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GUIA PARA COMPLETAR UNIDAD DE TERCERO MEDIO Nivel Cuartos medios 2019

OBJETIVOS
• Caracterizar y analizar de la economía chilena, a partir de los cambios propuestos por
la dictadura desde 1973 y hasta 1981.
• Caracterizar y análizar las justificaciones que se esgrimieron para realizar cambios
institucionales durante la dictadura.
• Análizar y sintetizar de las disposiciones de la Constitución de 1980.

PRIMER TEMA: LA IMPLEMENTACIÓN DEL MODELO NEOLIBERAL EN CHILE


Desde la implementación del modelo neoliberal al crecimiento con equidad.
La transformación económica chilena entre 1973-2003.

DEFINE: El término neoliberalismo suele asociarse con políticas que implican apoyar una
amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general, grandes reducciones del gasto
público y de impuestos, así como disminución de la intervención del Estado en la sociedad y
economía en favor del sector privado, conformado principalmente por consumidores y empresarios.
Las reformas neoliberales implementadas en Chile durante las décadas de 1970 y 1980,
significaron en términos económicos y sociales la proyección de una nueva manera de afrontar el
desarrollo de la sociedad, constituyéndose en una revisión radical de la política económica del país
durante los últimos tres cuartos del siglo XX. Atrás quedó el control que en dichas materias ejerció
el Estado, situación que se agudizó aún más durante el mandato de Salvador Allende Gossens.
Finalmente, el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 conllevó la puesta en marcha de una
nueva política económica, hasta el momento no aplicada en el país.
Las bases teóricas de la política económica implementada desde 1974 por la dictadura,
encabezado por Augusto Pinochet Ugarte, se pueden encontrar en El ladrillo. (VER PPT) Este
documento fue elaborado, desde agosto de 1972, por los economistas Andrés Sanfuentes, Juan
Villarzú y José Luis Zabala Ponce; su propósito fue elaborar un programa económico alternativo al
implementado por la Unidad Popular entre 1970 y 1973. Como consecuencia del pesimista
diagnóstico que realizaron de la economía nacional, llegaron a la conclusión de la necesidad de
liberalizarla hasta entonces cerrada economía chilena, que adolecía de una férrea regulación del
Estado, actuando éste como empresario, promotor de la inversión y la industrialización, y
anulando la participación de agentes privados en dichas áreas. Además, durante este período se
produjo un desequilibrio en la balanza de pagos y una hiperinflación que por mucho tiempo se
ubicó en tres dígitos, situación que persistió por algunos años y que se convirtió en uno de los
principales objetivos a regularizar por este nuevo modelo económico.
La primera etapa del modelo neoliberal chileno, que comprendió los años 1974 a 1982, se
caracterizó por una férrea ortodoxia de los postulados liberales suscritos por los Chicago boys.
Esto se tradujo en una extrema liberalización de las importaciones, sello distintivo de las
principales áreas estratégicas: la política anti-inflacionaria, las reformas del sistema financiero y la
apertura comercial hacia el exterior. Como respuesta a las políticas contractivas adoptadas
durante esos años, se experimentó un elevado índice del desempleo, disminución de los salarios,
numerosas quiebras de empresas y desaliento en la formación de capital de inversión, principal
motor de crecimiento y progreso.
La crisis cambiaria de 1982-1983, originada por la devaluación del tipo de cambio real, por la
duplicación de la deuda externa y por un retroceso de las exportaciones, significó un giro en las
decisiones económicas adoptadas hasta ese momento por Pinochet y su equipo asesor.
A partir de 1985, con la incorporación de Hernán Büchi como Ministro de Hacienda, se
inició una etapa de flexibilización de las políticas económicas. De este modo se aceleró e
intensificó la privatización de las empresas estatales y de los servicios sociales con el objetivo de
reactivar la alicaída economía nacional. Asimismo, se redefinieron algunas funciones del Estado,
con atribuciones subsidiarias y fiscalizadoras de los desequilibrios macroeconómicos. Esto sumado
a un notable mejoramiento de los términos de intercambio como consecuencia del precio
favorable del cobre y de la reestructuración sustancial realizada en la política fiscal, en
las reformas comerciales y financieras y en las reformas sociales, conformaron la totalidad del
conjunto de transformaciones económicas propiciadas por el régimen militar y por los gobiernos
de la Concertación durante los últimos treinta años.
El modelo neoliberal de la década de 1990 se mantuvo consolidado durante las administraciones
de los presidentes Patricio Aylwin Azócar, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos Escobar. En sus
gobiernos se puso énfasis en el gasto público social, privilegiando el crecimiento con equidad,
dirigido a reducir la pobreza, disminuir la cesantía y, por sobre todo, resguardar la estabilidad
macroeconómica. A pesar de ser éste uno de los períodos de mayor crecimiento económico que
ha experimentado Chile durante el siglo XX, el país es considerado todavía como uno de los peores
del mundo en términos de distribución del ingreso, factor que se ha constituido en el mayor
desafío a combatir. La desaceleración que sufrió Chile en 1998 a causa de la crisis asiática que
penetró en toda América Latina, puso freno a un período de enorme prosperidad económica
desarrollada por estos gobiernos democráticos. La aprobación del Tratado de Libre Comercio
(TLC), firmado entre Chile y Estados Unidos, constituye un importante avance para robustecer la
inversión extranjera en el país.

Neoliberalismo en Chile: Nace, se profundiza y se retira


El neoliberalismo se impuso en Chile hace cuatro décadas y desde entonces se ha
posicionado en todos los ámbitos de nuestras vidas. No obstante, desde el auge de las
movilizaciones sociales en los últimos años, se ha generado una oposición importante a
esta arraigada ideología. Por Felipe Gajardo / 02.11.2016
Chile fue el primer caso donde se introdujo el paquete de medidas neoliberales. No hubo
restricción alguna: se introdujo la lógica de mercado no sólo en lo económico, sino que
también en lo laboral, educacional, en materia de salud, de pensiones, entre otros. Fue
Chile porque se gestó un momento único para hacerlo: una dictadura que permitiría
introducir sus políticas, y un grupo de economistas formados en Estados Unidos por
Milton Friedman, ideólogo del libre mercado, que ocuparían los cargos técnicos para
posibilitar su ejecución.
Probablemente ningún país democrático permitiría introducir todas estas medidas
completamente, por eso hablamos de un momento único para hacerlo. Las ideas de libre
mercado, vale decir, los agentes privados son quienes toman las decisiones eficientes para
asignar los recursos, y por tanto, el Estado o los sindicatos, deben reducirse a su máxima
expresión, puesto que son ineficientes o interrumpen esa asignación eficiente, se
volvieron hegemónicas en el debate de las ideas. Al no existir oposición, pues fueron
oprimidos, el neoliberalismo logró capturar el sentido común.
Por eso no es de extrañar que, con la vuelta a la democracia, el neoliberalismo siguiera
siendo hegemónico, e inclusive se profundizara, a pesar de que económicamente sólo
logró un crecimiento promedio anual del 2,9% del PIB en 16 años, con caídas del orden de
17% y 14% del PIB en 1974 y 1982, alcanzando los peaks históricos que se tenga registro
en desempleo en 1982 y de desigualdad económica en 1987 (Ffrench-Davis, 2014). Sólo
una ideología plenamente arraigada en nuestras conciencias podría sobrevivir a aquello.
Esta lógica neoliberal resulta sumamente perjudicial para la ciudadanía tanto en planos
micro como macro. Al respecto, a nivel micro, es posible verificarlo en el sistema
educativo, donde un porcentaje importante de la población recibe una educación con
rendimientos académicos deficientes consecuencia, por un lado, del abandono del Estado
con sus establecimientos públicos por motivos de su minimización, y por otro, de
establecimientos particulares subvencionados que, al funcionar con lógicas empresariales,
minimizan costos que se requieren para mejorar la calidad educativa. Mientras, una
proporción muy minoritaria (que totaliza un 7% de la matrícula), accede a una educación
con buenos desempeños académicos ya que puede pagar por ella.
En salud ocurre lo mismo, donde también se diseñó institucionalmente que quienes
pudiesen pagar por salud pudiesen ser atendidos en clínicas, y quienes no, entonces
deben ser atendidos en hospitales públicos. Las diferencias entre ambas atenciones son
igual de significativas que la diferencia entre el desempeño de establecimientos
educacionales particulares pagados y los liceos públicos.
En el sistema de pensiones la lógica individualista también resulta ser perjudicial para
aquel porcentaje mayoritario de la población que, por razones socioeconómicas, no ha
podido cotizar uniformemente por 30 años, ni acumular grandes sumas de ahorro, ya que
reciben remuneraciones que bordean la mediana de Chile, la cual oscila en torno a los
$340 mil pesos.
En lo macro, la lógica neoliberal también resulta ser perjudicial para nuestro modelo de
desarrollo económico. La minimización Estatal, además de pauperizar sus servicios en lo
educacional y en la salud, ha hecho que carezca de estrategia para desarrollar
económicamente al país. Este desafío se ha dejado en manos de privados que sólo velan
por sus propios beneficios, funcionando de manera desarticulada y sin un propósito
común. Evidencia de ello es que sigamos teniendo una estrategia de exportación
mayoritariamente de recursos naturales de bajo valor agregado. Esta estrategia la hemos
tenido durante gran parte de nuestra historia económica, y ha registrado fracasos
económicos dolorosos para nuestro pueblo.
Vale la pena recordar la crisis internacional de 1875, que hizo caer los precios de nuestras
materias primas estrella, el cobre, el trigo y la plata, en cerca del 50%, pudiendo provocar
un colapso económico, el cual sólo fue evitado con la incorporación de territorio salitrero
a nuestro país, recurso que pasó a ser nuestro nuevo producto estrella de exportación. Sin
embargo, nuevamente en 1929 se produjo una crisis internacional de proporciones que
hizo que nuestra economía fuera la más golpeada del mundo según la World Economic
Survey, con caídas del PIB que demoraron 20 años en recobrar los mismos niveles.
Hoy seguimos con la misma estrategia. Cerca del 50% de nuestras exportaciones
dependen del cobre, similar al 68% que ponderaba el salitre en nuestras exportaciones
de 1920 (McQueen, 1924).El resto se trata mayoritariamente de recursos naturales con
bajo valor agregado. El peligro de esta baja diversificación productiva es la enorme
vulnerabilidad a la que nos expone. Crisis como las pasadas podrían volver a ocurrir, como
nos recordó la crisis de 1998 y la del 2008.
Ya que el sector privado se encuentra cómodo con este modelo, el Estado debe jugar un
rol importante en la diversificación de nuestra matriz productiva. Asumiendo roles tanto
de fomento como productivo, debe potenciar industrias estratégicas que alimenten el
dinamismo económico. Existen muchos mitos de que esta estrategia fue un fracaso en
nuestra historia, ya que después de la crisis del 29 se optó por una estrategia de desarrollo
distinta: industrialización dirigida por el Estado. No obstante, entre 1950 y 1970 el
crecimiento anual del PIB alcanzó un 4%, superior a lo que registró el neoliberalismo de
la dictadura, y equivalente a lo registrado en los últimos veinte años de neoliberalismo
reformado.
Por último, nuestro modelo de recursos naturales de bajo valor agregado ha hecho que
requiramos de pocas habilidades productivas. Esto nos limita y nos hace incapaces de
innovar y generar conocimiento colectivo para la transformación de nuestra economía. Así
también, limita en términos de calificación y desarrollo humano a nuestros trabajadores.
Por tanto, transformar nuestro modelo de desarrollo económico a uno que produzca
mayor valor agregado implica también transformar la situación de los trabajadores a una
de mayor desarrollo humano. Para ello, se debe necesariamente enfrentar las posturas
limitantes que impone la ideología del neoliberalismo.

El neoliberalismo se impuso en Chile hace cuatro décadas y desde entonces se ha


posicionado en todos los ámbitos de nuestras vidas. No obstante, desde el auge de las
movilizaciones sociales en los últimos años, se ha generado una oposición importante a
esta arraigada ideología. La propuesta de derechos sociales en la educación, salud y
pensiones, enfrenta radicalmente las lógicas de mercado. Se requiere disputar también
los espacios en lo económico. Puede ocurrir que, así como el neoliberalismo fue impuesto
de manera pionera en nuestro país, este sea también el escenario pionero de cómo es
socavado.

La economía chilena desde 1973


Una vez instalada, la junta militar acometió la tarea de reflotar el sistema económico. En 1975, se
le encargó a un grupo de economistas chilenos formados en varios casos en la Universidad de
Chicago, entre ellos Sergio de Castro, Jorge Cauas, Pablo Barahona y José Piñera —conocidos como
los “Chicago boys”— la misión de estructurar el sistema económico.

El rol del Estado: privatización y políticas fiscales

Desde un principio, la dictadura militar emprendió un programa a largo plazo de privatización y


reestructuración de las empresas y del resto de activos estatales, así como un fuerte ajuste fiscal, a
través del control del gasto público y una reforma tributaria.

La privatización de algunas de las empresas públicas permitió, en el corto plazo, el mejoramiento


de las recaudaciones fiscales, aunque estas no se invirtieron en actividades que pudieran
acrecentarlas. Además, aquellas empresas que permanecieron en manos del Estado fueron
reestructuradas administrativamente dentro de las lógicas del sector privado, por lo que debieron
autofinanciarse y orientarse a la maximización de sus utilidades. En 1975 se produjo un cambio
importante en la institucionalidad fiscal con la Ley de Administración Financiera del Estado, que
permitió ordenar las cuentas públicas y definir las responsabilidades respecto del presupuesto
nacional. El conjunto de medidas posibilitó la generación de un superávit en el sector público al
año siguiente.

Por otro lado, las políticas de control del gasto público cumplieron un rol primordial en el plan de
estabilización económica. El mecanismo utilizado, en principio, contempló tres aristas: 1) la
regularización del “área de propiedad social”, para lo que se devolvieron 325 empresas
expropiadas durante la UP; 2) reducción de empleados públicos y de los salarios reales, y 3) el
recorte de la inversión y del consumo públicos, los que disminuyeron cada vez más, especialmente
en áreas como vivienda y obras públicas.

La apertura al mercado mundial

La estrategia de desarrollo del régimen militar, basada en los postulados neoliberales,


contemplaba la apertura del mercado chileno al exterior, y la rebaja de aranceles, que favorecería
a los productos donde Chile tenía ventajas comparativas como la minería y la agricultura. Dichos
cambios se acompañaron de una liberalización de los precios para competir con los productos
internacionales y la corrección del cambio monetario, lo que implicó, entre otras medidas, el paso
desde el escudo al peso y la realización de varias devaluaciones de la moneda nacional.
Esta política aumentó las exportaciones, diversificó los productos y los mercados y estimuló el
crecimiento del PIB. La competencia de los productos externos provocó la sustitución de un
amplio subsector que producía bienes finales, anteriormente protegido por barreras arancelarias,
y la industria de las manufacturas disminuyó progresivamente hasta alcanzar solo un 24% de
participación en la estructura productiva hacia 1981. En cuanto al sistema financiero, se revirtió la
propiedad de la banca que, hacia 1973, pertenecía casi en su totalidad al Estado, y cuyos créditos
se orientaban, en aproximadamente 50%, hacia el “área de propiedad social”.

Reformas sociales: trabajo, educación y salud

En 1980 se transformó el sistema de pensiones, argumentando el otorgar mayor eficiencia al


sistema, y cuya principal característica fue la capitalización individual de las cotizaciones
obligatorias, administración privada de los fondos a través de las Administradoras de Fondos de
Pensiones (AFP) y la libertad de afiliación de cada trabajador. El mercado del trabajo se
desregularizó y flexibilizó en consonancia con la adopción de una economía de mercado. Se
reformó la legislación laboral, flexibilizando las leyes laborales en lo referente a los derechos de
negociación colectiva y huelga, los procedimientos para indemnización y despido y,
especialmente, la normativa de sindicación, que pasó a establecer la afiliación voluntaria, lo que
terminó por disminuir notoriamente toda capacidad de presión de los trabajadores frente al
empleador. El Estado se limitó solo a la regulación del salario mínimo. Respecto al sistema
educativo, desde principios de la década de 1980, el Estado traspasó la administración de la
educación primaria y secundaria a las municipalidades, señalando que con dicho proceso la
administración local buscaría soluciones más directas a los problemas y se mejoraría la eficiencia
del gasto en educación. La misma suerte corrió la educación superior, que también se
descentraliza: la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado –que pasó a
denominarse Universidad de Santiago de Chile– fueron despojadas de sus sedes, que pasaron a ser
universidades regionales desvinculadas entre sí. El Estado dejó de administrarlas, entregando a
partir de 1981 a las llamadas universidades tradicionales (las existentes en 1980), un aporte Fiscal
Directo, pese a lo cual, estos planteles, agrupados en el Consejo de Rectores, debieron competir,
con las nuevas universidades privadas. En el sistema de salud se redefinieron las funciones del
ministerio a cargo, se creó el Fon-do Nacional de Salud (Fonasa) y se municipalizaron los centros
de atención primaria.

Adicionalmente, se creó un sistema previsional de salud privado con el establecimiento y


reglamentación de las instituciones de Salud Previsional (Isapres), lo que permitió la libertad de
elección de cada afiliado.

CONCEPTOS CLAVES

Ventajas comparativas: Capitalización individual:


Condición en la que un país puede producir Sistema en el que cada afiliado posee una cuenta
un bien con un costo más bajo que el resto individual donde deposita sus cotizaciones
del mundo. previsionales, las cuales se capitalizan con las
inversiones que realizan las Administradoras con
Cotizaciones obligatorias: los recursos de los afiliados.
Son las cotizaciones que todo afiliado a una
AFP está obligado a efectuar y equivalen al
10% de las remuneraciones o rentas Negociación colectiva:
imponibles. Son de cargo del Aquella que se realiza entre los trabajadores de
trabajador y se descuentan de su una empresa reunidos en un sindicato o grupo de
remuneración. sindicatos y la empresa o representantes de
empresas de
Salario mínimo: un sector determinado.
Remuneración básica exigida legalmente
para cada período laboral.
Segundo y tercer Objetivo

La nueva institucionalidad
En un primer momento, las declaraciones de la junta militar indicaban que su intención era
restablecer en la mayor brevedad posible la “institucionalidad quebrantada”; sin embargo, en la
medida en que se consolidó en el poder, tal posición perdió fuerza. Augusto Pinochet, por presidir
la institución castrense de mayor antigüedad, automáticamente pasó a desempeñar el cargo de
presidente de la junta de gobierno; luego, a través del Decreto Ley 527 de junio de 1974, ostentó
el título de jefe supremo de la nación, delegando en el resto de los miembros la labor legislativa, y
finalmente, un Decreto Ley de diciembre de 1974 lo nombró presidente de la república, a pesar de
la oposición de Gustavo Leigh. Así, en un corto lapso, los militares pasaron del compromiso por el
“restablecimiento de la institucionalidad quebrantada” a la idea de un régimen militar de largo
plazo.

El proyecto refundacional

Una vez definido el proyecto político de la junta de gobierno, se creó una Comisión de Estudios
Constitucionales, que dio cuenta de la intención de los militares de introducir un cambio profundo
a nivel institucional. Así, a partir de 1976 se materializó la derogación de la Constitución de 1925,
con la promulgación sucesiva de Actas Constitucionales, decretos leyes de jerarquía constitucional
que dieron paso a un nuevo cuerpo jurídico. El 9 de julio de 1977, en la conmemoración de la
Batalla de La Concepción, en lo que se conoce como el "discurso de Chacarillas", Pinochet enunció,
en líneas generales, el proyecto político de la junta militar, cuyo eje principal fue generar una
democracia “autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de auténtica participación social”,
de la cual las Fuerzas Armadas y de Orden serían garantes. El discurso quedó patente al señalar
que "el 11 de septiembre no significó solo el derrocamiento de un gobierno ilegítimo y fracasado
sino que representó el término de un régimen político-institucional definitivamente agotado, y el
consiguiente imperativo de construir uno nuevo". Este proyecto político se basaba ideológica y
políticamente en las propuestas emanadas desde los sectores políticos gremialistas, que tenían en
el asesor personal de Augusto Pinochet, Jaime Guzmán, a su más importante representante.

La Comisión de Estudios Constitucionales dirigida por Enrique Ortúzar ("Comisión Ortúzar")


elaboró un anteproyecto que incluía todas las orientaciones pretendidas por Pinochet, pero que
causó posiciones encontradas en el Consejo de Estado.
ACTIVIDAD

Lee los siguientes fragmentos y resuelve la actividad en tu cuaderno.

“Las “Las Fuerzas Armadas y de “El proceso concebido en


Fuerzas Armadas han asumido Orden no fijan plazo a su forma gradual contempla tres
el deber moral que la Patria les gestión de Gobierno, porque la etapas: la de recuperación, la
impone de destituir el tarea de reconstruir moral, de transición y la de
Gobierno que aunque institucional y materialmente normalidad o consolidación.
inicialmente legítimo ha caído al país, requiere de una acción Dichas etapas se diferencian
en la ilegitimidad flagrante, profunda y prolongada. En por el diverso papel que en
asumiendo el Poder por el sólo definitiva, resulta imperioso ellas corresponde a las Fuerzas
lapso en que las circunstancias cambiar la mentalidad de los Armadas y de Orden, por un
lo exijan”. chilenos.” lado, y a la civilidad, por el
Bando N° 5 de la Junta de Declaración de Principios del otro. Asi mismo, se distinguen
Gobierno de las obierno de Chile. por los instrumentos jurídico-
Fuerzas Armadas y (11 de marzo de 1974). institucionales que en cada
Carabineros de Chile. (11 Santiago. una de ellas deben crearse o
de septiembre de 1973). emplearse”.
Santiago. Augusto Pinochet. (10 de julio
de 1977). “Discurso de
Chacarillas”. Santiago..

1. ¿Con qué argumentos la junta militar justifica la necesidad de realizar cambios


institucionales en el país? Explica.

La nueva institucionalidad: la Constitución Política de 1980

El trabajo de la “Comisión Ortúzar” y del Consejo de Estado se vio cristalizado en la redacción de


un nuevo Texto Constitucional, el que fue aprobado el 11 de septiembre de 1980 mediante
plebiscito, en un contexto de múltiples anomalías electorales. Entre otras, se realizó sin la
existencia de registros electorales, en un contexto de restricción severa a la prensa de oposición y
con la aplastante deliberación política de las Fuerzas Armadas. Los resultados dieron el 67% de
aprobación, el 30% de rechazo y el 3% de votos nulos. Si bien su promulgación oficial se concretó
el 21 de octubre del mismo año, la puesta en práctica en su integridad se postergó por casi 10
años.

Las bases de la nueva institucionalidad establecieron el reconocimiento de la dignidad de todos los


seres humanos, la familia como núcleo fundamental de la sociedad, que el Estado es de carácter
unitario y con una república democrática, residiendo la soberanía en la nación, cuya manifestación
se ejercería en elecciones periódicas. Particularmente representativo del concepto de “democracia
protegida” fue el artículo No 8, que establecía que “todo acto de persona o grupo destinado a
propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la
sociedad, del Estado o del orden jurídico, de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases, es
ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la república. Las organizaciones y los
movimientos o partidos políticos que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan a
esos objetivos, son inconstitucionales”. Con esto, se dejaba establecida la ilegalidad de los partidos
y/o movimientos de izquierda y, específicamente, del Partido Comunista.

En líneas generales, la Constitución tuvo un carácter autoritario y un fuerte sesgo presidencialista,


pues se le otorgó gran poder político al Poder Ejecutivo. El presidente debía ser elegido por
votación directa y por mayoría absoluta —en caso de no resultar escogido en primera vuelta se
contemplaba una segunda—.
Dentro de sus atribuciones se encontraba concurrir a la formación de las leyes, sancionarlas y
promulgarlas, disolver la Cámara de Diputados, designar integrantes del Senado, nombrar a
magistrados de los tribunales de justicia y designar a los comandantes en jefe de las Fuerzas
Armadas. En cuanto al Poder Legislativo, establecía una Cámara de Diputados con 120 miembros
elegidos por votación directa, mientras que el Senado estaría compuesto por miembros elegidos
democráticamente, por los llamados “senadores designados” (dos ex ministros de la Corte
Suprema, un ex contralor general de la república, un ex comandante en jefe de cada una de las
ramas de las Fuerzas Armadas, un ex rector de universidad estatal y un ex ministro de Estado) que
permanecerían 8 años en el cargo y por los “senadores vitalicios” (ex presidentes de la república).

Dentro de las disposiciones transitorias se establecía que el período presidencial que regiría a
partir de la puesta en vigencia de la Constitución se prolongaría por 8 años, es decir, qué Pinochet
se mantendría en el cargo hasta el término del mismo, lo que era extendido también a la junta de
gobierno, que mantenía el ejercicio del poder constituyente y legislativo, lo que significó que la
conformación de un Congreso Nacional, tal como lo establecía la Constitución, solo se concretó
tras el llamado a elecciones democráticas en 1989.

ACTIVIDAD

Sintetiza y completa en tu cuaderno el cuadro respecto de las disposiciones constitucionales de


1980.

AMBITO CARACTERISTICAS DE LA NUEVA INSTITUCIONALIDAD


Partidos Políticos

Senado

Sistemas electorales

Poder Ejecutivo

Democracia Protegida

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