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LA INFANCIA EN COLOMBIA

REFLEXIÓN

A través de la historia, la noción de infancia ha pasado por distintas apreciaciones en


la medida como se miraba al niño y la niña desde la concepción social de la época; de
este modo, en determinadas culturas los niños de consideraban como malos desde su
nacimiento, en otras como un estorbo; a medida que transcurre el tiempo se ven como
seres indefensos, ángeles, adultos inacabados, y así de muchas maneras.
A medida que la sociedad se va modernizando, surge la necesidad por proteger a la
niñez y es así como el 16 de septiembre de 1924, la Liga de las naciones, que se
convertiría en la ONU, aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, que también
se llamó la Declaración de Ginebra. Así mismo, luego de la condición de la niñez como
víctima de la segunda guerra mundial, en 1947 se crea el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF). Desde entonces, la noción de infancia a nivel
mundial ha evolucionado hasta llegar a ser la de seres humanos en sus primeros años
de vida que requieren protección y garantía de todos sus derechos por parte del estado
de la sociedad.
Colombia no se ha quedado atrás en este proceso y en las últimas décadas el gobierno
se ha preocupado por atender y velar por la garantía de derechos a nuestros niños y
niñas; es así como a partir de la Constitución de 1991, en su artículo 44 se prioriza los
derechos de los niños; así mismo, en la ley 1098 de infancia y adolescencia (2006) se
toma el concepto del niño y la niña desde sus primeros años, sin importar los distingos
de edad, género, raza, etnia o estrato social; se define como ser social activo y sujeto
pleno de derechos y es concebido como un ser único, con una especificidad personal
activa, biológica, psíquica, social y cultural en expansión. También se cuenta con la
ley 1804 de agosto de 2016 en la que se promueve el desarrollo integral de la primera
Infancia y a partir de estos hechos legales se cuenta con una base suficiente para
conseguir el bienestar de nuestra población infantil.
No obstante, encontramos la situación paralela de nuestra nación en los últimos años,
ya que, a pesar de estar superándose la situación de lo vivido durante un conflicto
armado de mas de 50 años, quienes más han sufrido a raíz las consecuencias han
sido los niños, de ahí la razón de muchos aspectos del desorden social. También se
puede evidenciar que a nivel social y económico se han presentado avances
significativos y el gobierno propone cumplir con los objetivos de desarrollo.
Ante todo esto, es innegable la situación de nuestros niños en muchos lugares; no se
ha podido disminuir la tasa de desnutrición en algunos lugares como el Chocó y la
Guajira, se evidencia el descuido hacia la población indígena y raizal y los recursos
que, a partir del gobierno con sus programas y otras entidades que buscan favorecer
a la niñez nunca llegan a estos lugares porque se pierden entre la corrupción de los
dirigentes políticos. Paralelo a esto, continuamos viendo y escuchando noticias sobre
abuso y maltrato hacia nuestros niños y niñas, así como casos de asesinatos (algunas
veces de maneras atroces y viles) y es aquí donde nos preguntamos ¿Qué está
pasando? Ya que desde la ley y la promoción de derechos todo pinta bien, pero a la
hora de la práctica ¿A dónde van aparar los recursos? y ¿Quiénes realmente están
velando por el bienestar de nuestra niñez?
En este sentido, no se puede dejar de lado el papel de la familia y los agentes
educativos y promotores de salud, quienes también de acuerdo a la ley están en la
obligación de atender en primera medida y en buena calidad a la población infantil,
ofreciendo una protección, bienestar y servicios de salud y educación. Todo en el papel
se encuentra bien estructurado y organizado, pero en la práctica encontramos familias
cada vez más disfuncionales, carentes de valores y un servicio médico en el que cada
ve tiende más al colapso gracias a la corrupción; así mismo, a nivel educativo los
docentes manifiestan que cada vez son más los casos de estudiantes que llegan a las
aulas con necesidades educativas especiales y el personal de apoyo y orientación
psicológica no alcanza para atender estas situaciones.
No obstante, hacemos lo que podemos y continuamos en la lucha por defender nuestra
niñez de la que todos decimos que son el futuro de nuestra Colombia. En mi opinión,
el estado debe continuar promoviendo más estrategias de seguimiento a sus
programas enfocados a la atención de nuestra infancia; desde los órganos de control
velar por que los recursos realmente lleguen donde se requieren, judicializar a quienes
han jugado con los recursos que fueron destinado para el bienestar de nuestros niños,
que el sistema de salud sea cada vez más optimo de acuerdo a como lo requerimos
los colombianos y que atendamos a nuestros niños y niñas realmente en su condición
particular en el sitio y necesidad que cada infante lo requiere; si bien, se cuenta con
personal idóneo, que cada quien haga lo suyo de la mejor manera posible y siempre
pensando en el futuro de nuestra generación infantil.

Referencias bibliográficas
UNICEF. ¿Cómo están las niñas y los niños en Colombia? Tomado de:
https://www.unicef.org.co/situacion-de-infancia
Humanium. Historia de los derechos del niño. Tomado de:
https://www.humanium.org/es/historia/
Jaramillo Leonor. Concepción de infancia

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