la aparición de escaras. Para los ancianos hemipléjicos, que han perdido el
control del equilibrio, es muy importante que mantengan sus miembros en una buena
posición: manos colocadas sobre la mesa y plantas de los pies totalmente apoyadas
sobre el suelo. En los ancianos con fractura de cadera conviene evitar, en lo posible, la
tendencia a la rotación externa (es decir, punta del pie hacia afuera), recordándoselo y
ayudándoles a corregir la postura.

Cuando el anciano no tiene el equilibrio necesario para mantenerse en bipedestación,


es preciso permanecer a su lado. No ha de olvidarse que, al menor síntoma de
cansancio o dolor, debe sentarse.

La marcha: La deambulación constituye una de las manifestaciones elementales del


ser humano y es importante para conseguir una calidad de vida suficiente. La marcha
puede verse dificultada en el anciano por diversas razones: enfermedades físicas o
psíquicas, el propio proceso de envejecimiento o razones de tipo social. En gran número
de ocasiones se hace necesario, o al menos aconsejable, la utilización de un medio
auxiliar (bastón, muleta, etc.).

Cuando el anciano no precisa ninguna ayuda y puede caminar de forma independiente,


debe orientársele para que mantenga una postura erguida y relajada, acompañada del
balanceo de sus brazos. Como el anciano tiende a arrastrar los pies por el suelo, es
preciso recordarle que debe levantarlos apoyando primero el talón y luego la punta.

Cuando tenga una marcha inestable y necesite ayuda, el familiar o el cuidador debe
caminar a su lado sujetándole por las dos manos para proporcionarle la máxima
seguridad.

Los medios auxiliares más utilizados por los ancianos son:

- Muletas con codo. Son las de manejo más sencillo, pero en ocasiones no proporcionan
la estabilidad necesaria, por lo que son rechazadas por algunos ancianos. Es muy
importante su utilización correcta, colocando bien el brazo en la abrazadera y la mano
en la empuñadura.

- Bastones. Es el medio más común. El bastón debe prolongar al brazo contrario a la


pierna afectada, aumentando así la base de sustentación, para lo cual se utiliza
ligeramente adelantado y en paralelo al cuerpo. Es necesario tener en cuenta la altura
y el peso de cada individuo y comprobar que la punta lleva una goma antideslizante.

El bastón es útil como punto de apoyo si se utiliza como tal y no si se arrastra.

- Trípode y bastones de cuatro patas. Son más estables. Están indicados sobre todo en
personas de edad avanzada y con gran inestabilidad. Es importante que tengan la altura
adecuada.

- Andadores. Pueden llevar ruedas o no. Para manejarlos de manera adecuada, es


necesario tener prensión y fuerza en las dos manos, agarrarlos por la empuñadura y
situarse cerca de ellos. El anciano tiende a colocarse a más distancia, favoreciendo el
riesgo de caídas. Están indicados en fases agudas o cuando existe una inestabilidad
elevada.

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