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Estado de situación actual: informe de la Defensoría del Pueblo sobre el estado de situación

de los centros de detención. El informe sólo brinda los datos de Santa Cruz, Cochabamba y
La Paz.
A pesar de que Bolivia cuenta con un Código Niño, Niña y Adolescente (CNNA) que es considerado
como una de las normativas más avanzadas del continente en la materia, el sistema de justicia para
adolescente no ha logrado transitar de la lógica punitiva hacia un enfoque restaurativo. Esto implica: 1)
comprender las razones por las que los y las adolescentes entran en conflicto con la ley; 2) la
consolidación de un Sistema Especializado de Justicia para Adolescentes en Conflicto con la Ley que
promueva la aplicación de medidas socioeducativas y no así privativas de libertad.
Para comprender mejor es necesario explicar que la justicia penal convencional se basa en su carácter
retributivo: busca un culpable para luego sancionarlo con una pena. El sistema restaurativo, en
cambio, tiene como foco las necesidades de las víctimas y de los responsables del delito para trabajar
de forma conjunta en la reparación del daño, sin que el eje fundamental sea el castigo sino la
reconciliación y la reintegración social del adolescente. Esto no exime a ofensores adolescentes que
han cometido delitos graves de ser recluidos en centros especiales. Pero se trata de espacios donde
se promueve un trato especializado y basado en las necesidades y derechos de las y los
adolescentes.
Si bien el CNNA incorpora la filosofía del sistema restaurativo y desde el Ministerio de Justicia se
vienen impulsando diversas políticas y acciones de implementación, aún no se ha logrado empapar
este nuevo enfoque a otras instancias estatales. Claro ejemplo es la propuesta surgida desde el
Ministerio de Gobierno de bajar la edad de imputabilidad penal, que hoy está situada en los 18 años.
Para Emilio García Méndez, de aplicarse, esa decisión significaría un grave retroceso. Para el doctor
en Derecho y especialista en derechos de la niñez y adolescencia y justicia penal juvenil en América
Latina, las experiencias internacionales que castigan a adolescentes como si fueran adultos no han
mostrado reducir los índices de delitos. “De hecho han sido negativas y han mostrado aumentar la
violencia de estos adolescentes al momento de salir del sistema. La solución no es aumentar los tipos
penales y las penas. Es necesario sobrepasar la lógica punitiva. Para que un sistema penal funcione
debe existir medias alternativas de privación de libertad”.
En Bolivia uno de los ejemplos de las ventajas de este sistema se puede apreciar en el centro de
reinserción social para jóvenes con responsabilidad penal de Qalauma, en La Paz. El centro tiene la
tasa de reincidencia más baja del país, con un 7% aproximadamente, según aseguró a la agencia ANF
Ricardo Giavarini, representante de la Pastoral Penitenciaria. Esta cifra difiere en gran medida del
promedio de penales del país, donde la tasa de reincidencia alcanza el 80%.
El ejemplo de Qalauma sirve, además, para analizar las causas sociales y económicas que llevan a los
adolescentes a delinquir. Por ejemplo, que el 55% de los internos en el centro no estaba en el colegio
antes de ingresar al centro. O que el 36% de ellos tiene algún familiar que está -o estuvo- privado de
libertad. Casi la totalidad proviene de familias de bajos recursos, con una tasa alta de adolescentes en
situación de calle; abandonados por la familia, la sociedad y las políticas públicas.
El Código Niña, Niño y Adolescente (CNNA) estipula que los Gobiernos Autónomos Departamentales
son responsables de la creación y administración de los centros especializados para adolescentes en
conflicto con la ley, así como de los programas y servicios destinados a la realización de la justicia
restaurativa. Sin embargo, un informe publicado por la Defensoría del Pueblo, en abril, apunta a la
existencia de deficiencias en esta labor.
El “Informe-verificación defensorial a centros de detención para adolescentes en conflicto con la
Ley” señala, asimismo, que el proceso de implementación del sistema penal para adolescentes –
previsto en el CNNA- “ha sido lenta e ineficiente, y la situación de los adolescentes privados de libertad
no ha mejorado, por el contrario, las condiciones han bajado en cuanto a calidad y no se han
implementado efectivamente las medidas alternativas planteadas en el marco de la justicia restaurativa
en la que se funda este Sistema”.
La verificación se realizó entre noviembre de 2015 y febrero de 2016 e incluyó 20 centros ubicados en
los nueve departamentos del país. Entre los datos que se presentan este informe se destaca que en
los 20 centros visitados, se hallan recluidos un total de 480 adolescentes, de los cuales 440 son
varones y 40 mujeres. El 37% (176 personas) se encuentran en Santa Cruz, el 21% en Cochabamba y
el 11% en La Paz. El 29% tiene entre 13 y 15 años y el 71% tienen entre 16 y 19 años. Hay 4 de 13
años y 26 de 14 años.
Del total de adolescentes privados de libertad, entre hombres y mujeres, el 60% están en calidad de
detenidos preventivos, mientras que el 40% tiene sentencia.
El 37% de los casos por los que están detenidos las y los adolescentes está referido a robos, el 34% a
delitos sexuales, el 20% a delitos contra la vida y la integridad y el 6% a casos de narcotráfico. “Llama
la atención que se encuentren privados de libertad adolescentes acusados de delitos como
‘amenazas’, ‘asociación delictuosa’ o ‘destrucción de bienes del Estado’, se lee en el informe.
Conclusiones del informe:
1. Las gobernaciones no han asumido su responsabilidad dentro del Sistema Penal para
adolescentes establecido en la ley 548. No existen políticas departamentales ni planes referidos a
esta población.
2. No existe ningún programa con modelo socioeducativo restaurativo que se esté implementando
de forma real en los centros dependientes de las Gobernaciones.
3. A pesar de identificar los tipos de Violación, Robo Agravado y Homicidio como los delitos con más
incidencia en la población privada de libertad, no se implementa ningún tipo de terapia
especializada que permita la rehabilitación de los adolescentes y su posterior reinserción social.
4. Seis centros son casas o infraestructuras habilitadas para la atención de esta población, sin tener
los requerimientos o condiciones mínimas para garantizar un efectivo proceso de reinserción
social.
5. El presupuesto asignado a estos centros es totalmente insuficiente, no permite la implementación
de programas de reinserción, terapias ocupacionales o formación técnica.
6. El personal asignado a los centros es completamente insuficiente, la cantidad de
adolescentes bajo su responsabilidad supera el máximo admisible, no existen los suficientes
profesionales en psicología o trabajo social que permitan un acompañamiento individualizado.
7. No existe un sistema de clasificación efectiva, las poblaciones están mezcladas
independientemente del delito cometido o de la situación procesal en que se encuentren.
8. Las jueces de Niñez y Adolescencia no visitan periódicamente los Centros de Detención preventiva
ni los Abogados de Defensa Pública. Existe ausencia de Representantes de las Defensorías
Municipales de Niñez y Adolescencia cuando son aprendidos los adolescentes, siendo que el
Código Niña, Niño y Adolescente en su artículo 274 establece que todo adolescente con
responsabilidad penal, deberá ser asistida por una abogada del Estado, y por el equipo
interdisciplinario de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia.

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