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Diario​ ​Administrativo​ ​ ​Nro​ ​179​ ​-28.11.

2017

Gobierno​ ​inteligente:​ ​Cuatro​ ​esenciales​ ​para​ ​salvar​ ​al​ ​estado​ ​(Parte​ ​II)
Por​ ​Gustavo​ ​Sá​ ​Zeichen
2.-​ ​Inteligencia​ ​emocional​ ​(el​ ​corazón).​ ​El​ ​gobierno​ ​abierto
Esta inteligencia “humana”, por su parte, se relaciona con el autoconocimiento, la autorregulación,
la motivación, la empatía y las destrezas sociales, institucionalizando la colaboración multidisciplinar,
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allanando​ ​las​ ​jerarquías​ ​y​ ​formando​ ​ambientes​ ​que​ ​fomenten​ ​la​ ​generación​ ​de​ ​nuevas​ ​ideas .
En nuestro modelo, el gobierno abierto representa ese modo de inteligencia estatal con efectos
concretos en cuanto a empatizar, actuar colaborativamente y allanar las jerarquías. El Estado abierto es un
Estado inteligente en tanto consciente de sus falencias y carencias, que acude a la sociedad para –juntos-
cooperar en lograr mejores resultados: más apertura de información y transparencia, más consultas a la
ciudadanía, permitir un mayor involucramiento y una más amplia colaboración del ciudadano llegándose
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a​ ​instancias​ ​de​ ​empoderamiento​ ​–co-creación-​ ​en​ ​determinados​ ​casos .
3.-​ ​Inteligencia​ ​física​ ​(el​ ​cuerpo).​ ​La​ ​“mejor​ ​regulación”​ ​(“better”​ ​o​ ​“​ ​regulation”)
Esta categoría de inteligencia se refiere a la posesión de “buenos nervios” para abordar los
numerosos​ ​desafíos​ ​simultáneos​ ​y​ ​complejos​ ​que​ ​se​ ​nos​ ​presentan.
En nuestro modelo, una buena salud se representa en una buena regulación. La “contextura física”
que permita al Estado pasar de soportar los cambios a ser motor de ellos, se refleja en que logre
adecuados​ ​modos​ ​de​ ​regulación​ ​de​ ​los​ ​fenómenos​ ​con​ ​los​ ​que​ ​le​ ​corresponde​ ​enfrentarse.
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La “mejor regulación” resulta el componente “físico” de la inteligencia de un Estado. Es la toma
de conciencia de que el marco regulador tiene un fuerte impacto en los ciudadanos, en las empresas y en
la economía; e implica que los gobiernos valoren cuál es el instrumento más adecuado y, en caso de que
sea​ ​una​ ​norma,​ ​que​ ​ésta​ ​cumpla​ ​los​ ​principios​ ​de​ ​una​ ​regulación​ ​de​ ​calidad.
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Para la OCDE , los gobiernos deben comprometerse con la calidad regulatoria, previendo
objetivos y marcos claros para la implementación a fin de asegurar que, si la regulación se emplea, los
beneficios económicos, sociales y medioambientales justifiquen los costos. Señala dicha organización que
una regulación de calidad debe: ser comprensible y clara, y las partes deben poder entender fácilmente sus
derechos y obligaciones; tener presentes los principios de gobierno abierto, considerando la transparencia

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​ ​Conf.​ ​SCHWAB,​ ​cit.​ ​págs.​ ​135​ ​y​ ​136.
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Para mayor abundamiento ver la página de la Alianza para el Gobierno Abierto ​https://www.opengovpartnership.org/​. También de ELENA,
Sandra y el autor del presente “Justicia abierta: nuevos canales de comunicación entre la justicia y la ciudadanía”. En AAVV, revista Aportes
para el Estado y la Administración Gubernamental. Año 23, Nro 33, Asociación de Administradores Gubernamentales, Bs. As., 2017, pag.
269​ ​y​ ​ss.
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BAIGES I PLA, Emma; GIBERT I BOSCH, Arseni; PELLISÉ de URQUIZA, Cristina y TORNABELL I GONZALEZ, Isabel. “Better
Regulation:​ ​una​ ​estrategia​ ​ineludible.​ ​N°​ ​2”.​ ​ESEADE,​ ​Barcelona,​ ​2008,​ ​pag.​ ​15​ ​y​ ​16.
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OCDE. Recomendación del Consejo sobre política y gobernanza regulatoria. 2012. Accesible en
http://www.oecd.org/gov/regulatory-policy/Recommendation%20with%20cover%20SP.pdf.
y la participación en el proceso regulatorio a fin de asegurar que la regulación sirva al interés público y
esté informada de las necesidades legítimas de los afectados, e integrar la Evaluación de Impacto
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Regulatorio (EIR) al proceso de diseño de políticas públicas para formular proyectos regulatorios nuevos
. Esencial en esta materia el concepto de “simplificación” y reducción de cargas administrativas y
burocráticas.
En este punto resulta esencial una reforma del régimen de procedimientos administrativos en la
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Argentina ​, que tenga en cuenta el impacto de las nuevas tecnologías en la gestión y tenga por norte la
simplificación de los procesos, procedimientos, carga administrativa para los ciudadanos, la utilización de
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“nudges” ,​ ​etc.
4.-​ ​Inteligencia​ ​inspirada​ ​(el​ ​alma).​ ​El​ ​Buen​ ​Gobierno
Finalmente, el que entendemos que se trata del componente más trascendente, ya que refiere al
“sentido”.
Dice Schwab que este tipo de inteligencia se vincula con la continua búsqueda de significado y
propósito, elevando el impulso a una nueva conciencia, colectiva y moral, basada en el sentimiento
compartido de destino, permitiendo que la innovación se dirija al bien común, con base en la confianza, la
que se consolida si “quienes toman las decisiones están integrados en una comunidad y la adopción de
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decisiones​ ​siempre​ ​persigue​ ​el​ ​interés​ ​común​ ​y​ ​no​ ​objetivos​ ​personales” .
El “Buen Gobierno” busca y promueve el interés general, la participación ciudadana, la equidad,
la inclusión social y la lucha contra la pobreza, respetando todos los derechos humanos, los valores y
procedimientos de la democracia y el Estado de Derecho, y tiene como principios: a. El respeto y
reconocimiento de la dignidad de la persona humana. b. La búsqueda permanente del interés general. c.
La aceptación explícita del gobierno del pueblo. d. El respeto y promoción de las instituciones del Estado
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de Derecho y la justicia social , además de la ética y la transparencia. Es ratificar la idea de que el hombre
es​ ​el​ ​centro​ ​de​ ​cualquier​ ​sistema.

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Ver del autor “La contratación pública como un instrumento de política pública basado en el mercado, reflexiones acerca de algunas pautas
para su regulación, e particular, la administración electrónica y el mejor gobierno”. En Revista de Derecho Público, 2014-I. Las regulaciones
estatales​ ​de​ ​la​ ​economía​ ​en​ ​la​ ​Argentina​ ​I.​ ​Rubinzal​ ​Culzoni,​ ​Santa​ ​Fé,​ ​2014,​ ​pags​ ​293/343​.
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En este punto no puede soslayarse el ya referido Decreto 894/17 –BO 2.11.17-, y el Decreto 891/17, que aprueba las “Buenas Prácticas en
Materia​ ​de​ ​Simplificación”,​ ​en​ ​una​ ​auspiciosa​ ​línea​ ​de​ ​política​ ​regulatoria.
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“Nudge” es un pequeño empujón motivacional que puede ser objeto de regulación para conseguir un objetivo. El reciente Nobel de
Economía Richard Thaler trabajó fuertemente el concepto. En materia de regulación, esos nudges pueden ser aplicables tanto a los
ciudadanos como al propio Estado, generando esos “empujoncitos emocionales” a empleados y funcionarios. En este último caso, un tema
interesante es la modificación del rancio principio del “silencio negativo” por el del “silencio positivo”, generando la obligación del
funcionario de expedirse –fundadamente- para rechazar una petición, dentro de un plazo, caso contrario será responsable de la aceptación
“ficta”​ ​de​ ​la​ ​petición​ ​del​ ​ciudadano.
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​ ​SCHWAB,​ ​Cit,​ ​pag.​ ​139.
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​ ​ ​Código​ ​Iberoamericano​ ​de​ ​Buen​ ​Gobierno,​ ​Punto​ ​I​ ​ap​ ​2​ ​y​ ​4.​ ​http://old.clad.org/documentos/declaraciones/codigoiber.pdf/view
En síntesis, resulta sesgado hablar de un “Estado inteligente” sin abordar el concepto desde esta
visión de estos cuatro pilares esenciales. Proponemos una profundización y una sabia combinación de
estos cuatro elementos, que le otorgará al Estado un “IQ de gobernanza” más elevado, para salvarlo de
quedar​ ​atrapado​ ​en​ ​un​ ​pasado​ ​del​ ​que​ ​le​ ​será​ ​cada​ ​vez​ ​más​ ​difícil​ ​salir.

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