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DEL DISCURSO DEFICITARIO A LOS VOCABULARIOS DE ESPERANZA:

EL PODER DE LA APRECIACIÓN

James D. Ludema
(Universidad Benedictina)
Traducido por Sara Inés Gómez B.

Resumen

Este capítulo propone que en el mundo de hoy de gran incertidumbre y amplia variedad
cultural y epistemológica, el propósito de las encuestas organizacionales y sociales debería
ser el de crear vocabularios de esperanza texturizados –historias, teorías, evidencia e
ilustraciones – que ofrezcan a las comunidades y organizaciones nuevas imágenes y guías
de posibilidades relacionales. Después de mostrar como los métodos críticos de la ciencia
organizacional contemporánea han contribuido a un creciente cinismo sobre el futuro de las
instituciones humanas al producir vocabularios de déficit, la dinámica de los vocabularios de
la esperanza sirve como poderoso catalizador para la transformación social y
organizacional. Ellos se encienden cuando los miembros de la organización (1) nutren
relaciones de cooperación, (2) ejercitan un sentido de optimismo sobre su capacidad de
influenciar le futuro y (3) se preguntan sobre sus valores profundamente mantenidos y sus
más elevadas aspiraciones. El enfoque apreciativo se presenta como una alternativa a las
metodologías enfocadas a la crítica y a los problemas. Se resaltan ocho principios centrales
del enfoque apreciativo que apoyan la creación de vocabularios de esperanza texturizados.
El capítulo concluye con una invitación a los investigadores y practicantes a experimentar
nuevos modos de la encuesta apreciativa que generen vocabularios de esperanza al poner
preguntas positivas sobre los aspectos que dan vida e intensifican la vida de las
organizaciones.

Piense en las herramientas que hay en una caja de herramientas: hay un martillo, unos
alicates, un destornillador, una regla, pegante, puntillas y tornillos. Las funciones de las
palabras son tan diversas como las funciones de estos objetos. Wittgenstein

Podemos vivir tres semanas sin comida, tres días sin agua y tres minutos sin aire, pero no
podemos vivir sin esperanza.
Mumford

INTRODUCCIÓN

Es ampliamente comprendido que el mundo contemporáneo ha entrado en una era en la


cual la complejidad y rapidez del cambio social virtualmente no tiene comparación en la
historia de la humanidad. La expansión de la tecnología de la información, la globalización de
los mercados económicos, el entrecruce de las culturas y la reconfiguración de las fronteras
nacionales e internacionales están incrementando sus presiones sobre los individuos y las
organizaciones con el fin de encontrar enfoques innovadores para dirigir sus propias
necesidades y las necesidades de la sociedad. El contexto global cambiante plantea
preguntas de importancia fundamental a las ciencias sociales y orgnizacionales. ¿Es posible
y aún deseable en el contexto actual de las ciencias sociales jugar a asumir un rol en la
construcción de relaciones sociales saludables y vibrantes? ¿Pueden y deben las ciencias
sociales intentar permanecer relevantes o aún convertirse en pioneras de posibilidades
positivas para organizarse frente a tan extensa variedad geográfica, cultural y
epistemológica?

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Algunos tienen grandes dudas. Los eruditos y practicantes de las disciplinas sociales se
están desilusionando cada vez más con la inhabilidad de las metodologías y alternativas
epistemológicas existentes para proporcionar introspecciones útiles en las relaciones
humanas. Por una parte, no se confía en los enfoques basados en el empiricismo
fundacionalista, entre otras cosas porque descansan en bases teóricas poco firmes e ignoran
el impacto del contexto de los fenómenos sociales (ver Kuhn, 1970; Feyerabend, 1978;
Gergen, 1994ª; Denzin y Lincoln, 1995; Argyris, 1973; Bartunek, 1983; Frieddlander, 1984.
Por otra parte, los esfuerzos provenientes del género de la crítica post-empirista son
cuestionados por lanzar “ataques sin alternativa” y por contribuir a un discurso científico
contencioso que ofrece poca fuerza emancipatoria para un mundo que cada vez es más
cínico y desesperado (Hazelrigg, 1989; Brown, 1994b; Marcus, 1994.

Permanece entonces la pregunta: ¿Cuál debería ser el papel de la ciencia social y


organizacional en la construcción de las relaciones humanas? ¿Cómo puede ella recuperar
un lugar central en la construcción de una contribución positiva al realce de la condición
humana? ¿Cuáles deberían ser sus propósitos, compromisos y métodos en la medida en
que intente hacer esta contribución en un contexto global de radical carencia de bases y
pluralidad humana?

Este artículo proporciona una respuesta optimista a estas preguntas proponiendo que el
propósito de la investigación social y organizacional debería ser el de crear vocabularios
texturizados de esperanza - historias, evidencia e ilustraciones – que sirvan de catalizadores
para una transformación social y organizacional, al proporcionar a la humanidad nuevas
imágenes guiadoras de posibilidad relacional. Muy similar a la forma como un martillo, unas
tenazas, un destornillador, y una regla conforman las herramientas necesarias para
construir arquitecturas físicas de la habitación humana, los vocabularios texturizados de
esperanza proporcionan los recursos lingüísticos necesarios para construir nuevas
arquitecturas sociales transformadoras de la organización y acción humanas.

Se argumenta que para crear poderosos vocabularios de esperanza se requieren dos cosas
por parte de los eruditos y practicantes. Primero, agendas esperanzadoras de investigación
que se enfoquen en lo que produce vida, en lo que mantiene la vida, en los aspectos que
realzan la vida que las organizaciones deben establecer. Segundo, metodologías
constructivas que faciliten la creación de vocabularios esperanzadores y que en sí mismas
se conviertan en fuentes de esperanza al promover diálogo normativo y desarrollen
innovación y acción social positiva de soporte. La encuesta apreciativa (Cooperrider y
Srivastva, 1987) es resaltada como un enfoque de investigación social y organizacional que
cumple estos propósitos. Con base en las premisas que (1) hay un lazo directo y simultáneo
entre nuestros vocabularios acerca de organizar y la forma en que en efecto nos
organizamos y (2) nuestros vocabularios son producto de las preguntas que hacemos, la
encuesta apreciativa se distingue por plantear preguntas positivas que dirigen nuestra
atención a las fuerzas vitales que dan vida y nutren nuestras mejores y más valoradas
formas de organizarnos.

Este capítulo se divide en 4 secciones. Comienza mostrando como los métodos de crítica y
de enfoque hacia los problemas de las ciencias sociales contemporáneas han contribuido a
la de-construcción más que a la construcción de las relaciones sociales al producir
vocabularios, no de esperanza y posibilidades, sino de déficit y deficiencia. Al hacer esto, la
ciencia social ha aportado al creciente cinismo sobre el futuro de las instituciones humanas y

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ha profundizado en el desespero de su propio potencial para ser un catalizador del cambio
positivo. Esta sección termina sugiriendo que ha llegado el momento de moverse más allá
de las limitaciones del discurso del déficit al desarrollar modos apreciativos de preguntar que
incrementen los vocabularios de la esperanza humana.

En la sección dos se explora la dinámica de la esperanza en los sistemas humanos. Con el


fin de crear metodologías y vocabularios que apoyen la esperanza, es esencial comprender
como se genera y sostiene la esperanza en los sistemas humanos y como ella puede
convertirse en fuente de transformación social y organizacional. Una amplia revisión de la
literatura muestra que la esperanza está encendida en las organizaciones cuando (1) se
nutren las relaciones de cooperación entre sus miembros, (2) los miembros de la
organización tienen un sentido de optimismo sobre su capacidad de dar forma e influenciar el
futuro y (3) los miembros de la organización indagan juntos sobre sus más profundos
valores y aspiraciones más elevadas.

En la sección tres, se ofrece la encuesta apreciativa como una alternativa a las metodologías
enfocadas hacia la crítica y los problemas. Se propone que el enfoque apreciativo, al guiar
intencionalmente el potencial socialmente constructivo de los sistemas humanos en la
dirección de sus valores y aspiraciones más nobles para el futuro, genera siempre una
selección expansiva de vocabularios de esperanza texturizados que proporcionan nuevas
alternativas para organizar y elevar el espíritu humano. Se ilustra el proceso de generar
vocabularios de esperanza texturizados por medio de la encuesta apreciativa.

El artículo concluye con un llamado a la ciencia social y organizacional de reafirmar su tarea


constructiva por medio del avance de nuevas epistemologías apreciativas y métodos de
preguntar que faciliten la expansión de vocabularios de esperanza texturizados. Siguiendo a
Rorty (1980) se sugiere que avanzando en vocabularios de la esperanza, las ciencias
sociales pueden, de alguna manera, reversar las tendencias actuales de cinismo
organizacional y cultural y contribuir a un espíritu de esperanza humana más amplio.

MÉTODOS CRÍTICOS Y VOCABULARIOS DEL DÉFICIT

En los últimos cincuenta años han surgido multitud de métodos críticos y de-constructivos
para hacer investigación social (ver por ejemplo, Schwandt, 1994; Kincheloe y McLaren,
1994; Olesen, 1994; Stanfield, 1994 y Fiske, 1994. Con base en la premisa de que todos las
pretensiones de poseer la verdad son arbitrarias y deberían cuestionarse, estos métodos
proporcionan herramientas cada vez más sofisticadas con las cuales examinar, exponer,
desmitificar y desenmascarar las formas existentes de dar cuenta de la realidad.

Mientras algunos eruditos celebran esta tendencia crítica por su potencial emancipatorio,
otros lo ven como fuente de preocupación. Comparando los métodos de la crítica post-
empiricista con los del combate militar, Gergen (1949b) escribe:

La crítica como una movida retórica tiene el efecto de degradar la oposición, generando
animosidad, atomizando la cultura y bloqueando el camino de la resolución… Lleva consigo
las dificultades adicionales de favorecer los diferentes tipos de discursos totalizadores en
contra de los cuales se está y destruye los fundamentos de su propia racionalidad (Pág.70.

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De manera similar, para Astley (1985) el terreno de la teoría de la Gerencia se ha convertido
en una “selva” que cada día se está volviendo “más densa e impenetrable” y es símbolo de
“una profunda fragmentación de la disciplina” marcada por “intensa competencia y
paradigmas rivales”. Para George (1989) la variedad de perspectivas inconmensurables
dentro de la ciencia organizacional se ha convertido en “un violento parloteo de voces en
competencia” que no llevan vociferadamente a ninguna parte (p.269. Para Wolheim (1980) la
arena movediza de la reflexividad de-constructiva puede conducir a una completa
“inmovilización de erudición”.

Es de gran preocupación sin embargo, la creciente conciencia de que los efectos


debilitantes de las ciencias sociales críticas se extienden más allá de las fronteras de la
comunidad de eruditos. Gergen (1994ª) argumenta persuasivamente que los vocabularios
del déficit proferidos por mucha de la ciencia social contemporánea apoyan lo que él llama
un amplio “debilitamiento cultural” (p.148. Al crear jerarquías de discriminación, erosionando
la patrones naturalizados de comunidad y expandiendo el terreno de la auto-depreciación,
los vocabularios científicos del déficit contribuyen a un ciclo pernicioso de “dolencia social
progresiva” (p.155). Para ilustrar, el siguiente ejemplo adaptado de Gergen 1994ª, pp. 155-
161 muestra como el crecimiento en los vocabularios del déficit de las enfermedades
mentales ha servido para complicar en vez de aliviar el sufrimiento individual y de la
sociedad:

Primero: Las disciplinas de la psiquiatría y de la psicología clínica se han formado con base
en supuestos empíricos y comienzan a crear categorías de “enfermedades mentales”.

Segundo: Emerge un conjunto de profesionales de la salud y de comisiones, con la tarea y


responsabilidad de diagnosticar y curar las múltiples formas de enfermedades mentales de
acuerdo con las definiciones dadas por sus miembros.

Tercero: Los profesionales de la salud trasladan los problemas de sus clientes de su


presentación en el lenguaje cotidiano a un lenguaje alternativo de la profesión. Es así como:
“sentirse melancólico ” o “estar triste” se convierte en “depresión” y “estar distraído por todo”
o “tener todavía un tiempo difícil sentado en la escuela” se convierten en “desórdenes de
atención”.

Cuarto: los profesionales de la salud mental diseminan este lenguaje al publico general por
medio de las universidades, conferencias, políticas públicas, libros, revistas, artículos,
periódicos, televisión y otros medios electrónicos.

Quinto: dado que los vocabularios del déficit son diseminados en la cultura, son absorbidos
por el lenguaje cotidiano y animados en la construcción de la realidad cotidiana. En esencia,
la cultura aprende a estar mentalmente enferma. Gergen escribe (1994ª) “Llene la población
de martillos del déficit mental y el mundo estará lleno de puntillas” (p.158).

Sexto: En la fase final de debilitamiento progresivo, los vocabularios del déficit se expanden.
En la medida en que la gente sigue construyendo sus problemas en el lenguaje profesional
y busca ayuda y los profesionales amplían el rango como respuesta a las demandas
públicas, se dispone de más recursos para convertir el lenguaje cotidiano en un lenguaje
profesional del déficit.

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Por medio de este proceso, los vocabularios del déficit pueden llegar a ser “pequeñas
industrias crecientes” (Gergen 1994q, p.160) que alimentan el debilitamiento progresivo de
la sociedad. Ver figura 18.1 para un diagrama de este proceso.

1. Se forman las disciplinas científicas y empiezan a crear categorías de enfermedades


(vocabularios del déficit)
2. Emerge un grupo de profesionales que crea el diagnóstico y la cura de las
múltiples formas de enfermedades.
3. El lenguaje cotidiano de ”Los clientes” es trasladado a un vocabulario
profesional deficitario.
4. La profesión expande este vocabulario deficitario a la gente del
común.
5. Los vocabularios del déficit son absorbidos e integrados al
lenguaje normal y la cultura aprende a estar enferma.
6. Los vocabularios del déficit se expanden y se
convierten en “pequeñas industrias crecientes” las
cuales impulsan el debilitamiento de la sociedad.

Figura 18.1 El nexo entre los vocabularios del déficit y el proceso de debilitamiento cultural.

De manera similar, los vocabularios del déficit producidos por los enfoques de la crítica y los
problemas de las encuestas e investigaciones sociales disminuyen la capacidad humana
para la construcción relacional positiva al desgarrar y desenmarañar las intrincadas fábricas
sociales, políticas y morales que hacen posible la existencia y organización humanas.
Gergen escribe (1949b): “Virtualmente no hay hipótesis, cuerpo de evidencia, instancia
ideológica, canon literario, compromiso valioso o edificio lógico que no pueda ser
desmantelado, demolido o ridiculizado con el arsenal de armas críticas que se tienen a la
mano” (p.59). Con base en metodologías que por diseño significan deslegitimar y destruir
las comprensiones organizacionales existentes, los métodos de enfoque hacia los problemas
hacen poco por construir perspectivas alternativas que señalen el camino hacia formas de
organización más sanas y deseadas.

En respuesta al creciente cuerpo de vocabularios del déficit producidos por los métodos
críticos y de enfoque hacia los problemas, un grupo de eruditos está clamando por enfoques
apreciativos hacia las ciencias sociales y organizacionales que sostienen un potencial
creciente para revitalizar la academia y mejorar la condición humana. Weick (1982) clama
por un enfoque afirmativo de las ciencias sociales que cree imágenes convincentes de las
posibilidades humanas y busque descubrir ejemplos de ellos en el “mundo real”, aún si ellos
son extremadamente raros. Brown (1994) anima una “hermenéutica de afirmación” que
promueva conversaciones entre los eruditos y entre los ciudadanos que estén
comprometidos con “establecer autoridad moral e inventar valores positivos como elementos
centrales de cualquier política” (p.24). Cooperrider y Srivastva (1987) en su formulación
original de la ahora ampliamente aplicada metodología de la encuesta apreciativa claman
por modos de preguntar que destapen la “magia en lo ordinario, la belleza y posibilidades
reales en la vida organizacional” (p.165) y ayudan a los eruditos y practicantes a “configurar
los mundos sociales de acuerdo con sus propios propósitos imaginativos y morales” (p.161).
Reconociendo el poder socialmente constructivo de la teoría social para determinar la
dirección y calidad de la vida organizacional, estos llamados, cada uno a su propia manera,

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urge a los eruditos y practicantes a reversar los efectos debilitantes del discurso deficitario
por medio del desarrollo de modos de preguntar apreciativos que liberen el potencial
empoderador de los vocabularios de la esperanza. En la sección final de este capítulo
intentamos mostrar de qué manera los modos apreciativos de preguntar pueden contribuir a
este proyecto. Pero para establecer el estadio para tal discusión exploramos primero el
papel que juega la esperanza en iluminar la transformación social y organizacional.

LOS VOCABULARIOS DE LA ESPERANZA COMO FUENTE DE LA TRANSFORMACIÓN


SOCIAL Y ORGANIZACIONAL

En esta sección se muestra que la esperanza se describe frecuentemente como una forma
holística, relacional de conocer, que unifica tanto las dimensiones tácitas como las explícitas
de la experiencia y las pone a funcionar en la transformación del futuro. Cuando las
personas preguntan o indagan acerca de los alcances inesperados de sus normas,
creencias y supuestos, valores, costumbres, tradiciones y propósitos; planes y deseos;
visiones, ideales y sueños colectivos, se ocupan del acto de tener esperanza al prefigurar un
futuro valioso y vital que ellas esperan construir, habitar y disfrutar algún día. Estas
imágenes esperanzadoras del futuro, a su vez se convierten en catalizadores poderosos
para el cambio y la transformación al movilizar las energías morales, sociales y relacionales
necesarias para trasladar la visión a la realidad y creer en su práctica.

Esta comprensión de la esperanza está basada en una extensa revisión de la literatura del
tema en los campos de la teología, filosofía, historia, teoría política, arte, música, literatura,
medicina, psicología y sociología (ver Ludena et al, 1997). Aunque han variado las formas
en que la esperanza ha sido descrita y comprendida a lo largo de las distintas épocas,
muchos autores sugieren que hay cuatro cualidades permanentes que le dan a la
esperanza su poder como fuente de transformación social y organizacional. Estas son: (1)
nace en la relación; (2) inspirada en la convicción de que el futuro está abierto y puede ser
influenciado; (3) sostenida por el diálogo acerca de los ideales humanos, y (4) generadora de
afecto y acción positivos (ver tabla 18.1 para un resumen de estas cualidades y sus
relaciones con seis tradiciones intelectuales del pensamiento occidental). Lo que sigue de
esta sección explora brevemente cada una de estas cualidades.

LA CENTRALIDAD DE LAS RELACIONES

La esperanza es fundamentalmente un constructo relacional. Se engendra en la relación con


un “otro” sea éste colectivo o singular, imaginario o real,
humano o divino. Tal vez el ejemplo más patético de esta idea viene de las experiencias de
Frankl (1963) en el campo de concentración alemán durante la segunda guerra mundial. Aún
en la aislada agonía del duro trabajo en el campo, Frankl tuvo esperanza al imaginarse a sí
mismo en un futuro en el cual él estaría libre y reunido con su esposa y sus colegas más
estimados en la universidad. Esta imagen relacional de esperanza se mantiene en marcado
contraste con mucho del pensamiento contemporáneo que comprende la esperanza como
una posesión emocional o cognitiva del agente racional individual.

Aún como lo sugiere Lynch (1965) la esperanza no florece bajo todas las relaciones, ella
asume relaciones de mutualidad en las cuales el valor y la integridad de todas las personas
se afirman. Lynch escribe (1965):

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Yo no debo estar en una relación con objetos en donde yo desaparezco o estoy fuera del
cuadro, en que estoy destruido. Y al contrario también es cierto: idealmente el objeto que
me llega debe encontrase a sí mismo. El secreto de todas nuestras esperanzas es la
esperanza por esta mutualidad; es su ausencia en sustancia lo que nos hace
desesperanzados… La esperanza busca objetos alternativos que no serán destructivos y
que pueden tomar parte en una relación de mutualidad (pp. 44-45).

Lynch continúa sugiriendo que este tipo de mutualidad anima la esperanza en todas las
relaciones personales o profesionales: “La esperanza es el sentido interior de que hay ayuda
en lo exterior a nosotros… cuando estamos especialmente conscientes de que nuestros
recursos puramente internos no son suficientes” (p.40).

Además de nacer en, estar sostenido por y depender de la relación, la esperanza sirve de
fuerza de unión de comunidad. Kast (1991) muestra que la esperanza permite desarrollar un
sentido de “conectividad simbiótica” con cada uno. En esta simbiosis uno se siente cuidado,
libre de temor o ataque, calumnia o daño e invierte en promover la salud y la vitalidad de los
otros. De manera similar, Dauenhauer (1986) sugiere que la esperanza construye
comunidad porque anima la exploración de los valores e ideales que la gente comparte en
común. Sugiere que cuando la gente está unida en actos de esperanza, sueña y construye
creativamente el futuro de manera tal que refleja sus ideales comunes.

LA IMPORTANCIA DEL OPTIMISMO INFLUYENTE

La esperanza se abre a la vida cuando la gente comprende que el futuro está


fundamentalmente indeterminado y abierto a la influencia humana, Polak (1973) llama a esto
“optimismo influyente”. Marcel (1951) lo describe como una “apertura fundamental”, un acto
expectante de la persona total en el cual “el alma gira hacia una luz que ya no percibe, una
luz en la cual ha nacido” (p.31).
Moltmann (1991) en un giro contra intuitivo de sabiduría convencional, señala que es solo
esta orientación dinámicamente abierta hacia el futuro la que puede ser considerada
“realista”. La esperanza reconoce que sin importar como puedan ser las circunstancias
actuales, “cada cosa aún está llena de posibilidades”. Molman escribe:

La esperanza y el tipo de pensamiento consecuente con ella pueden ser reprochados de


ser utópicos, porque no se oponen a cosas que “no tienen lugar”, sino a cosas que “aun no
tienen lugar” pero que pueden tenerlo (p.25).

Este optimismo influyente tiene dos implicaciones importantes para las organizaciones.
Primero, la adversidad no necesita ser aceptada como que la esperanza sea solo el punto
inicial. Como respuesta a la apertura fundamental hacia el futuro, la esperanza puede
florecer bajo todas las condiciones. Bien sea en tiempos de dificultad o en tiempos de
bienestar, la esperanza hace surgir los recursos creativos de la gente y le permite estirarse
más allá de su estado actual en la búsqueda de posibilidades aún más vitales. Segundo, la
esperanza puede ser entendida como una orientación positiva hacia el futuro que precede y
anticipa una imagen coherente del futuro. Kast (1991) y Bloch (1986) sugieren que al afirmar
lo “aún no visto”, la esperanza no requiere un cuadro claro del futuro para darle vida. Por el
contrario, la orientación positiva de la esperanza sostiene y persevera aún cuando el futuro
parezca desierto o esté “aún sin ser nombrado”. Como señala Kast: “Al tener esperanza
caminamos hacia una luz que no vemos pero que sentimos en algún lugar en la oscuridad
del futuro” (p.136).

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La imaginación es retratada como el motor de la esperanza: es la función únicamente
humana que le permite a la gente participar activamente y construir sus realidades
significativas.

Por ejemplo, al describirla como “el regalo que visualiza lo que aún no puede ser visto”,
Lynch (1965) da a la imaginación un rol central en fomentar un sentido de posibilidad:

La esperanza está unida a la vida de la imaginación –que constantemente está proponiendo


que las fronteras de lo posible son más amplias de lo que parecen… Es capaz de esperar
por un momento de visión, el cual aún no está … No se rinde por la perentoriedad del
presente (p.35).

El tener esperanza entonces implica una continua investigación en la afirmación de lo mejor,


de los aspectos más positivos de las personas y las situaciones. Como lo anota Kast (1991):
“La esperanza puede aprenderse primero por el conocimiento de estar insatisfecho y
rechazar la deficiencia y luego por la búsqueda de los sueños diurnos y de los mundos
imaginarios que nos señalan el camino al cambio “ (p.151).

CONVERSACIONES DE INTERÉS ESENCIAL

Varios autores sugieren que no todos los vocabularios humanos tienen una capacidad igual
para inspirar la esperanza. La esperanza se genera y mantienen cuando la gente,
enfrentando el misterio del futuro, dialoga acerca de sus más sublimes ideales humanos –
aquellos que Platón llama el bien, la verdad y la belleza. Los que Marcel llama valores
universales; Bloch llama lo absoluto, infinito e inobtenible otro; Otto define como lo santo y
Fromm llama lo trascendente o espiritual. El tratamiento que hace Tillich (1957) de “interés
esencial” proporciona un lenguaje que ilustra lo que estos autores parecen estar señalando.
Él define interés esencial a aquellas cosas que sostiene y dan significado a la vida. Tillich
escribe:

El hombre al igual que cada cosa viviente está interesado en muchas cosas, por encima de
todo en aquellas cosas que condicionan su propia existencia, tales como el alimento y la
vivienda; pero, el hombre a diferencia de otros seres vivos, tiene intereses espirituales,
cognitivos, estéticos, sociales y políticos. Algunos de ellos son urgentes, con frecuencia
extremadamente urgentes y cada uno de ellos al igual que los intereses vitales pueden
clamar por su esencialidad para la vida humana o para la vida de un grupo social (p.1).

Tillich sostiene que el diálogo sobre los intereses esenciales genera esperanza al permitir a
los seres humanos trascender las experiencias relativas y transitorias de la vida ordinaria y
construir para ellos mismos una existencia fundada en bases morales y espirituales sólidas.

Marcel (1951) habla en términos similares cuando afirma que existe un carácter noble,
persistente e inescapable de los estándares por medio de los cuales los seres humanos
gobiernan su existencia colectiva; estándares que parecen “pertenecer a un mundo diferente,
fundado en la amabilidad, escrúpulo, sacrificio, un mundo enteramente diferente de este”
(p.8). Para Marcel, la búsqueda colectiva de estos ideales, o lo que él llama valores
universales, es en esencia la esperanza humana. De igual manera para Bloch (1986) la
esperanza es un continuo movimiento hacia lo superlativo, lo sublime, o en sus palabras, “lo

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mejor como totalidad”. Lo mejor puede tener muchas caras: “Felicidad, libertad, no-
alienación, la época dorada, la tierra como un manantial de leche y miel, el eterno femenino,
el toque de trompeta de Fidelio, y el patrón de Cristo del día siguiente a la resurrección”
(p.1627), pero es condición para la esperanza en cualquier situación.

Frankl (1959) proporciona un apremiante ejemplo de cómo la esperanza cimentada en el


interés esencial sirve como una fuerza poderosa dadora de vida en las comunidades
humanas. Mientras estuvo prisionero en un campo de concentración alemán, observó que
para muchos prisioneros “había una rendición psicológica, una pérdida de la fe y la creencia
hacia el futuro era de apatía” (p.64). Los que no tenían esperanza, dijo Frankl, no
sobrevivieron. Sin embargo, aún la menor causa de esperanza hizo posible que la gente
perseverara aún bajo los horrores sistemáticos y las ejecuciones diarias. Aquellos que
sobrevivieron definieron la esperanza en un lenguaje de intereses esenciales como una
“libertad espiritual, una libertad que no se puede perder, una libertad que le da sentido y
propósito a la vida” (p.66). La pregunta sobre los intereses esenciales genera un vocabulario
de la esperanza y de la posibilidad que sirve de fuerza potente que “da vida” para
transformar las relaciones sociales y organizacionales. Este vocabulario le permite a la gente
vivir más allá de las circunstancias actuales, trascender el status quo y transformar la
realidad presente en una de mayor alivio al colocarla en un contexto de posibilidades más
amplias y profundas.

LA GENERATIVIDAD DE LA ESPERANZA

La esperanza es un ingrediente esencial en la transformación social y organizacional porque


esparce acción generativa. Tillich (1957) en su tratamiento de los intereses esenciales,
sostiene que todos los productos de la creatividad humana, desde los trabajos de música,
literatura, arte y arquitectura hasta los patrones de organización social pueden ser vistos
como expresiones simbólicas de intereses esenciales. Tillich cita como ejemplo la inspiración
religiosa encontrada en el arte y la literatura de la cristiandad pre-moderna y la inspiración
económica encontrada en los trabajos de la cultura secular moderna y escribe: “La función
espiritual (humana), la creación artística, el conocimiento científico, la formación ética y la
organización política son consciente o inconscientemente expresiones de un interés esencial
que les imprime pasión y Eros creativo.” (Pp. 107-108).

De igual forma, Bloch (1986) en su trabajo de tres volúmenes sobre El Principio de la


Esperanza afirma que la esperanza es la fuente de toda la historia y cultura humanas. Para
probar este punto, Block hace un barrido del estudio de la cultura occidental en el cual
presenta “bocetos de esperanza” de cada área concebible de actividad humana. Describe
“imágenes deseadas en le espejo”, incluyendo estándares definidos culturalmente de
sutilezas de belleza, el engaño de los cuentos de hadas, danza y comedia y los deseos por
un final feliz que penetran en la cultura popular. Investiga “lineamientos para un mundo
mejor”, incluyendo utopías sociales, médicas, tecnológicas, arquitectónicas y geográficas así
como “paisajes deseados” contenidos en la ópera, literatura, filosofía y descanso y
finalmente delinea “imágenes deseadas del momento pleno”, que incluyen discusiones de la
vida contemplativa, música, muerte y religión (Aronson, 1991).

A lo largo de su estudio, Bloch es cuidadoso en señalar que la esperanza está, presente no


solo en los trabajos magníficos de arte y cultura de los “maestros”

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sino también en los sueños, expectativas, intenciones, deseos y anhelos de cada miembro
de la sociedad. Dice que la esperanza es rigurosamente existencial y puede verse en cada
momento de nuestra existencia: el deseo de perder peso, de viajar, de ser amado y
respetado, exitoso, de ver a nuestros hijos prosperar, se ve en pinturas, jardines, en nuestros
sueños de estar seguros y cómodos en la vejez. De acuerdo con Bloch cada creación
humana (idea, relación, acción) que en la superficie parece simplemente ser una respuesta
mundana a las vicisitudes de la vida cotidiana, es en efecto una valiente proclamación y
anuncio de un futuro deseado, un testimonio viviente del poder generativo de la esperanza.

La esperanza se convierte en una poderosa fuente de transformación social y organizacional


porque alienta el espíritu humano y guía la acción. Kast plantea que la esperanza conduce al
gozo, el cual a su vez transforma la gente en “personas que están más vivas, que se
involucran, que tienen energía para actuar, que creen en el cambio” (p. 108). De igual forma,
Marcel (1951) establece una conexión entre la esperanza y lo que él llama un “ardor por la
vida” (p.43) que sirve de antídoto para el desespero y estimula la creatividad humana. Polak
(1973) establece el lazo entre la esperanza y la acción cuando afirma que los seres humanos
ejercen influencia sobre el futuro por medio de las imágenes que ellos proyectan y a su vez
esas imágenes de los eventos del futuro deseado nutren el comportamiento para lograr su
realización. Va más lejos y sugiere que la imagen del futuro es la dinámica simple más
importante en el proceso de evolución cultural:

El ascenso y caída de todas las imágenes del futuro precede o acompaña el ascenso y caída
de las culturas. En la medida en que una imagen de la sociedad es positiva y florece, la flor
de la cultura está en todo su esplendor. Una vez que la imagen empieza a decaer y a perder
su vitalidad, la cultura no perdura por más tiempo (p.19).

La conclusión de Polak es que para cualquier colectividad su imagen del futuro no solo
señala el camino hacia el futuro sino que sirve como mecanismo guía que promueve
activamente ciertas elecciones y las pone a trabajar para determinar el futuro (Cooperrider,
1991).

Sin embargo, no toda esperanza tiene igual posibilidad de transformar el futuro.


Dauuenhauer (1986), Marcel (1951), Moltmann (1991) y Polak (1973) sugieren que la
esperanza obtiene sus más grandes oportunidades de generatividad en el punto en que ésta
permanece como “propiedad pública”; es decir, el punto hasta el cual permanece como un
acto inclusivo, siempre buscando expandir el número de participantes e invitar al diálogo
abierto. Dauenhauer escribe:

La esperanza promueve el tipo de escuchar u oír que no está confinado solamente a tener
un propio discurso de algo confirmado. Promueve una búsqueda t aún por discursos más
eficaces y comprensivos. y funciona para preservar y expandir el número de participantes en
este discurso (p.99).

A su formulación relacional Moltmann (1991) añade que dado que la esperanza es un acto
de afirmación de la vida y del potencial del otro, nunca puede estar limitada en su alcance.
Tiene que permanecer siempre universal en su carácter, comprometida con la inclusión y el
descubrimiento de los intereses esenciales que anuncian “un horizonte universal que abraza
el mundo entero” (p.263).

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En suma, la literatura interdisciplinaria sobre la esperanza resalta que la esperanza es una
fuente primaria de transformación social y organizacional. En la medida en que la gente esté
unida en relaciones de mutualidad, afirma un futuro en evolución, dinámico, abierto que está
“lleno de posibilidades” y en la medida en que dialogue colectivamente acerca de sus
ideales más sublimes y trascendentes, crea guías positivas de imágenes del futuro que
proporcionan una lógica precisa y una fuente de inspiración para la acción social (ver tabla
18,2 para un resumen de las cualidades enduring de la esperanza).

Tabla 18.2 Resumen de las cuatro cualidades permanentes de la esperanza

La relación como la base de la esperanza


 La esperanza nace y se nutre en relaciones a priori de mutuo amor, cuidado y apoyo.
 La esperanza va más allá del yo: prospera cuando las personas se ponen la servicio de
los demás.
 La esperanza es una fuerza de unión de comunidad: proporciona un sentido de conexión
simbiótica con los otros; promueve sentimientos de seguridad y protección y une a las
personas alrededor de valores e ideales comunes.

La postura constructiva de la esperanza


 La esperanza asume una apertura fundamental hacia el futuro: prospera cuando la gente
reconoce el ilimitado alcance en el cual las relaciones y realidades están abiertas a la
creación y reconstrucción.
 La esperanza precede y anticipa una imagen coherente del futuro: la cual se aviva
cuando la gente asume una postura tanto de paciencia como de creatividad frente a la
incertidumbre.
 La imaginación es el motor de la esperanza: permite a las personas explorare los
misterios del futuro y crear posibilidades de existencia promisoria.

La dimensión moral de la esperanza


 La esperanza se nutre y mantiene cuando las personas colectivamente dialogan acerca
de sus intereses esenciales con espíritu de amor y acción.
 La esperanza es un acto dador de vida: renueva la vida posibilitando a la gente colocar
las circunstancias inmediatas en un contexto más amplio y profundo de posibilidades.
 La esperanza es fuente de visión moral: es una forma holística de saber que saca un
rango de recursos afectivos, normativos, espirituales y relacionales para producir
abundantes acciones morales.
 La esperanza integra los modos de tiempo: permite a la gente sacar de sus imágenes
más brillantes, ideales y valores del pasado para inspirar posibilidades positivas para el
futuro.

La generatividad de la esperanza

 La esperanza es una fuente de creatividad humana y cultura: todo, desde los trabajos de
la música, literatura, arte y arquitectura hasta los patrones de organización pueden verse
como expresiones de la esperanza de sus autores.
 La esperanza es una fuente de afecto y acción positivas: lleva a sentimiento de gozo,
bienestar, relajación y plenitud de la vida y estimula la acción al traer el futuro al presente
como agente causal.

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 La esperanza es más generativa cuando es inclusiva; inspira de una manera más
poderosa la acción colectiva cuando permanece como “propiedad pública”, invita al
diálogo abierto y busca expandir su horizonte para incluir a toda la humanidad.

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Tradiciones Relacional Apertura Esencial Generatividad
intelectuales futura (Ultimacy)
Creco-Romana Esperanza La esperanza
como fuente de estimula
invención creatividad y
acción
Judeo-Cristiana Bien sea que La esperanza Amor, gozo, Conduce al
esté dirigida a como confianza paz, salvación, involucramiento
otro divino o en la protección redención, social
humano, la y ayuda de comunión con
esperanza nace Dios. Dios y otros, “el
cuando nos bien”.
unimos con
otros “agentes
eficaces”
Renacimiento La esperanza La esperanza Es razonable Sirve como
relacional es es razonable tener motivo para
una proposición cuando está esperanza en el acción humana
de auto- basada en bien supremo positiva.
cumplimiento. ejemplos del
pasado
Psicoanalítica La esperanza La esperanza La esperanza La esperanza
está al menos es un es una urgencia contribuye a
parcialmente crecimiento creativa de hacerle frente a
influenciada por externo de una Eros. lo social, al
otros pasados y visión desarrollo
presentes. manejable de psicosocial y al
totalidad. logro individual.
Humanismo La esperanza La existencia Metacrónica y La búsqueda de
radical como fuente de nunca es trascendente: lo esencial
emancipación estática. nuestras más proporciona
ideológica y Siempre está potentes una fuente
consciencia en proceso de esperanzas poderosa para
auténtica. ser algo nuevo ofrecen una la innovación y
o de trascender imagen de un la acción en el
a sí misma. futuro esencial. presente.
Medicina y La esperanza Los seres La esperanza La esperanza
psicología se aviva en la humanos tienen como una determina el
(cognitiva) relación de la capacidad de cualidad comportamiento
moderna ayuda personal crear, evaluar y “espiritual” es la orientado hacia
y profesional. alterar las habilidad para metas y es un
construcciones levantarse por recurso para la
simbólicas. encima de las salud y la
circunstancias vitalidad
difíciles y
renovar la vida.
Tabla 18.1 Cualidades permanentes de la esperanza encontradas en seis tradiciones
intelectuales del pensamiento occidental.

13
ENCUESTA APRECIATIVA Y VOCABULARIOS DE LA ESPERANZA

Estas cuatro cualidades de la esperanza que son: 1) nace en la relación; 2) inspirada por la
convicción de que el futuro está abierto y puede ser influenciado; 3) sostenida por el diálogo
sobre los ideales humanos y 4) generadora de afecto y acción positivos pueden verse en
juego en la creación de vocabularios texturizados de esperanza. En esta sección
demostramos como los modos de encuestar apreciativamente al crear las condiciones
necesarias para nutrir estas cualidades, apoyan la construcción de vocabularios de
esperanza. Empezamos a demostrar como los vocabularios texturizados de esperanza son
generados y sostenidos en la sociedad y en las organizaciones. Luego exploramos las
formas en que 8 principios centrales de encuesta apreciativa apoyan y refuerzan la creación
de vocabularios de esperanza texturizados.

LA ESTRUCTURACIÓN DE LOS VOCABULARIOS DE LA ESPERANZA

Como se mencionó anteriormente, los vocabularios texturizados de la esperanza pueden


definirse como construcciones lingüísticas que crean nuevas imágenes de posibilidad
positiva relacional, que iluminan avenidas frescas de discurso moral y expanden el rango de
recursos teóricos y prácticos disponibles para la construcción de relaciones sociales y
organizacionales sanas. En contraste, con los vocabularios del déficit que erosionan al
individuo y al bienestar social, los vocabularios de la esperanza sirven como herramientas
lingüísticas que promueven la reconstrucción de las relaciones de tal manera que conforman
las imágenes colectivas de lo bueno. El proceso de transformación social y organizacional
por medio de vocabularios de la esperanza puede delinearse de la siguiente manera:

Primero, con base en una epistemología construccionista, se forman comunidades que


hacen preguntas y acciones y comienzan a explorar los aspectos más positivos, los que dan
vida, los que mantienen la vida de la existencia colectiva. Para enriquecer el rango del
discurso, las comunidades de preguntas están intencionalmente diseñadas para incluir
tantas voces relevantes como sea posible.

Segundo, las comunidades de investigación construyen vocabularios de esperanza al


compartir historias, teorías, evidencia e ilustraciones que resaltan las “mejores prácticas” y
ejemplos precisos de las fuerzas y factores que dan vida y mantienen su existencia colectiva.

Tercero, las comunidades que se hacen preguntas apreciativas expanden y enriquecen sus
vocabularios de esperanza por medio de procesos de diálogo normativo y visualización
colectiva.

Cuarto, las comunidades que se hacen preguntas apreciativas diseminan sus vocabularios
de esperanza por medio de relaciones personales, libros, revistas, periódicos, universidades,
conferencias, políticas públicas, televisión y otros medios electrónicos.

Quinto, dado que los vocabularios de la esperanza son diseminados en la cultura, son
absorbidos por el lenguaje cotidiano y están disponibles para la construcción de la realidad
cotidiana. Las mejores prácticas y los ejemplos positivos ofrecen un amplio rango de
posibilidades para la innovación social y organizacional. En esencia, la cultura aprende como
tener esperanza e inventiva.

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Sexto: en la fase final de la trasformación social y organizacional se expanden los
vocabularios de esperanza. Como la gente aumenta la construcción de sus vocabularios
relacionales con los “mejores” ejemplos del pasado y las esperanzas “más vitales” para el
futuro, más recursos lingüísticos y normativos se hacen disponibles para convertir los
sueños en realidad y las posibilidades en práctica (ver figura 18.2 para un diagrama de este
proceso).

Los vocabularios de la esperanza vienen en todas las formas y tamaños : teorías,


etnografías, estudios de caso, vigentes, datos empíricos, narrativas personales, discursos
retóricos, historias contadas en los salones de clase, en las salas de juntas o alrededor de la
mesa de la cocina. Uno de los vocabularios de esperanza más famosos e influyentes en los
Estados Unidos es el discurso que Martín Luther King hijo pronunció en una marcha sobre
derechos civiles en Washington el 28 de agosto de 1963. El discurso y particularmente la
fase “Tengo el sueño de que mis cuatro hijos algún día vivan en una nación en la cual no
sean juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter”, dio voz a las
aspiraciones de una nación entera y ha servido como un presagio esperanzador del cambio
cultural para más de una generación.

6. Los vocabularios de la esperanza se expanden y


animan la (re)construcción/creación social y
organizacional.
5. Los vocabularios de la esperanza son absorbidos e
integrados al lenguaje ordinario. Las organizaciones y la
sociedad aprenden a tener esperanza y son capaces de
innovar.
4. Las comunidades que preguntan apreciativamente expanden los
vocabularios de la esperanza a la gente del común por medio de una
multiplicidad de canales.
3. Las comunidades que preguntan apreciativamente en consenso validan los
vocabularios esperanzadores coherentes por medio de un diálogo
moralizador.
2. Las comunidades que preguntan apreciativamente crean vocabularios
esperanzadores buscando ejemplos y acciones positivos y “las mejores prácticas” en
la sociedad y en las organizaciones.
1. Las comunidades participativas que se preguntan apreciativamente crean y eligen
aspectos positivos para la investigación y acción colectivas.

En una nota más erudita, los escritos de los fundadores del instituto Tavistock trajeron los
principios de las ciencias sociales para referirse a los retos de la reconstrucción después de
la segunda guerra mundial. La teoría X, teoría Y de McGregor (1960) que ofrecía
posibilidades para una gerencia nueva centrada en el hombre; la voz diferente de Gilligan
(1982) que por vez primera resaltó los patrones únicos del desarrollo moral de las mujeres;
Kolb (1984) con su aprendizaje experiencial que reveló y afirmó múltiples formas de conocer;
la pedagogía de la esperanza de Freire (1994) que puso como campeón al diálogo y avanzó
en el concepto de la voz llena, son unos pocos de los vocabularios de la esperanza que han
emergido en las ciencias sociales y organizacionales en los años recientes. Cada uno de
ellos, a su manera creó nuevas imágenes de posibilidades relacionales positivas, iluminó
avenidas frescas para el discurso moral y expandió el rango de recursos disponibles para la
construcción de mejores relaciones sociales y organizacionales.

15
EL PODER DE LA APRECIACIÓN

Ocho principios centrales del enfoque apreciativo apoyan las cuatro cualidades permanentes
de la esperanza y la hacen idealmente adecuada para la generación de los vocabularios de
la esperanza (ver Cooperrider y Srivastva, 1987 y Cooperrider 1990). Los primeros dos son
el principio construccionista y el principio de colaboración. De acuerdo con el principio
construccionista el conocimiento es un artefacto social más que un producto de la
observación empírica de la cognición individual. Se crea por acuerdo dentro de las
comunidades de personas. Al mismo tiempo, el conocimiento determina acción. Lo que una
comunidad dada de personas sabe, en un momento particular, define esencialmente para
ella las opciones que tiene disponibles para organizarse. En este sentido, el conocimiento
social y el destino organizacional están estrechamente entrelazados. En consecuencia, la
encuesta apreciativa afirma que todas las encuestas que se hagan en la vida organizacional
deben estar basadas en la colaboración. Una relación de colaboración entre participantes es
esencial sobre la base de fuentes epistemológicas y prácticas. Epistemológicamente, la
colaboración abre el camino para una verdadera construcción social de la realidad en la cual
un amplio rango de participantes contribuye a la creación del futuro. Prácticamente facilita el
establecimiento de fuertes conexiones relacionales.

Esos dos principios apoyan la primera cualidad permanente de la esperanza: nace y se


mantienen en relación. Cuando las personas están unida y hacen preguntas acerca de lo
que les da vida, crean afecto positivo y un fuerte lazo social, el cual en términos de Kast
conduce a un fuerte sentido de “Geborgenheit (seguridad, protección) bajo el cual los más
elevados sentimientos y la energía para la acción los nutre “ (p.138). Es también en este acto
de colaboración que los miembros de la organización literalmente crean nuevo conocimiento,
nuevas conversaciones, nuevos vocabularios, formas de comprender las cosas que abren
alternativas frescas, no descubiertas para organizarse. Es así como la dimensión
colaborativa de la encuesta apreciativa enciende la esperanza de dos maneras: construye
fuertes relaciones de apoyo entre los miembros de la organización y esto crea un contexto
de “ambiente de apoyo” si se desea, en el cual los miembros de la organización pueden
contribuir a la construcción social de su futuro común.

El segundo conjunto de principios que apoya los vocabularios de la esperanza incluye los
principios anticipatorio y provocativo. Según el principio anticipatorio es la imagen del futuro
la que guía el comportamiento actual de cualquier organismo u organización. Así como una
flor crece en dirección a la luz de sol,
las organizaciones evolucionan en la dirección de sus más precisas imágenes del futuro. El
principio anticipatorio sigue sugiriendo que como nuestras imágenes del futuro están
diseñadas por el discurso (hablando unos a otros) están abiertas a la influencia humana. En
efecto, el recurso más importante que tenemos para generar el cambio organizacional
constructivo puede ser nuestra capacidad colectiva para crear e intercambiar vocabularios de
significado.

El principio provocativo extiende su lógica en la práctica sugiriendo que las imágenes más
poderosas del futuro son aquellas que amplían, retan o interrumpen el status quo. Tales
imágenes son rara vez estrictamente racionales. Como Polak (1973) sugiere, es
precisamente el cuadro de un mundo que es radicalmente diferente emocionalmente,
estéticamente, espiritualmente, y relacionalmente el que da a las imágenes del futuro su
inapelable asidero. Al estimular el diálogo normativo acerca de cómo podemos y debemos
organizarnos, estas imágenes presentan nuevas posibilidades provocativas para la acción

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social. En este sentido la encuesta apreciativa apoya la segunda cualidad permanente de la
esperanza, la de que brota a la vida por medio de la imaginación en un contexto de
optimismo influyente. Al afirmar que (1) por medio de la encuesta sistemática y de la creación
de nuevos vocabularios texturizados de esperanza los miembros de la organización pueden
darle forma al mundo social de acuerdo con sus propios propósitos morales e imaginativos y
(2) los vocabularios más poderosos de transformación son aquellos que ofrecen una lógica
intuitiva, visionaria para el cambio, la encuesta apreciativa abre el camino para la
construcción creativa de los futuros organizacionales preferidos.

En tercer lugar están los principios poético y positivo. De acuerdo con el principio poético, las
organizaciones son libros abiertos. Pueden ser fuentes interminables de aprendizaje,
inspiración, e interpretación (como por ejemplo las interminables posibilidades de
interpretación de una buena pieza de poesía como un texto Bíblico). De esta manera
podemos estudiar virtualmente cualquier tópico relacionado con la experiencia humana en
las organizaciones. Podemos estudiar la alineación o la alegría; el conflicto o la cooperación;
el cinismo o la esperanza. De acuerdo con el principio positivo los seres humanos y las
organizaciones se mueven en la dirección en la que se estudien. Mientras más positivos
sean los tópicos de la encuesta y mas positivas las preguntas hechas, más positivas serán
las “teorías” que vamos a descubrir y los vocabularios que vamos a crear. Además, porque
el afecto positivo y la conexión social que ocurre mientras más inquirimos en los aspectos
que le dan vida a la existencia organizacional, más efectivamente se catalizará el momentum
para el cambio y desarrollo organizacionales.

Estos dos principios apoyan la tercera cualidad permanente de la esperanza: que ésta se
mantiene por medio del dialogo acerca de los intereses esenciales. Al expandir el universo
de nuestra exploración para incluir el fenómeno que clama la esencia de nuestra existencia
colectiva, la encuesta apreciativa promueve patrones alternativos de discurso y genera
nuevos cuerpos de vocabulario constructivo que contribuyen a la esperanza humana. Aún
más, así como los principios poético y positivo sugerían, los compromisos ontológicos,
epistemológicos y metodológicos en los cuales basemos nuestras preguntas determinarán
en gran medida aquello que vamos a descubrir, conocer y contribuir al mundo de la
organización humana, mientras más preguntemos y promovamos el diálogo constructivo
sobre los intereses esenciales, más esperanzadora será nuestra teoría, mas promisorio será
su potencial para la acción positiva y más nos convertiremos uno a otro en fuente de
esperanza para cada quien.

El cuarto conjunto de principios incluye los de simultaneidad y pragmático. Según el principio


de simultaneidad, la encuesta y el cambio verdaderamente no son momentos separados sino
simultáneos. La encuesta es intervención. Es así como las preguntas que hagamos como
eruditos y practicantes de las organizaciones, establecerán el estadio de lo que más
adelante “encontraremos” y lo que hallamos se convierte en los “datos” y en las “teorías”
desde las cuales el futuro se concibe, se habla y se construye.. Según el principio
pragmático, para ser significativa en un sentido humano, la investigación organizacional
debe llevar a la generación de conocimiento que pueda ser usado, aplicado y validado en la
acción. Necesita ser relevante a la experiencia cotidiana de los miembros de la organización.

Estos dos principios apoyan la cuarta característica permanente de la esperanza: su


generatividad. Ellos sugieren que hay una relación isomórfica entre nuestros modos de
preguntar y el tipo de realidades sociales que ayudamos a crear. Si como eruditos y
practicantes organizacionales deseamos que nuestras metodologías apoyen organizaciones
esperanzadoras y produzcan teoría social esperanzadora, nuestros métodos en sí mismos

17
necesitan estar llenos de esperanza. Primero que todo ellos necesitan apoyan el tipo de
interacción humana que inspire la esperanza humana por medio de la conexión relacional, el
diálogo acerca de nuestros más elevados ideales y la co-construcción de los futuros
preferidos. Segundo, necesitan reenfocar continuamente nuestra atención sobre las
dimensiones que dan más vida y mejoran nuestra existencia colectiva. La encuesta
apreciativa y la construcción de la esperanza organizacional sugieren que tales metodologías
generarán teorías sociales y organizacionales prácticas que expanden el rango de
posibilidades para la innovación social y organziacional y en esencia, permiten a nuestras
culturas aprender a tener esperanza e inventiva.

18
La La Conversa La
centralidad importancia ciones de generatividad
de las del interés de la
relaciones Optimismo- esencial esperanza
influyente
Principio Construccionista
El conocimiento social y el
destino de las organizaciones
están estrechamente
entrelazados
Principio de Colaboración
La colaboración abre el camino
para la construcción social de la
realidad y establece fuertes
conexiones relacionales
El principio Anticipatorio
La imagen del futuro guía el
comportamiento actual de
cualquier organismo u
organización
El principio Provocativo
Las imágenes más poderosas
del futuro son aquellas que
expanden, retan o interrumpen
el status quo.
El principio Poético
Las organizaciones son libros
abiertos. Podemos estudiar
cualquier tópico relacionado con
la experiencia humana.

El principio Positivo
Las organizaciones se mueven
en la dirección de aquello que
estudian. Mientras más
positivos sean los tópicos y las
preguntas, más positivos serán
los resultados
El principio de Simultaneidad
Hay un lazo directo y
simultáneo entre la pregunta y
la acción. La pregunta es
intervención.
El principio Pragmático
Las preguntas que hacemos
establecen las bases para lo
que “encontramos” y la forma
como nos organizamos.
Tabla 18.3 Ocho principios centrales del enfoque apreciativo que apoyan las cuatro
cualidades permanentes de la esperanza

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CONCLUSIÓN
El lenguaje de la esperanza en los sistemas humanos tiene implicaciones importantes para
nuestra tarea continua como estudiosos y practicantes sociales y organizacionales. Si se
aceptan tanto la premisa de que la esperanza es una fuente primaria de conocimiento y
acción positivos es aceptada en la vida organizacional como los postulados del
construccionismo social de que el conocimiento es un artefacto social, el lenguaje es el
medio por el cual el conocimiento se desarrolla y se abraza la premisa de que hay un nexo
inextricable entre lenguaje, conocimiento y acción, entonces se puede concluir que la
creación de vocabularios texturizados de esperanza pueden ser la herramienta más
poderosa disponible para nosotros si nuestro ánimo es generar comprensiones
organizacionales constructivas que abran nuevas posibilidades para la organización y acción
humanas.

Es así como la estructuración de vocabularios de esperanza es menos una técnica y más


bien un compromiso. Como señala Rorty (1980) en su comparación de Dewey y Foucault,
que el enfoque metodológico que uno adopte no está forzado por la “naturaleza de las
cosas”, sino que es simplemente materia de elección, tono y mirada moral. Dewey contribuyó
al crecimiento de la esperanza humana al promover la pregunta acerca de los elevados
ideales humanos: nociones de la verdad, racionalidad, progreso, libertad y democracia. El
afirmó el deseo humano de la verdad, no como urgente o dominante sino como la urgencia
de crear, de mejorar la condición humana. Al hacerlo, Dewey hizo una simple elección
metodológica de buscar una opción constructiva que de acuerdo con Rorty, eventualmente
llenó su teoría con una “injustificable esperanza y un infundable pero vital sentido de
solidaridad humana” (p.208).

Es a este tipo de compromiso al cual nos invitan los modos apreciativos de preguntar como
estudiosos y practicantes sociales y organizacionales. La profunda y apreciativa exploración
hacia los interese esenciales tiene la capacidad de inspirar esperanza, precisamente
porque ella nos obliga a trascender el ego, a ponernos al servicio de una causa que está
mas allá de nosotros y nos hace movernos hacia “lo mejor como una totalidad”. Se requiere
mucha experimentación posterior con nuevos modos de preguntar apreciativamente con
base en una teoría de la esperanza, con una agenda específica de intereses esenciales.
Podemos encontrar que mientras más preguntemos apreciativamente sobre los intereses
esenciales y últimos, nuestros aspectos provisionales, instrumentales, transitorios se harán
cargo de sí mismos porque la solidaridad y la esperanza humana han sido animadas.
Ciertamente encontraremos, como lo sugiere este capitulo, que el mero acto de apreciación
en sí mismo contribuye a transformar nuestras organizaciones en lugares de genuina
esperanza humana.

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