2006 Historiografía, identidad historiográfica, y conciencia histórica en el Perú.
Lima: Editorial Universitaria.
Las tendencias historiográficas actuales
“Las nuevas tendencias en la historiografía peruana corresponden a una tendencia
global en la historiografía hacia la “heteroglosia” y, por lo tanto, pueden verse como contribuciones a una meta narrativa histórica que resalta, y hasta cierto punto celebra, la diversidad por encima de la unidad. Como en otros contextos, “el desafío de la post-modernidad”, con su negación de la posibilidad de una verdad histórica, no ha socavado la historiografía peruana pero sí ha ayudado a darle nuevo vigor al ayudar a abrir nuevas y prometedoras avenidas de investigación. Mientras que la Nueva Historia se nutría en gran parte del estructuralismo y del marxismo no ha desaparecido del todo, pero ha dejado de ser el hegemón interpretativo que fue alguna vez. Si sobrevive, ya no es desde su vertiente científica/ althusseriana sino a través de los lentes interpretativos que ofrecen Michel Foucault o Jurgen Habermas, (p. 31) Pierre Bourdieu o Mikhail Bakhtin, Roger Chartier o Michel de Certeau, Joan W. Scott o Benedict Anderson, Cliffort Geertz o Ranajit Guha, entre otros. En efecto, mientras que la llegada de la Nueva Historia señaló una ruptura clara con la historiografía tradicional, los estudios recientes se nutren de un diálogo con la Nueva Historia, a veces agudizando argumentos ya planteados, aunque otras veces ofreciendo importantes re-interpretaciones. Más importante, quizás, la variedad de temas de investigación es cada vez mayor y hoy incluye áreas como la historia de la lectura, la historia de la música y la historia de la planificación urbana. Las fuentes utilizadas por los historiadores se han multiplicado y hoy es normal (y muchas veces necesario) trabajar con fuentes orales, con objetos y con imágenes.” (Drinot, 2006: 30-31)
La historia de los subalternos está dentro de la historia política según Drinot
“(…) A diferencia de la historia regional o económica, la historia política recibió poca
atención por parte de la Nueva Historia, pero ha cobrado importancia en los últimos años. Esto corresponde a un desarrollo más general en América Latina, y tal como demuestra un reciente ensayo de síntesis, los historiadores que trabajan sobre el Perú han jugado un papel clave en desarrollar esta “nueva historia política”. Es cierto, sin embargo, que hasta la fecha la mayoría de los estudiosos se han centrado en el “largo” siglo XIX, y aún está por verse si la nueva historia política ayudará a reinterpretar otros periodos de la historia peruana. Si bien pensada como una nueva manera de escribir la historia política y la historia de las ideas, los temas cubiertos son sumamente variados e incluyen: la ciudadanía, elecciones, sociabilidad, opinión pública, y más vagamente, “la cultura política”. Últimamente, Nils Jacobsen y Cristóbal Aljovín han planteado que estos nuevos estudios corresponden a dos tendencias: “por una lado están los que se identifican con el análisis de la hegemonía, con los estudios subalternos, y con el concepto de post.colonialismo (ejemplificado por el trabajo de Florencia Mallon); y por otro lado estpan las aproximaciones a la cultura política que podríamos llamar ‘Neo-Tocquevillianas’, con sus enfoques en la sociedad civil, la esfera pública, el carácter ideológico e institucional de los regimenes políticos y la ciudadanía (ejemplificado por el trabajo de François-Xavier Guerra)”. Obviamente, como Jacobsen y Aljovín reconocen en una nota de pie de página, esta línea divisoria (p. 32) es demasiado gruesa.” (Drinot, 2006: 32-33)