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TRASTORNO POR ACUMULACIÓN:

¿PORQUE NO ES TOC? ¿PORQUE NO ES Material recopilado:


Ps. Mauricio A. González Sepúlveda

DIOGENES?
Cuando la acumulación se convierte en una enfermedad hablamos de un
trastorno mental relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) pero
que en la clasificación del DSM-5, constituye por sí mismo una categoría
independiente. Su característica principal es la imposibilidad de deshacerse
de posesiones.
El trastorno por acumulación o Síndrome de acumulación compulsiva nace de la
necesidad irrefrenable de adquirir objetos -normalmente de poco valor económico.
Los objetos que más frecuentemente se acumulan son diarios, ropa vieja, bolsas,
libros y papeles de trabajo. Para guardarlos o almacenarlos y ser incapaz de
deshacerse de ninguno de ellos. El sector de población más afectado por este
trastorno es el de personas jóvenes, sobre todo mujeres. Esta conducta repetitiva
de acumulación, sin embargo, no les produce ningún tipo de malestar emocional, solo
en el caso de que tuvieran que desprenderse de ellos (al contrario de lo que sucede
en otros trastornos obsesivo-compulsivos)
Uno de los criterios diagnósticos es la presencia de angustia ante la idea de
desprenderse de los objetos acumulados. El resultado es una acumulación
desorganizada de posesiones que comprometen el espacio del lugar donde
se vive, impidiendo su permanencia en ese lugar. Esta situación genera
angustia y compromete el área social, laboral u otras importantes esferas de
las relaciones del paciente, incluyendo la seguridad del ambiente.
EL trastorno por acumulación está relacionado con el espectro del TOC pero
sin tratarse de éste ya que posee características específicas derivadas de la
adquisición de objetos, su acumulación y la incapacidad para deshacerse de
ellos con lo que esto puede acarrear de dificultades para la integración de
estas personas en la comunidad, dados los riesgos y perjuicios potenciales de
esta conducta.
Este trastorno psicológico constituye un problema cuando el que lo sufre siente
interferencias en su día a día, como el hecho de no poder realizar las tareas cotidianas
(cocinar, limpiar...) con normalidad por la falta de movilidad a causa de la acumulación de
cosas, o la convivencia con familia, amigos o vecinos se vuelva problemática. Estos pacientes
no pueden dormir en su cama, sentarse en su living o cocinar en su cocina . A veces el
desorden llega más allá de la casa del individuo y se utilizan otros espacios como el auto, los
patios o jardines, la oficina laboral y las casas de familiares. En los casos severos este
trastorno puede poner en riesgo la salud debido al peligro de incendios, caídas y por las
condiciones sanitarias precarias. También se encuentra aumentado el riesgo de muerte por
incendio o por quedar atrapado en una “avalancha de desorden”.
Es el momento de acudir a un especialista.
"El trastorno suele presentarse acompañado de otras comorbilidades o trastornos
mentales como el TOC, es una patología reciente que se encuentra en vías de estudio
en comparación con otros tipos de conducta acumuladora como el síndrome de
Diógenes . Se trata de una patología aún en vías de estudio. Según las
estimaciones actuales, entre el 2-5% de los adultos padece este síndrome que podría
ir desde la acumulación de comida, cubiertos, juguetes, ropa y complementos, figuras,
libros o incluso animales.
EL trastorno se suele presentar en personas jóvenes, que no tienen ninguna
incapacidad física que les impida tirar lo acumulado, y es más común en
mujeres. Los síntomas generalmente comienzan en la adolescencia y aumentan
su severidad con el paso de los años. A los 20 años afectan su funcionamiento
diario y a los 30 años causan un impedimento clínico significativo. Además, la
excusa para acumular objetos suele pasar por la posibilidad de que éstos
tengan una utilidad futura, ya sea para la propia persona, algún familiar,
amigo o conocido.
El síndrome de Diógenes se presta a confusión con el trastorno por acumulación. Es
más común entre personas mayores de 65 años que viven solas que padecen
Demencia y que suelen tener problemas físicos (derivados del envejecimiento en
muchos casos) para deshacerse de los objetos que acumulan o limpiar. No solo
acumulan objetos, sino suciedad, alimentos y desperdicios.
En cuanto a las diferencias con el TOC, en éste se presentan pensamientos repetitivos
que llevan a ejecutar conductas compulsivas. Si no se llevan a cabo estos rituales la
persona piensa que se producirá una desgracia.En el trastorno por acumulación
quienes lo padecen viven la conducta acumuladora de forma egosintónica, es decir,
no les genera malestar emocional el acumular objetos (conducta repetitiva) aunque sí
deshacerse de ellos al contrario de lo que les sucede a las personas con TOC, que se
resisten a la compulsión aunque al final terminan por ejecutarla.
Cuando el trastorno de acumulación compulsiva llega a producir un malestar
significativo por la dificultad para realizar las actividades cotidianas con
normalidad o cuando causa deterioro social es el momento de pedir ayuda.
En el caso del trastorno por acumulación estas interferencias en el día a día se
refieren sobretodo a la salubridad del domicilio, la convivencia con los vecinos
o con la familia.
Estas personas no suelen acudir a consulta por sí solas si no, por ejemplo, es al
ser obligadas por familiares o por servicios sociales tras algún incidente
grave o las denuncias de la comunidad de vecinos. La coexistencia de otras
patologías mentales también lleva a un seguimiento clínico de estas personas.
El diagnóstico diferencial es clave para pautar el tratamiento adecuado en el que
hasta ahora prima la terapia cognitivo-conductual y los psicofármacos. Pero la
terapia psicológica requiere de voluntad y motivación por parte del paciente para
solucionar una situación que ellos mismos no consideran un problema y algunos
fármacos (como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina o ISRS) han
mostrado tener una menor eficacia que en su utilización en el TOC.
"El bajo nivel de introspección y la escasa motivación hacen difícil la eficacia de las
intervenciones psicológicas y además existe una pobre respuesta al tratamiento a los
psicofármacos ISRS“. Son necesarios más estudios sobre el trastorno por acumulación
y variables que pudieran estar relacionadas con el mismo para conseguir mejorar el
pronóstico de estas personas.
Esta enfermedad debe diferenciarse de los coleccionistas. Coleccionar es una
actividad común, benigna y placentera y es sencillo diferenciarla (tabla 2). La
mayoría de los niños y hasta un 30% de los adultos comparten este hobby. Los
coleccionistas adquieren objetos de su interés, sienten apego por los mismos y
no quieren deshacerse de estos, pero no presentan el desorden y la
desorganización ni la angustia o los impedimentos funcionales como ocurre con
las personas afectadas por el trastorno de acumulación.
Al contrario de la acumulación, el proceso que realiza el coleccionista está
bien estructurado, planeado, es muy selectivo, placentero y es un pasatiempo
social.
Es poco probable que los coleccionistas, inclusive aquellos considerados
excéntricos cumplan los criterios para síndrome de acumulación compulsiva.
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