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Para la cristiandad -y los ortodoxos lo son, el domingo de Pascua es una fiesta de júbilo.

Y al tradicional cordero en la mesa -símbolo de pureza- se ha unido otro símbolo: el huevo


de Pascua. Éste constituye el signo la resurrección, porque el huevo de Pascua ha tenido
siempre una venerable historia, desde aquellos primeros cristianos que le consideraron
como símbolo de la Resurrección de Jesús

El día del nacimiento del emperador Alejandro Severo, quien sucedió a Heliogábalo en
la antigua Roma, una gallina puso un huevo de color rojo. La madre consideró esto como
un vaticinio que su hijo vestiría la púrpura. Desde entonces fue considerado prenda de
buena fortuna los huevos teñidos.

En la Edad Media, cuando llegaba la Pascua los huevos se pintaban y tan colorinescos
objetos eran los presentes más preciados durante esos días, hasta el punto de que, en el
siglo XVII, el Papa Pablo V bendijo al humilde huevo en una plegaria, quizás para olvidar
la prohibición decretada por la Iglesia en el siglo IX, de no consumirlos durante toda la
cuaresma.

En la Edad Media, el papa Julio III prohibió consumir huevos durante la Cuaresma. El
domingo de Pascua se levanta la veda y con gran alegría de todos, en especial de los niños
salían al campo para recogerlos, entonado cantos de aleluya. Esta costumbre se mantiene
aún vigente en muchos países.

Los Papas y los huevos de Pascua

En el año 2009, el Papa Benedicto XVI envió cientos de


huevos de Pascua a los niños víctimas del terremoto que
sacudió la ciudad de L´Aquila, en el centro de Italia, que dejó
un saldo de 300 muertos.

En el 2012, un grupo de artesanos de la localidad italiana de


Cremona obsequiaron a Benedicto XVI un huevo de Pascua de
chocolate que medía 2 metros y medio de alto y pesaba 250
kilos. El Pontífice recibió el regalo y lo donó a los jóvenes
recluidos en la correccional Casal del Marmo de Roma.

Por su parte, en el año 2014 el Papa Francisco envió 150


huevos de Pascua al Hospital Pediátrico Bambino Gesù (Niño
Jesús) para alegrar a los niños enfermos de cáncer.

En el 2017, el Santo Padre envió varios paquetes con huevos


de Pascua a los niños que están en el centro de acogida de
Cáritas Roma.

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