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sustitución de explicaciones mágicas por principios causales. Por tratar de comprobar los
descubrimientos y estar dispuesto siempre a las revisiones.
Por la práctica del diálogo y no de la polémica, por la receptividad de lo nuevo, no sólo
por nuevo y por la no-negación de lo viejo sólo por viejo, sino por la aceptación de ambos, en
cuanto a su validez. Ambos niveles vienen dados por el contexto histórico, ambas están
vinculadas a las estructuras sociales vigentes en las sociedades. Se caracterizan por el
autoritarismo, la escasa o nula movilidad social, la conservación de los privilegios, un sistema
educativo poco extendido que funciona como instrumento de salvaguarda de los privilegios de
las clases altas.
El paso de la conciencia intransitiva a la conciencia crítica no es espontáneo exige la
participación de la educación con la finalidad de orientar el proceso educativo hacia la
responsabilidad social y política.
La alfabetización es una forma de superación de la conciencia intransitiva siempre que
el proceso alfabetizador no se reduzca a la descodificación de signos gráficos sino que lleve a
cabo la conexión entre las letras y la realidad.
Hace de la opresión y sus causas un objeto fundamental de la reflexión; es elaborada
con los oprimidos y no para los oprimidos. De esta manera, se facilitará el paso de la
conciencia intransitiva, ingenua, a la conciencia crítica que es la que permite ver las relaciones
causales entre los hechos de la realidad; por eso mismo, esta educación se convierte en
liberadora.
Educación bancaria/ Educación liberadora
Este tipo de relación educativa, dominante en la enseñanza, trata al educando como si
fuera un banco donde se depositan los conocimientos.
Se caracteriza por:
• Una relación entre educando y educador “narrativo”, “discursivo”, supone un
sujeto –el profesor– que narra y unos objetos pasivos –los alumnos-, que
escuchan.
• El proceso del aprendizaje es el acto de depositar, de transferir, de transmitir
valores y conocimientos.
• Está ausente la comunicación, ya que el saber es una donación de los que
están en posesión del conocimiento hacia los ignorantes, en un proceso
unilateral.
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• No permite la acción, la indagación, la creación y, en consecuencia, lleva a la
domesticación de los educandos, a adaptarlos, a ajustarlos a la realidad sin
permitir la posibilidad de planteamientos transformadores.
A esta educación opone la educación liberadora o problematizadora
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Cuando hablamos de ENSEÑAR nos referimos a un intento de transmitir cierto
contenido a otro (Basabe y Cols) (Pág. 19). Sin la enseñanza, no tiene mucho sentido hablar de
educación.
Debemos diferenciar dos verbos significativos a la hora del aprendizaje: Enseñar y
Transmitir. El primero hace hincapié en la distribución de diversas cosas, mientras que el
segundo solo es logrado cuando la enseñanza transmitida ocurre con éxito. La profesión tiene
sentido cuando en una clase, como resultado de una enseñanza, la trasmisión se produce. La
enseñanza es un intento, un ensayo; ni bien ni mal: es una enseñanza a secas.
Una variación de la enseñanza en el ejemplo. Puede resultar moral o instrumental,
aspira a la imitación. Indica un camino para seguir. En la enseñanza el indicar es instrumental,
algo que “sirve para”. Existen aprendizajes que se anclan más en lo gestual que en la retórica
explicativa del sermón. "te indico, pero si no lo entiendes, lo hago por ti". El fastidio es menor.
La enseñanza es una guía acerca de cómo se debe proceder. Sin su existencia el
hombre suele estar en dificultades. No muestra en lo que debe convertirse, sino con el proceso
y que es lo que se debe hacer durante este.
Enseñanza también quiere decir señalizar, mostrar o exponer una cosa. De esta forma
lo que se enseña se deja ver a otros, lo que puede suceder de forma intencionada o no
intencionada, de la misma manera en como sucede con el aprendizaje.
¿Por qué hay que enseñar? Porque los niños llegan al mundo sin ninguna orientación
previa, para educar a los niños es necesaria la utilización del estímulo para que logren
conectarse con el mundo.
Por lo tanto Phillipe Meirieu reflexiona que la enseñanza es obligatoria, pero el
aprendizaje es una decisión propia de quien está recibiendo la información.
Enseñar proporciona herramientas, con el fin de que los niños puedan desenvolverse
en la vida y lograr relaciones sociales, para esto se enseña.
El rol de la educacional es sumamente importante en la vida de todos, ya que somos el
resultado de lo que se nos ha dado mediante la educación, el marcar a un alumno con las
enseñanzas que se le impartieron, les permitirá enfrentar de la mejor forma su adultez.
El objetivo del docente es intentar enseñar lo más posible a sus alumnos, es imposible
el enseñar todo, pero debe haber un abanico de posibilidades de enseñanza.
La enseñanza se trata básicamente de enseñar lo desconocido para el alumno, ya que
si se enseña lo conocido, no se cumplirá el verdadero objetivo de la educación: que el niño
aprenda más de lo que sabe, ya que de otra forma no podrá desarrollar las herramientas
necesarias para su futuro.
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Hay varias instrucciones sobre cómo enseñar, las instrucciones son relatos acerca de lo
que se puede hacer. Pero existe un problema que sugiere George Steiner: ‘No es fácil entender
cómo se produce la transmisión’. La enseñanza es exitosa si consigue provocar, impresionar,
despertar curiosidad, suscitar interés, etcétera. No es fácil entender cómo funciona a pesar de
que existen muchos libros que expliquen cómo hacerlo. Es poco lo que sabemos. Sabemos
cuándo ya es tarde o sabemos que no sabemos y, entonces, sabemos lo más importante. Jon
Elster afirma: “nada resulta menos impresionante que una conducta destinada a impresionar
al otro” por ejemplo consideramos lo que habitualmente sucede con el tema de la creatividad:
se repite aquí y allá que tenemos que inventar actividades que propicien la creatividad.
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Los maestros nuevos asumen simbólicamente el gran proyecto de educar aunque se
reconocen «carentes» de elementos que permitan materializarlo en prácticas concretas. La
posición de responsables únicos de un grupo de alumnos, y de cada uno en particular y la
promoción de vínculos afectivos gratificantes favorece la existencia de un sentimiento de
propiedad, pertenencia y control sobre el grupo.
“La maestra modelo y el modelo de maestra”, Andrea Alliaud analiza desde una
perspectiva histórica la pedagogía del modelo, propia de la escolaridad moderna. Los procesos
de institucionalización tipifican formas de actuar y relacionarse con el mundo determinadas,
que funcionaban como base para pautar, definir y reglamentar. La educación tradicional fue
muy cuestionada desde las concepciones más activas y constructivas, dadas las acciones
pasivas e imitativas que promovían. Sin embargo, los modelos continuaron siendo utilizados de
manera implícita, conformando hasta la actualidad muchas de las prácticas educativas.
En este apartado, la autora reivindica el modelo como propuesta, presentando otras
perspectivas. Entre sus aportes se destacan: 1) Aprender de un modelo acabado (sea una obra,
un saber práctico, etc.) permite al que aprende traducirlo, inventarlo, adivinarlo, apropiarse
del mismo y al incorporarlo, crear y producir una obra o un saber diferente; 2) Aprender de
grandes maestros que rompían reglas, generando artistas más libres. Aprender utilizando el
lenguaje del otro, siempre que se reconozca la propia potencia en su hacer, la propia creación,
así el encuentro con un otro, puede permitir a cada uno encontrarse; 3) Aprender de modelos
vivos en acción, contar acerca de lo que uno es y hace, promoviendo a su vez que otros hablen
de sus saberes y quehaceres, encontrando una vía de comunicación directa. Se pone en valor
el uso de modelos como herramientas, que promuevan la formación como despegue (sin
quedar pegado a la forma).
Andrea Alliaud, nos dice que el oficio remite la manera en que uno hace su trabajo. Así
mismo la enseñanza está anclada en un oficio. A los individuos que la realizan se les forma y se
les paga para actuar sobre otros.
Enseñar es probar y probar haciendo, el docente que sabe es el que ha probado
muchas, distintas y divergentes formas y estrategias de enseñar. Enseñar es dar a conocer al
mundo, nadie puede enseñar lo que no conoce.
Si bien ya sabemos que quien enseña tiene como meta fundamental transformar a los
otros, por lo tanto hay que procurar que esta ocurra. Y dedicarse a esta procuración, también
forma parte de cómo hacerlo.
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Quien enseña tiene que hacer mucho más que cumplir un rol asignado, lo que se hace
requiere de negociaciones, acuerdos, justificaciones y explicaciones. El docente construye su
trabajo y en ese movimiento se construye así mismo.
Jackson y Dubet nos afirman que no es posible identificar la actividad de enseñar solo
mediante pruebas visuales. Los docentes lo hacen mucho mejor cuando tienen el sentimiento
de poseer un oficio.
Por otro lado Phillipe Meirieu dice que enseñar es organizar la confrontación con el
saber y proporcionar la ayuda para hacerlo propio.
Cuando uno inicia a la docencia, podemos imaginar que su comienzo, no resultara fácil,
el principio puede entusiasmar pero también desconcertar.
A veces los docentes no cuentan con las herramientas necesarias para afrontar el
desafío ya que no están seguros si gente con oficio o preocupada por la educación los
preparan para ello. Lo que se necesita es contar con docentes experimentados, que pudiesen
motivar, aconsejar, acompañar. Promover proyectos, trabajar en equipo.
La construcción de habilidades practicas durante la formación inicial y la primera etapa
de ejercicio profesional, la dotación de tutores que acompañen; son los mecanismos más
utilizados para apoyar y fortalecer el trabajo del docente. El ensayo y los errores durante el
proceso se aprenden y esto produce saberes.
No habrá enseñanza al menos que se tenga en cuenta el contexto en que esta tiene
lugar. Se debe tener en cuenta que quien enseña nunca debe dejar de aprender los tiempos
que requiere el aprender, porque saltar niveles o etapas de desarrollo instalaran la
desvalorización del tiempo dedicado al aprender.
Los autores describen las condiciones necesarias para que la enseñanza tenga éxito,
destacando algunos problemas que deberán ser develados y tenidos en cuenta para sortearlos.
Los autores mencionan la importancia dada a la adecuación de la enseñanza a los diferentes
contextos: escuelas rurales, urbanas, marginales, etc., entendidos como obstáculos, a fin de
analizarlos en conjunto con los destinatarios. El riesgo de poner el énfasis en estas cuestiones,
procurando querer saber a priori sobre los posibles resultados de la enseñanza, puede
conducirnos a convertir a la enseñanza en el arte de adecuación a la demanda. Los autores
rescatan el concepto de Meirieu acerca de la necesidad de recuperar el sentido de la
enseñanza: “No hay que olvidar nunca que se trata de la transmisión, por lo tanto, del
encuentro con la cultura de los hombres” (…).
“No hemos entendido del todo que no podríamos trabajar por los ‘alumnos’ más que
con los profesores” (Pág. 105). Otro elemento importante mencionado por los autores es que
la vocación es condición necesaria para posibilitar la enseñanza. Supone una inclinación al
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esfuerzo, la perseverancia y el deseo de concretar lo que uno quiere. Dentro de ella, enumeran
otros estados que coexisten: la gratificación personal, la trascendencia, la entrega, el
reconocimiento, la generosidad, la gratitud, etc. Hacia el final del apartado se hace mención de
los siguientes conceptos esenciales para facilitar la enseñanza: el conocimiento, la práctica, la
competencia y la experiencia, trabajados en otros apartados de manera exhaustiva.
E. Antelo analiza diferentes versiones del cuidado, exponiendo que “Enseñanza y cuidado no
sólo no se enfrentan, sino que se requieren mutuamente.” “…asistir es responder, estar en
algún lugar. El que asiste está presente” (Pág. 132).
Resalta la importancia que adquiere en la cultura el cuidado del otro por medio dela
enseñanza, en contraposición con las dos ideas que están en la base de la descalificación del
cuidado o la asistencia: (i) la proximidad del otro como amenaza o estorbo, y (ii) la
prescindencia del otro en un mundo regulado por la “individualización de la acción”, es decir,
un mundo donde “depender de alguien es señal de debilidad, un déficit” (Pág. 131).
El futuro del oficio docente, está en la importancia del compromiso con la transmisión,
acompañada con la lucha, la entrega, el afecto. De lo contrario, la tarea docente se transforma
en una mera técnica, se despolitiza, se orienta a contrapelo del reparto de bienes culturales.