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La energía eólica es el tipo de energía que aprovecha la fuerza del viento para generar
electricidad. Lo hace a través de aerogeneradores que situados en zonas de tierra firme o
en el mar transforman el empuje del aire en energía mediante un sistema de palas y otros
componentes mecánicos y eléctricos. Gracias a este tipo de energía renovable, se puede
inyectar en las redes eléctricas una determinada cantidad de kilovatios-hora cuando sopla
el viento, electricidad que es aprovechada para iluminar ciudades y hogares o proveer de
energía a la industria [1].
Hasta ahora, era necesario cubrir esa demanda con otro tipo de energía, o bien renovable
o bien contaminante. Sin embargo, hoy ya empieza a ser posible hacer uso de la energía
eólica incluso cuando el viento no sopla, mediante plantas de almacenamiento de
electricidad en baterías.
De esta manera, las baterías permiten almacenar energía eólica cuando no es necesaria y
utilizarla más tarde, cuando haya demanda o lo requiera el sistema eléctrico, aunque en
ese momento no sople el viento. Los sistemas de almacenamiento eléctrico con baterías
a pesar de que aún se encuentran en una etapa inicial, han demostrado su utilidad no sólo
en aplicaciones domésticas o redes poco interconectadas como islas, sino también para
grandes aplicaciones en países desarrollados [2]
Es un sistema para almacenar energía eólica sin recurrir a métodos tradicionales como las
baterías.
El sistema está basado en una serie de esferas gigantes huecas, hechas de hormigón. Cada
una de las esferas posee un diámetro de treinta metros, y un espesor aproximado de tres
metros. Esto eleva el peso a varios miles de toneladas, y requieren de un transporte
especialmente diseñado para su despliegue. Cuando existe un exceso en la generación de
electricidad, ésta es enviada a una bomba instalada en la esfera, que se encarga de vaciarla
por completo. Una vez que la demanda es lo suficientemente alta, se vuelve a llenar la
esfera, permitiendo que el agua ingrese a través de un generador. Los cálculos estiman
que una esfera de veinticinco metros de diámetro instalada a 400 metros de profundidad
puede almacenar hasta seis megavatios-hora de energía.