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UN PAYASO” DE HEINRICH
BÖLL
campo de importancia dentro de los márgenes tanto de lo político como lo social, lo cultural,
etcétera. Se podría decir incluso que gobiernan la historia por la magnitud de seguidores,
influencias y poder. Teniendo esto en claro, se puede comenzar a tomar una perspectiva dentro de
las estructuras categoriales en la novela; es una época donde la Segunda Guerra está a punto de
principio por la muerte de su hermana Henriette dentro de las filas del DCA1 cuando ella apenas
tenía dieciséis años; los gobiernos y los ejércitos se encuentran en una gran inestabilidad y a lo
único que remotamente puede atenerse la gente es a las instituciones religiosas y sus líderes.
En el presente trabajo se pretende esclarecer las posturas que toman ciertos personajes principales
ante los infortunios del holocausto en base a sus creencias religiosas y cómo estas creencias
repercuten tanto en la vida de cada uno de ellos como en la de sus allegados. El propio tema tiene
ya una rama en la sociología: la sociología de la religión. Sin embargo las aspiraciones de este
novela. Las principales posturas a analizar serán la protestante, la católica y la cristiana, como ya
Es importante señalar, además del rol de las instituciones religiosas, la postura del autor ante las
mismas. ¿Quién mejor para criticar las posturas religiosas sino un comprometido católico que
habla conociéndolas desde dentro? Es un manejo interesante de la polifonía, que según Bajtín,
puede señalarse en el diálogo interno en el texto, la voz del autor se encuentra escondida detrás
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Organización de mujeres alemanas jóvenes que peleaban durante la Segunda Guerra Mundial
(La estética de la creación verbal). Se sabe que Böll, fue educado dentro del catolicismo al cual
critica con gran agudeza en sus obras y del cual más tarde se deslindaría aunque no de una
manera completa; por ejemplo, siempre estuvo arraigado a los valores cristianos (Marcel Rich-
Ranicki, Revista criterio) y además creía que la mejor manera de acabar con los problemas de la
humanidad era a través de dichos valores. “No creía en la adscripción a una moral, sino en la
reconquista de los ideales de esta religión, que -según palabras de Böll- “ están enterrados bajo
Iglesias y sobre todo en franca oposición con la realidad social de éstas”(Linzuain, Laura. Revista
criterio). Tales palabras hacen justicia en todo lo largo de la obra, ya que la hipocresía ya
mencionada es sin duda una de las múltiples facetas de los personajes “ortodoxos”, como
Durante la novela nos vamos dando cuenta del apego que tienen ciertos personajes a sus
creencias. En primera instancia está Hans Schnier, quien cuenta cómo desde pequeño fue
instruido en las enseñanzas cristianas y católicas y que sin embargo nunca fue una doctrina muy
devota la que practicaron sus padres o sus maestros; su rol estaba básicamente en mandarlo a la
escuela de esta doctrina y darle el nombre como tal, la importancia de la religión en este punto
subyace a un nivel social más que espiritual. La madre de Hans se preocupa más acerca de lo que
dirá la gente respecto a la educación de ellos que en la educación por sí misma. “Mis padres,
siquiera clerical, y me sirvo de textos y melodías litúrgicos por motivos terapéuticos” (Böll,
Heinrich. Opiniones de un payaso 3), el recurrir a la religión como mero motivo terapéutico
rehace una fuerte carga satírica en la descripción de sus enseñanzas. El humor ácido es una de sus
especialidades.
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Más adelante la madre de Hans se muestra como ferviente partidaria del catolicismo en el
“Comité central de las sociedades para conciliar las diferencias raciales” (21), lo cual ella adopta
como una manera de expiarse de las culpas o de la afrenta social, dando clases de arrepentimiento
de la juventud alemana. Hans hace mucho énfasis a lo largo de la novela que su madre no
Para seguir más a fondo a Hans, podemos abordarlo con sus diferentes comentarios, ya que la
estructura de la novela se facilita para eso, es como ya se mencionó un discurso casi como
monólogo y el narrador expresa mucho de sí en la obra; en la segunda página sabemos que una
vez siendo adulto, Hans recurre a una definición de sí mismo: “Soy un payaso de profesión
designada oficialmente como ‘cómico’, no afiliado a ninguna iglesia” (2) y que muchas veces
más adelante se reitera como “payaso”, con lo cual carga a la palabra cada vez de un sentido más
desarrollado, un hombre que hace ironía ante la vida, que hace reír. Por otro lado, también se
configura a Hans como un hombre de valores morales muy fuertes que no subyacen en una fe
católica o cristiana, sino en su propia jurisdicción e identidad. Parte de su moral yace en su propia
cosecha, llega a considerar cuestión racial el estudio: “Es realmente una cuestión racial:
todo razas—“(27).
En cierta Hans parte recuerda cuando era niño y veía a los prisioneros marchar: “Se nos explicó
en la escuela por qué entonces los italianos ya no eran aliados, sino que trabajaban con nosotros
como prisioneros, pero hasta hoy no he comprendido aquel por qué” (14); la inocencia del niño
que no sabe lo que ocurre contrasta con la experiencia del hombre que enfrenta la realidad con
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Hans tiene una tendencia a desacralizar lo sagrado, sobretodo cuando se trata de su familia, él es
únicamente devoto a Marie, el resto de las creencias está por demás. Así es que en su familia, una
de las grandes presunciones era su tierra en el sentido patriótico como en el sentido materialista:
“Esta inquietud por el santo suelo alemán en cierto modo resulta cómica, cuando pienso que una
buena parte de las acciones del lignito se hallan en manos de nuestra familia desde hace dos
generaciones. Desde hace setenta años se benefician los Schniers de las torturas que debe sufrir el
santo suelo alemán” (15). El sentido de “santo” se deslinda de lo sagrado y se convierte, como es
costumbre de Hans, en algo irónico, lo que se gana con sufrimiento no puede ser bueno o motivo
de orgullo. Tanto es así que en cierta parte de la novela menciona que su retiro en la vida es
Otro personaje sumamente interesante a analizar es Marie. Ella desde un principio se consagra
como una ferviente católica, “siempre viajó cargada de literatura mística” (4) y su padre, el señor
termina por aceptar la relación que lleva Hans con su hija; sin embargo, pese a esto, Marie es de
los personajes más contradictorios e inseguros. A diferencia de Hans, sus principios son mucho
más inciertos. Por lo menos Hans de principio a fin estuvo seguro de no pertenecer a ninguna
iglesia, ella por el contrario comienza como una ortodoxa católica, después de su encuentro con
Hans, al perder la virginidad y vivir en el pecado con él sigue profesando su religión sin ser
completamente allegada a los ortodoxos como tales y más adelante abandona a Hans para
reasumir su papel de católica ortodoxa casándose con Züpfner que profesa la misma religión. Son
tres etapas de su vida dentro de las cuales se puede deducir que no vivió honestamente en
castidad y he ahí la primera falta; en la segunda etapa de su vida, con Hans, se seguía llamando
católica y sin embargo sabía que vivía en el pecado por no estar legalmente casados, y aun
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cuando Hans accedió a casarse por la iglesia y en convertirse, ella se rehúso si no lo hacía por
y final faceta de su vida en la novela, Marie se casa con Züpfner, lo cual Hans asevera que es
adulterio, porque considera a Marie como su mujer, pues entre ambos se entregaron su
virginidad, por lo tanto ella misma se estaría engañando al tomar por esposo a otro hombre a
quien no le pertenece y más que pertenecer, a otro hombre que ambos están seguros, no ama. Ella
fue un personaje que se dejó influenciar por la opresión de la sociedad y los círculos que
frecuentaba, como Kstert, Sommerwild o Kinkel cuya hipocresía rayaba en los límites de la
protagonista se refiere a ellos como unos tramposos que “juegan sucio” y lo ponen nervioso, en
algún momento describe sus acciones diciendo que “cortaban retales de Tomás de Aquino,
Francisco de Asís, Buenaventura y León XIII para coserse unos taparrabos, que naturalmente no
cubrían sus desnudeces” (10); los protestantes (como sus padres) trabajan sólo con un manoseo
de las conciencias, reflejado de este modo en su manera de actuar para complacer a la sociedad y
bajo ningún criterio realmente honesto (por lo menos en la novela). Y si Hans se deslinda de los
ateos, es porque, según él, siempre hablan de Dios. “¿Y qué es usted, pues?” le pregunta Kinkel
en cierta parte de la novela, y él sabiamente responde: “Soy un payaso” (74), reafirmando lo que
se viene diciendo anteriormente, su postura irónica y satírica. También tiene una perspectiva de
cómo terceras personas lo miran a él, en el mismo juego sátiro que utiliza se pone a imaginar lo
que dirían de él cuando estuviera muerto, una de las descripciones sería: “Un tipo único pero sin
Además de los personajes ya mencionados y sus posturas (Hans, Marie, Züpfner y la madre de
Hans) existen muchos otros que se mencionan casi de paso y que cargan con un fuerte peso
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religioso y sociológico, pero finalmente sólo me gustaría hacer énfasis en dos más. En Leo, el
hermano menor de Hans, quien se prepara para el catolicismo como seminarista, pero también
cuyas aficiones no están tan claras desde un principio. Cuando es niño su carácter se refleja
como luchador y obediente. Tanto así que cuando llega a la edad adulta se convierte en católico
por el patrocinio e influencia de Züpfner. Casi se puede concluir que utiliza a la religión como su
medio de escape. No es exactamente egoísta, se sabe que lo que tiene lo da, pero lo que tiene es
tan poco y espera que todos puedan vivir como él. A pesar de profesarse como católico su ayuda
al prójimo es mínima y sus opiniones escasas tratándose de defender a su propia sangre como lo
Existe un episodio dentro de la novela en el cual el payaso habla con un religioso que se
encuentra en el mismo monasterio que su hermano; sostiene él una conversación que considera
agradable y sensata, para al final de cuentas enterarse por Leo que ese hombre es una mera burla
en el seminario. La mayoría de los sacerdotes creen que todos son polígamos y por eso defienden
tanto la monogamia.
Durante el primer capítulo de la novela, el protagonista nos habla acerca de uno de sus actos,
llamado “La partida y la llegada”, el cual se puede relacionar con el sentido total de la novela,
pues al final no sabemos qué va a ser de él, si va a llegar o si va a partir, después de todo el
aprendizaje que tuvo en un solo día por medio de todas las llamadas telefónicas. Es en ese sentido
sentido de condición, para buscar otro; dejar algo de sí buscando una identidad renovada.” Que es
lo que sucede con Schnier, que va atravesando por diferentes círculos sociales, religiosos y
culturales. Todo su sentido y razón de ser depende del factor de Marie, es en cierto sentido como
el gato de Schrodinger, no está ni vivo ni muerto hasta que el tren se abra. “El espectador acaba
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confundiendo la llegada con la partida” (2). El protagonista nos ha jugado el mismo truco de
payaso a nosotros lectores. Nos deja con la reflexión y nos incita a participar de ello, porque al
fin y al cabo son opiniones de un payaso. Se nos invita a refutar la obra, a conversar con ella, a
presenciando uno de los actos del payaso. Una sola actuación, un solo personaje, como un
soliloquio en el que sólo una o dos veces hace acto de presencia otro personaje (su papá o su
representante).
En la obra, Böll trata de estereotipar a las religiones, asumiendo un rol social para cada una de
ellas, así pues, las amas de casa, mujeres de sociedad dedicadas a la familia, son las católicas; y
novela acerca de la historia de las religiones a través del tiempo o los países, ni los dominios
políticos o sociales que se tienen en el mundo, más bien lo hace como ya se mencionó de manera
estereotipada mediante el uso de ciertos personajes como Züpfner, Marie, Derkum, etc., y cómo
fue el papel de estos después de la guerra, lo que causa la culpa del holocausto y que
mundo, con lo cual lo que realmente hacen es infundir el sentimiento de culpa hasta en el hecho
Existen varios ejemplos de dichos personajes en toda la obra que cargan con un rol religioso
importante en su sociedad, Kostert es otro de ellos, un empresario que dirigía “la Obra de Ayuda
Cristiana”, asociación filantrópica. Es como si después de la guerra cada alemán optara por una
parte en alguna institución religiosa que pudiera compensar las culpas, la madre de Hans por otro
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La perspectiva de Schnier como payaso es un punto interesante porque lo aísla de esta percepción
fanática, siendo más honesto consigo mismo y viendo todo desde un punto irónico como ya se
menciono repetidas veces y siempre usa términos como “conciencia cristiana” para referirse a las
personas cuando tienen compasión por no decir culpa. Hans Schnier cumple mejor con las
normas católicas de la monogamia, incluso mejor que Züpfner: “no desearás a la mujer de tu
prójimo”; así también, el personaje nunca se refiere a hacer el amor o tener sexo sino a “la cosa
que los hombres hacen con las mujeres”, esto también se puede interpretar como una ironía, un
sarcasmo de lo restringido en las enseñanzas católicas, como una manera mojigata de hablar para
Pocas veces, cuando Hans o cualquier otro personaje habla, se hace mención a Dios y cuando lo
hacen no se tiene ningún sentido de reproche o burla, el autor es más cuidadoso respecto a eso; se
Al final de la obra es como si perdiera su personalidad ya que reiteraba muchas veces que el peor
error que puede cometer un payaso es provocar la lástima y es en lo que ha desembocado él,
pasará de ser un actor de teatros a un artista de la calle: “La gente debería ver que yo no era un
fanático religioso que despreciaba una humilde limosna, y deberían ver que cualquier óbolo, por
El personaje en sí representa una minoría decadente, sin trabajo, herido física y emocionalmente,
sin familia ni amigos a los cuales recurrir. Es el típico retrato del payaso triste pero con la ironía
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de una sonrisa amarga. Como menciona Irene Martínez, pertenece a una minoría con un
sentimiento de desarraigo.
BIBLIOGRAFÍA:
Böll, Heinrich. Opiniones de un payaso. Traducción: Lucas Casas. Editorial Seix Barral, S. A.
Habermas, Jürgen et al. El poder de la religión en la esfera pública. Web (10 de noviembre de
http://www.trotta.es/pagina.php?cs_id_pagina=13&cs_id_contenido=29567
Linzuain, Laura. Revista criterio. Heinrich Böll. Web (10 de noviembre de 2012). [En línea]:
http://www.revistacriterio.com.ar/cultura/heinrich-boll/
Martínez Sahuquillo, Irene. Anomia, extrañamiento y desarraigo en la literatura del siglo xx: un