Yo, el Burgomaestre de Barovia, te hago estos honores
– con desesperación. Mi hija, Ireena Kolyana, ha sido objeto de un mal terrible a manos de un vampiro. Por más de 400 años esta criatura le ha succionado la sangre y la vida a mi pueblo. Ahora, mi querida Ireena languidece y muere por la herida sacrílega que le ha causado esta bestia. Se ha vuelto demasiado poderoso para vencerle. Así es que les digo, dénnos por muertos y recluyan esta tierra con los símbolos del bien. Dejen a los hombres sagrados invocar sus poderes para que el mal sea contenido dentro de los muros de una Barovia sufriente. Dejen nuestros lamentos para nuestras tumbas, y salven al mundo de este vil destino nuestro.