You are on page 1of 66

Los procesos de duelo en

atención primaria de salud:


Una actualización

Autor

Jorge L. Tizón
Psiquiatra y neurólogo, psicólogo, psicoanalista.
Fundador y exdirector del Equipo Piloto en Salud Mental Comunitaria “Unitat de Salut Mental
La Verneda, La Pau y La Mina” y del “Equip de Prevenció en Salut Mental – EAPPP
(Equip d’Atenció Precoç als Pacients en risc de Psicosi)”. Autor del tratado “Pérdida, pena, duelo:
Vivencias, investigación y asistencia”.
En la actualidad, profesor del Institut Universitari de Salut Mental-FVB, Universitat Ramon Llull.
Barcelona. España.
Los procesos de duelo en
atención primaria de salud:
Una actualización

Introducción 9

Momentos del duelo 11

Repercusiones de los procesos de duelo 14

Principios de actuación en los procesos de duelo


en APS 17

La APS y los procesos de duelo: Modelos


de intervención 18
El profesional de APS como acompañante 21
El profesional de APS como asesor 23
¿Cuándo debe intervenir como técnico el profesional de APS? 26

Algunos elementos asistenciales a tener en cuenta


en situaciones de “final de la vida” 31
El paciente que va a (o puede) morir 31
La muerte en su contexto 31
Principios generales para la atención primaria en las situaciones
de “final de la vida” 34
Algunas ideas para orientarse en los conflictos entre autonomía y
autogestión versus compasión y restricción de información 36
Últimas voluntades, últimas intervenciones 41
La atención a los deudos, los “dolientes” 49

El duelo en los niños 53

Bibliografía 61
Clasificación de los grados de recomendación

A: Buena evidencia para respaldar el uso de una recomendación


B: Moderada evidencia para respaldar el uso de una recomendación
C: Poca evidencia tanto para respaldar la recomendación como para rechazarla
D: Moderada evidencia contra el uso de una recomendación
Los procesos de duelo en
atención primaria de salud:
Una actualización
Autor
Jorge L. Tizón
Psiquiatra y neurólogo, psicólogo, psicoanalista.
Fundador y exdirector del Equipo Piloto en Salud Mental Comunitaria “Unitat de Salut Mental
La Verneda, La Pau y La Mina” y del “Equip de Prevenció en Salut Mental – EAPPP
(Equip d’Atenció Precoç als Pacients en risc de Psicosi)”. Autor del tratado “Pérdida, pena, duelo:
Vivencias, investigación y asistencia”.
En la actualidad, profesor del Institut Universitari de Salut Mental-FVB, Universitat Ramon Llull.
Barcelona. España.

Introducción con una recomposición del mundo interno (cogni-


ciones, sentimientos y fantasías fundamentales) te-
niendo en cuenta la realidad de la pérdida8-13.
Duelo es un término tanto cultural como científico Ya que toda la vida humana e incluso cualquier
con el que nos referimos, sobre todo, al conjunto avance o desarrollo en cualquier campo se halla ja-
de procesos psicológicos y psicosociales que si- lonado siempre de pérdidas, se comprende la im-
guen a la pérdida afectiva. Por influencias cultura- portancia crucial que los procesos de duelo ten-
les, el término “duelo” se vincula con la pérdida de drán para la estructuración de la personalidad y
personas queridas, cuando, en realidad, debería- para la salud mental del individuo y de los grupos
mos entenderlo como el conjunto de procesos humanos. Mucho más para la medicina y la asis-
biopsicosociales que se puede poner en marcha tencia sanitaria pues, por definición, toda enferme-
no solo por la pérdida de un ser querido, sino tam- dad supone un duelo, en el sentido que implica
bién, ante un fracaso personal, ante las separacio- pérdidas, frustraciones, dolores más o menos con-
nes o rupturas interpersonales, la pérdida de un lu- tinuos, etc.13,14.
gar de trabajo o del interés por el trabajo, la pérdi- El duelo es una realidad ubicua en nuestras socie-
da de una ideología, de unas esperanzas, etc. En dades y en todos los tiempos y culturas. La tabla 2
general, como decía Bowlby (1951, 1979, 1980), an- muestra un intento de aproximación a la alta preva-
te la pérdida afectiva1-6. En eso desarrollaba las lencia de este fenómeno biopsicosocial en nues-
ideas sobre el tema de Freud7-9, uno de los prime- tros medios, según calculamos teniendo en cuenta
ros autores que han intentado el estudio científico tan solo 5 duelos o conjuntos de duelos para los
del duelo. En tal sentido, y siguiendo en parte sus que existen datos estadísticos15. Estas situacio-
trabajos pioneros, ya hace años habíamos pro- nes, que antes se planteaban, afrontaban y elabo-
puesto la terminología que aparece en la tabla 1, raban en familia, con los allegados, las comadres,
que vamos a seguir en esta actualización. los sacerdotes o los compañeros y camaradas
Por elaboración (o afrontamiento) del duelo se en- de los distintos grupos y microgrupos sociales, hoy
tiende la serie de procesos psicológicos, el trabajo tienden a recalar en los dispositivos de medicina y
psicológico que, comenzando con el impacto afec- servicios sociales y comunitarios en general. Por
tivo y cognitivo de la pérdida, termina con la acep- ello no es aventurado estimar que, si esos cinco
tación de la nueva realidad interna y externa del duelos afectan anualmente a 6,52 de cada 100
sujeto y la readaptación biológica, psicológica y personas, al menos el 10% de las consultas de
social del deudo, de la persona que ha sufrido la atención primaria están motivadas, en último extre-
pérdida. Significa la superación de la pena, que mo, por procesos de duelo (sin contar los proce-
antes se había vivido como irremontable, y de la sos de duelo que cualquier enfermedad o limita-
posible ambivalencia hacia lo perdido, con una ción genera en el enfermo, lo que forzaría la multi-
reorientación de la actividad mental y conductual y plicación de tales cifras)13,17,20.

9
FMC – Protocolos

Tabla 1. Una convención terminológica1-4,13,20,32,33,126,157

Pérdida (afectiva) La situación de pérdida de personas, cosas o representaciones mentales que


pone en marcha reacciones afectivo-cognitivo-conductuales y, en términos
generales, los procesos de duelo y el duelo.
Duelo El conjunto de fenómenos que se ponen en marcha tras la pérdida: fenómenos no
solo psicológicos (los “procesos de duelo”), sino psicosociales, sociales
(el “luto”), biológicos, antropológicos e incluso económicos.
Procesos de duelo El conjunto de cambios psicológicos y psicosociales, fundamentalmente
emocionales, por los que se elabora internamente la pérdida; es un conjunto de
emociones, representaciones mentales diversas y conductas vinculadas con la
pérdida afectiva, la frustración o el dolor.
Pena, tristeza, La emoción fundamental despertada en gran parte de los procesos de duelo, en
aflicción especial por los allegados. La pena, como emoción primigenia que es, incluirá
tanto sentimientos como componentes viscerales: se refiere, por tanto, a una
mezcla de tristeza, angustia, inquietud, molestias somáticas, etc.
Otras emociones Emociones primigenias: indagación (seeking), ira (rage), miedo (fear), pena
puestas en (grief), deseo (lust), apego-cuidado (care), alegría-juego...
marcha126 Emociones sensoriales: hambre, sed, asco...
Emociones secundarias (sentimientos): esperanza/desesperanza,
confianza/desconfianza, amor/odio; continencia/incontinencia...
Luto Conviene reservar el término luto (o el de ritos psicosociales del duelo) para
el conjunto de ritos y manifestaciones externas, culturales y sociales,
antropológicas e incluso económicas, que ayudan o reglamentan la
readaptación social y psicosocial tras la pérdida, en particular de una persona
allegada (pero también de otros elementos u “objetos internos”: la infancia, la
adolescencia, las estaciones, los años, la jubilación...).
Elaboración del duelo Los trabajos o tareas psicológicas que permiten incorporar la experiencia y los
(afrontamiento, cambios producidos por un duelo a nivel psico-neuro-endocrino-inmunitario.
coping) En el ámbito psicológico, comienza con el impacto afectivo y cognitivo de la
pérdida, y el síndrome general de adaptación acompañante, y termina con la
aceptación de la nueva realidad psicológica y psicosocial del sujeto.

Tabla 2. Aproximación a los duelos graves anuales en la población general española


(Cálculo estadístico para 2011. Bases: INE 2009)15,a
Tasa sobre la población general
N
(46 158 351 habitantes)
Divorcios y separaciones 106 166 0,23
Muertes 383 209 0,83
Enfermedades graves y accidentes b 2,07
956 373
Migraciones (2010) c 0,12
57 477
Pobrezad 1 047 794,56 2,27
Otros duelos graves e
461 583 1,00
TOTALES 3 012 602 6,52
(solo 5 duelos)
a
Datos más recientes del INE, consultados en octubre del 2011.
b
Calculando 1/5 de las altas hospitalarias, como correspondientes a casos graves.
cCalculando el 1% de los inmigrantes no nacionales, es decir, sin asentamiento en el país y sin valorar aquí la migración interior, también

causa de procesos de duelo en ocasiones complicados.


dIngresos inferiores a 500 €/mes. Se toma como referencia el 10% de los casos de pobreza.

eCalculando que afectan al menos al 1% de la población general.

10
FMC – Protocolos

Pero eso no significa que los pacientes acudan a trabajadores sociales, enfermeras, profesionales
nuestras consultas quejándose o describiendo di- de guarderías, de servicios de atención a la infan-
rectamente procesos psicológicos de duelo: pena, cia, de justicia y bienestar social, etc.22-29.
pérdidas, frustraciones... En un alto porcentaje de Dada la ubicuidad de los procesos de duelo en la
casos, lo harán con quejas biológicas20: por enfer- vida humana, y, por tanto, la imposibilidad e incon-
medades puestas en marcha o agravadas por el veniencia de intentar siempre su elaboración profe-
duelo, pero, sobre todo, por alteraciones de la fi- sionalizada (con fármacos, psicoterapia o con otros
siología inesperadas e inexplicables para ellos, medios), la actitud asistencial que proponemos vie-
producidas por el síndrome general de adaptación ne resumida en la tabla 3: Es la aplicación del “prin-
(SGA) psico-neuro-endocrino-inmunitario y la nue- cipio de la mínima profesionalización necesaria”, un
va situación. Incluso, cuando algún consultante principio básico para la APS y la medicina del futu-
acude a nosotros pidiendo diversas ayudas socia- ro, precisamente al tema de los procesos de due-
les o psicosociales, no hemos de olvidar que, pro- lo13,24,25. En último extremo, se trata de la concre-
bablemente, debajo se halla un conjunto de duelos ción en el ámbito de los procesos de duelo y pérdi-
y pérdidas más o menos sentidas y/o elaboradas das afectivas del modelo asistencial que se ha
que motivan su demanda de subsidio de enferme- llamado asistencia sanitaria centrada en el consul-
dad, invalideces, ayudas sociales, etc.13,16-20. tante en tanto que miembro de la comunidad23-25.
Sin embargo, en una manifestación más del pro-
greso de la bioingeniería sobre la medicina integra-
lista21,22, en el Occidente tecnológico se puede ter- Momentos del duelo
minar la carrera de medicina, psicología y otras
muchas profesiones asistenciales sin una sola cla-
se o unidad didáctica dedicada a los procesos de
duelo e incluso a la muerte y el morir. Todo lo con- Ya John Bowlby, escribiendo en 1980 a propósito
trario a lo que venimos defendiendo hace más de del duelo por la muerte de un familiar o allegado,
cuarenta años junto con médicos de cabecera, pe- propuso que en esos duelos se pasaba por cuatro
diatras, internistas, psicólogos, psicoterapeutas, momentos o períodos clave4:

Tabla 3. Actitud asistencial ante los procesos de duelo

1) Como seres humanos, todos tenemos el deber de ayudar en los duelos de los demás (y el derecho de que
nos ayuden en los nuestros) en la medida de nuestras fuerzas (biopsicosociales).
2) Como profesionales, nuestra primera tarea es hacer el pronóstico del duelo, que nos llevará a discernir los
duelos (previsiblemente) normales, los duelos (previsiblemente) complicados y los duelos (previsiblemente)
patológicos.
3) Si lo previsible es un duelo “normal”, nuestra tarea como profesionales de APS ha de limitarse a facilitar los
cuidados “profanos” (familiares y/o no profesionalizados) del duelo.
4) Si a los profesionales nos solicitan intervenir en estos casos, deberíamos adoptar una actitud que definimos
como acompañamiento, más que una intervención en el duelo o un “tratamiento” del duelo. Ese tipo de
acompañamientos, si se realizan adecuadamente, pueden suponer una importante prevención en salud
(mental) e incluso su promoción.
5) Si el duelo se prevé complicado, debería estar siempre disponible una posibilidad de “acompañamiento” o
incluso de asesoría por parte de asesores, de personas de la comunidad especialmente capaces o formadas,
de profesionales...
6) Los equipos de atención primaria (pedagógica, social o sanitaria) deberían hallarse formados y preparados
para realizar dicho asesoramiento, a ser posible, con la intermediación y ayuda de los miembros “expertos” de
la comunidad.
7) Y deberían contar, y estar formados e informados, sobre los servicios o dispositivos comunitarios o sociales
en los cuales apoyarse o a los que se puede pedir ayuda.
8) Si es previsible o probable que el duelo evolucione hacia el duelo patológico, entonces pueden ser necesarias
desde el principio las ayudas a la elaboración del duelo realizadas desde los servicios profesionalizados,
intentando siempre ponerlas en marcha desde el nivel profesionalizado menos institucionalizado, menos
alejado de lo comunitario que sea posible.
9) En algunos duelos gravemente patológicos y en los duelos en personas con psicopatología declarada previa,
es conveniente realizar la interconsulta con los servicios de salud mental psicológicamente orientados y, en su
caso, la ayuda psicológica y/o psiquiátrica a los deudos, a las personas en duelo.

11
FMC – Protocolos

I. Fase de incredulidad y embotamiento de la sen- su aplicación en la clínica pública en otros muchos


sibilidad, que puede durar entre algunas horas encuadres, particularmente de atención primaria
hasta una semana, y puede verse interrumpida por (de salud, pedagógica o social). Además, se halla
momentos de pena o cólera intensas. más en línea con los recientes estudios de orienta-
II. Fase de añoranza, anhelo y búsqueda de la figu- ción cognitiva y antropológicos sobre el tema32,36-40.
ra perdida, que suele durar desde meses a años Resumo ese enfoque en la tabla 4.
(por la pérdida de un progenitor, un hermano, un Hablamos de momentos y no de fases, porque no
cónyuge, etc.). son delimitados entre sí, ni estrictamente secuen-
III. Fase de desorganización y desesperanza. ciales35-40. Describimos con ese concepto las ma-
IV. Fase de mayor o menor reorganización. nifestaciones psicosociales predominantes de la
evolución de diversos procesos de duelo, por lo
Más adelante, años de trabajo clínico y estudio con que habrá fenómenos psicológicos, biológicos o
pacientes graves, terminales y moribundos llevaron sociales que tendrán continuidad en los diversos
a la psiquiatra suizo-norteamericana Elisabeth Kü- momentos, e incluso podrán superponerse. Habla-
bler-Ross10 y a sus equipos a proponer las cinco mos de tareas fundamentales en cada momento o
fases del duelo que se han hecho mundialmente etapa, siguiendo de nuevo a Freud7,8 y a los autores
conocidas, que están representadas incluso en la cognitivistas que, aun sin reconocerlo, han desa-
iconografía popular y que han sido reafirmadas por rrollado sus ideas6,31-33,37,40, porque son esfuerzos y
los estudios empíricos 30-32. Nos referimos a sus trabajos necesarios en cada duelo o pérdida, aun-
5 fases clásicas: 1. Negación. 2. Añoranza. 3. Ira y que, salvo en los esquemas, a menudo no corres-
negociación. 4. Depresión. 5. Aceptación. pondan a un solo momento ni posean tampoco
Sin embargo, a pesar de su indudable impacto y una obligación secuencial36. Entre otras razones,
validez durante decenios, tal vez algunos no poda- porque su secuencia también puede resultar alte-
mos estar de acuerdo con esa cronología del duelo rada en los duelos concretos. No olvidemos que un
por diversos motivos: 1) Está muy centrada en la principio fundamental para acercarse a los proce-
cultura norteamericana. 2) Se refiere fundamental- sos de duelo es la necesidad de enfocarlos siem-
mente a un tipo de duelo: por la propia vida. 3) In- pre de forma individualizada, adaptada a las carac-
cluye como momento del duelo (y, por tanto, de un terísticas de los mismos13,32: características que
proceso psicológico normal) un proceso psicopa- tienen que ver con lo perdido, con el sujeto
tológico: la depresión. Empero, no todas las perso- que pierde, con la situación de pérdida, con la po-
nas en duelo se deprimen ni los sentimientos que sible participación de los allegados y la comunidad
manifiestan pueden ni deben calificarse como “de- o con otras características de la pérdida 2-4,13,33.
presión”13,33,34. Para la clínica de Atención Primaria de Salud (APS)
Se han propuesto otros modelos35: entre ellos el se necesita un esquema suficientemente sencillo
dual (Stroebe36) y el de las 4 fases. Todos ellos po- como para que podamos mantenerlo en la memoria
seen mayores o menores apoyos desde el punto de de trabajo mientras que el clínico intenta orientarse
vista empírico y clínico13,33. En ese sentido, creemos en los avatares de una entrevista especialmente
que, para la práctica de la medicina asistencial pú- emocionante, inesperada o complicada13,24,25. Pero
blica, posee una validez creciente el modelo simpli- también es necesario que el esquema sea lo sufi-
ficado de los cuatro momentos del duelo que veni- cientemente completo y realista como para deter-
mos defendiendo durante decenios13,33. Posible- minar momentos evolutivos del duelo y vincularlos
mente esté menos adaptado a esa clínica particular con las tareas que ha de realizar el deudo y, en su
de Kübler-Ross y colaboradores10,31,32, pero permite caso, el asistente que le ayuda. Un esquema que,

Tabla 4. Momentos de los procesos de duelo y tareas fundamentales a realzar en cada uno13,33

Momentos de los procesos de duelo Tarea fundamental del momento


1. Impacto ACEPTAR la REALIDAD DE LA PÉRDIDA
2. Aflicción y turbulencia afectiva TRABAJAR las EMOCIONES y el DOLOR DE LA PÉRDIDA
3. Pena y desesperanza reversibles READAPTACIÓN AL MEDIO contando con la AUSENCIA del Objeto
4. Recuperación/o desapego REUBICACIÓN del Objeto (Interno): “Olvidar recordando”

12
FMC – Protocolos

además, tenga en cuenta el enorme desarrollo de la bién se dan tendencias a “pasar del tema”, divertir-
investigación psicológica en este campo41-46. En ese se, alegrarse, olvidarse... Es un momento en el cual
sentido, perspectivas y esquemas incluso más em- una parte importante de la población en duelo visi-
píricamente sustentadas, como las de Rando, Pri- ta o consulta a sanitarios: no es fácil soportar du-
gerson o Humphrey y Zimpfer16,40,47-49, pueden re- rante días o semanas los vaivenes afectivos, cogni-
sultar en ocasiones en exceso complejos y espe- tivos y práxicos que representa este segundo mo-
cializados para profesionales no especialistas en la mento de turbulencia afectiva36,50,13. La respuesta
atención a este tipo de procesos. del profesional será clave en la medicalización y, tal
Los procesos de duelo comienzan con el momento vez, para la cronificación o no del duelo33.
del impacto (que nos produce la noticia). Aunque Otro de los afectos primitivos que se reviven con
incluso este puede ser negado, retardado o disimu- los duelos importantes es la ira. Los enfados y las
lado, se halla presidido por sensaciones (emocio- explosiones de ira y cólera son relativamente fre-
nes visceralizadas) y cogniciones muy primitivas: cuentes en los deudos o en las personas profun-
shock o confusión inicial, aturdimiento, pensamien- damente afligidas y no son patognomónicos de
tos negativos sobre el futuro, sensación de estar duelo complicado o patológico, incluso aunque
superado por las circunstancias, impotencia, incer- adopten la forma de irritabilidad o amargu-
tidumbre, irritabilidad, desesperación, visión pesi- ra9,10,13,14,32,36,50. También la culpa y las autoacusa-
mista y negativa de la vida, sentimientos de culpa, ciones son comunes durante este momento de los
incluso con fantasías de suicidio, angustia, pena- duelos importantes, y forman parte sustancial de
tristeza, pérdida de los intereses, sensaciones sub- los “procesos (psicológicos) del duelo”13,33.
jetivas de tensión, momentos de llantos repentinos, Poco a poco, sin embargo, unos sentimientos van
pérdidas del control y respuestas explosivas, inclu- predominando sobre los otros: se hacen más fre-
so con momentos de agitación psicomotora, difi- cuentes, más persistentes, más precisos, más du-
cultad para concentrarse, incapacidad transitoria raderos. En un “duelo normal”, los sentimientos
para mantener las actividades cotidianas, falta de que van predominando, tras o entre los momentos
apetito, anorexia, dificultad para descansar, dia- de “turbulencia afectiva”, son los sentimientos de
rrea, palpitaciones, insomnio...1-5,10,13,32,33,42. pena y tristeza, de desesperanza incluso. O bien
En general, la duración y profundidad del impacto de temor al futuro, al presente o a las situaciones di-
y la crisis, del estado de shock, suelen estar en re- fíciles. Pero, poco a poco, el deudo siente que es-
lación con lo inesperado o complicado de la pérdi- tos sentimientos y pensamientos acabarán; que
da. Las circunstancias dramáticas aumentan ese ahora puede verse que son menos terebrantes, in-
estado. Su intensidad sigue generalmente las lí- vasivos... Que pueden tener un final32,40.
neas que los anglosajones definen con el acrónimo El trabajo consciente e inconsciente que hace pre-
NASH: natural, accidental, suicidio, homicidio13,32,50. dominar la pena, la tristeza y la añoranza sobre la
El shock es mayor en los últimos y menos pronun- culpa, el temor y, tal vez, la desesperanza irreversi-
ciado si la muerte es natural y, en especial, si es ble, es una de las tareas emocionales más difíciles
precedida de un tiempo para la preparación y ela- de este largo tercer momento o fase. Un conflicto
boración de la pérdida: es el duelo anticipado cuya resolución adecuada, a nuestro entender, pa-
(o anticipatorio). sa por lo que he llamado “olvidar recordando”13,33:
Tras días u horas de vivir en ese estado, comienzan el recuerdo pasa a ser poco a poco más soporta-
a aparecer momentos en los cuales invaden la ble, menos teñido de desesperación y desesperan-
mente (los recuerdos, las relaciones) sentimientos za y más teñido de pena, melancolía, añoranza...
complejos y alternantes, tales como la culpa, la ira, pero que no con ello debe desaparecer. La medi-
la tristeza, la desesperanza, temores diversos, an- calización o profesionalización abusiva es frecuen-
siedades persecutorias, resentimiento, celos, ideas te también en este tercer momento: por ejemplo,
obsesivoides...42,13,32,36,42,50,51. Es el momento o el diagnosticándolo como “depresión” y seudotratán-
período que he llamado de aflicción y turbulencia dolo como tal23.
afectiva (tabla 4)13,33. Sobre todo, se padecen mo- La cuarta fase o momento (la de recuperación o
mentos de intensa añoranza y anhelo, momentos desapego) supone esos dos posibles desarrollos
de congoja y parálisis agudísimos, accesos de llan- alternativos30,31,33,36,50,13. Si la esperanza, la confian-
to y en general, todos los sentimientos y sensacio- za, la solidaridad o el amor y la contención predo-
nes que, en castellano, se resumen con el vocablo minan sobre la desesperanza, la desconfianza, el
pena13 . Al mismo tiempo, el deudo puede mostrar odio y la incontinencia-desequilibrio, el duelo se va
una gran inquietud, ansiedad, insomnio. Pero tam- elaborando progresivamente, lo que quiere decir al

13
FMC – Protocolos

menos dos cosas: primero, que esas emociones y ganización fóbico-evitativa, las organizaciones pa-
cogniciones (conscientes e inconscientes) pueden ranoides, etc. Si el duelo es desviado o patológico,
tolerarse en nuestra mente y nuestras relaciones son estas organizaciones psicopatológicas las que
sin disociaciones o rigideces excesivas; podemos predominan ya claramente: alguna de ellas o una
tolerar las acometidas de las emociones dolorosas mezcla o combinación de varias, como en los tras-
e incluso desagradables. Segundo, que pueden tornos por estrés postraumático, en los cuales
emprenderse actividades en el mundo externo coexisten siempre varios procesos de duelo entre-
contando con la ausencia del fallecido o lo perdi- mezclados y no elaborados (tabla 5)13,14,30-32,36,46,50-54.
do; ya no es indispensable para seguir viviendo, al
contrario que en los momentos anteriores del due-
lo, en los días o meses anteriores. Repercusiones
Pero la evolución puede ser la contraria: son las di-
versas formas de “duelo complicado” (DC) y de
de los procesos de duelo
“duelo patológico” (DP). El viudo o la viuda y, en
general, la persona en duelo, puede quedar ancla-
da en la culpa persecutoria (aquello que hizo no Las repercusiones más directas de un duelo grave
tiene arreglo), en el odio hacia lo perdido o los (su- o importante son psicológicas y, tal vez, psicopa-
puestos) causantes de la pérdida, en las ilusiones tológicas. Han sido estudiadas desde Freud y Me-
acerca de la recuperación de lo perdido directa- lania Klein, pasando por Bowlby, Harlow, Balint y
mente (no a través de sustitutos y símbolos), en las otros muchos investigadores, ya hace más de un
sensaciones y sentimientos de pérdida irreparable siglo1-14,40. Más recientemente, han dado lugar a es-
(pérdida de compañía, económica, de sexualidad y tudios, revisiones y metanálisis sobre las repercu-
ternura, de conversación, de las sensaciones fami- siones de duelos y traumas precoces: por ejemplo,
liares), en miedos diversos, en el sentimiento de sobre el desarrollo de psicosis, trastornos del
soledad o de desconfianza ante sí mismo y ante el aprendizaje, demencia, depresión, trastornos por
futuro: ello indicaría que se está instalando el des- estrés postraumático (TEPD), etc. en el ser humano
apego o, dicho de otra forma, algunas de las mo- por nacer51,54-56.
dalidades de DP o de evolución patológica o des- Los miles de estudios y observaciones hoy publi-
viada del duelo14,13,30-33,36,50. cadas sobre la psicología del duelo abarcan tanto
Los DP más frecuentes son los que ponen en mar- la psicodinamia y vida emocional del sujeto en
cha una depresión, trastornos somatomorfos, la or- duelo y de sus allegados como los cambios en sus

Tabla 5. Tipos de procesos de duelo complicado y patológico según una perspectiva relacional
de la psicopatología22-25,33,34,151,154,157,198
El duelo puede vivirse y expresarse fundamentalmente:
1. De forma dramática y dramatizadora (el duelo dramatizado o histérico).
2. Lleno de miedos, temores y evitaciones (el duelo fóbico).
3. Con repeticiones, ritos y dudas interminables (el duelo obsesivo-controlador).
4. Con tristeza y culpa desesperantes, autoacusaciones sin fin, incapacidad a readaptarse, con imposibilidad de
mirar al futuro... (el duelo melancólico).
5. El duelo con abuso de alcohol u otras drogas (el duelo con drogas).
6. El duelo complicado por relaciones internas o externas perversas (abusando del otro, dejándose abusar, desa-
rrollando desviaciones en las relaciones sexuales...): la perversión del duelo.
7. Con acciones y conductas continuadas, de riesgo o aventuradas, “para no parar” (el duelo incontinente).
8. Todo parece que va bien, los sentimientos son poco afectantes, pero aparecen enfermedades relacionadas con
el sufrimiento del duelo (el duelo operatorio: con enfermedades cardiovasculares, inmunitarias, etc.).
9. Lleno de desconfianza, sentimientos de persecución o perjuicio, de que nos quieren hacer o nos han hecho
daño (el duelo paranoide).
10. Con ideas, creencias o percepciones fuera de la realidad (el duelo delirante).
11. El duelo con tendencia al trastorno por estrés postraumático, al delirio agudo, a crisis confusionales... (el duelo
desorganizador o “borderline”):
O bien el duelo puede ser fundamentalmente “normal”:
t El duelo vivido en posición “reparatoria”, elaborativa, pudiendo “olvidar recordando”...

14
FMC – Protocolos

relaciones interpersonales, hábitos de vida, conse- lógicos y psicoanalíticos como biológicos6. En rea-
cuencias sobre los rasgos de personalidad, con- lidad, el estudio de los procesos de duelo y de las
secuencias psicopatológicas, apertura de oportu- repercusiones de los duelos acumulados (traumas,
nidades o vías para el cambio y el desarrollo per- abusos, negligencias) es una de las vías regias pa-
sonal y, entre otras, para el comienzo de cambios ra la investigación de la unidad biopsicosocial del
psicoterapéuticos, etc.13,14,32-34,46,50,57-74. Desde nues- ser humano13,23,55, sin los habituales sesgos y sec-
tro punto de vista, un ámbito de fundamental im- tarismos que han resultado tan perjudiciales para
portancia para la salud pública y la prevención es el desarrollo de las ciencias de la salud23, 55,86-93.
el de las repercusiones de los duelos y traumas El programa de investigación de la “biología del
acumulados en la infancia, tema sobre el que exis- duelo” se ha desarrollado de forma importante
te una ingente bibliografía y numerosos metanálisis desde las primeras investigaciones de Bowlby,
de la misma54-56, estudiando tanto sus repercusio- Parkes1-4,50 y de la revisión de Woof y Carter 94. Para
nes sobre la infancia como sus repercusiones a la formación médica, el problema es que, a menu-
más largo plazo56,75-85. do, una perspectiva biologista de la misma impide
Pero las consecuencias de los duelos y los proce- pensar y estudiar fenómenos biopsicosociales
sos de duelo no son tan solo psicológicas y psico- complejos o tiende a reducirlos biologistamente.
patológicas. Las repercusiones biológicas de los De esa forma, muchos de los trabajos clínicos, ex-
duelos graves se han estudiado en animales de to- perimentales y empíricos que en medicina apare-
da la escala zoológica, así como en el ser humano. cen bajo el epígrafe de trabajos sobre el estrés y
Ya hace años pudimos resumir dichas investigacio- las consecuencias del estrés son, en realidad, tra-
nes en la tabla 6 que, con ligeras adaptaciones, in- bajos sobre las consecuencias de los procesos de
cluimos en este trabajo13. duelo. Con el inconveniente de que, en vez de usar
La investigación científica de los efectos de los aproximaciones más integrales y comunicables,
procesos de duelo, tanto en biología humana co- tanto a nivel clínico como comunitario e interdisci-
mo animal, tiene ya más de un siglo de duración. plinar, se utiliza una noción en sí misma poco defi-
Aunque sea poco conocido, los dos grandes im- nida, como es la de “estrés”, y se soslaya una
pulsores de la misma, Michael Balint y Harry Har- aproximación más biopsicosocial.
low, uno desde el psicoanálisis y los estudios clíni- Por eso, cuando se realizan estudios sobre las
cos y el otro desde la ecología animal, mantuvieron consecuencias del “estrés”, a menudo no queda
una recíproca influencia que aún hoy continúa en claro si los autores se están refiriendo a la reacción
diversos programas de investigación, tanto psico- general de adaptación ante el estrés, descrita ini-

Tabla 6. Principales resultados de la investigación experimental sobre el duelo en primates

1. Trastornos en la Cambios duraderos en las formas de reaccionar y relacionarse más fijas


“personalidad”
2. Trastornos en sus relaciones Desde dificultades totales para la relación sexual hasta falta de control
sociales y sexuales del impulso sexual y aumento de la actividad homosexual
Inhibición y retraimiento extremos, relaciones sociales más marcadas
por la agresión...
3. Trastornos psicomotrices Apatía o hiperactividad sostenidas, aumento de las conductas agresivas no
y estereotipias ritualizadas, estereotipias...
4. Cambios endocrinos A través del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales: por ejemplo, aumento
y neuroendocrinos en la actividad adrenocortical y de la hormona del crecimiento
Densidad e interconexiones dendríticas
5. Cambios y trastornos En general, disminución o labilidad de las respuestas inmunitarias: linfocitos T,
inmunitarios “killers”, citocinas, interleucinas...
6. Teratogenia y cambios Teratogenia, repercusiones duraderas sobre la reactividad del recién nacido,
intrauterinos alteraciones inmunológicas en la infancia...
7. Otros Cambios en la función trombocítica, en el hematocrito y las proteínas totales del
plasma, en el sistema nervioso vegetativo, en la respuesta a infecciones, etc.
Modificada de: Tizón JL13.

15
FMC – Protocolos

cialmente por Selye95, o a una presión fisiológica o Procesos adaptativos Procesos reorganizadores
psicológica interna; si estamos hablando de psico-
logía o de fisiología; si tenemos bien definida esa Sin grandes alteraciones S. Cuando la homeostasis
noción en el sentido de aplicarla tan solo a las si- de la homeostasis G. se rompe
tuaciones en las cuales las capacidades del orga- "
t"OUFDBNCJPT t"OUFUSBVNBT
nismo están desbordadas por las presiones que
t"OUFBDPOUFDJNJFOUPT 1SPDFTPTEFFMBCPSBDJØO
recaen sobre él o nos estamos refiriendo a meras WJUBMFT QPTUSBVNB
situaciones de presión y desafío biológico, psicoló- oInterno o externos t"OUFQÏSEJEBT internas
gico o social; si nos estamos refiriendo a reaccio- o externas):
nes de estrés agudas o crónicas...96-101,13,23 (fig. 1). 1SPDFTPEFEVFMP
Por eso muchos de los trabajos sobre el estrés de-
berían ser considerados como trabajos sobre las Figura 1. Procesos elaborativos: adaptativos
y reorganizadores.
repercusiones del duelo y las emociones que lo
SGA: síndrome general de adaptación.
acompañan: El asunto posee derivaciones de radi- Modificada de: Tizón JL13,33.
cal importancia porque hoy se sabe que la inciden-
cia de duelos y traumas graves en la infancia (“es-
tresores”) y en otros momentos del desarrollo, a cuencia, se han encontrado repercusiones durade-
través de complejos mecanismos neuroendocrinos ras sobre la expresión genómica, en especial neu-
puestos en marcha por las emociones primigenias rogenómica, sobre la fisiología de la génesis pro-
que todo duelo serio activa, con la intermediación teica, sobre la conformación encefálica a nivel
del metabolismo neuronal y del cortisol105-111, pro- micro y ultraestructural, sobre los sistemas inmuni-
mueven incluso cambios en la expresión genómica tarios, el sistema endocrino, el sistema cardio-
y en la citoarquitectónica cerebral112-118. En conse- vascular, el sistema digestivo...113-120 (tabla 7).

Tabla 7. Repercusiones de los procesos de duelo graves estudiadas en humanos

Psicológicas Biológicas Sociales y antropológicas


t Momentos clave de las t Síndrome general de adaptación t Reorganización de los hábitos
reorganizaciones vitales y, por lo cronificado o prolongado sociales
tanto, de cambios psicológicos t Momentos clave en la t Múltiple valor antropológico y
(positivos y/o negativos) reorganización neurológica cultural de los procesos de duelo13
t Elemento indispensable en todas e inmunitaria t Elementos clave para la cohesión
las transiciones psicosociales y t Reorganización de los hábitos y cambios sociales13,150-152
en las transiciones propias del cotidianos t Repercusiones sociales sobre la
desarrollo t Repercusiones endocrinas embarazada y el futuro ser
t Repercusiones biopsicosociales t Repercusiones descollantes
sobre el embarazo y el feto en la patología cardiovascular
t Repercusiones duraderas sobre t Repercusiones biológicas sobre
el desarrollo psicológico de la la embarazada y el feto
infancia t Aumento de las adicciones (sobre
t Cambios de personalidad: mayor todo, a psicofármacos y alcohol)
tendencia a somatizaciones, t Aumento de la morbilidad y la
pasividad, rasgos paranoides, mortalidad
rasgos depresivos... t Repercusiones claras sobre
t Complicaciones psicopatológicas: los hábitos sanitarios: aumento
depresión, somatización, rasgos en el uso de medicamentos,
de personalidad patológicos, hospitalizaciones, frecuentación,
trastornos adictivos... abandono de tratamientos...
t Consecuencias graves a largo t Aumento del suicidio y las
plazo de los duelos durante el conductas impulsivas
embarazo t Discapacidades y pensiones
t Idem de los duelos graves o de los de enfermedad e invalidez
duelos acumulados
t Momento clave en la t Momento clave en la
medicalización de la vida13,23 medicalización de la vida13,23,25

16
FMC – Protocolos

En consecuencia, ya no pueden quedar dudas hoy Principios de actuación


sobre las repercusiones biológicas, psicológicas,
psicopatológicas y psicosociales de los duelos
en los procesos de duelo
graves, imbricados y/o mal atendidos en la infan- en APS
cia54-56,121-124, y tanto a través de sus repercusiones
en la maduración y plasticidad cerebral116-120,125-127
como a través de complejas interacciones psico- La tabla 8 muestra un intento de listado del tipo de
biológicas e incluso psicogenómicas128-130 y psi- duelos que se presentan más a menudo en la APS.
cosociales128-138. El profesional avezado ha de tener en cuenta que
Un campo de grandes repercusiones sanitarias esas situaciones clínicas no solo se presentan por-
que antes hemos citado desde la perspectiva de que los pacientes o allegados los comunican ver-
la psicopatología del desarrollo es el del estudio balmente, sino que, con cierta frecuencia, se los
de los procesos de duelo en la mujer embaraza- percibe a partir de la exploración de somatizacio-
da y sobre el cerebro del feto y del niño. Nos re- nes, cambios de hábitos sanitarios o de otros tipos
ferimos aquí incluso a las repercusiones biológi- (alteraciones del sueño, del ejercicio físico, de la
cas, que se han vinculado a malformaciones, alimentación y la dieta...), del abuso de drogas, o
enfermedades y diversas afecciones neuropsi- bien a partir del agravamiento de patologías pre-
quiátricas del futuro ser: la psicosis, los trastor- vias (por ejemplo, cardiovasculares, endocrinas, in-
nos del aprendizaje, la dislexia... o la demen- munitarias...), etc.20,181.
cia139-149. Una consecuencia preventiva directa es Desde el punto de vista de las clasificaciones psi-
la que ya hace años lleva proponiendo el PAPPS- quiátricas actuales, la CIE-10 mantiene una perspec-
SM: la importancia de los cuidados de la pareja tiva del duelo como proceso adaptativo, perspecti-
embarazada y, en especial, de las parejas madre- va que, probablemente, ha de ir dominando en una
hijo de riesgo20. visión integralista de la asistencia sanitaria (tabla
Es imposible incluir aquí una revisión ni siquiera 915). Otras orientaciones pasan por convertir cada
mínima de los avances científicos sobre la biolo- vez más el duelo y los procesos de duelo, a través
gía del duelo y el “estrés”, pues seguramente ha- de los “duelos complicados”, en un nuevo epígrafe
bría de revisar decenas de miles de investigacio- para las clasificaciones psiquiátricas tipo DSM14.
nes, miles de libros y decenas de miles de comu- A pesar de las presiones31,40,86, ese epígrafe aún no
nicaciones científicas. Además, ese trabajo ya ha entrado en el DSM-5, pero esta clasificación
está siendo realizado por parte de poderosos psiquiátrica, con un claro sesgo biologista y medi-
equipos e institutos, tales como los de Ho- calizador 23, facilita que los procesos de duelo, tan-
rowitz11,12, Stroebe 36, el National Cancer Institute y to complicados como “normales”, se confundan
el National Council on Developing Child de los con diversos cuadros patológicos, en particular
EE.UU.39,115 o la propia Organización Mundial de la depresivos. Si bien el duelo “complejo resistente”
Salud (OMS)160-162, etc. En nuestro caso, es un se diferencia explícitamente en el DSM-5 de los
apartado que hemos incluido y revisado una y procesos adaptativos, y el duelo “no complicado”,
otra vez13,33,56,151. Por todo ello, en lo que sigue, va- de la depresión mayor, la confusión entre duelo y
mos a limitarnos a proporcionar un esquema (ta- depresión mayor o episodio depresivo mayor que-
bla 7) y una serie de ideas básicas con la espe- da facilitada por el límite temporal de ¡dos sema-
ranza que ellas estimulen la curiosidad intelectual nas! para diagnosticar estos cuadros y por la laxi-
del lector y la lleven a profundizar en algunas de tud de los epígrafes de “otros trastornos depresi-
las vías citadas. vos especificados” y “no especificados” (DSM5)14.
Las líneas anteriores llevan a una consecuencia En definitiva: los procesos de duelo en la asisten-
clave: que, como mantiene el comité ad-hoc de la cia manifiestan la contradicción básica de la medi-
Sociedad Americana de Pediatría, realizar atencio- cina contemporánea entre una orientación más
nes preventivas eficaces y eficientes sobre esas si- medicalizadora, biologista y heteronomizadora y
tuaciones de sufrimiento de la infancia, el embara- una posibilidad más integral, biopsicosocial y co-
zo y la triangulación originaria, proporciona una munitaria13,23,55 (tabla 3). Esa puede ser la explica-
oportunidad crítica para conseguir aminorar reper- ción de una aparente reducción de las investiga-
cusiones biopsicosociales que generarán después ciones sobre la atención a los procesos de duelo
enormes sufrimientos individuales y grupales e in- por parte de los profesionales médicos contempo-
gentes costes sanitarios, sociales e incluso antro- ráneos (tabla 10)20,94, pero no de otro tipo de profe-
pológicos a toda la sociedad113-115,13,150-152. sionales.

17
FMC – Protocolos

Tabla 8. Procesos de duelo y pérdida en adultos que se presentan con cierta frecuencia en atención
primaria de salud
Los vinculados con las transiciones Adolescencia, separación de los padres, formación de la familia,
psicosociales comunes nacimiento de los hijos, menopausia y andropausia, senescencia,
ancianidad...
Duelos por pérdidas
De origen biológico De origen psicológico De origen social
Muerte de allegados (“natural”, por Los duelos de los cuidadores Separaciones y divorcios
enfermedad, por accidente, por Demencia en la familia Jubilación y aislamiento del
suicidio, por homicidio...) Postadolescencia y adultez anciano
joven El “nido va cío”
La muerte en familia (adultos): Pérdidas de relaciones Despido, desempleo, acoso
t Abortos y muertes perinatales afectivas laboral o escolar, paro...
t El duelo por un hijo Trastornos mentales y de Cambios socioeconómicos
t El familiar cuidador personalidad en la familia Catástrofes sociales (crisis
políticas, crisis económicas...)
Ancianidad
El duelo por la propia infertilidad
o esterilidad
Pérdida de funciones psicofísicas
importantes y pérdidas médicas

Pérdidas sensoriales
Cáncer y cirugía oncológica
VIH+ y enfermedades graves
Enfermedades crónicas
(y más, si producen disfunciones
o minusvalías)
Modificada de: Tizón JL13 y Woof WR y Carter YH94.

Una atención integral, biopsicosocial y comunitaria 5. Pero el profesional de APS no puede sustraerse
a los procesos de duelo (PD) desde la APS se con- nunca a la atención a los PD. No solo por razones
cretaría en una serie de principios: humanitarias e ideológicas, sino, sobre todo, por-
que la APS se realiza siempre entre procesos de
1. Los profesionales deben centrarse en acompa- duelo (tablas 2 y 11). La realidad es que las comu-
ñar, más que “tratar”. nicaciones de duelo y pérdida afectivas de los con-
2. Favoreciendo la contención emocional por parte sultantes en la atención primaria son algo habi-
del individuo y de sus allegados, en el sentido en el tual17,20,25,34,50,94.
que la definiremos más abajo, más que la interven-
ción e intervencionismo, tanto propio como de
esos allegados. La APS y los procesos
3. Cuando el profesional se decide a intervenir, ha-
bría de hacerlo con gran prudencia y según un or-
de duelo: Modelos de
den de intervenciones: Primero, las intervenciones intervención
psicológicas. Después, y solo si son necesarias,
las biológicas: fármacos en períodos breves, para
el insomnio o según el tipo de duelo y relación do- Desde el punto de vista de la APS (y tal vez desde
minante34. Después, si los núcleos vivenciales na- puntos de vista más generales), las antiguas des-
turales y la red social no bastan o no se orientan cripciones de tipos de duelo, que llegaban a incluir
adecuadamente, proponer cambios microsociales. hasta 40 tipos diferentes153, e incluso algunas más
4. Partiendo siempre de una aproximación clínica: actualizadas, que tienden a clasificarlos en cinco
cada proceso de duelo es diferente en cada perso- grupos (duelo anticipatorio, retardado, inhibido,
na y en cada momento de su evolución, y se halla crónico y complicado 39), deberían ser simplifica-
muy matizado por la cultura, en especial en las so- das, al menos por tres motivos: 1) Por el apoyo
ciedades multiculturales como la nuestra. empírico existente para cada uno de esos grupos

18
FMC – Protocolos

Tabla 9. Duelo en la CIE-10: Trastornos de adaptación (F43.2). (Resumen personal)


Definición Estados de malestar subjetivo acompañados de alteraciones emocionales que, por lo general,
interfieren en la actividad social y que aparecen en el período de adaptación a un cambio
biográfico significativo o a un acontecimiento vital estresante.
Psicopatogenia El agente estresante puede afectar a la integridad de la trama social de la persona (experiencias
de duelo, de separación) o al sistema más amplio de los soportes y valores sociales
(emigración, condición de refugiado).
El agente estresante puede afectar solo al individuo, también al grupo al que pertenece o a la
comunidad.
Manifestaciones Las manifestaciones clínicas del trastorno de adaptación son muy variadas e incluyen: humor
clínicas depresivo, ansiedad, preocupación (o una mezcla de todas ellas); sentimiento de incapacidad
para afrontar los problemas, de planificar el futuro o de poder continuar en la situación
presente y un cierto grado de deterioro del cómo se lleva a cabo la rutina diaria.
El enfermo puede estar predispuesto a manifestaciones dramáticas o explosiones de violencia,
que por otra parte son raras.
Sin embargo, trastornos disociales (por ejemplo, un comportamiento agresivo o antisocial)
puede ser una característica sobreañadida, en particular en adolescentes.
Ninguno de los síntomas es por sí solo de suficiente gravedad o importancia como para justificar
un diagnóstico más específico.
En los niños, los fenómenos regresivos tales como volver a tener enuresis nocturna, utilizar un
lenguaje infantil o chuparse el pulgar suelen formar parte del cortejo sintomático.
Si predominan estas características debe recurrirse a F43.23.
Cronología El cuadro suele comenzar en el mes posterior a la presentación del cambio biográfico o del
acontecimiento estresante y la duración de los síntomas rara vez excede los 6 meses,
excepto para el F43.21, reacción depresiva prolongada.
Pautas para el a) La forma, el contenido y la gravedad de los síntomas.
diagnóstico b) Los antecedentes y la personalidad.
c) El acontecimiento estresante, la situación o la crisis biográfica.
Incluye “Shock cultural”. Reacciones de duelo. Hospitalismo en niños.
Excluye Trastorno de ansiedad de separación en la infancia (F93.0).

Tabla 10. ¿Por qué hay (relativamente) menos investigaciones sobre la atención a los duelos y procesos
de duelo en la asistencia sanitaria?
t Porque cada vez más se sabe más sobre las capacidades de la comunidad y de otros equipos comunitarios en
este ámbito.
t Porque el biologismo ha llevado a una escasa formación e investigación en temas psicosociales de los médicos,
incluso de los de atención primaria.
t Porque, consecutivamente, son sustituidos en la atención a los procesos de duelo (PD) por otros profesionales:
enfermeras, trabajadores sanitarios, trabajadores comunitarios... (aunque ello supone una pérdida importante
para la integralidad de la asistencia sanitaria y para el porvenir emocional de los propios médicos, aumentando
su tendencia al “desgaste profesional”).
t Porque hay evidencias de que la atención sanitaria biologista a los procesos de duelo es un elemento importante
de la medicalización de la vida cotidiana y, por lo tanto, fuente de negocios de BigPharma.
t En consecuencia, dados los riesgos de medicalización que hoy implica la atención a los PD, eso lleva a algunos
profesionales a retraerse de su atención por mera prudencia.
t Porque son (relativamente) escasas las evidencias de la eficacia, eficiencia y seguridad de las atenciones
dispensadas, tanto de orientación biologista como de orientación biopsicosocial.
t La evidencia es mayor para las prácticas psicosociales de atención a los PD, pero estas implican la necesidad de
formación continuada13,23,32,94
t El biologismo lleva a investigar y atender menos a los PD, que son por definición biopsicosociales, y a centrarse en
supuestas “entidades” más parciales: estrés, trauma, depresión o “trastornos tras el duelo”.
t En último extremo, en realidad es dudoso que haya menos investigaciones sobre el tema: habría que plantearse
que muchas de las investigaciones sobre traumas, estrés, estrés tóxico, vulnerabilidad psicológica, resiliencia, etc.
son, en realidad, investigaciones sobre duelos y pérdidas parcializadas o desmenuzadas.
t Por la privatización de la asistencia sanitaria en algunos países: si se piensa que acompañar o asesorar duelos no
es un tema médico, se recorta esa atención en aras de una supuesta “ineficiencia”.
t Por la desintegración comunitaria y social propia del neoliberalismo.

19
FMC – Protocolos

Tabla 11. El equipo de atención primaria y el duelo

Escucha (y acoge o no) duelos Acoge


Provoca duelos (y debería acompañarlos): exploraciones, diagnósticos Acompaña y asesora
o tratamientos que suponen pérdidas biológicas, psicológicas o sociales
Escucha y puede acompañar los “normales”
t 7BMPSBMPTGBDUPSFTEFSJFTHPZQSPUFDDJØOFOEVFMPTDPNQMJDBEPT
t "TFTPSBEVFMPTDPNQMJDBEPT
Previene “duelos complicados y patológicos” Interviene
Puede acompañar, asesorar o incluso intervenir en procesos de duelo y comparte
“normales” y “complicados”
Diagnostica “duelos patológicos”
Comparte ciertos procesos de duelos patológicos con el equipo de salud
mental
Deriva ciertos duelos “normales” y los previsiblemente “complicados” Deriva
a servicios psicosociales comunitarios o servicios especializados en duelos
y pérdidas
Deriva los duelos patológicos y algunos duelos complicados al equipo
de salud mental psicológicamente orientado (los duelos son un momento clave
en la medicalización-psiquiatrización de la vida)
Modificada de: Tizón JL13, Woof WR y Carter YH94 y Casarett D et al202.

descriptivos. 2) Para facilitar la captación, explora- Por eso, para el campo concreto de la APS, cree-
ción y atención por parte de no especialistas de mos más válida una aproximación que parta de la
cada tipo de duelo. Y 3) Para que el profesional delimitación del tipo de duelo (previsiblemente nor-
de APS no tenga que especializarse en una nueva mal, complicado o patológico), como forma de de-
clasificación de categorías a las cuales, posible- cidir cuáles son las intervenciones universales, se-
mente, luego no podrá atender. lectivas o “indicadas”13. En especial, ante la alta
Tantas y tantas recomendaciones, profanas o prevalencia de procesos de duelo en la consulta
profesionales de “hay que olvidar pronto, no vol- cotidiana, se perciban como tales o no por parte
ver la vista atrás, tienes que mirar adelante, por tu de los consultantes o por parte de los profesiona-
futuro, por tus hijos, por tu posición ahora, etc.”, les13,33,36,51.
acompañadas o no de “remedios bioquímicos”, En ese sentido, tal vez la médico, enfermera o tra-
no se sabe qué efectos van a tener a medio y lar- bajadora social de AP puedan y deban centrar sus
go plazo, si es que tienen alguno a corto plazo. A atenciones en este campo13,20,157, con el esquema
la persona en duelo, a la persona afligida, hay que que se muestra en la tabla 12, en:
darle su tiempo y, sobre todo, respetar el ritmo y
las particularidades de cada proceso de duelo 1. Acompañar el duelo de los pacientes o usuarios
—que vienen determinados tanto por su persona- que lo comuniquen o pidan nuestra ayuda al res-
lidad como por el tipo de pérdida y el momento pecto.
de la evolución personal en el cual resulta afecta- 2. Diagnosticar los factores que complican y prote-
do—. Esa es la labor que se ha llamado de con- gen la evolución de los PD en cada miembro de la
tención emocional13,33. Contener emocionalmente familia afectada.
significa empatizar con los sufrimientos del deu- 3. Hacer una labor de asesoría si se prevé que los
do, del apenado, poderlos sentir en nosotros y factores de riesgo predominarán sobre los factores
procesarlos interiormente, pero sin tenerlos que de protección y contención.
actuar, pasar a acciones, recomendaciones o nor- 4. Atender a la desviación patológica (orgánica o
mas hasta que estemos emocionalmente seguros psicológica) del duelo e intentar intervenir para
de que eso es útil. prevenirla si es previsible; o reencauzarla, si ello es
Es la vía clínica para posicionarnos, como profe- posible.
sionales de la APS, acerca de la realización de ac- 5. Atender especialmente a una serie de situacio-
tividades universales, selectivas o “indicadas” para nes en las que es más frecuente la evolución pato-
las personas que están sufriendo por un duelo 39. lógica del duelo.

20
FMC – Protocolos

Tabla 12. Tipos de duelo y actitud asistencial

Tipo de duelo Definición Actitud asistencial en APS


Duelo (previsiblemente) normal No hay factores de riesgo especiales Acompañar:
o especialmente acumulados El profesional como congénere con
Existen suficientes factores de “especial relación”
protección o contención
Duelo “complicado” Presencia de numerosos o graves Asesorar:
factores de riesgo El profesional, como experto, ayuda
Insuficiencia de los factores de al sujeto y a otros miembros de la
protección y entre ellos, la resiliencia comunidad a orientar en los procesos
y la contención, tanto personal de duelo
como social
Duelo “patológico” Cumple los criterios de algún cuadro Intervenir:
psicopatológico de las El profesional interviene bien sea
clasificaciones psiquiátricas directamente, bien derivando a
habituales servicios especializados

6. Poder valorar adecuadamente la posible apari- las anteriores). Tampoco un apoyo incierto, no en-
ción de psicopatología que precise de la ayuda es- cuadrado (con lo que un nuevo temor y una nueva
pecializada de los equipos de salud mental. vinculación ansiosa se añade a las anteriores).
Las expresiones individuales diferenciadas de los
Para realizar esa labor asistencial y preventiva, al procesos de duelo a menudo generan gran ansie-
profesional de APS pueden ayudarle tanto las dad, miedo, vergüenza o culpa, pues el afligido, el
guías y orientaciones clínicas generales dirigidas a deudo, cree que sus comportamientos en el duelo
la población general (proporcionadas por especia- son o pueden ser juzgados como exagerados/
listas en el campo13,153-156 y por numerosísimas or- “anormales”/locos/insuficientes/pobres/poco pro-
ganizaciones y dispositivos sanitarios públi- fundos/poco sensibles/que no traducen bien la
cos157-162), como las guías clínicas y programas es- profundidad de sus sentimientos/que no serán
pecíficos de su campo. Hoy en día existen guías aceptados... EL PAPPS-SM había sistematizado
clínicas para la atención a todo tipo de duelos: por los campos a explorar en el caso de duelo según
cáncer y otras enfermedades graves20,39,167, para aparece en la tabla 1320,157.
cuidados paliativos163-170, por la pérdida de un hi-
jo155, para los niños13,20,157,172, para situaciones de
estrés agudo160-162, para situaciones de desas- El profesional de APS como
tre173-178, para los familiares del suicida y las vícti-
mas de violencia doméstica20,171,172, para la educa-
acompañante
ción de los profesionales172,23,157,183, para la utili-
zación de la web en la elaboración del duelo181, etc. La labor de acompañar los PD ha de partir de la
Asimismo, una cada vez más amplia literatura de realidad de que, en buena medida, existen otras
los propios pacientes y de “pacientes expertos” muchas capacidades, personas y grupos para
también en este tema182,154,155. Además, existen nu- atenderlos, al menos en una sociedad no excesiva-
merosas guías y programas clínicos específicos mente conflictualizada. Como poco, hay que tener
para los profesionales de APS157,13,160,183-190. en cuenta la existencia de los tipos de dispositivos
Para cualquier tipo de atención humana o técnica a que aparecen en la tabla 14 (que en otro lugar he-
los procesos de duelo en los atareados servicios de mos ampliado para aglomeraciones o situaciones
APS actuales, el profesional tiene que dar y darse urbanas concretas13). El profesional de APS debe
tiempo. Ante todo, para permitir que se expresen las hacerse una idea de qué dispositivos o niveles pa-
diferencias de cada cual y en cada duelo, algo que ra la contención10,13,157 podrán participar en esas la-
implica, necesariamente, poder ofrecer un apoyo bores y puede asesorar al consultante o familia pa-
suficientemente abierto o continuado15,13,20,32. No un ra que pida ayuda en ellos.
apoyo puntual o intensivo que luego no puede man- En el caso de optar y ver necesario el acompaña-
tenerse (con lo que una nueva pérdida se añade a miento (como labor semiprofesional), el profesional

21
FMC – Protocolos

Tabla 13. Aspectos a controlar en un “proceso de duelo” o adaptativo

1. ACEPTACIÓN (cognitiva y afectiva) DE LA PÉRDIDA (tarea I)


2. Aceptación de la turbulencia afectiva (tarea II), que lleva al predominio progresivo de la PENA, la AÑORANZA,
la NOSTALGIA...
3. Grado de ADAPTACIÓN AL MEDIO (contando con la ausencia del fallecido, de lo perdido): tarea III
4. EXPRESIÓN DE DUDAS, CULPA, PROTESTA, CRÍTICAS, etc. acerca del fallecido, de lo perdido y de la relación
con él (tarea IV). Pueden ser muestras de:
t un duelo patológico,
t o bien de
– confianza en el profesional
– y elaboración de la relación con lo perdido: relación no idealizada
5. REORIENTACIÓN DE LA COMUNICACIÓN Y LOS INTERESES EMOCIONALES HACIA NUEVAS RELACIONES
(tareas III y IV)
Derivada de: Tizón JL13, Buitrago F et al20 y Tizón JL et al157.

Tabla 14. ¿Quién debe intervenir en la ayuda a las personas en situación de pérdida y duelo?

1. La familia y allegados.
2. La red social habitual (los núcleos naturales de convivencia: amigos, compañeros de trabajo o escuela, vecinos,
asociaciones no profesionales, grupos recreativos, etc.).
3. Apoyo psicológico y social a las familias en duelo (¿a cargo de los servicios sociales?)
4. Ayuda mutua y grupos de ayuda mutua: grupos de duelo, grupos de ayuda mutua en duelos (GAM), GAM tras
la pérdida de un hijo, AMAD (Asociación de Ayuda Mutua ante el Duelo) y FEAPS, Vivre son Deuil (Francia),
Exchanges (Canadá), De viuda a viuda (Harvard, EE.UU.), Cruse en el Reino Unido, grupos de ayuda mutua en
el sida, grupos de gays y lesbianas, etc.
5. Grupos y equipos semiprofesionalizados de orientación y counselling, normalmente incluidos en otras
organizaciones no sanitarias.
6. Grupos de apoyo profesionalizados (sobre todo en el caso de duelos múltiples o catástrofes; también puede
incluirse aquí el programa De viuda a viuda, de Harvard, y otros muchos similares, etc.).
7. Ayudas integrales, tipo Cruse Bereavement Care del Reino Unido.
8. Equipos y grupos espirituales o religiosos.
9. Equipos de atención primaria (de salud, social, pedagógica...).
10. Equipos especializados:
t Ad hoc: por ejemplo, en hospitales, ante catástrofes, en estudios universitarios o de investigación, etc.
t Equipos comunitarios de salud mental, donde los hubiere.
11. Psicoterapia privada o concertada con el Sistema Nacional de Salud.
NOTA: Antes de pensar que “no hay grupos que nos puedan ayudar”, revise junto con la trabajadora social del
centro los dispositivos habitualmente utilizados por ámbito asistencial y no solo en “duelo”. Muchos de ellos sí
que pueden ayudarnos, aunque no estén especializados en los duelos. No pensamos en ellos ante las emociones
o la urgencia de la demanda. Para articular ese conocimiento pueden utilizarse, por ejemplo, los anexos que se
exponen en la cita bibliográfica 13:
t Recursos comunitarios (centros cívicos, de servicios sociales, educativos, bibliotecas...).
t Recursos de infancia y juventud.
t Recursos para mayores.
t Recursos especializados para la mujer.
t Recursos para inmigrantes.
t Recursos para marginación y pobreza.
t Recursos de salud mental.
t Recursos de atención a drogodependencias.
t Recursos de disminuidos y discapacidad.
t Recursos de voluntariado.
t Recursos de afectados y familiares en diferentes enfermedades y problemas.
Derivada de: Tizón JL13.

22
FMC – Protocolos

de APS deberá tener en cuenta los elementos apor- El profesional de APS como
tados en la tabla 3 y las tablas 11 a 15. Si bien sus
propias experiencias de duelo pueden ayudar-
asesor
le200,94,13,33, es conveniente que pueda recibir una for-
mación previa sobre el tema. Además, experiencias En la tabla 12 definimos las labores de “acompaña-
de reciclaje, así como asesorarse con la literatura miento” y “asesoramiento” como las actitudes en
existente sobre el tema, tanto impresa como en la APS probablemente más apoyadas por los estu-
web, es hoy realmente importante y útil183-185,157-171. dios hoy en día, sobre todo, en duelos complica-
En esta labor de acompañamiento (una labor no dos. El profesional, como experto, ayuda al sujeto
obligatoria para el profesional, pero enormemente y a otros miembros de la comunidad a orientar en
creativa y satisfactoria a nivel afectivo) hay que te- los procesos de duelo tras haber realizado el diag-
ner en cuenta dos elementos clave: estar dispuesto nóstico de duelo (probablemente) complicado.
a respetar la singularidad de cada duelo y ser pru- Para poner en marcha tal actitud asistencial, el
dente en las intervenciones13,20,23,33,36,39,46,51,160. profesional puede tener en cuenta:

Tabla 15. Protocolo general de atención a los procesos de duelo desde la atención primaria y comunitaria

Principios Elementos técnicos generales (para asesorar e intervenir)


1. Determinar el momento del duelo tEstablecer una alianza terapéutica y un cierto ”contrato”:
2. Determinar el cumplimiento de tareas del duelo “Nos vamos a ver tres o cuatro veces para...”
3. Pronóstico de duelo “normal”, complicado o tOfrecer un apoyo de cierta continuidad, no puntual,
patológico: diagnóstico biopsicosocial interrumpido o incierto
4. Actitud consecuente: acompañar – asesorar – t Facilitar el afrontamiento de la (realidad de) la pérdida
intervenir tDando tiempo y permitiendo un ritmo propio de “elaboración
5. Descartar enfermedades orgánicas (y “encartar” del duelo”.
la posibilidad de trastornos psico(pato)lógicos tTolerando las diferencias interindividuales, incluso en el
concurrentes) mismo duelo:
6. Elementos terapéuticos: – Cada deudo suele tener estilos y ritmos diferentes de
t Ayudar en la evolución natural (Principio afrontar los procesos de duelo, sobre todo en los tres
ecológico de la “Mínima Profesionalización primeros momentos, y máxime en un mundo multicultural
Necesaria”) como es el nuestro
t Tener muy presentes todos los niveles para tDeterminar el/los deudos más vulnerables y atenderlos
la contención y un esquema de las funciones especialmente, si no podemos ayudarlos a todos
de la familia tAyudar a expresar e identificar emociones y sentimientos y,
t Enfoque familiar, principios de terapia familiar... sobre todo, culpa, ira, miedo, tristeza, nostalgia...
7. Principios particulares de cada PD. Por ejemplo: t Se puede recomendar utilizar prudentemente temas,
t Muerte próxima: Modelo de aproximación y recuerdos, objetos e iconos para ayudar a recordar y
“decirlo o no decirlo” técnicas de “imaginación guiada”
t Si es en niños, añadir las Funciones de la tReforzar la “normalidad” y la autogestión: señalar que
familia muchas de las reacciones de ese duelo son “normales” (si lo
t Si es divorcio: Vuestros hijos no son vuestros son)
hijos tAyudar a explorar lo adecuado o inadecuado de las defensas
t Otros subprogramas propuestos por el psicológicas contra el sufrimiento
PAPPS-SM13,20 tAyudar a vivir sin el fallecido, sin lo perdido, facilitando la
“reubicación” del objeto interno: al final, se puede vivir sin...
t Derivar si el duelo es patológico o muy complicado
Con el fin de ayudar a elaborar las cuatro tareas básicas de todo proceso de duelo:
t Aceptar la pérdida: primero, a nivel real; luego, a nivel de su significado afectivo (tareas del “primer momento”).
t Soportar la turbulencia afectiva y el recuerdo de lo perdido (tareas básicas del “segundo momento”).
t Ayudar a “olvidar recordando” (según las necesidades de cada duelo y cada persona): tareas del “tercer
momento”.
t Ayudar con prudencia en la readaptación al medio social y las nuevas relaciones: tareas del tercer y cuarto
momento de los PD.
t Ayudar a la “recolocación” de lo perdido en la mente, a aceptar el nuevo valor que lo perdido tendrá para
nosotros, a aceptar un final para el duelo (tareas del “cuarto momento”)
PD: procesos de duelo.

23
FMC – Protocolos

1. Su propia experiencia sobre el tema y los senti- cuenta en dichas entrevistas. En esta revisión
mientos que le despierta la situación (contratransfe- apuntamos una serie de líneas que proporcionan
rencia)200,94,13,33. una cierta actualización de esas guías para la clíni-
2. Su conocimiento de los factores de riesgo de ca teniendo en cuenta diversos estudios y protoco-
complicaciones en el duelo que han sido sistemati- los recientes192-195,44,51,161,162,166,186-190.
zados, por ejemplo, por el PAPPS-SM 29,157 y en Por ejemplo, en las primeras entrevistas, el profe-
otros lugares (tabla 1613). sional de AP debe centrarse en la escucha empáti-
3. Su conocimiento de los factores de protección o ca (tablas 18 a 23). Si hay dificultades o alteracio-
contención a utilizar para prevenir la evolución psi- nes incipientes, puede intentar “abrir el campo”
copatológica10,13,32,33. con alguna “facilitación” y, tal vez, con ciertas “fra-
4. Algunos indicadores clínicos empíricos de com- ses hechas”, pero una vez que el profesional sienta
plicación en el duelo (tabla 17). que empatiza con la situación del consultante, y no
como meras frases hechas. Hay que insistir en ese
El Grupo de Prevención en Salud Mental del PAPPS cuidado básico y explícito de que, si el profesional
de la semFYC20,157,187 ha propuesto una cronología no logra conectar empáticamente con el dolor del
de las entrevistas recomendadas desde APS, así consultante (es decir, a nivel emocional y cogniti-
como un conjunto de elementos clave a tener en vo), más vale que no suelte el repertorio de “con-

Tabla 16. Factores de riesgo en el duelo: dos formas de ordenarlos

Una clasificación más empírica Una clasificación más estructural y completa1-4,13


1. Factores predisponentes: Factores generales que afectan al curso de los
t Relación ambivalente o dependiente del sujeto con el procesos de duelo
objeto 1. Características del OBJETO
t Múltiples duelos previosc 2. Características del SUJETO
t Trastorno mental previo, especialmente si es TMS 3. Características de la RELACIÓN SUJETO-
(depresión, celotipia, adicciones, psicosis...) OBJETO
t Baja autoestima del sujeto en duelo 4. Circunstancias de la PÉRDIDA
t Falta de relación y/o confianza en los demás 5. OTRAS circunstancias
t Ideación o intentos suicidas previos
t Familia ausente o poco capaz de contener y ayudar
t Vinculación insegura o dependiente de los padres en la
infanciaa
t Indefensión aprendida
t Soledad y sentimiento de soledad
t Fobias por identificación con los progenitoresa
t Hijos pequeños en el hogar
2. Alrededor del momento de la pérdida:
t Muertes NASH (“naturales”, accidentales, suicidio, homicidio: las dificultades de elaboración aumentan en las
últimas)b
t Muerte súbita e inesperada, aunque sea N (natural)a
t Muertes múltiples (particularmente en catástrofes)c
t Muerte de un joven, de una persona jovena
t Preparación para la muerte muy inadecuada
t Soledad y sentimiento de soledad
t Muerte estigmatizante (por SIDA, por suicidio...)
t Muertes culpablesb
t Género de la persona en duelo (sobre todo, el viudo anciano)
t Haber cuidado a la persona muerta más de 6 meses
t Incapacidad de realizar los rituales religiosos adecuados
3. Después de la pérdida:
t Soporte social percibido
t Falta de oportunidades para desarrollar nuevos intereses
t Estrés de otras crisis vitalesa
Pueden dar lugar a trastornos por estrés postraumático con una probabilidad creciente: a, b y c.

24
FMC – Protocolos

Tabla 17. Indicadores o indicios de un “duelo complicado o patológico” ante la enfermedad, la muerte o,
en general, en los procesos de duelo en la consulta de APS
1. No se puede hablar de la pérdida sin dolor intenso.
2. Acontecimientos poco importantes desencadenan intensas reacciones emocionales.
3. Imposibilidad de desprenderse de determinadas costumbres o hábitos de riesgo.
4. Sobrevaloración de los síntomas físicos propios.
5. Mala cumplimentación de los tratamientos o hábitos sanitarios habituales.
6. Cambios radicales en el estilo de vida.
7. Sentimiento de soledad y/o falta de apoyo social.
8. Pasividad, somatizaciones y dramatizaciones excesivas, reiteradas o persistentes.
9. Actuaciones incontinentes o uso de drogas.
10. En la entrevista clínica aparecen continuadamente temas de pérdidas.
11. Tristeza inexplicable en ciertos momentos del año.
12. Depresión subclínica o euforia (más o menos artificial).
13. Sobreidentificación con enfermos conocidos más graves o muertos.
14. Aumento de los impulsos destructivos.
15. Exceso de ira, de desconfianza o de sentimientos de persecución
16. Fobias sobre la enfermedad o la muerte.
17. Factores de riesgo o estrés concurrentes reconocidos.
18. Aparición de un cuadro clínico completo (duelo patológico).

Tabla 18. Asesorando en duelos: técnicas útiles

1. Escuchar y contener (se) Labores básicas para el profesional de APS


2. Ayudar a expresarse: facilitaciones
3. El lenguaje directo/evocador y simbólico
(hay que saber cuándo usar uno u otro)
4. El uso de iconos (fotos, dibujos, vídeos...) Cada una de esas 6 ayudas puede hacerse con un encuadre
5. Escribir (p. ej., qué apreciaba más y qué individual o con un encuadre familiar
menos, qué le hubiera dicho y qué no...)
6. Dibujar (fundamental en niños)
7. El funeral y el cementerio
8 El libro de recuerdos Antes de recomendar una u otra, se necesita un cierto grado de
9. La imaginación guiada, con apoyo en formación en el tema, pero son sencillas y oportunas en APS
dibujos y redacciones o no
10. Orientar hacia “grupos profanos” que El profesional de APS (y no solo la trabajadora social de APS)
pueden ayudar: amigos, clubs, grupos debe conocer los que funcionan en su comunidad
deportivos... El profesional de APS debe saber cuándo hay que poner en
11. Grupos semiprofesionalizados en los contacto al consultante o a los deudos con ellos y conocer
duelos: en ellos suelen estar integrados las vías de acceso
asesores
12. Medicación ocasional Si el insomnio es grave o persistente, valorar benzodiacepinas
en dosis bajas y no más de 2-3 semanas. Pero hay
recomendaciones internacionales en contra160
Valorar previamente la tendencia a la pasividad o a la relación
dependiente del sujeto en duelo
Los antidepresivos no están indicados en la tristeza o pena del
duelo
13. Reestructuración cognitiva. Se trata de técnicas especializadas:
14. Psicodrama y Rol Playing t que necesitan formación psicológica especializada,
15. Protocolos psicoterapéuticos de t pero el profesional de APS debe saber cuándo derivar hacia
elaboración de duelos ellas
16. Psicoterapia breve o de “flash” t y conocer las vías de acceso a las mismas
t porque en el momento actual casi no se practican en los
dispositivos de los servicios de salud mental
t y estos resultan, a menudo, muy medicalizadores del duelo
APS: atención primaria de salud, medicina de cabecera, centros de salud.

25
FMC – Protocolos

ductas empáticas” que en algunos “cursos de for-


Tabla 19. Aproximaciones que pueden facilitar
mación” le han enseñado a hacer, ya que esa el cumplimiento terapéutico a pesar del duelo:
práctica, a la que llamamos empatismo, para dife- abrir el diálogo sobre (alguno o varios) de los
renciarla de la empatía, proporciona conocimientos siguientes temas
falsos del consultante, seudoconocimientos y “da-
1. ¿Qué es lo que más le preocupa (de su
tos” proyectados sobre él por el profesional, aprio-
enfermedad)?
rísticos. 2. ¿Piensa que es muy grave padecer esta
Si el duelo es importante y, más aún, si hay riesgo enfermedad (o pérdida)?
de DC o DP, convendría citar al paciente como 3. ¿Por qué cree que ha enfermado?
tarde en un lapso de 1 o 2 meses para después ir 4. ¿Conoce a alguien que haya tenido la misma
prolongando progresivamente ese lapso de tiem- enfermedad? ¿Qué le pasó a esa persona?
po si no aparecen complicaciones o el profesional 5. ¿Qué ha hecho en el pasado y ahora para
resolver los problemas que le causa (la
juzga que el paciente no busca o necesita su ayu-
enfermedad)?
da 20,157,192. Las entrevistas sobre PD no tienen que 6. El tratamiento que le damos ¿cree que puede
ser necesariamente largas, “entrevistas prolonga- ser eficaz?
das” en el sentido que decía Balint o nosotros 7. ¿Cómo cree que será eficaz? ¿Por qué?
mismos13,23,24. Lo importante es que el consultante 8. ¿Cree que puede tener dificultades para
se sienta acompañado y podamos explorar, junto seguirlo? ¿Le preocupa algo en particular?
con él, los apartados que aparecen en las tablas 9. Si no lo sigue, ¿qué cree que le puede pasar?
10. ¿Alguna vez ha dejado tratamientos? ¿Cuándo?
17 a 23. ¿Por qué?
Los objetivos para citar siempre a la persona un 11. ¿Le preocupa algún posible efecto secundario
año después de la pérdida son al menos dos: concreto?
1) valorar la evolución en un momento clave, como 12. ¿Quiere preguntarme algo más respecto a
es el aniversario, y 2) hacer prevención primaria o lo que hemos hablado, a la enfermedad, al
secundaria de las reacciones de aniversario más tratamiento...?
complejas o patológicas13,32,46,50.
En cuanto al uso de lo que he llamado las técnicas
del humor en AP, hemos de insistir, como ya hici- soramiento partiendo de los principios que acaba-
mos en una revisión del tema186,188-191, en que son mos de reseñar para el acompañamiento (tablas 15
técnicas muy “potentes”, que pueden promover y 16).
importantes trasformaciones en el usuario y en su
relación con los profesionales, pero que no deben
usarse sin un conocimiento previo de los estilos ¿Cuándo debe intervenir como
predominantes de relación del consultante y de có-
mo está viviendo este duelo concreto. En todo ca-
técnico el profesional de APS?
so, su indicación es mayor en el asesoramiento e
intervención y pocas veces en los primeros mo- En la tabla 13 hemos definido la necesidad de in-
mentos del duelo. tervención cuando el PD cumple ya los criterios de
Para poder participar en ese asesoramiento en la algún cuadro psicopatológico de las clasificacio-
elaboración de duelos, el profesional de APS de- nes psiquiátricas habituales. La psicopatología
bería estar formado en el tema. Además, dada la puede aparecer como consecuencia del agrava-
variabilidad de duelos y procesos de duelo que se miento de un proceso psicopatológico anterior o
presentan en su actividad cotidiana, se ha compro- como consecuencia de la no elaboración del pro-
bado en repetidas ocasiones que esa formación pio duelo. El profesional de APS debe entonces in-
debería ser continuada: mediante reciclajes perió- tervenir, bien sea directamente, bien derivando a
dicos sobre el tema, mediante “grupos Tipo Balint” servicios especializados.
o “grupos de reflexión”, mediante intercambios con A menudo, los profesionales de APS sienten que
los propios compañeros de equipo y otros equi- las clasificaciones psiquiátricas modernas son ex-
pos20,183,188... Algunas técnicas que se han proba- cesivamente complejas y extensas, tanto para su
do eficaces y eficientes en APS vienen reseñadas práctica clínica cotidiana como para las ayudas
en la tabla 18, y han sido descritas y estudiadas en psicológicas “propias de la APS”. En ese sentido,
otros muchos trabajos32,36,94,13,157. Una guía para la siguiendo el modelo de la psicopatología basada
clínica de APS en los PD sería tener en cuenta en la relación, hace años que venimos proponien-
esas técnicas (tablas 18-21) y aplicarlas en el ase- do que una perspectiva más fácilmente aplicable

26
FMC – Protocolos

Tabla 20. Actuaciones posibles del médico de cabecera ante una muerte

t Poner en práctica los sistemas acordados para comunicar la muerte al equipo. Debería existir un sistema o
protocolo explícito en cada unidad asistencial
t Apuntar el dato de la muerte en la historia clínica informatizada de los deudos o personas en duelo
t Tener preparado un listado con los servicios comunitarios y profesionales de atención al duelo13
Con los deudos (personas en duelo)
t ¿Carta de condolencia?
t Proporcionar a los deudos información (a ser posible, escrita) acerca del duelo y los servicios disponibles para
aliviarlo
t Orientaciones prácticas: hábitos diarios, hábitos sanitarios, comidas, sueño, relaciones, ejercicio físico...
t Determinación de los factores de riesgo, los factores de protección y la planificación consecuente13,94,157
t Concertar una visita a los pocos días y seguir después el protocolo de visitas recomendado por el
PAPPS-SM20,157. Al menos, una visita a las 6-10 semanas (y antes si hay riesgo de “duelo complicado”)
t Asesorar al duelo dentro de la actividad cotidiana de APS94,157
t Vinculación con equipos de atención e intervención psicológica sobre el duelo (pero que posean una orientación
psicológica de la asistencia)
Derivada de: Tizón JL13, Worden JW32, National Cancer Institute39, Stroebe MS et al51, Woof WR y Carter YH94, Tizón JL et al157, World Health
Organization162 y Kar N177.

Tabla 21. La exploración durante la entrevista breve en duelos13,32,157,202

Temas a explorar Alguna sugerencia


Respuestas al duelo “Veo que ha tenido que pasar mucho en las últimas semanas. ¿Cómo lo ha
aguantado?”
“¿Cómo te lo has montado (en el caso de un/a joven)?”
“¿Cómo han cambiado las cosas para usted?”
“¿Hay algo que le haya afectado especialmente?”
Red social “¿Qué le ha ayudado más en el último mes? ¿Quiénes?”
Capacidades de elaboración “¿Hay cosas que le ayudan a soportar la situación?”
“¿Hay alguna actividad que le ayude a soportarla?”
Dificultades prácticas “Estando así, ¿cómo resuelve las tareas cotidianas, las cosas de cada día?, las
tareas del hogar, la economía, etc.”
Momento del duelo Ampliada en tablas 22 y 23
Tareas del duelo En tablas 22 y 23

en la APS sería observar las organizaciones de la entrar aquí por limitaciones de espacio, pero que
relación que aparecen en y durante el due- son fácilmente accesibles160,162,199-209,13,20.
lo10-12,34,65,151,198,199. Si adoptan alguna de las formas Por eso, en las tablas 21 a 25 nos contentaremos
definidas en la tabla 5 y son persistentes, el profe- con recordar los principios generales que pueden
sional de APS debería intervenir, tanto con objeti- ayudar a un profesional de APS en la intervención
vos de prevención secundaria como de prevención en duelos complicados o patológicos. En línea con
terciaria (y cuaternaria, en el sentido definido en la la literatura internacional, encarecemos la consulta
cita bibliográfica 23). de esos trabajos citados o de otras obras más am-
Existen estudios que muestran la utilidad de estas inter- plias, así como de una formación y reciclaje conti-
venciones del médico de cabecera (MC) en los PD com- nuado en el tema179,13,20,157. Por un lado, para el ade-
plicados y patológicos20,13,36,39,51,94,157-170,179,183-188,195,208, cuado cuidado de los consultantes. Pero, también,
aunque la mayor parte de ellos poseen un nivel de para el adecuado cuidado del/de los profesiona-
evidencia C o D de la clasificación SIGN. También les: para proteger su propia salud mental y la de
se han propuesto varias vías, modelos, guías clíni- sus consultantes, así como para prevenir el des-
cas y protocolos en los cuales no nos es posible gaste profesional, creemos que dichos profesiona-

27
FMC – Protocolos

Tabla 22. Algunas indicaciones para la entrevista breve en duelos complicados o patológicos

Momento Tarea del duelo Ayuda profesional: iniciar un diálogo abierto a partir de...
I. Impacto Negación versus Ayudar a reconocer la pérdida:
y crisis confrontación t “Hábleme de cómo murió él/ella”
t “¿Cómo lo ha pasado desde que él/ella murió?”
Explorar las reacciones a la crisis y a la separación:
t “Todo esto suele ser impactante ¿no?, ¿cómo ha reaccionado
usted?”
t “¿En qué ha cambiado su vida? ¿En qué se siente ahora
diferente?”
II. Aflicción y Soportar la reviviscencia t “Hábleme de él/ella/ello, de cómo era, cómo fue su vida...”
turbulencia de emociones, t “¿Aún lo tiene muy presente y se resiente? ¿Cómo se siente
afectiva recuerdos, anhelos... entonces...?”
t “¿Cómo duerme, come, se nota a usted mismo...?”
III. Pena y des- Readaptación al medio Readaptación al medio:
esperanza Reacomodación t “¿Qué ha hecho para soportar la muerte/pérdida?”
reversibles t “¿Cómo ha cambiado su vida desde que él/ella murió/se fue?”
t “¿Hay algo más que podría hacer/pensar/sentir para que su vida se
normalice?”

Reinvistiendo el futuro:
t “¿Cómo cree que le tratará el futuro? ¿En qué está cambiando?”
t “¿Qué le dice que está aguantando bien?”
t “¿Cómo se piensa hoy las cosas, el porvenir?”

IV. Recupera- tAbandonar los antiguos t “¿Aún lo tiene muy presente y se resiente? ¿Qué piensa acerca de
ción o vínculos y establecer que estos sentimientos acaben algún día?”
desapego nuevos t “¿Qué siente que ha perdido desde que él/ella/ello se fue/lo
tReubicación de lo perdió?”
perdido en el mundo t “¿Sigue sintiendo que esto no cambiará?”
interno: Olvidar t “¿Que nada ni nadie le hará cambiar?”
recordando t “¿Sigue sin apetecerle salir, distraerse, hablar con la gente?”

les deberían consultar las propuestas en trabajos las vías fundamentales para la protección del des-
más especializados, donde pueden revisar qué gaste profesional13,23,167,191.
procedimientos y herramientas escoger en función Pero el futuro de los cuidados de los duelos en
de su formación y capacidades. La idea de base es APS depende de cuál sea en el futuro la orienta-
que la tanto la inatención sistemática de los PD co- ción predominante de la asistencia sanitaria. Qué
mo el lanzarse a intervenciones aventuradas sobre relevancia tendrá en ella la medicina integralista y
ellos facilitan el sufrimiento del profesional y el qué relevancia (y en qué especialidades), la bioin-
desgaste profesional23,200,201. geniería 20,22,23. La irrupción de la bioingeniería en
Por otra parte, un trabajo sumamente útil desde el numerosas especialidades sanitarias, con la ruptu-
punto de vista del mantenimiento de la actitud inte- ra o el replanteamiento profundo de la relación mé-
gral y comunitarista de la asistencia es la utiliza- dico-consultante que implica 23, parece hoy una
ción de la atención a los PD para mantener las ca- irrupción imparable. Además, por mucho que de-
pacidades humanas y comunitarias de los equipos. safíe nuestra experiencia, nuestra formación y
Proponemos para ello las herramientas descritas nuestra ideología, algunos creemos que no hay
en la tabla 25, que poseen diverso grado de apo- que oponerse a ella, y menos en nombre de unas
yo en la literatura internacional. Recordamos así “esencias” y un “pasado” hoy irrepetibles.
que, en este campo como en otros13,33, la atención En ese sentido, la orientación de los profesionales,
al duelo y a los procesos de duelo, tanto de los la orientación futura de la asistencia y de sus diri-
consultantes como del propio equipo, es una de gentes administrativos y políticos, así como la

28
FMC – Protocolos

Tabla 23. Tipos de intervenciones y atención en diversos procesos de duelo desde la atención primaria (sanitaria,
pedagógica o social)13,33,157,198,202
Duelo anticipatorio t Favorecer los comentarios abiertos acerca de las vivencias de pérdida y separación
(preparación al duelo) t Ayudar a hacer y clarificar los planes de futuro
t Acompañar en la revisión de los proyectos vitales y si tal revisión no se plantea,
ayudar a que se haga
Duelo agudo, t Estar presente, pero con contención, más que intervención
momento del t Reconocer lo importante de la pérdida y de sus (y nuestros) sentimientos
impacto y la crisis t Determinar un plan de asistencia global: tanto inmediato como a medio plazo
t Ofrecer apoyo mediante entrevistas sin definir aún su frecuencia, pues no sabemos si
bastará con un acompañamiento y seguimiento o se necesitará algo más
Primeras fases de los t Evaluar qué pasó en los PD anteriores (si el profesional ha tenido noticia de ellos)
procesos de duelo t Ayudar a que el sujeto explicite sus preocupaciones acerca de las molestias propias
(PD) del duelo
t Facilitar la expresión de las emociones y sentimientos (con prudencia)
t Empatía, no “empatismo”
t Prudencia en las “orientaciones” y “consejos”
t Ayudas cognitivas concretas160
t Reasegurar acerca de la normalidad de los síntomas “normales”
t Evaluar el apoyo social
t Evaluar las capacidades de afrontamiento o elaboración
t Evaluar psicopatología previa y factores de riesgo de PD complicado o patológico
t No prescribir benzodiacepinas, ni antidepresivos a menos que exista un cuadro
psicopatológico previo160
t No prescribir psicofármacos a niños o adolescentes en duelo160
t Ayudar a aclarar y evaluar problemas prácticos o económicos
t Pero no comprometerse a series de entrevistas estructuradas o de ayudas
específicas con todas las personas en duelo sin valorar previamente nuestras fuerzas
y medios13,157,160
Fases tardías de los t Determinar el grado de elaboración del duelo (tareas, momentos)
procesos de duelo t Prudencia en las “orientaciones” y “consejos”
t Ayudar a la expresión, elaboración y reorganización
t Identificar depresión u otra psicopatología
t Considerar la interconsulta o la derivación en caso de duelo complicado o patológico
t Considerar medidas complementarias: grupos de ayuda mutua, red social,
psicoterapia, psicofármacos...
Duelo crónico o t Proponer objetivos pequeños, pero progresivos, para el cambio, en el contexto de la
evitación de las relación de ayuda
readaptaciones t Revisar y apoyar la consecución de tales objetivos
sociales y el nuevo t Proponer los siguientes
estilo de vida t En el “duelo congelado”, “calentar” suavemente, con acompañamiento profesional y
afectivo
Duelo tras una pérdida t Acompañar y seguir el duelo más de cerca, estando atento a las primeras
traumática e complicaciones
inesperada t Aplicar los sistemas de entrevista y ayuda para el caso de duelos complicados con
especiales cuidados del encuadre y la contención del profesional
t Si se observa o pronostica una evolución psicopatológica, considerar la posibilidad
de un tratamiento específico antes de o al tiempo de la ayuda en los procesos de
duelo: por ejemplo, de la posible depresión, del trastorno por estrés postraumático,
etc.
t Considerar si conviene hacerla antes, durante o después de la ayuda o asesoría en el
duelo

ideología y la cultura de la población (predominio atender a los consultantes que están sufriendo un
del comunitarismo o del neoliberalismo), serán ele- duelo: esta tendencia humana tal vez deba replan-
mentos determinantes. Y ello, a pesar de la inclina- tearse según el futuro sociocultural de nuestras so-
ción humana y ética de los profesionales hacia ciedades y de nuestros servicios. Pero ya hoy de-

29
FMC – Protocolos

Tabla 24. Algunos motivos para derivar hacia un equipo de salud mental a las personas con pérdidas
afectivas o duelos
1. El duelo ha dado lugar a un cuadro de trastorno mental grave (de los que aparecen reseñados en la CIE-10).
2. El duelo se da en una persona con un trastorno mental grave y parece que la está descompensando.
3. El proceso de duelo, patológico o no, excede las capacidades de comprensión o terapia del equipo de atención
primaria.
4. Duelo que se prevé complicado con alta probabilidad.
5. Duelo que se prevé patológico con alta probabilidad.
6. Duelo con trastorno por estrés postraumático.
En cualquier caso, hay que cuidar los siguientes elementos:
I. Es más adecuado derivar nosotros al paciente o, al menos, interconsultar por su caso, que esperar a que sea él
mismo quien nos lo pida.
II. Considerar previamente las capacidades psicoterapéuticas del equipo de salud mental (ESM): si el ESM no po-
see formación y actitud psicoterapéutica, replantearse la derivación, salvo en casos muy agudos o de trastornos
psiquiátricos graves.

Tabla 25. Cómo hacer creativas las aportaciones de los procesos de duelo: recordando (y elaborando)
los duelos en los equipos
1. Tratarlos como tema en las sesiones clínicas.
2. Tratarlos como tema en sesiones científicas.
3. Hablarlos en las reuniones de equipo (trabajo de equipo).
4. Practicar (en el equipo) otras actividades científicas y no solo las asistenciales.
5. Seminarios y talleres de reciclaje sobre estos temas.
6. Tratarlo en grupos “tipo Balint”, de reflexión o de sensibilización.
7. Grupos específicos sobre los duelos y muertes.
8. La “cinta sobre la muerte” (grabación de la experiencia del/los profesionales para ser oída por otros miembros
del equipo interesados).
9. El “Comité de la muerte” (biopsicosocial): revisión de las atenciones biopsicosociales dedicadas en los duelos
asistidos fundamentalmente en el equipo.
10. El duelo activo: tarjetas o comunicaciones de condolencia, acudir a funerales, ¿vistas a la familia?...
11. Psicoterapia personal, individual o de grupo de los profesionales que sientan que lo necesitan.
12. Años sabáticos o de cambio de (sub)especialidad.

Sin embargo, hemos de recordar que el duelo tiene o puede tener un final; los procesos de duelo, no. Ayudan al
desarrollo psicosocial o lo dificultan a lo largo de años.

be replantearse en función de la formación y orga- los en los niños. El motivo es elemental: de los
nización de los profesionales. múltiples duelos severos que puede sufrir un ser
Probablemente, la actitud ante los procesos de humano13 (y que pueden ayudarle a crecer psicoló-
duelo en la asistencia es uno de los elementos cla- gicamente), son dos de los que, casi con seguri-
ve del nuevo “consenso sanitario”, hoy más im- dad, vivirá el médico de cabecera y el equipo de
prescindible que nunca a nivel social y de la ense- APS. Además, le plantearán difíciles y delicadas
ñanza de la medicina. Un “nuevo consenso sanita- decisiones, tanto desde el punto de vista humano,
rio”, que también ha de procurar que los médicos relacional, como desde los puntos de vista técni-
“seamos menos infelices” 211,201,23,24 en nuestra cos y éticos4,13,50,51,206.
práctica profesional. Centrarnos en solo esos dos tipos de duelos, ade-
Por todo ello, en la segunda parte de este protoco- más, nos permitirá acercarnos un poco más a las
lo, por falta de espacio, hemos decidido centrar- situaciones específicas que los profesionales en-
nos en solo dos tipos de duelo y procesos de due- contrarán en su práctica y dar algunas indicacio-
lo: los relacionados con el final de la vida y los due- nes concretas, a pesar de que, dadas las limitacio-

30
FMC – Protocolos

nes de espacio, volvamos a solicitar que el lector tuación de duelo (previsiblemente) complicado, al
amplíe estas líneas con la consulta de los trabajos menos en algunos de sus momentos. Como lo es-
citados. Pero esta autolimitación también nos per- tán sus allegados y el propio profesional respon-
mite simplificar enormemente el listado de trabajos sable13,205. Por eso es sumamente importante que,
citados, es decir la bibliografía, ayudando así a que de entrada, este tenga clara una definición de
el profesional necesitado de ampliación o sensible “paciente terminal”, “enfermo terminal” o “previsi-
por el tema no tenga que consultar múltiples guías ble final de la vida” (tabla 26).
y trabajos. En ese sentido, casi todas las recomen- De ahí que haya que tener en cuenta una serie de
daciones de esta segunda parte de la revisión, principios que concretábamos en la tabla 3. Ade-
aunque se apoyen en la literatura científica citada más, en cuanto a la pragmática, hemos diseñado
en la primera, van a utilizar trabajos fundamental- las tablas 32 y 33 a partir de la Guía Australiana
mente centrados en la pragmática de la asistencia para este tipo de situaciones, un documento a
en esos tipos de duelos4,13,39,50,51,158,203,206,212. nuestro entender sumamente útil para la APS158.
La idea es que el médico de familia, la enfermera y
otros profesionales de APS dispongan de al menos
un esquema de las tareas a realizar en esos dos ti- El paciente que va a (o puede)
pos de situaciones y de los condicionantes y mati-
zaciones para su participación humana y profesio-
morir
nal en las mismas. Se trata no tan solo de un tema
relacional y ético, pues los profesionales han de te- Saber realizar ese pronóstico es una herramienta y
ner una idea de cuándo y cómo realizar activida- tarea fundamental de todo clínico de la salud, pero
des universales, selectivas o “indicadas” para las saber comunicarlo, también, a pesar de que las
personas que están sufriendo este tipo de duelos. pruebas a favor de cada forma de hacerlo no son
Por eso, también en este tipo de duelos y procesos concluyentes y hay pocos estudios tipo ECA res-
de duelo creemos que sigue siendo válida y útil pa- pecto a gran parte de las variables que afectan a
ra la práctica nuestra clasificación inicial de la po- este tipo de procesos39,13,158,203,212. De ahí que el jui-
sible evolución de cada duelo en (previsiblemente) cio clínico informado y la colaboración con cole-
normal (previsiblemente) complicado o (previsible- gas, compañeros y grupos de reflexión sean fun-
mente) patológico, como forma de decidir cuáles damentales para este tipo de situaciones. Mucho
son las intervenciones universales, selectivas o “in- más en los países del norte del planeta, el “primer
dicadas” (tablas 3 y 12). mundo”, donde, a pesar de los deseos expresados
por la población de morir en el propio hogar o do-
micilio, parece que sigue creciendo la proporción
Algunos elementos de los que moriremos en servicios hospitalarios o
sociosanitarios39,158,203-215.
asistenciales a tener
en cuenta en situaciones
La muerte en su contexto
de “final de la vida”
El otro elemento que matiza la situación es la cau-
sa de la muerte y, por tanto, la forma de la muerte,
Para los profesionales de APS, este tipo de situa- tan diferente entre el norte y el sur del planeta. Hoy
ciones suponen dos tipos de focos: en efecto, el en el norte morimos sobre todo “de viejos”, por en-
profesional tendrá que tener en cuenta no solo al fermedades degenerativas y relacionadas con la
paciente, “su paciente”, sino también a los fami- edad y los “estilos de vida”. Por el contrario, en el
liares y allegados de este. Salvo en situaciones de sur del planeta mueren no solo adultos, sino nume-
muerte brusca e inesperada, los familiares y alle- rosos niños y adolescentes. Allí, y en cada grupo
gados más próximos se hallarán en situaciones poblacional, una buena parte muere por guerras,
de duelo anticipatorio (tabla 23). Si la muerte ha desnutrición, hambrunas, enfermedades, infeccio-
sido brusca e inesperada, hay que considerar nes y enfermedades curables. Hemos llegado a
que, al menos para alguno de los deudos más una situación tal que más de 19.000 niños mueren
allegados, el duelo va a ser “complicado”, en el cada día en el planeta por causas evitables: la prin-
sentido que le dábamos en la tabla 12. Por otro cipal, la desnutrición (más de 6.400 niños/día 213,214).
lado, el paciente que (previsiblemente) va a morir, Con solo lo que en un día se gasta en el mundo en
tanto lo sepa como no lo sepa, se halla en una si- armas para matar, se evitarían las muertes de ni-

31
FMC – Protocolos

Tabla 26. Definición de enfermo terminal

Criterios Matizaciones
Según el SECPAL y la OMC No es lo mismo “enfermedad” que “enfermo”, paciente o sujeto
españolas231,232: enfermedad incurable,
avanzada e irreversible, con un pronóstico
de vida limitado a semanas o meses
Presencia de una enfermedad avanzada, No hay posibilidades “razonables” de respuesta “curativa” al
incurable y de curso progresivo tratamiento específico
Pronóstico de vida limitado: Los estudios sobre esa enfermedad o afección indican que
entre 3 y 6 meses aproximadamente el 95% de los pacientes fallecen dentro de
ese período
A menudo se habla de 6 a 12 meses, dados los avances de la
medicina moderna para mantener la supervivencia
Presencia de numerosos y diversos Es clave en este criterio cómo lo percibe el paciente en función
síntomas, multifactoriales, variables de su intensidad, significado e impacto sobre su estilo de vida
e intensos
Gran repercusión emocional o sufrimiento Repercusiones mediadas por el grado de información, el control
sobre el enfermo, la familia, los sobre los síntomas, la edad, el soporte social o la falta del
cuidadores y el equipo terapéutico mismo...
Presencia de la muerte, de forma explícita A veces todos la deniegan y disocian, pero aparece a nivel
o no, como elemento clave en la inconsciente o “psicosomático”, o como errores, lapsus y
dinámica relacional y asistencial actos fallidos
OMC: Organización Médica Colegial; SECPAL: Sociedad Española de Cuidados Paliativos.
Derivada de: Tizón JL13, Ciurana R212 y Mitag O230.

ños de un año completo 213. De ahí que, ante la salud mental”1 que puede servir de introducción a
muerte y lo que la rodea, se haya extendido en ese tipo de vivencias225,226.
nuestro mundo un espeso muro de disociaciones, Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia
denegaciones y racionalizaciones que llevan a una de que, cuando un compañero médico o algún
amplia ignorancia e ineficacia en su atención. familiar próximo del mismo enferma, el profesio-
Para atender a las situaciones de “final de la vida” nal comienza a pensar en la medicina y la asis-
se necesitan una serie de elementos técnicos, de tencia sanitaria de otra forma. O incluso radicali-
datos suficientemente conocidos por el profesio- za sus opiniones al respecto. En un sentido simi-
nal. En primer lugar, los datos biológicos y biopsi- lar, estamos casi acostumbrados a observar
cológicos que permiten definir la situación, que no cómo, cuando un gran profesor o investigador
siempre es equiparable a la de “enfermo terminal”. biomédico se jubila o enferma, sus opiniones so-
En segundo lugar, una serie de conocimientos so- bre la asistencia sanitaria suelen radicalizarse. Es
bre cómo tiende a vivirse la muerte en nuestra cul- como si entonces pudieran pensar o decir lo que
tura y en otras culturas coetáneas: muchos profe- hasta entonces no se habían atrevido a pensar o
sionales de APS trabajarán en el futuro con medios a decir, o como si el duelo por la enfermedad o la
multiculturales20,39,157,158,161,162,203-224. Incluso entre no- jubilación les hubiera hecho cambiar profunda-
sotros, en el norte del planeta, las vivencias de la mente las perspectivas sobre el tema: como
muerte serán multiculturales: se combinarán viven- ejemplos, valgan los de E. Kandell, premio Nobel,
cias y elementos culturales propios de las culturas o L. Eisemberg, revalorizando al final de su carre-
del norte o del sur del mediterráneo, latinoamerica- ra la perspectiva relacional, psicoanalítica e inter-
nas, subsaharianas, centro y norteuropeas, religio- personal de la medicina, o Carl Feinstein, antiguo
sas y no religiosas... profesor de la Stanford University criticando la
Hace pocos años intentamos realizar una aproxi- forma sesgada de provisión de las plazas de ca-
mación a las diferentes vivencias de la muerte en tedrático y jefe de servicio en la psiquiatría infan-
nuestra cultura desde una perspectiva de la “aten- til de nuestra sesgada medicina “basada en la
ción primaria a la salud” y la “atención primaria a la evidencia”225-228.

32
FMC – Protocolos

Son vivencias que deberían llevarnos a reflexiones La experiencia clínica y los expertos suelen hablar
y estudios algo más profundos y sistemáticos. En de tres/cuatro formas de enfrentar la realidad de la
último extremo, a una perspectiva filosófica que muerte en esos momentos del final de la vida 227:
debería informar toda la teoría y la organización de la muerte como persecución, daño último, sustrac-
la medicina y la asistencia sanitarias: la distinción ción de la vida (la muerte como objeto interno per-
entre el morir intransitivo, y el morir-se, reflexivo. El secutorio). En segundo lugar, la muerte que con-
sujeto es una función depurada, compleja y última funde, altera, impide pensar y organizarse (la
del organismo. Es sujeto de simbolización, de co- muerte como objeto interno confusional). Pero no
municación y, por lo tanto, de relación con los de- es infrecuente que en momentos determinados, o
más. Que algo de nosotros muere cada día es evi- a lo largo de todo el proceso del morir, a pesar de
dente hoy: células de todo tipo y órgano, neuronas todos los indicios en contra, el sujeto siga negando
corticales, metabolitos... Pero también algo nace y disociando continuamente la realidad de la muer-
cada día: miles o millones de células y compuestos te, viviendo como si esta no estuviera (y estuviere
químicos, incluidas las células tumorales. Pero ese cerca): es la muerte denegada y disociada.
morir parcial, biológico, sectorial, no es morir-se, La cuarta posibilidad, que en muchos casos es la
como no lo es, estrictamente hablando, la muerte que acaba prevaleciendo si hay tiempo, medios y
súbita, sin conciencia: el sujeto muere, pero no ha ayuda para afrontar el proceso de morir (en este
sabido que se muere. Morir es propio de todo or- caso morir-se), es la forma de muerte a la que he-
ganismo (biológico). Morir-se es un atributo del su- mos llamado muerte como objeto interno reparato-
jeto. El final de la vida y de la biografía es de al- rio: la muerte vivida en posición reparatoria, domi-
guien. nada por las vivencias de “dejar las cosas bien”,
La vida biológica tiene su realización y desarrollo “reconocer los daños producidos por nosotros
más logrados, a nivel humano, en la constitución mismos que hemos logrado reparar y los que no lo
del sujeto biopsicosocial. Por eso también cada hemos logrado”. Su vivencia implica experiencias
muerte sabida por el sujeto es una catástrofe, pues de pérdida y sufrimiento, desde luego, con mo-
es la destrucción de una trabajosa integración de mentos de gran pesar, ira e incluso culpa. Y de
múltiples elementos dinámicos de tipo biológico, añoranza por lo que ya no viviremos y lo que he-
psicológico y social de la persona, que es lo que mos dejado de vivir, de experimentar, de arreglar.
ha dado lugar a la construcción de un sujeto, de Pero al final puede predominar una especie de se-
una identidad. renidad resignada, a la que los clásicos llamaron
La filosofía nos enseña que morir y vivir son cues- ataraxia13,226-228.
tiones del organismo. Existir y morir-se son atribu- Es el resultado de formas de aproximación a la pro-
tos del sujeto. Morirse es un proceso mental resul- pia muerte y al morir-se en las que van predomi-
tante de la percepción, acertada o errónea, fanta- nando la integridad, la integración de nuestro pasa-
seada o hipocondríaca, de que nuestro self, do con nuestro inmediato futuro, la integración con
nuestra identidad, llega a un final, de que desapa- los demás, los deseos de facilitar el tránsito tanto
recemos como sujetos. No solo perdemos nuestro para uno mismo como para los próximos y allega-
cuerpo y nuestra vida, sino, como antes decía- dos. Incluso facilitando el trabajo de los profesiona-
mos, todo un mundo interno y un mundo relacio- les 94,205. Para ello tiene que predominar el senti-
nal trabajosamente construidos. Morirse supone, miento de gratitud, que es relativamente frecuente
por ello, el más profundo y radical de los procesos en el morir-se de las personas más íntegras y que
de duelo: el sujeto debe afrontar la pérdida de sí han practicado la reparatividad, los deseos solida-
mismo, del sujeto13,225. Por eso, si nos es dada la rios de “arreglar” las desviaciones, ataques y erro-
oportunidad de una (mínima) conciencia, tende- res que todos cometemos a lo largo de nuestra vi-
mos a morir como hemos vivido (a nivel profundo). da. La ideología de la gratitud y la reparación, el
Es decir, tendemos a morir de acuerdo con nues- comunitarismo y el ecologismo, que con grandes
tras “organizaciones relacionales” más profundas, problemas se han ido abriendo paso durante el si-
de acuerdo con nuestras programaciones semán- glo XX y el siglo XXI, son encuadres culturales globa-
ticas con respecto a la muerte, la vida y las rela- les que facilitarán el trabajo de los médicos y otros
ciones (tabla 5). Y esas organizaciones relaciona- profesionales (y de la población) ante ese trance151.
les son los principales factores de riesgo (o En efecto, esa actitud ideológica y cultural puede
de contención y protección) para la elaboración de ser la mejor base del profesional para saberse mo-
los duelos y, principalmente, del duelo por la pro- ver en los nuevos conflictos ante la muerte que se
pia vida13,226,227. presentan en nuestros días. Como hemos dicho,

33
FMC – Protocolos

nos morimos hoy de formas muy diferentes a otras Principios generales para la atención
épocas. Los antropólogos y sociólogos suelen ha- primaria en las situaciones de “final
blar de al menos una serie de diferencias cualitati- de la vida”
vas (y no solo las cualitativas y cronológicas), de
las que ya hemos hablado y a las que habría que En ese sentido, para poder orientarse en la guía
añadir las matizaciones que resumiremos en las ta- clínica recomendada en las tablas siguientes,
blas 27 y 286. conviene que los profesionales tengan una idea
Solo una perspectiva cultural como la que resumi- de los temores del que va a morir (tabla 27) y pue-
mos podrá facilitar esas formas de aproximación dan situarse a sí mismos, al paciente y a los fami-
“posmodernas” a la muerte resumidas en dichas ta- liares o allegados más relevantes, a lo largo de los
blas. Por ejemplo, solo una actitud cultural realmen- cinco ejes fundamentales que planteamos en la
te comunitarista, de integración de la asistencia sa- tabla 2913,157,205.
nitaria en la sociedad, la familia y la cultura, puede Además, los profesionales tendrán que haber de-
ayudar a evitar los numerosos conflictos relaciona- terminado su propia actitud, conocimientos y téc-
dos con la interrupción de la asistencia mecánica y nicas con respecto a la atención sanitaria en esos
facilitar de forma general aproximaciones realmente momentos del “final de la vida”. Para ello, es nece-
empáticas a los enfermos terminales (tabla 28). sario que tengan en cuenta los principios genera-
Esa actitud, unida a determinados conocimientos y les de actitud asistencial que resumíamos en la ta-
técnicas, hoy ya transmisibles y cada vez más pro- bla 3. Eso les permitirá una aproximación médica y
bados 39,158,203,212, son los que nos ayudarán a no humana a las siempre difíciles entrevistas en estos
caer en la actitud fóbica (del paciente o de los pro- momentos, una actitud que tenga en cuenta los
fesionales) ante la muerte; nos ayudarán a evitar conocimientos y técnicas psicológicas (tabla 19).
el “ensañamiento seudoterapéutico” o a aclarar la La finalidad de esas entrevistas es determinar los
“tragicomedia de la muerte”13: esa situación en elementos clave de cada duelo tanto en su paciente
la que los familiares creen que engañan al pacien- como en los familiares y allegados más próximos (si
te, el médico cree que engaña al paciente y el pa- el profesional es capaz de adoptar una actitud pre-
ciente engaña a familiares y a profesionales. O si- ventiva, altamente recomendable en estos ca-
tuaciones en las cuales la búsqueda de una “muer- sos)218-224. Mediante esas entrevistas iniciales, podrá
te natural” no parte de la consideración de las ir determinando los factores de riesgo del duelo, los
capacidades de esa familia y ese hogar para el ca- niveles o elementos para la contención del mismo
so concreto de esa muerte previsible. de los cuales disponen tanto el paciente como los

Tabla 27. Pérdidas y temores más frecuentes del sujeto ante las enfermedades que amenazan nuestra vida

Pérdidas Temores
t Pérdida de seguridad t Temores ante la pérdida de los seres queridos, allegados,
t 1ÏSEJEBEFGVODJPOFTQTJDPGÓTJDBT del hogar, del trabajo...
t 1ÏSEJEBEFMBJNBHFODPSQPSBM t 5FNPSFTQPSFMGVUVSPEFMPTTFSFTRVFSJEPTPBMMFHBEPT 
t 1ÏSEJEBEFQPEFS ýSNF[B JOEFQFOEFODJB los propios valores, creencias e ideología, por determinados
t 1ÏSEJEBEFBVUPFTUJNB bienes materiales...
t 1ÏSEJEBEFMSFTQFUPEFMPTPUSPT t 5FNPSBSFTVMUBSVOQFTPQBSBMPTEFNÈT
t 1ÏSEJEBEFMGVUVSP t 5FNPSFTBQFSEFSFMDPOUSPM
t 5FNPSBIBDFSTFEFQFOEJFOUFT
t 5FNPSBOFDFTJUBSBZVEBQBSBMBTUBSFBTNÈTCÈTJDBTDPNJEB 
limpieza, excreción...
t 5FNPSBMEPMPSPBPUSPTTJHOPTEFFNQFPSBNJFOUP
t 5FNPSBOPTFSDBQB[EFBDBCBSMBTUBSFBTP
responsabilidades encomendadas o deseadas en la vida
t 5FNPSBMBBHPOÓB
t 5FNPSBmorir
t 5FNPSBFTUBSNVFSUP
t 5FNPSBMPTUFNPSFTZBOTJFEBEFTEFMPTEFNÈTZBMBT
propias capacidades para calmarlos...
Derivada de: citas 13 y 205.

34
FMC – Protocolos

Tabla 28. El rumbo de los duelos y la muerte con ciertas ideologías actuales: la muerte se vive y muestra en
nuestra cultura13

Privatizada y marginal Privatización en los dos sentidos: escondida en lo privado y con negocios
privados: ¿Sabe usted cuánto cuesta un funeral en su comunidad?
Resultado: la muerte negada y expropiada/marginalizada y disociada
Tecnificada y Nadie se muere “de viejo”, “hay que hacer algo (médico) para ayudar” en los
profesionalizada duelos
Medicalizada La medicalización y psicofarmacologización de la vida cotidiana afecta
enormemente a cómo morimos hoy y cómo hacemos los duelos por muerte
A menudo, las vivencias de la muerte quedan dominadas por ideologías
médicas y, cada vez más, por el paradigma biocomercial y de la medicina
privatizadora
Institucionalizada Los moribundos, a hospitales
Los duelos de otro tipo, a APS, psicólogos, psiquiatras...
Con disolución de símbolos Desacralizada, desritualizada, incinerada...
y rituales tradicionales
y sin que aún hayan sido
sustituidos por otros nuevos
Con conflictos añadidos Los “muertos de la tecnociencia”:
t -PTiNVFSUPTWJWJFOUFTw NBRVJOJ[BEPT

t :MPTiNVFSUPTBQMB[BEPTw iUFSNJOBMFTw

Los nuevos conflictos ante la muerte:


t &MiFOTB×BNJFOUPQTFVEPUFSBQÏVUJDPw
t La actitud antimuerte evitativa, fóbica
t $POþJDUPTFOUSFMBGBNJMJBZFMNÏEJDP
t $POþJDUPTFOUSFFMFOGFSNPZTVGBNJMJB
t -BSFJWJOEJDBDJØOEFMB “muerte natural”
t -PTEFCBUFTTPCSFMBFVUBOBTJB
Más que rehumanización de la muerte y:
Cuidados paliativos
Atención domiciliaria
Solidaridad social

Tabla 29. Cinco ejes básicos para estructurar las técnicas y pragmáticas de atención al paciente terminal13

I. Posibilidades de supervivencia y recuperación


II. Analgesia/algesia posible (la analgesia como objetivo deseable)
III. Nivel de conciencia/inconsciencia deseados y deseables
IV. Autonomía/dependencia deseados, deseables y posibles
V. Momento emocional del paciente y la familia

familiares y los propios profesionales (tablas 7, 14 y de pensamiento “pesimista”, acontecimientos psi-


16). Con una idea básica, que ya expusimos: nece- cosociales estresantes.
sitamos la ayuda de la comunidad, de la familia y Además, esa entrevista inicial (tablas 19 y 31) y los
del propio paciente para poder atender con unos datos que hay que explorar en ella (tabla 30) serán
cuidados mínimos a esas difíciles situaciones13. de gran ayuda para orientarse, entre las dece-
Un estudio del Instituto Norteamericano del Cán- nas de variables intervinientes, sobre esos factores
cer29,229 proporciona los siguientes indicadores, es- de riesgo y sobre qué elementos valorar o atender
tadísticamente significativos, para el duelo compli- básicamente en las entrevistas futuras (tablas 30-
cado pre mortem: edad menor de 60 años, falta de 32). Esos conocimientos e ideas técnicas genera-
soporte social percibido, historia de depresiones y les pueden permitir al profesional trabajar junto
depresión actual, nivel socioeconómico bajo, estilo con el paciente y sus allegados en la guía clínica

35
FMC – Protocolos

Tabla 30. Elementos que hay que evaluar previamente en el caso de la enfermedad terminal

Tanto en el paciente Como en la familia y allegados cuidadores


1. Factores de riesgo estadísticamente demostrados (tabla 16).
2. Capacidad y disponibilidad de cada uno de los NIVELES PARA LA CONTENCIÓN, para utilizarlos con el
sujeto y la familia13,198.
t Mundo interno: identidad, autoestima, normas morales y valores, imágenes y relación con los seres
queridos...
t Capacidades del YO: capacidad de modular las propias emociones y capacidades para la relación con la
sociedad, capacidades de elaboración de pérdidas, frustraciones y duelos anteriores...
t Cuerpo y vivencia del cuerpo.
t Familia, tanto nuclear como extensa y tanto real como en el recuerdo.
t Redes sociales de soporte, tanto profesionalizadas como semi y no profesionalizadas.
t Relación con el trabajo y el medio laboral.
t Redes profesionalizadas: sanitaria, de servicios sociales, de salud mental...
3. Atención especial a la FAMILIA como fundamental nivel de contención en nuestras sociedades (nivel 4):
t &TUSVDUVSBFYUFSOB
t /ÞNFSPEFNJFNCSPT QBSFOUFTDPT FEBEFT
t $BMJEBEEFMIBCJUÈDVMP SFDVSTPT IFSFODJBT
t &TUSVDUVSBJOUFSOB
– Relaciones intrafamiliares (dinámica familiar) y situación actual: cohesión, estructuración, funcionalidad...
– Capacidad de contención y elaboración en la familia (en pérdidas anteriores)
– Posibilidad de cuidadores designados y “de enlace”...
– Conocimientos y actitudes de la familia con respecto a la enfermedad
– Personalidad y actitudes ante la muerte y la vida de los que “van a quedarse” y, en especial, de los
cuidadores principales
– Relaciones equipo sanitario-familia
4. Atención especial al CUERPO como elemento para la CONTENCIÓN o la DESCONTENCIÓN
emocional (nivel 3):
t &OGFSNFEBEFTQSFWJBTPDPODVSSFOUFT
t 5FOEFODJBTBMBTPNBUJ[BDJØOPMBIJQPDPOESJ[BDJØOBOUFMBTFOGFSNFEBEFT
t 5FOEFODJBTIBDJBMBQBTJWJEBEFYDFTJWB
t $BQBDJEBEFTEFTPQPSUBSEPMPSFTZNPMFTUJBTDPSQPSBMFT
t $ØNPTFSFQSFTFOUBOFMQSPQJPDVFSQP MBBþJDDJØO FMEVFMP
5. Encuadre interno del profesional: somos una parte del nivel 7.º para la contención:
t $BQBDJEBEFTUÏDOJDBT DPOPDJNJFOUPT BDUJUVEFTZIBCJMJEBEFT

– Tanto a nivel biológico (conocimientos de la enfermedad, sus complicaciones y de los medios terapéuticos
y exploratorios utilizables)
– Como psicológicas (capacidades de entrevista, de empatía, de contención, psicoterapéuticas...)
t Conocimiento de los procesos de duelo y adaptativos y del funcionamiento de la persona “en duelo” para
poder participar en el acompañamiento y orientación
t Emociones, sentimientos y relación con el paciente concreto: si hay empatía y relación intensa anterior
--> mayores posibilidades de colaborar en la elaboración
Modificada de: Tizón JL13.

básica para estas situaciones (REPARAD), que samos ampliamente en un trabajo anterior13. Aquí
mostramos en la tabla 33, tomando como base la nuevamente es necesario tener en cuenta las apor-
guía australiana para estas situaciones157. taciones filosóficas, antropológicas y éticas: El
principio ético (e ideológico) de la autonomía man-
dataría que el paciente debe ser informado siem-
Algunas ideas para orientarse en los pre, no solo para que pueda realizar las mejores
conflictos entre autonomía y decisiones entre las posibles, sino porque la infor-
autogestión versus compasión mación le ayuda a dar sentido y afrontar la enfer-
y restricción de información medad. Pero, como ya ampliamos en otro lugar13,
Es el tema que popularmente ha solido resumirse la información también puede aumentar la carga
con la alternativa decirlo o no decirlo, que ya glo- emocional y cognitiva del sujeto, llevando a altera-

36
FMC – Protocolos

Tabla 31. Recomendaciones generales para la realización de las siguientes entrevistas con el paciente terminal
y con los familiares

Valorar o atender
Con el t -BiFYQFSJFODJBEFMFOGFSNBSwEFMQBDJFOUF
paciente t &MUJQPEFEVFMPBOUJDJQBUPSJP{FTDPNQMJDBEP FTQBUPMØHJDP
t -BQTJDPQBUPMPHÓBQSFWJB QBSBIBDFSQSFWFODJØOTFDVOEBSJBEFTVSFQFUJDJØO
t .BOUFOFSFMDPOUBDUPEJSFDUPDPOFMQBDJFOUF FOFMTFSWJDJPPBEPNJDJMJP

t 3FBMJ[BSMBTFOUSFWJTUBTCBTÈOEPOPTTJFNQSFFOMBOFHPDJBDJØO MBQSVEFODJBZFMSFTQFUP
t /VODBNFOUJSTJFTOFDFTBSJP FVGFNJTNPT SFTUSJDDJPOFTNFOUBMFTZDPNVOJDBDJPOFT
progresivas pueden bastar y son menos peligrosos
t "UFOEFSBMMFOHVBKFWFSCBMZOPWFSCBMEFMQBDJFOUF
t .BOUFOFSMBFTQFSBO[BEFMQBDJFOUF BCBTFEFiFTQFSBO[BTDPODSFUBTwRVFEFCFNPTUFOFS
pensadas)
t $VBOEPFMQBDJFOUFNFODJPOBFMFNFOUPTDPODSFUPTEFTVSFBMJEBE QSPCMFNBTEFIFSFODJBT 
tierras, pensiones...) debe atendérsele y no disociarlas: es una forma de acercarse a la realidad
de su situación y de intentar que él, su familia y nosotros mismos podamos afrontarla
t 3FTQFUBS FTDVDIBSZQSPNPWFSFMSFMBUPEFSFDVFSEPTPWJWFODJBTGFMJDFTEFMQBTBEP
t 7JTJUBTEFMPTOJ×PTTPOQPTJCMFTDPOQSVEFODJBZMJNJUBDJPOFT
Con los t -BiFYQFSJFODJBEFMFOGFSNBSwEFMPTGBNJMJBSFT
familiares t &MUJQPEFEVFMPBOUJDJQBUPSJP{FTDPNQMJDBEP FTQBUPMØHJDP
t -BQTJDPQBUPMPHÓBQSFWJB QBSBIBDFSQSFWFODJØOTFDVOEBSJBEFTVSFQFUJDJØO
t .BOUFOFSFMDPOUBDUPEJSFDUP FOFMTFSWJDJPPBEPNJDJMJP

t 3FBMJ[BSMBTFOUSFWJTUBTCBTÈOEPOPTTJFNQSFFOMBOFHPDJBDJØO MBQSVEFODJBZFMSFTQFUP
t /VODBNFOUJS3FTUSJOHJSJODMVTPMPTFVGFNJTNPTZSFTUSJDDJPOFTNFOUBMFT
t "UFOEFSBMMFOHVBKFWFSCBMZOPWFSCBMEFMPTGBNJMJBSFT
t .BOUFOFSMBTFTQFSBO[BTSFBMJTUBTEFMBGBNJMJBTJOPWBOBTFSWJSQBSBNBOUFOFSDPOWJEBBTV
ser querido, pueden ayudar mucho en este trance
t "QPZBSTVTJOUFOUPTQPSQMBOUFBSMBBUFODJØOBFMFNFOUPTDPODSFUPTEFMBiSFBMJEBENBUFSJBMw 
pero aconsejando prudencia, contención y, si es posible, su “resolución posterior” (problemas de
herencias, tierras, pensiones...), a menos que el paciente quiera hacerlo por él mismo
t 3FTQFUBS FTDVDIBSZQSPNPWFSFMSFMBUPEFSFDVFSEPTPWJWFODJBTGBNJMJBSFTGFMJDFTEFMQBTBEP
t 1SFHVOUBSTFZUFOFSQSFQBSBEPRVÏPUSPTNJFNCSPTEFMBGBNJMJBQVFEFOBZVEBSBMPTiGBNJMJBSFT
cuidadores”
t 1SFWFODJØOQSJNBSJBEFMBQBUPMPHÓBEFMDVJEBEPS
t &ODBTPEFDPOþJDUPT EFDJEJSKVOUPDPOMBGBNJMJBZBMMFHBEPTVOiQPSUBWP[ NFEJBEPSP
representante de la familia”
Derivada de: Bowlby J2, Tizón JL13, Parker HA y McNally RJ19, Ciurana R212 y Tizón JL et al157.

ciones psicológicas, conflictos psicosociales, ma- cia, teniendo en cuenta las capacidades de auto-
yor confusión en vez de mayor claridad. Por eso, nomía y autogestión del paciente (tabla 34). El
tal derecho a la autonomía debe ser equilibrado y PAPPS157,212,219-224 y nosotros mismos13 proponía-
contrabalanceado227,168,191 mediante los principios mos una especie de protocolo sobre cuándo decir-
éticos de beneficencia (hacer el bien al paciente) y lo, intentando balancear con ello el “modelo ameri-
no maleficencia (no producirle daño o sufrimiento). cano” en estos temas (que prima la autonomía y la
Sin olvidar que, si los clínicos se hallan muy pen- comunicación de “la verdad”) con el “modelo me-
dientes de cómo y cuándo dar informaciones con- diterráneo”, que primaba la compasión y las deci-
cretas, eso puede detraerles capacidades menta- siones de la familia como conjunto20,157,212 219-224. Los
les y tiempo para afrontar otras tareas y decisio- dos decenios transcurridos desde esas aportacio-
nes. nes, los cambios ideológicos y culturales en nues-
Por eso es adecuado partir de la premisa de evitar tro mundo, así como los avances médicos, en par-
apriorismos ideológicos (tabla 34), que a menudo ticular con respecto a la analgesia y la sedación,
se disfrazan como éticos y no lo son. Ello nos deja han ido inclinando más y más la balanza del lado
abierta la posibilidad de que nos veamos obli- del “modelo americano” y, en este caso, del lado de
gados a introducir unilateralmente elementos guia- la autonomía y autogestión del paciente: por ello,
dos por los principios de autonomía y beneficen- hemos matizado los elementos fundamentales del

37
FMC – Protocolos

Tabla 32. Adaptación a las situaciones de “end-of-life” del protocolo general de atención a los procesos de duelo
desde la atención primaria y comunitaria

Principios Elementos técnicos generales (para asesorar e intervenir)


1. Determinar el momento del duelo t &TUBCMFDFSVOBBMJBO[BUFSBQÏVUJDBZVODJFSUPiDPOUSBUPwi7PZB
2. Determinar el cumplimiento de seguir viniendo/Necesito que venga a verme cada...”
tareas del duelo hasta el momento t 0GSFDFSVOBQPZPEFDPOUJOVJEBE OPQVOUVBM JOUFSSVNQJEP
dominante en la actualidad o incierto
3. Pronóstico de duelo “normal”, t 'BDJMJUBSFMBGSPOUBNJFOUPEFMB SFBMJEBEEF
MBQÏSEJEB
complicado o patológico: diagnóstico t Dando tiempo y permitiendo un ritmo propio de “elaboración del
biopsicosocial duelo”
4. Actitud consecuente: acompañar – t $POPDJFOEPZUPMFSBOEPMBTEJGFSFODJBTJOUFSJOEJWJEVBMFT
asesorar – intervenir – Cada deudo suele tener estilos y ritmos diferentes de afrontar los
5. Tener en cuenta los posibles procesos de duelo, sobre todo en los tres primeros momentos, y
trastornos, duelos patológicos máxime en un mundo multicultural como es el nuestro
o trastornos de personalidad t %FUFSNJOBSFMMPTEFVEPTNÈTWVMOFSBCMFTZBUFOEFSMPT
concurrentes especialmente, si no podemos ayudarlos a todos
t "ZVEBSBFYQSFTBSFJEFOUJýDBSFNPDJPOFTZTFOUJNJFOUPTZ TPCSF
todo, culpa, ira, miedo, tristeza, nostalgia, vergüenza...
t 3FGPS[BSMBiOPSNBMJEBEwZMBBVUPHFTUJØO4F×BMBSRVFNVDIBTEF
las reacciones de ese duelo son “normales” (si lo son)
t 1FEJSBZVEBFTQFDJBMJ[BEBTJFMEVFMPFTQBUPMØHJDPPNVZ
complicado
Derivada de: tabla 15.

Tabla 33. PREPARAD (PREPARED*): adaptación de la guía australiana para las situaciones de “end-of-life”

P Prepare la t $POýSNFFMEJBHOØTUJDPQBUPMØHJDPZMPTSFTVMUBEPTEFMBTQSVFCBTBOUFTEF
discusión, si iniciar la consulta o entrevista
ello es posible: t 5SBUFEFBTFHVSBSMBQSJWBDJEBEZRVFOPIBZBJOUFSSVQDJPOFTBOUFTEFDPNFO[BS
a hablar del tema
t "DVFSEPTQSFWJPTFOUSFMPTEJWFSTPTFRVJQPTQSPGFTJPOBMFTJOUFSWJOJFOUFT TJFTFM
caso)
t /FHPDJFRVJÏOPRVJÏOFTEFCFOFTUBSQSFTFOUFTEVSBOUFFTBFOUSFWJTUB
R Relación: t &TUBCMF[DBVOWÓODVMPBGFDUJWPZOPTPMPUÏDOJDP
Establezca t .VFTUSFFNQBUÓB DBQBDJEBEEFDVJEBSZDPNQBTJØOEVSBOUFUPEBMBFOUSFWJTUB
previamente
una relación
con el sujeto:
E Explicite las t )BHBFYQMÓDJUPFMNPUJWPEFFTUB T
DPOTVMUB T
ZBDMBSFMBTFYQFDUBUJWBTEFM
preferencias del paciente, tanto en el caso de que la iniciativa parta de él como de usted
paciente y de t $MBSJýRVFMBDPNQSFOTJØOEFMQBDJFOUFZTVTDVJEBEPSFTBDFSDBEFMBTJUVBDJØO 
los cuidadores: qué es lo que desean saber y con cuánto detalle
t 5FOHBFODVFOUBMPTGBDUPSFTDVMUVSBMFTZDPOUFYUVBMFTRVFJOþVFODJBMBT
preferencias y necesidades de información
P Proporcione t 0GSÏ[DBTFBEJTDVUJSMPRVFTFFTQFSB EFGPSNBTFOTJCMF QFSPEBOEPBMQBDJFOUF
información, la opción de no discutirlo, de “echarse para atrás”
pero según el t 3FHVMFMBBENJOJTUSBDJØOEFJOGPSNBDJØOTFHÞOMBTQSFGFSFODJBTEFMQBDJFOUF TVT
modelo TIANC: conocimientos y las circunstancias
“Tratamiento t 6TFVOMFOHVBKFDMBSP TJOKFSHBOJUFDOJDJTNPT DPNQSFOTJCMF
Integral t 1BSUBEFMBJODFSUJEVNCSF MJNJUBDJPOFTFJNQPTJCJMJEBEEFDPOýSNBDJØOEFM
Adaptado a las pronóstico y de la información acerca del final de la vida
Necesidades t &WJUFTFSEFNBTJBEPFYBDUPFOMBDSPOPMPHÓB FYDFQUPFOMPTÞMUJNPTEÓBT
del paciente y t $POTJEFSFRVFFMDVJEBEPSQSJODJQBM PFMNÈTFOSJFTHP QVFEFUFOFS
su familia en la necesidades de información diferentes: por ello, pueden ser necesarias
Comunidad de entrevistas separadas con él o ellos (siempre que el paciente lo admita, al menos
referencia”36 mientras sea psicológicamente competente)

38
FMC – Protocolos

Tabla 33. PREPARAD (PREPARED*): adaptación de la guía australiana para las situaciones de “end-of-life” (Cont.)

t 5FOHBFODVFOUBRVFFOFTUFUJQPEFQSPDFTPT ZFOFTUFUJQPEFEVFMPT
DBTJ
siempre intervienen varios profesionales o equipos
t 5SBUFEFBTFHVSBSJOUFHSBDJØOEFMPTNJTNPT MBDPIFSFODJBZDPOTJTUFODJBEF
la información y las perspectivas proporcionadas a la familia por los diversos
miembros del equipo clínico/equipos: en esas situaciones, las discrepancias en
la comunicación por parte del equipo son fuente de miedo, temor, ansiedad...
A Afectos: Acepte t 5PEBTMBTemociones primigenias se pondrán en marcha ante el final de la vida:
y reconozca indagación, miedo, ira, pena, necesidad de cuidar/ser cuidado, asco, e incluso el
emociones, deseo y la necesidad de alegría y juego. Hay que reconocerlas, valorarlas, mitigar
sentimientos y las primeras y atender a las dos últimas...
preocupacio- t :BEFNÈT MPTsentimientos más profundos o básicos: vergüenza, culpa, orgullo,
nes: envidia y odio, esperanza/desesperanza, confianza/desconfianza...
t &YQMPSFZBZVEFBSFDPOPDFSFTBTSFBDDJPOFTFNPDJPOBMFTZQSFPDVQBDJPOFTEFM
paciente y de sus cuidadores, en la medida de su/y sus posibilidades
t 0CTFSWF FNQBUJDFZDVJEFMBTSFBDDJPOFTFNPDJPOBMFTBOUFMBFOUSFWJTUB MBT
de ellos y las propias): Hay que “observarse observando” (es decir, mientras se
observa)13, 33
t 3FTQPOEBBMTVGSJNJFOUPEFMQBDJFOUFPEFMDVJEBEPSUFOJFOEPFODVFOUBMPRVF
se ha hablado hasta entonces, no con apriorismos
R Realismo en las t 4FBIPOFTUPTJOTFSDPOUVOEFOUF TJOEBSJOGPSNBDJØONÈTEFUBMMBEBEFMPRVF
esperanzas que desea el paciente
proporcione t /PEÏJOGPSNBDJØOFOHB×PTBPGBMTBQBSBUSBUBSEFJOGVOEJS GBMTBT
FTQFSBO[BTFO
o fomente: el paciente
t "TFHVSFRVFUJFOFQSFQBSBEPFMBQPZP MPTUSBUBNJFOUPTZMPTSFDVSTPT
disponibles para controlar el dolor y otros síntomas, pero evite tranquilizaciones y
reaseguramientos prematuros
t $POVOBCBTFEFiEÓBBEÓBw FYQMPSFZQSPQPSDJPOFNFUBT EFTFPTZPCKFUJWPT
realistas y las formas de afrontarlos, si es adecuado
A Aliente las t "OJNFBRVFMFQSFHVOUFOZMFQJEBOJOGPSNBDJØO&TUÏQSFQBSBEPQBSBSFQFUJS
preguntas, las explicaciones sin añadir demasiadas palabras, nuevas explicaciones,
discusiones, tecnicismos, jerga...
reflexiones... t $PNQSVFCFMBDPNQSFOTJØOEFMPRVFTFIBEJTDVUJEPZTJMB
información proporcionada cumple con las necesidades del paciente y de su/s
cuidador/es.
t %FKFBCJFSUBMBQVFSUBQBSBRVFFOFMGVUVSPTFUSBUFOPUSPTUFNBTRVFIPZOPTF
han podido tratar (por tiempo, por complejidad, por falta de valor...)
D Documente t &TDSJCBVOSFTVNFOEFMPIBCMBEPFOMBIJTUPSJBDMÓOJDB JOGPSNBUJ[BEBPOP
t $PNFOUFMBTJUVBDJØODPOMPTPUSPTTBOJUBSJPTZ BTFSQPTJCMF DPOMPTTFSWJDJPT
comunitarios, si están trabajando en el caso. Desde luego, con los equipos de
cuidados paliativos, oncología y especializados, si están participando
t $POTJEFSFMBQPTJCJMJEBEEFUSBUBSMBTJUVBDJØOFOTFTJPOFTDMÓOJDBT TFTJPOFT
científicas, la “grabación sobre la muerte” o en general, los diez primeros
elementos de la tabla 25
En la traducción y adaptación personales, he intentado mantener un acrónimo similar al de la guía australiana: PREPARED.
Derivada de: Clayton JM et al158.

protocolo del PAPPS-SM157 en el sentido de que no dos con el término “oncología” son un dato innega-
sean necesarios tres, sino tan solo dos circunstan- ble para cualquier paciente.
cias para inclinarnos, como profesionales, del lado Resúmenes de ambos modelos generales (basa-
de la “autonomía en relación”, una actitud donde dos en la autonomía y autogestión o basados en la
priman los principios de autonomía y solidaridad decisión de la familia como conjunto) pueden en-
sobre los de no maleficencia. Entre otras cosas, contrarse en la tabla 34 o ampliadas en las obras
porque la generalización de las muertes por tumo- de referencia13,158,168,191,227. Como decíamos, tanto la
res y la visita a departamentos hospitalarios rotula- evolución sanitaria como la cultural y médica han

39
FMC – Protocolos

Tabla 34. “Decirlo o no decirlo”

PREMISAS
t Evitar apriorismos ideológicos: “hay que decirlo siempre”/”no hay que decirlo nunca”
A todos los pacientes habría que darles la oportunidad de oír y discutir su pronóstico (incluidas las esperanzas de
vida, cómo progresará la enfermedad, cuáles serán los síntomas futuros más probables y cómo le van a afectar
en su funcionalidad, cómo puede ser el final...)
t NO asuma que el paciente no quiere hablar de ello simplemente porque no haya sacado el tema o por
su nivel cultural o tipo de creencias. Hay que:
– Partir de los datos que ya posee el paciente: qué sabe y no sabe, qué parece querer saber y no saber, cómo y
cuándo...
– Atender, ante todo, a los deseos del enfermo, a su autonomía y autogestión: dele la opción de no discutirlo o de
hacerlo más adelante.
– Procurar la corresponsabilización de la familia.
– A pesar de todo, procurar incluir al paciente en la toma de decisiones, en la medida de sus posibilidades
(maduración personal, rasgos de personalidad, capacidades de afrontamiento o elaboración...)
– Comunicación por fases, progresiva, aceptando procesos de “negociación emocional” o cognitiva.
– Estar dispuestos a “pararnos” y detener los planes previos de comunicación franca si aparecen signos de alarma.
– Diferenciar los signos de alarma de duelo patológico, psicopatología y/o derrumbe psicosomático, de la
turbulencia afectiva normal en todo duelo (y mayor en este)
– No dejar la comunicación para “cuando no quede más remedio”: tal vez entonces las capacidades psicológicas
(y biológicas) del paciente estén ya demasiado mermadas.
CUÁNDO SÍ DECIRLO
Si el paciente tiene una enfermedad progresiva que limita la duración de su vida y el profesional piensa que el
sujeto puede no vivir más de 6-12 meses, CONSIDERE LA POSIBILIDAD DE INTRODUCIR UNILATERALMENTE
EL TEMA siempre que se cumplan al menos dos de los criterios siguientes (modificada de20,157, 221):
1. Si el tratamiento específico ya no funciona o hay efectos secundarios que limitan su eficacia.
2. El paciente lo pide reiteradamente.
3. Con argumentos consistentes y razonados.
4. No hay antecedentes o factores de riesgo de psicopatología importantes.
5. Existen necesidades reales de “arreglar” asuntos concretos: herencias complejas, asuntos legales, relaciones
interrumpidas o que se desean reparar, trasmisiones...
6. Cuando el profesional conocía el deseo previo del paciente, valora que actualmente es el mismo, y se cumplen
al menos dos de los criterios anteriores.
7. Cuando hay un empeoramiento notable en la situación o la percepción del mismo por parte del paciente, los
cuidadores o el equipo clínico.
8. Cuando hay que tomar decisiones terapéuticas importantes que no pueden tomarse sin la colaboración
informada del paciente.
9. Si hay requerimientos o expectativas familiares o del sujeto inconsistentes con el juicio clínico del profesional.
10. Antes de derivar al paciente a los servicios de curas paliativas o psicosociales.
Derivada de: Tizón JL13 y Clayton JM et al158.

ayudado grandemente a relativizar esas diferencias guientes versan sobre las (a menudo difíciles) en-
en los últimos años, de forma tal que habría que trevistas con el paciente terminal y su familia: hay
hablar hoy de un modelo negociado205 al menos a que tener una idea de cómo explicar que ya no
tres bandas (sujeto, familia, profesionales) como el hay tratamientos específicos para la enfermedad
modelo que se va extendiendo en la cultura del (tabla 35), así como ciertos conocimientos y técni-
norte del planeta. Pero tenemos que entenderlo cas acerca de cómo explorar las expectativas de
como un auténtico “pacto a tres bandas” como los vida que el paciente posee sobre sí mismo, antes y
que hemos defendido para otras situaciones com- después de hablar con nosotros (tabla 36).
plejas de la asistencia moderna198: entre el pacien- En las tablas 37 y 38 exponemos algunas ideas bá-
te, sus allegados y familiares y los profesionales. sicas para cuando surgen determinados conflictos
Para hacerse una idea de hasta dónde se puede que son (relativamente) frecuentes hoy en
avanzar en reconocer la autonomía al paciente y, día13,205,212: cuando la familia solicita restricciones
por lo tanto, comunicando la realidad del diagnós- de la información proporcionada al paciente (tabla
tico y pronóstico, pueden ayudar los elementos 37), y para cuando surgen conflictos familiares que
que sistematizamos en esa tabla 34. Las tablas si- no se solucionan dentro de la propia familia (tabla

40
FMC – Protocolos

Tabla 35. Cómo explicar que ya no hay tratamientos específicos para la enfermedad

Las pruebas
Recomendación Frases útiles (si son aplicables)
provienen de
Explique con “Su enfermedad ya no responde al tratamiento con ‘x’. Seguir con GC (guías de
cuidado que esos tratamientos puede causarle más mal que bien (o ‘Pueden consenso)
la enfermedad producirle muchos efectos secundarios, pero sin mejorar la
no está enfermedad’). Probablemente tendrá una mejor calidad de vida
respondiendo a sin continuarlos”
los tratamientos “Creo que más quimioterapia (o ‘tratamientos tipo x’) tal vez
actuales y que podría ayudar con el tumor, pero en esta fase puede hacerle
continuar los sentir peor. Hay otras muchas cosas que podemos hacer para
mismos puede afrontar la situación”
producir más “A partir de ahora, el objetivo del tratamiento creo que ha
molestias que cambiado: en vez de controlar el tumor, nos dedicaremos a
beneficios mejorar los síntomas que vayan apareciendo”
“Uno de los mejores predictores de cómo una persona responde
a la quimio y cómo esta le resulta, es cómo se siente
mientras se le administra. Ahora, como usted está más débil,
probablemente el tratamiento le empeoraría, no le mejoraría”
Evite decir que “Si la enfermedad avanza, continuaremos proporcionando los ED (estudios
“ya no puede mejores tratamientos para controlar los síntomas y apoyarles, descriptivos)
hacerse nada”. tanto a usted como a su familia”
Enfatice el hecho “Mi objetivo es que se sienta lo mejor posible y funcione lo más
de que propor- normalmente que sea posible”
cionaremos apo- “No hay nada más que hacer para que el tumor (o ‘x’) acabe, pero
yo y tratamientos tenemos muchas cosas que hacer para ayudarle”
para afrontar la
enfermedad
Derivada de: Tizón JL13 y Clayton JM et al158.

38). La tabla 39 intenta proporcionar algunas ideas Además, el profesional responsable debe conocer
básicas sobre qué puede pensar, decir o hacer el y estar formado en la práctica de la sedación palia-
profesional cuando la familia o el paciente niegan tiva y la sedación en la agonía (tabla 43)230-233, te-
la realidad, disocian demasiado la proximidad de la mas que recientemente han sido discutidos en
muerte, o proponen tratamientos o actuaciones nuestro país de forma sesgada por preceptos
fantasiosas, negadoras o maníacas, perjudiciales ideológicos y religiosos que no deberían afectar a
para el bienestar del propio paciente. la totalidad de la población. En efecto, al menos
una parte de la población no sigue en estos ámbi-
tos (como en otros muchos) las ideas conservado-
Últimas voluntades, últimas ras, ni las propias de alguna religión concreta. Por
intervenciones ello, no debería ocurrir que algunos administrado-
La mayor parte de los pacientes, pero no de los fa- res sanitarios, políticos y legisladores intenten im-
miliares, prefiere pasar las últimas horas en el ho- poner a toda la población sus ideas sobre estos te-
gar, propio o de un familiar. Pero el profesional de mas. Para ahorrar disquisiciones y problemas su-
APS debe saber que, para que ello sea posible sin plementarios, hemos de recordar aquí que no hay
perjuicio para el paciente, han de darse una serie demostraciones evidentes de que la sedación pa-
de requisitos mínimos (tabla 40) y, entre otros, el liativa acelere indefectiblemente la muerte.
contacto con un equipo de cuidados paliativos o La sedación paliativa (tabla 43) consiste en la dis-
un equipo de APS realmente dedicado. En caso de minución deliberada del nivel de conciencia del en-
pasar los últimos tiempos en el hogar, hay que sa- fermo, mediante la administración de los fármacos
ber qué recomendaciones se deben hacer a la fa- apropiados, para evitar un sufrimiento intenso cau-
milia para mejorar el confort y bienestar del pa- sado por uno o más síntomas resistentes a los tra-
ciente, tanto en las últimas horas (tabla 42) como tamientos. La sedación puede llevarse a efecto de
en los días o semanas anteriores (tabla 41)212,230. manera continua o intermitente y tener como obje-

41
FMC – Protocolos

Tabla 36. Cómo explorar las expectativas de vida que posee el paciente para cuidarle de forma más adecuada
(hay pruebas tipo estudios descriptivos)
Recomendación Frases útiles (si son aplicables)
Considere si debe preguntar al paciente por “Necesitaría saber qué cambios ha notado últimamente. Eso nos
cómo han ido las cosas en las últimas da una indicación de cómo van las cosas. ¿Se ha encontrado
semanas o meses y qué cambios ha fuerte, se ha encontrado entero, con energía en los últimos
notado en su funcionalismo tiempos (últimas semanas, meses)?”
“¿Le resulta ahora difícil hacer cosas que hace un mes podía
hacer?”
“¿Cómo va su peso? ¿Y su apetito?”
Considere si debe explicar los factores que “Hay varios factores que condicionan cuánto puede vivir una
permiten u obligan a hacer predicciones persona en su situación. Por ejemplo, cómo responde
de supervivencia su enfermedad al tratamiento, qué otras enfermedades o
No use la idea de “mi experiencia” si no la molestias padece, etc.”
tiene “Habitualmente pensamos que el tiempo se acorta cuando el
paciente no puede moverse de la cama, o cuando hay órganos
importantes que no funcionan bien. Creo que esa es su
situación ahora”
Evite ser exacto en las predicciones “Es muy difícil decir cuánto vivirá una persona. Solo puedo
temporales, salvo en los últimos días aventurar en días, semanas, meses o años... En su caso,
de vida, pero partiendo de que esa podría aventurarme a decirle que...”
enfermedad afecta la duración de la vida “El tiempo ahora es limitado. La muerte puede ocurrir en cualquier
Proporcione abanicos temporales, más que momento, aunque también puede tardar días”
fechas exactas
Si se le pide mayor exactitud, ofrezca “Mi experiencia (si es real) y muchos estudios nos dicen que los
dar esa información tan solo como médicos no somos muy certeros prediciendo la duración de la
una estimación, pero insistiendo en la vida de las personas con una enfermedad grave, como es su
escasa fiabilidad de las predicciones de caso”
supervivencia
Pueden utilizarse diversas bases para cifrar “Entre horas y días/entre días y semanas/entre meses y años”
esas expectativas: días vs. semanas vs. “Pueden ser pocos meses o algunos más”
meses; o la probabilidad de estar vivo “Mucha gente con su misma situación vive unos pocos meses,
cuando lleguen ciertos eventos (10% o algunos viven más y otros viven menos”
50% de posibilidades, por ejemplo)
Use la aproximación con la que se “La tercera parte de las personas viven más o menos un año.
encuentre cómodo. Si tiene experiencia Otras alrededor de 6 meses. Pero no sé sabemos cómo irán
y se encuentra cómodo con varias las cosas con usted”
aproximaciones, déjese guiar por las
preferencias del paciente. Por ejemplo,
pregunte si prefiere tener una idea
global (p. ej., semanas o meses) o
de probabilidades de vivir un período
determinado
SI hay datos estadísticos y el paciente “¿A usted le gustan los números concretos o prefiere una idea
solicita información numérica o estadística general?
“No es posible estar seguro en un caso concreto, pero
basándome en mi experiencia, en otros casos (¡si existen!) y en
los estudios que conozco, la mitad de las personas (50%) están
vivas en... semanas, e incluso un 10 % viven... meses”
“La persona con su momento del desarrollo de la enfermedad
vive por término medio... meses. Eso significa que la mitad de
la gente vive más de... meses y la mitad, menos de... meses”
“Por término medio, la persona con su enfermedad en ese
estadio vive... meses. La cuarta parte vivirá... meses o menos y
una cuarta parte vivirá... o más meses. No estamos seguros

42
FMC – Protocolos

Tabla 36. Cómo explorar las expectativas de vida que posee el paciente para cuidarle de forma más adecuada
(hay pruebas tipo estudios descriptivos) (Cont.)

de en qué grupo está usted, pero si se encuentra muy mal


ahora, eso puede indicar que usted puede estar en el grupo
que puede vivir... meses /semanas”
“Aquí solo podemos hablar de medias... Alguna gente va mucho
mejor y otra va peor”
“Las estadísticas nos ayudan a entender los patrones de la
enfermedad, no lo que va a pasarle a cada individuo con esta
enfermedad”
Tenga en cuenta que estas discusiones “¿Ha pensado qué debemos hacer si las cosas van mal/cuando
son momentos oportunos para las cosas vayan mal?”
introducir el tema de la “resucitación ¿Sabe qué es la resucitación cardiopulmonar?”
cardiopulmonar” “¿Qué piensa usted de ella?”
“¿Qué quiere que hagamos/hagan los médicos que le atiendan?”
Derivada de: Clayton JM et al158.

tivo un efecto sedante profundo (con pérdida de la Esas organizaciones sanitarias recuerdan que la
consciencia), o una sedación más superficial (con sedación no debe instaurarse para aliviar la pena
conservación del estado de consciencia). La seda- de los familiares, ni la carga laboral y la angus-
ción paliativa en la agonía es la sedación que se tia de las personas que atienden al paciente, ni co-
utiliza cuando el enfermo se encuentra en sus últi- mo “eutanasia lenta” o “eutanasia encubierta” (no
mos días u horas de vida para aliviarle sufrimientos autorizada por nuestro código profesional ni por
innecesarios. las leyes actualmente vigentes).
Ha de considerarse la sedación paliativa como un En el mismo sentido, el profesional que decide
tratamiento para los enfermos que son presa de acompañar y asesorar este tipo de duelos ha de
grandes sufrimientos que no han respondido ade- tener conocimientos de las características de los
cuadamente a los tratamientos paliativos anterio- documentos de “voluntades anticipadas” y acerca
res. Las indicaciones más frecuentes son las situa- de cómo y cuándo registrarlos y/o considerarlos en
ciones extremas de delírium, las náuseas/vómitos su asistencia.
incoercibles, la disnea, el dolor, las hemorragias El término testamento vital, documento de volunta-
masivas, las crisis de ansiedad, etc. des anticipadas o de instrucciones previas se refie-
La secuencia de elección es230-233: 1) benzodiacepi- re a un documento escrito mediante el cual una
nas tipo midazolam; 2) neurolépticos sedantes (co- persona manifiesta anticipadamente su voluntad
mo la clorpromacina o la levopromacina); 3) anti- sobre los cuidados y el tratamiento de su salud al
convulsivos (tipo barbitúricos), y 4) anestésicos final de la vida, o sobre el destino de su cuerpo o
(propofol i.v.). Hoy se realiza habitualmente utilizan- de sus órganos193,230-233 (tabla 44). El objetivo es
do benzodiacepinas, principalmente midazolam, que sus deseos puedan cumplirse en el caso
en combinación con morfina o algún otro analgési- de que no sea capaz de expresarse personalmen-
co similar, por vía intravenosa o subcutánea. te. Para que sea más efectivo, este documento de-
En la sedación de la agonía o sedación terminal, la bería incorporarse al Registro de instrucciones
SECP y la OMC232 recomiendan introducir o mante- previas correspondiente y a la historia clínica del
ner los fármacos anteriores, retirar otros que no paciente, tanto para facilitar su acceso por los pro-
sean imprescindibles y usar anticolinérgicos como fesionales médicos como para que se pueda efec-
la hioscina o la escopolamina (para disminuir las tuar su revisión.
secreciones bronquiales) y opiáceos (morfina). En El testamento vital, o más exactamente, el docu-
el documento de la SECPAL 232 pueden encontrarse mento de instrucciones previas, constituye un hito
guías más detalladas de recursos concretos ante en el desarrollo de la autonomía del paciente, otro
esas situaciones, aunque hay que tener en cuenta elemento más en la línea de primar los principios
siempre la importancia de la relación y las atencio- éticos (y sanitarios) de autonomía por encima
nes emocionales en estos últimos momentos, a de otros valores. En 2013, en España el número de
menudo más eficaces y, desde luego, más eficien- “testamentos vitales” formalizados superaba la ci-
tes que otros recursos médicos. fra de 150.000.

43
FMC – Protocolos

Tabla 37. Cuando la familia solicita que se restrinja la comunicación del pronóstico o la información sobre
el final de la vida

Recomendación Frases útiles (si son aplicables)


Muestre respeto hacia la familia y hacia el “Entiendo y valoro lo que me dicen. Entiendo que su deseo es
hecho de que puedan poseer puntos de cuidar a (nombre del paciente), hacerle sufrir lo menos posible y
vista diferentes al suyo acerca de decirle que por eso me piden que...”
o no la verdad al paciente y acerca de su
autonomía

Clarifique sus razones para hacer, sobre “Por qué no quiere que se le diga?”
todo cuando la familia quiere restringir la “¿Qué teme que pase?”
información “¿Por qué tiene miedo de que se lo diga?”
Explore en qué consisten sus “Entiendo que esté/n preocupado/s de que yo hable con (nombre
preocupaciones si se hablara del paciente) de lo que está pasando. Ciertamente, no deseo
abiertamente con el paciente decírselo si él no quiere saberlo. Pero ¿qué cree que puede
pasar si mantengo con (nombre del paciente) una conversación
sobre el tema? Y ¿qué cree que pasará si no le decimos lo que
está pasando?”
“¿Él/ella les ha dicho que no quiere saber las cosas?,
“¿Les ha dicho que quiere tener una información restringida o
filtrada?”

Explique que los pacientes a menudo “En mi experiencia (si la tiene) y por lo que sé, la gente a menudo
son conscientes de su pronóstico, de se asusta más por lo desconocido que por la verdad dicha con
su futuro, aunque no se les haya dicho cuidado”
abiertamente “¿Piensa que (nombre del paciente) sabe que las cosas no van
También, que el no poder hablar de bien ahora? ¿Cree que le gusta sospecharlo pero no
ello puede aumentar sus temores, su saberlo?”
dificultad para comunicarse con sus “Lo más probable es que sepa lo que está pasando. A menudo,
allegados, y su aislamiento poderlo hablar abiertamente proporciona un alivio”
“Al no reconocer lo que está pasando, le estamos impidiendo a
(nombre del paciente) la posibilidad de tener conversaciones
realmente importantes con todos ustedes”

Con cuidado, negocie con la familia “Me gustaría preguntar a (nombre del paciente) qué cree que le
explorar qué sabe el paciente de su está pasando. Puede saber mucho más de lo que imaginamos”
enfermedad, sus preocupaciones y “Podemos hablar todos juntos con (nombre del paciente) y aclarar
miedos, su deseo de información y su qué cree que le está pasando y si desea saber algo más”
deseo de participar en las decisiones
acerca de sus cuidados sanitarios.
(Es una forma de “pacto a tres bandas”,
tan necesario en la atención primaria
y comunitaria36)
Si el paciente no quiere participar o estar
informado, quién desea que tome las
decisiones
Use un intérprete si no está seguro de que
se le entienda
Considere la posibilidad de una “entrevista
bifásica”25: primero con la familia y luego
sin ella

Explique que no dará más información que “Solo responderé claramente si (nombre del paciente) me hace
la deseada por el paciente una pregunta directa. Pero no forzaré o introduciré ninguna
Sin embargo, recuerde que estamos información que no pida”
éticamente obligados a dar al paciente la
oportunidad de realizar preguntas acerca
de su enfermedad y a responderlas
honestamente
Derivada de: Clayton JM et al158.

44
FMC – Protocolos

Tabla 38. Afrontando conflictos: opiniones familiares diferentes, conflictos entre el médico y el paciente,
conflictos entre el médico, el paciente y los familiares...

Recomendación Frases útiles (si son aplicables)

Identifique y reconozca los desacuerdos familiares cuanto antes


Comuníquelos a los otros miembros de los equipos sanitarios o
comunitarios si pueden afectar al cuidado del paciente
Intenten ser coherentes y consistentes en la respuesta asistencial hacia
los mismos

Ofrezca entrevistas, incluso repetidas, a los afectados por el conflicto


y al paciente para explorar sus preocupaciones y para intentar
aumentar su conocimiento acerca del estado del paciente

Durante esas entrevistas, procure observar, más que “soltar rollos”: “Esta situación nos hace sentir
facilite la expresión, incluso emocional, de los afectados muchas cosas, nos conmueve
Utilice el modelo de entrevista familiar en su modalidad de “entrevistas mucho... A todos”
conflictivas o tempestuosas” (según un manual de entrevistas
familiares, por ejemplo198,25,242)

Permita que familia y paciente puedan hablar claramente de la inevitable “A veces es tan difícil pensar en
muerte del paciente y, sobre todo, de las emociones al respecto la vida sin ‘x’ ... que ni puede
hablarse de la muerte y de cómo
puede pasar”

Focalice una y otra vez hacia los valores del paciente, que es el sujeto “Si fuera capaz de hablar ahora
que más pierde, en los principios de su autonomía y autogestión con nosotros, ¿qué cree que nos
diría?”
Explore y reconozca las preocupaciones y cogniciones del paciente y
su cuidador, sobre todo las que tienen a escindirse o negarse de la
relación y que pueden levantar barreras a la comunicación

Si es posible, proponga la existencia de un portavoz familiar,


preferiblemente nombrado por el paciente, que pueda colaborar en
las decisiones médicas cuando el sujeto esté tan enfermo como para
no poder participar personalmente. Además de expresar los deseos
del paciente, será quien comunique esas decisiones al resto de la
familia

Si puede, tenga siempre con usted a otra persona (a otro profesional


o intermediario) y documente la discusión en sus notas clínicas con
claridad

Negocie abiertamente con el paciente y sus familiares alcanzar una


solución mutuamente aceptable

Reconozca limitaciones (p. ej., que probablemente usted no puede “Veo que hay cosas que vienen
resolver conflictos o disfunciones familiares de larga evolución) de lejos y que, probablemente,
ustedes han intentado resolver
de la mejor forma posible y con
muchos más datos de los que yo
tengo ahora...”

Cuando esos esfuerzos no tengan buenos resultados y el conflicto esté


afectando a los cuidados del paciente, considere la posibilidad de una
segunda opinión para la familia, o un mediador, o un especialista en
entrevistas familiares, o el “abogado del paciente”...
Derivada de: Clayton JM et al158.

45
FMC – Protocolos

Tabla 39. Negación de la situación de enfermedad terminal, negación o disociación de la muerte, o expectativas
poco realistas, que no tienen en cuenta las evidencias clínicas y empíricas y que pueden llevar a complicar la
situación (p. ej., con tratamientos aventurados o interconsultas inútiles o reiteradas) [hay evidencias ED (estudios
descriptivos) y OE (opinión de expertos)]

Recomendación Frases útiles (si son aplicables)

Explore la comprensión del paciente “¿Qué cree que pasará con su enfermedad y con las
posibilidades de tratamiento en el futuro?

Use la técnica de las “hipótesis alternativas” “Mientras esperamos que las cosas vayan bien con el
(o “preguntas hipotéticas”) para explorar los tratamiento, también deberíamos pensar qué desearía o
objetivos y las cosas que habría que aclarar necesitaría si las cosas no fueran bien, sobre todo ahora,
o hacer (pero cuando el paciente esté aún que puede pensarlas y hacerlas”
suficientemente bien) “Ya sabe que quiero que las cosas vayan bien, pero si no lo
logramos, ¿qué otras cosas querría usted hacer a corto o
medio plazo?”
“¿Ha pensado qué puede pasar si las cosas no van como
queremos? Necesitamos un plan B. A veces,
tener un plan que nos prepare para lo peor nos hace
estar mejor preparados y tener esperanzas más
realistas”
“Ya sé que usted, como yo, espera que el tratamiento vaya
bien, pero creo que es importante hablar acerca del “y si
no es así”...

Busque una “ventana” para enfocar la situación “Veo que usted realmente quiere encontrarse mejor, como lo
de forma realista. Por ejemplo: deseo yo. Sin embargo, hay momentos en los que seguro
t DVBOEPFMQBDJFOUFOPFTUÈUBO que piensa que las cosas no están yendo tan bien... ¿Qué
perseguido, pasa por su mente en esos momentos?”
t PUBOPQUJNJTUB PUBOTFHVSPEFTVT
soluciones...
t DVBOEPFMQBDJFOUFFTUÈTJOUJFOEPMB
posibilidad de su muerte,
t PCJFODVBOEPFTUÏQVEJFOEPIBCMBS
de errores y culpas en su vida
anterior...

t /PTFFNQF×FFODPOUSBEFDJSMBTEFGFOTBT “Eso sería maravilloso... si ocurriera, ¿no? Pero a veces no


de negación o disociación: esa actitud está tan seguro. ¿Quiere que hablemos de ello?”
puede producir sufrimientos emocionales
innecesarios, mayores denegaciones o un
rechazo de los profesionales
t 1FSNJUBRVFFMQBDJFOUFGBOUBTFFBDFSDBEF
posibilidades poco probables, siempre que
eso no le bloquee en sus “tareas del duelo por
el final de la vida” (administrativas, de hablar
con la familia, de arreglar temas legales o
económicos...)

Se puede proponer una “segunda opinión” si “A veces hablar de esas cosas difíciles con otro profesional
el paciente o el cuidador no aceptan que experimentado puede ayudar
esa alternativa terapéutica propuesta es ¿Quiere que busquemos una segunda opinión, sobre el
médicamente inútil (pero no desprecie nunca tema, la opinión de otro especialista en el que confiemos
los afectos del paciente y su cuidador, ni los los dos?
posibles “efectos placebo”) Que conste que a mí no me parece mal, ya que se trata de
proteger su vida y evitarle sufrimientos”
Derivada de: Tizón JL33, Clayton JM158 y Tizón JL198.

46
FMC – Protocolos

Tabla 40. Requisitos indispensables para tratar al paciente en su hogar

t $VBOEPFMQBDJFOUFTBCFEFTVTJUVBDJØOZFYQMJDJUBFMEFTFPEFNPSJSFODBTB
t 4JTFBTFHVSBFMBQPZP FOTVDBTP
EFVOFRVJQPEFDVJEBEPTQBMJBUJWPT
t 4JMPTGBNJMJBSFTPBMMFHBEPTEFTFBOZQVFEFOIBDFSTFDBSHPEFMDVJEBEPEFMQBDJFOUF TPMPTPDPOBZVEB
profesional o de amigos (pero explique previamente que al final suelen existir complicaciones médicas dolorosas
de soportar en casa)
t /PTFUSBUBEFGBWPSFDFSMBinstitucionalización de la muerte, sino de preparar a la familia para la realidad de que la
agonía y la muerte implican siempre sufrimientos y experiencias difíciles de soportar
Derivada de: Tizón JL13, Ciurana R212 y Mitag O230.

Tabla 41. Consideraciones para la familia y allegados acerca de la comunicación con el paciente terminal en el
domicilio (una vez que conoce su situación)
t $PNFOUBSMPNÈTGSBODBNFOUFRVFTFQVFEBMBTNPMFTUJBTEFMPTUSBUBNJFOUPT FYQMPSBDJPOFT DVJEBEPT/P
negar ni minusvalorar esas molestias, máxime si el paciente las menciona
t .BOUFOFSMPTQSJODJQJPTBTJTUFODJBMFTSFTVNJEPTFOMBTUBCMBTBOUFSJPSFT
t &WJUBSMBSJHJEF[FNPDJPOBMMBFTQPOUBOFJEBE JODMVTPTJIBZNPNFOUPTEFHSBOUSJTUF[BZVPUSPTEFIVNPS FT
nuestra mejor contribución a la vida y la esperanza
t /PJNQPOFSMJNJUBDJPOFTBMUSBUPEFMQBDJFOUFDPOGBNJMJBSFT OJ×PT BOJNBMFTEPNÏTUJDPT BNJHPT DPOPDJEPT
t %JTDVUJSMBTTJUVBDJPOFTOVFWBTRVFWBOTVSHJFOEPDPOUBDUP QFSPTJOPDVMUBSMBTPSFIVJSMBTTJTUFNÈUJDBNFOUF
t "DPNQB×BSFOFMMFDIPEJTUSBFSMF EJWFSUJSMF NBOUFOFSDPOUBDUPTTFOTPSJBMFT
t 1SPQPSDJPOBSPDJPQMBDFOUFSPýMNFT UFMFWJTJØO SBEJP WÓEFPTRVFBMQBDJFOUFMFHVTUFO
t "UFOEFSFOMBNFEJEBEFMPQPTJCMFBTVTEFNBOEBTEFDVJEBEPT DBSJ×P BUFODJØO WBMPSBDJØO
t %FWF[FODVBOEP TJFMQBDJFOUFOPMPIBDF USBFSFMSFDVFSEPEFiCVFOPTNPNFOUPTw
Derivada de: Tizón JL13, Ciurana R212 y Mitag O230.

Tabla 42. Consideraciones para las últimas horas de la vida

t 1SFQBSBSBMBGBNJMJBQBSBRVFQVFEBPSHBOJ[BSEFMBNFKPSGPSNBQPTJCMFFTUBJNQPSUBOUÓTJNBTJUVBDJØO
t /PQSPNPDJPOBSMBiFTQFSBO[BEFWJEBw TJOPiMBFTQFSBO[BEFQPEFSFTUBSKVOUPTZUSBORVJMPTFOFTFNPNFOUPw
t 3FDPSEBSZQSBDUJDBSFMFGFDUPCFOFýDJPTPRVFQPTFFFMBDPNQB×BNJFOUPBGFDUVPTPEFMBGBNJMJB
t 'BDJMJUBSZSFDPNFOEBSMBFYQSFTJØODPSQPSBMEFMBGFDUPDBSJDJBT DVJEBEPTGÓTJDPT QFSGVNFT UPBMMJUBTSFGSFTDBOUFT 
darle la mano...
t $VJEBSFTQFDJBMNFOUFMBTJUVBDJØOPSHÈOJDB
t $POUSPMBSFMEPMPS
t 3FEVDJSMBTEJýDVMUBEFTSFTQJSBUPSJBT
t 3FEVDJSMBTOÈVTFBT ýFCSFVPUSPTTÓOUPNBT
t $POUSPMBSFMEFMJSJPUFSNJOBM
t $POUSPMBSPSFEVDJSFMSJFTHPEFDPOWVMTJPOFT
t .JOJNJ[BSFMSJFTHPEFBTQJSBDJØO
t .BOUFOFSIÞNFEBTMBTNVDPTBT
t 4JFTQPTJCMF FWJUBSFMJOHSFTPIPTQJUBMBSJPQBSBNPSJS1FSPWBMPSBS BOUFTEFSFDPNFOEBSMPPOFHBSMP MBT
capacidades de la familia y las complicaciones y sufrimiento del paciente (tablas 17 y 18)
Derivada de: Juster RP et al136 y Clayton JM et al158.

El profesional que desea ayudar al paciente en ción del duelo complejo por la propia muerte13.
trance y a sus deudos de forma preventiva puede Habrá de incluir pues la situación del testamento y
aconsejar también la realización por parte de el “testamento vital”, de las escrituras, de las cuen-
aquel, o conjuntamente con algún familiar, de una tas y depósitos bancarios, de las cajas fuertes o
lista con sus documentos legales, de seguros y ad- depósitos materiales, direcciones del notario, abo-
ministrativos indispensables y su localización. Ob- gados, agentes de seguros, etc. En la obra ante-
jetivo: facilitar la labor de los familiares tras el falle- riormente citada13 incluíamos como ejemplo un re-
cimiento. Objetivo implícito: promover la elabora- sumen de la guía propuesta por el Creative Retire-

47
FMC – Protocolos

Tabla 43. Principios para la sedación paliativa

Según la SECPAL y la OMC españolas231,232, a) Que existe un sufrimiento intenso causado por
la aplicación de sedación paliativa exige del síntomas resistentes
médico la comprobación cierta y consolidada de b) Que el enfermo o, en su defecto la familia, haya
las siguientes circunstancias: otorgado el adecuado consentimiento informado de la
sedación paliativa
c) Que el enfermo haya tenido oportunidad de satisfacer
sus necesidades familiares, sociales y espirituales
En el caso de la sedación en la agonía se requiere Que los datos clínicos indiquen una situación de muerte
inminente o muy próxima
SECPAL: Sociedad Española de Cuidados Paliativos; OMC: Organización Médica Colegial.

Tabla 44. Dos modelos de “testamento vital” o “documento de instrucciones previas”

Generalitat de Catalunya y varias CCAA Modelo de la Asociación Federal Derecho a Morir


españolasa,193 Dignamentea
Puede firmarse ante notario, ante tres testigos o ante los funcionarios responsables
de la correspondiente comunidad autónoma.
Hay modelos disponibles en numerosos webs y servicios autonómicos.
Yo___________ con DNI ___________ mayor de Yo _______________________con DNI _________ mayor
edad, con domicilio en: c/_____, de ____, en de edad, con domicilio en ________________________
plenitud de mis facultades mentales, libremente ________
y tras una dilatada meditación, En plenitud de mis facultades, libremente y tras una
EXPONGO: Que en el supuesto de encontrarme adecuada reflexión, declaro: Que no deseo para mí
en unas condiciones en las que no pueda decidir una vida dependiente en la que necesite la ayuda de
sobre mi atención médica, a raíz de mi deterioro otras personas para realizar las “actividades básicas de
físico y/o mental, por encontrarme en uno de los la vida diaria”, tales como bañarme, vestirme, usar el
estados clínicos enumerados en el punto D de servicio, caminar y alimentarme.
este documento, y si dos médicos autónomos Que si llego a una situación en la que no sea capaz
coinciden en que mi fase es irreversible, mi de expresarme personalmente sobre los cuidados
voluntad incuestionable es la siguiente: y el tratamiento de mi salud a consecuencia de un
A) Que no se dilate mi vida por medios artificiales, padecimiento (tales como daño cerebral, demencias,
tales como técnicas de soporte vital, fluidos tumores, enfermedades crónicas o degenerativas,
intravenosos, medicamentos o suministro artificial. estados vegetativos, accidentes cerebrovasculares
B) Que se me suministren los fármacos necesarios o cualquier otro padecimiento grave e irreversible)
para paliar al máximo mi malestar, sufrimiento que me haga dependiente de los demás de forma
psíquico y dolor físico causados por la irreversible y me impida manifestar mi voluntad clara
enfermedad o por falta de fluidos o alimentación, e inequívoca de no vivir en esas circunstancias, para
aun en el caso de que puedan acortar mi vida. poder morir con dignidad, mis instrucciones previas
C) Que, si me hallo en un estado particularmente son las siguientes:
deteriorado, se me administren los fármacos 1. Limitación del esfuerzo terapéutico: no deseo que
necesarios para acabar definitivamente, y de se prolongue mi vida por medios artificiales, tales
forma rápida e indolora, con los padecimientos como técnicas de soporte vital, fluidos intravenosos,
expresados en el punto B de este documento. fármacos (incluidos los antibióticos) o alimentación
D) Los estados clínicos a las que hago mención más artificial (sonda nasogástrica)
arriba son: 2. Cuidados paliativos: solicito unos cuidados adecuados
t %B×PDFSFCSBMTFWFSPFJSSFWFSTJCMF al final de la vida, que se me administren los fármacos
t 5VNPSNBMJHOPEJTFNJOBEPFOGBTFBWBO[BEB que palien mi sufrimiento, especialmente –aun en
t &OGFSNFEBEEFHFOFSBUJWBEFMTJTUFNBOFSWJPTP el caso de que pueda acortar mi vida– la sedación
y/o del sistema muscular en fase avanzada, con terminal, y se me permita morir en paz
importante limitación de mi movilidad y falta de 3. Si para entonces la legislación regula el derecho a morir
respuesta positiva al tratamiento específico si lo con dignidad mediante eutanasia activa, es mi voluntad
hubiere. evitar todo tipo de sufrimiento y morir de forma rápida e
t %FNFODJBTQSFTFOJMFT TFOJMFTPTJNJMBSFT indolora de acuerdo con la lex artis ad hoc
t &OGFSNFEBEFTPTJUVBDJPOFTEFHSBWFEBE De acuerdo con la Ley designo como Representante a __
comparable a las anteriores. __________________

48
FMC – Protocolos

Tabla 44. Dos modelos de “testamento vital” o “documento de instrucciones previas” (Cont.)

E) Designación de un representante para que vigile Tres testigos (en su caso) __


el documento de las instrucciones sobre el final de Firmas de todos ellos y el signatario
mi vida expresadas en este documento, y tome Firmado por: _________ DNI
las decisiones necesarias para tal fin. Testigos:
F) Manifiesto, asimismo, que libero a los médicos Firmado: _________ DNI
que me atiendan de toda responsabilidad civil y Firmado: _________ DNI
penal que pueda derivarse por llevar a cabo los Firmado: _________ DNI
términos de esta declaración.
G) Me reservo el derecho de revocar esta
declaración en cualquier momento, en forma oral
o escrita.
Fecha ______
Nombro Representante a __________
Para que así conste firmamos el presente
testamento vital en ____ a ____
Firmado por: _________ DNI

Testigos:
Firmado: _________ DNI
Firmado: _________ DNI
Firmado: _________ DNI

aExisten otros modelos, como, por ejemplo, el de la Conferencia Episcopal Católica Española y de diversas
asociaciones legales, religiosas, sanitarias, alternativas..., pero todos deben cumplir los requisitos de la vigente ley
41/2002, de 14 de noviembre 2002.

ment Manitoba en 2001, una guía para que el evaluaciones previas. Hemos de tener en cuenta
sujeto prevenga complicaciones del duelo por su que, como ya planteábamos en nuestro protocolo
muerte a sus deudos13,234. general (tabla 3), no tenemos por qué atender pro-
fesionalmente a todos los procesos de duelo que
se nos presenten44: tan solo a los que hemos lla-
La atención a los deudos, mado “complicados” (por la presencia de factores
los “dolientes” de riesgo graves o por acumulación de los mismos)
El duelo por la muerte de un allegado o familiar es y saber colaborar y asesorar en los que hemos lla-
el arquetipo de todo proceso de duelo. En ese sen- mado “patológicos” (tabla 12).
tido, gran parte de las aportaciones de la primera Para identificar los duelos complicados y patológi-
parte de este trabajo están inspiradas en investi- cos hay una serie de indicadores proporcionados
gaciones, estudios y experiencias sobre tal tipo por los estudios empíricos y la experiencia de ex-
de duelo. Para su atención, serán asimismo váli- pertos (tabla 16). Pero en este ámbito, como en
das las orientaciones que allí proporcionába- otros muchos, no es válida una clasificación psi-
mos13,39,157,158,203,212-216. Con el fin de evitar repeticio- quiátrica basada en supuestas “enfermedades”, si-
nes o un alargamiento imposible de este apartado, no una perspectiva relacional de la psicopatolo-
hemos redactado una guía general con los esque- gía34. En ese sentido, todo profesional puede diag-
mas a tener en cuenta por parte del profesional: la nosticar fácilmente los nueve tipos de duelo que
idea es que le valgan para saber qué pensar y pre- aparecen en la tabla 5: el duelo dramatizado,
parar en estos temas, porque en sobre qué hacer y el evitativo o fóbico, el melancólico o depresivo, el
cómo influirán sobre todo su experiencia personal, duelo con abuso de drogas, el duelo incontinente
sus experiencias asistenciales vividas con profun- (lleno de acciones y actividad), el duelo operatorio
didad y su formación en la atención a due- (con afecciones “psicosomáticas” concurrentes), el
los94,13,205,234. duelo paranoide, el duelo delirante, el duelo desor-
En este tipo de duelo es de fundamental importan- ganizado y la perversión como “salida” de los sufri-
cia hacer un pronóstico de su evolución, en par- mientos del duelo. Esos cuadros suelen ser la con-
ticular en los familiares más vulnerables, tras las creción a lo largo del tiempo de un duelo complica-

49
FMC – Protocolos

Tabla 45. Indicadores o indicios de un “duelo complicado o patológico” ante la muerte de un familiar o allegado

1. No se puede hablar de la pérdida sin dolor intenso.


2. Acontecimientos poco importantes desencadenan intensas reacciones emocionales.
3. En la entrevista clínica aparecen continuadamente temas de pérdidas.
4. Cambios radicales en el estilo de vida.
5. Sentimiento de soledad y/o falta de apoyo social.
6. Otros factores de riesgo o estrés concurrentes reconocidos como muy relevantes.
7. Imposibilidad de desprenderse de determinadas costumbres o hábitos de riesgo.
8. Sobrevaloración de los síntomas físicos propios.
9. Mala cumplimentación de los tratamientos o hábitos sanitarios habituales.
10. Pasividad, somatizaciones y dramatizaciones excesivas, reiteradas o persistentes.
11. Actuaciones incontinentes o uso de drogas.
12. Depresión subclínica o euforia (más o menos artificial).
13. Sobreidentificación con enfermos conocidos más graves o muertos.
14. Aumento de los impulsos destructivos.
15. Exceso de ira, de desconfianza o de sentimientos de persecución.
16. Fobias sobre la enfermedad o la muerte.
17. Aparición de otros cuadros clínicos completos (duelo patológico).

do mal atendido, que, a pesar de poseer factores tural” (N) suelen poderse elaborar mejor que los
de riesgo (tabla 16) y haber proyectado indicadores por muerte accidental (A), y estos que los puestos
(tabla 45), no ha sido adecuadamente atendido13. en marcha por el suicidio (S) u homicidio (H) de un
Pero también puede corresponder a la reagudiza- familiar o allegado32,13.
ción de un trastorno psicopatológico previo del En cuanto a las características personales, se han
deudo tras el duelo. investigado preferentemente las características de
Especialmente, el o la médico de cabecera deben personalidad, las creencias religiosas, el género y
estar particularmente atentos a los factores de la edad39,13,216.
riesgo de duelo complicado o patológico en los fa- En cuanto a las primeras, hoy se da gran importan-
miliares más vulnerables (tabla 16)13,39,157,212,219. cia a las aplicaciones de la teoría psicológica del
La mayor parte de la investigación sobre las com- apego13,33. Los estilos de apego seguro, es decir, la
plicaciones del duelo se centra en tres tipos de ca- existencia de un “objeto interno” con el que el deu-
tegorías de variables: situacionales, personales e do se siente o se ha sentido estrecha y favorable-
interpersonales158,216. Una carencia en este tipo de mente relacionado, son un importante factor de
estudios es que han tendido a centrarse en la es- contención para la elaboración de duelos, mientras
posa o pareja del fallecido, más que en otros fami- que los estilos inseguro o ansioso y ambivalente
liares. Además, una buena parte de esas investiga- tienden a complicar dicha elaboración13,158 . Las
ciones, al menos actualmente, se focalizan en los personas con tendencias dramatizadoras, somati-
deudos de los muertos por cáncer, los más estu- zadoras o dependientes también muestran una
diados por las relativas facilidades que proporcio- mayor tendencia a duelos complicados.
na la protocolización de sus tratamientos39. Las creencias religiosas, cuando son profunda-
En cuanto a los factores situacionales, referentes a mente sentidas, conforman otro objeto interno u
la circunstancia de la pérdida (tabla 16), un ele- “objeto de apego” que ayuda en la elaboración,
mento clave es lo esperado o inesperado de la tanto por el propio sistema de creencias como, so-
misma13,39: las muertes bruscas e inesperadas ha- bre todo, si existe una relación intensa con la red
cen más difícil la elaboración del duelo para los social de cocreyentes: puede ayudar mucho en di-
deudos. Pero es un factor que viene contrabalan- cho trabajo psicológico y psicosocial158,13.
ceado por la autoestima y la percepción de ser ca- En cuanto al género, la mayoría de las investigacio-
paz de controlar la situación. Si la autoestima es nes13,157,158,203,219, hacen pensar que los hombres
baja o se tiene la sensación de que, tras la pérdida, tienden a hacer duelos complicados o patológicos
la vida se ha hecho incontrolable, aumentan los en mayor proporción que las mujeres. Las conse-
riesgos de duelo patológico, en especial depresivo cuencias “psicosomáticas” de los duelos suelen
o con somatizaciones. De ahí el valor mnemotécni- ser mayores en ellos: aumento de la mortalidad y la
co del acrónimo NASH: los duelos por muerte “na- morbilidad, de la depresión, del uso de alcohol o

50
FMC – Protocolos

drogas, de las enfermedades cardiovasculares... En cualquier caso, para el diagnóstico y el pronós-


(tabla 7). Parece que el soporte social, menor en tico previo del duelo del deudo, el profesional de
los hombres que en las mujeres de nuestra cultura, APS ha de tener en cuenta esos factores de riesgo
tiene un papel fundamental en esta realidad “psi- de la tabla 16 y los sistematizados más amplia-
cosomática”39. mente en el tratado varias veces citado13. La idea
En cuanto a la edad, las personas jóvenes suelen es realizar una atención anticipatoria, preventiva,
experimentar mayores dificultades que las de más de las complicaciones graves del duelo o de su de-
edad, que ya han padecido en la vida varios duelos sarrollo hacia duelos patológicos, en el sentido de
importantes. Por otra parte, a menudo las muertes la descrita por el PAPPS-SM157,219-224. Si ese diag-
son, para los jóvenes, inesperadas y súbitas. Sin nóstico y pronóstico de la vulnerabilidad del cuida-
embargo, la red social de apoyo, más amplia e in- dor principal y los otros deudos ante la pérdida no
tensiva, puede conseguir que los jóvenes se recu- se ha hecho, el profesional deberá estar atento a la
peren antes y más completamente que las perso- acumulación de indicadores de duelo patológico
nas mayores. tal como aparecen en las tablas 24 y 45.
En cuanto al contexto interpersonal o psicosocial, Pero, en cualquier caso, el profesional de APS ha
el elemento más investigado es el soporte social o de tener una idea, una “guía clínica abierta” de có-
la “red social”. Pero se trata de constructos com- mo afrontar este tipo de situaciones de “atención
plejos, cuyas variables hay que delimitar en la asis- al duelo de los deudos”, algo sobre lo que hemos
tencia a un deudo concreto: red social existente, intentado orientar proporcionando el esquema de
percepción de su disponibilidad, uso de la misma, la tabla 46: Una guía general para la atención a los
tipo de redes, clima de solidaridad o de individua- deudos en las situaciones de “pérdida de un fami-
lismo neoliberal dominantes en el medio, capaci- liar o allegado” desde la APS.
dad de buscar apoyo... Sin embargo, la importan- En ese sentido, el profesional competente en APS
cia de la red social de contención (tablas 14 y 15) ha de saber colocarse a sí mismo en una actitud
es tan relevante que la pérdida de un familiar se asistencial concreta dentro de las varias posibles
asocia estadísticamente hoy con otra serie de pér- hoy en día (tablas 3 y 12), dominando unos conoci-
didas: de ingresos, de estilo de vida, de rutinas mientos al menos mínimos sobre los procesos de
diarias, de cuidados higiénicos y sanitarios...13,39. duelo y su desarrollo (tablas 26 y 30 de este apar-
El deudo o los deudos que el médico de cabecera tado y 5 y 7). También ha de saber a qué atender o
o de familia ha de considerar en primer lugar son qué monitorizar para hacer el diagnóstico y pro-
los cuidadores205,13,235. No solo porque su relación nóstico de “vulnerabilidad ante el duelo” (tablas 13
con el fallecido, tanto física como emocional, era a 17 de la primera parte y 30 y 45 de esta)13,157,219.
más estrecha, sino porque hay una amplia serie de Un ámbito muy poco trabajado durante la carrera y
estudios que muestra su vulnerabilidad con el la especialización suele ser el de la técnica y el en-
duelo por la muerte de la persona cuidada. De ahí cuadre de las entrevistas concretas en esta situa-
que las recomendaciones de este apartado hayan ción202,205. Para facilitar esa aproximación, hemos
de tenerlos en cuenta de forma prioritaria. En un esquematizado distintos estudios y publicaciones
trabajo anterior hemos realizado una revisión del en las tablas 26, 31, 32, 37 y 38 de este apartado y
tema desde la perspectiva de los cuidados de la las tablas 18 y 21 a 24 de la primera par-
demencia en APS235, por lo que remitimos a él y a te 202,13,157,158,219. En su indispensable empeño en
otros muchos trabajos13,39,158,203,212 al lector intere- buscar ayuda en la elaboración de este tipo de
sado en las consecuencias psicosomáticas y psi- duelos y, más aún, para asesorar en los mismos,
cosociales de ser cuidador y de las vías para ayu- los profesionales de APS han de tener en cuenta el
dar al cuidador en duelo. Unas personas que, en esquema de los “niveles para la contención” que
general, realizan una importantísima labor humani- aparecen en la tabla 7 y 14 (¡no estamos solos!)13 y
taria y social, pero que en estos últimos años han una serie de “técnicas útiles” sobre las cuales ase-
sufrido una dramática reducción de su considera- sorar a la familia o, en ciertos casos, usar para “in-
ción social y de sus prestaciones de apoyo y so- tervenir” (tabla 18)13.
cioeconómicas por causa de los recortes-robo Por último, las propias experiencias emocionales y
económicos y asistenciales en varios países euro- cognitivas con estos duelos 200,33,64,236 pueden ser
peos y entre ellos, el nuestro en cabeza. Y sobran de gran importancia tanto para el propio profesio-
datos para asegurar que eso aumenta dramática- nal de APS como para mantener la integralidad de
mente la vulnerabilidad y el riesgo de los cuida- la asistencia, un principio por casi todos defendido
dores. hoy en día, pero cada vez menos apoyado por la

51
FMC – Protocolos

Tabla 46. Una GUÍA GENERAL para la ATENCIÓN A LOS DEUDOS en las situaciones de “pérdida de un familiar
o allegado” desde la atención primaria de salud
¿Dónde vienen
Conocimientos, datos o tareas básicas resumidas en
este protocolo?
Actitud asistencial frente a los procesos de duelo Tabla 3
Momentos de los procesos de duelo y tareas fundamentales a realizar en cada uno Tabla 26
Repercusiones de los procesos de duelo graves estudiadas en humanos Tabla 7
Tipos de duelo y actitud asistencial Tabla 12
Elementos que hay que evaluar previamente en el caso de la enfermedad terminal Tabla 30
¿Quién debe intervenir en la ayuda a las personas en situación de pérdida y duelo? Tabla 14
Los factores de riesgo de todo duelo Tabla 16
Indicadores de un duelo “complicado” o patológico Tabla 45
Aproximaciones para las entrevistas en el caso de los duelos que toda enfermedad grave Tabla 26
implica
Recomendaciones para la realización de las entrevistas con el paciente terminal y con los Tabla 31
familiares
Adaptación a las situaciones de “end-of-life” del protocolo general de atención a los Tabla 32
procesos de duelo desde la atención primaria y comunitaria
Cuando la familia solicita que se restrinja la comunicación del pronóstico o la información Tabla 37
sobre el final de la vida
Afrontando conflictos: opiniones familiares diferentes, conflictos entre el médico y el Tabla 38
paciente, conflictos entre el médico, el paciente y los familiares
La exploración durante la entrevista breve en duelos tras la muerte Tabla 21
Algunas indicaciones para la entrevista en duelos complicados o patológicos por pérdida de Tabla 22
un familiar o allegado
Tipos de intervenciones y atención en diversos procesos de duelo desde la atención Tabla 23
primaria (pedagógica, social o sanitaria) tras la pérdida
Asesorando en duelos: técnicas útiles tras la pérdida Tabla 18
Algunos motivos para derivar hacia un equipo de salud mental a las personas con pérdidas Tabla 24
afectivas o duelos
Cómo hacer creativas las aportaciones de los procesos de duelo: recordando (y elaborando) Tabla 25
los duelos en los equipos

realidad de la asistencia cotidiana 237. En las tablas que las intervenciones que han probado más efica-
20 y 25 se muestran una serie de sugerencias cuyo cia, eficiencia y efectividad son las ayudas psico-
nivel de evidencia es casi siempre de tipo ED, OE o sociales y diversas formas de psicoterapia 202,13,39,
GC (estudios descriptivos, opinión de expertos, 157,158,215,216,219
. Que el enfoque familiar en una serie o
guía de consenso), dadas las dificultades éticas y “tanda de entrevistas”238-241,25,39,198 es el que está
clínicas de la investigación en estos momentos de siendo más estudiado actualmente, buscando au-
la vida, complicadas aún más por las enormes di- mentar la cohesión, comunicación y capacidad de
ferencias interculturales e intersanitarias de nues- resolver conflictos de esas familias242,13,25. Para ello
tro planeta. pueden usarse grupos psicoeducativos, familiares
Si el profesional de APS se siente impulsado a in- o multifamiliares y con las tres orientaciones fun-
tervenir, además de acompañar los duelos “norma- damentales en la psicoterapia de grupo: sistémica,
les” y de asesorar a la familia, allegados y redes cognitivo-conductual y psicoanalítica relacional o
sociales en los duelos “complicados”, ha de saber interpersonal13,33,39,198.

52
FMC – Protocolos

Se han realizado varios estudios y experiencias so- que intervenir. Por eso, a nuestro entender, en este
bre el uso de la red social para la elaboración de tipo de duelos el médico de cabecera, como el pe-
estos duelos en diferentes culturas 244,13,216: es el diatra de APS, normalmente deberán centrarse en
procedimiento más eficaz y eficiente, máxime si el tipo de tareas generales ante el duelo que he-
cuenta con la orientación del MC o de especialis- mos llamado “acompañamiento” y “asesoramien-
tas en salud mental, tal como exponíamos antes. to” más que en la “intervención directa” (profesio-
La tercera vía es la psicoterapia individual de los nalizada) (tabla 12). La labor de asesoramiento de
miembros más vulnerables, sea de tipo cognitivo- la familia, así como de los servicios pedagógicos,
conductual o bien relacional, psicoanalítico o inter- sociales y comunitarios es una labor que se ha
personal. En ese sentido, se han propuesto y se mostrado de gran ayuda en el caso de los duelos
practican ampliamente psicoterapias más o menos en los niños6,61-66: de hecho, los profesionales sani-
estructuradas para la atención a los due - tarios, incluso los de APS, están mucho menos
los239-247,13,25. Ambas han dado pruebas de su efica- presentes en su vida que, por ejemplo, los tutores
cia y eficiencia, siempre que se realicen por espe- y profesores de los servicios de enseñanza, psico-
cialistas acreditados, competentes y que practican pedagógicos, recreativos, deportivos, etc. En ese
adecuadamente los modelos de tratamiento. sentido, son estos, junto con la familia, los princi-
En todos estos modelos de intervención (familiar, pales elaboradores de los duelos en los niños13,154.
grupal o individual), el médico de cabecera puede En cualquier caso, para atender a los procesos de
asesorar y acompañar las intervenciones en duelo duelo en los niños, que si son graves, repetidos y/o
de tipo psicosocial e interpersonal. Solo el profe- mal elaborados poseen importantes repercusiones
sional de APS especialmente preparado e interesa- biopsicosociales1-6, hay que tener en cuenta una
do podría y debería lanzarse a la realización de serie de características diferenciales de las viven-
grupos de duelo, grupos de familias en duelo y, cias y expresión del duelo en los niños con respecto
menos aún, a ayudas psicoterapéuticas en duelos a los mismos procesos en los adultos13,46,73,158,246-249.
complicados33,39,239-247. Al menos, las siguientes:
Como ya dijimos, no hay pruebas de que ningún
psicofármaco concreto mejore la evolución del t"MPMBSHPEFTVJOGBODJBZBEPMFTDFODJB UPEPTFS
duelo complicado. En el duelo “patológico”, sin humano va a pasar por varios duelos más o menos
embargo (recordemos que, según nuestra defini- graves y, en todo caso, por una serie de “transicio-
ción, es aquel que muestra todos los criterios de nes psicosociales”, es decir, de cambios de posi-
algún trastorno psicopatológico y, sobre todo, de ción en y de la familia por el desarrollo del niño.
uno de los resumidos en la tabla 5), los psicofár- Para este, ello implica la pérdida de unas segurida-
macos podrán ser utilizados en función de dicho des y posiciones y la adquisición de otras nuevas,
diagnóstico psicopatológico y no en función del es decir, una serie de “procesos de duelo adaptati-
duelo o el momento del duelo. Sin embargo, he- vos en el desarrollo”. La tabla 47 resume los proce-
mos de tener en cuenta la tendencia social y “sani- sos de duelo y adaptativos más frecuentes en la in-
taria” en nuestras sociedades a medicalizar el due- fancia en nuestras sociedades.
lo: un porcentaje difícil de terminar, pero importan- t-PTOJ×PTOPSFBDDJPOBOBOUFMBTQÏSEJEBTDPNP
te, de las adicciones a psicofármacos comienzan los adultos: su vida psicológica está aún menos
con ocasión de un duelo mal elaborado o compli- dominada por la lógica y las razones conscientes
cado en el cual el sujeto, la familia o los profesio- que la nuestra, y sujeta muy firmemente a una serie
nales no soportan los sufrimientos emocionales de de premisas relacionadas con el apego a los seres
dicha elaboración o buscan “atajos inmediatistas” queridos (tabla 48).
para la misma (tablas 3, 7, 28 y 32-39). t4FTJFOUFOBQFOBEPT QFSPOPQVFEFONBOUFOFS-
se afligidos largo tiempo. Sin embargo, nuevas
pérdidas les harán revivir otros procesos de duelo
El duelo en los niños psicológicamente disociados hasta entonces.
t 5JFOEFO B FYQSFTBS TV QFOB DPO FM DVFSQP Z FM
comportamiento más que con las palabras y las
expresiones directamente emocionales.
La situación de un niño en duelo por la muerte de t-PNJTNPPDVSSFDPOTVTNBOJGFTUBDJPOFTPJOEJ-
un familiar o allegado (y también por otras pérdi- cadores de “duelo complicado” (tabla 49).
das graves) es una situación emocional, humana y t&MEVFMPPTVTFRVJWBMFOUFTTFNBOJGJFTUBOQSJODJ-
profesional técnicamente difícil y delicada si hay palmente en el hogar y/o en la escuela.

53
FMC – Protocolos

Tabla 47. Transiciones psicosociales y duelos principales en los niños

Transiciones psicosociales propias del desarrollo de Transiciones Pérdidas y duelos


todo niño (hacen cambiar las posiciones e identidades frecuentes, aunque difíciles de elaborar
de cada miembro y de la familia como sistema) accidentales
→ Cada transición supone varios duelos “normales” → Duelos “normales” o → Duelos complicados
duelos “complicados” → Riesgo de “duelo
patológico”
t /BDJNJFOUP t 4FQBSBDJPOFTDPO t 1ÏSEJEBEFMBNBESF
t 4POSJTBTPDJBM NFTFT
i&TUFOJ×PTPCSFWJWJSÈw respecto a los padres t 1ÏSEJEBEFMQBESF
t %FTUFUFPEJTUBODJBNJFOUPDPOSFTQFDUPBMBNBESFRVF en la infancia t 1ÏSEJEBEFVOIFSNBOP
vuelve a trabajar o a tener vida social... t 4FQBSBDJØOEFMPT t 1ÏSEJEBTQTJDPGÓTJDBT
t 3FQSFTFOUBDJØOEFMBNBESFPDVJEBEPSQSJODJQBMDPNP padres importantes:
“objeto total”: puede estar o no estar, ser “bueno” o t 1SJWBDJPOFTBGFDUJWBT lesiones, minusvalías,
“malo” para el bebé... (tercer-sexto mes) t .JHSBDJPOFTNBM enfermedades con
t "OTJFEBEBOUFFMFYUSB×PDPOGÓBFOMPTQSPQJPT  asistidas y elaboradas secuelas...
desconfía de los extraños (octavo-décimo meses) t 1ÏSEJEBTNBUFSJBMFT t "CBOEPOPQPSQBSUFEF
t %FBNCVMBDJØOZQSFOTJØO IBDJBFMB×PEFWJEB
TJHOJýDB por ejemplo, ruina de un progenitor
autonomía creciente o bien vergüenza y duda crecientes la familia, paro de los t 4VJDJEJPEFVO
t *OUFHSBDJØOWFSCBMEFMBTFNPDJPOFT FMOJ×P padres... progenitor o hermano
narrativamente competente) t *OGFSJPSJEBEGÓTJDBP t 1SJWBDJPOFTBGFDUJWBT
t 5SJBOHVMBDJØOFEÓQJDB IBDJBMPTB×PT
DBQBDJEBEFT mental importantes
autónomas, iniciativa creciente, defensa de lo propio, t %JWPSDJPEFMPTQBESFT t "CVTPTFYVBMSFJUFSBEP
celos de lo ajeno valorado, reconocimiento de las t 4FQBSBDJPOFT por parte de un
diferencias transgeneracionales y de género, desarrollo o alejamientos progenitor o familiar
de la culpa y la conciencia moral... (con capacidad de demasiado largos del próximo
iniciativa creciente o bien culpa creciente) hogar t .JHSBDJPOFT
t *OUFHSBDJØOFTDPMBSB×PT JOEVTUSJPTJEBEDSFDJFOUFP t 4FQBSBDJPOFTEFM catastróficas
bien inferioridad creciente) ambiente escolar: t *OGFSJPSJEBEGÓTJDBP
t 1VCFSUBEZBEPMFTDFODJB MPHSPEFMBJEFOUJEBEBUSBWÏT repeticiones o mental importante
de conflictos o bien difusión del self, inseguridad en sí cambios de institución
mismo, dudas con respecto a la propia identidad...) reiterados
Derivada de: Tizón JL13,33,198.

Tabla 48. El duelo en la infancia: premisas clave

t -PTQBUSPOFT de vinculación (apego) de los niños se enraízan en preprogramaciones genéticas, pero se


modifican mediante la experiencia.
t La vinculación o apego es una importante fuente de seguridad a lo largo de toda la vida.
t -Bseparación con respecto a un progenitor en la infancia temprana es seguida, sucesivamente, por
protesta, desesperanza y desapego. Suelen aparecer dificultades con las comidas, enuresis, estreñimiento y
dificultades para dormir, etc.
t &OMB infancia posterior, la pérdida de un progenitor normalmente da lugar a sufrimiento emocional, más o
menos aparente a través de problemas de conducta.
t -PTOJ×PTRVFIBOTVGSJEPQÏSEJEBTJNQPSUBOUFTFOMBJOGBODJBTPOmás vulnerables a los trastornos mentales
posteriormente (en la infancia y en la vida adulta).
t 6OBQBSUFEFMEVFMPEFMPTOJ×PTes diferida siempre, y acabará de elaborarse (o no) en la vida adulta.
t En términos generales, los momentos o fases y las tareas del duelo son similares en adultos y niños:
Momentos Tareas fundamentales
1. Impacto, crisis Aceptar la realidad de la pérdida
2. Aflicción (y turbulencia afectiva) Soportar las diversas EMOCIONES y el DOLOR de la pérdida
3. Pena y desesperanza reversibles READAPTACIÓN AL MEDIO contando con la AUSENCIA del
objeto y las adaptaciones de la familia o sus sustitutos
4. Recuperación o desapego REUBICACIÓN DEL OBJETO (interno): “Olvidar recordando y
recordar olvidando”

54
FMC – Protocolos

Tabla 49. Señales o indicadores de un duelo complicado o patológico en la infancia, la pubertad o la


adolescencia (deben coincidir al menos dos y de forma duradera, dependiendo de la edad del niño)
t 1FSTJTUFODJBEFMBOFHBDJØOEFMBQÏSEJEB FMOJ×PJOTJTUFEFNBOFSBQSFPDVQBOUFFORVFBRVFMMPOPIBQBTBEP

t -MBOUPJOUFOTPZDSJTJTEFJSBFYDFTJWBNFOUFGSFDVFOUFTZQSPMPOHBEBTFOFMUJFNQP
t 1FSTJTUFODJBPBHSBWBNJFOUPEFMBBOTJFEBEZEFMJOTPNOJP TPCSFUPEPTJIBZUFSSPSFTOPDUVSOPTSFQFUJEPT
t 5FNPSFTFYDFTJWPTZSFJUFSBEPTBRVFQVFEBOEBSTFPUSPTEVFMPT PUSBTQÏSEJEBTPBRVFQVFEBNPSJSÏMNJTNP
t 5SBTUPSOPTGÓTJDPTGSFDVFOUFTEPMPSEFDBCF[B EPMPSFTBCEPNJOBMFT SFTGSJBEPTGSFDVFOUFT EJBSSFBT FUD
t $BNCJPTFYDFTJWPTEFMQFTPQPSBVNFOUPPQPSEJTNJOVDJØO
t $BNCJPTEFDPOEVDUBQSFPDVQBOUFT
t 3VNJBDJPOFTDPOGBOUBTÓBTEFOFHBDJØOEFMBNVFSUFPGBOUBTÓBTEFSFVOJSTFDPOMBQFSTPOBQFSEJEB QPSFKFNQMP 
muriendo él mismo para reunirse o reconciliarse con ella; fantasías de matarse él mismo o a otros familiares...).
t %VSBDJØOFYDFTJWB NFTFTPB×PT
EFMBTBDVTBDJPOFTIBDJBPUSPTGBNJMJBSFTPIBDJBTÓNJTNPQPSTFSDBVTBOUFT
de la pérdida.
t .BOJGFTUBDJPOFTFYDFTJWBTPNVZEVSBEFSBTEFFVGPSJB
t .BOJGFTUBDJPOFTFYDFTJWBTPNVZEVSBEFSBTEFIJQFSBDUJWJEBEDPOQÏSEJEBEFMBBUFODJØO JSSJUBCJMJEBE USBTUPSOPT
del comportamiento, conductas agresivas (hacia los otros o hacia sí mismo). A menudo, a los niños con duelos
graves no elaborados le es aplicado el seudodiagnóstico de TDAH.
t $PNQPSUBNJFOUPTSFHSFTJWPTRVFEVSBOEFNBTJBEP PSJOBSTFFOMBDBNBPFODJNB OFDFTJUBSRVFMFEFOMB
comida, temor a dormir solo, etc.).
t $BÓEBEFMJOUFSÏTQPSMPTFTUVEJPT QPSFMKVFHPZQPSPUSBTBDUJWJEBEFTRVFQSFWJBNFOUFSFBMJ[BCBDPOQMBDFSø
t %JýDVMUBEEFDPODFOUSBSTFZBUFOEFS QSPCMFNBTFTDPMBSFT
t 5FOEFODJBBMSFUSBJNJFOUPZBMBJTMBNJFOUPQPSMBSHPTFTQBDJPTEFUJFNQP
t "QBUÓB JOTFOTJCJMJEBE QÏSEJEBEFJOUFSÏTQPSMBWJEB
t 1FOTBNJFOUPTOFHBUJWPTPEFEFTJOUFSÏTQPSFMGVUVSPRVFEVSBOEFNBTJBEPUJFNQP
t i$PNQVMTJØOBDVJEBSw OFDFTJEBEDPNQVMTJWBEFDVJEBSBPUSPTGBNJMJBSFT BNJHPT FYUSB×PT BOJNBMFT
VPUSBT
“adaptaciones caracteriales reactivas”
t &QJTPEJPTEFEFTQFSTPOBMJ[BDJØO QÏSEJEBEFMBJEFOUJEBE OPTBCFSRVJÏOFT DPOGVOEJSTFDPOFMNVFSUPPDPO
otros...).
t *EFOUJýDBDJPOFTQBUPMØHJDBT DBNCJPTEFMBQFSTPOBMJEBEQBSBQBSFDFSTFBMNVFSUP BVNFOUPEFMPTBDDJEFOUFT 
traumatofilia...).
t /FHBDJØOEFMBJNQPSUBODJBEFMBTFNPDJPOFT EFMPBGFDUJWP EFMPTTFOUJNJFOUPT NÈTFOQÞCFSFTZ
adolescentes).
Otras señales de alerta de un duelo patológico en la adolescencia
t "CVTPEFESPHBT BVNFOUPEFJOUFSÏTQPSESPHBTZQTJDPUSPQPT
t 5SBTUPSOPTEFiMBQFSTPOBMJEBEw USBTUPSOPTDPOTÓOUPNBTDPSQPSBMFT USBTUPSOPTQPSBOTJFEBE
t 5SBTUPSOPTQTJDØUJDPT (delirios, alucinaciones, crisis confusionales...)
TDAH: trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Derivada de: Tizón JL13, Black D46 y Clayton JM et al158.

t 1FSP TF WJWFO FO MB GBNJMJB P TVT TVTUJUVDJPOFT


 repercusiones biológicas, psicológicas, psicopato-
son, sobre todo, un asunto familiar y es la familia la lógicas y psicosociales de los duelos graves, imbri-
que proporciona los modelos básicos para su vi- cados y/o mal atendidos en la infancia. Las vías van
vencia. desde sus repercusiones en la maduración y plasti-
t %F MBT WBSJBCMFT RVF JOGMVZFO FO MB FMBCPSBDJØO cidad cerebral, como a través de complejas interac-
del duelo en la infancia y la adolescencia (tabla 50), ciones psicobiológicas e incluso psicogenómicas y
las cinco fundamentales son: la edad, el estado de psicosociales1. Los duelos graves mal elaborados, o
salud del niño en el momento de la pérdida, la na- los duelos imbricados, repetidos o no elaborados,
turaleza de la relación preexistente, la calidad del poseen todos esos tipos de repercusiones y, desde
acompañamiento que el niño reciba durante su luego, afectan al desarrollo, pudiendo facilitar tras-
duelo y los problemas y conflictos que estaba vi- tornos de personalidad posterior o incluso los
viendo ese niño, tanto los propios del desarrollo, trastornos mentales más graves y crónicos más de
como especiales o particulares de ese niño y esa una década después13,33. Sin olvidar que una parte
familia (tabla 47)13,33,158. del duelo de los niños es diferida, y que acabará de
elaborarse (o no) en la vida adulta.
Como recordábamos en la primera parte de este Por todo ello, dada la complejidad y amplitud del
trabajo, ya no pueden quedar dudas hoy sobre las tema, en lo que sigue vamos a limitarnos a propor-

55
FMC – Protocolos

Tabla 50. Principales factores que influencian la evolución del duelo en los niños

Del propio niño


t -BFEBE
t 4VNPNFOUPPGBTFEFTVEFTBSSPMMP
t 4VTFYQFSJFODJBTWJUBMFTBOUFSJPSFTZ FOQBSUJDVMBS MBTFYQFSJFODJBTWJODVMBEBTDPOFOGFSNFEBEFTQSPQJBT
t 4VHSBEPEFNBEVSF[FNPDJPOBM
t 4VTPSHBOJ[BDJPOFTSFMBDJPOBMFTCÈTJDBT FNPDJPOFT FYQFSJFODJBT EFGFOTBT
PiQFSTPOBMJEBEwJODJQJFOUF
t 4VHSBEPEFJOUFHSBDJØOQFSTPOBMQBSBTVNPNFOUPEFMEFTBSSPMMP JOUFHSBDJØOEFMBQFSTPOBMJEBE

t 4VDPOþJDUJWBBDUVBM
t 4VDBQBDJEBEEFDPODFQUVBMJ[BS EFSFBMJ[BSPQFSBDJPOFTGPSNBMFT

t 4VTSFMBDJPOFTQSFWJBTDPOFMGBMMFDJEP
De su familia o grupo social
t -BDBVTBZDBSBDUFSÓTUJDBTEFMBNVFSUFDPODSFUB
t -BTFYQFSJFODJBTWJUBMFTEFMBGBNJMJB EFNVFSUFZFOGFSNFEBEFT

t -BFYQSFTJØOGBNJMJBSEFMBTNJTNBTMPRVFMPTOJ×PTPZFOZTJFOUFOBTVBMSFEFEPSDPOSFTQFDUPBFOGFSNFEBEFT 
pérdidas, duelos...
t -PTFTUJMPTQBSFOUBMFTEFSFBDDJPOBSGSFOUFBMFTUSÏTZMBTFNPDJPOFT
t -PTQBUSPOFTSFMBDJPOBMFTZEFDPNVOJDBDJØONÈTHFOFSBMFTEFOUSPEFMBGBNJMJB
t -BFTUBCJMJEBEGBNJMJBSUSBTMBQÏSEJEB
t $ØNPTFSFBMJ[BOMPTDVJEBEPTDPUJEJBOPTZTPTUFOJEPTEFMOJ×PUSBTMBNVFSUF
t -BTQPTJCJMJEBEFTRVFEBMBGBNJMJBQBSBFYQSFTBSTFOUJNJFOUPTZSFDVFSEPT
t -BQPTJCJMJEBEEFSFMBDJPOFTDPOTJTUFOUFTDPOPUSPTBEVMUPT
Derivada de: Tizón JL13, National Cancer Institute39 y Clayton JM et al158.

cionar una serie de esquemas sobre cómo acom- de muerte, pena y añoranza muy potentes, pero
pañar al niño en duelo y sobre qué asesorar a su poco evidentes256.
familia. Esperamos que estas breves notas estimu- Además, las ideas sobre la muerte del niño y, por
len la curiosidad emocional e intelectual del lector tanto, las ideas sobre la muerte de su padre, ma-
y le lleven a profundizar en algunas de las vías cita- dre, hermano o allegado, también varían según su
das. Por otra parte, existen numerosísimas guías momento del desarrollo. Tenerlo en cuenta es in-
clínicas y manuales, tanto técnicos como divulgati- dispensable para acompañarle adecuadamente en
vos, dirigidos a este tipo de procesos de duelo. la elaboración de esos sufrimientos y para que el
Esas orientaciones y/o guías clínicas se incluyen en médico o el pediatra puedan asesorar a la familia
libros más generales o amplios13,154,158,161,216,239,248,249, sobre tales desarrollos. En la tabla 51 se muestra
pero también son numerosas las obras dedicadas un resumen de las investigaciones al respecto, ini-
específicamente al duelo de los niños y adolescen- ciadas por Sylvia Anthony257,258, y hoy ampliadas en
tes249,46,73,250-251 e incluso libros u obras de divulga- diversas culturas y subculturas del globo13,158,161,216.
ción orientadas a los propios niños252-255. Siguiendo la idea del NCI norteamericano158, le he-
Como hemos visto, las vivencias en todo duelo mos añadido una serie de elementos facilitadores
grave son únicas, idiosincrásicas. Ello es aún más de la elaboración dentro de las relaciones familia-
notable en los niños. Por ejemplo, los niños en res y asistenciales.
duelo tienden a no mostrar sus sentimientos tan En cualquier caso, en el duelo por un familiar cer-
abiertamente como los adultos y pueden pasar pe- cano o un allegado querido hay dos temas que
ríodos del día, de la semana o del año en los cua- atormentan al niño y que, de forma y en el momen-
les parece que ya no quedan repercusiones por la to adecuado, hay que tratar: Primero: ¿Es por mi
pérdida. La familia y algunos profesionales pueden culpa? Segundo: ¿Me pasará a mí? Son dos temas
pensar entonces que el niño ha logrado superarla, clave para ayudar en la elaboración o afrontamien-
cuando, en realidad, sigue intentando contener to de sus sentimientos e ideas, insoportables a
sentimientos, ideas y recuerdos muy difíciles de menudo e inelaborables por él en aislado.
manejar por él mismo. Y como el sufrimiento es Por eso, para la ayuda del duelo en niños, los adul-
mayor y las capacidades verbales de expresión tos cuidantes han de tener en cuenta una serie de
menores, ello nos puede hacer olvidar que el niño principios asistenciales sobre los cuales el pedia-
o adolescente está soportando miedo, ira, temores tra, MC o profesional de APS debería saber aseso-

56
FMC – Protocolos

Tabla 51. Comprensión de la muerte por los niños a diferentes edades

Edad Aproximación a la comprensión Expresiones del duelo


Lactantes y t /PIBZDPNQSFOTJØODPHOJUJWBEFMBNVFSUF t 1BTJWJEBE SFUSBJNJFOUP 
preescolares t 1FSPTPOTFOTJCMFTBMPTDBNCJPTFOMBPSHBOJ[BDJØO llantos, problemas con el
(0-2 años) y cuidados, a la separación de los padres, a las sueño y con las comidas,
emociones intensas negativas de los padres o pérdida de peso...
cuidadores, etc.
t "OTJFEBEFTBOUFMBTFQBSBDJØO
Párvulos t $SFFORVFMBNVFSUFFTUFNQPSBMZSFWFSTJCMF OPýOBM t 1SFHVOUBONVDIBTDPTBT
(3-5 años): ni real (¿un juego?) “¿Cómo va ‘x’ al váter?
construyendo una t $SFFORVFMBQFSTPOBRVFSJEBNVFSUB FOSFBMJEBE ¿Dónde come? ¿Cómo
noción de “realidad sigue viviendo y funcionando de diversas formas come?”
de la muerte” t :RVFQVFEFWPMWFSBMBWJEB t 1SPCMFNBTQBSBDPNFS EPSNJS 
a partir de la t .ÈTUBSEF FMegocentrismo y el pensamiento mágico control de esfínteres
“insensibilidad del les lleva a considerar que la muerte es un castigo o t .JFEPBRVFMFBCBOEPOFO
muerto” el cumplimiento de un deseo t 3BCJFUBT
t 1VFEFODSFFSRVFDBVTBSPOMBFOGFSNFEBEPMB t 1FOTBNJFOUPNÈHJDPi{1FOTÏ
muerte o hice algo que causó su
t 1VFEFODSFFORVFMBFOGFSNFEBEUFSNJOBMFT muerte? ¿Por ejemplo, cuando
contagiosa: ellos o sus padres pueden morir le dije que no le quería, que
t /PDJØOEFinsensibilidad post mortem en era malo, que le odiaba, que
construcción ojalá se muriese?”
Escolares t $PODJCFOQSPHSFTJWBNFOUFZBMBNVFSUFDPNPSFBM  t $VSJPTJEBEBDFSDBEFMB
(6-10 años) con insensibilidad e irreversibilidad muerte
Construcción de la t $PNQSFOTJØOQSPHSFTJWBEFMBTEJGFSFODJBTFOUSFFM t 1SFHVOUBDPTBTDPODSFUBT
“irreversibilidad” vivir y el no-vivir (p. ej.,: vivir implica respirar y que el sobre ella
corazón bombee sangre) t 1VFEFUFOFSNJFEPT
t -BNVFSUFTFSFQSFTFOUBTJNCØMJDBNFOUF DPNP exagerados con respecto
una persona o un espíritu (esqueletos, espíritus, el al colegio, salir de casa, ir a
“coco”, “el hombre del saco”, el “Duque de Alba”...) lugares nuevos...
t -BNVFSUFFTýOBM JSSFWFSTJCMF ZBUFNPSJ[Bi1FSPMFT t 1VFEFNPTUSBSDPOEVDUBT
pasa a los otros, no a mí”. (El pensamiento mágico agresivas (ira en el
sigue operando) duelo)
t /PDJØOEF universalidad no adquirida: NO son t .JFEPTBDFSDBEF
capaces de comprender su propia mortalidad enfermedades imaginarias
t 1VFEFTFOUJSTF
abandonado
Preadolescentes t $POTJEFSBORVFMBNVFSUFFTreal, con insensibilidad, t $BNCJPTEFIVNPS
(11-13 años) irreversible y universal t .JFEPBMSFDIB[POPUPMFSBTFS
Construcción de la t $PNQSFOEFOMBEJGFSFODJBFOUSFWJWJSZOPWJWJS diferente de sus pares
“universalidad” t &TUÈOJOUFSFTBEPTFOMPTBTQFDUPTCJPMØHJDPTEFMB t $BNCJPTFOMPTIÈCJUPT
enfermedad y en detalles del funeral alimenticios
t i*ODMVTPZPQVFEPNPSJSw comprenden mejor su t 1SPCMFNBTDPOFMTVF×P
propia mortalidad (y puede producirles más t $POEVDUBTSFHSFTJWBT TF
angustia) quedan en casa, pierden el
interés por salir...)
Adolescentes t $PNQSFOEFOMBTDPOTFDVFODJBTFYJTUFODJBMFTEFMB
t $POEVDUBTJNQVMTJWBT
(14-18 años) muerte a medida que adquieren las capacidades
t 4FQVFEFOTFOUJSDVMQBCMFT
Preocupaciones con para el pensamiento formal y abstracto
por estar vivos (especialmente,
la muerte t $PNQSFOEFOMBQSPQJBNVFSUFZQVFEFOGBOUBTFBS
tras la muerte de un
con ella (con más o menos angustia)
hermano/a o un compañero)
t "NFEJEBRVFNBEVSBO POP
FNPDJPOBMNFOUF
t 1VFEFOOFHBSTVQSPQJBNPSUBMJEBEBUSBWÏT
de conductas de riesgo, actuaciones y
provocaciones
Derivada de:, Tikkelbroek Y et al73, Clayton JM et al158, Anthony S257,258 y Tizón JL13.

57
FMC – Protocolos

Tabla 52. Principios asistenciales para hablar de la muerte al niño13

1. Tener en cuenta lo que un niño de tal edad suele concebir sobre la muerte (tabla 28).
2. Tener en cuenta las experiencias y vivencias que suelen matizar esa concepción (tabla 27).
3. Pero atender, sobre todo, a lo que este niño concreto dice (y calla), con palabras o bien con juegos y
comportamientos.
4. Conviene contestar al nivel de comprensión del propio niño: La “verdad” no se impone: es una respuesta.
5. Animarle a que formule preguntas.
6. Si es posible, darle respuestas directas y simples.
7. Hay que usar un lenguaje adecuado a su edad, pero claro y directo.
8. Ante sus dudas, hay que explicarle y reasegurarle una y otra vez que a él no le va a pasar eso, que está seguro,
que no va a morir también...
9. Tolerar que el niño disocie, no quiera hablar del tema, se escape a juegos, acciones, diversiones...
10. Tolerar las regresiones, dentro de unos límites –aunque atendiendo a su evolución y elaboración o su desarrollo
y fijación.
11. Hay que permitirle participar en los ritos y costumbres funerarias de su sociedad y de su familia, al menos si sus
cuidadores principales no se oponen muy cerradamente a ello.
12. Si es necesario, utilizar el juego, las redacciones, los dibujos, las dramatizaciones (con juguetes o sin), los
recuerdos del fallecido...
13. “Dar permiso”, incluso explícitamente, para expresar afectos y conductas de dolor y sufrimiento.

Tabla 53. Los familiares y el duelo del niño: ¿Cómo ayudar?13,154

Acogiendo y t Incorporarles a los rituales y encuentros familiares o sociales en la medida de lo


protegiendo al niño posible
t No dejándole solo los primeros días; o colaborando en que no se arrincone a
“rumiar su pena” en el segundo y tercer momentos del duelo
t ¿Traer a casa a un amigo o compañero durante unos días?
t Asegurando una vida cotidiana estable: comida, sueño, traslados, trasportes...
t ¿Introducir al padrino o madrina reales o simbólicos?
t Resolviendo las cuestiones administrativas, burocráticas y económicas de los
familiares responsables, para que estos puedan concentrarse en cuidar al niño
t Ofrecer presencia, compañía y contención al familiar responsable es la
mejor forma de ayudar al niño en duelo
Ayudándoles a hablar t A través del lenguaje verbal
y comunicarse t Y a través del lenguaje no verbal: besos, abrazos, caricias, movimiento...
t Llamarles, escribirles, pasear, jugar con ellos...
t Sobre todo, y según la edad, jugar con ellos
Ayudándoles en t Pueden significar una regresión pasajera, al servicio de una recuperación posterior:
cuestiones la regresión no siempre es patológica, ni duradera, ni tiene por qué implicar
concretas y infantilización o simbiosis excesivas...
operativas de t Ayudándoles a estudiar, ir al colegio, vestirse, comer, cuidar de sus cosas, a
cada día si ellos atreverse en situaciones de prueba... (según la edad del niño)
manifiestan dudas,
inseguridad, fobias,
u otras dificultades
“Cosas que hay que t ¿Decir “la verdad”?
decir o hacer” t Que no son los responsables de la muerte o pérdida...
t No tienen por qué morir o irse otros
t Hablarle y tranquilizarle sobre la continuidad de la vida, las relaciones y las rutinas
cotidianas
t “Todos continuarán queriendo al difunto/la persona que se fue”
Con alguna de las t Los recuerdos de cada uno y el “libro de recuerdos” pueden ayudar, sobre todo si,
técnicas expuestas ocasionalmente, hay “puestas en común”
en la tabla 54 t También las fotos, dibujos, vídeos, filmes y otros iconos representativos del ausente
t Con mayores precauciones, pueden intentarse “técnicas” como la conversación
dirigida, redacciones, dibujos... sobre el difunto o ido, sobre la pérdida, sobre cómo
queda la familia tras la pérdida...

58
FMC – Protocolos

Tabla 54. Ayudando a los niños en duelo: algunas técnicas útiles13

PROCEDIMIENTOS MÁS “PROFANOS”


1. Escuchar, contener y contenerse
2. Ayudar a expresarse: facilitaciones
3. El lenguaje directo/evocador/simbólico: cuándo y cómo usar uno y otro
4. El uso de iconos: fotos, objetos representativos... A nivel profesional cada
5. “Conversación dirigida”: una de ellas puede
t ¿Decirle “la verdad”? hacerse:
t Que él no es responsable de...
t Que a otros de la familia ni a él mismo les va a pasar igual
t Que sus circunstancias cotidianas van a seguir siendo iguales o parecidas
t Que todos seguiremos queriendo a quien murió/se fue...
Más adelante: t$POVOFODVBESF
t “¿Qué le dirías ahora si pudieras?” JOEJWJEVBM
t “¿Lo echas de menos? ¿Qué echa de menos de él?”
t “¿Estás enfadado porque se fue? ¿Crees que tienes la culpa/es por tu culpa/
eres responsable...?”
6. Escribir redacciones (p. ej., cuando lo pasaron bien juntos, qué apreciaba
más y qué menos, qué le hubiera dicho y que no...) t$POVOFODVBESF
7. Cartas con los mismos temas dirigidas a... familiar
8. Dibujar sobre la pérdida o la persona perdida
9. El funeral y el cementerio
10. El libro de recuerdos

PROCEDIMIENTOS QUE USAN LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL6 t$POVOFODVBESFEF


11. Ayudas familiares o “terapia familiar breve”198, 154,239,25 HSVQP (familia ampliada,
12 La imaginación guiada46,249 amigos, compañeros de
13. Grupos profanos colegio, compañeros de
14. Grupos semiprofesionalizados centros recreativos...)
15. Psicoterapia de grupo13
16. Medicación ocasional (en muy raras ocasiones y en períodos breves)
17. Role Playing, Psicodrama, escenoterapia...46,13,249
18. Reestructuración cognitiva158, 249
19. Psicoterapia breve o de “flash”13, 33, 249
20. Psicoterapia o psicoanálisis “formalizados”13,33, 246

rar (lo que significa que previamente han de estar 3. Ante sus dudas, hay que explicarle y reasegurarle
formados y entrenados al respecto179,13,94,200). Al una y otra vez que a él no le va a pasar eso, que es-
menos, los que siguen a continuación, resumidos tá seguro, que no va a morir también... Hay que pro-
en la tabla 52: porcionarle seguridad por vías verbales y no verba-
les: rutinas, satisfacciones, evitar cambios adicio-
1. Hay que dar explicaciones acerca de qué es la nales...
muerte y en qué consiste. El silencio no ayuda al 4. Hay que permitirle participar en los ritos y cos-
niño. Las pseudoexplicaciones (“Está dormida”, tumbres funerarias de su sociedad y de su familia,
“Se ha ido al cielo”, “La hemos perdido”, etc.), tie- al menos si sus cuidadores principales no se opo-
nen efectos pasajeros y, en ocasiones, contrapro- nen muy cerradamente a ello. Los rituales se hacen
ducentes. El niño necesita que se le diga directa o para recordar a los seres queridos y para soportar
progresivamente la verdad, aunque de forma ade- en solidaridad la turbulencia emocional del duelo:
cuada a su edad y sus capacidades de compren- eso es justamente lo que necesita el niño. Pero hay
sión13 (tablas 51 y 52). que respetar sus deseos de retirarse, o su aburri-
2. Hay que usar un lenguaje adecuado a su edad, miento, o sus desbordamientos emocionales al
pero claro y directo: en la conversación hay que in- respecto. Al tiempo, hay que irle explicando en qué
troducir progresivamente, pero pronto, las pala- consisten esos rituales y por qué se hacen. Si el
bras adecuadas (por ejemplo, muerte, muerto, padre o madre o hermano sobrevivientes están de-
cáncer, enfermedad, dolor...). masiado afectados por sus propias emociones,

59
FMC – Protocolos

Tabla 55. Guía clínica básica para el asesoramiento profesional desde la atención primaria de salud de los duelos
en los niños13
1. Ayude a que el progenitor o tutor se exprese.
2. Cuando se haya expresado con el profesional (y este haya valorado la situación), ayude a que pueda
expresarse con el niño y contarnos las reacciones de este: eso favorece que el progenitor “se atreva” (pero
sin ser invasivo).
3. Comprender y ayudar a que los familiares comprendan las diferencias de los procesos de duelo en los
niños, tanto a nivel cognitivo como afectivo.
4. A través del progenitor, a través del equipo psicopedagógico o directamente, mantenga la atención a cómo
marcha el niño en la escuela: suele ser un lugar de manifestación clara de los indicadores de duelo patológico
de las señales de alerta en la infancia recogidas en esta revisión.
5. Pero sin abandonar el seguimiento de los aspectos a atender o monitorizar (tablas 3 y 13) tanto en el
progenitor o tutor como, a través de él, en el niño.
6. Si su relación con el niño es buena y hay peligro de duelo patológico, intente establecer una relación
de confianza con el niño directamente.
t En niños mayores y adolescentes, la conversación puede bastar.
t En niños en edad escolar, decirle que dibuje una familia y comentarla con él puede ayudar.
t En niños más pequeños, conviene tener algún juguete en la consulta y utilizarlo según las técnicas de
observación del juego.
7. En caso de dudas, realizar una serie de entrevistas o sesiones conjuntas con el niño y su progenitor
más cercano, según la técnica de la “Observación del Niño junto con su Madre” o las psicoterapias
madre-niño25: Más observar que intervenir o actuar.
8. Si el duelo evoluciona en un sentido patológico claro, no esperar 6 meses para la interconsulta o derivación al
equipo de atención precoz o al equipo de salud mental infanto-juvenil.
9. Pero si esa derivación no es accesible o conveniente, puede pensar en seguir ayudando usted a través de
asesorar a la familia, al tutor/a, al equipo psicopedagógico..., en especial si esos equipos dominan las técnicas
de observación terapéutica en la infancia25.

conviene identificar un familiar o allegado adulto muere en la infancia, es un duelo complicado, que
que pueda realizar ese tipo de cuidados, acompa- tiende a enquistarse en las formas que se han lla-
ñamientos y explicaciones. mado “duelo congelado”, y que merece atención y
5. Las tablas 53 y 54 intentan proporcionar una técnicas más específicas252. Algo similar ocurre
guía elemental no tanto para la clínica directa, para con las muertes perinatales y abortos13.
la intervención, sino para el asesoramiento que los Sin embargo, en la APS suelen aparecer e incluso
profesionales de APS adecuadamente sensibiliza- ser consultados otros duelos y pérdidas muy rele-
dos y formados pueden proporcionar a la familia y vantes en nuestros días: por ejemplo, los múltiples
allegados del niño en duelo. Son ideas para pro- duelos que una separación o un divorcio entre los
porcionar a la familia y allegados en el caso de que padres genera, con la posibilidad de que los mis-
estos soliciten su ayuda o el profesional juzgue mos se perpetúen mediante custodias, “comparti-
que hay peligro de duelo complicado (tabla 49). La das o no compartidas”, mal reguladas o emocio-
tabla 55 intenta resumir la guía clínica básica para nalmente mal llevadas13.
que los profesionales de APS puedan realizar esa De la misma forma, y para terminar, recordemos
labor de acompañamiento y/o asesoría de la familia que en la APS suelen consultarse también otra se-
o el niño en duelo. rie de duelos de gran importancia en nuestros días
(tabla 8): Sobre todo, duelos múltiples y complejos
Como dijimos antes, las situaciones de duelo en como el duelo por las pérdidas psicofísicas, en es-
niños pueden ser múltiples. Algunas de ellas, por pecial en la ancianidad, las enfermedades graves y
su gravedad y complejidad, escapan normalmente crónicas, la infertilidad, las separaciones y divor-
de la APS: por ejemplo, la situación en la que el ni- cios, los animales de compañía, el paro, las catás-
ño va a morir o ha muerto y otras13,44,179,259. En este trofes, el suicidio en la familia13,154,157,219... Sin hablar
caso, el profesional de APS puede centrarse en el de las perdidas hoy mal soportadas en nuestras
acompañamiento o la asesoría de los familiares y sociedades neoliberales, tales como el fracaso
en la prevención del duelo patológico de los proge- profesional, el envejecimiento, la andropausia, la
nitores y hermanos, junto con otros profesionales menopausia, las pérdidas funcionales por trauma-
comunitarios. El duelo por un hijo, sobre todo si tismos...

60
FMC – Protocolos

Pero cada una de esas pérdidas y duelos es un ca- 12. Horowitz LM. Interpersonal Foundations of Psychopatholo-
pítulo específico en la historia de la vida y las vidas gy. Washington, DC: American Psychological Association;
2004.
humanas y sociales concretas, y aquí no queda
más remedio que dejar sus aproximaciones con- 13. Tizón JL. Pérdida, pena, duelo: Vivencias, investigación y
cretas para otro momento y otros trabajos y revisio- asistencia. Barcelona: Herder; 2013.
nes. Claro que esos trabajos y revisiones solo ten- 14. Tizón JL. Los procesos de duelo y la medicalización de la
drán sentido si la APS y la medicina siguen defen- vida. En: Tizón JL, Daurella N, Cleríes X, comps. ¿Bioin-
diendo especialidades y afanes integralistas237 y no geniería o medicina?: El futuro de la medicina y la for-
se hunden totalmente en el paradigma neoliberal y mación de los médicos. Barcelona: Red Ediciones; 2013.
p. 69-75.
biocomercial que hace superfluas y fútiles estas
atenciones, tan humanas como complejas211. Unas 15. INE (Instituto Nacional de Estadística). INEbase 2009. Ac-
atenciones que, como antes dijimos, resultan un te- cesible en: http://www.ine.es/ss/Satellite?c=Page&pagenam
ma clave de un nuevo “consenso sanitario”, impres- e=INE%2FINELayout&cid=1254735905566&L=1
cindible a nivel social y de la enseñanza de la medi- 16. Gilbert P. Counseling for Depression. London: Sage; 1992.
cina. Un “nuevo consenso sanitario” que ha de 17. Boelen PA. The centrality of a loss and its role in emotio-
buscar también que los médicos “seamos menos nal problems among bereaved people. Behav Res Ther.
infelices”211,201,23,24 en nuestra práctica profesional. 2009;47:616-22.
18. Doughty EA. Investigating adaptive grieving styles: a Del-
phi study. Death Stud. 2009;33:462-80.
19. Parker HA, McNally RJ. Repressive coping, emotional ad-
BIBLIOGRAFÍA justment, and cognition in people who have lost loved ones
to suicide. Suicide Life Threat Behav. 2008;38:676-87.
20. Buitrago F (Coord), Ciurana R, Chocrón L, Fernández-
1. Bowlby J. Los cuidados maternos y la salud mental. Buenos Alonso MC, García-Campayo J, Montón C, Tizón JL,
Aires: Lumen/Humanitas; 1990. Herrero S (Grupo de Salud Mental del PAPPS). Recomen-
2. Bowlby J. El vínculo afectivo. Buenos Aires: Paidós; 1979. daciones para la prevención de los trastornos de la salud
mental en atención primaria. Aten Primaria. 2014;46(Supl
3. Bowlby J. La separación afectiva. Buenos Aires: Paidós;
4):59-74.
1979.
21. Read J, Bentall RP, Fosse R. Time to abandon the bio-
4. Bowlby J. La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Buenos
bio-bio model of psychosis: Exploring the epigenetic and
Aires: Paidós; 1983.
psychological mechanisms by which adverse life events
5. Harlow HF, Harlow MK. The affectional systems. En: lead to psychotic symptoms. Epidemiol Psichiatr Soc.
Schrier AM, Harlow HF, Stollnitz F, eds. Behaviour of non- 2009;18:299-310.
human primates. New York & London: Academic Press;
22. Tizón JL. ¿Es necesario evolucionar hacia una formación
1965.
más integral del médico clínico? FMC. 2010;17: 225-31.
6. van der Horst FCP, Le Roy HA, van der Veer R. “When
23. Tizón JL, Clèries X, Daurella N, comp. ¿Bioingeniería o
Strangers Meet”: John Bowlby and Harry Harlow on Atta-
Medicina?: El futuro de la medicina y la formación de los
chment Behavior. Integr Psych Behav. 2008;42:370-88. doi
médicos. Barcelona: Red Ediciones; 2013.
10.1007/s12124-008-9079-2.
24. Tizón JL. Componentes psicológicos de la práctica médica:
7. Freud S (1914). Recuerdo, repetición, elaboración. En:
Una perspectiva desde la Atención Primaria. 6.ª ed. Barce-
Obras Completas de S. Freud. Madrid: Biblioteca Nueva;
lona: Biblària; 2000.
1968, tomo7 (También en Obras Completas de S. Freud, to-
mo 14. Buenos Aires: Amorrutu; 1989). 25. Tizón JL, San José J, Nadal D. Protocolos y programas
elementales para la atención primaria a la salud mental.
8. Freud S (1917). Duelo y melancolía. En: Obras completas de
Barcelona: Herder; 2000.
S. Freud. Madrid: Biblioteca Nueva; 1967, tomo 6 (También
como “La aflicción y la melancolía” en Obras Completas de 26. Thornicroft G, Tansella M. The balanced care model for glo-
S. Freud, tomo 14. Buenos Aires: Amorrortu; 1989). bal mental health. Psychol Med. 2013;43:849-63.
9. Klein M (1940). El duelo y su relación con los estados ma- 27. Marmot M, Allen J, Balfour R, Bell R. Social Determinants
níaco-depresivos. En: Obras Completas de M. Klein, vol. 2. of Mental Health. Lisbon: UCL Institute of Health Equity;
Barcelona: Paidós; 1977. p. 279-303. 2013.
10. Kübler-Ross E (1975). Sobre la muerte y los moribundos. 28. Bentall RP. Medicalizar la mente. ¿Sirven de algo los trata-
Barcelona: Grijalbo; 2000. mientos psiquiátricos? Barcelona: 3P-Herder; 2011.
11. Horowitz MJ. A model of mourning: change in schemas of 29. Moncrieff J. Hablando claro: Una introducción a los fárma-
self and other. J Am Psychoanal Assoc. 1990;38:297-324. cos psiquiátricos. Barcelona: Herder-3P; 2013.

61
FMC – Protocolos

30. Maciejewski PK, Zhang B, Block SD, Prigerson HG. An 47. Rando TA. Treatment of Complicated Mourning. Cham-
empirical examination of the stage theory of grief. JAMA. paign, Ill.: Research Press; 1993.
2007;297:716-23. 48. Humphery GM, Zympfer DG. Counseling for Grief and Be-
31. Prigerson HG, Horowitz MJ, Jacobs SC, Parkes CM, Aslan reavement. London: Sage; 1996.
M, Goodkin K, et al. Prolonged grief disorder: Psychome- 49. Sbarra DA, Hazan C. Coregulation, dysregulation, self-
tric validation of criteria proposed for DSM-V and ICD-11. regulation: an integrative analysis and empirical agenda for
PLoS Med. 2009;6:e1000121. understanding adult attachment, separation, loss, and reco-
32. Worden JW. El tratamiento del duelo: asesoramiento psico- very. Pers Soc Psychol Rev. 2008;12:141-67.
lógico y terapia. Barcelona: Paidós 1997. 50. Parkes CM. Bereavement: Studies of Grief in Adult Life.
33. Tizón JL. Psicoanálisis, procesos de duelo y psicosis. Barce- Madison: International Universities Press; 1975, 1998.
lona: Herder; 2007. 51. Stroebe MS, Hansson RO, Schut H, Stroebe W, eds. Hand-
34. Tizón JL. Aspectos clínicos del paciente con riesgo de suici- book of Bereavement Research and Practice: Advances in
dio: ¿Atender como “enfermedad” o atender como comuni- Theory and Intervention. Washington, DC: American Psy-
cación? FMC. (en prensa). chological Association; 2008.
35. Woof WR, Carter YH. The grieving adult and the general 52. Hendrickson KC. Morbidity, mortality, and parental grief:
practitioner: a literature review in two parts. Br Gen Pract. a review of the literature on the relationship between the
1997;47:443-8 y 509-14. death of a child and the subsequent health of parents. Palliat
Support Care. 2009;7:109-19.
36. Stroebe M, Schut H, Stroebe S. Health outcomes of bereave-
ment. Lancet. 2007;370:1960-73. 53. Parkes CM. Coping with loss: Bereavement in adult life.
BMJ. 1998;316:856-9.
37. Shear K, Monk T, Houck P, Melhem N, Frank E, Reynolds
C, et al. An attachment-based model of complicated grief 54. Varese F, Smeets F, Drukker M, Lieverse R, Lataster T, Vie-
including the role of avoidance. Eur Arch Psychiatry Clin chtbauer W, et al. Childhood adversities increase the risk of
Neurosci. 2007;257:453-61. psychosis: a meta-analysis of patient-control, prospective
and cross-sectional cohort studies. Schizophrenia Bulletin.
38. Block SD. Psychological issues in end-of-life care. J Palliat
2012;38:661-71. (Versión en castellano: Las adversidades
Med. 2006;9:751-72.
en la infancia aumentan el riesgo de psicosis: metaanálisis
39. National  Cancer  Institute. PDQ Grief, Bereavement, and con pacientes control y estudios de cohortes prospectivos.
Coping With Loss. Bethesda, MD: National Cancer Insti- Rev Psicopatología y Salud Mental del Niño y del Adoles-
tute. [Última modificación 9/9/2015]. Disponible en: http:// cente. 2013;21:51-64).
www.cancer.gov/about-cancer/advanced-cancer/caregivers/
55. Read J, Fosse R, Moskowitz A, Perry B. The traumagenic-
planning/bereavement-pdq. Accessed 7/10/2015
neurodevelopmental model of psychosis revisited. Neurop-
40. Prigerson HG,  Maciejewski PK. Grief and acceptance as sychiatry. 2014;4:65-79.
opposite sides of the same coin: setting a research agen-
56. Tizón JL. Repercusiones sobre el niño de los trastor-
da to study peaceful acceptance of loss. Br J Psychia-
nos mentales de sus progenitores y cuidadores. FMC.
try. 2008;193:435-7. doi: 10.1192/bjp.bp.108.053157.
2005;12:220-36.
41. Horowitz MJ, Siegel B, Holen A, Bonnanno G, Milbrath C,
57. Williams JR Jr. Depression as a mediator between spousal
Stinson CH. Diagnostic criteria for complicated grief disor-
bereavement and mortality from cardiovascular disease: ap-
der. Am J Psychiatry. 1997;154:904-10.
preciating and managing the adverse health consequences
42. Boelen PA. The centrality of a loss and its role in emotio- of depression in an elderly surviving spouse. South Med J.
nal problems among bereaved people. Behav Res Ther. 2005;98:90-5.
2009;47:616-22. 58. Balk DE. Recovery following bereavement: an examination
43. Mayland C, Williams E, Ellershaw J. How well do current of the concept. Death Stud. 2004;28:361-74.
instruments using bereaved relatives’ views evaluate care 59. Boelen PA. The centrality of a loss and its role in emotio-
for dying patients? Palliat Med. 2008;22:133-44. nal problems among bereaved people. Behav Res Ther.
44. Aoun SM, Breen LJ, Howting DA, Rumbold B, McNa- 2009;47:616-22.
mara B, Hegney D. Who needs bereavement support? A 60. Johannesson KB, Arinell H, Arnberg F. Six years after the
population based survey of bereavement risk and support wave. Trajectories of posttraumatic stress following a natu-
need. PLoS ONE. 2015;10:e0121101. doi:10.1371/journal. ral disaster. J Anxiety Disord. 2015;36:15-24.
pone.0121101.
61. Schlesinger NJ. Loss to Legacy: The Work of Mour-
45. Sveen CA, Walby FA. Suicide survivors’ mental health and ning Early Parental Death. Psychoanalytic Social Work.
grief reactions: a systematic review of controlled studies. 2014;21:75-89. doi: 10.1080/15228878.2013.859630.
Suicide Life Threat Behav. 2008;38:13-29.
62. Felberbaum S. Mourning and Creativity: Finding the “Wri-
46. Black D. Coping with loss. Bereavement in childhood. te” Words. Psychoanalytic Social Work. 2014;21:40-54.
BMJ. 1998;316:931-3. doi: 10.1080/15228878.2013.840246.

62
FMC – Protocolos

63. Volkan VD. What Some Monuments Tell us about Mour- lated adverse experiences in childhood. A convergence of
ning and Forgiveness. En:  Barkan E, Karn A, eds. Taking evidence from neurobiology and epidemiology. Eur Arch
Wrongs Seriously: Apologies and Reconciliation. Stanford, Psychiatry Clin Neurosci. 2006;256:174-86.
CA: Stanford University Press; 2006. p. 115-31. 79. Scherrer JF, Xian H, Kapp JM, Krygiel JM, Waterman B,
64. Volkan VD, Zintl E. Life after Loss: The Lessons of Grief. Shah KR, et al. Association between exposure to childhood
New York, NY: Charles Scribner’s Sons; 1993. and lifetime traumatic events and lifetime pathological
gambling in a twin cohort. J Nerv Ment Dis. 2007;195:72-
65. Horowitz MJ. A model of mourning: change in schemas of
8.
self and other. J Am Psychoanal Assoc. 1990;38:297-324.
80. Wickrama KA, Conger RD, Lorenz FO, Jung T. Family
66. Boelen PA, Huntjens RJ. Intrusive images in grief: an ex-
antecedents and consequences of trajectories of depressive
ploratory study. Clin Psychol Psychother. 2008;15:217-26.
symptoms from adolescence to young adulthood: a life
67. Pies R. The anatomy of sorrow: a spiritual, phenomenolo- course investigation. J Health Soc Behav. 2008;49:468-83.
gical, and neurological Perspective. Philos Ethics Humanit
81. Li J, Vestergaard M, Obel C, Christensen J, Precht DH, Lu
Med. 2008;3:17. Accesible en:  http://www.ncbi.nlm.nih.
M, et al. A nationwide study on the risk of autism after pre-
gov/pmc/articles/PMC2442112/
natal stress exposure to maternal bereavement. Pediatrics.
68. Rodin G, Zimmermann C. Psychoanalytic reflections on 2009;123:1102-7.
mortality: a reconsideration. J Am Acad Psychoanal Dyn
82. Li J, Olsen J, Obel C, Christensen J, Precht DH, Vestergaard
Psychiatry. 2008;36:181-96.
M. Prenatal stress and risk of febrile seizures in children: a
69. Lillo JL. ¿Es útil el concepto del perdón en nuestra práctica nationwide longitudinal study in Denmark. J Autism Dev
analítica? Temas de Psicoanálisis 2014;7: (pub. electróni- Disord. 2009;39:1047-52.
ca). Accesible en: http://www.temasdepsicoanalisis.org/. 83. Schwering KL. The psychological challenge of paediatric
Acceso el 21-10-2015. organ transplantation: gift and incorporation. Acta Gas-
70. Barrera M, O’Connor K, D’Agostino NM, Spencer L, troenterol Belg. 2004;67:184-7.
Nicholas D, Jovcevska V, et al. Early parental adjustment 84. Felitti VJ. Adverse childhood experiences and adult health.
and bereavement after childhood cancer death. Death Stud. Acad Pediatr. 2009;9:131-2.
2009;33:497-520.
85. Malaspina D, Corcoran C, Kleinhaus KR, Perrin MC, Fen-
71. Kuramoto JS, Brent DA, Wilcox HC. The impact of paren- nig S, Nahon D, et al. Acute maternal stress in pregnancy
tal suicide on child and adolescent offspring. Suicide Life and schizophrenia in offspring: a cohort prospective study.
Threat Behav. 2009;39:137-51. BMC Psychiatry. 2008;8:71.
72. Leopold Th, Lechner CM. Parents’ Death and Adult Well- 86. Prigerson HG, Horowitz MJ, Jacobs SC, Parkes CM, Aslan
Being: Gender, Age and Adaptation to Filial Bereavement. M, Goodkin K, et al. Prolonged grief disorder: Psychome-
J Marriage Family. 2015;77. doi: 10.1111/jomf.12186. tric validation of criteria proposed for DSM-V and ICD-11.
73. Tikkelbroek Y, Bodden DHM, Reitz E, Vollebergh WAM, PLoS Med. 2009;6:e1000121.
van Baar AL. Mental health of adolescents before and after 87. Zisook S, Corruble E, Duan N, Iglewicz A, Karam EG, La-
the death of a parent or sibling. Eur Child Adolesc Psychia- nouette N,  et al. The bereavement exclusion and DSM-
try. 2015;3. doi 10.1007/s00787-015-0695-3. Published on 5. Depress Anxiety. 2012;29:425-43.
line 19 march 2015.
88. Kar N. Psychological impact of disasters on children:
74. Burns LH. Psychiatric aspects of infertility and infertility review of assessment and interventions. World J Pediatr.
treatments. Psychiatr Clin North Am. 2007;30:689-716. 2009;5:5-11.
75. Rothman EF, Edwards EM, Heeren T, Hingson RW. Adver- 89. Boelen PA, Hoijtink H. An item response theory analysis of
se childhood experiences predicts earlier age of drinking a measure of complicated grief. Death Stud. 2009;33:101-
onset: results from a representative US sample of current 29.
or former drinkers. Pediatrics. 2008;122(2). Accesible en:
90. Epstein RM, Franks P, Fiscella K, Shieldsa CG, Meldrum
www.pediatrics.org/cgi/content/full/122/2/e298
SF, Richard L, et al. Measuring patient-centered communi-
76. Anda RF, Croft JB, Felitti VJ, Nordenberg D, Giles WH, cation in Patient–Physician consultations: Theoretical and
Williamson DF, et al. Adverse childhood experiences and practical issues. Soc Sci Med. 2005;61:1516-28.
smoking during adolescence and adulthood. JAMA. 1999;
91. Lannen PK, Wolfe J, Prigerson HG, Onelov E, Kreicbergs
282:1652-8.
UC. Unresolved grief in a national sample of bereaved
77. Dargenfield M. Negligencia y violencia sobre el adolescen- parents: impaired mental and physical health 4 to 9 years
te: Abordaje desde un Hospital de Día. Temas de Psicoaná- later. J Clin Oncol. 2008;26:5870-6.
lisis. 2012;4: Accesible en: http://www.temasdepsicoana-
92. Mangham C, McGrath P, Reid G, Stewart M. Resiliency:
lisis.org
Relevance to health promotion - detailed analysis. Otawa:
78. Anda RF, Felitti VJ, Bremner JD, Walker JD,  Whitfield Office of Alcohol, Drugs and Dependency Issues; Last
C,  Perry BD,  et al. The enduring effects of abuse and re- Modified 1997-06-27. (En francés: Ressort psychologique,

63
FMC – Protocolos

Pertinence dans le contexte de la Promotion de la santé, 109. Danese A, Moffitt TE, Pariante CM, Ambler A, Poulton R,
Analyse détaillée. Otawa: Ministry of Supply and Services; Caspi A. Elevated inflammation levels in depressed adults
1995). with a history of childhood maltreatment. Arch Gen Psy-
chiatry. 2008;65:409-15.
93. Ungar M. Methodological and Contextual Challenges Re-
searching Childhood Resilience: An International Collabo- 110. Danese A, Pariante CM, Caspi A, Taylor A, Poulton R. Chil-
ration to Develop a Mixed Method Design to Investigate dhood maltreatment predicts adult inflammation in a life-
Health-related Phenomena in At-risk Child Populations. course study. Proc Natl Acad Sci USA. 2007;104:1319-24.
Nova Scotia, Canada: Halifax Press, 2003. 111. Howren MB, Lamkin DM, Suls J. Associations of depres-
94. Woof WR, Carter YH. The grieving adult and the general sion with C-reactive protein, IL-1, and IL-6: a meta-analy-
practitioner: a literature review in two parts. Br Gen Pract. sis. Psychosom Med. 2009;71:171-86.
1997;47:443-8 y 509-14. 112. Panksepp J, Biven L. The Archaeology of Mind: Neuroevo-
lutionary Origins of Human Emotions. NY: WW Norton &
95. Selye H. The Stress of life. New York: McGraw-Hill; 1956.
Company; 2012.
96. Gunnar M, Quevedo K. The neurobiology of stress and de-
113. Shonkoff JP, Garner AS; Committee on Psychosocial As-
velopment. Annu Rev Psychol. 2007;58:145-73.
pects of Child and Family Health; Committee on Early
97. McEwen BS. Stressed or stressed out: what is the differen- Childhood, Adoption, and Dependent Care; Section on De-
ce? J Psychiatry Neurosci. 2005;30:315-8. velopmental and Behavioral Pediatrics. The lifelong effects
of early childhood adversity and toxic stress. Pediatrics.
98. McEwen BS. Physiology and neurobiology of stress 2012;129:232-46.
and adaptation: central role of the brain. Physiol Rev.
2007;87:873-904. 114. Richmond JB. Child development: a basic science for pedia-
trics. Pediatrics. 1967;39:649-58.
99. McEwen BS, Seeman T. Protective and damaging effects
of mediators of stress. Elaborating and testing the con- 115. National Scientific Council on the Developing Child. Early
cepts of allostasis and allostatic load. Ann N Y Acad Sci. experiences can alter gene expression and affect long-term
development: working paper #10. Accesible en: www.deve-
1999;896:30-47.
lopingchild.net. Acceso 8 de marzo de 2015.
100. Korte SM, Koolhaas JM, Wingfield JC, McEwen BS. The
116. Feder A, Nestler EJ, Charney DS. Psychobiology and
Darwinian concept of stress: benefits of allostasis and costs
molecular genetics of resilience. Nat Rev Neurosci. 2009;
of allostatic load and the trade-offs in health and disease.
10:446-57.
Neurosci Biobehav Rev. 2005;29:3-38.
117. Pally R. The predicting brain: Unconscious repetition, cons-
101. Compas BE. Psychobiological processes of stress and cious reflection and therapeutic change. Int J Psychoanal.
coping: implications for resilience in children and adoles- 2007;88:861-81.
cents—comments on the papers of Romeo & McEwen and
Fisher et al. Ann N Y Acad Sci. 2006;1094:226-34. 118. Paniagua C. What has happened to the body in psychoa-
nalysis? Int J Psychoanal. 2004;85:973-7.
102. Luanaigh CO, Lawlor BA. Loneliness and the health of ol-
119. Bagot RC, Meaney MJ. Epigenetics and the biological basis
der people. Int J Geriatr Psychiatry. 2008;23:1213-21.
of gene × environment interactions. J Am Acad Child Ado-
103. Hendrickson KC. Morbidity, mortality, and parental grief: lesc Psychiatry. 2010;49:752-71.
a review of the literature on the relationship between the
120. Szyf M, McGowan P, Meaney MJ. The social environment
death of a child and the subsequent health of parents. Palliat
and the epigenome. Environ Mol Mutagen. 2008;49:46-60.
Support Care. 2009;7:109-19.
121. Flaherty EG, Thompson R, Litrownik AJ. Effect of early
104. Li J, Vestergaard M, Obel C, Precht DH, Christensen J, Lu childhood adversity on child health. Arch Pediatr Adolesc
M, et al. Prenatal stress and cerebral palsy: a nationwide Med. 2006;160:1232-8.
cohort study in Denmark. Psychosom Med. 2009;71:615-8.
122. Flaherty EG, Thompson R, Litrownik AJ. Adverse child-
105. Cottrell EC, Seckl JR. Prenatal stress, glucocorticoids and hood exposures and reported child health at age 12. Acad
the programming of adult disease. Front Behav Neurosci. Pediatr. 2009;9:150-6.
2009;3:19.
123. Koenen KC, Moffitt TE, Poulton R, Martin J, Caspi A.
106. Galkina E, Ley K. Immune and inflammatory mechanisms Early childhood factors associated with the development of
of atherosclerosis. Annu Rev Immunol. 2009;27:165-97. post-traumatic stress disorder: results from a longitudinal
birth cohort. Psychol Med. 2007;37:181-92.
107. Miller GE, Chen E. Harsh family climate in early life pre-
sages the emergence of a proinflammatory phenotype in 124. Poulton R, Caspi A, Milne BJ. Association between
adolescence. Psychol Sci. 2010;21:848-56. children’s experience of socioeconomic disadvantage and
adult health: a life-course study. Lancet. 2002;360:1640-5.
108. Heydtmann M, Adams DH. Chemokines in the immu-
nopathogenesis of hepatitis C infection. Hepatology. 125. Freed PJ, Yanagihara TK, Hirsch J, Mann JJ. Neural mecha-
2009;49:676-88. nisms of grief regulation. Biol Psychiatry. 2009;66:33-40.

64
FMC – Protocolos

126. Panksepp J. Affective Neuroscience: The Foundations of 141. Charles VE, Polis CB, Sridhara SK, Blum RW. Abortion
Human and Animal Emotions (Series in Affective Science). and long-term mental health outcomes: a systematic review
New York: Oxford University Press; 1998. of the evidence. Contraception. 2008;78:436-50.
127. National Scientific Council on the Developing Child. Ex- 142. Class QE, Mortensen PB, Henriksen TB, Dalman C,
cessive Stress Disrupts the Architecture of the Developing D’Onofrio BM, Khashan AS. Preconception Maternal Be-
Brain: Working Paper #3. Accesible en: developingchild. reavement and Infant and Childhood Mortality: A Danish
harvard.edu/resources/reports_and_working_papers/. Acce- Population-Based Study. Psychosom Med. 201577:863-9.
so 8/3/2015. doi: 10.1097/ PSY.0000000000000229.
128. Shonkoff JP, Boyce WT, McEwen BS. Neuroscience, mole- 143. Douglas AJ. Central noradrenergic mechanisms underlying
cular biology, and the childhood roots of health disparities: acute stress responses of the hypothalamo-pituitary-adrenal
building a new framework for health promotion and disease axis: adaptations through pregnancy and lactation. Stress.
prevention. JAMA. 2009;301:2252-9. 2005;8:5-18.
129. Shonkoff JP. Building a new biodevelopmental framework 144. Seckl JR. Glucocorticoid programming of the fetus: adult
to guide the future of early childhood policy. Child Dev. phenotypes and molecular mechanisms. Mol Cell Endocri-
2010;81:357-67. nol. 2001;185:61-71.
130. Shonkoff J. Protecting brains, not simply stimulating minds. 145. Abel KM. Foetal origins of schizophrenia: testable hypothe-
Science. 2011;333:982-3. ses of genetic and environmental influences. Br J Psychia-
131. McEwen BS, Gianaros PJ. Stress- and allostasis-induced try. 2004;184:383-5.
brain plasticity. Annu Rev Med. 2011;62:431-45. 146. Son GH, Geum D, Chung S, Kim EJ, Jo JH, Kim CM, et al.
132. National Scientific Council on the Developing Child. Per- Maternal stress produces learning deficits associated with
sistent fear and anxiety can affect young children’s learning impairment of NMDA receptor-mediated synaptic plastici-
and development: working paper #9. Accesible en: www. ty. J Neurosci. 2006;26:3309-18.
developingchild.net. Acceso 8 de marzo de 2011. 147. Li J, Vestergaard M, Obel C, Christensen J, Precht DH, Lu
133. Tottenham N, Hare TA, Quinn BT. Prolonged institutional M, et al. A nationwide study on the risk of autism after pre-
rearing is associated with atypically large amygdala volume natal stress exposure to maternal bereavement. Pediatrics.
and difficulties in emotion regulation. Dev Sci. 2010;13:46- 2009;123:1102-7.
61. 148. Li J, Olsen J, Obel C, Christensen J, Precht DH, Vestergaard
134. Boyce WT, Ellis BJ. Biological sensitivity to context: I. M. Prenatal stress and risk of febrile seizures in children: a
An evolutionary-developmental theory of the origins and nationwide longitudinal study in Denmark. J Autism Dev
functions of stress reactivity. Dev Psychopathol. 2005;17: Disord. 2009;39:1047-52.
271-301. 149. Su X, Xu B, Liang H, Olsen J, Yuan W, Cnattingius S, et al.
135. Francis DD. Conceptualizing child health disparities: a Prenatal maternal bereavement and risk of eating disorders
role for developmental neurogenomics. Pediatrics. in infants and toddlers: a population-based cohort study.
2009;124(suppl 3):S196-S202. BMC Psychiatry. 2015;15:229. doi 10.1186/s12888-015-
0612-9.
136. Juster RP, McEwen BS, Lupien SJ. Allostatic load biomar-
kers of chronic stress and impact on health and cognition. 150. Mitscherlich A, Mitscherlich M. (1967). Fundamentos del
Neurosci Biobehav Rev. 2010;35:2-16. comportamiento colectivo: Madrid: Alianza; 1973.

137. McEwen BS, Gianaros PJ. Central role of the brain in stress 151. Tizón JL. Psicopatología del poder: Un ensayo sobre la per-
and adaptation: links to socioeconomic status, health, and versión y la corrupción. Barcelona: Herder; 2015.
disease. Ann N Y Acad Sci. 2010;1186:190-222. 152. Gili M, Roca M, Basu S, McKee M, Stuckler D. The mental
138. Tizón JL, Amado N, Jufresa P, Gamiz A, Hernández I, Min- health risks of economic crisis in Spain: evidence from
guella I, et al. ¿Vidas paralelas?: I. Observación de un bebé primary care centers, 2006 and 2010. Eur J Public Health.
en su familia y de uno coetáneo acogido en institución. 2012;19:1-5.
II. Hacia el año de vida. Psicopatología y Salud Mental de 153. Cobo C. El valor de vivir. Madrid: Ediciones Libertarias,
la Infancia y la Adolescencia. 2009;13:41-51 y 2009,14: 1999.
81-87.
154. Tizón JL, Sforza M. Días de Duelo: Encontrando salidas.
139. Khashan AS, Abel KM, McNamee R, Pedersen MG, Webb Barcelona: Alba; 2008.
RT, Baker PN, et al. Higher risk of offspring schizophrenia
following antenatal maternal exposure to severe adverse life 155. Galindo, A, Tarrat B, Hernández AB, Medina M. Primeros
events. Arch Gen Psychiatry. 2008;65:146-52. momentos tras la pérdida de un hijo. Madrid: Menudos
Corazones; 2015.
140. Bateson P, Barker D, Clutton-Brock T, Deb D, D’Udine
B, Foley RA, et al. Developmental plasticity and human 156. Moss E. Working with dreams in a bereavement therapy
health. Nature. 2004;430:419-21. group. Int J Group Psychother. 2002;52:151-70.

65
FMC – Protocolos

157. Tizón JL, Ciurana R, Fernández MC, comp. Libro de Casos: ment Program. J Palliat Med. 2015(8). doi: 10.1089/
Promoción de la Salud Mental desde la Atención Primaria. jpm.2015.0080.
Barcelona: Herder; 2011.
171. McDaid C, Trowman R, Golder S, Hawton K, Sowden A.
158. Clayton JM, Hancock KM, Butow PN, Tattersall MH, Cu- Interventions for people bereaved through suicide: systema-
rrow DC. Clinical practice guidelines for communicating tic review. Br J Psychiatry. 2008;193:438-43.
prognosis and end-of-life issues with adults in the advanced
stages of a life-limiting illness, and their caregivers. Med J 172. Cohen JA, Mannarino AP, Iyengar S. Community treatment
Aust. 2007;186:12. of posttraumatic stress disorder for children exposed to in-
timate partner violence: a randomized controlled trial. Arch
159. Wittouck C, Van Autreve S, De Jaegere E, Portzky G, van Pediatr Adolesc Med. 2011;165:16-21.
Heeringen K. The prevention and treatment of complicated
grief: a meta-analysis. Clin Psychol Rev. 2011;31:69-78. 173. Proyecto Esfera 2004. Carta humanitaria y normas mínimas
para la respuesta humanitaria en situaciones de desastre.
160. World Health Organization. World Health Organization Gui- Ginebra: Esfera; 2004.
delines for Management of Acute Stress, PTSD, and Be-
reavement: Key Challenges on the Road Ahead. PLoS Med. 174. Miller L. Psychotherapeutic interventions for survivors of
2014;11:e1001769. Published online 2014 Dec 16.  doi: terrorism. Am J Psychother. 2004;58:1-16.
10.1371/journal.pmed.1001769. [Acceso 5 de septiembre 175. Rodríguez J, ed. Guía práctica de salud mental en situacio-
de 2015]. nes de desastres Washington: OPS; 2006.
161. Tol WA, Barbui C, van Ommeren M. Management of
176. Walsh F. Traumatic loss and major disasters: strengthe-
acute stress, PTSD, and bereavement: WHO recommenda-
ning family and community resilience. Fam Process.
tions. JAMA. 2013;310:477-8.
2007;46:207-27.
162. World Health Organization. Guidelines for the Management
177. Kar N. Psychological impact of disasters on children:
of Conditions specifically related to Stress. Geneva: WHO;
review of assessment and interventions. World J Pediatr.
2013.
2009;5:5-11.
163. Société française d’accompagnement et de soins palliatifs.
Conférence de consensus L’accompagnement des person- 178. Stuckler D, Basu S, Suhrcke M, Coutts A, McKee M.
nes en fin de vie et de leurs proches. Paris: SFASP et Mi- Effects of the 2008 recession on health: a first look at Eu-
nistère de Santé; 2004. ropean data. Lancet. 2011;378:124-5. doi:10.1016/S0140-
6736(11)61079-9.
164. Stephen AI, Wimpenny P, Unwin R, Work F, Dempster P,
MacDuff C, et al. Bereavement and bereavement care in 179. Braund J, Rose J. Bereavement education for childcare pro-
health and social care: provision and practice in Scotland. fessionals. J Child Health Care. 2001;5:66-70.
Death Stud. 2009;33:239-61. 180. Kirsch I, Deacon BJ, Huedo-Medina TB, Scoboria A, Moo-
165. Grande GE, Ewing G, National forum for hospice at home. re TJ, Johnson BT. Initial severity and antidepressant bene-
informal care bereavement outcome: relation to quality fits: A metaanalysis of data submitted to the Food and Drug
of end of life support and achievement of preferred place of Administration. PLoS Med. 2008;5(2):e45. doi:10.1371/
death. Palliat Med. 2009;23:248-56. journal.
166. American Academy of Hospice and Palliative Medicine, 181. Doeveling K. Emotion regulation in bereavement: searching
Center to Advance Palliative Care, Hospice and Palliative for and finding emotional support in social network sites.
Nurses Association, Last Acts Partnership, National Hos- New Rev. Hypermedia & Multimedia 2015;21:106-22. doi:
pice and Palliative Care Organization. National Consen- 10.1080/13614568.2014.983558.
sus Project for Quality Palliative Care: Clinical Practice
182. Segura A. Diario de un enfermo terminal: ‘Creí que tendría
Guidelines for quality palliative care, executive summary.
miedo, pero no’. Accesible en: http://www.elmundo.es/espa
J Palliat Med. 2004;7:611-27.
na/2014/11/27/54763b2dca4741d96b8b457c.html. [Acceso
167. Epstein RM, Street RL. Patient Centred Communication in en 7/10/2015].
Cancer-Care: Promoting Healing and Reducing Suffering.
Bethesda: National Cancer Institute, NIH; 2007. 183. Woof WR. The future of bereavement care in British general
practice. Eur J Cancer Care (Engl). 1997;6:133-6.
168. Epstein RM, Korones DN, Quill TE. Withholding Informa-
tion from Patients — When Less Is More. N Engl J Med. 184. Payne SA, Jarrett NJ, Wiles R, Field D. Counse-
2010;362;5:380-1. lling strategies for bereaved people offered in primary
care. Couns Psychol Quarterly. 2002;15:161-77. doi:
169. Breen LJ, Aoun SM, O’Connor M. The effect of caregiving 10.1080/09515070110115680.
on bereavement outcome: study protocol for a longitudinal,
prospective study. BMC Palliative Care. 2015;14:6. doi 185. Charlton R, Dolman E. Bereavement: a protocol for primary
10.1186/s12904-015-0009-z. care. Br J Gen Pract. 1995;45:427-30.
170. Morris SE, Block SD. Adding Value to Palliative Care 186. Brosche TA. A grief team within a healthcare system. Di-
Services: The Development of an Institutional Bereave- mens Crit Care Nurs. 2007;26:21-8.

66
FMC – Protocolos

187. Tizón JL, Buitrago F, Ciurana R (coord), Chocrón L, 203. Block SD, for the ACP–ASIM End-of-Life Care Consensus
Fernández-Alonso C, García-Campayo J, et al, Grupo de Panel. American College of Physicians–American Society
Trabajo de Salud Mental del PAPPS y la SEMFYC. Preven- of Internal Medicine. Ann Intern Med. 2000;132:209-18.
ción de los trastornos de la salud mental desde la atención 204. Wess M. Bringing hope and healing to grieving patients
primaria de salud. Aten Primaria. 2001;28(Supl 2):106-170. with cancer. J Am Osteopath Assoc. 2007;107(12 Suppl
188. Tizón JL. Investigando sobre “grupos Balint” o “grupos de 7):ES41-7.
Reflexión”: ¿Una técnica tan sólo docente? En: Tizón JL, 205. Clayton JM, Hancock KM, Butow PN, Tattersall M, Cu-
Daurella N, Cleríes X, comps. ¿Bioingeniería o medicina?: rrow DC. Clinical practice guidelines for communicating
El futuro de la medicina y la formación de los médicos. prognosis and end-of-life issues with adults in the advanced
Barcelona: Red Ediciones; 2013. p. 343-53. stages of a life-limiting illness, and their caregivers. Med J
189. Tizón JL. El humor en la relación asistencial y en la entre- Aust. 2007;186(2):18.
vista: II. El sentido del humor en la Atención Primaria a la 206. Truog RD, Campbell ML, Curtis JR, Haas CE, Luce JM,
Salud. FMC. 2001;8:390-403. Rubenfeld GD, et al, American Academy of Critical Care
190. Tizón JL. El humor en la relación asistencial. Barcelona: Medicine. Recommendations for end-of-life care in the
Herder; 2007. intensive care unit: a consensus statement by the Ame-
rican College of Critical Care Medicine. Crit Care Med.
191. Epstein RM, Hadee T, Carroll J, Meldrum SC, Lardner J,
2008;36:953-63.
Shields CG. “Could this Be Something Serious?” Reassu-
rance, Uncertainty, and Empathy in Response to Patients’ 207. Harvey S, Snowdon C, Elbourne D. Effectiveness of be-
Expressions of Worry. J Gen Intern Med. 2007;22:1731-9. reavement interventions in neonatal intensive care: a review
doi: 10.1007/s11606-007-0416-9. of the evidence. Semin Fetal Neonatal Med. 2008;13:341-
56.
192 Zalenski R, Gillum RF, Quest TE, Griffith JL. Care for the
adult family members of victims of unexpected cardiac 208. Carter PA, Mikan SQ, Simpson C. A feasibility study of a
death. Acad Emerg Med. 2006;13:1333-8. Epub 2006 Aug two-session home-based cognitive behavioral therapy-in-
31. somnia intervention for bereaved family caregivers. Palliat
Support Care. 2009;7:197-206.
193. Generalitat de Catalunya. Registre de Voluntats Anticipades.
Accesible en: http://www.metgescat.org/home.htm. Acceso 209. Zisook S, Shear K. Grief and bereavement: what psychia-
el 17 de septiembre 2009. trists need to know. World Psychiatry. 2009;8:67-74.

194. Roger KS. A literature review of palliative care, end of life, 210. Boyer JL, Ginzburg HM, Foote A. A unique therapeutic
and dementia. Palliat Support Care. 2006;4:295-303. approach to complicated grief. J Okla State Med Assoc.
2008;101:291-4.
195. Judd F, Weissman M, Davis J, Hodgins G, Piterman L.
Interpersonal counselling in general practice. Aust Fam 211. Editorial. Why are doctors so unhappy? BMJ. 2001;322:
1073-4.
Physician. 2004;33:332-7.
212. Ciurana R. Cuidado del paciente terminal y su familia. En:
196. Charlton R, Dolman E. Bereavement: a protocol for primary
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
care. Br J Gen Pract. 1995;45:427-30.
(SEMFyC), eds. Curso a distancia de prevención en aten-
197. Tizón JL. Entender las psicosis: Hacia un enfoque integra- ción primaria. Tomo 3. Barcelona: Renart; 1999. p. 127-43.
dor. Barcelona: Herder-3P; 2013.
213. UNICEF. Informe anual 2011. Genéve: UN; 2012. Accesi-
198. Tizón JL. Familia y psicosis: Cómo ayudar en el tratamien- ble en: https://www.google.es/search?tbm=bks&hl=es&q=
to. Barcelona: Herder-3P; 2014. Unicef+org+publications. Acceso 04/01/16.
199. Saunderson EM, Ridsdale L. General practitioners’ beliefs 214. Hartjen CA, Priyadarsini P. The Global Victimization of
and attitudes about how to respond to bereavement: qualita- Children. Problems and Solutions. New York: Springer;
tive study. BMJ. 1999;319:293-6. 2012.
200. Saunderson EM, Ridsdale L, Jewell D. General practi- 215. World Health Organization. Intervention Guide for Mental,
tioners’ beliefs and attitudes about how to respond to Neurological and Substance Use Disorders in Non-Specia-
death and bereavement: qualitative study. Commentary: lized Health Settings: Mental Health Gap Action Program-
Use of personal experience should be legitimised. BMJ. me (mhGAP). Geneva: WHO; 2010.
1999;319:293-6. 216. Tol WA, Barbui C, Bisson J, Cohen J, Hihazi J, Jones L, et
201. Tizón J, Gràcia P, Larripa A, Artigue J, Casajuana J. Pre- al. World Health Organization guidelines for management
ventive care for burnout: General practitioner pilot pro- of acute stress, PTSD, and bereavement: key challenges on
gram in Barcelona.  Health.  2013;5:24-31. doi: 10.4236/ the road ahead. PLoS Med. 2014;11:e1001769. Published
health.2013.56A2005. online 2014 Dec 16.  doi: 10.1371/journal.pmed.1001769.
Acceso el 05/09/15.
202. Casarett D, Kutner JS, Abrahm J. Life after death: a prac-
tical approach to grief and bereavement. Ann Intern Med. 217. Société française d’accompagnement et de soins palliatifs.
2001;134:208-15. Conférence de consensus L’accompagnement des person-

67
FMC – Protocolos

nes en fin de vie et de leurs proches. Paris: SFASP et Mi- 231. Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Guía de Cuida-
nistère de Santé; 2004. dos paliativos. Accesible en: http://www.secpal.com/%5C
%5CDocumentos%5CPaginas%5Cguiacp.pdf. Acceso el
218. Red de Centros Investigadores de la Sociedad Española
04/01/16.
de Medicina de Familia y Comunitaria: Subprograma de
Prevención en Salud Mental. En: Programa de Activida- 232. Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y
des Preventivas y de Promoción de la Salud. Barcelona: Organización Médica Colegial (OMC). Guía de sedación
semFYC 1992-1999-2002 (También en www.papps.org. paliativa: Madrid: SECPAL-OMC; 2011. Accesible en la
Actualizaciones anuales o bianuales en la Revista de Aten- web de OMC y en https://www.cgcom.es/sites/default/files/
ción Primaria). guia_sedaccion_paliativa.pdf . Acceso el 04/01/15.
219. semFYC, ed. Curso a distancia de Prevención en Atención 233. Roger KS. A literature review of palliative care, end of life,
Primaria. Barcelona: semFYC y PAPPS; 1999. and dementia. Palliat Support Care. 2006;4:295-303.

220. Brotons C, Ciurana R, Iglesias M, eds. Manual de Pre- 234. Santé Canada. Spécialement pour vous – Aînés. Accesi-
vención en Atención Primaria. Programa de Actividades ble en: http://www.hc-sc.gc.ca/seniors-aines. http://www.
Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS). Actuali- hc-sc.gc.ca/hl-vs/jfy-spv/seniors-aines-fra.php. Acceso el
zación . Barcelona: semFYC; 2003. 04/01/16.

221. Tizón JL. Buitrago F, Ciurana R, Chocrón L, García-Cam- 235. Tizón JL. Demencia: El familiar cuidador y los cuidados
payo J, Fernández MC, et al. Prevención de los trastornos en la familia. Rev Clínica Electrónica de Aten. Primaria.
de la Salud Mental desde la Atención Primaria de Salud. 2003;01:13 páginas.
En: semFYC y PAPPS, eds. Manual de Prevención en Aten- 236. Tizón JL. Mourning and psychosis: A psychoanalytic pers-
ción Primaria. Barcelona: semFYC y PAPPS; 2004 (edición pective. Int J Psychoanal. 2010;91:1337-61.
en CD).
237. Tizón JL, Clèries X, Daurella N, comp. ¿Bioingeniería o
222. Tizón JL, Ciurana R. Prevención de los trastornos de salud Medicina?: El futuro de la medicina y la formación de los
mental en Atención Primaria. En: Martín Zurro A, Cano médicos. Barcelona: Red Ediciones; 2013.
Pérez JF, eds. Atención Primaria: Conceptos, organización
238. Kissane DW, Bloch S. Family Focused Grief Therapy: A
y práctica clínica. 3.ª ed. Barcelona: Mosby-Doyma Libros;
Model of Family-Centered Care During Palliative Care and
1994 p. 341-5.
Bereavement. Buckingham, United Kingdom: Open Uni-
223. PAPPS Mental Health Working Group (Buitrago F, Ciurana versity Press; 2002.
R, Chocrón L, García-Campayo J, Fernández-Alonso MC,
239. Kissane DW, Lichtenthal WG. Family focused grief the-
Montón C, Tizón JL). Programme of Mental Health Preven-
rapy: from palliative care into bereavement. En: Stroebe
tion in Primary Care. Barcelona: semFYC; 2007.
MS, Hansson RO, Schut H, et al., eds. Handbook of Be-
224. Fernández MC, Buitrago F, Ciurana R, Chocrón L, García- reavement Research and Practice: Advances in Theory and
Campoyo J, Montón C, et al. Programa de prevención en Intervention. Washington, DC: American Psychological
salud mental en atención primaria: Fichas resumen de los Association; 2008. p. 485-510.
subprogramas incluidos en el programa de salud mental del
240. Kissane DW, McKenzie M, Bloch S, Moskowitz CH, Mc-
PAPPS. Aten Primaria. 2007;39(Supl3):88-108.
Kenzie DP, O’Neill I. Family focused grief therapy: a ran-
225. Tizón JL. Cuando la historia clínica es la nuestra. Aten Pri- domized, controlled trial in palliative care and bereavement.
maria. 2007;39(Supl 2):73-4. Am J Psychiatry. 2006;163:1208-18.
226. Tizón JL. La muerte en tanto que pérdida de la vida. Clí- 241. Shear K, Frank E, Houck PR. Treatment of complicated
nica e Investigación Relacional. 2007;1:372-93. Disponi- grief: a randomized controlled trial. JAMA. 2005;293:
ble en: www.psicoterapiarelacional.es/portal/. [Acceso el 2601-8.
15/12/15]. 242. Nicoló AM. Psicoanálisis y familia. Barcelona: Herder;
227. Broggi MA. Por una muerte apropiada. Barcelona: Anagra- 2014.
ma; 2013. 243. Weissman MM, Markowitz JC, Klerman GL. Comprehen-
228. Pérez-Sales P, Fernández-Liria A, Rodríguez-Vega B, Dié- sive Guide to Interpersonal Psychotherapy. New York, NY:
guez M. Culpa e Intervenciones sobre el duelo. Madrid: Basic Books; 2000.
Pfizer; 2004. 244. Seikkula J, Arnkil TE. Diálogos terapéuticos en la red so-
229. Tomarken A, Holland J, Schachter S, Vanderwerker L, cial. Barcelona: Herder; 2016.
Zuckerman E, Nelson C, et al. Factors of complicated grief 245. Leuzinger-Bohleber M, Target M. Outcomes of Psychoa-
pre-death in caregivers of cancer patients. Psychooncology. nalytic Treatment. London & Philadelphia: Whurr Pub.
2008;17:105-11. 2002.
230. Mitag O. Asistencia práctica para enfermos terminales: 246. Carr A. What Works with Children, Adolescents, and
Consejos para la familia y para la hospitalización. Barcelo- Adults? A Review of Research on the Effectiveness of Psy-
na: Herder; 1996. chotherapy. London: Routledge; 2009.

68
FMC – Protocolos

247. García-Ibáñez J, Lalucat L, coords, Aguilar J, Albaigés L, 251. Fonnegra I. El duelo en los niños: Manual para adultos. Ma-
Aymerich M, Cabero L, Escario L, Farré L, et al. La Psi- drid: Amazon Media; 2015 (libro electrónico).
coteràpia en la xarxa pública de Salut Mental. Barcelona: 252. Rodríguez A. Aprendiendo a vivir sin ti... Madrid: Infopro-
Generalitat de Catalunya, Departament de Salut, Direcció ductos Ayúdame-Amazon; 2012 (libro electrónico).
General de Planificació i Avaluació y Programa de Salut
Mental; 2009 (polic. y en www.generalitat de Catalunya. 253. Fernández I. El Joan s’ha mort. Lleida: Pagés; 2013.
Departament de Salut). 254. Menudos Corazones: Primeros momentos tras la pérdida de
248. Bacqué M-F, Hanus M. Le Deuil. Paris: PUF; 2000. un hijo. Madrid: Menudos Corazones; 2012.

249. Worden JW. Children and Grief: When a Parent Dies. New 255. Rovira J, Soriano T. David contra Goliat: El día a día del
York: The Guilford Press, 1996. cáncer infantil. Barcelona: Fundación de Oncología Enri-
queta Villavecchia; 2011.
250. Generalitat de Catalunya, Direcció General de Salut Pública.
Protocolo de actividades preventivas y de promoción de la 256. Frydenberg E. Adolescent Coping. London: Routledge;
salud para la edad pediátrica. Barcelona: Generalitat de Ca- 2008.
talunya, Direcció General de Salut Pública, 2008. Accesible 257. Anthony S. (1940). The Child’s Discovery on Death. Lon-
en: http://www.mgf.uab.es/docs/8q08.pdf. [visitada del 27 don: Routledge; 2000.
de marzo del 2012]; en http://www.gencat.cat/salut/depsa-
258. Anthony S. The Discovery of Death in Childhood and after.
lut/html/ca/dir2059/edpediatr.pdf, [visitada el 5 de junio
London: Penguin; 1971.
del 2015]. En: www.scpediatria.cat [visitada el 27 de ju-
lio del 2015] y en http://www20.gencat.cat/docs/canalsalut/ 259. Kar N. Psychological impact of disasters on children:
Home%20Canal%20Salut/Professionals/Temes_de_salut/ review of assessment and interventions. World J Pediatr.
Salut_maternoinfantil/docs/edpediatr.pdf, [visitada el 27 de 2009;5:5-11.
marzo del 2012].

69

You might also like