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Introducción
El conocimiento de la competencia de las malezas con las plantas cultivables es
probablemente tan viejo como la práctica de cultivo y el desarrollo de la agricultura
moderna. Los primeros agricultores iniciaron la preparación del terreno con el fin de
facilitar el desarrollo de las especies vegetales escogidas como cultivables y
seguidamente eliminaban otras especies indeseables, que solían aparecer al unísono tan
pronto se realizaba la plantación o siembra. Así fue que nació el manejo de malezas, cuyo
objetivo era de evitar la competencia de las plantas indeseables y, así, elevar la
producción agrícola.
Sin embargo, el hecho que las pérdidas causadas por las malezas son "ocultas" (todo lo
contrario al daño causado por los insectos, roedores, enfermedades y otras plagas, lo que
trae por consecuencia que el agricultor no vea la productividad perdida a causa de la
incidencia de las malezas), ha ocasionado que no se entienda la importancia del desyerbe
a tiempo para disminuir, al menos, parcialmente los efectos negativos de las malezas en
los cultivos, por lo que también esta actividad queda igualmente "oculta" y no es
reconocida en toda su extensión por los agricultores. La comprensión de los principios y
de algunas complejidades de la interacción entre las plantas elevaría el conocimiento
sobre la importancia de la interferencia de las malezas en los sistemas agrícolas.
En años recientes los malezólogos han realizado numerosos estudios sobre el carácter
inhibitorio de una serie de sustancias liberadas por los órganos de las malezas sobre el
crecimiento de las plantas cultivables. Este fenómeno es conocido como alelopatía, el
cual causa efectos depresivos importantes sobre algunas especies vegetales en
condiciones determinadas. El efecto combinado de la competencia y la alelopatía es
denominado interferencia. La mayor parte del daño de las malezas es el resultado de la
lucha por los elementos vitales de crecimiento (luz, agua y nutrientes), a lo cual va dirigido
el resto de esta discusión. El término competencia será utilizado en un sentido amplio,
que incluirá también el posible daño aleloquímico.
Factores de la competencia
Duración de la competencia
Densidad de malezas
Nivel de nutrientes
Disponibilidad de agua
Efectos combinados
Duración de la competencia
Esta regla general de los períodos críticos de competencia, de extenderse desde un tercio
hasta la mitad del ciclo de los cultivos, es considerablemente variable entre las diversas
plantas cultivables. Por ejemplo, la casava o casava es plantada a una distancia amplia
entre surcos y la planta suele crecer más lentamente que otros cultivos alimenticios
esenciales. En Camerún, tres desyerbes en el ciclo de la yuca, realizados a las 4, 12 y 20
semanas después de la plantación dió óptimas rendimientos (Ambe et al 1992). Si sólo se
realizaban dos desyerbes, a las 4 y 12 semanas, el cultivo rendía el doble de lo que se
obtenía con desyerbes a las 2 y 12 semanas. Así, el desyerbe en yuca puede comenzar
algo más tarde que en otros cultivos, con menor perjuicio en los rendimientos previstos a
obtener.
El período crítico también varía entre especies. Las agresivas malezas perennes, tales
como Cyperus rotundus L. o Convolvulus arvensis L. exigen mayor frecuencia de
desyerbe que en las áreas donde predominan malezas anuales. Esto se debe a que las
especies perennes regeneran varias veces a partir de sus reservas contenidas en los
órganos subterráneos de reproducción. Por otro lado, las áreas con una baja infestación
de malezas no necesitan de regímenes prolongados y repetidos de desyerbe, como
sucede en el caso de terrenos con una presión abundante. De esta forma, el período
crítico es de utilidad limitada en términos de manejo de malezas a nivel de campo. Para
aquellos agricultores poco informados sobre los problemas que causan las malezas, las
especies presentes y sus densidades, el conocimiento del período crítico de competencia
puede servir de base para planear mejor un programa de manejo de malezas, pero en el
futuro se requerirá una compresión más completa de la interacción maleza/planta
cultivable.
No es sorpresa que las pérdidas a causa de las malezas aumenten en la medida que la
infestación de éstas se eleve. Los estudios en el arroz demuestran que densidades de 10,
50 y 250 plantas/m2 de la especie Echinocloa crus-galli (L.) Beauv. redujeron el
rendimiento del cultivo en 57, 80 y 95%, respectivamente, a una densidad de 30 plantas
de arroz/m2 (Smith 1968). A una densidad del arroz de 300 plantas/m2, las pérdidas se
redujeron a 25, 59 y 79% para las tres densidades indicadas.
Nivel de nutrientes
Disponibilidad de agua
Este aspecto de la competencia varia de una estación a otra, de un año o lugar a otro y de
una especie a otra (si no se dispone de irrigación). En las regiones semi-áridas, la
competencia por el agua es más crítica que en las áreas con abundantes precipitaciones.
Los estudios con cuatro especies de malezas en cacahuetes arrojaron que 8 plantas de
malezas/7 m de surco resultaba en pérdidas de los rendimientos de 32 a 45% entre las
distintas especies y de 21 a 55% entre suelos de textura gruesa y fina (Buchanan y
Hauser 1978).
Efectos combinados
¿Es afectado el grado de competencia de las malezas por el método de control?; ¿son los
herbicidas mejores que los medios mecánicos o manuales de control o viceversa?
Cuando cualquier método de control de malezas es realizado a tiempo y de tal manera
que no se dañe la planta cultivable, los resultados deben ser similares.
Desafortunadamente, no siempre sucede así. Por ejemplo, los herbicidas o el apero de
labranza mecánica o herramienta pueden dañar al cultivo. El potencial de daño es
variable con la selectividad relativa del herbicida y la destreza de la persona que opera el
apero de labranza o herramienta. Cuidado debe tenerse cuando se desyerba manual o
mecánicamente para no afectar las plantas pequeñas de cultivo o causar daños
innecesarios a sus raíces. Algunas malezas perennes pueden ser mejor controladas con
el uso de herbicidas capaces de translocarse en la planta tratada y así prevenir o reducir
su regeneración. Los herbicidas son también más efectivos en períodos de abundantes
lluvias, ya que su comportamiento resultará al máximo de su potencial, mientras que el
desyerbe manual o mecánico será sumamente difícil bajo estas condiciones.
Sin embargo, son pocos los casos en que el concepto de umbral haya sido realmente
aplicado como una herramienta de trabajo del agricultor para la toma de decisiones de
manejo de malezas. Esto se debe a que el principio de umbral es dependiente de otros
factores y no tan sólo del número o densidad de malezas. Se requiere también saber el
tamaño relativo del cultivo y las malezas. Las malezas de altura menor a la del cultivo
serán menos competitivas que aquellas que se igualan con la de la planta cultivable. No
todas las malezas compiten de igual forma, por lo que hay que conocer las especies
presentes y su habilidad competitiva. Las malezas están raramente distribuidas con
uniformidad en el campo, lo que suele confundir la interpretación de los datos de los
conteos de especies de malezas. La competencia de las malezas varía con la distancia de
los surcos de siembra (por lo general, las malezas afectan menos a los cultivos plantados
en surcos poco distantes entre sí), la densidad de la planta cultivable, el nivel de
nutrientes del suelo, la capacidad de retención de humedad del suelo, la sanidad del
cultivo (en términos de afectación por insectos y enfermedades) y otros factores de
manejo y del ambiente de un lugar específico.
Además de la reducción directa del crecimiento y la productividad del cultivo, las malezas
también pueden interferir con la recolección de la cosecha, reducir la calidad de la
producción y servir de hospederas a diversas plagas. También algunos productores
temen que niveles no económicos de infestación puedan causar futuros problemas
mediante la producción de semillas de las plantas indeseables con la consiguiente
acumulación de las mismas en el banco de semillas del suelo. Es prudente considerar
estos aspectos en el diseño de programas apropiados de manejo de malezas, basados en
los principios de los umbrales.
Referencias
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Cameroon. Tropical Pest Management 38: 302-304.
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