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Objetividad en la Historita

Introducción

La Historia como estudio no ha estado exenta de variables y problemas en cuanto a los


métodos de estudio e interpretación de los hechos que no son los nuestros. El principal
problema que ha presentado la historicidad se centra en la capacidad del historiador,
independiente su trayectoria, en dejar de lado su presente. Porque, como expresa
Marrou, la Historia es la suma del pasado y el presente del historiador (P + p = H). Por lo
tanto en el siguiente ensayo se busca, en bases teóricas, encontrar el nivel en que la
percepción del propio historiador se inmiscuye, conscientemente o no, en lo que escribe
y propiamente tal en lo que interpreta del pasado. Debatiendo a la vez en el carácter de la
historia como rama de estudio; entrando a la vez en ese interminable cuestionamiento de
si esta puede ser, al menos en teoría, ser considerada ciencia. Desde un principio toda
rama de estudio era considerada como ciencia debido a que esta ¨Simple¨ palabra
otorgaba ya un nivel de integridad, veracidad y objetividad. Es ya desde comienzos del
siglo XXI – aunque se deben reconocer influencias anteriores – que la historia se cuestiona
su propia objetividad, realzando y alabando la interpretación propia. Recordemos como
en siglos anteriores la historia se compuso simplemente de datos otorgados por las clases
dominantes – acaso este método de historiografía no es ya subjetivo – y como el gran Von
Ranke nos insta a buscar minuciosamente lo datos ¨verdaderos¨ separando la paja del
trigo. Importante también es la visión con la que partió la escritura y lo que hoy podemos
considerar como los primeros escritos históricos. Es sumeria la cual instaura la escritura
en el tercer milenio a.c. para llevar cuentas principalmente. Evoluciona en Egipto el uso de
la escritura o estrictamente pictografía para tener un rol fundamental en la orientación
religiosa. Es el faraón una extensión de los dioses en la tierra; ¿Pero quién afirma esto?
Nada más ni nada menos que la escritura y por lo tanto ya tenemos un claro ejemplo de
cómo, ya desde antaño, lo que se escribe es lo que conviene escribir para perpetuar el
sistema. Entonces, ¿Hasta qué punto nos podemos declarar objetivos si incluso los
escritos en los que nos basamos no son los hechos verdaderos? Esta es la problemática
que se tratara de dilucidar.
Desarrollo

Ya se han expuesto antecedentes al respecto de cómo ya desde las fuentes la verdad que
se nos pretende transmitir no es necesariamente lo que en verdad ocurrió, por lo tanto ya
tenemos una fuente de cuestionamiento al método Rankeano – ya expuesto -. Pero
volviendo a la fórmula de Marrou ( P + p = H ) es donde podemos verdaderamente
dilucidar las influencias del ambiente en la capacidad investigadora. Como humanos
necesitamos primeramente de la interacción social y esta la que nos termina
condicionando de una forma u otra. Nuestros padres ya desde pequeños nos enseñan a
determinar entre lo bueno y lo malo al igual de en quien confiar y en quien no,
tempranamente en la educación tendemos a seleccionar nuestras amistadas y en una
edad más madura determinamos que es lo mejor para nosotros políticamente. En este
simple ejercicio podemos darnos cuenta de cómo nuestro entorno influye en nuestros
gustos. Son estos gustos lo que se interponen en nuestra búsqueda de la verdad. No
escore este libro ya que el autor es negro, católico, de derecha o simplemente no me
agrada. El historiador es un conjunto de creencias y experiencias que le permite ver la
historia solamente a través de sí mismo. El problema se acrecienta si las fuentes que
están a nuestra dispocion no están exentas de la subjetividad. El drama griego, que hoy es
utilizado como fuente histórica, presenta constantes intervenciones – nos basta leer una
página del drama ¨Los persas¨ de Esquilo para darnos cuenta de la contradicción de que
el mismo Jerjes ruegue a Zeus –. Incluso en nuestros días que presidente o jefe de ejercito
le gustaría escribir como fue vencido en la guerra, este problema se acrecienta más aun
cuando en la antigüedad la adulteración de los hechos era pan de cada día para mantener
al pueblo bajo control. Con tan solo estos dos factores se puede entrar a dudar der la
objetividad historia. Pero aún queda su carácter de ciencia; una de las normas principales
para que algo sea comprobado científicamente es que a pesar de quien tome el
experimento o la hipótesis llegue concluyentemente al mismo resultado. Pero acaso el
hombre puede ser tratado bajo las mismas condiciones en todo o momento o al menos
algún historiador – por dar un ejemplo – de izquierda llega a la misma conclusión que uno
de derecha respecto al golpe militar en chile de 1973.
Conclusión

A modo de conclusión podemos primeramente recapitular los problemas en la


historiografía. 1) la incapacidad del historiador – por su carácter humano – de dejar a un
lado sus experiencias, gustos o preferencias 2) la imposible recapitulación concreta de los
hechos mediante fuentes que ya desde un principio nos pintan la verdad de una forma
distinta a la real. Además aunque hubiésemos estado en la misma batalla de maratón
nunca hubiésemos podido ver la guerra en la costa y de igual forma ver la corrida del
valeroso soldado por 42 kms solo para morir una vez entregado en mensaje de vitoria. 3)
para que la historia pueda ser llama ciencia debe categóricamente llegar a la misma
conclusión cualquiera que tome el hecho bajo estudio. Algo que rara vez o mejor dicho
nunca se logra. Por lo tanto podemos determinar que la historia no es objetiva ni una
ciencia y sentirnos igualmente felices ante esto. Ya que el conjunto de mentiras
personales nos permiten entrever lo más cercano que alguna vez tendremos al hecho en
sí.

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