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Preámbulo
Jorge Ortiz Leroux**
María Eugenia Rabadán Villalpando***
Resumen
El presente libro tiene el objetivo de plasmar una serie de reflexiones sobre la ciudad
por parte de creadores e investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, en
coordinación con la Universidad de Guanajuato, quienes abordan las relaciones entre
arte y ciudad. El supuesto del que partimos es que el arte tiene muchas cosas que decir
frente a la cuestíón “posmetropolitana”, como le llama Massimo Cacciari en su obra La
Ciudad (2009), en la que se abordan un conjunto de elementos para analizar el devenir de
las metrópolis a la luz de su conformación histórica.
Abstract
This book aims to capture a series of reflections on the city by creators and researchers
from the Autonomous Metropolitan University, in coordination with the University of
Guanajuato, who address the relationship between art and city. The assumption we
started with, is that art has many things to say about the “post-metropolitan” question,
as Massimo Cacciari calls him in his work La Ciudad (2009), in which a set of elements
are analyzed to capture the future of the metropolis in light of its historical conformation.
The complexity of the urban question is articulated from inter and transdisciplinary studies,
emanating from the visual arts, photography, design, architecture, cultural studies, or
media such as printmaking, sculpture, painting or performance that they have had,
among their fundamental concerns, the urban question. This text tries to see the problem
of the city and the post-metropolis from different perspectives starting from an exercise of
creation in specific contexts. This work gives rise to the recognition of two different Latin
American urbanizations, such as Havana and Mexico City, with the aim of thinking these
constructions from the categories of city or post-metropolis, but which are open to the
extension of research towards others possible and pertinent directions.
El presente libro tiene el objetivo de plasmar una serie de reflexiones sobre la ciudad
por parte de creadores e investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, en
coordinación con la Universidad de Guanajuato, quienes abordan las relaciones entre
arte y ciudad. El supuesto del que partimos es que el arte tiene muchas cosas que decir
frente a la la cuestíón “posmetropolitana”, como le llama Massimo Cacciari en su obra La 3
Ciudad (2009), en la que se abordan un conjunto de elementos para analizar el devenir
de las metropolis a la luz de su conformación histórica y frente a los contextos convulsos
y cambiantes de la globalidad contemporánea.
El cuerpo de obras del que surgen las reflexiones de este libro se configuró bajo la gestión
de la doctora Maruja Redondo del Departamento de Evaluación del Diseño de la UAM
Azcapotzalco. Miembros de la comunidad académica de la UAM y de la Universidad de
Guanajuato que, en todo caso, han vivido en la Ciudad de México, han considerado, a
través del presente conjunto de posicionamientos creativos, que tienen algo que plantear
en función del desarrollo incontenible de la ciudad de México durante los últimos sesenta
años, ligada finalmente a numerosas migraciones y procesos desiguales de conformación.
Pensamos igualmente que estas comunidades académicas son susceptibles de sumarse
a la tradición investigativa de Iain Chambers, tanto desde sus prácticas artísticas como
de sus estudios sobre arte y cultura, en el sentido de abordar a las ciudades a partir de
los elementos de cultura estética y popular que las conforman.
El arte ha tenido algo que decir sobre las ciudades desde el Renacimiento, sin embargo
los estudios visuales no parecen haber sido considerados en la formación del complejo
cognoscitivo del desarrollo urbano. Como afirma Nelson Herrera Ysla en el capitulo
introductorio de este libro, es relevante que desde las artes visuales se reflexione sobre
la ciudad en la medida que han estado imbuidas de pasión e interés por el espacio y la
arquitectura desde tiempos inmemoriales. Las diferencias y similitudes entre la Ciudad
de México y La Habana pueden ser vastos, pero es innegable que, como dice este
importante curador de la reconocida Bienal de La Habana, los cruces culturales y los
procesos migratorios dan cuenta de la convergencia de estímulos e intenciones a la hora
de encontrar espacios comunes de diálogo. Los urbanistas ven en las obras de arte un
espectro en el que el artista ha sido capaz de penetrar en su propio análisis.
El enfoque general del libro se aproxima hacia los elementos generales y problemáticos
de lo que se produce en términos de cultura en urbes como la Ciudad de México o La
Habana. Particularmente, se abordan temáticas relativas al arte y la ciudad en torno a los
lugares o no lugares del espacio urbano, sus virtualidades, sus historias y temporalidades,
sus cuerpos y soportes como medios para el vínculo entre arte y conformación de la
ciudad. Si bien el enfoque general en torno a la “producción de cultura” en las ciudades
ha sido abordado desde aquello que conocemos como “industrias culturales” (Escuela
de Francfort), que fundamenta una crítica de la modernidad inscrita en procesos de
cambio y mutacion persistentes, hoy podemos reconocer este proceso desde diversas
vertientes, ya sea como “economía de los deseos” (R. Gubern) o particularmente como
“economía cultural de las ciudades”, cuya vertiente actual podemos rastrearla en los
trabajos recientes de A.J. Scott. El propósito, en este sentido, es el de contribuir a
desatar esas vertientes como una manera de problematizar las ciudades en el marco de
la complejidad global, de cara a los procesos culturales que la acompañan.
En este ejercicio, podemos acceder por ejemplo a testimonios como el que brinda
Jaime Vielma, que habla de las urbe “sin color” cuando se refiere a la estética de las
ciudades perdidas: indudablemente una construcción social al límite de la precariedad
y la violencia, cuya recreación plástica testimonía crudamente, desbordando el bloque
cerrado del Centro Cultural para dejarnos ver la sensibilidad del artista que remueve su 5
pasado para replantearse una visión propia.
1 El Doctorado Internacional de Arte y Cultura se trabaja una tesis sobre la ciudad de Detroit y sus vínculos con Diego
Rivera.
2 Tal como lo expone en su texto Maruja Redondo al hablar sobre el origen y propósito del proyecto Diversidad Metropolitana.
precisamente por ello, refiere las características geo-históricas internacionales que han
conformado al equipo dada la inmigración de inteligencia de origen colombiano, cubano,
argentino, estadounidense-irlandés o, entre otros, la emigración mexicana a los Estados
Unidos de América.
Como contraparte y diálogo con esta visión intercultural, una cuarta parte de los trabajos
explorativos que aquí se presentan, aborda las experiencias desde La Habana que
han generado integrantes de Instituto de Filosofía de la Universidad de La Habana, la
Universidad de las Artes de Cuba, la Bienal de La Habana, y la Oficina del Historiador de
la Ciudad de La Habana, quienes exponen una discusión académica viable y dispuesta
a compartir sus intereses, expuestos en la Casa de África en La Habana, la Casa de la
Obra Pía y la Casa Benito Juárez de dicha Oficina del Historiador en octubre de 2016.
Este ejercicio de diálogo transversal, nos habla de una ruta paralela a la ya emprendida
por aquellos referentes que nos parecen relevantes, tales como Iain Chambers, Edward
Soja o nuestro punto de partida desde Massimo Cacciari, con intereses compartidos que
es posible descubrir y desarrollar.
El segundo capítulo, Ciudad y Arte, integra las primeras visiones de los artistas: Jaime
González, Jaime Vielma, Manuel de la Cera y Olar Zapata, en cuyo trabajo se hace evidente
la presencia explícita de la ciudad desde una aproximación personal o grupal: las huellas
urbanas como contexto o figuración referidos a realidades crudas aún persistentes, las
motivaciones individuales y colectivas en la aproximación temática a la vivencia y deriva
de la ciudad, así como las estrategias emotivas y palpables (aquí nací y aquí moriré) que
trazan el curso reflexivo y creativo de cada uno de ellos.
A estas reflexiones iniciales le siguen las relativas al capítulo sobre Virtuaidad y No lugar
en la posmetrópoli, en el cual Gerardo Toledo, Norma Patiño y Jorge Ortiz reflexionan
desde los espacios virtuales urbanos y sus mecanismos de potencialización y control de
las interacciones individuales y colectivas a traves de las redes globales; las reflexiones
de Felix Beltrán y Julio Muñoz en torno a una interpretación abstracta de la urbe a través
de una representación plástica de los planos de ciudad, que nos muestran las formas
diferenciadas de vida urbana (Cacciari), así como el uso de las herramientas interpretativas
tales como la lectura -como fuente inagotable de inspiración- y la confección latente
e imaginativa de la ciudad como decisión personal. Por su parte las cubanos Onedys
Calvo, Yainet Rodríguez y Natividad Norma Medero abordan en la misma línea los
elementos simbólicos de la conformación urbana, a la luz de la experiencia artística en
Cuba, en donde los elementos no fisicos y espaciales, como los modos de vida de los
asentamientos, las prácticas rituales y las tensiones sociales en la ciudad, así como
los aspectos subjetivos, intutivos y sensitivos constituyen una territorialidad diversa y
rizomática que actualiza constantemente a la ciudad, convirtiéndola en un espacio de
liberación y catarsis desde el arte y la cotidianidad.
El último y cuarto capítulo, Ciudad e Historia, reune reflexiones de los cubanos Rafael
Acosta, Arturo Pedroso y Julia Portela, quienes abordan la corporalidad deseante y
8 erotizada como rasgo estético e ideológico de la ciudad a través de la fotografía; las
huellas históricas del emblemático Paseo del Prado y su inserción en la modernidad y
cosmopolitismo bajo el esplendor polifacético de su utilidad social; así como el paisaje
urbano que se conforma de narratividades tradicionales y alternativas desplegadas por
el arte, tales como la olfatividad y la sonoridad vinculadas a las sensorialidades de la
bidimensionalidad visual plástica. El capítulo también comprende la experiencia personal
resultante del drama histórico que rememora el paisaje citadino a través de los personajes
de la tragedia del holocausto (Bela Gold), o el proceso de reconfiguración plástica de
muros, soportes, mensajes y demás expresiones que historizan del entorno de la ciudad
de México (Fabricio Vanden Broeck), así como las huellás fotográficas de fragmentos
ambientales de la ciudad, y el papel integrador de la arquitectura anónima comunitaria
como testigo del esto es, y el esto ha sido fotográfico (Luis Arias).
elementos y variables de análisis, tales como las nociones de espacio y tiempo, cuerpo
y territorio, habitat y morada, todos ellos situados al lado y en el entorno de la virtualidad
deslocalizada de las redes, y explorados de una u otra manera en los capítulos que
constituyen este libro, contribuyen a situar el trasfondo problemático que las prácticas
artísticas urbanas pretenden problematizar, entendiéndolas como un campo loable para
comprender y significar intuitiva y formalmente al espacio urbano contemporáneo.
De esta manera, el presente conjunto de trabajos sobre arte, ciudad y posmetrópoli tiene algo
que decir en relación con el ámbito de los estudios particulares sobre la conformación de la
Ciudad de México y de La Habana. La planeación urbana está enteramente contrastada con
las percepciones de tipo pictórico, fotográfico, cinematográfico, escultórica, holográfica,
infográfica, arquitectónica, literaria, performática dancística en el contexto del arte, dada la
capacidad del arte de permear, desde ese punto imaginario y metafísico en las diferentes
capas de conformismo de las que habla Simon Shama en Landscape and Memory.
II
La cuestión urbana es una construcción cognoscitiva compleja.4 Edward Soja piensa que
es predominantemente edificada por equipos de investigación de urbanistas industriales
a quienes básicamente se han incorporado sociólogos del trabajo –particularmente
del trabajo relativo a dicha industria–: ambos grupos fundamentalmente centrados en
los aspectos económico-político de los procesos urbanos. (Soja 2008, 235) Soja, no
obstante, comienza por reconocer la contribución de Iain Chambers quien, en las últimas
dos décadas ha modificado dicho complejo cognoscitivo desde los estudios culturales
críticos. Otro aspecto fundamental en la concepción de Soja, ha sido conceptuar el
desarrollo desigual de los espacios urbanos desde una perspectiva geo-histórica. En su
laboratorio, que principalmente fue la ciudad de Los Ángeles, asimismo había formado el
4 Estamos de acuerdo con la forma en cómo el epistemólogo argentino Rolando García trata la articulación de un “complejo
cognoscitivo”: “Utilizaré –afirma García–, para designar al conjunto de componentes de esa totalidad sumamente
heterogénea. Aquí el término “complejo” será empleado como sustantivo con un sentido similar al que tiene en expresiones
tales como “complejo industrial”, “complejo urbano”. […] Es el término con el cual designé a una “totalidad relativa”, en el
sentido de [Lucien] Goldmann, constituida por una selección (recorte) de elementos que la sociedad vincula con la noción
(vagamente concebida) de “conocimiento”, y que se expresa tanto en el lenguaje común como en el medio educativo o
académico (Garcia 2005, 39-40).
concepto posmetrópoli –antes que Massimo Cacciari– no sin atribuir, a su vez, la autoría
del mismo a Iain Chambers, aun cuando éste no lo formuló con relación a ese término en
particular.
Posmetrópoli para Iain Chambers –de acuerdo con Edward Soja– aparece como una
incursión cultural y filosófica fronteriza entre modernidad y posmodernidad y agrega que
es como una imagen preliminar de la última etapa de la geohistoria del espacio urbano.
No da continuidad a la ciudad capitalista industrial por lo que los estudios requieren
conceptuarse de manera diferente. (Soja 2008, 217-222). Edward Soja piensa, de acuerdo
con Chambers y otros, que las transformaciones radicales de las ciudades a finales del
siglo XX son las más dramáticas en los últimos diez mil años: lo cual es fundamental en la
comprensión de metrópoli posmoderna, posmetrópoli o Cuarta Revolución Urbana. Como
Chambers y otros estudiosos, Soja piensa la ciudad en el ámbito de la era de la información
y la globalización con una población que conforma culturas heterogéneas en ciudades
indefinibles en términos nacionales. (Soja 2008: 220-222) La idea de posmetrópoli de
Massimo Cacciari asimismo está en el contexto de los estudios sobre esta última etapa
de desarrollo de las ciudades. Es igualmente consciente de la inestabilidad causada por
la velocidad de los cambios mencionados: “Ahora la rapidez de las transformaciones
impide que se conserven recuerdos del pasado en el lapso de una generación. Esto
10 comporta encontrarnos ya en una situación en que casa y no casa se conectan: morada
y no morada son dos caras de una misma moneda.” (Cacciari 2010, 33) Expresa muy
claramente el hecho de es imposible habitar de la posmetrópoli ni en la propia morada,
y experimentar una situación que significa la carencia de lugar y la movilización mundial.
podría significar algo para el urbanismo, como también La ciudad de William Faulkner,
o Roaratorio de John Cage. Peretti, por ejemplo, piensa que la maduración del jazz es
relativa a la migración a Nueva Orleans de los músicos que habían habitado el bajo Delta
del Mississippi, que en la ciudad ellos viven en getthos, sitúa precisamente al jazz en
Burbon Street y Storyville Street, y afirma que se desarrolló en un ambiente violento:
“… si no tenías una navaja o una pistola, no podías entrar ahí [en el Funky Butt Hall].”
(Peretti 1992, 26) La ciudad de William Faulkner, por otra parte, trata perceptos con una
enorme capacidad explicativa y crítica de las creencias comunitarias y retrógradas, como
posiblemente fueron durante la formación de las ciudades estadounidenses al término de
la guerra de secesión; la construcción de la estructura burocrática adjunta a la violenta
disputa por el poder de los funcionarios públicos; la prohibición del uso del automóvil…
todo lo cual extrañamente podría encontrarse en textos que no sean literarios, imágenes
fotográficas o cinematográficas que, aun cuando corren paralelamente a lo real, penetran
por intersticios de la ciudad donde otra clase de estudios no lo hacen: lo que es comparable
con las observaciones de Chambers sobre la Cultura popular.
De acuerdo con Edward Soja, Chambers introduce la primera ruptura en los estudios
económico-políticos de la ciudad dominantes a finales del siglo XX. Es una dimensión
cultural crítica “de gran alcance”. (Soja 2008, 219). Desde nuestra perspectiva, no
obstante, es insuficiente el aporte de los estudios culturales críticos de Chambers si
estos estudios siguen desconociendo el alcance visual, sonoro y performativo que, por
ejemplo, el fenómeno artístico tiene en las ciudades.
Esta tendencia puede significar, por otra parte, que el arte toma como modelo a la
ciudad, pero el arte no forma parte del complejo cognoscitivo del diseño de las ciudades
y los edificios: la sinestesia en la percepción visual y sonora de Victory Boogie Woogie
(1942-1944) de Piet Mondrian, que trata la traza urbana neoyorkina, no forma parte
consustancial del diseño de las ciudades. Obras de arte sonoro como Roaratorio de John
Cage relativa a lo audible en Finnegans Wake no llevan a los estudios urbanos a conocer
el sonido al caminar a través de Dublín tras la lectura de James Joyce; trabajos de jazz
como Cityscape, de Claus Ogerman y Michaell Brecker; operetas como Rhapsody in
Blue, An American in Paris, de George Gershwin; o West Side Story de Leonard Bernstein,
que tienen algo que decir al urbanismo sobre el diálogo con los sonidos de la ciudad al
momento de crear la música y que escuchamos en cualquier coordenada de la misma
urbe posmetropolitana, no participan al momento de planear la ciudad. De igual forma
sucede a las obras de la cinematografía como El hombre de la cámara (1929) de Dziga
III
Hasta el día de hoy, persiste una firme postura de oposición que afirma que el discurso
del urbanismo industrial sigue siendo limitadamente <productivista>, habiendo empujado
demasiado lejos los márgenes de cuestiones no estudiadas como la economía basada en los
servicios, el consumo colectivo, las preocupaciones por el bienestar social, la importancia
de las actividades de ocio y, aún de mayor importancia, la cultura y la estética, la raza y la
identidad étnica, el género y la sexualidad y muchas otras dimensiones vitales de la vida
urbana que no son de forma convencional asociadas a la producción industrial y al análisis
de clases. (Soja 2008, 238).
Los estudios visuales en función de los estudios sobre urbanismo posmetropolitano son
una actividad relativamente nueva, considerando que la comprensión de este episodio
del desarrollo del espacio urbano haya comenzado a formularse, según la exposición
de Edward Soja, a inicios de la década de los años noventa del siglo pasado por Iain
Chambers (Soja 2008, 217). Soja afirma que la representación de la posmetrópolis es un
modelo arquetípico del desarrollo social y económico contemporáneo, que también da
lugar a lo metafísico: “[…] un lugar en donde lo real y lo imaginario se entremezclan de
5 http://stemtosteam.org
forma persistente de un modo que solo ahora –afirma mientras cambia el siglo– estamos
comenzando a comprender” (Soja 2008, 217).
Estos estudios son un abordaje multidisciplinario que parte del urbanismo industrial
fundamentalmente, pero también de la sociología y demás discilplinas sociales y
humanísticas, cuyo complejo cognoscitivo, de acuerdo con Soja, concibe una sociedad
cultural como parte del espacio urbano. Lo que difícilmente ha sucedido es que el
pensamiento visual sobre arte y ciudad haya participado en su construcción, aún cuando
los artistas visuales hayan estudiado la ciudad desde el Renacimiento. Difícilmente la
construcción del conocimiento urbanista ha dado lugar a ver la perspectiva del arte visual
sobre la ciudad, la posmetrópoli, y ese probablemente sea el principal problema que
plantea este trabajo que deja como una propuesta abierta a la investigación extensiva.
La Habana, en su caso, es una ciudad con una producción artística que relevantes ya
sea desde la oficina del historiador o la Bienal de La Habana, en el marco de una urbe
que sin ser industrial manifiesta contenidos de un arte citadino que ve los cuerpos, vive
el malecón, vive el trauma económico con una alta capacidad de simbolización, que nos
permite considerar el análisis de lo real a lo imaginario en los términos que lo expone
Soja.
La ciudad, de Massimo Cacciari, como ya se enunció, fue la pauta inicial para desarrollar
el escrutinio sobre el trauma experimentado comunitariamente entre quienes intentamos
habitar la Ciudad de México y formamos una comunidad académica que trata de
investigar, en el contexto de las prácticas y los estudios sobre el fenómeno artístico
y el diseño la construcción de lo urbano, desde perspectivas múltiples. Las prácticas
artísticas de la comunidad académica habían plasmado la catarsis subjetivamente, sin
haber compartido entre si sus preocupaciones en el campo de los estudios visuales que
cada quien y sin haber expuesto a la discusión sobre la diferencia y la similitud… con
otras ciudades como La Habana.
Edward Soja, sin embargo, ha sido un referente influyente en los estudios sobre la ciudad,
comenzando por la geografía, el urbanismo y otras disciplinas, sin embargo consideramos
que propiamente podríamos plantear ciertas críticas que apuntalen el estudio cultural de
la ciudad: ¿Cómo podría considerarse exclusivamente el espacio legitimador del artensin
ver que la creación artística, en todo caso, desbordará el espacio urbano o suburbano?,
¿Qué tienen que decir las obras a partir de una autoevaluación de las mismas frente al
complejo cognoscitivo de los urbanistas?
Es interesante reconocer que estudiosos del arte como Nelson Herrera Ysla preliminarmente
han expuesto el interés que los estudios sobre la ciudad tienen, desde el IV Congreso 15
Internacional de Arquitectura Moderna y La carta de Atenas de Le Corbusier y los abordajes
en la arquitectura moderna CIAM, y adelanta que el arte, en el ámbito de la cultura,
se expresa prolíficamente. Igualmente, para pensar los procesos simbólicos (finalmente
culturales), Norma Medero ha construido filosóficamente la noción de actualidad como
“enclave conceptual y metodológico”. Lo hace en La Habana. Desde esa perspectiva
Medero en La Habana piensa el acto creativo de Roberto Valera de música electroacústica
para quien lo que tiene sentido es crear música electroacústica en su actualidad: “No vale
la pena utilizar los recursos electroacústicos para crear una música que puede realizarse
sin ellos […] La oportunidad de trabajar con sonoridades absolutamente nuevas, de
inventar timbres que antes no existían, la posibilidad de componer, no ya con sonidos,
sino incluso dentro del sonido, para asomarse al borde del silencio y llegar a pasar la
zona del grito y del dolor […] Hay que ampliar las fronteras del concepto de música.”
(…) Es en esa ciudad donde ve el cuerpo actuante del teatro experimental, así como la
actualización de las artes visuales, lo cual nos habla de que hay un interés compartido
entre ciertos escritores cubanos y mexicanos por los estudios sobre arte y su importancia
contemporánea. Para ellos mirar a la ciudad es mirar a las artes visuales.
una historia del arte sin nombres; o Michel Foucault que estudia la imagen con relación al
texto más que al autor. El cuerpo de obra reunida en la Universidad determina el problema
de la investigación: el denominador común, desde diversas perspectivas, es la cuestión
posmetropolitana. Los artistas, desde su propia subjetividad, comienzan por reconocer el
disenso. No obstante, la lectura compartida de La ciudad de Massimo Cacciari, deja ver
el complejo cognoscitivo en el cual posiblemente cada quien, paulatinamente, encuentra
cierta identidad, desde la cual todos extienden su estudio sobre la metrópoli que habitan
y, al hacerlo, descurbren el sentido y el valor de sus estudios visuales expuestos.
Esto es lo que observamos. El contexto teórico pauta el estudio que, enseguida, tratará
de aproximarse a examinar la capacidad del fenómeno artístico para penetrar las
urbanizaciones y ver –en las acepciones visual y conceptual– hacia lugares donde el tipo
de urbanismo que tiende a reservar bloques de espacios para los centros de cultura no
lo ha podido hacer.
Lista de Referencias
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