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Autoridad y Sujeción

“Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar


y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también
Jehová, tu Dios, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra”.

Deuteronomio 28:1

Autoridad
Dios constituyó autoridades que se encargan, en parte, de llevar a cabo la responsabilidad de
guiar, representar, administrar y poner orden sobre Su creación.
Desde la caída del hombre en el Edén, la humanidad fue minada por el germen de la
desobediencia y falta de sujeción; no es que el hombre haya dejado de reconocer sobre él una
autoridad superior, sino que dejó de obedecerla en clara rebelión contra Dios. La raíz del pecado
es la desobediencia a Dios.
“Porque, así como por la _______________________ de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la ____________________ de uno, los muchos serán
constituidos justos” (Romanos 5:19).
Vivimos en tiempos rebeldes.
Rebelarse contra Dios y Su autoridad abre puertas al enemigo para atacar. Tenemos dos
responsabilidades bíblicas con respecto a aquellos que están en autoridad:
 Orar por ellos. “Exhorto ante todo, a que se hagan _________________,
_________________, _________________ y _________________________________,
por _________ los hombres, por los reyes y por todos los que están en eminencia,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo
2:1-2).
 Someternos a ellos. “_______________________________________ a las autoridades
superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay,
_____________________________________________. De modo que quien se opone
a la autoridad, a lo establecido por Dios _______________; y los que resisten,
___________________________________________________” (Romanos 13:1-2).

La única vez que Dios permite desobedecer a los líderes terrenales, es cuando piden que
hagamos algo que vaya en contra de los principios divinos. Nuestra primera autoridad siempre es
Dios.
Obedecer a la autoridad es un acto de Fe. Uno confía en Dios para que Él obre por medio del
orden de autoridad que Él mismo ha establecido.

Fundamentos Doctrinales Nivel 1 16


Hay autoridades establecidas en las Escrituras que nos llevan a la bendición (obedeciendo) o a la
maldición (desobedeciendo).
 Dios (Romanos 13:1-2).
 Padres (Efesios 6:1-3).
 Esposo (1ª de Pedro 3:1; Efesios 5:22-24)
 Empleador (1ª de Pedro 2:18-19)
 Líderes de la Iglesia (Hebreos 13:17).
 Gobierno Civil (Romanos 13:1-7; 1ª de Pedro 2:13-17).

Rechazar a la autoridad es rebelarse contra Dios (Romanos 13:1-2) Debemos reconocer la


autoridad en nuestros líderes como la autoridad que Dios ha puesto. Cuando obedecemos a
alguna autoridad delegada por Dios, a Él mismo obedecemos.
Todos aquellos que obedecen la autoridad directa de Dios, pero desechan a la autoridad
delegada caen en rebelión.

Sujeción
Es una actitud del corazón de aceptar las decisiones y guía de la autoridad, con la conciencia de
que ésta es la forma como se establece el gobierno de Dios en la tierra. Es la fidelidad que los
miembros del cuerpo de Cristo tenemos hacia nuestras coberturas. Es caminar delante de Dios
con transparencia, viviendo lo establecido en Su palabra.

¿A quiénes debemos sujetarnos?


 A Dios y a Sus mandamientos (Josué 1:8-9; 1ª de Samuel 15:22a).
 A los padres (Efesios 6:1-3).
 A los esposos (Efesios 5:22-24, 1ª de Pedro 3:1).
 A las autoridades espirituales (Hebreos 13:17).
 A los gobernantes, autoridades civiles y militares (Tito 3:1).
 A los que componen el Cuerpo de Cristo (Efesios 5:21).
 A los jefes, gerentes, empleadores (1ª de Pedro 2:18.).
 A los ancianos (1ª de Pedro 5:5).

¿Qué es lo que se opone a la sujeción?


 La rebelión contra Dios, Sus planes y Sus propósitos de Dios (Oseas 11:7).
 Las obras de la carne (Gálatas 5:17, 19-21).
 Las falsas doctrinas y falsos maestros (Judas 10-13).
 La dualidad o doble ánimo (Santiago 1:8).

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Conclusión
Cuando aceptamos a Cristo y tenemos estrecha relación con Él, vamos conociendo la voluntad y
el propósito de nuestro Padre Celestial. Nos llenamos de su amor y nos convertimos en hacedores
de su palabra, la sujeción se hace realidad. Como consecuencia de todo lo anterior y guiados por
el Espíritu Santo nos podremos sujetar a los apóstoles, pastores, líderes de ministerio, y aún a las
autoridades seculares, siempre y cuando no contradigan las leyes divinas.

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