pero más poderosa es la necesidad”. Johann Wolfgang Von Goethe.
El 30 de mayo de 2019 el presidente D. Trump amenazó a México de imponer el 5% de
aranceles a las importaciones mexicanas hasta en tanto no se resolviera el problema de la migración ilegal. Ante esto el Gobierno de México se sentó a negociar con Estados Unidos la manera de suspender la imposición de los aranceles a cambio de que México redujera el problema de la migración ilegal. La negociación terminó con un pacto temporal y revisable en 45 días a partir del cierre de la negociación. No hay dudas que ambas partes ganaron, por su parte Trump en lo político ganó que puede mover las fibras políticas de México y que se encuentra en México aliados para las próximas elecciones estadounidenses, además que México se hará cargo del problema migratorio ilegal en la frontera sur; por su parte México, ganó en primer lugar, la suspensión de la imposición de los aranceles a las exportaciones mexicanas y, en segundo lugar, la aceptación por parte de Estados Unidos de la visión de que el problema migratorio de Centroamérica se resuelve por medio de un programa integral de desarrollo. La carga de los aranceles se ausentó temporalmente. Ahora el Gobierno del Presidente López Obrador tiene otro peso que es activar de forma expedita un plan y estrategia eficaz para reducir la migración ilegal de Centroamérica a Estados Unidos en 45 días. Para llevar a cabo esta tarea se ordenó que 6 mil efectivos de la recién creada Guardia Nacional logren este cometido, la interrogante que surge es ¿Podrá la Guardia Nacional? El problema de la migración ilegal Centroamericana se debe a los factores de pobreza e inseguridad estos países, aunado a que hay datos de que hay grupos organizan las llamadas “caravanas migrantes” con el fin de perjudicar al gobierno de Trump; como sea. Este problema debe ser resuelto con premura, con medidas de corto, mediano y largo plazo. Aunado que se debe revisar el CA4 o el Convenio Centroamericano de libre movilidad (2006) firmado por los países centroamericano de Guatemala, el Salvador, Honduras y Nicaragua, que permite la libre movilización de personas entre los países firmantes para así contener la migración por parte de las autoridades de los países de orígenes. Ante tal problema México había actuado de manera permisiva hasta que el problema le estalló e iba a estallar con o sin Trump -como bien dice el presidente López Obrador: “problema que se soslaya, estalla”. Algo que no podemos obviar como mexicanos es que hasta ahora no hemos firmado ningún tratado con los países de la frontera sur sobre la movilización libre de personas, y que debemos garantizar que nuestras fronteras no sean violadas. Por lo que resulta necesario invertir lo que no se invirtió durante décadas en la frontera Sur y, a corto plazo si es dable usar la fuerza pública. El Gobierno de México y la Guardia Nacional tiene un reto enorme, contener y lograr reducir la migración en tan sólo 45 días sin generar mayores problemas que los que ya tiene el país en materia de inseguridad para no sujetar a México en una guerra comercial. México no lo aguantaría.