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EL PODER DE LA APRECIACIÓN
James D. Ludema
(Universidad Benedictina)
Traducido por Sara Inés Gómez B.
Resumen
Este capítulo propone que en el mundo de hoy de gran incertidumbre y amplia variedad
cultural y epistemológica, el propósito de las encuestas organizacionales y sociales debería
ser el de crear vocabularios de esperanza texturizados –historias, teorías, evidencia e
ilustraciones – que ofrezcan a las comunidades y organizaciones nuevas imágenes y guías
de posibilidades relacionales. Después de mostrar como los métodos críticos de la ciencia
organizacional contemporánea han contribuido a un creciente cinismo sobre el futuro de las
instituciones humanas al producir vocabularios de déficit, la dinámica de los vocabularios de
la esperanza sirve como poderoso catalizador para la transformación social y
organizacional. Ellos se encienden cuando los miembros de la organización (1) nutren
relaciones de cooperación, (2) ejercitan un sentido de optimismo sobre su capacidad de
influenciar le futuro y (3) se preguntan sobre sus valores profundamente mantenidos y sus
más elevadas aspiraciones. El enfoque apreciativo se presenta como una alternativa a las
metodologías enfocadas a la crítica y a los problemas. Se resaltan ocho principios centrales
del enfoque apreciativo que apoyan la creación de vocabularios de esperanza texturizados.
El capítulo concluye con una invitación a los investigadores y practicantes a experimentar
nuevos modos de la encuesta apreciativa que generen vocabularios de esperanza al poner
preguntas positivas sobre los aspectos que dan vida e intensifican la vida de las
organizaciones.
Piense en las herramientas que hay en una caja de herramientas: hay un martillo, unos
alicates, un destornillador, una regla, pegante, puntillas y tornillos. Las funciones de las
palabras son tan diversas como las funciones de estos objetos. Wittgenstein
Podemos vivir tres semanas sin comida, tres días sin agua y tres minutos sin aire, pero no
podemos vivir sin esperanza.
Mumford
INTRODUCCIÓN
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Algunos tienen grandes dudas. Los eruditos y practicantes de las disciplinas sociales se
están desilusionando cada vez más con la inhabilidad de las metodologías y alternativas
epistemológicas existentes para proporcionar introspecciones útiles en las relaciones
humanas. Por una parte, no se confía en los enfoques basados en el empiricismo
fundacionalista, entre otras cosas porque descansan en bases teóricas poco firmes e ignoran
el impacto del contexto de los fenómenos sociales (ver Kuhn, 1970; Feyerabend, 1978;
Gergen, 1994ª; Denzin y Lincoln, 1995; Argyris, 1973; Bartunek, 1983; Frieddlander, 1984.
Por otra parte, los esfuerzos provenientes del género de la crítica post-empirista son
cuestionados por lanzar “ataques sin alternativa” y por contribuir a un discurso científico
contencioso que ofrece poca fuerza emancipatoria para un mundo que cada vez es más
cínico y desesperado (Hazelrigg, 1989; Brown, 1994b; Marcus, 1994.
Este artículo proporciona una respuesta optimista a estas preguntas proponiendo que el
propósito de la investigación social y organizacional debería ser el de crear vocabularios
texturizados de esperanza - historias, evidencia e ilustraciones – que sirvan de catalizadores
para una transformación social y organizacional, al proporcionar a la humanidad nuevas
imágenes guiadoras de posibilidad relacional. Muy similar a la forma como un martillo, unas
tenazas, un destornillador, y una regla conforman las herramientas necesarias para
construir arquitecturas físicas de la habitación humana, los vocabularios texturizados de
esperanza proporcionan los recursos lingüísticos necesarios para construir nuevas
arquitecturas sociales transformadoras de la organización y acción humanas.
Se argumenta que para crear poderosos vocabularios de esperanza se requieren dos cosas
por parte de los eruditos y practicantes. Primero, agendas esperanzadoras de investigación
que se enfoquen en lo que produce vida, en lo que mantiene la vida, en los aspectos que
realzan la vida que las organizaciones deben establecer. Segundo, metodologías
constructivas que faciliten la creación de vocabularios esperanzadores y que en sí mismas
se conviertan en fuentes de esperanza al promover diálogo normativo y desarrollen
innovación y acción social positiva de soporte. La encuesta apreciativa (Cooperrider y
Srivastva, 1987) es resaltada como un enfoque de investigación social y organizacional que
cumple estos propósitos. Con base en las premisas que (1) hay un lazo directo y simultáneo
entre nuestros vocabularios acerca de organizar y la forma en que en efecto nos
organizamos y (2) nuestros vocabularios son producto de las preguntas que hacemos, la
encuesta apreciativa se distingue por plantear preguntas positivas que dirigen nuestra
atención a las fuerzas vitales que dan vida y nutren nuestras mejores y más valoradas
formas de organizarnos.
Este capítulo se divide en 4 secciones. Comienza mostrando como los métodos de crítica y
de enfoque hacia los problemas de las ciencias sociales contemporáneas han contribuido a
la de-construcción más que a la construcción de las relaciones sociales al producir
vocabularios, no de esperanza y posibilidades, sino de déficit y deficiencia. Al hacer esto, la
ciencia social ha aportado al creciente cinismo sobre el futuro de las instituciones humanas y
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ha profundizado en el desespero de su propio potencial para ser un catalizador del cambio
positivo. Esta sección termina sugiriendo que ha llegado el momento de moverse más allá
de las limitaciones del discurso del déficit al desarrollar modos apreciativos de preguntar que
incrementen los vocabularios de la esperanza humana.
En la sección tres, se ofrece la encuesta apreciativa como una alternativa a las metodologías
enfocadas hacia la crítica y los problemas. Se propone que el enfoque apreciativo, al guiar
intencionalmente el potencial socialmente constructivo de los sistemas humanos en la
dirección de sus valores y aspiraciones más nobles para el futuro, genera siempre una
selección expansiva de vocabularios de esperanza texturizados que proporcionan nuevas
alternativas para organizar y elevar el espíritu humano. Se ilustra el proceso de generar
vocabularios de esperanza texturizados por medio de la encuesta apreciativa.
En los últimos cincuenta años han surgido multitud de métodos críticos y de-constructivos
para hacer investigación social (ver por ejemplo, Schwandt, 1994; Kincheloe y McLaren,
1994; Olesen, 1994; Stanfield, 1994 y Fiske, 1994. Con base en la premisa de que todos las
pretensiones de poseer la verdad son arbitrarias y deberían cuestionarse, estos métodos
proporcionan herramientas cada vez más sofisticadas con las cuales examinar, exponer,
desmitificar y desenmascarar las formas existentes de dar cuenta de la realidad.
Mientras algunos eruditos celebran esta tendencia crítica por su potencial emancipatorio,
otros lo ven como fuente de preocupación. Comparando los métodos de la crítica post-
empiricista con los del combate militar, Gergen (1949b) escribe:
La crítica como una movida retórica tiene el efecto de degradar la oposición, generando
animosidad, atomizando la cultura y bloqueando el camino de la resolución… Lleva consigo
las dificultades adicionales de favorecer los diferentes tipos de discursos totalizadores en
contra de los cuales se está y destruye los fundamentos de su propia racionalidad (Pág.70.
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De manera similar, para Astley (1985) el terreno de la teoría de la Gerencia se ha convertido
en una “selva” que cada día se está volviendo “más densa e impenetrable” y es símbolo de
“una profunda fragmentación de la disciplina” marcada por “intensa competencia y
paradigmas rivales”. Para George (1989) la variedad de perspectivas inconmensurables
dentro de la ciencia organizacional se ha convertido en “un violento parloteo de voces en
competencia” que no llevan vociferadamente a ninguna parte (p.269. Para Wolheim (1980) la
arena movediza de la reflexividad de-constructiva puede conducir a una completa
“inmovilización de erudición”.
Primero: Las disciplinas de la psiquiatría y de la psicología clínica se han formado con base
en supuestos empíricos y comienzan a crear categorías de “enfermedades mentales”.
Cuarto: los profesionales de la salud mental diseminan este lenguaje al publico general por
medio de las universidades, conferencias, políticas públicas, libros, revistas, artículos,
periódicos, televisión y otros medios electrónicos.
Quinto: dado que los vocabularios del déficit son diseminados en la cultura, son absorbidos
por el lenguaje cotidiano y animados en la construcción de la realidad cotidiana. En esencia,
la cultura aprende a estar mentalmente enferma. Gergen escribe (1994ª) “Llene la población
de martillos del déficit mental y el mundo estará lleno de puntillas” (p.158).
Sexto: En la fase final de debilitamiento progresivo, los vocabularios del déficit se expanden.
En la medida en que la gente sigue construyendo sus problemas en el lenguaje profesional
y busca ayuda y los profesionales amplían el rango como respuesta a las demandas
públicas, se dispone de más recursos para convertir el lenguaje cotidiano en un lenguaje
profesional del déficit.
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Por medio de este proceso, los vocabularios del déficit pueden llegar a ser “pequeñas
industrias crecientes” (Gergen 1994q, p.160) que alimentan el debilitamiento progresivo de
la sociedad. Ver figura 18.1 para un diagrama de este proceso.
Figura 18.1 El nexo entre los vocabularios del déficit y el proceso de debilitamiento cultural.
De manera similar, los vocabularios del déficit producidos por los enfoques de la crítica y los
problemas de las encuestas e investigaciones sociales disminuyen la capacidad humana
para la construcción relacional positiva al desgarrar y desenmarañar las intrincadas fábricas
sociales, políticas y morales que hacen posible la existencia y organización humanas.
Gergen escribe (1949b): “Virtualmente no hay hipótesis, cuerpo de evidencia, instancia
ideológica, canon literario, compromiso valioso o edificio lógico que no pueda ser
desmantelado, demolido o ridiculizado con el arsenal de armas críticas que se tienen a la
mano” (p.59). Con base en metodologías que por diseño significan deslegitimar y destruir
las comprensiones organizacionales existentes, los métodos de enfoque hacia los problemas
hacen poco por construir perspectivas alternativas que señalen el camino hacia formas de
organización más sanas y deseadas.
En respuesta al creciente cuerpo de vocabularios del déficit producidos por los métodos
críticos y de enfoque hacia los problemas, un grupo de eruditos está clamando por enfoques
apreciativos hacia las ciencias sociales y organizacionales que sostienen un potencial
creciente para revitalizar la academia y mejorar la condición humana. Weick (1982) clama
por un enfoque afirmativo de las ciencias sociales que cree imágenes convincentes de las
posibilidades humanas y busque descubrir ejemplos de ellos en el “mundo real”, aún si ellos
son extremadamente raros. Brown (1994) anima una “hermenéutica de afirmación” que
promueva conversaciones entre los eruditos y entre los ciudadanos que estén
comprometidos con “establecer autoridad moral e inventar valores positivos como elementos
centrales de cualquier política” (p.24). Cooperrider y Srivastva (1987) en su formulación
original de la ahora ampliamente aplicada metodología de la encuesta apreciativa claman
por modos de preguntar que destapen la “magia en lo ordinario, la belleza y posibilidades
reales en la vida organizacional” (p.165) y ayudan a los eruditos y practicantes a “configurar
los mundos sociales de acuerdo con sus propios propósitos imaginativos y morales” (p.161).
Reconociendo el poder socialmente constructivo de la teoría social para determinar la
dirección y calidad de la vida organizacional, estos llamados, cada uno a su propia manera,
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urge a los eruditos y practicantes a reversar los efectos debilitantes del discurso deficitario
por medio del desarrollo de modos de preguntar apreciativos que liberen el potencial
empoderador de los vocabularios de la esperanza. En la sección final de este capítulo
intentamos mostrar de qué manera los modos apreciativos de preguntar pueden contribuir a
este proyecto. Pero para establecer el estadio para tal discusión exploramos primero el
papel que juega la esperanza en iluminar la transformación social y organizacional.
En esta sección se muestra que la esperanza se describe frecuentemente como una forma
holística, relacional de conocer, que unifica tanto las dimensiones tácitas como las explícitas
de la experiencia y las pone a funcionar en la transformación del futuro. Cuando las
personas preguntan o indagan acerca de los alcances inesperados de sus normas,
creencias y supuestos, valores, costumbres, tradiciones y propósitos; planes y deseos;
visiones, ideales y sueños colectivos, se ocupan del acto de tener esperanza al prefigurar un
futuro valioso y vital que ellas esperan construir, habitar y disfrutar algún día. Estas
imágenes esperanzadoras del futuro, a su vez se convierten en catalizadores poderosos
para el cambio y la transformación al movilizar las energías morales, sociales y relacionales
necesarias para trasladar la visión a la realidad y creer en su práctica.
Esta comprensión de la esperanza está basada en una extensa revisión de la literatura del
tema en los campos de la teología, filosofía, historia, teoría política, arte, música, literatura,
medicina, psicología y sociología (ver Ludena et al, 1997). Aunque han variado las formas
en que la esperanza ha sido descrita y comprendida a lo largo de las distintas épocas,
muchos autores sugieren que hay cuatro cualidades permanentes que le dan a la
esperanza su poder como fuente de transformación social y organizacional. Estas son: (1)
nace en la relación; (2) inspirada en la convicción de que el futuro está abierto y puede ser
influenciado; (3) sostenida por el diálogo acerca de los ideales humanos, y (4) generadora de
afecto y acción positivos (ver tabla 18.1 para un resumen de estas cualidades y sus
relaciones con seis tradiciones intelectuales del pensamiento occidental). Lo que sigue de
esta sección explora brevemente cada una de estas cualidades.
Aún como lo sugiere Lynch (1965) la esperanza no florece bajo todas las relaciones, ella
asume relaciones de mutualidad en las cuales el valor y la integridad de todas las personas
se afirman. Lynch escribe (1965):
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Yo no debo estar en una relación con objetos en donde yo desaparezco o estoy fuera del
cuadro, en que estoy destruido. Y al contrario también es cierto: idealmente el objeto que
me llega debe encontrase a sí mismo. El secreto de todas nuestras esperanzas es la
esperanza por esta mutualidad; es su ausencia en sustancia lo que nos hace
desesperanzados… La esperanza busca objetos alternativos que no serán destructivos y
que pueden tomar parte en una relación de mutualidad (pp. 44-45).
Lynch continúa sugiriendo que este tipo de mutualidad anima la esperanza en todas las
relaciones personales o profesionales: “La esperanza es el sentido interior de que hay ayuda
en lo exterior a nosotros… cuando estamos especialmente conscientes de que nuestros
recursos puramente internos no son suficientes” (p.40).
Además de nacer en, estar sostenido por y depender de la relación, la esperanza sirve de
fuerza de unión de comunidad. Kast (1991) muestra que la esperanza permite desarrollar un
sentido de “conectividad simbiótica” con cada uno. En esta simbiosis uno se siente cuidado,
libre de temor o ataque, calumnia o daño e invierte en promover la salud y la vitalidad de los
otros. De manera similar, Dauenhauer (1986) sugiere que la esperanza construye
comunidad porque anima la exploración de los valores e ideales que la gente comparte en
común. Sugiere que cuando la gente está unida en actos de esperanza, sueña y construye
creativamente el futuro de manera tal que refleja sus ideales comunes.
Este optimismo influyente tiene dos implicaciones importantes para las organizaciones.
Primero, la adversidad no necesita ser aceptada como que la esperanza sea solo el punto
inicial. Como respuesta a la apertura fundamental hacia el futuro, la esperanza puede
florecer bajo todas las condiciones. Bien sea en tiempos de dificultad o en tiempos de
bienestar, la esperanza hace surgir los recursos creativos de la gente y le permite estirarse
más allá de su estado actual en la búsqueda de posibilidades aún más vitales. Segundo, la
esperanza puede ser entendida como una orientación positiva hacia el futuro que precede y
anticipa una imagen coherente del futuro. Kast (1991) y Bloch (1986) sugieren que al afirmar
lo “aún no visto”, la esperanza no requiere un cuadro claro del futuro para darle vida. Por el
contrario, la orientación positiva de la esperanza sostiene y persevera aún cuando el futuro
parezca desierto o esté “aún sin ser nombrado”. Como señala Kast: “Al tener esperanza
caminamos hacia una luz que no vemos pero que sentimos en algún lugar en la oscuridad
del futuro” (p.136).
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La imaginación es retratada como el motor de la esperanza: es la función únicamente
humana que le permite a la gente participar activamente y construir sus realidades
significativas.
Por ejemplo, al describirla como “el regalo que visualiza lo que aún no puede ser visto”,
Lynch (1965) da a la imaginación un rol central en fomentar un sentido de posibilidad:
Varios autores sugieren que no todos los vocabularios humanos tienen una capacidad igual
para inspirar la esperanza. La esperanza se genera y mantienen cuando la gente,
enfrentando el misterio del futuro, dialoga acerca de sus más sublimes ideales humanos –
aquellos que Platón llama el bien, la verdad y la belleza. Los que Marcel llama valores
universales; Bloch llama lo absoluto, infinito e inobtenible otro; Otto define como lo santo y
Fromm llama lo trascendente o espiritual. El tratamiento que hace Tillich (1957) de “interés
esencial” proporciona un lenguaje que ilustra lo que estos autores parecen estar señalando.
Él define interés esencial a aquellas cosas que sostiene y dan significado a la vida. Tillich
escribe:
El hombre al igual que cada cosa viviente está interesado en muchas cosas, por encima de
todo en aquellas cosas que condicionan su propia existencia, tales como el alimento y la
vivienda; pero, el hombre a diferencia de otros seres vivos, tiene intereses espirituales,
cognitivos, estéticos, sociales y políticos. Algunos de ellos son urgentes, con frecuencia
extremadamente urgentes y cada uno de ellos al igual que los intereses vitales pueden
clamar por su esencialidad para la vida humana o para la vida de un grupo social (p.1).
Tillich sostiene que el diálogo sobre los intereses esenciales genera esperanza al permitir a
los seres humanos trascender las experiencias relativas y transitorias de la vida ordinaria y
construir para ellos mismos una existencia fundada en bases morales y espirituales sólidas.
Marcel (1951) habla en términos similares cuando afirma que existe un carácter noble,
persistente e inescapable de los estándares por medio de los cuales los seres humanos
gobiernan su existencia colectiva; estándares que parecen “pertenecer a un mundo diferente,
fundado en la amabilidad, escrúpulo, sacrificio, un mundo enteramente diferente de este”
(p.8). Para Marcel, la búsqueda colectiva de estos ideales, o lo que él llama valores
universales, es en esencia la esperanza humana. De igual manera para Bloch (1986) la
esperanza es un continuo movimiento hacia lo superlativo, lo sublime, o en sus palabras, “lo
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mejor como totalidad”. Lo mejor puede tener muchas caras: “Felicidad, libertad, no-
alienación, la época dorada, la tierra como un manantial de leche y miel, el eterno femenino,
el toque de trompeta de Fidelio, y el patrón de Cristo del día siguiente a la resurrección”
(p.1627), pero es condición para la esperanza en cualquier situación.
LA GENERATIVIDAD DE LA ESPERANZA
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sino también en los sueños, expectativas, intenciones, deseos y anhelos de cada miembro
de la sociedad. Dice que la esperanza es rigurosamente existencial y puede verse en cada
momento de nuestra existencia: el deseo de perder peso, de viajar, de ser amado y
respetado, exitoso, de ver a nuestros hijos prosperar, se ve en pinturas, jardines, en nuestros
sueños de estar seguros y cómodos en la vejez. De acuerdo con Bloch cada creación
humana (idea, relación, acción) que en la superficie parece simplemente ser una respuesta
mundana a las vicisitudes de la vida cotidiana, es en efecto una valiente proclamación y
anuncio de un futuro deseado, un testimonio viviente del poder generativo de la esperanza.
El ascenso y caída de todas las imágenes del futuro precede o acompaña el ascenso y caída
de las culturas. En la medida en que una imagen de la sociedad es positiva y florece, la flor
de la cultura está en todo su esplendor. Una vez que la imagen empieza a decaer y a perder
su vitalidad, la cultura no perdura por más tiempo (p.19).
La conclusión de Polak es que para cualquier colectividad su imagen del futuro no solo
señala el camino hacia el futuro sino que sirve como mecanismo guía que promueve
activamente ciertas elecciones y las pone a trabajar para determinar el futuro (Cooperrider,
1991).
La esperanza promueve el tipo de escuchar u oír que no está confinado solamente a tener
un propio discurso de algo confirmado. Promueve una búsqueda t aún por discursos más
eficaces y comprensivos. y funciona para preservar y expandir el número de participantes en
este discurso (p.99).
A su formulación relacional Moltmann (1991) añade que dado que la esperanza es un acto
de afirmación de la vida y del potencial del otro, nunca puede estar limitada en su alcance.
Tiene que permanecer siempre universal en su carácter, comprometida con la inclusión y el
descubrimiento de los intereses esenciales que anuncian “un horizonte universal que abraza
el mundo entero” (p.263).
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En suma, la literatura interdisciplinaria sobre la esperanza resalta que la esperanza es una
fuente primaria de transformación social y organizacional. En la medida en que la gente esté
unida en relaciones de mutualidad, afirma un futuro en evolución, dinámico, abierto que está
“lleno de posibilidades” y en la medida en que dialogue colectivamente acerca de sus
ideales más sublimes y trascendentes, crea guías positivas de imágenes del futuro que
proporcionan una lógica precisa y una fuente de inspiración para la acción social (ver tabla
18,2 para un resumen de las cualidades enduring de la esperanza).
La generatividad de la esperanza
La esperanza es una fuente de creatividad humana y cultura: todo, desde los trabajos de
la música, literatura, arte y arquitectura hasta los patrones de organización pueden verse
como expresiones de la esperanza de sus autores.
La esperanza es una fuente de afecto y acción positivas: lleva a sentimiento de gozo,
bienestar, relajación y plenitud de la vida y estimula la acción al traer el futuro al presente
como agente causal.
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La esperanza es más generativa cuando es inclusiva; inspira de una manera más
poderosa la acción colectiva cuando permanece como “propiedad pública”, invita al
diálogo abierto y busca expandir su horizonte para incluir a toda la humanidad.
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Tradiciones Relacional Apertura Esencial Generatividad
intelectuales futura (Ultimacy)
Creco-Romana Esperanza La esperanza
como fuente de estimula
invención creatividad y
acción
Judeo-Cristiana Bien sea que La esperanza Amor, gozo, Conduce al
esté dirigida a como confianza paz, salvación, involucramiento
otro divino o en la protección redención, social
humano, la y ayuda de comunión con
esperanza nace Dios. Dios y otros, “el
cuando nos bien”.
unimos con
otros “agentes
eficaces”
Renacimiento La esperanza La esperanza Es razonable Sirve como
relacional es es razonable tener motivo para
una proposición cuando está esperanza en el acción humana
de auto- basada en bien supremo positiva.
cumplimiento. ejemplos del
pasado
Psicoanalítica La esperanza La esperanza La esperanza La esperanza
está al menos es un es una urgencia contribuye a
parcialmente crecimiento creativa de hacerle frente a
influenciada por externo de una Eros. lo social, al
otros pasados y visión desarrollo
presentes. manejable de psicosocial y al
totalidad. logro individual.
Humanismo La esperanza La existencia Metacrónica y La búsqueda de
radical como fuente de nunca es trascendente: lo esencial
emancipación estática. nuestras más proporciona
ideológica y Siempre está potentes una fuente
consciencia en proceso de esperanzas poderosa para
auténtica. ser algo nuevo ofrecen una la innovación y
o de trascender imagen de un la acción en el
a sí misma. futuro esencial. presente.
Medicina y La esperanza Los seres La esperanza La esperanza
psicología se aviva en la humanos tienen como una determina el
(cognitiva) relación de la capacidad de cualidad comportamiento
moderna ayuda personal crear, evaluar y “espiritual” es la orientado hacia
y profesional. alterar las habilidad para metas y es un
construcciones levantarse por recurso para la
simbólicas. encima de las salud y la
circunstancias vitalidad
difíciles y
renovar la vida.
Tabla 18.1 Cualidades permanentes de la esperanza encontradas en seis tradiciones
intelectuales del pensamiento occidental.
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ENCUESTA APRECIATIVA Y VOCABULARIOS DE LA ESPERANZA
Estas cuatro cualidades de la esperanza que son: 1) nace en la relación; 2) inspirada por la
convicción de que el futuro está abierto y puede ser influenciado; 3) sostenida por el diálogo
sobre los ideales humanos y 4) generadora de afecto y acción positivos pueden verse en
juego en la creación de vocabularios texturizados de esperanza. En esta sección
demostramos como los modos de encuestar apreciativamente al crear las condiciones
necesarias para nutrir estas cualidades, apoyan la construcción de vocabularios de
esperanza. Empezamos a demostrar como los vocabularios texturizados de esperanza son
generados y sostenidos en la sociedad y en las organizaciones. Luego exploramos las
formas en que 8 principios centrales de encuesta apreciativa apoyan y refuerzan la creación
de vocabularios de esperanza texturizados.
Tercero, las comunidades que se hacen preguntas apreciativas expanden y enriquecen sus
vocabularios de esperanza por medio de procesos de diálogo normativo y visualización
colectiva.
Cuarto, las comunidades que se hacen preguntas apreciativas diseminan sus vocabularios
de esperanza por medio de relaciones personales, libros, revistas, periódicos, universidades,
conferencias, políticas públicas, televisión y otros medios electrónicos.
Quinto, dado que los vocabularios de la esperanza son diseminados en la cultura, son
absorbidos por el lenguaje cotidiano y están disponibles para la construcción de la realidad
cotidiana. Las mejores prácticas y los ejemplos positivos ofrecen un amplio rango de
posibilidades para la innovación social y organizacional. En esencia, la cultura aprende como
tener esperanza e inventiva.
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Sexto: en la fase final de la trasformación social y organizacional se expanden los
vocabularios de esperanza. Como la gente aumenta la construcción de sus vocabularios
relacionales con los “mejores” ejemplos del pasado y las esperanzas “más vitales” para el
futuro, más recursos lingüísticos y normativos se hacen disponibles para convertir los
sueños en realidad y las posibilidades en práctica (ver figura 18.2 para un diagrama de este
proceso).
En una nota más erudita, los escritos de los fundadores del instituto Tavistock trajeron los
principios de las ciencias sociales para referirse a los retos de la reconstrucción después de
la segunda guerra mundial. La teoría X, teoría Y de McGregor (1960) que ofrecía
posibilidades para una gerencia nueva centrada en el hombre; la voz diferente de Gilligan
(1982) que por vez primera resaltó los patrones únicos del desarrollo moral de las mujeres;
Kolb (1984) con su aprendizaje experiencial que reveló y afirmó múltiples formas de conocer;
la pedagogía de la esperanza de Freire (1994) que puso como campeón al diálogo y avanzó
en el concepto de la voz llena, son unos pocos de los vocabularios de la esperanza que han
emergido en las ciencias sociales y organizacionales en los años recientes. Cada uno de
ellos, a su manera creó nuevas imágenes de posibilidades relacionales positivas, iluminó
avenidas frescas para el discurso moral y expandió el rango de recursos disponibles para la
construcción de mejores relaciones sociales y organizacionales.
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EL PODER DE LA APRECIACIÓN
Ocho principios centrales del enfoque apreciativo apoyan las cuatro cualidades permanentes
de la esperanza y la hacen idealmente adecuada para la generación de los vocabularios de
la esperanza (ver Cooperrider y Srivastva, 1987 y Cooperrider 1990). Los primeros dos son
el principio construccionista y el principio de colaboración. De acuerdo con el principio
construccionista el conocimiento es un artefacto social más que un producto de la
observación empírica de la cognición individual. Se crea por acuerdo dentro de las
comunidades de personas. Al mismo tiempo, el conocimiento determina acción. Lo que una
comunidad dada de personas sabe, en un momento particular, define esencialmente para
ella las opciones que tiene disponibles para organizarse. En este sentido, el conocimiento
social y el destino organizacional están estrechamente entrelazados. En consecuencia, la
encuesta apreciativa afirma que todas las encuestas que se hagan en la vida organizacional
deben estar basadas en la colaboración. Una relación de colaboración entre participantes es
esencial sobre la base de fuentes epistemológicas y prácticas. Epistemológicamente, la
colaboración abre el camino para una verdadera construcción social de la realidad en la cual
un amplio rango de participantes contribuye a la creación del futuro. Prácticamente facilita el
establecimiento de fuertes conexiones relacionales.
El segundo conjunto de principios que apoya los vocabularios de la esperanza incluye los
principios anticipatorio y provocativo. Según el principio anticipatorio es la imagen del futuro
la que guía el comportamiento actual de cualquier organismo u organización. Así como una
flor crece en dirección a la luz de sol,
las organizaciones evolucionan en la dirección de sus más precisas imágenes del futuro. El
principio anticipatorio sigue sugiriendo que como nuestras imágenes del futuro están
diseñadas por el discurso (hablando unos a otros) están abiertas a la influencia humana. En
efecto, el recurso más importante que tenemos para generar el cambio organizacional
constructivo puede ser nuestra capacidad colectiva para crear e intercambiar vocabularios de
significado.
El principio provocativo extiende su lógica en la práctica sugiriendo que las imágenes más
poderosas del futuro son aquellas que amplían, retan o interrumpen el status quo. Tales
imágenes son rara vez estrictamente racionales. Como Polak (1973) sugiere, es
precisamente el cuadro de un mundo que es radicalmente diferente emocionalmente,
estéticamente, espiritualmente, y relacionalmente el que da a las imágenes del futuro su
inapelable asidero. Al estimular el diálogo normativo acerca de cómo podemos y debemos
organizarnos, estas imágenes presentan nuevas posibilidades provocativas para la acción
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social. En este sentido la encuesta apreciativa apoya la segunda cualidad permanente de la
esperanza, la de que brota a la vida por medio de la imaginación en un contexto de
optimismo influyente. Al afirmar que (1) por medio de la encuesta sistemática y de la creación
de nuevos vocabularios texturizados de esperanza los miembros de la organización pueden
darle forma al mundo social de acuerdo con sus propios propósitos morales e imaginativos y
(2) los vocabularios más poderosos de transformación son aquellos que ofrecen una lógica
intuitiva, visionaria para el cambio, la encuesta apreciativa abre el camino para la
construcción creativa de los futuros organizacionales preferidos.
En tercer lugar están los principios poético y positivo. De acuerdo con el principio poético, las
organizaciones son libros abiertos. Pueden ser fuentes interminables de aprendizaje,
inspiración, e interpretación (como por ejemplo las interminables posibilidades de
interpretación de una buena pieza de poesía como un texto Bíblico). De esta manera
podemos estudiar virtualmente cualquier tópico relacionado con la experiencia humana en
las organizaciones. Podemos estudiar la alineación o la alegría; el conflicto o la cooperación;
el cinismo o la esperanza. De acuerdo con el principio positivo los seres humanos y las
organizaciones se mueven en la dirección en la que se estudien. Mientras más positivos
sean los tópicos de la encuesta y mas positivas las preguntas hechas, más positivas serán
las “teorías” que vamos a descubrir y los vocabularios que vamos a crear. Además, porque
el afecto positivo y la conexión social que ocurre mientras más inquirimos en los aspectos
que le dan vida a la existencia organizacional, más efectivamente se catalizará el momentum
para el cambio y desarrollo organizacionales.
Estos dos principios apoyan la tercera cualidad permanente de la esperanza: que ésta se
mantiene por medio del dialogo acerca de los intereses esenciales. Al expandir el universo
de nuestra exploración para incluir el fenómeno que clama la esencia de nuestra existencia
colectiva, la encuesta apreciativa promueve patrones alternativos de discurso y genera
nuevos cuerpos de vocabulario constructivo que contribuyen a la esperanza humana. Aún
más, así como los principios poético y positivo sugerían, los compromisos ontológicos,
epistemológicos y metodológicos en los cuales basemos nuestras preguntas determinarán
en gran medida aquello que vamos a descubrir, conocer y contribuir al mundo de la
organización humana, mientras más preguntemos y promovamos el diálogo constructivo
sobre los intereses esenciales, más esperanzadora será nuestra teoría, mas promisorio será
su potencial para la acción positiva y más nos convertiremos uno a otro en fuente de
esperanza para cada quien.
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necesitan estar llenos de esperanza. Primero que todo ellos necesitan apoyan el tipo de
interacción humana que inspire la esperanza humana por medio de la conexión relacional, el
diálogo acerca de nuestros más elevados ideales y la co-construcción de los futuros
preferidos. Segundo, necesitan reenfocar continuamente nuestra atención sobre las
dimensiones que dan más vida y mejoran nuestra existencia colectiva. La encuesta
apreciativa y la construcción de la esperanza organizacional sugieren que tales metodologías
generarán teorías sociales y organizacionales prácticas que expanden el rango de
posibilidades para la innovación social y organziacional y en esencia, permiten a nuestras
culturas aprender a tener esperanza e inventiva.
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La La Conversa La
centralidad importancia ciones de generatividad
de las del interés de la
relaciones Optimismo- esencial esperanza
influyente
Principio Construccionista
El conocimiento social y el
destino de las organizaciones
están estrechamente
entrelazados
Principio de Colaboración
La colaboración abre el camino
para la construcción social de la
realidad y establece fuertes
conexiones relacionales
El principio Anticipatorio
La imagen del futuro guía el
comportamiento actual de
cualquier organismo u
organización
El principio Provocativo
Las imágenes más poderosas
del futuro son aquellas que
expanden, retan o interrumpen
el status quo.
El principio Poético
Las organizaciones son libros
abiertos. Podemos estudiar
cualquier tópico relacionado con
la experiencia humana.
El principio Positivo
Las organizaciones se mueven
en la dirección de aquello que
estudian. Mientras más
positivos sean los tópicos y las
preguntas, más positivos serán
los resultados
El principio de Simultaneidad
Hay un lazo directo y
simultáneo entre la pregunta y
la acción. La pregunta es
intervención.
El principio Pragmático
Las preguntas que hacemos
establecen las bases para lo
que “encontramos” y la forma
como nos organizamos.
Tabla 18.3 Ocho principios centrales del enfoque apreciativo que apoyan las cuatro
cualidades permanentes de la esperanza
19
CONCLUSIÓN
El lenguaje de la esperanza en los sistemas humanos tiene implicaciones importantes para
nuestra tarea continua como estudiosos y practicantes sociales y organizacionales. Si se
aceptan tanto la premisa de que la esperanza es una fuente primaria de conocimiento y
acción positivos es aceptada en la vida organizacional como los postulados del
construccionismo social de que el conocimiento es un artefacto social, el lenguaje es el
medio por el cual el conocimiento se desarrolla y se abraza la premisa de que hay un nexo
inextricable entre lenguaje, conocimiento y acción, entonces se puede concluir que la
creación de vocabularios texturizados de esperanza pueden ser la herramienta más
poderosa disponible para nosotros si nuestro ánimo es generar comprensiones
organizacionales constructivas que abran nuevas posibilidades para la organización y acción
humanas.
Es a este tipo de compromiso al cual nos invitan los modos apreciativos de preguntar como
estudiosos y practicantes sociales y organizacionales. La profunda y apreciativa exploración
hacia los interese esenciales tiene la capacidad de inspirar esperanza, precisamente
porque ella nos obliga a trascender el ego, a ponernos al servicio de una causa que está
mas allá de nosotros y nos hace movernos hacia “lo mejor como una totalidad”. Se requiere
mucha experimentación posterior con nuevos modos de preguntar apreciativamente con
base en una teoría de la esperanza, con una agenda específica de intereses esenciales.
Podemos encontrar que mientras más preguntemos apreciativamente sobre los intereses
esenciales y últimos, nuestros aspectos provisionales, instrumentales, transitorios se harán
cargo de sí mismos porque la solidaridad y la esperanza humana han sido animadas.
Ciertamente encontraremos, como lo sugiere este capitulo, que el mero acto de apreciación
en sí mismo contribuye a transformar nuestras organizaciones en lugares de genuina
esperanza humana.
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