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Referencia:

Carillo, Y. (2008). Critica al Concepto de Ciencia y de Ciencia Jurídica. Revista


Dialogo de saberes (29), 239- 254

CONSIDERACIONES CON RESPECTO AL ARTICULO “CRITICA AL


CONCEPTO DE CIENCIA Y DE CIENCIA JURIDICA”

El articulo está estructurado en tono al polémico tema del carácter científico


del derecho, es decir sobre si el derecho es una ciencia o no; este tema todavía
es muy polémico y no existe unidad de criterio en la doctrina nacional e
internacional sobre este punto; para los que militamos intelectualmente en estos
estudios el tema no nos agarra desprevenido porque en distintos espacios
académicos nos hemos referido a ello.

En este orden de ideas, hemos podido notar que cuando se realizan


planteamientos sobre el derecho como ciencia, por lo general se establecen
consciente o inconscientemente una especie de criterio de medición de
cientificidad cuya base son las ciencias formales y las racional-positivistas;
efectivamente de acuerdo con estos argumentos, lo científico está vinculado a
aquellos conocimientos ideales, abstractos integrados por proposiciones de
aplicación general con grado de pretensión absoluta (ciencias formales como la
matemática, la lógica, la estadística por ejemplo), o que son verificables por la vía
de la experimentación en laboratorios (en los casos de ciencias como la física, la
química).

En este sentido, el proceso del conocimiento científico del derecho no


puede ser abordado por el investigador bajo premisas prejuiciadas de los criterios
formalistas o positivistas de las ciencias; válidos para una particularidad del
conocimiento científico y de determinadas ciencias, pero no para la totalidad de
ellas.
Desde mi punto de vista, corresponde a Hans Kelsen la aproximación más
exacta al conocimiento con carácter científico del derecho, independientemente
que compartamos o no la totalidad de los argumentos expresadas en su
oportunidad por este autor con su teoría pura del derecho; en efecto soy de la
opinión que esta teoría (que no está exenta de críticas) es un esfuerzo académico
por dotar a esta área del conocimiento de autonomía científica, estableciendo
diferencias importantes con otras ciencias; no obstante, antes de Kelsen, es
importante reconocer que ya existía un itinerario histórico que el derecho como
objeto de estudio venia transitando y que tienen lugar en los importantes avances
del sistema jurídico romano, en la labor de los glosadores de la edad media y las
distintas corrientes jurídica surgidas en la primera mitad del siglo XIX en Europa.

Soy del criterio que el concepto del derecho sin estar totalmente agotado (lo
cual sería ir en contra del carácter científico) en general está claro y establecido
entre los estudiosos de esta ciencia; cuando hablamos de ciencia jurídica, nos
referimos a una disciplina cuyo objeto de estudio es el sistema normativo de una
sociedad en un momento histórico determinado, las formas en que ellas interactúa
con otros sistemas de normas, sus semejanzas, diferencias, formas de interacción
y grado de obligatoriedad.

Con respecto a las dudas acerca del carácter científico de la actividad de


los juristas y operadores del derecho, es importante señalar que el abordaje
científico que hacemos de nuestro objeto de estudio no lo hacemos de cualquier
forma, lo hacemos dentro de un espacio de tiempo y utilizando concretas
herramientas de hermenéutica jurídica que nos permiten al aplicar las normas
jurídicas a los casos concretos y hallar soluciones adecuadas al marco general del
Estado Social de Derecho y de Justicia; si bien es cierto que no hacemos un
abordaje de nuestro objeto de estudio como lo haría un físico o un matemático,
indudablemente al igual que ellos, los juristas también estamos haciendo ciencia.

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