Professional Documents
Culture Documents
Burguesías y oligarquías
(Págs. 111-130)
En este capítulo se aborda el examen de los actores estratégicos, los grupos sociales o las
organizaciones latinoamericanas que cumplen papeles o funciones diferentes de los de sus homógolos de
los países industrializados del Occidente.
1
A su vez, estos grupos se formaron con agentes económicos dinámicos, dispuestos a incorporar las
innovaciones y a utilizar el poder público para vender todos los obstáculos sociales en el camino de su
expansión.
En las economías enclave no surgen oligarquías, las burguesías locales están subordinadas a los
intereses de los exportadores extranjeros, y los administradores de las empresas extranjeras no poseen
legitimidad ni la tradición familiar, indispensable para la legitimación del poder acumulativo.
Gracias a su antigüedad y su papel clave en la estructura económica, la oligarquía es también una
clase de “negocios” caracterizada por su capacidad financiera y su eclecticismo. La diversificación de sus
intereses no redunda en una mayor heterogeneidad social de sus miembros.
Enriquecidos por a valorización de las tierras y la especulación comercial, los miembros de los
grupos dominantes ven en la propiedad de la tierra en refugio y un símbolo de su estatus social.
Por último, es posible afirmar que se trata de un grupo nacional, pero que ocupa un lugar particular,
“multifuncional”, en las relaciones con el mundo exterior. Al cumplir conscientemente el papel de
mediador obligado, la oligarquía aumenta al máximo su poder y consolida su dominación.
La mayoría de las economías son de tipo mixto, con una importante participación del Estado, pero
no faltan las políticas económicas abiertas, ultraliberales, ni un sistema de economía estatal centralizada.
Ni la riqueza natural es garantía segura del despegue industrial, ni la falta de un recurso crítico
impide en forma absoluta el desarrollo.
1. Crecimiento extravertido (1860 a 1930, un poco más tarde en los países de menor desarrollo): Los
países latinoamericanos se integran al mercado mundial como proveedores de materias primas, productos
mineros o agrícolas. En el caso de los primeros, su explotación perpetúa la economía nacional. Las
economías agroexportadoras, por su parte, se benefician con el progreso del transporte marítimo y la alta
demanda de los países europeos en proceso de industrialización.
Las economías se especializan en bienes primarios y adquieren productos manufacturados en virtud
de la teoría de las “ventajas comparativas”, es decir, de los costos comparados.
Pero existen varios factores que obstaculizaron el surgimiento de la industria moderna en la misma
época. Frente a la competencia europea y las virtudes del librecambio, la pequeña industria artesanal se
debilita hasta morir. A su vez, apenas una fracción de la población del siglo XIX se integró al mercado, la
inmensa mayoría vivía en una economía de subsistencia o semisubsistencia.
2
No obstante lo anterior, el dinamismo propio de la economía de exportación fomentó la industria por
varios motivos: la transformación y elaboración de los productos agrícolas son actividades
verdaderamente industriales, ya que requieren de infraestructura y de actividades paraindustriales o
cuasiindustriales.
A pesar de sonar a contradicción, la actividad exportadora, así como es industrializante, al mismo
tiempo es fuertemente “antiindustrializante”. La dinámica del crecimiento inicial extravertido hace de la
industria un sector periférico y dependiente del sector productor de bienes para la exportación. La
transferencia de ingresos hacia las actividades es siempre provisoria, revocable y subordinada a otros
factores.
Recursos y desarrollo
No fue la ausencia o insuficiencia de minerales y energía lo que frenó el desarrollo. América Latina
es desde su descubrimiento el continente minero por excelencia, pero la distribución de sus riquezas, así
como de sus recursos energéticos, es muy desigual. A su vez, los países del continente, con sus reservas de
materias primas agrícolas y mineras, poseen ventajas culturales como pocas regiones del Tercer Mundo:
elites científicas y técnicas de calidad, nivel de educación relativamente elevado en zonas urbanas, acceso
directo a los conocimientos y la tecnología occidentales.
3
La situación de los trabajadores refleja lo anterior: encontramos asalariados y semiasalariados,
trabajadores permanentes y estacionales, mano de obra familiar, servidumbre, combinados con las formas
más arcaicas de trabajo comunitario y ayuda mutua.
En cuanto al destino de la producción, la agricultura de subsistencia sólo destina al mercado una
parte ínfima de la producción y según modalidades bastante antieconómicas. El sector dominante es la
gran especulación exportadora, a la cual se sacrifican los cultivos alimenticios. Los cultivos de
exportación, incluso cuando abundan en un mismo país, acaparan las mejores tierras. Y al proveer a la
economía de divisas indispensables, ocupan posiciones de privilegio.
4
acuerdo con la coyuntura y con la política agraria de cada presidente. Preveía la desaparición de los
grandes latifundios, y dio lugar al surgimiento del “ejido”.
La revolución agraria boliviana nace de la coincidencia de una sublevación política contra el
“antiguo” régimen oligárquico y la lucha de los campesinos sin tierra de las comunidades indígenas. Se
trataba de campesinos cautivos.
El autor menciona también los ejemplos de Perú y Cuba.