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SOCIOLOGIA DE LA JUVENTUD

Juventud

Del latín juventus. Es la fase de la vida humana que sucede a la adolescencia y que precede
inmediatamente a la fase adulta. Difiere, en parte, del concepto de mocedad: la juventud se define
más por características bio-psicologicas; la mocedad se defina más por determinados
comportamientos sociales, que dan a su noción una extensión mayor que la de juventud, porque
abarcan también las primeras décadas de la edad adulta.

INTRODUCCION

Biológicamente el joven ha alcanzado la plenitud de su desarrollo orgánico, que le proporciona las


máximas condiciones de funcionamiento. A partir de esta plenitud, comienza la fase de
consolidación y del desgaste, y por esto, físicamente, la juventud es el esplendor de la vida, y todo
joven normal, no afectado precozmente por vicios o enfermedades, tiene un amor visceral a la vida
y un irresistible optimismo orgánico. Desde el punto de vista psicológica, el joven ya ha superado la
ambigüedad critica de la adolescencia y ya se definió un ideal de vida, para cuya consecución
moviliza sus recursos psíquicos y somáticos, dentro de las características propias de su edad,. La
primera de ellas es la falta de compromiso. La juventud es interiormente libre, porque no se
compromete en la trama, muchas veces inextricable, en la que se envuelve el adulto, trama de
convenciones aceptadas, de obligaciones asumidas y de interés absorbente que se unen a
programa, esclavizan a horarios y limitan las posibilidades de opción. Libre no solo por la ausencia
de vinculaciones definitivas a sistemas, regímenes o ideologías, sino también por la ausencia de
patrones de valores, de una concepción y de un modo de vida estable expresada en hábitos
cristalizados. La segunda es el idealismo. La confianza que el joven tiene en la vida le permite tender
hacia lo alto, alimentar aspiraciones grandes y nobles. Nada le parece imposible, porque sus ideas
no ha sido todavía destruidas por el sentido de realismo y de practicabilidad de la edad de la
experiencia. Por otro parte, estando libre todavía de intereses personales o familiares, la juventud
es la edad en la cual el hombre es capaza d los gestos más gratuitamente heroicos, principalmente
del amor y del don. La tercera, en fin, es la inexperiencia, asociada a la incapacidad de comprender
el valor de una sabiduría, que solo la vida y el tiempo transmiten y que se llama precisamente
experiencia. Deposita todavía una confianza ciega en una ciencia libresca y no admite la existencia
de problemas que no puedan técnicamente resolverse. Desconoce, todavía, las resistencias ocultas
del mecanismo social y no ha experimentado las decepciones preparadas por la malicia y por la
astucia. Tal vez la cultura moderna, en la intensidad de sus procesos de comunicación, tenga como
efecto abreviar lo años de juventud o anticipar sus características para la adolescencia. Con todo,
ella no consiguió todavía destruir la existencia de una juventud del espíritu, que,
independientemente de los años, conserva, por toda la vida, aquella virginidad intelectual y aquella
pureza del idealismo que hacen de la juventud la más bella fase de la vida. Si hoy nacemos viejos,
es preciso saber morir joven.

La transformación de la vida urbana provocada por la industrialización, pone al descubierto, por otra
parte, problemas hasta ahora poco conocidos. Que puesto corresponderá, por ejemplo, a los
jóvenes y a la mujer en la sociedad que está surgiendo? Por todas partes se presenta difícil el dialogo
entre una juventud portadora de aspiraciones, de renovación y también la inseguridad ante el
futuro, y las generaciones adultas. Quien no ve que hay una fuente de graves conflictos, de ruptura
y abandonos, incluso en el seno de la familia y un problema planteado sobre las formas de autoridad,
la educación de la libertad, la transmisión de los valores y de las creencias, que toca las raíces más
profundas de la sociedad? Juan Pablo II en la audiencia en el Vaticano, hace un llamamiento con el
fin de procurar insertar la verdad en la cultura de los jóvenes. Es la primera vez que el Papa habla
de una cultura de los jóvenes, que él siente amenazada por la anticultura del mundo moderno.

Merece especial atención la etapa de la adolescencia. Las adolescentes no son niños ni son jóvenes.
Están en la edad de la búsqueda de su propia identidad, de independencia frente a sus padres, de
descubrimiento del grupo. En esta edad, fácilmente pueden ser víctimas de falsos líderes
constituyendo pandillas.

Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y de El


Caribe. Están llamados a ser centinelas del mañana, comprometiéndose en la renovación del mundo
a la luz del Plan de Dios. No temen el sacrificio ni la entrega de la propia vida, pero si una vida sin
sentido. Por su generosidad, están llamados a servir a sus hermanos, especialmente a los más
necesitados con todo su tiempo y vida. Tiene capacidad para oponerse a las falsas ilusiones de
felicidad y a los paraísos engañosos de la droga, el placer, el alcohol y todas las formas de violencia.

Por otro lado, constatamos con preocupación que innumerables jóvenes de nuestro continente
atraviesan por situaciones que les afectan significativamente; las secuelas de la pobreza, que limitan
el crecimiento armónico de sus vidas y generan exclusión; la socialización, cuya transmisión de
valores ya no se produce primariamente en las instituciones tradicionales, sino en nuevos ambientes
no exentos de una fuerte carga de alienación; su permeabilidad a las formas nuevas de expresiones
culturales, producto de la globalización, lo cual afecta su propia identidad personal y social. Son
presa fácil de las nuevas propuestas religiosas y pseudo religiosas. Las crisis, por la que atraviesa la
familia hoy en día, les produce profundas carencias afectivas y conflictos emocionales.

Están muy afectados por una educación de baja calidad, que los deja por debajo de los niveles
necesarios de competitividad, sumado a los enfoques antropológicos reduccionista, que limitan sus
horizontes de vida y dificultan la toma de decisiones duraderas. Se ve ausencia de jóvenes en lo
político debido a la desconfianza que generan las situaciones de corrupción, el desprestigio de líos
políticos y la búsqueda de intereses personales frente al bien común. Se consta con preocupación
suicidios de jóvenes. Otros no tienen posibilidades de estudiar o trabaja y muchos dejan sus países
por no encontrar en ellos un futuro, dando así al fenómeno de la movilidad humana y la migración
un rostro juvenil. Preocupa también el uso indiscriminado y abusivo que muchos jóvenes hacen de
la comunicación virtual.

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