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Alfabetización y desarrollo de habilidades para la

vida
Roberto Domínguez Luna / Priscila Melo / Antonio Salgado

Los convictos constituyen un grupo especial entre las personas marginadas. La


pobreza y la alienación social suelen ser las razones de fondo que han llevado a
estas personas a entrar en conflicto con la ley. La exclusión social los afecta con aun
mayor dureza. Jarhuajperakua —palabra de la lengua purépecha que podría
traducirse de manera aproximada como «ayuda mutua»— es la ONG local que
trabaja en Morelia, en el estado mexicano de Michoacán. Esta entidad ha transferido
su experiencia en la labor de alfabetización para trabajar con los reclusos de una
correccional juvenil. En un programa denominado «Alfabetización y desarrollo de
habilidades para la vida» sus especialistas se concentran en el desarrollo de
habilidades personales y valores sociales, permitiendo así que los jóvenes
infractores recuperen su autoestima y se preparen para reintegrarse con confianza a
su entorno y superar la exclusión social.

Alfabetización y desarrollo de habilidades para la vida

Programa de atención a jóvenes infractores


La experiencia que describimos se viene realizando en el Centro de Integración para
Adolescentes Infractores (CIA) en la ciudad de Morelia, Michoacán, México. En dicho
centro se trabaja desde 2006 a la fecha con la población de jóvenes internos
apoyando labores de alfabetización y desarrollo de habilidades para la vida. Donde
la alfabetización adquiere sentido en la medida que fortalece capacidades y
habilidades que atienden y hacen frente a necesidades básicas y al contexto en que
se desarrollan las personas que participan del programa. Queremos, desde este
primer momento, señalar que los procesos de alfabetización han estado orientados
por los principios metodológicos de Paulo Freire y Frank C. Laubach.
Para comprender el momento al que se ha llegado en esta labor, deseamos
compartir en este documento el quehacer de la Asociación Civil Jarhuajperakua. 1
Se constituye legalmente en 1987 a partir de la voluntad de un grupo heterogéneo
de promotoras y promotores comunitarios, profesionistas, investigadores, técnicos,
amas de casa y estudiantes que establecieron como compromiso el trabajo con los
sectores más pobres y excluidos del estado de Michoacán de Ocampo, México.
Desde su formación, la asociación se ha asumido como una organización educativa
sin fines de lucro. En casi 25 años de labor educativa, la asociación ha buscado
llevarla a cabo de una manera integral, por lo que ha acompañado los procesos de
alfabetización con actividades de economía solidaria, salud, recreación, cultura,
desarrollo de habilidades para la vida, educación ambiental y, en esta misma línea,
ha trabajado contra toda forma de violencia y por la defensa de los derechos
humanos.

Origen de la actividad de aprendizaje


El programa de alfabetización inició sus actividades en 1990 en la comunidad de
Santa Ana Chapitiro y en 1993 se extendió a las comunidades de Ajuno, Charahuen,
San Francisco Uricho y Santa Fé de la Laguna de la Ribera de Pátzcuaro y a dos
colonias urbano-marginales de la ciudad de Morelia.2 En 1994 se formaron dos
grupos en el Municipio de Álvaro Obregón, y en 1995 el proyecto se amplió a otras
colonias urbanas. En la localidad ribereña de Santa Fé de la Laguna, se realizó por
más de 5 años el programa de alfabetización en P’urépecha.
La alfabetización es una acción que permea nuestro trabajo, incorporándola a otras
actividades de carácter más global; por ejemplo, ante la lucha por la tierra de los
habitantes de la comunidad de Charahuen, se inició un proceso de acompañamiento
legal que concluyó con la alfabetización de la mayoría de las personas adultas
participantes en el movimiento, teniendo como referente educativo esta situación. En
San Fancisco Uricho, en cambio, la alfabetización partió del aprendizaje de las
cuentas básicas, debido a que un grupo de mujeres emprendió el proyecto de
comercialización de pollos para consumo doméstico, y concluyó con el aprendizaje
de la lecto-escritura.
En 1998, se estableció un convenio con el Sindicato Único de Empleados de la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo para alfabetizar y ayudar a
concluir la primaria y secundaria a un grupo de empleadas y empleados de la
universidad.
A mediados del año 2002, la asociación inició un programa de alfabetización
denominado «Alfabetización y círculos infantiles», concebido para la promoción de la
calidad de vida de mujeres de colonias urbano-marginales de Morelia, contando con
el apoyo de la Fundación Alfabetizadora Laubach para América Latina y el Caribe
(FAL), entre otras instituciones. En este programa, además de los contenidos de
alfabetización, el grupo participante reforzó sus aprendizajes sobre derechos
humanos, autopercepción y autoestima. Paralelamente a estas actividades, varios
adolescentes fueron formados en aspectos metodológicos, medio ambiente,
derechos humanos, actividades recreativas, teatro guiñol y actividades deportivas,
de manera que se dio atención a los círculos infantiles en cada localidad para
garantizar la tranquilidad de las madres que asistieron a los talleres acompañados
de sus hijos e hijas.
Como resultado de esta experiencia se elaboró la cartilla ¡Aprendamos,
aprendamos! (Santamaría y Salgado, 2003). Desde entonces, se han abierto
innumerables grupos de alfabetización utilizándola como base de trabajo, ya que se
considera una guía que se adecúa a los contextos, necesidades e intereses de los
grupos con los que se trabaja. De igual forma, este documento se empleó como
base para las actividades en la experiencia a la que nos referiremos en el presente
artículo.
El primer acercamiento con los jóvenes del CIA se dio a finales de 2006, en el marco
del programa de prevención de adicciones entre la población de diferentes centros
educativos en Morelia. En aquel momento, nuestro principal objetivo era recuperar
las historias y experiencias de aquellos jóvenes ingresados en el CIA con algún tipo
de adicción, que permitieran reflexionar a otros adolescentes sobre las causas y
consecuencias del consumo de drogas. A partir de este trabajo nos dimos cuenta de
que había una necesidad sentida entre los jóvenes, no siempre expresada con
claridad, de ser escuchados en un ambiente de diálogo y respeto. Al mismo tiempo
detectamos que muchos de ellos habían dejado trunca la primaria, la secundaria y,
en algunos casos incluso, los jóvenes leían y escribían con dificultad. Es en este
contexto que en 2010 se propone a las autoridades del CIA la aplicación del
programa «Alfabetización y desarrollo de habilidades para la vida» entre los jóvenes
que reciben atención en cualquiera de los regímenes.

Características del entorno


Como hemos apuntado ya, nuestras actividades se desarrollan en diversas
comunidades del Estado de Michoacán de Ocampo. Cada grupo presenta
características, necesidades e inquietudes diversas que requieren un abordaje
particular si es que deseamos comprenderlas. Sin embargo, resulta inevitable
referirnos a la situación general que se vive en nuestro país, pues esta incide, directa
o indirectamente, en nuestros espacios de trabajo.
La situación del país es compleja en sí misma, por su heterogeneidad geográfica,
ambiental y cultural. A este primer plano hay que incorporar la desarticulación de la
política con las necesidades y libertades sentidas de la población; la injusta, ilógica y
contradictoria distribución y manejo de los fondos públicos (léase salarios
burocráticos y presupuestos a partidos políticos contra el presupuesto social),
teniendo como resultado graves rezagos particularmente en la educación y la salud.
La falta de legitimidad de quienes asumen cargos de elección popular en buena
medida por el sistema político que privilegia la presencia mediática, la pose y los
reflectores sobre un individuo, el candidato, por encima de un proyecto que articule
pensamientos, voces y acciones colectivas, ha impedido la puesta en marcha de
políticas sociales congruentes y efectivas que permitan revertir la situación de
pobreza y marginación en la que se encuentra buena parte de la población; lo
anterior alimenta un círculo vicioso de corrupción, desempleo, inseguridad,
actividades ilícitas, migración, afectando puntualmente el tejido social en sus niveles
más básicos, las unidades familiares y las comunidades.
En nuestra entidad, Michoacán, identificamos al menos seis regiones con profundas
diferencias y contradicciones. A partir del 2002, se da un giro en las estructuras del
poder político. Esto suponía un giro en la política pública. Sin embargo los cambios
se han dado fundamentalmente solo en apariencia en los mandos superiores de
gobierno, pero no han logrado permear a los mandos medios y a quienes actúan en
las localidades o ante grupos de atención, ni muchos menos articularse con las
demandas sociales.
En este contexto, las perspectivas de los jóvenes en la entidad se ven reducidas en
términos de oportunidades educativas y laborales, favoreciendo el círculo vicioso de
deserción escolar-migración o inserción al comercio informal o, en una situación que
ha escalado exponencialmente en los últimos años, cooptados por grupos delictivos.
Estas múltiples realidades dan un panorama general del entorno, pero concreto
sobre la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchos jóvenes y en
donde la aplicación de un programa de acompañamiento educativo y desarrollo de
habilidades para la vida adquiere mayor relevancia.

Concepto pedagógico
En un entorno como el descrito, se hace necesario reconocer que la enseñanza no
puede limitarse a la transmisión de conocimientos básicos, como la lectura, escritura,
desarrollo de conocimientos lógicos-matemáticos, razonamiento verbal, etc.,
obviando el entorno cotidiano en el que los jóvenes viven y se relacionan.
Ahora más que nunca resulta urgente incorporar actividades que desarrollen las
habilidades que permitan a las personas analizar y enfrentarse de manera crítica a
su realidad, que faciliten la toma de decisiones, la resolución de problemas y su
actuar responsable. Por ello, no podemos partir de los modelos tradicionales de
educación, pues en ellos el papel del educando queda limitado al de mero receptor
de la información que le es proporcionada por el maestro, sin que medie un análisis
de la información que está recibiendo y, en consecuencia, sin que el educando
pueda interiorizarla.
Por ello, nuestra labor educativa se inscribe en el apoyo a la transformación y en el
fortalecimiento de los sujetos. Desde nuestro quehacer se busca crear una mística
de ayuda mutua y de participación. Buscamos contribuir a aquello que es
fundamental en los intereses y necesidades de quienes participan en las actividades
educativas, que constituyen las bases para la apropiación de conocimientos que
satisfagan las necesidades consideradas por la comunidad como prioritarias.
Acorde con esto, un concepto que se considera relevante es el de las «necesidades
básicas», entendidas como los aspectos que determinan los derechos humanos
fundamentales: el derecho a la vida, a la tierra, a la vivienda, a la salud, a la
educación durante toda la vida, al ambiente sano, a la recreación, a la cultura, al
trabajo, al respeto a la integridad personal y familiar. De ahí que la diversidad de
nuestros programas se articulan a partir de estas necesidades básicas. Por ello se
busca contribuir a la generación de una educación con contenidos surgidos de los
intereses y necesidades de las comunidades y colonias donde se trabaja, con
materiales educativos elaborados por educadores endógenos comprometidos con su
cotidianidad, con métodos y estrategias de acción – reflexión – acción, y con la
dinamización solidaria de todos los recursos potenciales.
Reconocemos que en toda acción humana existen elementos subjetivos que
impregnan su quehacer; en la medida que se explicitan estos postulados, puntos de
vista, creencias, juicios de valor, enfoques (productos de las experiencias, estudios y
conocimientos), etc., se podrá lograr mayor objetividad y honestidad en el diálogo
con otros educadores y educadoras. Es legítimo disponer de esa subjetividad que
oriente el quehacer de la praxis. La neutralidad no existe. El explicitar nuestra
ideología permite explicar el porqué de las acciones y posibilita el compromiso de
quienes participan en ella.
Desde esta perspectiva se señalan algunas ideas rectoras del proyecto educativo en
el que inscribimos:

1. La educación es un proceso totalizador, generado en los proyectos populares


como un elemento que impregna toda la actividad comunitaria;
2. El proceso educativo busca el fortalecimiento protagónico del sujeto de la
educación;
3. Es un modelo de trabajo de campo que busca recuperar el potencial humano;
4. Utiliza las áreas productivas y los proyectos para desarrollar formas
educativas de hacer las cosas;
5. Las formas autogestivas son patrimonio de la educación;
6. El acompañamiento de las comunidades en el ejercicio de su papel
protagónico constituye la base de la praxis de nuestro quehacer; y
7. La organización está en la base de todo el aprendizaje.
Este fundamento y nuestro trabajo se enlazan con la propuesta metodológica
diseñada por Julio Salgado y Ana Santamaría Galvan, a partir de los espacios de
reflexión y estudio entre los sectores populares y en la formación de líderes
comunitarios. En esta propuesta se recogen tres elementos que han estado
presentes en el quehacer de los educadores populares: las técnicas participativas, la
fundamentación de la metodología participativa y las unidades de aprendizaje
(Salgado, 2007).

Selección de comunidad o grupo


El Programa «Alfabetización y desarrollo de habilidades para la vida» se realizó al
interior del Centro de Integración para Adolescentes (CIA) de la ciudad de Morelia,
en Michoacán. El centro, perteneciente a la Secretaría de Seguridad Pública del
estado y dependiente de la Dirección de Integración para Adolescentes, tiene por
responsabilidad atender el ingreso, seguimiento, integración y formación de jóvenes
infractores, para el cumplimiento de las medidas impuestas por un juez, a través de
programas especializados que permitan su reintegración de manera eficaz en la
familia y la sociedad. Los jóvenes que reciben atención, se distinguen por el tipo de
régimen (cerrado, semiabierto o terapéutico) bajo el cual cumplen con las
disposiciones del juez y el cual es definido por el tipo y gravedad de la falta
cometida.
En julio de 2010 se inicia el programa con un grupo de 16 jóvenes atendidos por el
CIA de Morelia, bajo los regímenes cerrado y semiabierto, y cuyos delitos son
considerados con mayores agravantes. En el primer acercamiento de los promotores
con el grupo se detectó que la mayoría de ellos abandonaron tempranamente la
escuela, algunos de ellos leían y escribían con grandes dificultades, mientras que
otros definitivamente no podían hacerlo. Sin embargo, resulta significativo que desde
la primera sesión los participantes reconocieron la importancia que tendría retomar
sus estudios, no sólo como una forma de incrementar sus opciones para obtener un
mejor trabajo, sino también para aprender a expresar sus ideas, sentimientos y tener
otros elementos para defenderse durante su vida.
Paralelamente, desde las primeras sesiones de trabajo se fue revelando la compleja
combinación de factores de riesgo a los que estos jóvenes han sido expuestos a lo
largo de su vida, como una dinámica familiar violenta, la disponibilidad y abuso de
sustancias tóxicas dentro y fuera de casa, depresión, estrés, relaciones
interpersonales pobres o conflictivas, etc. Sin duda, estos antecedentes permearon
el ambiente inicial de las actividades, como señala uno de los
promotores: «Inmediatamente sentí en el aire un ambiente pesado y gris, en el que
casi era posible respirar la tristeza y el enojo de los adolescentes que se encuentran
internados en ese lugar».

Contenidos de aprendizaje
Como se mencionó, las actividades de alfabetización son acompañadas de temas de
interés de los participantes. Por lo que a la par de los contenidos de adquisición de
habilidades de lecto-escritura y razonamiento matemático, se abordaron los
siguientes temas:
 Los derechos de las personas
 Valores
 Autoestima y empoderamiento
 Comunicación asertiva
 Resolución de problemas y toma de decisiones
 Manejo de emociones
 Medio ambiente
 Salud, nutrición y ambiente
 Capacitación laboral
 Historia de vida

Método seguido
De manera general señalamos que la propuesta se basa en la aplicación de
unidades de aprendizaje (Salgado, 2007) que buscan responder a un objetivo central
de un tema. Cada unidad se diseña para alcanzar objetivos específicos, que sean
congruentes con el objetivo general, mediante la aplicación de técnicas participativas
adecuadas. El propósito es crear espacios de aprendizaje horizontales que
favorezcan la participación, la creatividad, la puesta en práctica de lo aprendido y,
por tanto, el cambio de actitudes y valores a partir de una realidad concreta. De
acuerdo con esto se proponen las siguientes unidades de aprendizaje:

1. Primera unidad: Ambientando. El objetivo de esta unidad es propiciar la


integración del grupo y generar un ambiente adecuado de comunicación que
permita el diálogo entre los participantes en la actividad.
2. Segunda unidad: Compartiendo. Con esta unidad se busca que cada uno de
los participantes comparta sus conocimientos, experiencias, puntos de vista,
preguntas, etc., estableciendo un diálogo que estimule la autoestima, la
revisión de valores y el respeto por los puntos de vista diferentes.
3. Tercera unidad: Aportando. En esta unidad se proponen los elementos
técnicos, científicos, filosóficos, etc., del tema que se esté trabajando. Implica
reducir al mínimo necesario las «clases expositivas» y, en cambio, se
privilegia la reflexión y el análisis de los participantes sobre los elementos
puestos a consideración.
4. Cuarta unidad: Aplicando. Se busca que los participantes pongan en práctica
lo aprendido en la unidad anterior, que comprueben la validez o pertinencia
de los aportes de las actividades desarrolladas y que puedan plantear
respuestas creativas a situaciones concretas.
5. Quinta unidad: Sistematizando y evaluando. En esta unidad se busca
destacar las ideas principales del tema en cuestión y que los participantes
verifiquen qué les quedó a cada uno de ellos sobre el tema. La evaluación se
propone para que los participantes muestren el nivel de asimilación del tema
mediante el intercambio de puntos de vista, experiencias, valores, etc.
Cada unidad es abordada con técnicas participativas adecuadas al tema y al grupo
con el que se está trabajando. Este, es un requerimiento indispensable de esta
metodología.
Particularmente en el tema de alfabetización, cada una de las 20 lecciones se inició
con una imagen sobre la que se reflexiona a partir de varias preguntas detonadoras
que aparecen en la parte inferior de la imagen: ¿Qué se observa?, ¿Qué sentido
tiene la acción que representa la imagen?, ¿Qué emociones es posible observar?,
entre otras. Una vez socializada la reflexión se pasa a la descomposición silábica y a
la formación de palabras y frases asociadas con el tema y la imagen. Al final se
presenta un breve texto, igualmente vinculado, para reflexionar.
Un segundo momento se constituye con la realización de una serie de problemas
sencillos para el aprendizaje y ejercitación de cuentas básicas: suma, resta,
multiplicación y división. Este momento se abordó a partir del método de solución de
problemas considerando la experiencia de vida de los participantes.

Destrezas técnicas, sociales y personales que se adquieren


Consideramos que el hecho de reforzar habilidades y aptitudes favorables en los
participantes, constituye un factor de cambio, que les permitirá resistir eficazmente
las presiones asociadas al delito; asimismo, a partir de su juicio crítico, podrán
reconocer situaciones de riesgo y de esta manera podrán protegerse de ser
manipulados por influencias externas, buscando apoyos adecuados para resolver
sus problemas de manera favorable.
En todo momento el trabajo se desarrolló en torno al reconocimiento y el manejo de
sus emociones y su comportamiento, en la toma de decisiones con conocimiento de
causa para reconocer y asumir patrones de conducta, hábitos y valores. Hoy en día,
los participantes del programa en el CIA cuentan con herramientas para tomar
decisiones, resolver problemas, pensar en forma creativa y critíca, comunicarse con
claridad, establecer y mantener buenas relaciones interpersonales, identificar y
controlar las emociones, manejar la tensión y el estrés. A la vez se reforzaron
valores universales que construyen positivamente la personalidad y los proyectos de
vida.
La necesidad de desarrollar estas habilidades se justificó por la interacción existente
entre las emociones, el pensamiento, la autoestima, la toma de decisiones, el
comportamiento humano y los valores como el respeto, la honestidad y la
responsabilidad. Las emociones se encuentran de forma paralela a las acciones; es
decir se da un proceso en el que la emoción tiene un efecto directo en el
pensamiento crítico previo a una conducta. Ante esto, cuando una acción es
positiva, el resultado es un pensamiento precedido por emociones del mismo tipo.
En el momento en que el participante reconoce sus emociones se da un paso hacia
el desarrollo del manejo de sus emociones, teniendo la posibilidad de aplicar un
pensamiento crítico que fortalezca su autoestima, aspecto que le será útil para tomar
decisiones asertivas, como evitar la delincuencia, la violencia y el consumo de
drogas.
Fomentándosales el reconocimiento y el manejo de las emociones se les ha
encaminado a hacer conciencia de su importancia, esto por su incidencia directa en
la adquisición de valores. La sensibilidad para identificarlos, reconocerlos y ponerlos
en práctica depende del sentido personal que se les atribuya. Así es como se va
formando la propia conciencia.
Se reafirmaron valores estimándolos, interiorizándolos y dándoles la importancia que
en realidad tienen en los diferentes contextos de la vida personal; esto se consiguió
una vez que los participantes llegaron a conocerse a sí mismos, identificando y
regulando sus emociones, lo que les permitirá establecer relaciones empáticas, en
las que puedan reconocerse y entender las particularidades del otro.
La autoestima es otro valor que se promovió en las actividades, ya que su adecuado
fortalecimiento permite tener seguridad en las capacidades personales y brindará las
herramientas necesarias para la toma de decisiones. La autoestima favorece
también el desarrollo del pensamiento crítico en momentos difíciles de cualquier
etapa de la vida, y con ello se previene una posible reincidencia
El desarrollo de habilidades sociales para la vida, a partir de valores, es esencial en
esta etapa de la adolescencia, porque se deben tomar decisiones, se establecen
relaciones de amistad y de noviazgo, se elige el oficio o la carrera profesional. En
esta etapa los jóvenes se preparan para establecer su proyecto de vida. Educar en
valores significa encontrar espacios de reflexión tanto individual como colectiva, para
que los participantes sean capaces de elaborar de forma racional y autónoma
principios que les permitan enfrentarse críticamente a la realidad y desarrollar todas
las potencialidades humanas, es decir, no solo conocimientos lógicos-matemáticos,
sino también habilidades, capacidades, sentimientos y valores.
Para hablar acerca de valores es conveniente saber que valor se refiere a un
equilibrio. La práctica de valores desarrolla lo mejor de la esencia humana de la
persona, mientras que un anti-valor la despoja de esas cualidades. Desde el punto
de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas que
orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de
la persona.
Otro aspecto que se desarrolló fue el de promover el desarrollo de habilidades
sociales, buscando fomentar valores de convivencia con la finalidad de participar en
un auténtico proceso de desarrollo y construcción personal. Favorecer la educación
en habilidades y valores es formar personas que sepan tomar decisiones y asumir
responsabilidades que favorezcan su desarrollo integral y que a la vez se inserten en
el proceso de construcción de una sociedad en la que el respeto y la solidaridad
guíen las relaciones humanas.
El fomento de valores ofrece la posibilidad de construir sujetos con una mayor
conciencia social, que los dotará de habilidades para enfrentar problemas tanto
individuales como sociales. Los valores facilitan que los aprendizajes resulten útiles
para participar en la sociedad y desarrollar la autonomía personal.
En las actividades desarrolladas, la educación en valores tiene que ver con el
aprender a ser y el aprender a convivir, no como una disciplina independiente de los
contenidos o las habilidades, sino como parte integral de cada persona. Las
actividades brindaron las herramientas para que los participantes desarrollaran las
estructuras universales de juicio y guíen su razonamiento por las ideas de justicia y
responsabilidad, para que aprendan a comunicarse adecuadamente, propiciando su
participación en el ámbito escolar, familiar y social, con la finalidad de ser capaces
de respetar la opinión y el punto de vista de los otros y lograr alcanzar acuerdos
justos ante las diferentes situaciones o problemas que se presentan en su
adolescencia y a lo largo de su vida.
Del mismo modo se buscó que contaran con elementos para la construcción de una
imagen positiva de sí mismos, fomentando las capacidades, para la adquisición de
los conocimientos necesarios para el diálogo crítico y creativo, apegado a la
realidad, reconociendo, asimilando y respetando las diferentes posturas y derechos
de los demás.
En habilidades para la vida se fomentó considerar los valores como normas de
conducta bajo las cuales se comportan los miembros de una sociedad, de manera
coherente con aquello que se contempla como correcto y que guían la forma de ser
y de sentir.
En la última sesión hubo mucha emotividad. Se pidió a los participantes que
escribieran los rasgos de sus personalidades, que deseaban desechar y las
depositaron en un cofre que se enterraría para dejarlas atrás. Asimismo se les pidió
que escribieran las nuevas enseñanzas y aspectos positivos, que fueran de utilidad
al partir en su nuevo viaje y que llevaran siempre consigo. Al revisar lo que dejaron
en el cofre verificamos que saben qué es lo que ya no quieren para sí: situaciones y
recuerdos que tienen tanto peso en su andar. En la despedida resultó sorprendente
observar la transformación de los participantes, ahora todos hablaban y participaban,
era el otro extremo del panorama que se percibió en la primera sesión, había
sonrisas y excelente disposición en todas las actividades. Todo fluyó muy bien,
nuestras expectativas fueron superadas, se percibió un grupo unido, lleno de
confianza y con esperanzas en un futuro fuera de la violencia. Un grupo de personas
que comenzaron y terminaron siendo amigos, y así llegó el momento del cierre, de la
despedida, en donde se intercambiaron palabras con buenos deseos, lágrimas y
abrazos. Nos entusiasmó el percibir que los participantes se esforzaron por trabajar
y concluir las actividades de alfabetización y de desarrollo de habilidades para la
vida.
Los resultados obtenidos dependen de la humildad, voluntad, sinceridad e integridad
que los participantes demuestren diariamente en su vida. Nuestro trabajo mostró a
los adolescentes las herramientas necesarias y el camino que pueden seguir para
reformarse satisfactoriamente.

Resultados
Al finalizar el programa, los participantes consideraron que cuentan con las
herramientas para pensar de forma creativa y crítica, con mayores y mejores
elementos para la toma de decisiones, la resolución de problemas, el
establecimiento de relaciones interpersonales sanas, la identificación y control de
emociones, manejo de tensión y estrés.
Consideramos que el programa «Alfabetización y desarrollo de habilidades para la
vida» ha dotado a los jóvenes de elementos para la construcción de una imagen de
sí mismos positiva y del tipo de vida que quieren llevar de acuerdo con sus valores
personales; han reflexionado sobre la responsabilidad de cada uno de ellos en su
proyecto de vida y son más conscientes de que de ellos depende en gran parte
hacer realidad sus sueños y proyectos para vivir una vida plena y satisfactoria.
A partir de la evaluación final de los participantes, consideramos que los primeros
resultados fueron visibles al proveer de un entorno de mayor confianza entre los
jóvenes participantes, en donde fue posible observar valores como el respeto y la
ayuda mutua en las labores que cada uno realiza en su vida cotidiana dentro del
CIA. En el largo plazo, la apuesta es más grande ya que los mejores resultados que
se pueden esperar es que la práctica educativa –más allá del aprendizaje de la
lecto-escritura y el razonamiento matemático– fortalezca las habilidades para que los
jóvenes se reconozcan como sujetos transformadores de su vida y de su entorno
inmediato.

Bibliografía
Salgado Moya, Julio (2007), Una propuesta participativa par el trabajo pedagógico,
Morelia, Jarhuajperakua (Ayuda Mutua) AC/ Fundación Alfabetizadora Laubach para
América Latina y el Caribe/Proliteracy World Wilde/Departamento de docencia-
Facultad de Biología-UMSNH.
Salgado Moya, Julio y Ana Santamaría Galván (2003), Aprendamos, aprendamos.
Cartilla de alfabetización, Morelia , SEDESO/IMSS/Fundación Alfabetizadora
Laubach para América Latina y el Caribe/Jarhuajperakua (Ayuda Mutua) AC/ Red
Académica Universitaria en Educación de la UMSNH.

Notas
1 Jarhuajperakua es una palabra P’urépecha, lengua originaria del centro del estado de Michoacán. No hay una traducción
literal de la misma, puesto que significa una práctica cultural relacionada con la acción colectiva y fraternal en actividades
propias de una comunidad, en donde la labor de cada miembro está impregnada de un sentido de la Ayuda Mutua.
2 Ciudad capital del estado de Michoacán, México.

Agradecemos la participación en esta experiencia de voluntarias y voluntarios que a continuación enlistamos: Coordinación
operativa Vanesa Messeger, promotoras Claudia Albor, Mónica Juárez y Vianey González Duran y promotores Roberto
Domínguez Luna y Adolfo Montañez. Agradecemos también los comentarios de Federico Hernández Valencia y Pedro Guevara
Fefer.

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