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DISCURSO

Después de nuestro hogar, la escuela es el lugar donde pasamos la mayor


parte de nuestra vida; la tercera parte del día convivimos, jugamos,
interactuamos, influimos y somos influenciados por compañeros y maestros; es
por ello que la escuela debe ayudarnos a ser mejores personas, formarnos en
valores y debe proporcionarnos las herramientas que necesitamos para
enfrentar mejor a la vida.

Los valores son asuntos cotidianos, y vivir en ellos es un requisito


indispensable para formar buenos seres humanos. No basta con ser bueno un
solo día, tenemos que demostrarlo en nuestra vida. A lo largo de los años los
valores se han transmitido de generación en generación, de padres a hijos, de
maestros a alumnos a través de la enseñanza y el ejemplo. Valores ¿algo
perdido? Si se transmite de generación en generación ¿en qué generación se
quedaron? Si a diario vemos y vivimos noticias negativas sobre el mundo,
como por ejemplo: la violencia, la delincuencia, la contaminación y la
incertidumbre sobre el futuro.

El mundo de hoy es un lugar complicado y confuso, de muchas mentiras y de


opiniones contradictorias. Todos quisiéramos vivir en un mundo más honesto y
más justo, donde la sociedad esté llena de valores por ende los primeros pasos
para lograrlo es con la educación.
Hemos visto hasta qué punto la falta de honestidad puede deteriorar la
situación de un país, la mentira, la simulación de diversas acciones para ocultar
la realidad de un hecho se han vuelto cada vez más comunes y muchas
personas piensan que pueden ser buenos medios para progresar, sin darse
cuenta que en realidad impiden el progreso y la solución de problemas.

Todos somos diferente, sin embargo, la mayoría compartimos la misma


naturaleza humana, las mismas posibilidades. La intolerancia política, social y
religiosa ha conducido a guerras y matanzas que han cobrado millones de
vidas a lo largo de la historia. El hecho de que alguien sea distinto a nosotros
no nos amenaza ni nos pone en peligro, solo nos revela una perspectiva
diferente del mundo. ¡No discrimines! Ser tolerante no solo implica soportar las
diferencias, es aceptarlas con respeto, comprensión y entusiasmo para
aprender de ellas. ¡Respeta! El respeto debe ser la regla de convivencia en
todos los ámbitos sociales. No se trata solo de respetar, sino también de darte
a respetar. La escuela es el ámbito idónea para promover que se asimile este
valor en varias dimensiones: aprecio por las diferencias creencias, igualdad de
derechos sin distinción de género, edad, raza, religión o situación económica.

Demostremos que estos valores no se han perdido y siguen presentes en


nuestra sociedad.

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