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¿Qllién es esta mujer?
PRÓLOGO 7
PRESENTACIÓN 9
PRIMERA PARTE:
BREVE RECORRIDO HISTÓRICO DE LA MARIOLOGÍA I3
Introducción I4
Concilio Vaticano ll 60
Tendencias actuales en la Mariología 62
Situación actual 63
SEGUNDA PARTE:
MARÍA EN LOS EVANGELIOS DE LUCAS Y DE MATEO 65
Algunas notas sobre los Evangelios 66
• I. En la Anunciación.
María la hija de Sión 71
María} la ~'~'Agraciada}', la uLlena de gracia" 79
• Inmaculada Concepción 85
Qué significa que María es Santa 100
Virgen pobre, virgen de Israel 103
Significado de la virginidad 109
• Paralelo entre Zacarías y María en el Evangelio de Lucas 117
M orada de Dios 119
Significado de ser Templo del Espíritu Santo- Morada de Dios 123
Arca de la Alianza 125
El Señor está contigo 128
Esclava del Señor 129
• ll. En la visitación.
Mujer creyente 136
Retrato de faje de María 138
Características de faje de María 139
• María} Madre del Señor 15I
Paternidad de Abraham - Maternidad de María 154
5
María, madre del hijo de David 156
María, Madre de Dios 161
El Magníficat 167
En el Magníficat, María nos revela: 176
• III. En el viaje a Belén, en el nacimiento de Jesús,
en la visita de los pastores y en la presentación.
María, Madre del Siervo Sufriente 179
La profecía de Simeón: Le 2, 25-27 185
Algunas reflexiones sobre el sufrimiento 188
TERCERA PARTE:
MARÍA EN EL EVANGELIO DE JUAN Y EN EL
APOCAUPSIS 197
María en el Evangelio de San Juan 198
• El Misterio de la Encarnación (Jn 1, 14)
u La mujer que dijo sí al amor de Dios" 199
• El Misterio de la Eucaristía (Jn 2, 1-12)
uLafiel seguidora del Señor" 203
• El Misterio de la Redención (Jn 19, 25-27)
((La colaboradora estrecha en su obra" 211
María, Madre en la Iglesia 219
María, Madre de la Iglesia 222
María, la Mujer-Madre como revelación de Dios 224
Mediación de María 228
María en el Apocalipsis 231
Asunción de María 238
CUARTA PARTE:
DEVOCIÓN AMARÍA 245
Devoción a María 246
l. La veneración 249
2. El amor aMaría 251
3.Invocar a María 252
4.Imitación de María 253
BIBLIOGRAFÍA 255
6
,
PROLOGO
UN NUEVO LIBRO SOBRE MARÍA
Es de notar que al presentar a María según los evangelios -Caps. 2° y 3°- del
trabajo, nuestro autor viene a damos un rico y sustancioso conocimiento de las
Escrituras Sagradas, poniendo ante nuestros ojos los comentarios pertinentes con
profundidad y actualidad.
7
Los tópicos importantes de hoy en la teología, los desarrolla allí nuestro autor,
con gran propiedad. En efecto, son recurrentes entre otros temas, los siguientes: La
presencia amorosa de Dios en Jesús; el Dios que nos ama y nos regala su amor,
para que a su vez nosotros amemos. Sin que falte el Jesús que , a consecuencias de
su vida, padeció la muerte y de ningún modo por mandato de su Padre. En otros
momentos, pone de manifiesto desequilibrios en la vivencia de nuestra fe, como
cuando se refiere a la religión de las obras, que pone la confianza en los méritos; o
al cristianismo del esfuerzo y no de la gracia; el de los méritos propios y no el de
la justificación en Jesús; el de pagar deudas y no de recibir perdón. Y por ahí, se
mueve el autor en toda su obra y lo hace con soltura y elegancia.
Por último, remata la obra el escritor, con un capítulo para estimular nuestra
creatividad y aterrizar nuestra devoción , a la que es Señora Nuestra y Madre Amo-
rosa.
8
,
PRESENTACION
Nací en el seno de una familia donde había un gran amor a la Virgen María;
además del rezo diario del rosario, teníamos a lo largo del año, diversas prácticas
de devoción a la Santísima Virgen. Mi padre, pero sobre todo mi madre, infundie-
ron en mí, desde niño, un tierno cariño a María, nuestra Madre. Ahora, después de
tantos años, se los agradezco infinitamente, aparte de todo lo que hicieron por mí
y mis hermanos.
A lo largo de todo este tiempo fui tomando algunas notas, apuntes, reflexiones
e, incluso, hasta algunas intuiciones que yo iba teniendo tanto en la meditación como
al dar una clase o alguna plática. Nunca he dejado de impartir cursos, retiros , pláti-
cas y talleres, tanto en congregaciones y en grupos de movimientos laicales, como
en Institutos Interreligiosos y Catequéticos sobre María; en ocasiones inclusive, me
pidieron que los impartiera en algunos Seminarios.
Por tal motivo, desde hace tiempo algunos amigos me han animado a escribir
sobre lo que he enseñado, y por fin este año, me convencieron. También me animó
el hecho que en nuestro último Capítulo General, en septiembre de 2009, se pro-
clamó en nuestra Congregación que María entraba de nuevo por la puerta grande,
expresado en el lema que nos animará durante los siguientes ocho años: "¡Con
María, salgan de prisa a una nueva tierra!".
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Pienso que tratar este aspecto nos puede servir para tener una panorámica de
cómo, a través de la historia, fueron añadidos algunos componentes, unos buenos
y otros no tanto, y así nos ayude a comprender mejor las causas de esos mismos
elementos, facilitándonos la renovación que nos pide el Concilio tanto en el cono-
cimiento como en el estudio sobre María de Nazaret según los Evangelios.
Quisiera recomendar que para que valga la pena leer este trabajo, es muy
conveniente ir consultando y reflexionando las citas bíblicas que se van ofreciendo,
pues la Palabra de Dios siempre nos dirá más de lo que yo pudiera compartirles, ya
que sólo "la Palabra de Dios es viva y eficaz" (Is 55, 10-11 ; Hb 4 , 12); ella es laPa-
labra que nos enseña y que es nuestro alimento. Las citas bíblicas que se trans-
criben fueron tomadas de la Biblia de Jerusalén.
11
Una palabra de agradecimiento para todos los que ayudaron de alguna mane-
ra, con sus comentarios, correcciones y apoyo, a la realización de esta obra, sus
nombres están escritos en mi corazón y en la mano de Dios que los tiene bajo su
especial protección.
uEn sus brazos o en su corazón, María, nuestra Buena Madre, María, nues-
tra fuente de renovación":
María, manantial de paz,
Sé tú la fuente de nuestro consuelo. María, Recurso O
Modelo de valentía, Protégenos y g ...u,"u¡u•
Haz que sigamos tu ejemplo. Mujer rebosante de
Modelo de discipula que asume los riesgos, Sé para nosotros manantial de vida
Sé tú nuestra inspiración. Primera discípula del
Modelo de perseverancia, Muéstranos el :anunr111
Danos tu fortaleza. Compañera de pereg
Ven siempre a nuestro
María, nuestra Buena Madre, Tú que fuiste dócil a la voluntad de
Llévanos a Jesús. Danos un corazón FlrJl'Vrrrn
Mujer llena de piedad, Y disponible como el tuyo
Enséñanos a ser misericordiosos.
Mujer llena deje, Amén.
Ayúdanos a creer.
Mujer de clara visión,
Abre nuestros ojos.
BREVE RECORRIDO
~
HISTORICO
~
DE LA MARIOLOGIA
13
Introducción
Por eso, hoy podemos hablar del Jesús histórico, del Jesús de los Evangelios
y del Jesús del Cristianismo.
Albert Nolan en su libro titulado: "¿Quién es ese Hombre? Jesús antes del
Cristianismo", nos presenta la figura de Jesús purificándola de algunos conceptos
e ideas que la "Cristología" le fue dando erróneamente a lo largo de la Historia
de la Iglesia.
De ese mismo modo , hoy podemos también hablar de una María histórica, de
una María de los Evangelios y de una María del Cristianismo. Por ello, tenemos
hoy, que presentar a María de Nazaret descubriendo lo que su figura significó para
las comunidades de la Iglesia Primitiva y quedo plasmado en los Evangelios. Para
ello es necesario, como con Jesús , que purifiquemos algunos aspectos , conceptos e
ideas que fueron surgiendo en la "Mariología" al paso de los siglos.
Por eso, aunque brevemente, es bueno comenzar con algunos aspectos his-
tóricos de la Mariología que nos ayuden a comprender mejor como ésta, se fue
apartando de la figura de María que nos presentan los Evangelios, ocasionando así
que se distorsionará la comprensión sobre Ella.
Este breve recorrido histórico está basado en el Libro de Graef, Hilda, María,
La Mariología y el Culto Mariano a través de la Historia, Editorial Herder 1968.
14
Del Siglo 1 al 111
En el siglo 11 empiezan los relatos sobre María con los Evangelios Apócrifos,
que son un esfuerzo por completar y magnificar los Evangelios.
Por ejemplo:
• Los nombres de los papás de María: Joaquín y Ana, y la idea de que son
muy anc1anos.
• A María dando siete pasos a los siete meses.
• Viviendo aislada en un oratorio hasta los tres años cuando se la llevan y la
presentan en el templo donde es alimentada por ángeles y con toda clase
de milagros .
• A un José viudo y anciano, y que ya tenía otros hijos.
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Aquí encontramos claros ejemplos de los errores que, desgraciadamente, se
fueron dando en diferentes momentos de la historia y que tenemos que evitar a
toda costa en una reflexión seria y cristiana sobre María.
Tampoco de un deseo, aún con toda la buena voluntad que podamos tener, de
magnificar o exagerar lo que se nos dice en los Evangelios.
• El nudo que ató Eva con su desobediencia, lo desató María con su obe-
diencia.
• Al concebir la palabra de la serpiente Eva dio a luz la desobediencia y
muerte. María con la palabra del ángel , dio a luz la fe y alegría con su
obediencia.
• Por Eva vino la muerte, por María la vida, por eso es la Madre de los
vivientes. María es la causa de la salvación y de la vida nueva para la
humanidad.
• Lo que ató Eva con su incredulidad, lo desató María con su fe.
• Y así como por una virgen cayó el género humano en cautividad para la
muerte, así fue también salvado por una virgen porque la desobediencia
virginal fue compensada encontrapuesta balanza por una obediencia vir-
ginal.
16
Por otro lado, la oración de la que tenemos el más antiguo testimonio es la
del Sub tuum praesidium (Bajo tu amparo nos acogemos), que no es una oración
litúrgica, pide protección a María como compañera en el camino de la fe y en el
seguimiento de Jesús.
Siglo N
Con esta nueva circunstancia se acaba la vida cristiana radical y el ideal del
martirio como en los primeros siglos. En su lugar aparecen los distintos estilos de
vida en el desierto, la ascética y la virginidad.
Por tanto, el discurso que se hace sobre María no se basa en la Escritura sino
según el ideal de virgen del siglo IV. No se toma a María como modelo de virgi-
nidad según el Evangelio, sino que se la describe según el estilo de vida de las
vírgenes de este período.
17
Se asocia , por tanto, la santidad como fruto de la virginidad. María es santa
por ser virgen. Incluso se llego a afirmar: "Si hubiera habido algo mejor que la vir-
ginidad, el Hijo se lo hubiera dado". Por tal motivo , se le llega a llamar AKRAN-
TOS o sea Inmaculada.
Estas afirmaciones han tenido gran influencia en la Iglesia hasta nuestros días.
He aquí el origen de la mentalidad de la primacía de la virginidad sobre otros esta-
dos de vida, presentando como de segunda categoría a los que no optan por ella y
la casi imposibilidad de alcanzar la santidad para los laicos.
A lo largo de este siglo continúan las discusiones sobre Jesús y, por lo tanto
sobre María, para explicar que Él es Dios y hombre verdadero. De ahí que sanAta-
nasio llame a María la THEOTÓKOS , es decir "La Madre de Dios ", en contra de
los arrianos que negaban la divinidad de Jesús.
Se aplican a María varios textos del AT: Ez 44, 1-2; Is 8, 3; Miq 5, 2; Ex 13,
2 y del parto sin dolor se retoma la cita de ls 66, 7; y como virgen se aplica el
texto de ls 7, 14, apoyándose en Dt 22, 25-28.
Es la primera vez que se toma una verdad sobre María como punto de la
ortodoxia: "Quien no acepta la Theotókos . .." "Quien honra a María, honra al
Señor ... "
Siglos V-VII
19
San Agustín (354-430), Teólogo y obispo:
Hallándose Cirilo con cincuenta obispos y Nestorio con dieciséis , el día vein-
tidós de junio, sin esperar la llegada de los otros obispos de Nestorio que venían
en camino, Cirilo determinó abrir el Concilio donde con esa mayoría condenan a
Nestorio y proclaman como dogma la maternidad divina de María para explicar el
misterio de Jesús que es verdadero Dios y verdadero hombre. Una persona con dos
naturalezas , la divina y la humana.
21
Juan de Antioquía y junto con Nestorio abrieron un Concilio por su parte donde
condenaron a Cirilo y su doctrina. Pero el pueblo ya no los tomo en cuenta. El 29
de junio llegó la delegación del Emperador y mandó a los Obispos esperar a los le-
gados del Papa que llegaron, por fin, el 10 de julio y convocaron la segunda sesión
del Concilio que reconoció a Cirilo y la excomunión de Nestorio.
Así, para que quedara bien la consonancia se empiezan a expresar ideas que
no tienen que ver con la doctrina de las Sagradas Escrituras, se aplican a María
conceptos que solo se pueden decir de Dios y se pasa por alto decir algunas exage-
raciones infundadas sobre María.
22
Fue necesario que Paulo VI nos exhortara a que usáramos los textos bíblicos
en la composición de los cánticos para las celebraciones aunque no quedaran tan
hermosos. El contenido de los cantos es también una catequesis y por eso tenemos
que tener cuidado de lo que cantamos en nuestras celebraciones.
23
l. Las fiesta se celebraba en diferentes regiones y fechas:
24
Siglos VIII-IX
ORIENTE
En esta época las principales ideas que se empiezan a manejar, por el entusias-
mo de los sermones, son:
OCCIDENTE
Como ejemplos:
Y así como Dios vino por María (Encarnación), no se puede ir a Él sino por Ma-
ría, por eso hay que tener gran confianza en el poder de su intercesión. Sólo por
Ella llegan las oraciones a Dios. Se desarrolla la doctrina "por su mérito": sólo
por Ella Cristo da la vida a los que han de salvarse. María , por tanto, aplaca al Juez
Divino.
29
En esta época hallamos no sólo la doctrina de los méritos de María, sino tam~
bién la idea de que sólo por su mediación llegan a Dios las oraciones.
Siglo XII
Esta idea se generalizó y esto explica por qué en la Edad Media, y aun poste-
riormente, se rogó más a la Virgen que a Jesús.
31
• ¿Dios lo puede? (Potuit),
• ¿Dios lo quiere? (Voluit),
• entonces lo hizo (ergo Fecit).
• El cuerpo de María está donde está el de Cristo (Jn 12, 26). La Escritura
calla pero no la razón.
• Cristo conservó la Virginidad de María, ¿Por qué no su cuerpo? Por el
cuarto mandamiento: ¿cómo dejar que se pudra el cuerpo de su Madre?
¿Cómo pudo Cristo primero subir al cielo y dejar a su Madre? Así lo hizo,
pues si los dos hubieran subido al cielo juntos la corte celestial no hubie-
ra sabido a quien saludar primero.
La antífona más famosa era la Salve Regina, no se sabe su autor, pero surge
en el siglo XI o XII. Otra antífona conocida era el Alma Redemptoris Mater, an-
tífona de Adviento , compuesta a fines del siglo XII, e inspirada en el Ave, Maris
Stella, que probablemente procede del siglo VIII. Se ora a María como Puerta del
cielo y Estrella del mar que guía con seguridad a los navegantes al puerto. Se dice
que la oración más conocida y preferida a María era el Ave María.
32
En el Oriente, el saludo del Ángel (Le, 1, 28) unido al saludo de Isabel (Le 1,
) se usaba desde el si~lo VI en la liturgia bautismal de la iglesia de Siria. Y de la
42
liturgia pasa a la devoc1ón popular.
En el Occidente, el Ave María se hizo popular por medio del Oficio Parvo de
la Virgen, que consta de salmos y de himnos y antífonas marianas, en que se em-
plea frecuentemente esta oración. Luego se propagó sólo el Ave María en la forma
bíblica, breve, sin la plegaria de petición como se atestigua en el año 1125.
33
"'
Epoca de Bernardo de C
La etapa que siguió a la de los autores del siglo XII se llama generalmente
en la historia de la Iglesia como la época de Bernardo de Claraval (1090- 1153), y
para nosotros es muy importante por toda la influencia que ha ejercido en la Ma-
riología.
35
Controversia sobre la Inmaculada Conc
Este ataque al gran San Bernardo suscitó la cólera de Pedro quien le contesta
dando un matiz geográfico y político refiriéndose a la nebulosa, ligera e inestable
Inglaterra y a la luminosa, madura y firme Francia: "Yo tengo desde luego pruebas
de que los ingleses son más soñadores que los franceses". Después de esta com-
paración descalificadora, Pedro argumenta:
Nicolás responde que Bernardo es santo pero que es criticable. Y para justifi-
carse narra la leyenda típicamente medieval donde Bernardo se aparece a un her-
mano lego. El Santo iba vestido de blanco pero con una mancha y le explica al
hermano que aquella mancha era su falsa opinión sobre la Inmaculada Concepción
de María. El sueño fue consignado por escrito; luego los monjes cistercienses que-
man el escrito ante lo cual Nicolás dice que prefieren la honra de Bernardo y no la
de María. Y argumenta como razón para la Inmaculada Concepción que como en
el cielo es igual el Padre y el Hijo, así en la tierra es igual la Madre y el Hijo.
Pedro responde que María no es igual sino que es la esclava del Señor. Pero,
por otro lado, aplica el texto de Le 10, 22 a María: "Nadie conoce a la Madre sino
el Hijo ... ".
36
Literatura Mariana popular
Esta vida de María, que tuvo un éxito enorme, fue fuente de la primera y más
difundida vida de María en alemán escrita por Wernher el Suizo, en el año 1172.
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Esteban de Salley (t 1252) compuso una obra sobre los gozos de María.
tiene quince meditaciones distribuidas en tres secciones, de cinco
cada una. La primera sección trata desde el nacimiento de María hasta el ··~·-•u,uc 111 ~;
to de Cristo; la segunda sección reflexiona desde el nacimiento de Jesús hasta la
cruz; y la tercera sección versa desde la pasión hasta la Asunción de María. Es de
resaltar que la sencillez de esta obra contrasta con las exageraciones tan corrientes
en esta época.
Siglo
Hay dos obras falsamente atribuidas en esta época a San Alberto Magno
(1200-1280) y que ejercieron gran influencia en la Mariología. El gran prestigio de
Alberto Magno impidió que se rechazaran o criticaran estas obras, a saber:
39
• María en el cielo contempla a Dios y reza por nosotros .
• La devoción a María no es sólo honrarla sino ante todo imitarla .
• María es nuestra Madre espiritual no por sus dolores al pie de la cruz
porque nos concibió en su corazón en la Anunciación.
• Separa la grandeza de María en el cielo con su vida en la tierra .
• La causa de la honra de María no es su persona, sino Cristo, por ser la
Madre de Dios.
Siglos XIV y XV
La Inmaculada Concepción
42
• Cristo es el Redentor perfecto. Hay más perfección en preservar que en li-
berar de los pecados. Así, por 1o menos, si preserva del pecado a María, es
más perfecta la redención. Si por lo menos con Ella no hubiera impedido
la ofensa a Dios, no habría reconciliación perfecta con la Trinidad.
• Afirma que el pecado original es carencia de gracia y no está inseparable-
mente ligado a la concupiscencia. Así Dios infunde la gracia a María en
su concepción como lo hace en el Bautismo.
• Si no se contradice a la autoridad de la Biblia o de la Iglesia, se puede
decir de María lo más excelente.
Así, cuando en 1431, mil años después del concilio de Éfeso, se convocó el
infortunado Concilio de Basilea (1431-1449) se aprovechó para poner como un
punto de la agenda, el tema de la Inmaculada Concepción. Una vez más fueron los
dominicos, señaladamente el teólogo Juan de Torquemada (Cardenal en 1439),
los principales enemigos de la doctrina. Su defensor más destacado fue el francis -
cano Juan de Segovia.
43
• La doctrina en el Oriente, antes de recibir la influencia del Occidente
decadencia, es la siguiente:
La Reforma
Los artistas del Renacimiento representan a María como una "bella mujer de
su tiempo", muy de este mundo. Los humanistas no tratan temas de la fe o recha-
zan la devoción popular de la virgen y los santos.
44
Erasmo de Rotterdam (1469-1536), Humanista:
Erasmo de Rotterdam es, sin duda, uno de los grandes humanistas, en su ju-
ventud compartió la devoción a María, corriente en su tiempo y así escribió sobre
ello. Sin embargo, cuando se entrego más intensamente al estudio de la Biblia y de
Jos Padres mudó de postura. Su crítica de los abusos de su tiempo nos hace ver la
situación de la devoción a María y de la Mariología y así entender mejor la situa-
ción de la Reforma.
45
Martín Lutero (1483-1546), Teólogo:
46
pone de relieve la insignificancia de María al interpretar su nombre como de
"Gota del Mar" (Stilla Maris) en lugar de la "Estrella del mar" (Stella Maris).
1
a No acepta el rezo del Ave María, pues, en su tiempo, los cristianos ya no reza-
ban ni el Padre Nuestro ni ninguna otra oración a Jesús .
El Rosario
La devoción al Rosario fue aceptada por los jesuitas y uno de sus principales
propagadores fue Pedro Canisio (1521-1597), como medio de contrarrestar la Re-
forma.
47
En el movimiento de la Contrarreforma, son sobre todo los Jesuitas quienes
tratan , algunos de el1os por un lado, de corregir las exageraciones, pero por otro
lado, otros de ellos al contrarrestar a los reformadores caen en algunos excesos. De
aquí nacerán, en la Iglesia, dos escuelas de Mariología que en el Concilio Vaticano
II se les llamará los "Maximalistas" y los "Minimalistas", según su enfoque sobre
María.
Entre los jesuitas más destacados está San Pedro Canisio (1521-1597), quien
escribió la primera gran obra Mariológica, después de la Reforma, para defen-
der la Doctrina Católica Mariana tradicional. Otro jesuita destacado fue Francisco
Suárez (1548-1617), quién redactó una Mariología, que consistía en una exposi-
ción sistemática de la Doctrina Mariana Católica de la época . Roberto Belarmino
(1542-1621) fue otro jesuita que resaltó en el tema mariológico.
La escuela francesa
49
Jean- Jacques Olier (1608-1657), Sacerdote y Fundador del Seminario y
Sociedad de San Sulpicio:
El jesuita Juan Crasset (tl692) defiende la doctrina del libro de Adam Wind-
enfeld , diciendo:
• María no tiene otra voluntad que la de Dios, por eso, como Él, quiere la
salvación de todos los hombres.
• Los que llevando mala vida esperan la salvación de María no son devo-
tos sino enemigos. No basta con llevar su Escapulario o pertenecer a sus
Cofradías, es menester hacer penitencia y cumplir los mandamientos de
Dios.
• No es mejor el culto y amor a María que a Cristo para buscar la salva-
ción.
• María, aunque es la Madre de Misericordia, no tiene, sin embargo, menos
ternura que Dios, que es la misma bondad y misericordia.
• No hay que admitir a la ligera las historias de sus apariciones y revelacio-
nes.
51
Siglo
San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), Fundador:
• Con la idea de que un súbdito no se atreve a acercarse al Rey Sol sin una
recomendación, así es más perfecto, por ser uno más humilde, no acer-
carse a Dios sino por un mediador. Sin embargo, El Evangelio nos dice lo
contrario: Jn 16, 26ss.
• Es signo de herejía rezar el Padre Nuestro y no el Rosario o el Ave María.
La pregunta sería entonces: ¿Qué pasa con los doce siglos de Cristianis-
mo, durante los cuales ambas devociones eran desconocidas?
• No recibe el Espíritu Santo quien no tiene la devoción a María. Y enton-
ces, ¿el Bautismo?
• El Espíritu Santo no obra milagros si las almas no están unidas a María.
• Es "obcecación extrema" el no querer consagrarse a María y no depender
de Ella para ir a Dios.
• Por María hay menos cruces en el camino, más mérito , más suavidad y
paz.
• Si algo ofrecemos a Cristo, Él examina el regalo y lo rechaza por nuestra
falta de amor, en cambio, si se le entrega por medio de María lo acepta de
inmediato porque sólo ve a su Madre que se lo transmite.
• Cristo obedece a su madre, pues fue prisionero y esclavo de amor en su
seno. La grandeza de su poder es tal que lo ejerce aún sobre Dios.
• Promueve la consagración y total entrega a María como una perfecta re-
novación de las promesas del bautismo.Anhela el tiempo en que las almas
respiren a María como los cuerpos respiran el aire y ruega: Adveniat Reg-
num Mariae (Venga el Reino de María) Sólo por María se llega a Jesús.
• Hay que pedirle su corazón al comulgar, para que Jesús la mire a Ella.
Muratori fue un gran erudito cuyo espíritu crítico estaba abierto a las ideas
de su tiempo, lo que originó que sus escritos fueran atacados. Publicó, en 1714,
el libro: "Sobre la Moderación en los Asuntos Religiosos" y posteriormente " La
Devoción Regulada de los Cristianos".
52 ~riJ
~
• Sólo se puede hablar de la Inmaculada Concepción con fundamento bíbli-
co o demostrarla por una "tradición" no interrumpida de los Padres.
• Ante el llamado voto Voeu sanguinaire, promesa de defender la doctrina
de la Inmaculada aún a costa de la propia vida, exhorta a no derramar san-
gre por la propia opinión sino sólo por la Revelación.
• María no es diosa, no perdona pecados, ni nos redime. Su oficio es orar,
no mandar.
• No admite su mediación universal , ni la devoción sin una vida cristiana .
• Lamenta que sean más las fiestas de María que las de Cristo .
Alfonso de Ligorio escribió "Las Glorias de María", obra que resumía toda la
doctrina mariana y todas las leyendas del pasado. Este escrito estaba destinado a
ser el libro moderno más popular sobre este tema.
• Todas las gracias pasan por las manos de María, de ahí nuestra confianza
sin límites en Ella.
• La mediación de María es, en cierto modo, necesaria para nuestra salva-
ción.
• Presenta a la santísima Virgen como esposa prudente y a Dios como es-
poso iracundo, comparándolos, respectivamente, con David y Abigail que
aplaca la cólera del rey (1 R 25).
• Cristo tiene el oficio de aplicar la justicia y el trabajo de condenar, mien-
tras que María el de compadecerse y ayudar.
• Toda oración de María es una ley para Dios.
• María vino al mundo para reconciliar a los pecadores con Dios. Pero, in-
mediatamente preguntaríamos, ¿cuál es, entonces, el oficio de Cristo?
• Dios no quiso la muerte de Cristo sin la aprobación de su madre.
• Dios y María se hicieron una misma cosa, ofrecen el mismo sacrificio y
así los dos nos redimieron.
• Su doctrina está basada en revelaciones.
53
La Ilus
En la segunda mitad del siglo XVIII el Racionalismo hizo tales progresos,
que penetró profundamente en el clero y tuvo sus consecuencias en la devoción a
María.
Siglo XIX
Con la Revolución Francesa el Racionalismo alcanzó su punto culminante
con lo que atrajo su antítesis. Apareció el Romanticismo al que le siguió una ac-
titud espiritual que se abría de nuevo a las influencias irracionales y suprarracio-
nales, al sentimiento y a la mística. La nueva atmósfera favoreció la doctrina y la
devoción marianas.
Gregario XVI se opuso a dicha creencia, pero no así Pío IX que, en 1848, crea
una Comisión Pontificia para el estudio de la cuestión. 17 contra 3 de sus miem-
bros se declararon por la definición del dogma. En una consulta a los obispos, de
Jos 603 que contestaron 547 se declararon a favor del dogma y sólo 56 estuvieron
en contra.
El dogma fue acogido en la Iglesia Católica casi sin resistencia , no así entre
los Ortodoxos por su idea distinta sobre el pecado original y la plenitud de la gra-
cia, y los Protestantes vieron en este dogma un nuevo motivo de oposición. En el
fondo también había desconcierto sobre la Infalibilidad del Papa, aún no definida
y el hecho de ser la primera vez de la definición de un Dogma por un Papa y no
por un Concilio.
55
El Movimiento de Oxfo
La reanimación de la veneración a María también se dio en Inglaterra con
el movimiento de Oxford, cuyos principales representantes fueron: John Keble
(1782-1866), Edward Bouverie Pusey (1800-1882) y John Henry Newman (1801 -
1890) , quien promovió la reanudación de los estudios patrísticos, que lo llevaron a
ocuparse de nuevo de la Theotókos y de su papel en la teología.
56
• Hay que reflexionar a María en el tratado de Cristo y de la Iglesia, basados
en la Escritura y la Patrística.
• La base del pensamiento mariano debe estar en la Maternidad Divina y en
el paralelo María-Eva.
• María como madre espiritual con cierta mediación, pero no con poder
sobre Dios y las almas.
• Prefiere a María como el corazón y no el cuello en la Iglesia .
• Rechaza la expresión Corredemptrix. María está en subordinación a Cris-
to.
• María coopera de modo fundamental en el establecimiento y logro de la
regeneración de toda la humanidad, mientras la Iglesia sólo actúa en la a-
plicación a cada hombre de la obra redentora consumada.
Devoción popular:
Siglo XX
57
Pío X (1903-1914):
• Maóa es el camino más seguro a Cristo, nadie conoció mejor a Cristo qUe
Ella misma , por eso es nuestra guía y maestra.
• María cooperó a la Redención compartiendo la Pasión y en comunión de
dolores y voluntad con su Hijo.
• Sin vida cristiana no hay devoción a María, importa sólo lo que parte del
interior y no las exterioridades.
Las Iglesias separadas de Roma, en esta época, muestran una posición positi-
va y una creciente aproximación a la posición católica.
La primera mitad del siglo XX fue muy parecida a la primera mitad del XIX:
58
z. Por las apariciones de María en Fátima (1917), en Beauraing (1932-1933)
y en Banneux, la Virgen de los Pobres (1949), estos lugares se convierten
en sitios de peregrinaciones.
Pío XI (1922-1939):
59
Concilio Vaticano 11
E
l 25 de enero de 1959, el Papa Juan XXIII convoca el Concilio Vati-
cano JI. Es muy interesante hacer un análisis de los títulos de los
documentos de estudio que se fueron presentando sobre María y
la votación que se hizo para determinar si el documento sobre María sería una
Constitución aparte o formaría parte de la Constitución Lumen Gentium, sobre
la Iglesia, para percatarse claramente de las dos tendencias en la Mariología
que comenzaron desde la Contrarreforma y a las que ya hacía mención el Papa Pío
XII y que 'se llamaron durante el Concilio los Maximalistas y los Minimalistas.
Después de una larga discusión, votaron 2193 obispos y el resultado fue 1114
votos a favor de integrarlo como el capítulo VIII de la Lumen Gentium y 1074 vo-
tos a favor de una nueva Constitución. Para su aprobación se requerían 1097 votos
por lo que tan sólo por 17 votos el Concilio decidió tratar el tema de María dentro
del tema de la Iglesia. Hubo necesidad de redactar el que sería el capítulo VIII de
la Constitución Lumen Gentium.
60
.En el número 54 de la Lumen ?enti.~m encontramos la P_OSici?n del Concilio
os ilumina para entender la sttuacwn actual de la Manolog1a pues, por un
"nos dice que el documento "no tiene la intención de proponer una doctrina
~~;~leta sobre M_aría. ~i resolver las cu~,stiones que aún n~ ~a dilucidado ple-
t mente la invesugacwn de los teólogos y, por otro, que stguen conservando
nas derechos las opiniones que en las escuelas católicas se proponen libremente
s~erca de aquella que, después de Cristo, ocupa en la santa Iglesia el lugar más
:/to y a la vez el más próximo a nosotros" .
61
Tendencias actuales en la Mariología
Piensa en términos de Teología Piensa en términos de Salvación
María al lado de Jesús ante los María con los redimidos ante la
pecadores que le rezan. trascendencia de Dios, de Jesús.
62
JESÚS MARÍA REDIMIDOS
Situación actual
espués del Concilio Vaticano II tanto en el mundo como en la Iglesia
63
4. Cambios en la Eclesiología, la Iglesia como Pueblo de Dios, el papel
laico, la misión evangelizadora, etc.
5. Mayor ecumenismo y tratar de acercarse a los hermanos separados. Ma~
yor acercamiento de ellos a la Mariología.
6. Cambios en los estudios bíblicos y el papel de la Escritura en la Teología,
la Exégesis, etc.
7 . Cambios profundos en la liturgia que ha traído cambio en las devocio-
nes.
8. Cambios en la manera de entender la espiritualidad y en su práctica.
No hace falta decir que recomendamos su lectura y estudio, sin los cuales
no podemos entender los nuevos enfoques y el caminar en la Mariología y en la
devoción a María.
64
SEGUNDA PARTE:
MARÍA EN LOS
EVANGELIOS DE
LUCAS Y DE MATEO
65
Algunas notas sobre los Evangelios
L
os Evangelios de la infancia no son libros históricos , como se ·
hoy día el término "historia", es decir, como textos historiográficos.
son, por tanto, relatos de algo que ha sucedido en el pasado, son,
bien, la interpretación teológica que de Jesús hicieron las primeras
cristianas. Por eso hay que tener cuidado para distinguir "la realidad", que
objeto de fe y de revelación, de "la presentación de esta realidad" que es hecha
por los evangelistas, a través de cuya obra y de cuya mediación podemos nosotros
tener acceso al acontecimiento.
Por eso, en la catequesis hay que insistir en lo esencial del mensaje del
Evangelio y ver que el resto forma parte del género literario y del proceso de
redacción. Por tanto , tiene que interpretarse según los criterios de una sana y seria
exégesis, que distingue entre la elaboración que se lleva a cabo en la enseñanza de
los apóstoles y en la redacción última que corresponde a los evangelistas. Éstos se
han servido generalmente de fuentes orales y escritas de las comunidades y han
procedido según su propia perspectiva teológica (Dei Verbum 11, 19).
Así podemos decir, por ejemplo que el diálogo de María con el Ángel Gabriel ,
es un recurso literario de Lucas para damos un mensaje. En las dos listas de genea-
logía de Jesús , que nos presentan Mateo y Lucas, podemos ver, más que el interés
histórico de dicha genealogía, es el interés de la interpretación que le dan a ella.
Por ello, en Mateo la genealogía comienza a partir de Abraham (Mt 1, 2) y en Lu-
cas comienza desde Adán (Le 3, 38). De ahí que, tampoco es importante quién es
el padre de José, que en Mateo es Jacob (Mt 1, 16) y en Lucas es Helí (Le 3, 23) .
66
f{a surgido también la idea, a partir de llamar sinópticos a tres de los Evange-
Mateo , Marcos y Lucas, de crear un "solo relato de la historia de Jesús" al que
' llama "súper-relato". Sabemos que cada uno de estos evangelistas tiene una
se 1J~gía tan profunda como la del Evangelio de Juan. Cada evangelista tiene su
~·ón sus perspectivas, sus destinatarios y su intención muy clara y específica al
cribir' su Evange1'10. p or eso, ¡es marav1'11 oso constatar que desd e un pnnc1p10
YJSl . . .
:y cuatro distintas maneras, visiones, en la reflexión e interpretación de Jesús!
Esto nos manifiesta que en la iglesia primitiva se encuentra ya la pluralidad dentro
de la unidad.
Hay una radical diferencia entre Mt y Le, de hecho nos muestran aconteci-
mientos distintos. Mientras que Mateo nos presenta la infancia de Jesús en cinco
episodios: la concepción virginal; el nacimiento de Belén; la huida a Egipto; la
degollación de los inocentes y la vida oculta en Nazaret. Lucas , por su parte, usa
un esquema donde nos presenta tres parejas de episodios que se corresponden en-
tre sí uno con otro: dos anunciaciones a Zacarías y a María que se complementan
con la visita de María a Isabel; el nacimiento y circuncisión de ambos niños ; la
doble escena de la presentación y purificación; y la pérdida y hallazgo de Jesús en
el templo .
Otro aspecto en el que hay que tener cuidado, pues esto nos dificulta el buen
entendimiento del mensaje teológico de cada evangelista, sobre todo en los relatos
de la infancia de Jesús , es añadir al "súper-relato" otros elementos de cuentos pia-
dosos. Por ejemplo, en el relato evangélico no hay ni mula, ni buey, los magos no
son ni tres y ni son reyes, y que los pastores no van a adorar al niño , sino que van a
ver lo que ha sucedido según lo anunciado por el Señor (Le 2 , 15) , y al verlo dieron
a conocer lo que les habían dicho el ángel acerca de aquel niño (Le 2 , 17). Por tan-
to, hay que leer el texto tal y como está para descubrir su significado teológico.
El género literario
Hay una notable divergencia de interpretación en lo que se refiere al género
literario. Debemos agradecer la intuición de R. Laurentin de haber dado un amplio
desarrollo al hecho de que uno de los procedimientos más característicos de los
evangelios de la infancia de Jesús consiste en narrarlos en función de constantes
alusiones a la Escritura.
67
Semejante procedimiento pertenece, según el autor, al género del
que consiste en penetrar en el espíritu del texto a partir del Antiguo
para sacar de él su explicación profunda. Cuando se tiene en cuenta todas las
siones y actualizaciones de los relatos y de las figuras del Antiguo Testamento a la
que recurren los actores, nos encontramos en un pleno desarrollo de la Historia de
la Salvación. Por consiguiente, toda la Escritura se concentra en Jesús y es puesta
ahora, en constante vinculación y referencia con Jesús. '
Así, por ejemplo, Mt utiliza el método del midrash: ver el mensaje de Jesús
actualizando el Antiguo Testamento. Mateo ve en Jesús a Moisés , por eso, en su re-
lato lo coloca en el tiempo de Herodes, habla de la matanza de los niños inocentes,
pone la huida a Egipto y el regreso a Nazaret. Se mira el presente para explicarlo
con la luz del pasado. En Lucas este sistema es el que sigue el mismo Jesús con los
discípulos de Emaús, donde les explica los acontecimientos presentes a la luz del
Antiguo Testamento (Le 24, 25-27).
Por citar un ejemplo: la mención que hace Lucas del Ángel Gabriel (Le 1, 26)
hace referencia al libro de Daniel donde aparece dos veces Gabriel (Dn 8 , 16; 9,
21). De aquí que podemos pensar que Lucas hace alusión de Jesús como el Hijo del
Hombre (Dn 7 , 13) , con el tema, tan querido del evangelista, de una nueva época
de liberación. Podemos hacer una comparación:
68
Daniel9, 20-21:
roda la multitud del puebl~ es~aba fue- Aun estaba hablando en oración ... ,
n oración, a la hora del mc1enso. cuando Gabriel , vino volando donde mí
rae a la hora de la oblación de la tarde .
El ángel le respondió: "Yo soy Gabriel, Aun estaba hablando en oración ... ,
el que está delante de Dios, y he sido cuando Gabriel ... , vino y me habló.
enviado para hablarte y anunciarte Dijo: "Daniel, he salido ahora para
esta buena nueva ... ". ilustrar tu inteligencia" .
El ángel le dijo: "No temas, Zacarías, Luego me dijo: "No temas, Daniel,
porque tu petición ha sido escucha- porque desde el primer día en que tú
da ... ". intentaste de corazón comprender y te
humillaste delante de tu Dios, fueron
oídas tus palabras ... ".
69
Aquí se nota que se hace referencia al mensaje de Gabriel a Daniel y
servirá a Lucas para explicar de esta manera el contenido y propósito de
obra.
Dn 9,24:
Setenta semanas están fijadas
sobre tu pueblo y tu ciudad santa
para poner fin a la rebeldía,
para sellar los pecados,
para expiar la culpa,
para instaurar justicia eterna,
para sellar visión y profecía,
para ungir el Santo de los santos.
Setenta semanas, o sea 490 días, que han de trascurrir para que en la ciudad
santa haya perdón y se realice la salvación/liberación del pueblo. En los capítulos
1 y 2 , prólogo de su Evangelio, Lucas hace coincidir las setenta semanas, los 490
días, con los diferentes acontecimientos de la infancia de Jesús hasta su presenta-
ción en el templo.
Del anuncio a Zacarías al anuncio a María transcurren seis meses, 180 días
(Le 1, 26: En el sexto mes). De la concepción de Jesús a su nacimiento transcurren
nueve meses, 270 días. Del nacimiento de Jesús a su presentación en el templo
transcurren 40 días.
Si sumamos los días transcurridos, del primer anuncio del Ángel Gabriel has-
ta la presentación de Jesús en el templo, nos dan exactamente los 490 días de las
setenta semanas del anuncio en el libro de Daniel. De esta manera Lucas nos ex-
plica el significado del ministerio de Jesús y su subida a Jerusalén durante su vida
pública, contenido de su Evangelio. Es decir, que su vida , pasión, muerte y resu-
rrección son la realización del perdón, salvación/liberación del pueblo en la ciudad
santa, Jerusalén, anunciados en el mensaje del Ángel Gabriel a Daniel. Lucas nos
hace comprender, además, que esa salvación/liberación del pueblo de Israel es
universal para todos , al mostramos en su libro de los Hechos de los Apóstoles que
Jesús, ahora la Iglesia, parte de Jerusalén hasta llegar a Roma, centro del mundo en
aquel entonces, y a los confines del mundo (cfr. Le 24, 45-48; Hch 1, 8).
70
La finalidad del prólogo de Lucas no es, por tanto, contar una serie de anécdo-
del nacido en Belén, sino un relato de Cristo viviente que se hizo hombre como
taS de nosotros: Jn 1, 14. La Iglesia, por eso, examina el Antiguo Testamento a la
unode la venida de Jesús: Le 24,25-27. 32.44-46. Lucas, como los otros evange-
listas, hace una refl ex10n
IUZ . ' a partu
. de J esus
' en e 1A nnguo
. 'T'
1estamento.
l. En la Anunciación.
María la hija de Sión
En el año 630, a los ocho años del reinado de Josías (638-609), nieto de Ma-
nasés , rey muy perverso durante su reinado de cincuenta y cinco años (2 R 21 ,
1-6), al igual que su hijo Amón , que hizo lo mismo que su padre Manasés durante
su reinado de dos años (2 R 21, 19-22), se dejó oír la voz de Dios por medio de su
profeta. Así, en este ambiente de opresión y explotación durante sesenta años, Dios
por medio de Sofonías da un mensaje de la alegría de la salvación al Resto fiel de
Israel:
71
So 3, 14-18:
Hagamos una comparación de estos dos poemas del profeta Sofonías con el
evangelio de Lucas:
Yahveh , rey de Israel, está en medio de No temas, María, porque has hallado
ti , no temerás ya ningún mal. gracia delante de Dios.
Reinará sobre la casa de Jacob por los
siglos y su reino no tendrá fin.
72
Sofonías 3, 17: Locas 1, 31:
.yahveh, tu Dios, está en medio de ti, Vas a concebir en tu seno y darás a luz
¡
un poderoso salvador! un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús.
Por eso podemos decir que Lucas considera a María como esta Hija de Sión
del Antiguo Testamento. Pero, ¿qué significado tiene la expresión Hija de Sión?
El significado de Sión
Podemos observar que el significado de Sión usado por los profetas es, a la vez,
la idea de Jerusalén como lugar de Dios/ciudad santa y, al mismo tiempo, la ciudad
más pecadora.
73
Significado de la expresión uHija de
Jeremías insiste en la purificación del pueblo, Resto fiel , por el dolor (4, 11~
6 , 23). Esta mujer/pueblo buscará a Dios, su marido (Jr 31, 22). En Oseas, ya se
comparado al pueblo con una mujer que lo personifica. Así, en los profetas encon-
tramos que la "hija de Si6n" es la personificación del Pueblo de Dios, del Resto
fiel, de los Anawin.
a. Virgen (Lm 1, 5; 2, 13; Jr 18, 13): por su pertenencia al Señor (ls 62, 4-5).
Es llamada virgen porque el pueblo confía en Dios, es la virgen fiel de
la que habla Zacarías (2, 14). Por eso, cuando ella abandona a su Señor,
cuando no le es fiel, se habla de una prostitución.
b. Madre: que engendra en el dolor por la invasión (Jr 4, 31), por la depor-
tación (Mi 4, 10). Es por el dolor que da a luz su liberación. Y este dolor
y liberación son una profecía del Mesías, así el pueblo de Israel/hija de
Sión, por su dolor, da a luz la liberación/alegría que el Mesías llevará a su
culmen. Por eso, la virgen/Sión , esposa del Señor, da a luz a numerosos
hijos (ls 54, 1; 60; 62, 4-5; Sal 87); incluso dará a luz a un nuevo pueblo
(ls 66, 6-10). Será la salvación dada por Dios a los pobres, a los humildes,
a los Anawim (Za 9, 9-10).
María, la Hija de Sión, salida del ambiente de los pobres, elegida para ser
la madre del Mesías, lleva verdaderamente en su persona concreta el destino del
pueblo elegido. En nombre del pequeño resto, esta verdadera Hija de Sión, acoge
al Mesías en la obediencia y el gozo.
Al decir que María es la Hija de Sión, se quiere indicar que Ella es la realiza-
ción más pura e intensa del misterio de la Iglesia, tanto porque que es la realización
del Antiguo Testamento, como porque prepara la venida del Mesías, y del Nuevo
Testamento, pues prolonga en el tiempo la presencia de Jesús entre los hombres.
La Iglesia no tiene a María como simple componente, sino que todo el mis-
terio del pueblo de Dios se encuentra en Ella y tiene en Ella misma su expresión
más eminente. Por eso, es de gran importancia el volver a hacer viva la relación
Iglesia-María y María-Iglesia.
75
La Hija de Sión ha representado la vocación de maternidad perenne
blo elegido. En María se cumple la promesa del nacimiento de un pueblo
la Iglesia, del que Jesús es la cabeza y los cristianos los miembros . Por
María, la Hija de Sión ha dado a luz un pueblo nuevo y tiene hijos
su madre amamanta y consuela (Is 66, 11-13) gracias a Dios y a su Espíritu
1).
María, como Hija de Sión, nos enseña ante todo que Dios es un Dios
siempre piensa en su pueblo, que hace todo por su pueblo; que si elige a .... ,., ....c :m
hace algo por alguien, siempre es en función y por el bien de él, y hasta su
mismo está en función del pueblo universal. Tenemos que quitarnos la idea
Dios tiene privilegiados, estrellitas, consentidos , pues, hasta su Hijo amado,
es el Salvador del pueblo: "Yo soy el buen Pastor ... También tengo otras ovejas,
escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor" (Jn 10, 11-16).
76
a. La presencia de Dios en el seno de su pueblo:
Salmo 98 Lucas 1 y 2
VV. 1-4 1, 28
V. 3 1,54
v.6 1, 32-33
v.2 2 , 32
77
Lo antes expuesto no hace más que reafirmar que el Nuevo Testamento
mienza con una invitación a la alegría, misma que es causada por la ..,..... ".-n'""
salvadora de Dios. Esta invitación es dirigida a María/Hija de Sión (Le 1, 26) y
los pastores (Le 2, 10). Y es Jesús quien nos invita constantemente a esta
(Jn 15, 11; 16, 24; 17 , 13), a vivirla (Mt 5, 1-12).
Esta alegría:
En María, como hija de Sión, hablamos de Dios, del pueblo de Israel, de Ma-
ría y de la Iglesia:
a. De Dios:
• Fiel a sus promesas con su pueblo (en su Encarnación, Emmanuel =Dios
con nosotros).
• Como Aquél que siempre piensa en su pueblo.
• Como la causa de nuestra alegría por su presencia amorosa y su salvación.
78
c. De María:
• Como la que nos da la seguridad en la fidelidad de Dios.
• Como la personificación del Resto humilde/pobre de Dios (fiel a Dios) y
como la figura de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.
• Como el cambio entre Israel y la Iglesia, entre el Antiguo Testamento y el
Nuevo Testamento.
• Como la que recibe la salvación en nombre del pueblo y para el pueblo,
siendo esto la causa de su alegría.
d. De la Iglesia:
• Como la poseedora de la fuerza y fidelidad de Dios.
• Como un pueblo humilde/pobre y fiel.
• Como un pueblo que es sacramento de salvación y signo de la presencia
de Dios, causa de su alegría, en medio de los hombres.
• Como un pueblo que ha recibido la salvación en función de la salvación
de todas las naciones.
María, la "Agraciada'',
la "Llena de gracia"
En Le 1, 27 se nos dice que el nombre de la virgen era María. El nombre que
Dios le da, con el saludo del ángel , es distinto, pues la llama KEJARITOMENE,
es decir: "Agraciada", "Llena de gracia" (Le 1, 28).
Significa esto, en primer lugar, que Dios cambia el nombre de la Hija de Siónl
Israel para renovar a su pueblo y para que sea testigo de su nombre Santo entre las
naciones. Como ya estaba anunciado por los profetas:
79
• El antiguo nombre del pueblo: "No compadecida", "No-mi-pueblo"
1, 6 . 9); "Cautiva Jerusalén" (Is 52, 2); "La Repudiada" , "Díscola nZI.,.
chacha" (Jr 30, 17; 31, 22).
• El nuevo nombre: "Tú eres mi pueblo" (Os 2 , 25); "Paz de la Justicia y
Gloria de la Piedad" (Ba S, 4); "Pueblo Santo", "Rescatados de Yahveh, ,
"Buscada" , "Ciudad no Abandonada" (ls 62, 12).
A la luz de este texto de Isaías, así como de otros textos, podemos decir que la
historia de la salvación es la historia de la Alianza como un desposorio. Y es Dios
mismo quien embellece a su esposa (Sal45 , 11 - 15; Ct l. 4; 2, 10; 4, l. 7; S, 2; 6,
4; 7 , 11).
80
El nombre de María es ahora KEJARITOME, palabra que es el participio
asivo del verbo KARITON, que a su vez deriva del sustantivo KARIS, y que
puiere decir "Gracia". Por eso, es más apropiado y correcto traducir KEJARI·
}o MENE por AGRACIADA, que por "Llena de gracia" . Sin embargo, usamos
el término "Llena de gracia" porque es el modo como San Jerónimo tradujo KE-
JARITOMENE al latín (Vulgata), "Gratia plena" , y que en español corresponde
a1 término "Llena de gracia".
l. Encanto y hermosura (Pr 5, 19) en ese sentido lo usa Lucas en 4, 22: "Y
todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de
gracia que salían de su boca", refiriéndose a su palabra seductora y bella.
81
de la fundación del mundo,
para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor;
eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos
por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia
con la que nos agració en el Amado.
En Él también vosotros,
tras haber oído la Palabra de la verdad,
el Evangelio de vuestra salvación,
y creído también en Él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es prenda de nuestra herencia ,
para la redención del Pueblo de su posesión,
para alabanza de su gloria".
82
De este texto paulino hay que hacer notar lo siguiente:
• Las bendiciones que Dios nos concede son su gracia, es decir, el favor de
su benevolencia, es su amor gratuito el que las otorga y, por eso, somos
como María: "Agraciados", benditos. Todo es gracia y bendición, y no
sólo esfuerzo humano.
• A semejanza de María, somos predestinados, elegidos en Él, antes de la
fundación del mundo (idea que se recalca cinco veces, de diferente mane-
ra, en este texto). Bastaría con esto para conocer y sentir el gran amor que
Dios nos tiene, para comprender que Él piensa en nosotros desde antes de
la creación.
• Los predestinados son elegidos, es decir, que están llamados a ser: santos,
inmaculados, hijos adoptivos, agraciados, redimidos , perdonados, here-
deros, sellados con el Espíritu Santo, liberados, salvados. Palabras todas
que nos expresan la misma idea con diferentes matices, como ya veremos
más adelante.
• Que todo tiene como finalidad la alabanza de la gloria de su gracia y la sal-
vación universal, que en la plenitud de los tiempos tendrá a Cristo como
cabeza de todo.
Por tanto, podemos concluir que "Todo es pura gratuidad de Dios, para ala-
banza de su gloria" . María, la Llena de gracia, es signo de este Amor/gloria de
Dios que salva a su pueblo y santifica a su Iglesia, y figurada por Ella para ser ma-
dre. Pero María no sólo es la Llena de gracia (gracia recibida), sino que es también,
y ante todo, "hija de la gracia ". María como agraciada, inmaculada, santa, es signo
vivo de esa gracia amor/benevolencia/ternura de Dios. Es signo, prototipo, figura
de lo que Dios hace por su pueblo con su gracia, con su amor gratuito que nos da
en el Amado (cf. Ef 2, 4-1 O).
Y nunca estará de más insistir en esto, y tenemos que hacerlo, pues de lo con-
trario resultaría que tendríamos que presentar, según algunos enseñan, a Judas Is-
cariote como el ejemplo del cristiano. Judas cometió un pecado, traicionó a Jesús,
pero se arrepintió, se fue al Templo, se confesó y cumplió la penitencia, regresó el
dinero; pero al final se suicidó desesperado (cf. Mt 27, 3-5) Esto, de alguna manera
Y de diversos modos , es lo que nos han enseñado: Dios responde de acuerdo a lo
que hacemos nosotros y a cómo lo hacemos .
83
Se nos ha inculcado un cristianismo del esfuerzo y no de la gracia, un
nismo de los méritos propios y no de la justificación en Jesús, un cristianismo
pagar las deudas y no de recibir perdón; y, tal vez por eso, a veces no encontramos
sentido a nuestras prácticas religiosas ocasionándonos desesperación y no confian~
za plena en Dios.
La vida cristiana, el ser discípulo, comienza cuando uno se siente amado, sal-
vado , perdonado, agraciado y, entonces, experimentando un agradecimiento, con
alegría y amor respondemos a este don de Dios con una vida de fe, esperanza y
amor por el bien de los demás (cf. Rm 3, 21-31; 5, 1-11; 11 , 5-6; 1Co 15, 10). To-
dos hemos sido salvados por la gracia/don de Dios (Ef2, 8). Gracia que ciertamen-
te no hay que dejar que sea vana y no dé fruto en nuestras vidas (2 Co 6 , 1). Con su
gracia nos basta y nos sobra (2 Co 12, 9; Ga 2, 21) . Por eso, "Agraciados", como
María, no dejemos que el Espíritu se apague en nosotros (lTs 5, 19).
84
Inmaculada Concepción
La historia del dogma de la Inmaculada Concepción, las nuevas reflexiones de
la teología, la visión actual que tenemos de la espiritualidad y de la cultura de los
hombres de hoy, nos ofrecen varias pautas para una reflexión y exposición actuali-
zada del tema de la Inmaculada Concepción de María.
San Pablo al respecto nos dice: "Todos los que creen son justificados por
el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús"
(Rm 3, 24). La preservación del pecado y la plenitud de gracia no son
fruto de las cualidades o virtudes propias, ni tampoco de las obras; más
bien, son resultado de la elección salvífica del Padre, que decide desde la
eternidad amar a los hombres gratuitamente más allá del pecado y de los
méritos. La Inmaculada Concepción manifiesta la absoluta iniciativa del
Padre y significa que María estuvo envuelta en el amor redentor y santifi-
cador de Dios como todos los elegidos.
Como afirma el Concilio Vaticano JI: "Por lo que nada tiene de extraño
que entre los Santos Padres prevaleciera la costumbre de llamar a laMa-
dre de Dios totalmente santa e inmune de toda mancha de pecado, como
plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo" (LG 56).
86
4. También hemos de tomar en cuenta el concepto que tenemos y que debié-
ramos tener del PECADO ORIGINAL.
Veámoslo a partir del relato del Gn 3, 1-6: " La serpiente era el más astuto
de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho ... " .
Por eso la serpiente empiéza preguntando como si no supiera nada: " ...Y dijo
a la mujer: "¿Cómo es que Dios os ha dicho: no comáis de ninguno de los árboles
del jardín?". Respondió la mujer a la serpiente: "Podemos comer del fruto de los
árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho
Dios: no comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte".
El engaño de la serpiente está en lo que les dice a Adán y a Eva sobre Dios.
En la primera frase, "De ninguna manera moriréis", lo que en el fondo les está
diciendo es, que Dios es un mentiroso, pues al anunciarles que era pena de muerte
comer el fruto, afirmaba una mentira.
En la segunda frase, el engaño está en la razón que aduce para prohibirles que
coman del fruto . Al decirles que al comer del fruto "se les abrirán los ojos y serán
como dioses" , o sea, que les iría muy bien, los está induciendo a creer que lo que
Dios quiere es que les vaya mal, que no se realicen como seres humanos, que lo
que Él quiere es verlos sufrir.
Si piensan que, por un lado, Dios es un mentiroso y, por otro, que únicamente
quiere sojuzgarlos, amolarlos, frustrarlos y no dejar que se realicen como criaturas,
la conclusión es clara: han de buscar su plenitud y realización al margen de Dios.
87
El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes en el
13 , lo expresa de esta manera: "Creado por Dios en la justicia, el hombre
embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, '
de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin
margen de Dios".
Pero el hombre y la mujer especularon que esa igualdad era otra mentira más
de Dios, y era sólo para su mal , evitando así, su realización y felicidad. De ahí que
ellos determinaron que su plenitud y realización personales estaba, en lugar de la
igualdad , en la dominación del otro. Establecieron, por su cuenta, que en la medida
en que dominaran a los demás iban a alcanzar su fin.
San Ignacio de Loyola, en el profundo conocimiento que tuvo del ser humano,
nos enseña que el diablo nos pone una treta para engañamos: el pensar que nuestra
88
vida es más importante y el que sólo somos personas en la medida en que tenga-
mos honores, poder y riquezas.
En la Gaudium et Spes número 13, el Concilio nos expresa esta misma idea
del siguiente modo: "Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su prin-
cipio, rompe el hombre la debida subordinación a sufm último y también toda su
ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con
los demás y con el resto de la creación. Es esto lo que explica la división íntima del
hombre ... A la luz de esta revelación, la sublime vocación y la miseria profunda
que el hombre experimenta hallan simultáneamente su última explicación".
Hoy sabemos que no sólo en el engaño el pecado toma su fuerza, sino que el
pecado toma mayor impulso y poderío cuando se crea una serie de estructuras.
Por ejemplo, la usura, que es cobrar intereses sobre un dinero prestado, y que
ha sido siempre condenada por la Iglesia, se vuelve parte de nuestra vida cotidiana
de manera sorprendente cuando se le estructura en un banco y se le convierte en
norma de vida, de tal manera que hoy nos parece que la persona que no cobra in-
tereses al prestar dinero, aunque sea a un familiar, es la que está mal, la que no es
lista y abusada, ni sutil , la que no sabe sacar provecho de sus riquezas. Pero es más
inaudito e increíble aún, que se haya llegado al punto en que ya ha sido aprobado
oficialmente el anatocismo, que es el cobrar intereses sobre los intereses.
Y esa conjugación hace surgir una comprensión diferente del pecado. La con-
cepción intimista, atomizada, individualista o incluso meramente personalista del
pecado no responde ya satisfactoriamente a la brutalidad de los mecanismos des-
humanizantes que penetran los engranajes de la economía, de la política y de la
sociedad. El proceso de deshumanización es de tal calibre que lo que normalmente
se reconoce como pecado sería incapaz de explicarlo satisfactoriamente. A pesar
de reconocer y confesar estos pecados, aposentados en lo más profundo del cora-
zón humano, crecen las injusticias, la opresión, las discriminaciones, la marginali-
zación, la violación sistemática de los derechos humanos ... Ello sugiere que acaso
los mayores pecados sean justamente los no confesados o no confesables.
89
Todo esto es lo que lleva a sospechar que es preciso comprender y
el pecado con categorías distintas, que sean al mismo tiempo más
englobantes. El que vino a quitar el pecado del mundo no vino a enfrentarse
él solamente en aquello que presenta el pecado de íntimo y personal, sino
en lo que presenta como manifestación más clara del anti reino. Así como el
que Jesús vino a implantar no se localiza sólo en los corazones, del mismo
las fuerzas del anti reino adoptan una fisonomía global penetrando todas las
de lo humano.
Dentro de este supuesto, el Génesis presenta el pecado como algo que nace
en el corazón humano , pero inmediatamente pasa a la humanidad entera, e incluso
a toda la creación. Dentro de ese mismo supuesto, San Pablo, al afirmar que todos
pecaron en Adán, afirma al mismo tiempo que "toda la creación gime y está en
dolores de parto esperando la liberación" (Rm 8, 22) . En otras palabras, desde el
libro del Génesis, todo pecado asume al mismo tiempo una configuración perso-
nal , interpersonal , comunitaria, social e incluso cósmica. El pecado del mundo se
constituye en aquel clima en el que todos nacen y al que todos colaboran con sus
pecados personales y con sus actitudes sociales.
Por eso, la construcción del Reino entraña una tarea histórica, que ha de lle-
var a cabo el pueblo de Dios: manifestar un Dios diferente de los otros dioses
exactamente a través de la construcción de una historia también diferente de las
demás historias. La fidelidad o infidelidad a Dios se traducen en la construcción o
no de estos proyectos históricos de Dios. Por eso mismo , la ruptura con la alianza
no se da primordialmente ni en el nivel de las personas ni en el nivel de las rela-
ciones directas con Dios. Se da, y de manera explícita, en las relaciones con los
seres humanos entre sí. El pueblo de Dios rompe con la alianza cuando no respeta
90
derecho, no protege al oprimido, no hace justicia al huérfano y no defiende a las
:udas (ls 1, 16-17); la rompe cuando es opresor y violador de los derechos de los
bres (Os 5, 11-15).
pO
También las actitudes de Jesús permiten diversas lecturas, en particular una de
ertiente personal y otra de vertiente más social. Hay que hacer notar que Jesús ni
;abló mucho ni muy directamente del pecado. Habló mucho más de la salvación.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta el modo y trato que da Jesús a los que
oficialmente son considerados pecadores o justos: se muestra acogedor con los pri-
meros e inflexible con los, segundos. Jesús no sólo supera la concepción de pecado
transmitida por los líderes religiosos , sino que la rechaza . Para Jesús el pecado no
tiene nada que ver con la impureza legal o con otras concepciones de índole cir-
cunstancial; del fondo del ser humano es de donde nace el pecado (Me 7, 2-12).
Sin embargo, Jesús no se detiene ahí; detecta a los enemigos del Reino. Y aquí
va a surgir una segunda vertiente: la socio-estructural. Basándose en su análisis
personal, grupos organizados, sirviéndose incluso de la religión y del nombre de
Dios, se oponen frontalmente a la buena nueva del Reino . Y esto lo hacen al servirse
de su poder para impedir la concretización histórica del Reino. Curiosamente, con
la excepción del caso de Herodes, Jesús no arremete contra individuos, sino contra
grupos organizados: fariseos , escribas, ricos, sacerdotes y gobernantes. Es preciso
reconocer que los anatemas de Jesús son colectivos. Además deja bien claro que
existe opresión religiosa porque los fariseos colocan en los hombros de los demás
cargas intolerables; existe ignorancia porque los levitas guardan para sí las llaves
de la ciencia; existe pobreza porque los ricos no comparten su riqueza; existen
oprimidos porque los que gobiernan hacen un uso despótico de su poder en vez de
ponerlo al servicio de los demás (Mt 23).
91
Ante todo esto resulta difícil dejar de reconocer que Jesús denuncie formas
convivencia y estructuras sociales en cuantas formas constitutivas del anti
Pues para Él el Reino es ciertamente espiritual , trascendente, pero también ha
concretizarse en la historia de la humanidad.
Podemos afirmar que las míseras condiciones en que millones de seres huma-
nos están condenados a vivir no son por su culpa u opción suya, sino como resul-
tado de mecanismos estructurales. y que todo esto es contrario a los proyectos de
Dios, por lo que, a la luz de la fe, se constituye en un verdadero pecado. Ese pecado
queda más de manifiesto cuando se descubre la mala voluntad de enfrentarse con
esa situación . En efecto, a lo largo de la historia han existido siempre desigualda-
des sociales intolerables y multitudes viviendo en condiciones infrahumanas.
92
En este contexto surge espontáneamente la cuestión de si se puede o no uti-
·zar con propiedad el término "pecado". El Papa Juan Pablo 11 aborda explíCita-
)1 nte, al menos por dos veces, la cuestión que nos ocupa. La primera aparece en
01:x:hortación Reconciliatio et Paenitentia, 16. Al hablar de la cuestión, distingue
Jaes ángulos: el primero, es el de la repercusión de los pecados personales en los
;emás; el segundo, versa sobre las agresiones directas contra el prójimo; el tercero,
es el de la violación de la justicia, de la libertad y de la paz en el ámbito mayor
de las relaciones internacionales. En la Sollicitudo rei socialis, 36, después de
asegurar que no está fuera de propósito hablar de "estructuras de pecado", indica
que estas estructuras se refuerzan, se extienden, se convierten en fuentes de otros
pecados condicionando el comportamiento humano. Pero en ambos documentos
destaca que esas estructuras: "radican en el pecado personal, y por consiguiente
están siempre ligadas a actos concretos de las personas que las introducen, las
consolidan y hacen difícil eliminarlas".
Es así que el pecado original en sus tres dimensiones: en la relación con Dios,
que es la soberbia, que nos lleva a vivir al margen de Él; en las relaciones con los
demás , que se manifiesta en el dominio que nos lleva a la opresión; y en la relación
con la naturaleza, expresado en el tener que nos lleva a la codicia, se estructura en
los tres elementos componentes de toda sociedad, es decir, en la cultura, la política
y la economía.
Por citar algunos ejemplos: los de raza blanca son tomados en cuenta y res-
petados mientras que los morenos y los negros son despreciados y marginados. El
hombre está sobre la mujer y es más tomado en cuenta, de diversas maneras , por
el simple hecho de ser hombre. Tienen más prestigio "los bien vestidos" , los que
hablan correctamente, los que comen "con educación", mientras que los que no
se visten correctamente, según los parámetros de la sociedad, los mal hablados
93
y, según los criterios establecidos, los mal educados, son marginados y
dos. Ni que decir de la importancia que tienen los títulos en la sociedad que
un "status" superior a los demás, pues los que no logran estudios uni
prácticamente, "son nadie" en la sociedad. Cuando toca el turno a las
dades, hay que elegir una de prestigio pues esto te merecerá más respeto de lot
demás. La fama, el renombre, te dan prestigio y eso hace que te merezcan mayo._
consideraciones y respeto. De ahí que en nuestra sociedad se diga: "Como te vent
te tratan".
94
la pirámide económica es donde se nos ofrece la mayor claridad. Eres
.en importante, respetado, con ciertos derechos en la medida que vistas ropa
ca, uses artículos de calidad, conduzcas un coche de lujo y habites en una
Jllaf · en las zonas más exclusivas. Se nos ha hecho creer que es verdad el
que tienes y te diré quién eres" . Esta estructura nos esclaviza, de tal manera,
el afán de nuestra vida es el poseer más y más y más, sin importar los medios.
inhumano y pecaminoso de esta estructura es que, para poder tener más, es ya
:nnal el explotar a los otros, el engañarlos, el extorsionarlos y el sacar provecho
de ellos y de todo .
Por tanto , el pecado original es el estar situado en el "pecado del mundo" (Jn
1. 29), es decir, el estar ubicados e inmersos en una situación de perdición, en una
estructura que hace imposible el amor a Dios y al prójimo, y evitar así los pecados
personales; sin olvidar también el influjo de los pecados históricos añadidos al
desorden de nuestra naturaleza, y que nos orienta hacia el pecado personal, si no
interviene la gracia.
Por último, en Gn 3, 17-19 se señala que: " ... maldito será el suelo por tu
causa; con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida ... Con el sudor
de tu rostro comerás el pan", indicando con esto que el hombre lejos de poseer la
tierra, en realidad se ha convertido en esclavo de ella; que en lugar de tener un tra-
bajo digno y hurnanizante, se ha convertido en esclavo del trabajo para ganar más
o en esclavo que esclaviza a los trabajadores para un mayor provecho personal.
95
Así, el Concilio Vaticano 11 nos describe estas consecuencias:
"Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Más todavía, el hombre
se nota incapaz de someter con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el
punto de sentirse como prisionero entre cadenas ... El pecado rebaja al hombre,
impidiéndole lograr su propia plenitudn (GS 13).
96
Jlllljer, la humanidad que triunfará sobre el mal al final de los tiempos.
97
La Inmaculada Concepción no sólo nos habla de una existencia sin
sino, además y sobre todo , de la plena realización del plan de Dios en María.
poco nos habla desde qué momento María es "Inmaculada" , sino de una
de la gracia que hace a María plenamente la Hija de Sión, la mujer, el ser humanO!.
María es rescatada por la verdad que hace libres. Jesús , concebido por una
mujer (Ga 4 , 4; Gn 3, 15; Is 7, 14) libera y da nueva vida. María es la "Esclava del
Señor" que toma a Dios en serio en su vida, en contraposición con Eva que quiere
alcanzar su propio fin al margen de Dios . María es la hermana en la Iglesia, que en
igualdad y armonía ama y da vida a los demás, en antagonismo con Eva que busca
su realización dominando a los demás . La Inmaculada es la Señora de las cosas
que libremente usa y administra los bienes para el servicio a los demás , en contras-
te con Eva que por el pecado ha hecho del tener, la meta de su vida.
Empero esto, no significa que la Inmaculada al verse liberada del pecado, que
conduce al mal , ha estado exenta de los sentimientos humanos más intensos y vi-
tales, de los límites y condicionamientos culturales , del sufrimiento, del camino de
la maduración y de la peregrinación en la fe. A diferencia de nosotros, pecadores,
María bajo el influjo de la gracia ha puesto sus impulsos, sentimientos y tendencias
al servicio de su misión.
98
La Inmaculada Concepción nos dice que parte de la Redención no es sola-
ente una liberación del pecado, sino que es, también, una preservación del pe-
~do, lo cual es importante para una recta doctrina de la gracia. Por eso, ver en la
~nmaculada la impermeabilidad al mal estructural es acertado, al menos si se le
considera como efecto de una gracia que la santifica plenamente.
Pero, sobre todo , fue libre para ser la MADRE de Jesús . Jesús pudo ser Jesús
gracias a Dios Padre y a que su Madre fue la mujer plenamente liberada. Jesús es
el Hijo amado y por eso puede amar, el Hijo que se descubre a sí mismo y que
se acepta a sí mismo. De aquí surge el tipo de relaciones que Jesús establecerá
99
y mantendrá con los demás; pues para adquirir su identidad personal Él necesita la
relación amorosa y, al mismo tiempo, la separación de sus padres.
María es libre para ser el soporte y apoyo para que Jesús se oriente a su manera
, '
para que siga su camino, para que sea El mismo aunque ella no lo comprenda, ni en-
tienda, pero Ella continuará creyendo y confiando en su Hijo incondicionalmente.
María es libre de buscar satisfacer en Jesús sus propias necesidades, sus gus-
tos y deseos, sus sueños y planes, su anhelo de prestigio y fama, de dominio y
posesión. María es Inmaculada para realizar su misión de Madre (cf. GS 17).
El pueblo elegido de Dios debía ser "santo" entre las otras naciones. Es decir,
tenía que ser diferente en su manera de pensar, de vivir, distintos debían ser sus
valores y sus fines. Pero por no serlo, Dios hace el reclamo, por medio del profeta
Ezequiel, de que su pueblo ha profanado su Santo nombre con su conducta y sus
obras (Ez 36, 16-21). Por tanto, Dios promete en consideración a su Santo nombre
que purificará a su pueblo de todas sus impurezas y basuras; y para ello le dará un
corazón nuevo y un espíritu nuevo, un corazón de carne en vez del de piedra que
tiene (Ez 36, 22-26). Dios santificará su nombre infundiendo su Espíritu y hacien-
do que su pueblo se conduzca según sus preceptos, observando y practicando sus
normas (Ez 36, 27-32).
María proclama que el nombre de Dios es Santo (Le 1, 49). Comienza, en Ella,
la figura de su pueblo en torno a la santificación del nombre divino. La salvación
se realizará por medio de su Espíritu que nos santificará haciéndonos distintos.
Nosotros estamos llamados a santificar el nombre de Dios (cf. Mt 6, 9) siendo san-
tos, así como María, cuando libres del pecado del mundo mostremos la santidad
de Dios con nuestra vida distinta a la del mundo , es decir, cuando nuestros valores
ya no sean el prestigio, el dominio y la posesión de riquezas , sino, por el contrario,
cuando seamos humildes y sencillos para dignificar a los demás, serviciales para
hacer una comunidad de hermanos, y pobres para compartir con los demás.
101
Esta es la petición de Jesús en su oración: "No te pido que los retires del
mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy
del mundo . Santifica/os en la verdad .. . Por ellos me santifico a mí mismo, para
que ellos también sean santificados en la verdad" (Jn 17, 15-19), y esta debe ser
nuestra petición y sentir cada vez que recemos el Padre Nuestro: "Santificado sea
tu nombre" (Mt 6, 9), es decir, que le pidamos a Dios que, estando en el mundo,
no seamos como los del mundo , que nos haga santos siendo distintos en nuestra
forma de pensar y de actuar.
María es signo de la iniciativa gratuita de Dios que nos amó primero para re-
dimirnos , que no se retira del mundo ni de la historia. Por tanto, reconocer a María
comolnmaculadaes unactodoxológico,dealabanza por las "grandes cosas" obradas
en ella (Le 1, 49); pero también debe ser motivo de esperanza, porque indica la
marcha de la historia en el sentido del triunfo de la gracia sobre el pecado, un estar
involucrado en la actividad salvífica mediante la opción fundamental por Jesús,
siguiendo la huella de la respuesta de fe de María.
102
Virgen pobre, virgen de Israel
A través de la historia, se han dado distintas explicaciones a lo escrito por Lu-
cas en 1, 34: "María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco
/ ?" ·
varon.
a. Primera Opinión:
En esta paráfrasis notamos que María presenta el voto de virginidad como obs-
táculo sin solución humana. Incluso, algunos llegan a decir que hubiera preferido
la virginidad a la maternidad. Otros, en cambio, hablan de una disponibilidad de Ella
a Dios, a quien le deja el porvenir, o como de un deseo: "si es la voluntad de Dios".
Aunque no podemos negar una cierta inspiración especial que Dios haya con-
cedido a María, hoy en día es casi imposible sostener esta opinión por todos los
estudios que se han realizado.
Por un lado, los usos y costumbres del pueblo judío y su mentalidad religiosa
donde se considera el matrimonio y la fecundidad como una "bendición de Dios"
Y como su "primer mandato" (cf. Gn 1, 28). La descendencia está íntimamente
ligada a la historia de la salvación; por eso, no poder casarse o la esterilidad son
una desgracia ante Dios (Gn 15, 2; 30, 1-2; 1S 1, 4-11; Le 1, 25). Al matrimonio
se le llamaba Kiddushin, que quiere decir "Santificación", por lo que el celibato
se consideraba un impedimento para la santidad. Por otro lado, un examen minu-
cioso de Le 1, 34, a la luz de su contexto próximo y general en el Evangelio, nos
103
conducirá a interrogar al evangelista para saber cuál fue su intención real.
También se encuentran, hoy día, tres variantes de esta primera opinión que
no hablan ya de un voto sino que explican la virginidad como una respuesta a la
venida de Jesús.
b. Segunda Opinión.
c. Tercera Opinión.
104
d. Cuarta Opinión
María, por Is 7 , 14, sabía que la madre del Mesías sería una virgen, así cuando
oyó al ángel, Le 1, 31 , se percata que Ella era la llamada a ser ésta virgen/madre y,
por eso, pregunta: ¿cómo será esto, ya que en este caso no puedo conocer varón?
e. Quinta opinión
Con esto se evitan todas las objeciones a las anteriores opiniones. Pero, ¿por
qué Lucas no escribió solo la 1a parte? Con esto bastaba para dar una explicación
de la concepción virginal. ¿Por qué escribió el "puesto que no conozco varón "?
Mt 1,18-25:
105
Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio
profeta: ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. Cuando se despertó José
•
hizo lo que le había dicho el ángel del Señor y se llevó a su mujer a su casa; sin
haber tenido relación con él, María dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Je-
sús" .
"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió
repudiarla en secreto" .
José como hombre justo, es decir, como aquel que cumple la ley, la voluntad
de Dios, tenía que denunciarla, PERO como estaba convencido de la virtud de
María decidió repudiarla en secreto. No obstante, hay que hacer notar que elevan-
gelista no escribe un " PERO", sino una " Y", recalcando, de esta manera, que la
decisión de José no es a pesar de la integridad de María sino a causa de ella. Esta
actitud de José sólo la podemos entender si pensamos que María se lo platicó a
José y él lo creyó.
106
José, el justo, al oír que era por obra del Espíritu, guarda respeto por Dios y
M"aría,queahora le pertenece a Dios. Siente temor por la proximidad de Dios. Por
por lado, José comprende que ya no tiene nada que hacer en la obra de Dios. Justo
0
' :0 es él , no puede reconocer una paternidad a la que no tiene derecho. Quiere
:pararse de María por ser ~e. Dios y por eso no querí~ ponerla e.n evidenci~; la
concepción por obra del Espmtu Santo (1, 18) es la razon de la actitud de Jose .
Sólo Dios podía llevar a José a perder el temor, a tomar a María como esposa
y a aceptar la paternidad respecto de Jesús. De ahí el sueño y el mensaje de Dios
por medio de su ángel: José estaba temeroso de Dios, no es que tuviera sospechas
0 que estuviera perplejo o confuso. Por eso, en el v. 20 Dios le dice que "no tema ",
que "tome a María por esposa" . Dios, a través del ángel, le dice a José que lo
quiere como padre legal de su Hijo, así lo explica el v. 25 de darle el nombre a
Jesús (el hijo adoptado se convertía en hijo con todos los derechos, entrando así
en su genealogía). José, adoptándolo, hace de Jesús un hijo de David, un hijo de
Abraham. Y este es el centro del relato de este pasaje, explicándose así el cambio
en el v. 16: "y Jacob engendró a José, el esposo de María , de la que nació Jesús,
llamado Cristo".
Aparece claro y evidente, en este pasaje del Evangelio , que hay un pensa-
miento de José y un pensamiento de Dios, un proyecto de José y un proyecto de
Dios sobre José. Es decir, este pasaje es un relato de la vocación de José: él tenía
pensado desposarse con María y ante la intervención de Dios proyecta repudiar-
la en secreto, ante lo cual Dios le explica cual es su vocación y la misión que le
confiere. Lo que Mateo nos quiere decir, por tanto, es que José no obró por propia
iniciativa, sino guiado por Dios.
107
de una vocación. La vocación, como explica Fr. Timothy Radcliffe, O.P., es que
toda vida humana es una respuesta a la invitación de Dios a compartir la vida de la
Trinidad. Todas las vocaciones dicen algo acerca de la vocación humana que co-
niste en responder a la llamada de Dios que nos invita al Reino. Esta invitación es
la narrativa profunda de toda vida humana. Yo descubro quién soy al responder a
esta llamada.
Así José y María optan, a causa de Jesús, por la virginidad para toda la vida.
Es una decisión que responde a la voz de Dios, en la venida de Jesús , de tener un
tipo de relaciones con Dios y de consagrarse/dedicarse únicamente al servicio de
Jesús.
108
Esto significa que no se debe menospreciar el matrimonio ni hablar de la vir-
ginidad como ~n bien en ~í sin ve.r la m~tivación y la capacidad de elección (elegir
significa asumu y renunciar al mismo tiempo). ·
María es la primera persona en ser virgen por el amor personal de Jesús, lue-
go José, también responde a este mismo llamado, y ambos unidos por el amor de
Jesús dan testimonio del Reino (cf. Mt 22, 30).
María y José son modelo de los padres , cuyo amor para con sus hijos exige a
veces un sacrificio y una muerte al egoísmo. Por eso, el amor de los esposos puede
ser expresado y profundizado a través del amor a Dios y a los hijos: "Quien pierde
su vida la salvará" (cf. Le 9, 24; Jn 12, 25).
Pero, también, Ellos son modelo de los célibes por el Reino (Mt 19, 12), al
servicio de Dios y de los hermanos, sin buscar la propia gloria o recompensa; toda
su vida está al servicio de Jesús.
Significado de la virginidad
Es preciso y muy importante, al inicio de esta reflexión, dejar en claro que
hablar de la virginidad no es hablar acerca de María, sino del misterio de Jesús.
a. En el Evangelio de Juan:
Aunque hay varios manuscritos con este versículo en plural, ahora la mayoría
de los exégetas se inclinan por el singular.
109
Este versículo nos explica el modo de cómo el Verbo de Dios se hizo carne
María. En el proceso de la encarnación no tuvo parte ningún deseo-instinto
"ni por deseo de carne"; ni fue planeado por el hombre, "ni por deseo de
bre"; ni viene de los hombres, "ni de la sangre". La única paternidad respecto
Jesús fue la de Dios, "sino q~e fue engendrado por Dios". Dios engendra, por obfa\
del Espíritu Santo a Jesús, El no es un súper hombre , fruto del esfuerzo humano
para alcanzar la salvación.
b. En el Evangelio de Mateo:
e. En el Evangelio de Lucas:
Como ya vimos anteriormente, Lucas nos muestra cómo Dios, a pesar que
María estaba desposada con José, la invitó a que aceptara ser la madre-virgen del
Hijo de Dios.
110
Tanto Mateo como Lucas, reinterpretando Is 7, 14, nos subrayan la gratuidad
de la salvación. Jesús, el Salvador, es un don de Dios, iniciativa de Dios, fuerza de
pios. Por eso, cuando sólo pensamos en María usamos la expresión: María es
virgen a pesar de ser madre. Pero si centramos la atención en el Hijo, como don
de Dios, afirmamos: María es virgen porque es Madre del Hijo de Dios que viene
gratuitamente.
Son los evangelistas, Lucas, Mateo y Juan, quienes nos presentan a María
como la mujer que por vez primera en la historia, vivió la virginidad en razón
inmediata a Cristo. María fue virgen por Jesús, para ser signo del amor de Dios.
En María coexisten virginidad y maternidad. A la luz del texto evangélico, éstas
adquieren la plenitud de su sentido y de su valor en María, que como virgen llega
a ser madre del Hijo de Dios. Así Jesús es verdadero hombre en cuanto nacido
de una verdadera mujer, su madre, y es verdadero Dios en cuanto nacido de una
virgen.
d. En el Credo:
111
La virginidad es una consagración, una e
Dios ha elegido y consagrado a María para ser madre del Mesías. De ah(
nuevo tipo de relación que obtiene con el Espíritu Santo y con Jesús, que ·
habitar en Ella. La virginidad de María es una consagración que la lleva a una
dedicación al servicio en la relación con Jesús .
María vive, por tanto, su virginidad con un corazón que no conoce otro amor
más que el de Dios (Os 2, 21-22). Es una total integridad del corazón, sin división
'
que solo vive para Dios, para agradarlo, disponible a El, preocupado de las cosas'
del Señor (1 Co 7, 32-35).
Dios creó al hombre y a la mujer sexuados y les dio como primer mandato el
vivir en comunión íntima en la unidad de pareja (Gn 2 , 24). Por eso , la virginidad
como pobreza significa también una ausencia de eros (amor de posesión). Es un
estar solo, sin poder compartir la vida en comunión e intimidad con una pareja.
Sin embargo, en el corazón humano hay una "parte" que está destinada para la
pareja, siendo así que en el hombre esta "parte" sólo la llena la mujer, y en la mu-
jer sólo la llena el hombre. En la virginidad esa "parte" del corazón queda vacía.
Es un vacío que dura toda la vida ya que ni Dios, ni la oración, ni el apostolado lo
pueden llenar, es sólo el amor de pareja quien completa el corazón humano. Vacío
Ysoledad que hay que aceptar como pobreza, y esto es lo que podemos ofrecerle
a Dios.
~ti~fl?d 113
La virginidad es un desafío contra nuestro afán de poseer, lo que nos ·
llenarnos del verdadero amor, que es servicio y entrega. La virginidad de María
una pobreza que lo espera todo de Dios; es signo de que el hombre, sin Dios, es in,
capaz de alcanzar la verdadera libertad. La virginidad es reconocer que todo viene
de Dios, que todo es gracia y don de su amor. Dios se hace hombre en una virgen
para manifestar su gloria, su poder y el don gratuito de su amor. La virginidad más
que una ofrenda, es un don de Dios que se recibe libre y gratuitamente. Dios, como
nuestro tesoro y nuestra alegría, nos regala el don de la virginidad para poder glo-
rificarlo y para poder servir así a nuestros hermanos. En consecuencia, la persona
virgen es aquella que es pobre, es decir, aquella que lo espera todo de Dios.
La virginidad es vivir desde ahora la vida del Reino. Por eso, María como
virgen es un signo de la realización como mujer. La dignidad de la mujer como ser
humano , como persona, y que no está en función del sexo o de su marido o de sus
hijos.
114
La virginidad es fecunda
Jesús nos dijo que no todos entienden la virginidad por el reino (Mt 19, 12; Ap
14, 4-5). La virginidad no es un vivir sin amor, no es un mero vacío, sino un amor
de entrega y servicio a los demás. La virginidad no es un no casarse, un no tener
pareja, ni hijos, sino el vivir para Dios y para los demás. Si la sexualidad es un
valor, una maravilla de Dios, una comunicación y un compartir, la castidad no es
un reprimir ni un despreciar la sexualidad, sino un modo de asumirla en la propia
persona y vivirla en plenitud como ser humano . De ahí que, la relación de María y
José no fue una relación de pareja, sino una relación fraternal de un hombre y una
mujer como seres humanos unidos por el amor.
Los frutos de la virginidad son: alegría, amor, confianza de los demás , un con-
suelo, un estar con todos en todo. Hay algo especial en la castidad por el Reino:
un amor pleno que supera la violencia en las relaciones y hace al "otro" sentirse
amado sin ninguna condición ni afán de posesión.
• Disponibilidad.
• Apertura y acogida.
• Servicio.
María es descrita desde el principio del Evangelio con estas tres característi-
cas. María, virgen y madre , es fecunda en su virginidad y virgen en su maternidad .
Así en la Iglesia las vírgenes viven con el corazón de madres y las madres con el
corazón de vírgenes. Es la complementariedad.
María, virgen y madre, es figura de la Iglesia, pues ésta debe ser virgen en
relación con Dios y con los hombres , y debe ser madre que engendre hijos para la
Vida.
116 G?)f/!/fÍ/i(~C">JIIV'J'.._
Paralelo entre Zacarías y María en el
Evangelio de Lucas
- ZACARÍAS (1, 5-25) MARÍA (1, 26-38)
• En Jerusalén, en el Templo, en el • En Galilea, en Nazaret, en su casa .
Santo de los Santos.
• Mientras oficiaba solemnemente en • En cualquier actividad.
el santuario.
• Zacarías entra en el Templo (1, 9). • El ángel entra en su casa (1, 28).
• De avanzada edad y con una mujer • Virgen desposada.
estéril.
• Dios oye su oración. • Halla gracia delante de Dios.
• Sacerdote del grupo de Abdías, • Sin ascendencia, joven sencilla,
Isabel descendiente de Aarón. del pueblo, desposada con José.
• Es justo ante Dios. • Sin méritos .
• Se turba al ver al ángel. • Se turba al oír al ángel .
• Duda, pregunta el qué. • No duda, pregunta el cómo .
• El ángel lo castiga, no le explica, • El ángel es amable, le explica.
es rudo con él.
• Una multitud del pueblo estaba • Estaba sola.
fuera.
• Se queda mudo no puede hablarle • Va con Isabel .
al pueblo.
• Quita su oprobio entre los hom- • Entra en problemas por la concep-
bres. ción de Jesús.
117
habita en Galilea, región de extranjeros y expulsados (ls 8, 23; 9, l. 5); en Nazaret
pueblo donde no puede salir nada bueno (Jn 1, 46); en nuestras casas ordinarias. '
Pensamos que para encontrarnos a Dios hay que entrar en el templo y tener
una solemne liturgia; pero no es así, pues es el Dios de Jesús es el que nos busca,
el que entra a nuestra casa y nos encuentra al realizar cualquier actividad.
Hemos llegado a pensar que Dios elige a los que son buenos, a los justos, a los
que tienen buena ascendencia y que de alguna manera están ligados con Dios. El
Dios de Jesús, en cambio, elige a los que no tienen ningún mérito , ni ascendencia,
a los sencillos, a los "Juan Diegos". En el Antiguo Testamento, como en el Nuevo
Testamento, se nos muestra contundentemente quiénes son los elegidos: son aque-
llos que no pueden, que no tienen el perfil, que no son dignos a los ojos del mundo.
¡Dios elige, para ser el padre de un gran pueblo, a un anciano con una mujer estéril!
¡Dios elige para ir a hablar con el Faraón con el fin de liberar a su pueblo a Moisés
que era tartamudo! Entre los profetas y los apóstoles , al momento de ser elegidos,
realmente no hay nadie que valiera la pena.
Ante las grandes y fastuosas ceremonias donde reunimos a mucha gente, como
Zacarías, nos quedamos mudos, es decir, que no sabemos explicar el misterio, el
mensaje de Dios. Nos vamos apantallados , conmovidos, pero no cuestionados ni
con nada para meditar en nuestros corazones y no se suscita ningún compromiso
118
hacia los demás. En cambio, la Palabra de Dios nos comunica y nos hace ver la
realidad con los ojos de Dios, comprenderla y nos lanza al servicio de los demás
y del Reino .
Hemos creado un Dios que es estricto con nosotros, exigente, rudo, que nos
castiga, que no nos explica bien lo que quiere de nosotros. Hemos creado un ídolo
al que le damos el nombre de Dios. Por el contrario, el Dios de Jesús que es puro
amor, es bueno y amable con nosotros, nos explica una y otra vez, es paciente y
misericordioso, está con nosotros para acompañarnos, sostenernos y apoyarnos en
nuestra misión.
Morada de Dios
Al entrar en la casa de María, Dios realiza el acto más maravilloso de su pre-
sencia y revelación: la Encarnación.
María se convierte así en el nuevo templo, en la nueva morada de Dios.
Veamos el paralelo entre Ex 40, 34-35 con Le 1, 35:
Ex 40, 34-35: "La Nube cubrió en- Le 1, 35: "El ángel le respondió: "El
tonces la Tienda del Encuentro y la Espíritu Santo vendrá sobre ti y el po-
gloria de Yahvé llenó la Morada. der del Altísimo te cubrirá con su som-
Moisés no podía entrar en la Tienda bra; por eso el que ha de nacer será
del Encuentro pues la Nube moraba santo y será llamado hijo de Dios".
sobre ella y la gloria de Yahvé llena-
ba la Morada".
119
Estamos situados ante el misterio de la Shekinah, ante el misterio de la presen.
cia de Dios entre nosotros, ante la presencia de Dios sobre su Morada para llenarla
de su Gloria. Es la presencia de Dios en el seno de su pueblo, el Templo, y en el
seno del Templo, el Santo de los Santos. María es ahora la llena de la gloria de
Dios, Ella es el nuevo Templo, la nueva Morada de Dios.
María como templo del Espíritu Santo (cf. lCo 3, 16-17; 6, 19; Ef 2, 21-22),
es figura de la Iglesia y de los cristianos. Este es el mayor don de Dios al hombre:
encontrar a Dios en uno mismo. Y es el Espíritu Santo quien transforma los cora-
zones y quien renueva todo. Sin el Espíritu Santo, Cristo sería sólo alguien en la
historia. Por el Espíritu Santo somos hijos de Dios, templos de Dios.
120
Conocemos a Jesús, y por medio de Él al Padre, pero el Espíritu Santo no
tiene rostro. El Espíritu siempre está en acción en la Biblia. Su nombre es RUAH
(en hebreo) , PNEUMA (en griego), SPIRITUS (en latín), por eso Él es soplo/res-
piración. El Espíritu hace nacer de nuevo al hombre (Jn 3, 8). Como viento le da
vuelta a todo (Ez 13, 13; 27, 26) , entra en donde quiere (IR 19, 12), a veces para
calentar, otras para refrescar, y no lo podemos apresar, no se cansa.
El Espíritu Santo:
El Espíritu Santo, que habita en nuestro corazón , nos hace: hijos de Dios (Ga
4, 6), hombres nuevos (Ef 2, 1-5), produce frutos, dona sus carismas, crea la uni-
dad y fomenta la santidad de la Iglesia, nos hace orar (Rm 8 , 26-27). El Espíritu
Santo es el don supremo, es el Amor mismo de Dios (cf. Rm 5, 5 ; 1Co 13 ; 2 Co 6 ,
4-10; Ga 5, 22; Rm 15 , 30; 14, 17).
121
María~figura de la Iglesia como Morada de
Los Profetas nos manifiestan que el pueblo de Israel está en espera del Mesías
y nos presentan esta espera bajo las figuras de la "Hija de Sión", de la "Mujer" y el'
"Tabernáculo" hasta la visión final del "Templo con el Arca y la Mujer" (Ap 21,
2-3; 11 , 19-21, 1).
122
Significado de ser Templo del Espíritu
Santo - Morada de Dios
l. Como María, cada cristiano ya no se pertenece a sí mismo pues está ha-
bitado por Dios, fue comprado para que sea la morada permanente del
Espíritu (1Co 6, 20; 7 , 23; Rm 14, 8; 1P 1, 18-19).
Por eso, cada uno de nosotros tiene que vivir con la conciencia de la ha-
bitación del Espíritu Santo en nuestro ser (Rm 8, 9), de llevar a Dios más
dentro de uno que uno mismo, en nuestro seno (Ef 3, 16-19) .
Por eso, los cristianos, templos del Espíritu Santo, debemos encontrar en
Maria el ejemplo de la pureza de corazón, de la sola pertenencia a Dios
de llevarlo a los demás y le darle gloria a Él por la práctica del amor (cf:
Marialis Cultus 21).
Eso significa que no hay ya dualismos entre profano y sagrado, entre mundo
e Iglesia. María, para pensar en Dios, para tratar con Dios, para servir a Dios, para
amar a Dios, realizaba sus quehaceres cotidianos. Por tanto, la Iglesia está llamada
a ser servidora de la humanidad, a estar en el mundo sin ser del mundo, a ser sacra-
mento del amor de Dios entre los hombres , pues amó tanto al mundo que le envió
a su Hijo (Jn 3, 16). En el mundo y con las cosas del mundo los cristianos deben
construir el sacramento de la presencia de Dios, o sea, que todo debe ser portador
de la presencia de Dios y de su salvación: los deberes del hogar, la política, la cien-
cia, lo social, la cultura, la economía, el deporte , etc., es como el pan que se vuelve
sacramentalmente el Cuerpo de Cristo.
124
Arca de la Alianza
La visita de María a su prima Isabel (Le 1, 39-56) es paralela a la narración
del traslado del Arca de la Alianza por David (2 S 6, 1-23).
Si comparamos:
• 2 S 6, 1-2 con Le 1, 39: en ambos textos, tanto David como María, se di-
rigen hacia la montaña de Judea.
• 2 S 6, 5. 14 con Le 1, 41.44: encontramos que el Arca/María provoca la
alegría y los saltos de gozo de David y de Juan el Bautista, respectiva-
mente. La palabra SKIRTAN en el Antiguo Testamento (MI 3, 20; Sal
114, 4. 6; Sb 19, 9) tiene el significado de "Saltos de alegría ante el Señor
Salvador" (cf. Le 6, 23).
• 2 S 6, 15 con Le 1, 42: vemos las exclamaciones con gran voz por parte
del pueblo y de Isabel. Esta aclamación la encontramos una vez en el Nue-
vo Testamento y cinco veces en el Antiguo Testamento como aclamación
litúrgica ante la presencia del Arca de la Alianza (lCro 15, 28; 16, 4. 5 .
42; 2 Cro 5, 13). Isabel se encuentra ante María, portadora de la gloria de
Dios, como los levitas ante el Arca, lugar de la presencia de Dios.
• 2 S 6 , 10-12 con Le 1, 41.43-44: es fuente de bendiciones tanto para Obe-
dedom como para Isabel.
• 2 S 6, 9 con Le 1, 43: es similar la actitud de David ante el Arca, y de
Isabel ante María.
• 2 S 6, 11 con Le 1, 56: es el mismo tiempo de permanencia: tres meses, del
Arca en casa de Obededom y de María en casa de Isabel.
Es de gran interés hacer resaltar estos tres meses de estancia, pues Jo lógico
sería que María hubiera permanecido más tiempo, pues de seguro Isabel hubiera
necesitado más ayuda después del parto que antes. Sin embargo nos lo explicamos
si vemos que Lucas no está relatando la visita a Isabel , María de seguro se quedó
más tiempo; sino que su interés se centra en construir su narración a partir del rela-
to del traslado del Arca de la Alianza, pues ve en María la figura del Arca.
La Alianza es un "hecho" antes que una "fórmula" que pueda ser expresada
de diversas maneras (Ex 19, 4-6). Todo el capítulo 24 del libro de Josué lo reafirma.
La Alianza es un don, un favor, una gracia de Dios. La Alianza es el cumplimiento
de las promesas hechas por Dios aAbraham (Gn 17, 2-8; 18, 17-19).
El Dios de la alianza:
• Es Padre que ama y guía a su hijo (Os 11, 1-4).
• Es como una madre (ls 49, 14-16).
• Es como un pastor (Ez 34).
• Es un esposo fiel (Os 2 , 16-25) .
La Alianza es simbolizada como una boda (Sal45; todo el libro del Cantar de
los Cantares). El Arca es la señal de la Alianza (Ex 40, 1-38), lugar de la presencia
y del encuentro con Dios. Y esta presencia es la fuerza y felicidad del pueblo. Es
en el nuevo templo de Salomón (1 R 8, 23-61), en donde las peregrinaciones son
alrededor del Templo/Arca (Sal 24, 48. 65. 84; 120 a 134).
126
El Arca es señal de:
• La Alianza por la gratuidad del amor de Dios.
• Del amor fiel de Dios a los hombres.
• De la presencia amorosa de Dios con nosotros.
En María, Arca de la Alianza, se nos revela el misterio del amor de Dios por el
hombre y la llamada a la comunión con Él. Así, María es el símbolo del amor de
Dios, de su presencia viva entre nosotros y también es imagen de la fidelidad del
amor del hombre a Dios. María es el principio de la realización del "Dios con noso-
tros", del Emmanuel, y al mismo tiempo de la mayor fidelidad del hombre con
Dios. La respuesta fallida de Israel a la Alianza, en María, por la gracia de Dios,
tiene de nuevo la aceptación, de parte del hombre, del designio de Dios, de su
invitación a la Alianza.
En So 3, 17 vemos que es Dios quien nos renueva por y con su amor para que,
a pesar de nuestra historia, de la historia de cada uno, se renueve la Alianza en fi-
delidad y así vuelva a ser el Dios con su pueblo y para que el pueblo sea de Dios.
127
El Señor está contigo
Esta expresión, "el Señor está contigo" (Le 1, 28c), nos habla no ya de la
presencia amorosa de Dios, sino de su presencia como una fuerza para realizar
la misión de ser sacramento de su presencia. En el Antiguo Testamento, cuando
Dios da una misión especial promete su presencia como una asistencia, como un
apoyo y un soporte de Dios para llevar a cabo esa misión para la comunidad, para
el pueblo.
Esta historia de Gedeón tiene muchas enseñanzas y por eso es oportuno que
nos detengamos brevemente en ella (Jc 7 , 1-8). Como Gedeón tenía miedo reunió
a un ejército muy numeroso , 32 000 hombres. Dios, para que su pueblo no se
fuera a enorgullecer y pensara que por su propia mano se habían salvado, le pide,
por varios modos , que reduzca el número de soldados de 32 000 a 300. Es así que
Gedeón se quedó con el 1% para que comprendiera la fuerza y apoyo que Dios
le había prometido. Por eso, si llegamos a convencernos que en nuestra vida y en
nuestra misión nosotros ponemos el 1% y Dios el 99%, entonces, como María, di-
remos con más audacia y confianza: "Hágase en mí según tu Palabra" (Le 1, 38).
El Salmo 46 fue compuesto después de la victoria de Gedeón sobre Madián (cf. Is
37, 36; 2 R 19, 35-36).
Si Dios está con nosotros no debemos andar buscando otras ayudas , otros apo-
yos, ni mucho menos pensar que todos nuestros logros y triunfos son por nuestra
mano , por nuestras capacidades y habilidades. Si María hubiera pensado sólo en
ella, el 1%, otra hubiera sido su respuesta, lo mismo que si hubiera confiado en sus
capacidades , pero Ella confió en Dios, el 99%, en su fuerza , en su apoyo.
12s rYffmriJ~
Es la promesa de Dios a su pueblo (Jr 30, 10-11; Is 41, 8-14; 43, 1-5) que se
realizan en María, la Hija de Sión. María en su vocación y misión personal, como
personificación del pueblo y como figura de la Iglesia; Jesús se lo promete a su
pueblo, nos lo promete a todos y a cada uno de nosotros (Mt 28, 20; Jn 14, 20. 23;
15 , 5; 1 Jn 4, 12. 13. 16).
Por eso el saludo de la Iglesia es el Dominus vobiscum (el Señor esté con
ustedes), para recordarnos que Dios está con nosotros en nuestra vida ordinaria y
es nuestra fuerza, nuestro apoyo en la realización de la misión que nos ha enco-
mendado.
Los Anawin se saben elegidos de Dios, amados por Dios y por eso Él es
su Rey y Señor. Espiritualidad que hace que los Anawin, en la pobreza y en la fe ,
esperen al Mesías. Ellos no buscan la salvación por otros medios, sólo cuentan con
Dios de quien esperan, con confianza, su intervención.
129
Su vida está dedicada a Dios. Yahveh, su Rey, es el que les da vida y los dirj_
ge . Los Anawin son los siervos de Yahveh los que lo aceptan como su Rey y están
a su disposición. Dependen por completo de la voluntad de Dios, están totalmente
disponibles a Él. Su Rey y Señor son lo único importante en su vida. La espiritua-
lidad de los Anawin la encontramos en el Sal 34, 3. 5-11. 23; Sal 37, 3-5. 7. 9. 11.
35-36. 39-40. Su alegría es Yahveh que los salva (Sal 149, 24).
Al contrario de los Anawin están los arrogantes, los orgullosos, los malvados
que se sirven de su dios , los prepotentes y creídos , los egoístas y soberbios que
confían en sí mismos.
2. Jesús es un Anawin
Jesús es manso y humilde de corazón (Mt 11 , 29) , Él siendo rico se hizo
pobre (2 Co 8, 9) y se humilló tomando la forma de siervo (Flp 2, 7-8). Desde el
Antiguo Testamento, el Mesías es el Siervo de Yahveh. Así nos lo describen los
cuatro poemas en el libro de Isaías: a) Is 42 , 1-9; b) Is 49, 1-6; e) Is 50, 4-9; d) Is
52, 13-53, 12.
a. Jesús vino a servir, no a ser servido (Mt 20, 24-28). Nos enseña la actitud
del publicano frente al fariseo en su oración (Le 18, 9- 14). Nos recalca que
su Padre se revela a los pequeños y no a los sabios y poderosos (Le 10,
21). Nos da como señal de que Él es el Mesías y que su servicio consiste
en la liberación de los pobres y necesitados (Mt 11 , 5).
Pobre es el humilde confiado en Dios por su debilidad y que sabe del amor
gratuito y libre. Y se acepta pobre, incapaz de salvarse por sí mismo, pero
seguro de ser salvado por Dios. Para él todo es gracia, por eso vive en
gratuidad y gratitud. Es la pobreza de la apertura a Dios y a los hombres.
Es la misma alianza que al principio: "No tendrás otros dioses delante de
mí" (Ex 20, 3; Dt 5 , 7 ; cf. 6, 4-5. 14-15). No es que Dios necesite de nues-
tra adoración, de hecho no necesita nada de nosotros, sino que ese es el
camino de nuestra libertad. No es Dios quien pierde sino nosotros que nos
esclavizamos al absolutizar una creatura. Cuando sólo Dios es el Señor y
cuando lo adoramos sólo a Él es cuando somos libres frente al dinero, al
poder, al prestigio, a la codicia, etc.
131
de tal manera que hasta un pagano lo reconoce como Hijo de Dios. Jesús, cotn()
Hijo del hombre y como Siervo de Dios, tiene la obsesión de hacer la voluntad de
Dios (2 Co 1, 19-22; cf. Jr 20, 7-18), es su alimento (Jn 4, 34), y de llevar a cabo
la obra de su Padre siendo responsable de su misión.
María es la mujer libre porque escoge a Dios como su Señor, su Rey, por
eso es nuestro modelo en la liberación de nuestras esclavitudes y depen-
dencias de los ídolos. María es libre de todas las esclavitudes por ser la
Esclava del Señor.
132
San Ignacio de Loyola nos enseña los tres grados de humildad:
María como sierva es signo del poder, de la gracia y del amor de Dios que
baja para salvamos y conducimos a su Reino . En la humildad, la sierva
del Señor acepta el plan de Dios sabiendo que su realización no es por
medios humanos sino por la gracia divina. Acepta con una actitud abierta
y disponible, porque sabe que su Señor "ha hecho cosas grandes en Ella"
(Le 1, 49). Ante los judíos poderosos, puritanos, que se fían en sus obras,
que desprecian a los demás y que piden señales, y ante los griegos que
buscan sabiduría (lCo 1, 17-25) , Lucas les presenta a la humilde Esclava
del Señor, a María, la mansa y humilde de corazón, la misericordiosa, la
limpia de corazón, la constructora de la paz, la que tiene hambre y sed de
justicia, la que ha elegido ser pobre y tiene a Dios por Rey.
133
e. Responsable ante la voluntad de Dios: María vivió su vida condicionada
la Palabra de Dios, fue una constante respuesta a su llamada, un continU:
discernimiento de su voluntad en las circunstancias que experimentó. Ma,
ría responde así: "hágase en mí según tu Palabra" (Le 1, 38); su respuesta
no fue: "sí, lo quiero , lo acepto, estoy de acuerdo", sino que como la sierva
acepta la voluntad de su Señor, cualquiera que ésta sea.
Como dice Paulo VI, en Marialis Cultus 21: "Pero María es, sobre todo
modelo de aquel culto que consiste en hacer de la propia vida una ofre~
a Dios ... Con el oído atento a la voz de la Virgen cuando Ella, anticipan-
do en sí misma la estupenda petición de la oración dominical "Hágase tu
voluntad" (Mt 6 , 10), respondió al mensajero de Dios: "He aquí la Escla-
va del Señor, hágase en mí según tu palabra" (Le 1, 3). Y el "sí" de María
es para todos los cristianos una lección y un ejemplo para convertir la
obediencia a la voluntad del Padre, en camino y en medio de santificación
propia".
134
Se necesitan la sinceridad y la honradez. No hay que buscar pretextos para
hacerlos nuestras razones , para decir no, ni tampoco buscar excusas ni
previsiones lógicas, hay que liberarse de las ataduras y de otros intereses
o conveniencias, pues sólo el libre será siervo obediente, responsable de
la voluntad de Dios. Sólo el que es libre será capaz de seguir a Jesús sin
mirar atrás (Le 9, 62), sin poner condiciones.
135
11. En la visitación.
Mujer creyente
En la Anunciación, Lucas, nos presenta a María como: la Hija de Sión, la
Agraciada en plenitud, la Virgen pobre, la Morada de Dios, el Arca de la Alianza y
la Esclava del Señor. En la Visitación nos la presentará como: la Mujer creyente y la
Madre del Señor.
Isabel la saluda, inspirada por el Espíritu Santo, como: "¡Feliz la que ha creí-
do que se cumplirían las cosas que le fueron dichas por parte del Señor!" (Le 1,
45), Isabel es la primera, persona y mujer, en alabar la fe de María, en admirarla
como mujer creyente.
La segunda persona en alabar a María fue otra mujer: "Sucedió que, cuando
él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer entre la gente y dijo: "¡Dichoso el
seno que te llevo y los pechos que te criaron!" (Le 11, 27). Esta es una clara alu-
sión a la alabanza y admiración por su maternidad. Pero Jesús inmediatamente la
corrige: "Pero Él dijo: "Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la
guardan" (v. 28).
Jesús admira y quiere que nosotros alabemos la fe de María más que su ma-
ternidad. En el seguimiento de Jesús, María es la mujer creyente. Ella ha creído,
como nosotros, con sus luchas, tentaciones y oscuridades, en las dificultades, en
medio de un camino doloroso, y esa fe es la que la hace bienaventurada y en donde
Jesús quiere que la admiremos (cf. Me 3, 35). "Así avanzó también la Santísima
Virgen en la peregrinación de Zafe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta
la cruz" (LG 58).
La fe de María
María es la Mujer creyente que coopera en el plan de Dios con su fe , que es:
137
Retrato de la fe de María
Los primeros cristianos veneraban a María como la mujer creyente,
compañera, apoyo y modelo en el seguimiento de Jesús. Como dice el
Cultus, en el número 16, citando a LG 63: "La ejemplaridad de la Santísima V"m,
gen en este campo dimana del hecho que ella es reconocida como modelo extrao-,.
dinario de la Iglesia en el orden de /aje, de la caridad y de la perfecta unión corr
Cristo" (cf. Jn 20, 29; lP 1, 8).
Escuchar:
"A lo largo de la predicación acogió las palabras con que su Hijo, exaltando
el reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre, procla-
mó bienaventurados (cf. Me 3, 35; Le 11 , 27-28), a los que escuchan y guardan la
Palabra de Dios, como ella lo hacía.fielmente (cf. Le 2,19 y 51)" (LG 58).
Creer es dar respuesta a ese Dios que nos busca (en la vida diaria y en los
acontecimientos) y nos interpela (con su Palabra) , es responder a su llamado por
medio de la obediencia, "obedecer" significa escuchar y acoger, desde mi situa·
ción personal y desde mi posición ante Dios , su Palabra. (cf. Dt 6, 4-9).
138
Guardar- cumplir:
Características de la fe de María
l. Unafe nueva:
139
2. Una Fe más pura:
María como mujer sin méritos, ni virtud, ni obras buenas, no tiene un funda-
mento humano para creer. Todo es de Dios. Su fe se funda en la gracia de Dios y en
su Palabra (Le 1, 30). Para Zacarías su fe se apoya en que ha sido escuchada su
oración (Le 1, 13). La fe de María, por el contrario, se apoya sólo en Dios, en su gra-
cia. Zacarías tiene todas las condiciones necesarias para creer, en María todo es
adverso (la persona, el lugar, las circunstancias). A María se le pide una Fe purifi-
cada de los apoyos externos, más personal, más interior, sólo apoyada y cimentada
en Dios.
Para Zacarías lo humanamente imposible sigue siendo tal, está limitado, pien-
sa que él sólo lo ha de hacer (Le 1, 18). María se confía sólo en Dios, pues es Él
quien lo va a hacer.
140
3. La fe de María es eficaz:
María es la "Virgen oyente" que acoge con fe la Palabra de Dios. Fe que para
Ella fue premisa y camino hacia la maternidad divina, porque, como intuyó San
Agustín: '"la bienaventurada Virgen María concibió creyendo al (Jesús) que dio a
Juz creyendo'"; en efecto ... "Ella, llena de fe , y concibiendo a Cristo en su mente
antes que en su seno" ... fe , que fue para ella causa de la bienaventuranza y segu-
ridad en el cumplimiento de la palabra del Señor" (Le 1, 45) ".
Los cristianos tenemos gran inclinación a pensar en la, así llamada, visión
beatífica de Jesús y de María. Especulamos, teólogos y creyentes, que ya lo sabían
todo desde el principio . Pero el Evangelio nos dice todo lo contrario (Le 2,40. 51-
52); San Pablo nos habla de la Kénosis (Flp 2, 6-11): que es el anonadamiento de
Jesús al hacerse uno como nosotros en todo, menos en el pecado. El aprendizaje
de Jesús fue a través de las experiencias humanas. María, con mayor razón, tiene
un crecimiento en la fe. El evangelio de Mt y Le nos muestran la evolución de la
fe de María en Jesús.
141
En la Anunciación, a partir de lo que le dice el ángel sobre su Hijo,
comprende que Jesús es el Mesías engendrado por Dios. María sólo conoce a
como Mesías. En la Visitación, Isabel la saluda como "madre de mi Señor" pe
también en referencia al Mesías. María ya está sorprendida ante las mara'vu.:
realizadas por Dios en ella.
María queda admirada de: lo que dicen los pastores acerca de lo que les ha-
bían dicho de aquel niño (Le 2, 17-18); la adoración y ofrendas de los magos (Mt2
11); la huida a Egipto (Mt 2, 13ss); las palabras de Simeón y de Ana en la presenta~
ción en el Templo (Le 2, 30-33. 38). Es una fe que pide un esfuerzo, una búsqueda,
un estar abierto. Pero sobre todo en la pérdida en el templo: no comprenden la
respuesta de Jesús, de apenas 12 años (Le 2, 50). Jesús responde, a la pregunta de
su Madre, con otra pregunta: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debla
estar en la casa de mi Padre?" (v. 49). Jesús no les explica ni le aclara el misterio,
ni el por qué, sino que los cuestiona y les hace sentir más el misterio. Mientras
que María hablaba de tu Abbá , Jesús hablaba de mi Abbá. Aquí hay una nueva
revelación de la relación de Jesús respecto a su Padre que suscita incomprensión
y meditación. Así lo hará en su vida pública: Jesús tiene la misión de revelarse y
revelar al Padre.
La fe de María, por tanto , es una adhesión tanto a la persona como a las pala-
bras de Jesús , aunque no entienda, ni comprenda del todo. Jesús se revela y revela
al Padre en la vida ordinaria, en los acontecimientos, en los signos de los tiempos.
Este episodio de su pérdida en el templo es tan solo un momento extraordinario,
donde lo más sorprendente y desconcertante es que después de decir que debe estar
en la casa de su Padre, se fue con María y José a Nazaret y vivía sujeto a ellos (Le
2 , 51) .
143
6. Descubrimiento por la-fe de Jesús y del Padre de Jesús:
En Jn 14, 1, Jesús les pide a sus discípulos la fe en Él: "Creéis en Dios, creed
también en mí". La relación que María tuvo con Jesús fue la de creer en Él. La
fe de María que estaba centrada en Yahvé pasa a Jesús, el Dios que se revela a la
humanidad.
Para María el problema es: ¿quién es mi hijo?, ¿quién es su Padre? Cristo hace
la misma pregunta a sus discípulos y a nosotros: ¿Quién dicen los hombres que
es el Hijo del hombre? ... Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? (Mt 16, 13-15). La
finalidad del Evangelio es para creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Jn 20,
30-31).
144
pecadores, sus palabras contra el ayuno, su encuentro con la samaritana; su alusión
al buen ejemplo del samaritano que supo ser prójimo del necesitado, sus extraordi-
narias palabras cuando dijo: He venido a traer la división, la espada.
Ni que decir sobre ¿qué reflexionaría María cuando su hijo atacaba a las au-
toridades , a los sacerdotes, a los maestros de la ley y a los fariseos, cuando se decía
Señor del sábado y quería acabar con el Templo y las tradiciones? ¿Cómo sería la
oración de María después de que Jesús enseñó el Padre Nuestro a sus discípulos?
¿Cuál sería su experiencia cuando Jesús llegó a Nazaret (Le 4, 16-30) donde
primero lo admiran y luego lo quieren matar? ¿Cuál sería su reacción cuando su
hijo dijo: "el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna" (Jn 6, 54)? Y
ante las palabras: " ...el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de
mí" (Mt 10, 37), se preguntaría María, con todo lo que esto significa: ¿tendré que
amar más a Jesús que a mi hijo?
• Del Dios temible que se impone, al Padre, Dios de la gracia, del Amor
(1 Jn 4, 8. 16).
• Del Dios distante, inaccesible, indiferente, al Dios cercano (Encamación.
Jn 1, 14) que se interesa en nosotros y en nuestra historia y que tiene la
iniciativa de relacionarse con nosotros (Jn 14, 23).
• Del Dios de la ley, que juzga, vigila y castiga, al Padre que salva, perdona,
olvida (Jn 3, 16-17). El Padre bueno del hijo menor que lo busca por per-
dido, lo mismo que a la oveja y a la dracma perdida (Le 15), el Dios que
perdona a la adúltera por medio de Jesús (Jn 8, 1-11).
• Del Dios que exige sacrificios propiciatorios para tenerlo contento y de
nuestro lado, al Dios que es para el hombre (Mt 9, 13).
145
Como María, nosotros necesitamos hacer un esfuerzo en la fe para uc:~p11,.,._,,
7. Pruebas de la fe:
Es por los "por qué" que penetramos en el misterio. El "por qué" nace de una
situación concreta y es la fe la que nos va guiando, sobre todo en los sufrimientos
y dificultades (cf. St 1, 2-4). Interpelar a Jesús nos permite no quedarnos aprisio-
nados en nuestra situación con sus circunstancias problemáticas, ensimismados
en nosotros mismos; muchas veces nos responderá, como acostumbra, con otra
pregunta que nos abre al horizonte de Dios, a la trascendencia, aunque de momento
nos desconcierte y confunda.
146
s. La lucha de la fe:
zacarías escuchó, pero reflexionó en su interior sobre los planes de Dios, hu-
manamente irrealizables. Él y su esposa eran una pareja de edad avanzada y su mujer
era estéril. Por su experiencia conocía la vida y había experimentado en su juventud,
tos sueños, el entusiasmo y después el oprobio de no tener descendencia.
Tantos años pidiendo con gran esperanza y ahora, sin fuerzas, teme ser de
vuelta defraudado, ya no quería otro desengaño, pues ahora ya estaba resignado.
Zacarías veía la realidad con pesimismo por eso pidió una señal, pero sin dejar
de lado su incredulidad. Cuando surgen las dudas no hay que titubear, ni dialogar
con la tentación del escepticismo, sino que hay que afianzarse más en el Señor. En
tiempo de prueba no hay que mudar, decía San Ignacio.
María creyó contra toda evidencia, más allá de todos los razonamientos, de
todas las explicaciones, María creyó, como Abraham , esperando contra toda es-
peranza (Rrn 4 , 18-22). Nada es imposible para Dios, sin olvidar que su Reino no
tendrá fin.
La fe es una lucha, como la de Jacob (Gn 32, 23-31), por eso, cuando está uno
en la noche de la vida, en una noche oscura -como decía San Juan de la Cruz- de-
bemos recordar las palabras bíblicas: "sed sobrios y velad. Pues nuestro enemigo,
el diablo, como león rugiente , ronda buscando a quien devorar. Resistidle firmes en
la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos
sufrimientos" (IP 5, 8-9) .
147
Si el desprendimiento, el amor y la humildad traen la fe, el orgullo, la
y el egoísmo traen , la desconfianza, el desengaño y la incredulidad. Nos
pasar lo mismo que a Pedro, mientras caminaba hacia Jesús, mirándolo, pudo
minar sobre las aguas , pero cuando vio la violencia del viento, y dejó de llÜra¡¡¡f
Jesús, le entro miedo y empezó a hundirse (Mt 14, 22-33).
148
10. Necesidad de la fe:
Por la fe, tantoAbraham como María fueron justificados (Ga 3, 6. 9. 22. 29).
La fe es necesaria y no sólo como lo pensaban los judíos (Jn 8, 39), pertenecer al
pueblo de Israel o a la Iglesia, como pensarían muchos cristianos. A María no le
hubiera servido de nada ser la Madre de Jesús si no hubiera creído, si no hubiera
escuchado y guardado la Palabra de Dios como Mujer creyente.Así, Jesús es el cen-
tro de la historia en cuanto Dios que se da a la humanidad y María está en el centro
de la historia en cuanto acoge y escucha a Jesús, Palabra hecha carne, y se da a Él y
a los demás por la fe. María es dichosa por haber creído, y por haber creído todas las
generaciones la llamarán bienaventurada, porque por su fe Dios hizo cosas gran-
des en Ella.
• ¿No será la fe, la virtud que menos vivimos? Unos sólo creemos en unas
verdades, doctrinas o dogmas en la cabeza, o en unos métodos para al-
canzar la salvación sin que esto tenga que ver con nuestro estilo de vida,
nuestros criterios, nuestros valores y nuestra manera de pensar. Sin duda
alguna, este tipo de fe no nos lleva a centrar nuestra vida en Jesús.
• Pilato no creía en la verdad, pues no quiso escuchar a Jesús (Jn 18, 35),
pero si creía en los sueños de su mujer, en lo que otros le decían. Así al-
gunos de nosotros, más que a la Palabra de Dios, al Evangelio, les damos
más importancia a las palabras, a las opiniones de los demás, seguramente
que estaremos muy lejos de la Verdad. ¿Qué es lo que realmente influye
en nuestra manera de pensar y de ver la realidad? Muchos de nosotros nos
preocupamos por muchas otras cosas y no por el Reino (cf. Mt 6, 33).
• Ante el hombre que busca la seguridad y el vivir tranquilo, la fe implica un
riesgo, una aventura, un ponerse en camino. Si tomamos el riesgo de vivir
según la fe (cf. Rm 1, 16-17) sólo entonces adquiriremos la fuerza, la paz,
la alegría, la verdadera seguridad y comprenderemos mejor la realidad.
• La fe es la colaboración del ser humano con el poder de Dios. La fe pone
el poder de Dios a nuestra "disposición" y es la que hace que uno se pon-
ga a disposición de Dios. La fe mueve montañas (cf. Mt 17, 23).
149
11. La fe, obra del Espíritu Santo:
La presencia y acción del Espíritu Santo se dan en Isabel (Le 1, 41), en Zaca.
rías (1, 67), en el Bautista (1, 15), en Simeón (2, 26-27), en toda la vida de Jesús
(Le 4, 14). Es el Espíritu el que nos mueve a decir o hacer las cosas de Dios (cf.
Hch 2, 3-4).
El Espíritu fue el que inspiró y movió todo en la vida de María, como nos dice
el Concilio Vaticano II: "La Iglesia a imitación de la Madre de su Señor, por la
virtud del Espíritu Santo, conserva virginalmente una fe íntegra, una esperanza
sólida y una caridad sincera" (LG 64). "Y que también María imploraba con sus
oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación ya la había cubierto a ella
con su sombra" (LG 59).
María es del grupo de los pequeños, de los Anawin, a los que el Padre se re-
vela (Le 10, 21; Mt 11 , 25-27; 16, 17) . La revelación es para todos, pero sólo los
sencillos la reciben. Por eso , los que ven en Jesús, el Hijo , la imagen del Padre Y
reciben de Jesús la experiencia de Dios como Padre (el bautismo con el Espíritu
Santo), invocan y viven a Dios como Padre. No se trata de llamar Padre a Dios,
sino de saber que es Dios , al que se experimenta como Padre.
150
Como María, hay que estar abiertos al Espíritu Santo y seguir sus inspiracio-
nes (cf. Jn 14, 16-17). La Palabra exterior de Dios es la Escritura, y el Espíritu es
quien da vida a esa Escritura y nos hace comprenderla. (cf. Jn 14, 25-26). La Pala-
bra interior de Dios es el Espíritu Santo que nos enseña cosas nuevas y a interpretar
Jos signos de los tiempos (cf. Jn 16, 13-15). El Espíritu, por su gracia y por la fe ,
nos da un corazón nuevo (Ez 11, 9), nos da vida y movimiento (Ez 37, 1-14).
Hoy María, la mujer creyente, que aceptó el Espíritu en toda su vida nos con-
duce a nosotros los cristianos, que lo tenemos tan olvidado, a tomarlo en cuenta, a
acogerlo y a seguir sus inspiraciones.
Cuando María llegó a la casa de Isabel saludó con la palabra de Dios , por
eso:
Esta expresión indica que estamos en el día de Yahvé (Sal 114, 4-6; Mal 3, 20-
23). Lucas cita la última frase de Malaquías en 1, 17 , en donde Juan es considerado
como Elías, cuya vuelta era considerada como preparación de la era mesiánica (cf.
Mt 17 , 10-13 ; Le 9 , 30). Es la alegría de la salvación (Ap 19, 7 ; Jn 8, 56).
151
• Isabel quedó llena del Espíritu Santo ,
La efusión del Espíritu es también un signo del tiempo mesiánico
2 , 16-17 citando a n 3, 1). Dios renueva a su pueblo por medio
Espíritu (Nm 11 , 29; Jc 6, 34). El Espíritu viene para la salvación (Ez
26), razón por la cual Lucas menciona, constantemente, al Espíritu tanto
en su Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles.
María está unida a la misión de su Hijo como su madre, la madre del Se~
Madre e Hijo están unidos tan plenamente que la palabra de la Madre transmite la
del Hijo. Se subraya la realidad de la Encamación. El saludo de María, a causa del
Mesías/Señor encamado en Ella, se convierte en Palabra de Dios que comunica su
Espíritu y produce la salvación y, por ello, trae la alegría.
Ser "bendita entre las mujeres" significa, para María, que Ella es quien ha
recibido las bendiciones prometidas por Dios en el Antiguo Testamento y, por eso,
pertenece a su plan y está en comunión con Él. Se usa este mismo término en la
entrada mesiánica en Jerusalén (Mt 21 ,9; Le 19,38; Me 11 ,10; Jn 12,13). Jesús lo
aplica a su vuelta (Mt 23,39). Así la bendición tiene un carácter mesiánico yesca-
tológico .
En hebreo no hay esa diferencia en la palabra BARUK, (Gn 14, 19-20; Jdt 13 ,
17-18; 14, 7; 15, 10); por eso, podemos hacer un paralelo entre estos pasajes del
Génesis y Judith con Le 1, 42.
La madre del Mesías es la más bendita por el Bendito que viene en nombre del
Señor y, por ello, la más perfecta acción de gracias a Dios.
153
Paternidad de Abraham - Maternidad
María
La historia de Abram comienza en Gn 12,1-3: " Yahvé dijo a Abram: "Vete de
tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré
De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú u~
bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En
ti serán benditas todas las naciones" " . Bendición/promesa que alcanza su cumbre
y realización en María, la Hija de Sión.
154 ~'~
Gn 17,17 (cf.18, 12-13) - - - - - - - . Le 1, 34
Gn 18, 14 Le 1, 37
Gn 18,3 Le 1,30
155
En el Nuevo Testamento toda maternidad en el Nuevo Pueblo de Dios
su valor en referencia a Jesús y es prolongación de la de María. Toda
paternidad conlleva la vocación mariana porque reproduce la maternidad de Maña
es decir, en cada hijo, hija , los padres ven a otro Jesús que engendran, crían, edu~
y ofrecen al Padre para salvación del mundo.
Esta es la idea de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo, donde cada cris-
tiano ya no es él mismo sino que es Cristo quien vive en él (cf. Ga 2, 20; Rm 8
10-11; Flp 1, 21 ; Col 3, 3-4). Todos los hijos en la Iglesia, los cristianos, son 0~
Jesús, bendición de Dios , que reciben el Reino como un don y una tarea y que son
causa de bendición para todas las naciones.
La alianza con David es una bendición, una gracia y misericordia por parte
de Dios. Él lo ha hecho rey sacándolo de entre los animales. Pero a David se le
ha olvidado del llamado del Señor, de su origen y pretende edificarle una "casa"
(templo), pero es, más bien, Yahveh quien le edificará una "casa " (dinastía), que
será eterna. Le promete un descendiente que será el hijo de Dios (Sal 2, 7) Yle
construirá su casa. Y será como su padre David:
156
Salomón:
157
Sedecías:
La historia hace ver el verdadero significado del reino del hijo de David.~
los profetas quienes explican el profundo sentido de la promesa hecha a David. Pa
las profecías de Jeremías 23,5-6,queexplicanZa3 , 8 y 6, 12,y Jr30, 8-9y Am9,U
que prometen la restauración de la casa de David y su reinado (cf. Sal 89).
Las profecías de Ezequiel 34, 23. 25. 30. 31, donde el rey será un pastor, aS{
como Yahvé era el Pastor de su pueblo antes que el pueblo mismo le pidiera que tes
diera un rey como las otras naciones (Ez 47, 13-48, 29). El Mesías rey será como
David, el siervo de Yahveh (2 R 8, 19; Sal 18, 1; 89, 4 . 21).
Se comprende ya, esta realeza, como realeza espiritual; por eso en Ezequiel
se profetiza: la nueva Jerusalén, el nuevo templo (40, 1ss), la nueva alianza en el
corazón (36, 26-27), el templo de la gloria de Dios, en lugar de la casa caída de
David (43 , 5; cf. Am 9, 11). Y la nueva Jerusalén llevará por nombre "Yahveh está
allí" (48, 35).
Hb 1, 5 = 2 Sm 7, 14; Sal2, 7
1, 8. 9 = Sal45,6-8
1,13 =Sal 110, l.
159
d. La Madre del rey. Cristo, el hijo de David, es el rey. Y, por eso,
la madre del rey.
Jesús será rey/pastor como Yahvé (Ez 34, 23-25). Zacarías así lo profetiz6
citando el Sal132, 17 , en Le 1, 67-70. '
Salvación anunciada a los pastores (Le 2 , 11) , que proclama Simeón (Le
2, 30-32). Y salvación que es universal (Rm 15 , 12 citando a Is 11, 10).
María en su fiat acepta ser la madre del Salvador. Ella aceptó y quiso la
salvación inaugurada por el nacimiento de su Hijo. Comienza así el triunfo
del descendiente de Eva (Gn 3, 15). María, como la mujer, es Israel-huma-
nidad que da a luz al Salvador, don de Dios. Jesús , viniendo del Padre, no
deja de venir de Abrahán y de David, no destruye la historia humana si-
no que la hace desembocar en la riqueza de Dios hasta la Parusía (Ap 21.
2-4; 22, 16). Encarnándose en María, Jesús se encarna en la historia y en
la humanidad.
160
María, la madre del Mesías y Señor, es la madre del Hijo de Dios, del Sacer-
dote, del Profeta, del Rey/Pastor y del Salvador, en cumplimiento de la bendición/
promesa hecha a David.
Esto es lo que hace precisamente el sacramento del Bautismo con cada cristia-
no: por el Bautismo nos incorporamos a Jesús y por eso, en Él, el Espíritu nos hace
hijos de Dios y participes de sus funciones sacerdotal, profética y real, y nos otorga
la misión de salvar al mundo, de construir el Reino de Dios evangelizando (cf. LG
33 a 36); es decir, que nuestra misión, como bautizados, es la de ser "jacilitadores,
para los demás, del encuentro con Jesús".
Adopcionismo: según esta herejía, que tuvo como autor a un rico curtidor de
pieles, Teodoto de Bizancio, Cristo era solamente un hombre, al que Dios "adop-
tó" (de ahí el nombre de esta herejía) como hijo , en el momento de su bautismo y
al que confirió una potencia divina para que pudiera llevar a cabo su misión en el
mundo .
161
En efecto, los agnósticos oponían el espíritu, al que con
principio bueno y puro, a la materia, a la que consideraban como su
gún esto, el proceso de redención del hombre consistía en una progresiv
ción de todo lo que fuera materia con el fin de hacerse espíritu puro. As~
no podía rebajarse haciéndose verdaderamente carne o materia. '
162
humana. Jesús-hombre tiene en María la Madre de Dios. Así la maternidad de
María significa para Cristo: la verdad de la Encarnación, un Dios hecho hombre
que tiene una madre humana, que es un hombre de una familia humana, con todo
Jo que esto implica: su nacimiento, el estar sujeto a sus padres, aprender de ellos,
el tener unas relaciones humanas, el amor filial, el agradecimiento, la comunión,
la necesidad mutua, etc.
Maternidad humana:
163
Maternidad divina:
María es madre de Dios por obra del Espíritu Santo. María es Madre
por Jesús, el hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre.
l. Con el Padre
La maternidad de María es participación de la paternidad de Dios Padalt
María, como hija del Padre, coopera en su paternidad dando vida a
81
Hijo.
2. Con el Hijo
En la intimidad de los lazos maternales, María engendra al Hijo que ..
ha engendrado desde la eternidad. María es hija en el Hijo. Por eso, lf!
maternidad lleva a María a una nueva vida de fe, esperanza y caridad. Ef
su relación con Jesús se fue fraguando su corazón de hija de Dios. Mq
aprendió de su Hijo a vivir en plenitud como hija de Dios.
4. Con la humanidad
Jesús es el comienzo de la nueva humanidad. Todos en Jesús somos hijos
de María y participamos de la relación que tiene con su madre. María es la
madre espiritual que, con su Fíat, engendra a Jesús y a todos los hombres
sal vados por Él.
S. Con la Iglesia
La Iglesia es el Pueblo de los que han sido escogidos y han acogido a J~
sús. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo que reúne a todos en el JesúS
pleno y total, cuyas características son la maternidad y la unidad.
164
En María, Dios nos ha mostrado lo que quiere de su Iglesia y lo que será vivi-
do en la gloria. María suscita nueva vida, ayuda a construir a la nueva humanidad,
es hermana en la iglesia y como mujer creyente es modelo y guía en el seguimiento
de Jesús y en la recepción del Espíritu Santo para la vida y misión de la Iglesia.
Así como el Espíritu Santo engendró en y con María a Jesús, el Hijo de Dios,
sigue ahora engendrando en y con la Iglesia a los hijos de Dios.
Saoer )bispo
Sacerdote i M1nisteno
Sacerdotal
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Secular MARIA- MADRE Diácono
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PIRITU SANTO •
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Ministerio Ministerio
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Religroso Laica!
Este esquema, que nos muestra las relaciones de María con el Padre, con el
Hijo y con el Espíritu Santo, nos puede ayudar a explicar el misterio de la Iglesia.
En el catecismo enseñamos que el misterio de Dios es el misterio de un solo Dios
en tres personas distintas. De la misma manera podemos afirmar que el misterio de
la Iglesia es el misterio de un solo pueblo de Dios con tres personas distintas.
Así como el Padre tiene la "función" de dar Vida, así en la Iglesia el Sacerdo-
te ministerial tiene la función de dar vida. De igual forma que el Hijo tiene como
"destino" el Vivir en plenitud la Vida que ha recibid o del Padre, así en la Iglesia
los Religiosos se consagran, se dedican a vivir en plenitud la vida de Jesús, el hijo
de Dios. De la misma manera que la "misión" del Padre y del Hijo es por obra
Mt'm ti~~ 165
del Espíritu Santo, así en la Iglesia podemos decir que los Laicos son los que
la misión de evangelizar construyendo el Reino de Dios en el mundo.
Los religiosos, que sin dejar de serlo, salieron de sus conventos para realiJa
una misión en el mundo como laicos y florecieron las congregaciones de vidl
apostólica. En el Concilio Vaticano II se autorizó, por primera vez , que sin dejar de
ser hermanos religiosos , algunos de ellos, pudieran recibir el sacramento del Orden
y prestar un servicio sacerdotal.
Aparecieron también los Institutos Seculares formados por laicos, que sin de-
jar de serlo, viven la vida religiosa. El Concilio Vaticano II promovió el Diaconado
permanente, que en el fondo, al menos así lo considero, son laicos que ya prestan
ciertos servicios sacerdotales y esperarnos que algún día, sin pertenecer al orden
sacerdotal y a la jerarquía, haya laicos que puedan prestar un servicio sacerdotal
completo.
Hay que insistir que así como en la Santísima Trinidad, las tres divinas perso-
nas son distintas pero iguales, así también en la Iglesia las personas son distintas
pero iguales , pues todos formamos el pueblo de Dios. Son distintas en su identidad,
función y misión pero no hay ninguna diferencia entre ellas. Ser sacerdote lo hace
distinto pero no lo hace más que ser religioso o laico. Ser religioso lo hace dis-
tinto pero no más o menos que un sacerdote o un laico. Ser laico lo hace ser distinto
pero no menos que un sacerdote o un religioso.
Por otro lado , tenemos que por el Bautismo todos participamos de la función
sacerdotal, profética y real de Jesús. Por eso todos somos sacerdotes, profetas Y
reyes. Pero hay un sacerdocio ministerial que pertenece a los Obispos y sacerdotes.
en tanto, el servicio del ministerio profético lo ejercen los religiosos y el ministerio
real le pertenece a los laicos (cf. LG 33-36).
166
En sí podemos afirmar que los laicos tienen la responsabilidad de construir el
Reino de Dios evangelizando; los sacerdotes colaboran en la misión de los laicos
dando vida por medio de los Sacramentos y la Palabra; los religiosos colaboran
también con una vida que denuncia las injusticias y anuncia la manera de vivir en
el Reino, animando un estilo de vida , que no es otro que la espiritualidad de acuer-
do a cada carisma congregacional. Es así, que hoy día podemos hablar de vida,
espiritualidad y misión compartida.
El Magníficat
Hay varias teorías sobre el origen de la composición del Magníficat (Le 1,
46b-55) , entre ellas se ha considerado que es:
167
Podemos dividir el Magníficat (Le 1, 46b-55) de dos formas:
a.
46b-47.49-50 Alabanza a Dios por su salvación gratuita,
la alegría mesiánica.
51-53 Dios muestra su misericordia.
54-55 Dios muestra la realización de las promesas.
48 María como personificación de los humildes.
b.
46-47 La actitud de María.
48-49 Acción de Dios en favor de María.
50-53 Acción de Dios en favor del hombre.
54-55 · Acción de Dios en favor de Israel.
Ana en su cántico habla de Yahveh que levanta del polvo al humilde y alza
del muladar al indigente. La palabra que se usa en el texto griego es TAPEINO·
SIS y designa la pobreza, la humildad, la humillación , la penuria, la estrechez, la
debilidad, la pequeñez, la indigencia en todos los sentidos, tanto personal, social,
cultural como económicamente hablando (cf. Dt 15, 11; 24, 12; Am 2, 6s; Is 10, 2
Jr 22, 16; Jb 34, 28s; Si 4, ls; St 2, 2s), y que son fruto de la explotación, la opre-
sión y desprecio de los ricos y poderosos hacia los pobres y que es condenada por
la ley (Ex 22, 20-24; Dt 24, 10-17; Lv 19, 10; 23, 22).
168
El canto de Ana expresa la esperanza de los pobres en el Mesías/ Rey (lSm 2,
que les dará la liberación. Es un cántico del Amor de Dios por los pobres, de
Misericordia que se manifiesta en un cambio al orden del mundo. Es la miseri-
rdia de Dios que interviene y revoluciona las relaciones injustas, exaltando a los
~mildes y saciando a los hambrientos.
2. Canto de Habacuc (Ha 3, 3-19):
Este cántico nos habla de la liberación del pueblo de Dios, haciendo referen-
cia al Éxodo, renovando así las maravillas que hace a favor de su pueblo (cf. Ex
]5, 14-16; Ex 14 y 15).
169
a. Canto de alabanza: Le 1, 46b-47. 49-50
Toda la gloria corresponde a Dios, por eso María reconoce que todo es por
y le da gloria. Su canto es una acción de gracias por su salvación (Le 1, 47); 110 •
para su engrandecimiento y orgullo propio, sino para gloria de Dios. Este cántii\;
manifiesta la grandeza de Dios. El término Megalynein evoca también el tema,dtl
Antiguo Testamento, de la salvación de los afligidos y la restauración de Sión,de
la liberación del resto fiel del pueblo (cf. 2 R 7, 22; Sal9; 30, 8; 33, 3-4; 56, 10-U;
68, 30-31. 36-37).
170
48a: uporque ha puesto los ojos en la humildad de su eselavan,
El verbo "poner los ojos" , en griego epiblepo , tiene un sentido social y libe-
rador, y expresa la preocupación divina por la angustia humana (Sal 12, 4; 24, 16;
68, 17-18; 118; 132). Dios mira la angustia personal con desvelo (Con Ana, por
ejemplo, lSm 1,11; cf. Gn 16, 11; 29, 32; 31, 42; 41 , 52; IR 1, 11; 2 R 16, 12; Est
4-8). Y también mira Dios con desvelo la angustia del pueblo (cf. lSm 9 , 16; Ex
3, 7; Dt 26, 6-7; 2 R 14, 26; Ne 9, 9; Jdt 6, 19; 16, 13). En los salmos (9 , 14; 21 ,
22-27; 24, 18; 30, 6-8; 118 , 50; 135, 23) . En el Salmo 102 vemos la respuesta de
Dios al angustiado (cf. Ex 14, 24; Jc 6, 14; Lv 26, 9).
¡Qué necesidad hay de meditar en nuestro Dios que mira con preocupación
y desvelo nuestra indigencia, humillación, angustia , debilidad , pequeñez, lo amo-
lado y jodido que estamos , tanto en lo personal como también como pueblo y que
escucha con misericordia nuestras plegarias, las súplicas de su Pueblo!
171
de aldea , sin nada de que enorgullecerse, sin ningún poder ni riqueza;
que Dios puede realizar cosas grandes en Ella. La gloria por la humildad
breza (Dt 26, 7-11). María personifica a todos los Anawin (Sal 34, 3-4;
10-11).
María puede ser llamada "bienaventurada" por la gran distancia que hay en-
tre ella y la gloria de Dios que resplandece; por eso, al invocarla nos encamina al
encuentro con Dios, a su adoración, a su amor. Ella es la sierva humilde que orienta
a los hombres, a través de su pobreza y de su pequeñez a la gloria de Dios. La ala-
banza a María, por tanto, nos debe de llevar y conducir a Dios.
Ella es llamada "bienaventurada" por ser Madre de Dios, pues en María todo
es Dios, por Dios y para Dios. Recibe a Dios para manifestarlo y se desprende de
los hombres para orientarlos hacia el Salvador. Por ello, la alabanza a Dios es por
medio de María. La importancia de la mirada de Dios que hace a María grande,
que la hace "bienaventurada" . "La luz de María es Cristo":
172
preocupación, sin razón ni fundamento . María se reconoce como su sierva que
rnerece nada de su Señor, pero a la vez se siente amada y tomada en cuenta por
~os. Por eso, engrandecer a Dios se identifica con la alegría de la vida.
María como buena mujer de su pueblo no llama a Dios por su nombre sino
como el "Poderoso", el "Santo", el Totalmente Distinto, el Totalmente Otro, el
Trascendente que hace maravillas más allá de la inteligencia del hombre, de forma
distinta a nuestros pensamientos. Comienza entonces, la santificación del nombre
de Dios (cf. Ez 36, 21-32; 39, 27-29) .
Pero para María es, sobre todo , el Dios de la misericordia que derrama su a-
mor eternamente de generación en generación (Le 1, 50). Dios que ayuda a su
pueblo con su poder, con su santidad/justicia (Sal 89, 2; Sal 136, 101). Dios
misericordioso (corazón sensible a la miseria) que no permanece indiferente a
los seres humanos, a su pueblo, a sus miserias. Él toma partido por los pobres
y protesta de la injusticia y la opresión. Dios, para María, no es un ídolo para el
templo o para la casa, sino un Dios vivo que es Santo, Justo y Misericordioso con
todos. Dios escucha siempre a su pueblo (Le 1, 48 y 54).
María es signo del gran amor y misericordia de Dios. Por Ella, la misericordia
divina pasa a todos los hombres. De María nace la plenitud del amor, Jesús , que da
su vida por todos, Amor gratuito que sobrepasa la inteligencia humana. Así como
Abraham es signo de la misericordia de Dios para Israel , María es signo de esta
misericordia para la Iglesia; razón porque nos permite invocarla como: Consuelo
de los afligidos, Auxilio de los cristianos, Salud de los enfermos, Refugio de los
pecadores y Causa de nuestra alegría .
173
b. Canto de la misericordia: Le 1, 51-53:
Esta parte del Magníficat explicita la misericordia del Creador, del DiOS/
Amor, Santo y Poderoso. Misericordia que explica la santidad y el poder de Dios.
Un amor misericordioso y desconcertante. Una misericordia de Dios que no es
para el final de los tiempos sino para hoy, asumiendo formas históricas y que se
concreta en gestos transformadores para establecer la justicia.
María nos recuerda algunas mujeres del Antiguo Testamento que hablaron de
la justicia y de la gloria de Dios (Ex 15, 21): Débora (Jc 4 y 5); Judit (9, 11-12; 13,
14 y 20; 15, 9); Ana (lS 2, 4). El amor/misericordia de Dios se manifiesta en actos
de justicia. La Iglesia aprende de María que el amor de Dios no es un sentimiento,
sino un amor que le hace sufrir con los que sufren buscando su liberación, un amor
que es transformador y que dignifica a todos los hombres y mujeres.
Lucas nos muestra los signos de la misericordia del Señor (1, 51-53), se pue-
den buscar otros , pero es interesante destacar que coinciden con los tres aspectos del
pecado original en Génesis. Nos enseña que el Amor de Dios es concreto, humano,
social y no sólo consolación espiritual. Un amor, misericordia que justifica, que
busca humanizar, a unos por ser inhumanos y a otros porque sobreviven en una
situación infrahumana.
1 . La soberbia que nos hace vivir al margen de Dios buscando sólo el pres-
tigio, lo que lleva al hombre a despreciar a los demás. Por eso la miseri-
cordia de Dios lo salva , lo humaniza, dispersándolo en los pensamientos
de su corazón.
174
El ansia de poder que lleva al ser humano a tratar de dominar a los demás
z. y oprimirlos. Se resalta entonces, la misericordia de Dios que lo salva, lo
humaniza derribándolo de sus tronos.
. La ambición de la riqueza que centraliza nuestra vida en el tener y por eso
3
fácilmente llegamos a explotar a los demás. Es aquí donde, la misericordia
de Dios transforma al hombre, lo salva, lo humaniza, mandándolo con las
manos vacías .
4. Asimismo, la misericordia de Dios salva, humaniza a los humildes, exal-
tándolos, y a los hambrientos, colmándolos de bienes; es decir, los libera
para que vivan con la dignidad de seres humanos
Dios hará "una cosa nueva" (ls 43, 19). Jesús por su Encarnación, Eucaristía
y Redención transforma el mundo y empieza así el Reino de Dios, un Reino de
amor, justicia, libertad, fraternidad (Le 6 , 20-26). Por eso la justicia social, la
igualdad de derechos, la comunidad de bienes y la paz, son los signos del amor/
misericordia del Mesías/Rey. El Evangelio es la completa salvación, la liberación
humana; por eso, el fundamento de la vida digna como ser humano, como hijo de
Dios, no pueden ser: los pensamientos de los soberbios, ni las riquezas, ni el poder,
sino que ha de ser Dios que nos ama y nos regala su amor para que amemos . Se
dice entonces que , el canto del Magníficat es un agradecimiento por la salvación
de Dios.
175
María canta la alegría en Dios, su Salvador, que es misericordias0
como lo ha sido conAbraham que lo dejó todo, con losAnawin que
en Él, con Ella, la humilde sierva del Señor, con Cristo que no tenía _d,oJ•n..,d,,....
la cabeza y que nos enriquece con su pobreza (2 Co 8, 9; Mt 8, 20), con~
de los pobres, de los mansos, de los afligidos , hambrientos y mi a
los puros, de los pacificadores y de los perseguidos.
176
2. A Jesús como el cumplimiento de la promesa. A Jesús que lleva a cabo
la obra de su Padre: el Reino que humaniza. A Jesús que con su vida y
misión explica las palabras de María (canto del Magníficat). A Jesús que
con su Encarnación, Eucaristía y Redención transforma el orden de este
mundo.
3. El proyecto de Dios para el ser humano: libre de la esclavitud de los ídolos
del prestigio, dominio y riquezas; libre de la opresión, de la explotación y
del desprecio/marginación. El proyecto de un hombre/mujer que viva a pie-
ni tud y con dignidad. Proyecto donde el ser humano, que abierto a Di os por
su pequeñez y pobreza, recibe el don de su Espíritu/Amor de Dios, agra-
deciendo este don con una nueva vida y con la alabanza como hijo/hija de
Dios. Proyecto en donde cada persona abierta a la otra, por amor, tiene re-
laciones fraternas, justas y de igualdad. Proyecto donde un hermano, una
hermana, sabe compartir y ser solidario. Proyecto donde el ser humano
construye el Reino de Dios, Reino que ha recibido como don y compro-
miso, evangelizando, humanizando.
4. Su corazón, su vida y preocupación como figura de la Iglesia. Su oído
presto a escuchar la Palabra de Dios y los clamores del pueblo, de las
personas. Su actitud como la profeta fiel a Dios y fiel al pueblo y a sus
apuros, denunciando la injusticia y anunciando la Buena Nueva del Reino.
Su actitud de alabanza a Dios y de intercesión por el pueblo. Su actitud de
engrandecimiento de la misericordia de Dios y súplica para que se mani-
fieste como salvación de los soberbios, los poderosos y los ricos, y como
liberación del humillado y del hambriento.
Por eso, hoy, hay que insistir más en María como la Mujer Creyente, la fiel se-
guidora de Jesús, como la Mujer plenamente liberada y "Madre de la liberación" ,
en su colaboración con la obra de la salvación que muestra el amor y la acción de
Dios en cada hombre y con ello cambia la sociedad. Hay que ver a María en el
centro de la experiencia vital de los creyentes.
María canta la liberación porque ella es la Madre de Dios, la Madre del Hijo
de Dios, Jesús, que es el Salvador y, por ello, fundamento de la felicidad (bien-
aventuranza) de los hombres , de su alabanza y gratitud.
María, como dice Paulo VI, es "como espejo de las esperanzas de los hombres
de nuestro tiempo ... La mujer contemporánea comprobará con gozosa sorpresa
177
que María de Nazaret, aún habiéndose abandonado a la voluntad
algo del todo distinto de una mujer pasivamente remisa o de re · .,· ,.......__,
te, antes bien fue mujer que no dudó en proclamar que Dios es vtnalcaMi
humildes y de los oprimidos y derriba sus tronos a los poderosos del
37).
178
. En el viaje a Belén, en el nacimiento
Jesús, en la visita de los pastores y en
la presentación.
María, Madre del Siervo Sufriente
María da a luz al Salvador, al Señor y Mesías (Le 2, 11). Comienza así una
nueva época de salvación, salvación que es para todos . Esta es la idea de Lucas en
el Libro de Jos Hechos de los Apóstoles: la salvación que realizó Jesús en Jerusa-
lén , llega a Roma, centro del mundo hasta entonces conocido, porque la salvación
es para todos. Por eso en Le 3, 4-6 prosigue la cita de Is 40, 3: "todos verán la
salvación de Dios" .
Otro texto al que hace referencia Lucas es el de Mi 4, 6-10. Aquí se nos habla
del Reino de Yahvé, de la liberación de Israel y del parto de la Hija de Sión. El
alumbramiento de María, la hija de Sión, en pobreza y despojo (Mi 4, 8-10) trae
una gran alegría a todo el mundo (Mi 5 , 1-4). Pero ya no sólo es la alegría mesiá-
nica como con Isabel . María empieza a padecer, pues Ella no es como cualquier
mamá que goza de un hijo suyo, sino que sigue la misión y el destino del Mesías,
que es Hijo de Dios, que le proporciona alegría y dolor. Para María, la alegría y
la maravilla van unidas al despojo y sufrimiento. Jesús en su nacimiento mismo
comienza su retorno al Padre (Jn 16, 28).
• El edicto para que en Belén naciera el verdadero rey que reinará hasta lpt
confines de la tierra (cf. Sal 2, 7-8), aunque sea desconcertante que esto¡¡
viera recostado en un pesebre. Por eso el Mesías-Rey, no es un rey comq
César Augusto que domina con violencia sino que reinará por medio~
estab1ecimjento de la paz en la tierra, fruto de ]ajusticia, respeto, fraterni-
dad e igualdad (Le 2, 14).
• En Mi 4, 10 leemos: "¡Retuércete y grita, hija de Sión. como mujer en
parto, porque ahora vas a salir de la ciudad, y en el campo morarás.
¡Llegarás hasta Babel, y ahí serás liberada, ahí te rescatará Yahvé de la
mano de tus enemigos!". La mención de Babel se refiere al destierro Y
deportación a Babilonia, lugar donde comienza la liberación. En el libro
del Apocalipsis, la gran Babilonia es Roma (Ap 14, 8; 16, 19), donde ]os
cristianos, pueblo de Dios, son oprimidos y perseguidos (cf. 1 P 5, 13).
El edicto, por lo tanto, simboliza el dominio, la opresión del imperio sobre
jesús y su familia, no es que María acompañó a José sino que fueron, sometidos,
empadronarse, y es ahí donde comienza la liberación, salvación de la humani-
~ad, en el despojo, sufrimiento y marginación. Comienza el rescate de las manos de
¡os enemigos del ser humano, para una vida digna y plena, llena de la paz (cf. Le
l, 68-71).
b. ¿Qué mensaje nos ofrece el signo del niño envuelto en pañales y recos-
tado en el pesebre?
Le 2, 6-7: "Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los
días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y
fe acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento".
El ángel les dice a los pastores que este niño, "envuelto en pañales y acostado
en un pesebre", les servirá de signo de que les ha nacido un Salvador, que es el
Cristo, el Señor.
En el Antiguo Testamento (cf. Ex 3, 12; 15 , 2-34; 14, 10; 2 R 19, 29; 20, 9;
Is 37, 30; 38, 7) una señal, un signo, es un suceso extraordinario y milagroso que
se otorga como garantía de una promesa, como respuesta a una duda para dar más
ánimo a la fe.
En cambio, en el Nuevo Testamento (cf. Hch 2, 43; 4, 33; 5, 12. 15-16; 8, 6-8.
13; 14, 3), las señales son signos del tipo de misión que se otorga, son concedidos
espontáneamente y no como respuesta a una duda. Ya no son sucesos milagrosos
para garantizar las promesas, sino que son la irrupción de una nueva realidad en
nuestra historia: el Reino de Dios y el Espíritu, y no son sólo un apoyo a la fe, sino
también una llamada a la conversión y una explicación de las palabras. La eficacia
de los signos en el Nuevo Testamento está en condensar el mensaje evangélico y
en llegar al corazón (cf. Hch 2, 37-39); no en vano, el signo más efectivo es el de
la Cruz (lCo 1, 22-25). En el Evangelio de Lucas, Jesús es signo de contradicción
(2, 34) y una señal para esta generación (11 , 29-32) .
181
Un signo tal que los Santos Padres le llamaban el "Espejo de la
cramento del Evangelio" (cf. 2 Co 8, 9; Flp 2, 6-7). Tanto el "niño t::n,,u...rolll
pañales y acostado en un pesebre" como el "hombre envuelto en pañales y Ctawál!ái
en la cruz" , y a los que podríamos añadir el "pan partido" y la "sangre ue¡r,.n~
da", son signos del mensaje del Evangelio y que nos piden, nos invitan co
María, a u~a conversión del corazón. Conversió~ en la ma~era de pensar.'de:::
de concebu al ser humano, a los valores, a la realidad y al m1smo Dios, de la mis
manera la forma en cómo realizamos nuestra misión. lila
182
yahveh, el Pastor de su Pueblo, mandará un príncipe, el Mesías-Sal~ador,
el Pastor para que cuide a su rebaño, es por eso que Dios anuncia que El rei-
a su pueblo(= el Reino de Dios), por medio de este Mesías/Pastor, en justicia
paz. comenzando este reinado con los humildes , los pobres y marginados, los
pastores, llegando hasta los gentiles, los magos .
Jesús, el Buen Pastor, no dice que hay malos pastores, sino que afirma que si
00 se es un buen pastor, es decir, que si no se da la vida por las ovejas entonces se
es un ladrón y asesino (Jn 10, 11-18). Tal vez por esto los Santos Padres aplicaban
este pasaje a los pastores de la Iglesia, los obispos y presbíteros.
Hay que hacer notar, por último, que los pastores a los cuales se les apareció
el ángel (Le 2, 9) van a ver lo sucedido, y que el Señor les había manifestado, y
cuentan lo que se les había dicho acerca de aquel niño y glorificaron y alabaron a
Dios. En tanto, María no dice nada, no es Ella la que anuncia pues está en el pere-
grinar de su fe conociendo a su Hijo y los designios de Dios. Acontecimientos que
la hacen reflexionar, por eso María "guardaba todas estas cosas y las meditaba en
su corazón". La espada ya ha comenzado a atravesar su corazón.
183
Por la Ley se debía rescatar al primogénito (Ex 13, 13-16), porqu
génito era propiedad de Dios, en memoria de la liberación de Egipto. e
rescate de los primogénitos de los israelitas, el día en que Yahveh
los primogénitos en el país de Egipto, signo de la liberación de la
primogénito es signo en la familia de la liberación (Ex 13, 9 . 12. 16), pero
eligió a los levitas, para su posesión, en lugar de los primogénitos, por
los de la tribu de Leví estaban consagrados a Dios en el Templo (Nm 3
•
de ahí que había que pagar el rescate (Nm 18, 16); sin embargo, en este
importante es la Presentación del Jesús en el Templo.
Ahí María, como figura de la Iglesia, es quien presenta a Jesús. Ahora la Igle-
sia, comunidad de fe y amor, es quien presenta/ofrece cada día el Cuerpo Y la
Sangre de Jesús , como signo de la salvación. Un ofrecimiento a Dios como ac-
ción de gracias e intercesión y entrega a los hombres como alimento y comunión.
Esto conlleva un acto de consagración y ofrenda a la par de un acto de renuncia Y
despojo. María, y también la Iglesia, no puede ofrecer a Dios más que lo que ha
recibido de Él mismo, del don de su amor. La Iglesia recita así en la Celebración
Eucarística, en el Canon Romano: "Te ofrecemos, Dios de gloria y majestad de los
mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de
vida eterna y cáliz de eterna salvación".
184
Las manos de María y de la Iglesia están vacías, es Dios quien las llena de
Cristo, la mejor ofrenda posible y valedera y acción de gracias, por excelencia,
que pueden presentar a Dios. Cristo es el perfecto alimento que María y la Iglesia
entregan a los hombres.
Tres veces se menciona al Espíritu Santo. Simeón es un hombre que vive con
Dios y que es movido por su Espíritu. Él es un hombre de Dios que recibe a Jesús
en nombre del Padre. Por eso, el cántico de Simeón sobre la misión del Mesías es
antes del ofrecimiento y explica su significado. Si la llevamos a la celebración de
la Eucaristía, es como la lectura de la Palabra de Dios que da el sentido al Ofreci-
miento y al Sacrificio.
El ángel reveló a este niño como el Mesías-Rey (Le 1, 32-33), los ángeles
como el Salvador de los hombres (2, 14), aquí Simeón lo reveló como el
Salvador de los gentiles, de todas las naciones (Is 42, 6; 54, 3; 62, 2).
M/lriuicYY'(f_Jfffd 18 5
De ahí la admiración de sus padres (Le 2, 33), el espíritu de
acción de gracias por este primogénito, signo de la salvación!li
para todos los pueblos y para Jerusalén (2 , 38). Es el Espíritu quien
a María a una ofrenda gozosa de su Hijo.
11Ola
186
María conocerá el sufrimiento y el dolor a causa del Mesías. La espada que
atraviesa el alma de María la describe la carta a los Hebreos 4, 12: "Ciertamente, es
viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos fi-
los. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y
médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón" (cf. Jn 12, 48; Ef
6, 17;Ap2, 12.16).
María es la Mujer creyente que acepta este sacrificio, que acepta la contradic-
ción y el sufrimiento ante el rechazo de Jesús y de su salvación (cf. Jn 1, 11). María
también puede tener dudas, vacilaciones, tentaciones de cambiar algunos intereses
y pensamientos ante las exigencias de Jesús y ante las contradicciones y divisiones
que ocasiOna.
Por eso, también para María, las pruebas, los fracasos, el rechazo, la impoten-
cia, el sufrimiento le revelan sus pensamientos y su fidelidad, le acrisolan su fe y
la fortalecen.
María acepta la cruz en la vida de su hijo (cf. Jn 12, 27) y en la suya misma
como mujer creyente y madre. Acepta las contradicciones, persecuciones y recha-
zos que trae el optar por Jesús y su Palabra (Mt 5 , 10; 10, 23-24; Jn 3, 16; 15, 20
Jn 15 , 20).
Toda madre anhela un magnífico porvenir para su hijo (cf. Mt 20, 21), pero a
María, la madre de Jesús, se le anuncia que su Hijo será un signo de contradicción
Yque su misión , la salvación del mundo, le traerá mucho sufrimiento.
187
Algunas reflexiones sobre el s
"Y aun siendo Hijo, con lo que padeció aprendió la obediencia"
Lo que aprendió Jesús del sufrimiento, es lo mismo que María
Jesús y que nos es muy útil a nosotros para aprender el sentido del "'""'--'
que siempre está presente en nuestras vidas.
188
la ilícita flagelación, la burla de la coronación de espinas, la imposición
de cargar la cruz, la crucifixión como un malhechor. Jesús al sufrir el que
lo mataran, acepta su muerte y entrega su vida. Realidades, todos ellas,
que hoy podemos ver sufrir, padecer en un mundo tan injusto e inhumano
dominado por unos pocos privilegiados y a veces hasta en la Iglesia.
Pero, sobre todo Jesús siendo un hombre que pasó haciendo el bien (Hch
10, 38) tuvo que sufrir el que lo hicieran pasar por un malhechor y crimi-
nal , y le dieran así un trato injusto.
"Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para
que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3,
16). Estas palabras nos explican muy a fondo como es que Dios realiza la
salvación: dando a su Hijo por amor, Hijo que fue asesinado por los hom-
bres, (cf. Mt, 22, 37-38) que los libera del mal, y por eso tiene que ver con
el problema del sufrimiento, porque amó y amó hasta el extremo (Jn 13,
1). Así se manifiesta el amor, tanto del Hijo como del Padre, su amor por
el hombre, por el mundo, el amor que es el que salva.
189
He aquí la gran paradoja, la cruz de Jesús es símbolo de la maldad
y sus consecuencias, pero al mismo tiempo es signo del amor fiel de
bera al hombre del mal , que quita el pecado del mundo. El Padre da a su
que el hombre no muera sino que tenga la vida definitiva. El hombre .....,'"ll'!.ll
ser humano, hijo de Dios, cuando pierde la vida definitiva, la vida de Dios.
El Padre entrega a su Hijo por el amor que supera todo y el Hijo, por su
hasta el extremo, a pesar de los sufrimientos, vence al pecado por su
mandato de Dios de amar hasta la muerte , libera del mal , es decir nos da ~
Espíritu, la posibilidad, si querernos, de dejar el mal para poder amar, y ve~ce:lfi
muerte con su resurrección. Jesús está unido a su Padre en el amor que tiene llOt1l
hombre y por el mundo. Por eso San Pablo proclamará: "Me amó y se entreg6tTilf
mismo por mí" (Ga 2, 20; cf. Rm 8, 31-39). Ojalá y meditáramos, para asimilad.oa
profundidad , este Himno al amor de Dios y nos convenzamos que es por amorqti6
Dios entregó a su Hijo por todos nosotros, que no hay condenación y por eso nadi6
nos puede separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.
San Juan, por su parte, nos insiste: "En esto se manifestó el amor que Dios nos
tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de
Él" (cf. 1 Jn 4 , 7-5, 4).
La Cruz de Jesús es una lucha entre el bien y el mal , entre el Dios de Jesús, su
Padre , y el dios-ídolo de los hombres , el dios del prestigio, el dominio y la riqueza.
Los Evangelistas en sus relatos nos hablan de las tentaciones de Jesús en la cruz.
"Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Eh, tú!
que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, ¡sálvate a ti mismo bajando
de la cruz! Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los
escribas diciendo: A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse . ¡El Cristo, el Rey
de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos"(Mc 15,29-
32).
190
Le piden que muestre su poder en propio beneficio y evite la derrota, para
Jios salvarse es escapar de la muerte física aún sin realización humana. Los que
:aJI conseguido su condena celebran su triunfo burlándose del crucificado y no
pueden dar crédito a un Mesías fracasado. Si Jesús hiciera un acto de poder se
mostrarían dispuestos a creer, no conciben que alguien pueda entregar la vida por
amor a los hombres.
Claramente lo que querían era un dios poderoso que lo salvará, para que ba-
jara de la cruz y los apantallara, un dios que ganara y venciera, querían "ver para
creer" .
La tentación de Jesús es "la idea de los hombres" (Me 8, 33), el deseo de una
intervención divina de poder, desde fuera de la historia, que cambie la situación
sin contar con la libertad humana. Sabe que su muerte va a ser la revelación de la
debilidad de Dios, ante el rechazo del pueblo, Dios queda impotente, sin embargo,
en la línea del amor es el único plan posible. Jesús acepta desde el principio lo que
el Padre decida.
Situación que llega al máximo con el clamor de Jesús: "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado? , tomando las palabras del salmo 22 donde el sal-
mista le reprocha a Dios el no hacer nada en contra de todo lo que le hacen sus
enemigos. En el abandono, Jesús confía en Dios. Tiene que asimilar que su Padre
lo ama entregándolo, no salvándolo del sufrimiento y la burla. Aprende que Dios
no altera el curso de los acontecimientos pero hace que su amor que se manifiesta
en su muerte , sea salvación para todos.
191
Dios mismo aparece vencido por los hombres y, por tanto, no creíble . .Al
dar desacreditado Jesús , también lo queda Dios y los falsos dioses parecen
la victoria.
Jesús vence la tentación de esperar que Dios actúe con esplendor y Püde
su beneficio. Con Jesús , Dios se ha implicado en la historia con todas sus co:
~uencias,_ y_ en ella es y actúa como amor sin límite, amor potente, pero al mismo
tiempo debll , por estar a merced de la respuesta humana. El amor de Dios a1 hom-
bre y al mundo no puede tene~ efecto sin la aceptación y colaboración de éste. Bl
Padre está en Jesús y, como El , sometido a la vicisitud histórica y a padecer el
sufrimiento.
Jesús, siendo el Hijo, se comporta como el Padre y por eso con tal de no dejar
de ser amor y amar, acepta el rechazo del amor de su Padre ofrecido y queda im-
potente ante el dicho rechazo, aún a costa del fracaso histórico.
Ahí de pie junto a la Cruz, María la Madre de Jesús , sintiendo el gran amor
del Padre y de su Hijo y aprendiendo que hay más amor al entregar a su hijo que
al salvarlo, y al hacerlo, todos sus sufrimientos se convierten en redentores de tal
forma que puede decir con San Pablo: "Ahora me alegro por los padecimientos
que soporto por vosotros y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones
de Cristo, afavor de su Cuerpo , que es la Iglesia" (Col1 , 24).
192
El amor de Jesús en los sufrimientos libera a los pecadores de su pecado y qui-
ta el pecado del mundo para damos la posibilidad, por su Espíritu, de que dejemos
el mal y vivamos para los demás y demos vida en lugar de muerte. "El justo, mi
siervo, justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos".
Por otro lado, el amor de Jesús carga con todos los sufrimientos de los que
padecen a causa de la maldad de los hombres: "Creció en su presencia como brote,
como raíz en el páramo: no tenía presencia ni belleza que atrajera nuestras mira-
das ni aspecto que nos cautivara. Despreciado y evitado de la gente, un hombre
hecho un sufrir, curtido en el dolor; al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo
tu vimos por nada; a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros
dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido. Él en cambio
fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él
descargo el castigo que nos sano y con sus cicatrices nos hemos curado. Todos
errábamos como ovejas, cada uno por su lado, y el Señor cargó sobre él todos
nuestros crímenes"(ls 53, 2-6).
Es decir, Jesús, que de igual forma sufrió a causa de la maldad de los hombres,
por su amor se solidariza con todos los que siguen padeciendo por el mal y los libe-
ra para que también ellos, por amor, sigan luchando contra el mal y colaboren a la
redención del mundo , en la construcción del Reino, y así se liberen de la situación
infrahumana en que sobreviven.
Creo que ya hay que superar la visión de que Dios castigó a Cristo por nues-
tros pecados . Dios no castiga porque no condena. Ni siquiera podemos pensar en
una venganza de Dios, en un cobro de un Dios justiciero que pide reparación por
una falta. Jesús , con su amor en sus sufrimientos, nos revela un Padre que nos invi-
ta a amar hasta el extremo en los sufrimientos, a pesar de los sufrimientos y por eso
es un Dios que perdona porque no sabemos lo que hacemos, un Dios que nos libera
para que con Jesús, a ejemplo de María su Madre, sigamos luchando contra el mal
y todas sus consecuencias, no ya con la violencia, la venganza, el desagravio en
sus diversas modalidades, sino con amor, por amor. Un Dios cuyo amor que redi-
me nos invita a seguir construyendo el Reino, a pesar de todos los sufrimientos y
persecuciones que padezcamos por su causas, en la verdad , la justicia, la dignidad,
la fraternidad, la igualdad, el reparto, el amor para que podamos vivir en plenitud
como seres humanos , como hijos de Dios (cf. Jn 3, 16; Le 9 , 23; Mt 5, 12; 7, 13-14;
Le 21, 12-1 9; Jn 15 , 18-21; Jn 16, 33; 2 Tm 3, 12).
193
Es así como explica Jesús el cómo se producirá el fruto de su misión
los discípulos enviados por Él al hablar del grano de trigo. (cf. Jn 15
vida es fruto del amor y no brota si el amor no es hasta el extremo, si no' ·•'-'l!iil:-
la vida. La muerte es la condición para que el grano libere toda su energía
en el hombre, sólo con el don de sí total, libera todas sus potencialidades y da
La muerte es el último acto de un proceso de donación total de sí mismo.
El amor en el ~ufrimien~o, que llega hasta. dar la vida, no. e~ una pérdida. _
que es una ganancia. Infundir temor es la meJor arma de la InJUSticia. Quien<lt
teme ni la propia muerte se libera para amar totalmente. Por el contrario el epi
tiene miedo se paraliza al amor, el apego al mundo nos hace temer ante las iDIII'
nazas de perder nuestra prebendas, nuestros cotos de poder y así no sólo no•
puede amar hasta el extremo sino que se acaba cometiendo la injusticia, la maldal
o callando ante ellas.
San Pablo nos invita a llevar en el cuerpo, la muerte de Cristo para que la vida
de Jesús se manifieste (2 Co 4, 8-14). Sabiendo que Jesús me amó y se entregó por
mí, (Ga 2, 19-20) nos anima a la paciencia y al amor en los sufrimientos (2 Ts ~~
5; 2 Co 1, 5), es decir a responder a su amor con amor hasta llegar a decir que sólo
se gloría en la cruz de Cristo, donde está crucificado para el mundo (Ga 6, 14).
Nos enseña que la participación en los sufrimientos de Cristo es, al mismo tiempo
sufrimiento por el Reino de Dios (cf. 2 Ts 1, 4-5 ; Flp 3, 10-11; Hch 14, 22).
194
Así como Jesús en su transfiguración nos da una lección para que siempre
veamos al Resucitado en el Crucificado, el Apóstol nos da esperanza al mostrarnos
¡os frutos de la participación en los sufrimientos por amor de Jesús (Cf. Rm 8, 17-
¡8; 2 Co 4, 17-18) .
195
La Virgen María es nuestro modelo en otra faceta del amor solidario co
que sufren. Ella, durante la pasión de Jesús , se pudo haber quedado en casan
rar, a rezar. Sabía que no iba a poder hacer algo por Él , que en nada iba a a
remediar sus dolores físicos y morales , no tenía influencias, ni poder, ni riq~
Inclusive sabía que podría ser peligroso. Pero su amor la llevó a estar con.:'
sufrir con Él, a solidarizarse con Él aunque no podía hacer nada para remediar')•
situación. El amor une en el dolor y en el dolor podemos encontrar amor. El amo:
de María en sus sufrimientos, en su impotencia la une a Jesús y a los hombres.
A lo largo de nuestra vida nos hemos encontrado con tantas situaciones ante
las cuales no podemos hacer nada por los que sufren: enfermos terminales, al-
gunos tipos de discapacidades, alguna lucha social por la justicia o los derechos
humanos , algún encarcelado, con algunos oprimidos o explotados, etc. Nuestra
capacidad de amar, es nuestra capacidad de sufrimiento solidario. Si rehuimos una
de estas situaciones es señal de que no tenemos amor y sí en cambio queremos ante
todo salvaguardar nuestros intereses y conservar nuestra tranquilidad.
María permanece al pie de la cruz, en silencio, sin poder hacer nada, al lado de
Jesús crucificado. Jesús quiere que veamos, contemplemos a su Madre a su lado,
solidaria por amor con sus sufrimientos. Quiere que como Ella, participemos en su
pasión que continúa en nuestros días en los despreciados, marginados, oprimidos,
explotados, en los perseguidos por causa de la justicia y en los que sufren por dife-
rentes razones. Como María, Jesús quiere que aprendamos con Él la obediencia a
la voluntad de Dios: el amar hasta el extremo aun en los sufrimientos.
196
TERCERA PARTE:
"
MARIA EN EL
EVANGELIO DE
JUAN Y EN EL
APOCALIPSIS
197
María en el Evangelio de San Juan al
el
E
l tema central del Evangelio de San Juan es el de la "Gloria de Dios"
Pero, ¿qué es la Gloria de Dios? El mismo Juan en el prólogo des·
Evangelio nos lo dice: u
l. La Encarnación (Jn 1, 14): " ...y hemos contemplado su gloria, gloria que
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad" .
2. La Eucaristía (Jn 2, 1-12): "Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a
sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos".
3. La Redención (Jn 17, 1-2): "Padre ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo ,
para que tu Hijo te glorifique a Ti".
198
Al mismo tiempo, al lado de estos misterios que manifiestan y comunican el
amor de Dios, se nos presenta a María como la "mujer", figura de la iglesia y los
cristianos, que corresponde a ese amor.
Estos textos nos revelan, por tanto, la vocación y misión de María en la Igle-
sia.
Jesús, en Belén , nos habla hasta que punto Dios está enamorado de nosotros,
de ti, de mí, y es por eso que nos busca, piensa en nosotros y se hace presente.
199
El niño envuelto en pañales, recostado en un pesebre (Le 2, 12), nos maDif~-~
fiesta la primera característica del amor fiel de Dios: la debilidad. Sí, nuestro))¡
es un Dios débil porque es amor, porque está enamorado de nosotros. y es así ot
Dios nunca se impone, ni amenaza, sólo puede invitar, llamar, proponer, sed:
(Jr 20, 7a). r
Pero, ¿qué es la Encamación?, ¿qué significa que Dios se haga hombre como
nosotros, en todo, menos en el pecado? Podemos afirmar que el significado profun..
do de la Encarnación es que Jesús se hace hombre porque lo más divino de Jes6s
es "ser" humano y porque lo más humano de Jesús es "ser" divino. Jesús, por la
Encarnación, es divinamente humano y humanamente divino. En la Encamación
el Hijo de Dios que se hace ser humano y el ser humano que es el Hijo de Dios.
Jesús encarnado nos enseña que para nosotros ser hijo, hija de Dios significa
ser muy humano, tremendamente humano, y que llegar a ser plenamente ser hu-
mano significa llegar a ser hijo, hija de Dios, alcanzar, como dice San Pablo, la
estatura de Cristo Jesús (Ef 4, 13).
La Encarnación del Hijo de Dios nos muestra claramente cuál es nuestra vo-
cación: llegar a ser plenamente seres humanos siendo divinos y llegar a ser plena-
mente hijos, hijas de Dios (divinos) siendo humanos.
Y, ¿en dónde está el ser divino? El mundo inhumano en el que vivimos nos
lleva a pensar que ser divino, ser alguien en la sociedad, está en el prestigio, la
fama, el renombre , los títulos, los puestos, el status, el respeto, la honra y por tanto
200
seamos obtener valor y dignidad a través de la educación, la promoción, el éxito,
bUtipo de ropa que usamos, etc., por 1o que }e damos tanta Importancia
. . al que' d.1ran
'
1
e estaJ1lOS más preocupados en aparentar, apantallar, en la imagen que tenemos
~te Jos demás que en ser: ser humano. El niño envuelto en pañales y recostado en
0
pesebre, en cambio, nos revela que para ser divino no se necesita nada más que
~er humano, ser el Hijo amado de Dios.
Como ya lo vimos, cuando hablamos de la Virginidad de María, el Evange-
lista Juan en 1, 13 nos la presenta como "la mujer-virgen que dice si al amor de
Dios" (cfr. Documento de Puebla No. 292), aceptando su don, su Espíritu.
Nuestra vida es enamorarnos del Dios que está enamorado de nosotros y res-
ponder a ese mismo amor que ha sido derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5).
201
fielmente a su llamada, invitación , proposición. "Hágase en mi según tu
(Le 1, 38). Nuestra relación con Dios es una relación de alianza de amor y
vida de cumplimiento, de alcanzar méritos.
dignidad y la de los demás , la hija amada de Dios, un ser humano pleno como r:
que nos engañan para poner en ellos nuestra dignidad. María es, y en ello siente·
jer, por eso, todos los demás títulos que la Escritura nos explica son para Ella sólo
su función y misión dentro del plan de Dios. Podemos afirmar que el respeto por
la dignidad humana es la base del amor y de la justicia en las relaciones sociales y
eclesiásticas. El amado de Dios trata a todos con igual respeto y dignidad.
202
Dios no quiere ni pretende adoctrinar a María, lo único que desea es que esa
ujer sencilla se deje amar por Él , que se enamore de Él . Y de acuerdo con esta
~agen de María, Dios no nos quiere a nosotros , los seres humanos, para enseña;-
1os doctrinas o códigos éticos, sino para que tengamos una genuina relación con El
: el amor y libertad. Dios quiere enamoramos y que nos enamoremos de Él , por
11
eso, motivado por su amor ha decidido que su Hijo se encarne en María. A Dios
Je interesa que como María, respondamos con un "sí" de aceptación al amor que
nos manifiesta y comunica por su Encamación. Que cimentemos nuestro respeto
propio y el de los demás en nuestra dignidad de seres humanos , conferida por Dios,
teniendo una humildad verdadera y liberadora. Por eso María es figura de cada
cristiano y de la Iglesia.
Jn 2,1-2: Tres días de,<;pués se celebraba una boda en Caná de Galilea y esta-
ba allí la madre de Jesús . Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
203
• Tres días después: el "tercer día" da mucho que pensar, pues se
que es una expresión más teológica que narrativa. El tercer dí
la pascua cristiana, la resurrección después de la muerte. No esa
dato estético sino muy significativo. También hay una expresió¿ al
día en el Sinaí (Ex 19, 11) cuando se anuncia que descendería Yab
gloria de Dios.
• Estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús coa
sus discípulos: Juan nos presenta a la Madre de Jesús como pertenecientB
a la Antigua Alianza, a donde son invitados Jesús y sus discípulos, qdt
representan a la Nueva Alianza. Y es el Evangelista quien nos explica :él
por qué los de la antigua alianza invitan a los de la nueva.
El vino como símbolo del amor entre los esposos tiene sus raíces en el libiO
del Cantar de los Cantares: 1, 2-3a; 2,4; 4, 10; 5, 1; 7, 10; 8, 2; etc. El problema el,
y por eso invitan a los de la nueva, que en la antigua alianza se acabó el vino-amor
en la alianza nupcial de Dios con su pueblo. La petición de la madre de Dio~;
es de vino-bebida para la boda de Caná sino, más profundamente, es la del VI
Amor para renovar la Alianza. Así el vino que nos da Jesús, símbolo del aJ1l(JI\
representa el Espíritu, que será dado a la hora de su muerte, la hora de Jesús.
204
El vino abundante, más que para una boda, es símbolo del amor fiel para la
ueva alianza que da nueva vida, y de ahí deriva el nuevo templo (Jn 2, 19), el
: uevo nacimiento (Jn 3, 5) la nueva ley y el nuevo culto (Jn 4, 23), la nueva vida
(Jn 4, 50) .
Juan , a su manera, nos explica cuál es la razón por la que se acabó el amor en
la Alianza:
Lo primero que habría que decir aquí es que no existen las tinajas de piedra,
ni mucho menos de ese tamaño. Aquí la piedra es usada como símbolo de la ley: la
ley fue dada en una piedra (Ex 24, 12). Es Juan mismo quien nos dice las caracte-
rísticas de esa ley inamovible:
205
En medio de este pasaje aparece con todo su peso la ley, puest
medio más utilizado para poder dominar y controlar a los demás. y :
lado, por su discrecionalidad al aplicarla y, por otro, al no cumplirla se l:mUSI,ldli
medio para crear sentimientos de culpa. Cuando alguien llega a sentirse CUIJJIII•
tanto en las relaciones con Dios como entre nosotros, es mucho más fácildaQit
narlo y oprimirlo.
La alianza nupcial con Dios era quebrantada constantemente, por tal motivo
se acabó el amor. También entre las personas se acabó el amor porque era más im-
portante el buscar a un transgresor para poder dominarlo y aprovecharse de él que
auto-donarse y perdonar a la otra persona.
206
Este pasaje nos habla de un funcionario real, del que no sabemos nada más
que es un funcionario, por lo que aparece como símbolo del poder, del dominio.
Le pide a Jesús que baje a curar a su hijo porque se iba a morir. Le pide que "baje"
pues, en el oriente, la jerarquía de poder se da hasta entre las ciudades, así de una
ciudad más importante se baja a otra menor. El hijo enfermo se iba a morir, ese
mismo símbolo se da en el tío (de Juan Diego) en el relato de Guadalupe y que, en
ambos casos, nos hablan de la situación del pueblo.
207
a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos" (Jn 2
'
María comprendió en las palabras de su Hijo que no es por mew~
dominio, control que se da vida, que se logran las cosas, que se po
el amor da vida y orden en la vida misma. El poder del Dios deJe:
del amor, un amor débil y fiel que da vida y transforma las relaciones e
ciedad. María vuelve a decir su "Sí", pero ahora, a entender que en lan
de Jesús sólo como mujer, ser humano, con un amor maternal puede dar
demás y liberar de las relaciones de dominio en el mundo.
Tenemos que entender, contrario a lo que nos han enseñado, que cwmdldl
rrimos a María para pedirle un favor, Ella ya no le va a decir a Jesús que ....,......_
milagro,sino que Ella sólo nos dirá a nosotros: "Hagan lo que Él les diga".
la fe, que es escuchar y cumplir la palabra de Jesús, podremos ver las
ojos de Dios y comprender que con el amor es que daremos vida y J)04dremCJI841. ,
formar cualquier situación. Esa fe y ese amor moverán las montañas (Mt J-, .-,
María, como Madre de Dios, no hace que Jesús haga lo que nosotros qw~1'81MJI,
sino que como madre hace que nosotros hagamos lo que Jesús quiere.
consigue que Jesús haga un milagro ante las situaciones (el hijo enfermo a
Ma•J•
de morir. .. ,) que nosotros mismos hemos creado por el egoísmo (falta de
y el afán de dominio, sino que hace que nosotros, como discípulos, seam<l•111111
humanos y que con un amor como el de Jesús transformemos la realidad.
208
Así, María escucha, guarda y practica la Palabra de Dios y entra en la Iglesia,
que es su madre, María es hermana entre sus hermanos con Jesús, el primogéni-
to, que nos lleva a su Padre y a cumplir su voluntad. María con las palabras que
dirigió a los siervos, "Hagan lo que Él les diga", nos lleva a realizar la Nueva
Alianza con Jesús, con las mismas palabras de la fórmula usada por el pueblo de
Israel para ratificar la Alianza con Dios (Ex 19, 8; 24, 3. 7; Dt 5, 27) o para re-
novar los compromisos (Jos 24, 24; Esd 10, 12-13a; Ne 5, 12) y que responde a
la Palabra del Padre en la Transfiguración: "Escuchad/e" (Mt 17, 5). Son la nue-
va comunidad de Jesús a quien les dice: "Quien cumpla la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Me 3, 34).
Jesús sella la Nueva Alianza con su sangre (Mt 26, 27; Le 22, 20). Simboliza-
da en el vino, la renovación de la alianza encuentra su lugar más propio (Is 63, 2;
Os 2, 21-22). En el vino, símbolo de la Eucaristía, se nos muestra el amor de Dios
que hace alianza-comunión con nosotros y que nos renueva en nuestro interior,
remplazando el agua que nos purifica por fuera. Por un lado, la alianza consiste
en la mutua entrega de Dios y su pueblo (Lv 26, 12), es como un pacto de amor
entre los esposos (Os 2, 21). En la Eucaristía Dios, por su amor fiel, nos dice: "No
puedo vivir sin ustedes". Es también una alianza de unidad entre nosotros y fuente
de concordia entre los creyentes. El vino, producto de muchos frutos de uva; y el
pan, que se amasa juntando muchos granos de trigo, son un símbolo de esta uni-
dad. La Eucaristía como acto que es de hermandad, supone la hermandad entre los
hombres y compromete a luchar por ella a los que la celebran.
209
• y nos lleva a buscar a las personas porque las amamos y no porque nosotros
seemos su admiración, reconocimiento y gratitud. Este Espíritu-amor fiel de Di-.
nos lleva a tener en la Iglesia estructuras de verdadero servicio y ministerio, en
de est~cturas de d~minación y control. ~1 amor fiel de Dios que en la Eucar¡::
hace alianza, que vive con nosotros, Mana responde como mujer creyente, COrnG
hermana en la comunidad y como la fiel seguidora del Señor (cfr. Documento de
Puebla 292).
210
, Jo 2, 12: "Después bajo a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus
discípulos".
• Refiriéndolo a Juan, el discípulo bien amado, que por ser tan perfecto, por
tener una relación de tal manera con Jes"ús, Él le entrega a su Madre.
• Como prueba de la Virginidad Perpetua de María.
• Explicación de la caridad filial de Jesús con su Madre, para darnos un
ejemplo del cumplimiento del 4° mandamiento.
• Interpretación teológica que ve en María el símbolo de la Iglesia.
• Como figura del Pueblo de Israel.
• Viendo a Juan como la figura del Cristiano, del que Jesús le pueda decir a
su Madre: "He ahí a tu hijo".
• Como la explicación·de la Maternidad Espiritual de María.
211
Significado del episodio de la cruz:
Para poder comentar dentro del contexto del Evangelio el relato 3, Mana
el discípulo, vamos a abordar primero los otros cuatro pasajes del significado~
episodio de la Cruz.
Pilato presenta a Jesús como el hombre (Jn 19, 5), luego como el Rey (Jn 19,
14). Jesús no es un Rey dominador, sino aquel que posee la plenitud humana y pue-
de capacitar al hombre para conseguirla. Ser "el hombre" terminado es lo mismo
que ser Hijo de Dios. Esa es la verdadera grandeza. Su riqueza es el amor que se
da a sí mismo (Jn 15, 12-13). Este es el sentido de lo que queda escrito en la cruz.
El Mesías, Rey de los judíos, prometido al pueblo, es el realizador de las promesas
y se manifiesta en la cruz como el Salvador Universal. En Él se realiza la Nueva
Alianza de Dios con la humanidad , cuyo código es Jesús mismo, Él es la Escritura
Nueva que contiene la definición esencial del Dios-amor y del ser humano.
212
2. Reparto de la ropa:
El manto es el símbolo del Reino (IR 11, 30-32; lS 15, 27-28). "Las cuatro
partes" en que dividen el manto aluden a los puntos cardinales y significan la tierra
entera, el Reino para todo el mundo: la salvación sale de los judíos (Jn 4, 22) para
la humanidad (Jn 4, 42). La repartición no es, por tanto, división, ya que la túnica
es "una", "indivisa" . La túnica no se puede dividir, pues quitar la unidad es des-
truir la obra de Jesús. Su muerte permite, por tanto, la repartición, la expansión del
Reino y su fruto son las nuevas comunidades (iglesias).
3. La muerte:
Jesús termina su obra. Su muerte, el amor fiel , concluye la creación del hom-
bre y funda la Nueva Alianza.
213
• "Después de esto": constituida la nueva comunidad, todo
do. Ahora muestra Jesús su amor hasta el extremo.
• "Tengo sed": Sal 69, 22, mismo salmo usado en Jn 15, 25:
sin razón". Aquí, lo mismo que con la Samaritana (Jn 4, 7), pide
para dar su amor. El amor brilla en el odio, como la luz en la um'eblildl
condena sino salva.
• El "jarro lleno de. vinag:e" re~uerd~ las tin~jas de Caná (Jn 2, 6).
nagre es lo contrano al vmo. Srmbohza el od10, como el vino sim~
amor. Así, la esponja contiene todo el odio de los hombres.
• "La caña de hisopo" es la que usaron en Egipto para el éxodo (Bx ~
21ss). En la esponja le dan a Jesús el odio y, a cambio, Él nos da Cilllla
caña, su sangre-amor. La respuesta a nuestro odio es el amor fiel de a.
Es la máxima manifestación del amor fiel de Dios incluso hasta en el odi«
Jesús , "Reclinando la cabeza", se duerme como Lázaro (Jn 11, 11-13). B
hombre se duerme y de él se crea a la mujer (Gn 2 , 21ss; Ef 5, 23-32). "Se
duerme" es la expresión que se usaba para indicar la muerte. Jesús muae,
"se duerme" , para entregar el Espíritu que completará la creación. Moisés
dio la ley, Jesús da el amor fiel-Espíritu (Jn 1, 17).
• "Entregó su Espíritu": Jesús nos transmite su Espíritu, la sabiduría del
vino de Caná, el Espíritu de la verdad. Lo transmite a su Iglesia-comuni-
dad representada por el discípulo amado y María. Por eso, en este primer
Pentecostés, Jesús comunica su Espíritu para la fundación de su Iglesia en
la maternidad y unidad simbolizada por su Madre y el discípulo. En el se-
gundo Pentecostés (Jn 20, 22-23) comunica su Espíritu para la misión de
su Iglesia. Jesús cumple su misión cuando confía a su Madre el discípulo,
e inclinándose les transmite su Espíritu. La Redención realiza la nueva
creación, la liberación y funda la Nueva Alianza con su Iglesia, simboli-
zada en la maternidad de María, su Madre , y en la unidad en la solidaridad
material y espiritual de su madre y el discípulo amado.
.. . Fueron, pues, los soldados, y les quebraron las piernas primero a uno Y
luego al otro de los que estaban crucificados con Él. Pero, al llegar a Jesús viendo
que estaba ya muerto, no le quebraron las piernas; sin embargo, uno de los solda-
dos con una lanza, le traspasó el costado, y salió inmediatamente sangre Y agua. El
que lo ha visto personalmente deja testimonio, y este testimonio suyo es verdadero.
214
y él sabe que dice la verdad para que también vosotros lleguéis a creer ... (Jn 19,
31-37).
215
5. María y el discípulo:
Luego, María Magdalena es sustituida por el discípulo a quien Jesús más ama-
ba. El discípulo representa a la comunidad en cuanto sus miembros son compa-
ñeros y amigos de Jesús hasta el fin (cf. Jn 13, 23-25; 18, 15). El discípulo amado
es el testigo de la gloria de Dios que se manifiesta. Su madre, es decir, origen de
Jesús, pasa a ser origen de la nueva comunidad. Ella es figura del pueblo de Dios,
del resto fiel, que es la madre de donde nace el Mesías y su nueva comunidad. Re-
conoce a la nueva comunidad como hija y la acepta. La nueva comunidad, que ve
en el pueblo de Dios su origen, es la realización de sus promesas. Es la comunidad
que acepta el amor de Jesús y comprende la novedad del Mesías.
María representa el amor materno, que sigue y anima al Hijo hasta el extre-
mo de donación por los demás; una maternidad que se dilata en la medida en que
aquella oferta del Hijo se ofrece por todos .
217
La Iglesia, como María-Madre, es en su maternidad fuente d
hermanos. Jesús rez? porell~ (Jn 17.' 22-23). L~ unidad del Padre~Hi"o
y modelo de esta umdad. Y dicha umdad es posible gracias a la ~
en su iglesia por el Espíritu. La Iglesia como madre suscita y con
de los hijos del Padre y hermanos de Jesús. serva
295. María, Madre, despierta el corazón filial que duerme en cada hombre.
En esta forma nos lleva a desarrollar la vida del bautismo por el cual fuimos
hechos hijos. Simultáneamente, ese carisma maternal hace crecer en nosotros la
fraternidad. Así María hace que la Iglesia se sienta familia.
218
La Redención, amor fiel de Dios, por la que Jesús se nos entrega total e in-
condicionalmente para nuestro bien y para liberarnos y vivificamos, nos impulsa,
a ejemplo de María "la colaboradora estrecha en la obra de Jesús" (Doc. Puebla
293) a nuestra entrega a los demás, buscando en todo únicamente su bien, y el del
pueblo para dar vida y vida en abundancia (cf. Jn 10, 10). Entrega de si mismo
por amor, que exige sacrificio a mis intereses, a mis conveniencias, a mi patrón
de vida para con María de Guadalupe, ser solidarios y así "oír" y "remediar" los
lamentos, miserias, penas y dolores del pueblo, de nuestros hermanos. Y luchar por
su liberación en la construcción del Reino de Dios.
Las importantes palabras de María: "Hagan lo que Él les diga" dirige la aten·
ción a Jesús, lo mismo que Jesús apela siempre al Padre. María es primero esclava
del Señor, y su servicio materno para con los Hijos consiste en ayudarles a realizar
la voluntad del Padre en la vocación específica de cada uno. El fin de la acción
materna de María en sus hijos no es ella, sino ellos, y tras ellos el designio del
padre. María no quita a los hijos la libertad y la posibilidad de crecer, no los cen·
tra en sí; al contrario, la acción de María se dirige a hacer nacer y crecer en ellos
la fe, como los discípulos en Caná; es para dar la gracia-vida para unidos a Jesús
y hacer con ellos Iglesia, familia de Dios; es para su plena felicidad, para ayudar-
les a dar una respuesta gozosa y total a su vocación y llegar a la felicidad eterna.
Las palabras del concilio: "María colabora a la regeneración y la formación" (LG
63) y a "Hacer a la Iglesia santa e inmaculada" , indican a la vez el aspecto personal
y social y justifican los títulos de María, madre de la Iglesia, madre de los fieles,
madre de la misericordia, madre de la divina gracia, auxilio de los cristianos, ma-
dre del amor y de la esperanza.
El llamarla nuestra madre debe significar de todos los hombres, pues con Ma-
ría todo hijo debe convertirse en hermano universal.
220
María, Madre de Jesús-Dios es la discípula perfecta y Madre en la Iglesia
"Por eso también la Iglesia, en su labor apostólica, se fija con razón en aque-
lla que engendró a Cristo, concebido del Espíritu Santo y nacido de la Virgen
para que también nazca y crezca por medio de la Iglesia en las almas de los fieles.
221
La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor maternal con que es
~ ... 't:".Jt'Jirlloo•.J
estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia
a la regeneración de los hombres" (LG 65). ' coollillllli
María nos enseña que sólo aquél que tiene un corazón materno puede exp
el amor del Padre que engendra a la fe y alimenta, consuela y cura por su Pal:
María, Madre en la Iglesia:
"Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó primogénito entre muchos herma.
nos (ej. Rm 8, 29), esto es, los fieles , a cuya generación y educación coopera con
amor materno"(LG 63).
" ... Padeciendo con su hijo cuando moría en la cruz, cooperó de forma en-
teramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la
ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso
es nuestra Madre en el orden de la gracia" (LG 61).
Decíamos que María por habernos dado a Dios, nos ha regalado la Reden-
ción. Ambrosio presenta a María ligada íntimamente a la Salvación por la En-
carnación. Por esta razón, María es puesta en estrecha relación con la vida de los
redimidos. Aunque María, por el nacimiento de su Hijo, esté unida de la manera
más intima con la Salvación de los hombres, no tiene, sin embargo, parte alguna
en la obra de la Redención en la cruz. Expresaba el mismo Ambrosio: "Pero Jesús
no necesitaba de nadie que le ayudase para redimir a todos ..., y por eso aceptó el
amor de su madre, pero no buscó la ayuda de un ser humano".
222
la par el cuerpo físico de Cristo y su cuerpo místico. Así, por haber dado a luz a
Jesús, María está en relación particular con todos los cristianos. María es la Iglesia
en germen, porque en la Concepción de Jesús engendró juntamente a todos los que
le pertenecían.
María es:
223
El Concilio Vaticano 11, en la Constitución Lumen Gentium, en su capítulo
octavo, trata el misterio de María a través de su maternidad:
Son los hombres la mayoría de los que han hecho un estudio sobre María y su
feminidad, y esto desde su visión masculina. En la actualidad ya hay varias muje-
res que profundizan en el estudio de la Mariología. Seguro que ellas nos ayudarán
a responder con una visión femenina a estas preguntas fundamentales:
224 ~~~
La Mariología es Teología porque hablar de María es hablar de Dios.
Pablo, en Rm 1, 19-20, habla de que Dios se revela en las cosas creadas, así
que la imagen de Dios la encontramos también en lo femenino y en lo masculino
(Gn 1, 27). En Dios podríamos decir, entonces, que lo masculino se manifiesta en
el Hijo y lo femenino en el Espíritu Santo (Ruah , en hebreo).
Las referencias de Jesús sobre el Espíritu tienen acentos maternales (Jn 14,
18. 26). El Espíritu nos enseña como una madre en el hogar (Rm 8, 15. 26).
225
María ha ocupado el puesto y función del Espíritu Santo en varias épocas
la historia de la Iglesia. El Concilio Vaticano II le devolvió su lugar y misión~
Espíritu Santo. De ahí que hoy es necesario insistir en la presencia del Espíritu e
María, en la Revelación del Espíritu Santo en Ella. Dios es Padre cuando prome~
te un amor de Madre. Es el Padre que engendra a su Hijo haciéndose Madre. El
mismo Juan Pablo I, de feliz memoria, expresó: "Dios es Padre, pero sobre todo
es Madre". Dios en la Sagrada Escritura se nos ha revelado no sólo con símbolos
masculinos sino, también, con símbolos femeninos. No hay duda: Dios es también
mamá.
Así es como hoy en María, como mujer y madre, encontramos los valores
de la receptividad y donación, la acogida y la entrega, la valentía y el servicio, la
ternura y el compromiso social, etc., como revelación de lo femenino y maternal
de Dios y del ser humano.
Por eso los Obispos en el documento de Puebla (No. 291) afirman categóri-
camente: "Pablo VI hace suya una concisa fórmula de la tradición: «No se puede
hablar de la Iglesia si no está presente María» (MC 28). Se trata de una presen-
cia femenina que crea el ambiente familiar, la voluntad de acogida, el amor y el
respeto por la vida. Es presencia sacramental de los rasgos maternales de Dios.
Es una realidad tan hondamente humana y santa que suscita en los creyentes las
plegarias de la ternura, del dolor y de la esperanza".
227
Mediación de María
"La Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada
Auxiliadora, Socorro , Mediadora. Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tai
manera que no reste ni añada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador"
(LG 62).
"Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cris-
to Jesús, hombre también que se entregó a sí mismo como rescate por todos" (ITm
2 , 5-6).
¿Qué es la mediación?
Así, la mediación es el vínculo de las relaciones. Todo lo que uno hace o deja
de hacer afecta a los demás , a la historia, a la cultura. De esta manera es que de-
cimos que todos pecamos en Adán y todos fuimos redimidos en Cristo (cf. Rm 5,
18; lCo 15, 21-22). La mediación también existe en la comunión de los Santos y
repercute en nosotros. Por esta razón todos somos responsables unos de otros.
228
Mediación de Jesús y de María
Porque Dios es único, como único es también el mediador entre Dios y los
hombres: un hombre, Jesucristo, que se entregó a sí mismo para redimir a todos
(lTm 2, 5-6a).
María por su unión con Jesús y por su estilo de vida es el prototipo de las
mediaciones en Cristo. Su "fiat" la ligó con toda la humanidad, tiene una función
en la historia de la salvación que es mediante la Encarnación de Jesús. María re-
presenta así a la humanidad.
229
En el cielo nadie es totalmente feliz sin la felicidad de sus hennanos. S
la plenitud cuando todos consuman la comunión. Así en el cielo los santo: .
cipan de nuestro destino y su destino glorioso es mediación, nos influye y ~
. onenta
nuestro destmo.
María en su "fiat" (Le 1, 38) es solidaria con toda la humanidad que suspira
por la liberación. Representa la apertura de la humanidad. En ella la liberación
tiene su dimensión femenina y maternal.
María es mediadora con Isabel (Le 1, 39-45. 56) en la comunión de las nece-
sidades y es portadora de la gracia y de la experiencia de Dios.
230
Nosotros, como pecadores, como débiles, como peregrinos, cuando sufrimos
la tentación del mal necesitamos el amor, la solidaridad de María-Madre que nos
consuela, nos da confianza y nos alienta. María no es la Madre que se estudia en
Teología o se venera, sino la Madre real que nos cuida y a la que se puede acudir
en todo momento y con confianza. Nos ama tal como somos, revelándonos el amor
y ternura de Dios, que es Padre y Madre.
Nosotros hemos de ser sus hijos, hemos de recibirla en casa y confiar en ella,
recurrir a Ella en todas las necesidades. Es nuestro Recurso Ordinario. Por eso,
María es causa de nuestra alegría, por ser nuestra Madre y por ser la Virgen fiel a
Dios y al bien del prójimo hasta la muerte (cf. Marialis Cultus 28. 57):
María en el Apocalipsis
Un gran signo en el cielo: la mujer vestida de sol
En el capítulo 12 del libro del Apocalipsis tenemos dos pasajes unidos entre sí
que nos hablan de un gran "signo" o "señal": "la mujer vestida de sol, con la luna
a sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza" (v. 1):
Este signo es como los del Evangelio de San Juan (Jn 20, 30-31): tiene ele-
mentos históricos , teológicos, místicos y alusiones a la Escritura. Este signo está
relacionado con Gn 3, 15-16. 20; 4, l. Ambos signos contienen elementos comu-
nes: la mujer, su descendencia, la serpiente-dragón, el combate, la victoria doloro-
sa de la mujer, su parto y su maternidad de vida.
231
El pecado trae como consecuencia el combate entre la mujer -descendencia-
y la serpiente, por eso aquélla experimenta dolores. Pero hay una esperanza: un día
la descendencia de la mujer aplastará la cabeza de la serpiente, pero sufrirá una
persecución y la serpiente herirá su talón , antes de la victoria total . Así el dolor del
parto, es signo del sufrimiento que precede a la liberación mesiánica.
La Ciudad Santa, La
12,1 La mujer signo en el cielo. 21,2 Nueva Jerusalén que
baja del cielo.
La Ciudad Santa que
resplandece con la
12,1 La mujer vestida del sol. 21,11
Gloria de Dios
(21 ' 23).
Con 12 puertas,
12,1 Coronada con 12 estrellas. 21, 12-14 12 ángeles, 12 tribus,
12 apóstoles.
Y no habrá ya muerte,
12,2 Grita con dolores de parto. 21,4 ni llanto, ni gritos,
ni fatigas .
El hijo que ha de regir a
12,5 21,24-26 El triunfo del Hijo.
todas las naciones.
232
12,1-4: "Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con
la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta,
y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra
señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre
sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del
cielo y las precipita sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que
iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz".
Estas mismas ideas las podemos leer en Is 66,7-15. María, como hija de Sión,
es la personificación del pueblo de Israel y figura de la Iglesia. Por eso, en la Iglesia
la salvación también es por medio de la tribulación, el sufrimiento y el dolor. En
María, Israel da a luz al Mesías, y la Iglesia da a luz a Cristo en el corazón de los
fieles (Ga 4, 19).
El Dragón es la síntesis de las fuerzas del mal opuestas a Dios (ls 51, 9), que
será derrotado totalmente al fin de los tiempos (Is 27, 1). El color rojo indica su
actividad asesina (Jn 8, 44; 1 Jn 3, 12). Sus siete diademas son símbolo de su so-
beranía sobre el mundo (Ap 13, 1; 17, 3. 7; Le 4, 6; Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11). Y
en su lugar va a aparecer Jesús como acreedor de las diademas (Ap 19, 12), como
vencedor del demonio (Ap 1, 5). Los diez cuernos son tomados de Dn 7, 7-8 y su
explicación se da en Dn 7 , 23-28. La caída de las estrellas es una alusión a la caída
de los ángeles malos, arrastrados por Satanás (Dn 8, 10).
12,5: "La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las nacio-
nes con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono".
233
La imagen toma claridad. La mujer que simboliza a Israel, pasa a ser en e
versículo María, qu~ da. a 1~~ a su Hijo. El "Hijo varó~" es el Mesías del salmos~
7-9, tanto en el sentido mdividual: la persona del Mes1as, como en sentido coleen~
vo: la cabeza del nuevo pueblo de Dios. En el "Hijo varón" se contempla no sól
0
a Cristo sino al Jesús-pueblo-cuerpo místico.
12, 6. 13-18: "Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado
por Dios para ser ahí alimentada mil doscientos sesenta días. Cuando el Dragón
vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer que había dado a luz
al Hijo varón. Se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande para volar al
desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo
y tiempos y medio tiempo. Entonces el dragón vomitó de sus fauces como un ':(o
de agua, detrás de la Mujer, para arrastrarla con su corriente. Pero La tierra vzno
234 ~¡J}Ii
auxilio de la Mujer: abrió la tierra su boca y tragó el río vomitado de las jau-
enS del Dragón . Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra
e~ resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
0
restimomo·dJ '".
e esus
235
• La Iglesia ha de huir del mundo y en el desierto, en la soledad con Dios
contemplando su amor, ha de alimentarse de la vida divina a salvo de
los tormentos. Es el lugar de la entrega generosa, sin límites, y de fidelidad
a este Dios que se nos ha dado en forma tan gratuita; es una conversión
(Os 2 , 16-18. 24-25; cf. Jr 2, 2-13).
"Para ser allí alimentada ": la Mujer-Iglesia, igual que Elías, es alimentada
(IR 17,4-6; 19, 5-8).EnEx 16,el puebloesalimentadoconel maná , queenDt8,
3-6 pasa a ser la Palabra de Dios (cf. Sb 16, 20-26). El maná manifiesta la ternura
y dulzura de Dios.
"Mil doscientos setenta días": residirá en el desierto 3 años y medio (v. 14;
11 , 2-3). Eso significa que la persecución-dolor-prueba no durará siempre, sino
que terminará con la victoria de Dios. Y después de este tiempo será entonces el
nacimiento de la nueva humanidad para el mundo (Jn 16, 20-22; Ap 12, 14; 13, 5;
cf. Dn 7, 25; 4 , 13; Le 4, 25; St 5, 17).
l. Los fieles, en Jesús, han vencido al Dragón gracias a "la sangre del Cor-
dero y a la palabra del testimonio que dieron " (Ap 12, 11); es la victoria
de Jesús en ellos (1 Jn 5, 18). El Hijo, la Mujer y su descendencia, están
unidos en la victoria sobre la serpiente (Gn 3, 15). Por tanto , la espirituali-
dad de los cristianos es de combate y lucha con la esperanza de la victoria
final (Ap 12, 7-12; cf. Ct 6, 10).
2. Los que mantienen el testimonio de Jesús, son fieles a la sangre del Cordero
y añaden la suya a la de Él con su testimonio-martirio. Son los fieles que
vencen por "la palabra de su testimonio que dieron, porque despreciaron
su vida ante la muerte" (v. 11), por eso mantienen el "testimonio deJe-
sús" (v. 17) . Jesús es eltestigo fiel (Ap 1, 5; cfr. 3, 14; Jn 18, 37; 1 Jn 1, 1-3;
5, 9-12). Él es testigo en su persona, en su palabra y en su obra. Es la
palabra eficaz, es el "Sí" de Dios. Del mismo modo la espiritualidad de los
cristianos es dar testimonio de la fe en Jesús en sus personas, palabras y
obras hasta la muerte. Está fe es la que les da la victoria (1 Jn 5, 4). Son
el grano de trigo que muere para dar fruto-vida. Son los que menospre-
cian su vida en este mundo, para ganar la vida definitiva (Jn 12, 24-26). Son
los que guardan los mandamientos-Palabras de Jesús (Jn 14, 15. 21. 23;
1 Jn 2, 3; 5, 2-3).
237
María es símbolo de la victoria final de Jesús:
Con María tenemos ya la vida definitiva (Jn 6, 40) , pero amamos a Jesús sin
verlo (1 P 1, 8).
Con María hemos vencido muriendo con Jesús en la cruz (Col 2, 15), pero
tenemos que resistir al demonio (Ef 6, 11).
Asunción de María
María murió porque su vida fue plenamente humana, y la muerte es conse-
cuencia natural de la vida, independientemente del pecado. El pecado introdujo
la angustia y el miedo a la muerte, además de la incapacidad de integrarla como
estructura de la vida misma.
La muerte no fue vista por María como pérdida de vida sino como oportuni-
dad y paso a una vida plena; la muerte es una posibilidad de un acto de amor y de
entrega. La muerte, así entendida, es la plena realización de la vida. Nacimos para
morir, morimos para VIVIr.
Aunque la muerte sea un hecho natural nos cuesta morir, no queremos morir.
El deseo de vivir es más fuerte, por eso tenemos miedo a la muerte. Pero la muerte
es también un nuevo nacimiento. Jesús nos habla de la mujer que sufre dolores de
parto pero que se olvida de ellos cuando tiene a su hijo entre sus brazos (Jn 16, 21).
El niño en el vientre de su madre está muy confortable y llora cuando sale, pero
empieza una vida mejor. Nuestra vida en este mundo es una gestación, un embara-
zo consciente en el seno de una comunidad, de una familia.
238
Asumir nuestra propia muerte ya en vida, como María, no solo nos prepa-
ra, como a Ella, sino que la santifica. Ante la muerte de María podemos proclamar
como lo hace la Liturgia de la Iglesia: "A tus fieles, Señor, la vida no se les quita,
se les cambia. Y al deshacerse la morada en la tierra se les da una habitación
nueva (eterna) en el cielo" (Prefacio de la Misa de Difuntos). Por lo que la muerte,
aunque dolorosa es un bien (cf. Hch 7, 60).
"Al tercer día": es una expresión para decir que la resurrección afecta a nuestra
dimensión temporal. Nos afecta en el tiempo, nos afecta "ahora ". Esta expresión,
"al tercer día", viene de Oseas (6, 1-2), designa un breve lapso de tiempo yacen-
túa el resurgir y vivir en la presencia de Dios que nos da vida en la resurrección.
En la muerte, como en la primavera, surge la nueva y definitiva vida. Y esto es la
resurrección en la muerte. Sin embargo, resucitar no es volver a esta vida. Lo que
resucita es otro cuerpo distinto del que había vivido en la tierra. No es una vuelta
sino una entrada en la misma Vida de Dios, que es fuerza, incorrupción, Espíritu.
De ahí que, los apóstoles emplearon otras palabras para explicarnos como con la
resurrección empieza otro tipo de vida: "Ascensión", "Exaltación", "Sentado a la
derecha del Padre", "Vida nueva". Resucita un cuerpo espiritual, un cuerpo glo-
rioso, un cuerpo incorrupto, inmortal , celeste. Es decir, que nuestra corporalidad
queda transformada (cf. 1 Co 15, 12-13.20-23.35-37. 42-44).
239
La asociación de la resurrección/transformación con la muerte¡ d' 'd
la analogía de la se~~lla: vv. 36 ss, el ~rincipi? f~ndamental de que la~~~en
es fruto de una accwn creadora de Dws , la mststencia en la diversidad d ón
. ., 1 e CUer-
pos, sob retod o entre 1a pnmera creacwn y a nueva creación escatológica (cf
39-44), la dualidad cosmológi~a y antropológica entre lo terreno y Jo celeste·;:
vv. 40.47 ss), hacen comprensible el que Pablo llegue a conseguir el revestimie t
del cuerpo glorioso como una realidad que acontece inmediatamente a partir d: t
muerte y que permite la plena comunión con el Señor resucitado, objeto último d:
su esperanza (cf. 2 Co 5, 8; Flp 1, 23 ss; 3, 10-14; Rm 8, 17).
240
de María por el Espíritu (2 Co 3, 18; Rm 8, 11). La palabra "cuerpo" designa la
talidad de la persona capaz de comunicación. Así, la Asunción de María nos
:bla de la glorificación de su ser Mujer, de su ser Madre, de su personalidad, de
su humanidad.
El cuerpo, instrumento del bien y del mal, pertenece a la muerte , así en la resu-
rrección ganamos una expresión espiritual. San Pablo confiesa que no hay palabras
para expresarlo (lCo 2, 9). Por eso, María asunta al cielo puede comunicarse más
plenamente con nosotros, de una manera espiritual, liberada de la corporeidad,
siendo vínculo de la gracia y del amor de Dios.
Y dentro de los límites que nos impone el cuerpo, en la medida que nos haga-
~~s más espirituales, como Jesús, podremos sentir y experimentar esa comunica-
Clan espiritual que María tiene con nosotros.
241
La Asunción como liberac~ón de la limitación
del tiempo y del espacio
En nuestro peregrinar en esta vida estamos limitados por el tiempo y el es-
pacio. Por el tiempo todo empieza, pero también termina. Toda nuestra vida es
medida por el tiempo. El espacio nos da la posibilidad pero también nos limita
para la vida, la comunicación, para nuestro ser y nuestro quehacer. El espacio nos
limita, no podemos estar en dos lugares a la vez, es el ámbito en donde nos desa-
rrollamos.
María asunta al cielo está liberada ya del tiempo y del espacio. Ella puede
comunicarse con nosotros en todo lugar y en todo momento, está siempre con no-
sotros en todo tiempo y espacio. María por su Asunción está presente en la historia
y en la Iglesia. No es un puro recuerdo, tan sólo una evocación , ni un objeto de
dogmas, sino una presencia viva entre nosotros. Nuestra relación con María, nues-
tra Madre , no es algo que inventamos o imaginamos , sino una realidad en nuestras
vidas , es algo íntimo y espiritual.
María sigue estando dentro del mundo y en el seno de la Iglesia con la presen-
cia viva de un Viviente. La relación de los fieles con ella no se lleva únicamente a
cabo mediante el recuerdo de su persona y de su obra, sino alcanzando inmediata-
mente a su persona viva y resucitada. Sólo a los puros de corazón les es dado en-
tender cuan íntima, tierna, maternal y acogedora, puede ser la relación con nuestra
madre Santísima.
María as unta al cielo nos habla de nuestra vida cristiana, que no es una religión
que busca sólo el rescate del mal , el evitar el pecado, el guardar los preceptos,
sino un seguimiento de Jesús que busca la vida y la vida en abundancia (Jn I_?·
1O) , la transformación del mundo y la plena realización como ser humano, hijo, hlJ3
de Dios ( 1Co 15 , 49). En Ella vemos lo que Dios realiza y realizará en aquéllos que
se abandonan a su amor.
242
María asunta, imagen de la Iglesia futura
"Por eso nosotros damos gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, hermanos míos amados, manténganse .firmes
e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su
trabajo no es vano en el Señor" (1 Co 15, 57-58).
244
CUARTA PARTE:
,
DEVOCIONA
,
MARIA
245
Devoción a María
E
l Concilio Vaticano II ha tenido una influencia extraordinaria
si·derabl e, aunque desgrac1a
· damente no como uno quisiera queYfu COn-
y debiera ser, sobre la vida cristiana y, también, sobre la Mariolo
sobre el conjunto de la vida mariana de los cristianos.
tra
ga Y
Con todo, como toda crisis, puede tener ésta un aspecto positivo que nos lle-
ve al cambio: nos coloca en la necesidad de depurar y purificar la devoción ma-
riana, de profundizar en ella para comprender y estimar mejor la espiritualidad
mariana de la Iglesia y ver con más claridad el puesto que ha de ocupar la devo-
ción mariana en la vida de los cristianos. Esto nos exige una creatividad, por un
lado, para actualizar, adaptar al hombre , al joven, al niño de hoy, algunas formas
de devoción mariana que llevan mucho tiempo consolidadas en la Iglesia y no sólo
querer recuperar las prácticas del pasado; por otro lado, una creatividad en elaborar
algunas prácticas de devoción que respondan a nuestras necesidades y a los nuevos
conocimientos sobre María.
Por mencionar sólo unos ejemplos sobre estas prácticas: hoy podemos orga-
nizar una celebración para sentirnos pueblo de Dios a partir de María como la Hija
de Sión; o para nuestra necesidad de liberación, tanto personal como estructural,
246 ~riJ~
0 na fes ti vi dad a partir de María Inmaculada Concepción o con su cántico del
rJagníficat. Para nuestra vida de fe, una fiesta a partir de la Mujer creyente o
también, puede ser, para fomentar nuestra inserción a Cristo, por el bautismo y la
participación en su función sacerdotal, profética y real; insistiendo en nuestra mi-
sión a evangelizar, una celebración de María la Madre del Señor. Y, si queremos, po-
demos también realizar una para meditar nuestra respuesta al amor fiel de Dios
que se manifiesta y comunica: en la Encarnación, de María Virgen; en la Eucaris-
tía, de la Mujer creyente; en la Redención, de María Madre en la Iglesia. Y así pode-
rnos mencionar muchas más , pues tenemos mucho material y una gran creatividad.
247
En el culto litúrgico tiene la vivencia de la devoción a María su primer recu _
so para su renovación: celebrar las fiestas de María en conexión estrecha con rl
misterio de Jesús, el gran valor pastoral y catequético de las oraciones y lec~
de las fiestas marianas a lo largo del año litúrgico y, sobre todo, como lo propone
Paolo VI en la II parte del MC, porque tenemos en María una compañera y modelo
del ejercicio del culto litúrgico como la "Virgen oyente", la "Virgen orante", la
"Virgen-Madre" y la "Virgen oferente". Por eso, además de las fiestas de María,
bien podríamos ir acostumbrándonos a reconocerla como nuestra compañera y
modelo de vida cristiana, a celebrar todas las Eucaristías con Ella, con su corazón,
con sus actitudes. Sentirla aliado de nosotros como la Virgen oyente, orante, Ma-
dre y oferente.
Por otro lado, tanto para la devoción, la actitud interior, como para las devo-
ciones, expresiones exteriores, tenemos que tomar en cuenta y poner mucho cuida-
do en ciertos aspectos que están vinculados a esquemas socioculturales del pasado
o a ciertas influencias exteriores:
Hay que hacer un gran esfuerzo en la renovación porque con frecuencia los
actos de devoción y las devociones concretas se han ido separando de la devoción
interior que las animaba y que nos han conducido a una vida devocional ritualista,
individualista y sentimental, muy orientada a la obtención de favores concretos Ya
248
buscar obtener la salvación personal sin una vida cristiana auténtica. En la práctica
de las devociones a María hay que tomar en cuenta las siguientes condiciones:
• Que las devociones estén en relación con los demás aspectos de la vida y
no separadas de ellos;
• que colaboren en la conversión de las personas y en la transformación de
la sociedad;
• que colaboren en la salvación y liberación del hombre y que sean posibles
medios para hacer presente el único Evangelio de la presencia amorosa y
salvadora de Dios en Jesús.
l. La veneración
La veneración consiste en honrar a María de diferentes maneras. Alabamos
a María, ante todo, por ser la Madre de Dios y nuestra Madre; pero también la
admiramos y veneramos por ser la Mujer creyente, la mujer que escuchó y puso
en práctica la Palabra de Dios y que fue la fiel seguidora de Jesús, la mujer que
dijo sí al amor de Dios, la estrecha colaboradora de la obra del Señor, como Madre
liberada y liberadora y por ser nuestra Hermana y Madre en la comunidad eclesial.
La veneración, por tanto, que tenemos a María debe de estar claramente vin-
culada a la Palabra de Dios, es decir, debe situarse dentro del mensaje e historia de
la salvación.
Por otro lado lo que hagamos para honrar a María ha de reflejar siempre una
sensibilidad al movimiento ecuménico y tener una inequívoca centralidad en Jesús.
249
A la Madre de Dios la podemos venerar de muchas formas, pero Ella nun
queda encerrada en los confines de un determinado contexto geográfico. ca
La veneración a María nos debe llevar, sin lugar a dudas, a la alabanza a Dios
al mejor conocimiento de Jesús y a un compromiso de auténtica vida cristiCUU:
según el Evangelio.
Hoy, más que nunca, tenemos que animarnos a honrar a María, nuestra Buena
Madre. Los altares que, en nuestros hogares, escuelas, hospitales , parroquias, etc.
destacan la figura de María, sean expresión de nuestra vida de fe. '
Para honrar a María, Madre de Dios y madre nuestra, hemos de poner énfasis
en señalar el sábado de manera especial como día de María y darle mayor realce a
los meses de mayo y octubre, como los meses marianos del año.
Honrar a María es hacerla conocer y amar como camino que conduce a Jesús,
celebrar sus fiestas , estudiar la doctrina mariana, en fin , buscar la manera de honrar
a nuestra Buena Madre todos los días .
250
2. El amor a María
En el mundo de hoy estamos llamados a demostrar claramente que somos
una Iglesia mariana , que tenemos una devoción a María, no sólo con una serie de
oraciones y prácticas, sino, sobre todo, a dejar patente que nuestro amor hacia esta
Mujer de fe esta fuera de toda duda y que se manifiesta en forma visible reprodu-
ciendo en nosotros las actitudes de María.
Así como tantas personas a nuestro alrededor que nos han dado un ejemplo tan
admirable, así cada uno de nosotros hemos de amar tiernamente a nuestra Madre,
tener una confianza plena en Ella y abandonarnos a su protección sin vacilar, como
un niño con su madre. Demostrarle nuestro amor a María es sentirnos también
como Ella, los esclavos amados del Señor que estamos a su servicio y al de los
hombres , y no de mi proyecto o de mis ambiciones, pues es la obra de Jesús y de
María. Ahí es donde podemos sentir los signos del continuo cuidado y protección
de Nuestra Madre, de encomendarle todo lo que hacemos y reconocer que todo se
lo debemos a Ella.
251
Santa ;eresa de Lisieux a~ostum?r~ba a ?e.cir ~ue el motivo por el cua} _
mos a Mana no es porque hubiera recibido pnvilegios excepcionales, sino ama
vivió y sufrió como todos nosotros en la noche oscura de la fe. Recalcaba porque
, . queno
por ser Inmaculada supone afirmar que Mana no se angustiaba, que no tenía nece
sidad de creer, esperar y crecer. -
3. Invocar a María
La principal invocación a María es aquella por la cual nos consagramos a
Ella. Consagración, de tan diversas maneras, para ponerse bajo su protección, para
encomendarle nuestras personas y hacer un compromiso de amarla y hacerla amar,
de conocerla y hacerla conocer, de imitarla y hacerla imitar.
Es muy bueno, también, que de vez en cuando recemos con Ella su cántico
del Magníficat pues nos llevará a ser más osados a la hora de abrazar el mensaje
evangélico, porque sus palabras nos invitan a efectuar un cambio fundamental, un
cambio de lo más hondo del corazón que produce una verdadera transformación.
Oración, como todas las que dirigimos a María, que nos lleva a alabar al Padre en
Jesús por el Espíritu Santo.
252
4. Imitación de María
El Concilio al volver a poner de relieve a María como figura de la Iglesia y
compañera en el camino de la vivencia de la fe, nos invita e impulsa a que ponga-
mos nuestra mirada en la persona de María según los Evangelios y la imitemos en
las virtudes y actitudes de la respuesta que dio a la manifestación y comunicación
del amor fiel de Dios en el misterio de Jesús. Nos lleva a que junto con María,
aprendamos de Ella ante el misterio de la Encarnación, de la Eucaristía y de la
Redención.
La mejor manera de amar y honrar a María, nuestra Madre, es, sin duda al-
guna, el imitarla, el acoger su causa, el entrar en su movimiento. Es poner todo
nuestro empeño para, con Ella, construir su casa/comunidad en el Tepeyac, es de-
cir, otro mundo posible donde Ella mostrará y dará a las gentes todo su amor, su
compasión, su ayuda y su defensa por medio de nosotros y para que allí oiga sus
lamentos y remedie y cure todas sus miserias, penas y dolores (cf. Nican Mopohua
23 y 25).
253
Muy vestida para pobre
Para desnuda muy franca
Muy morena para hermosa
Para negra muy sin mancha
Muy mujer para divina
Muy celestial para humana
Muy fecunda para virgen
Muy pura para casada
Muy humilde para reina
Muy exenta para esclava
Para combatir muy tierna
Para niña muy armada
Para mandar muy pequeña
Para humillarse muy alta
Muy terrible para hermosa
Para espantar muy amada.
254
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Vaciar Pas Picil, María el rostro materno del inefable, Rialp, 2004.
267
Quien escribe el presente estudio, es un religioso Hermano Marista,
cuya vida desde la infancia -según afirma él- estuvo marcada por la
devoción a María y ya una vez ingresado al estado religioso en una
Congregación profundamente Mariana, no hizo sino fortalecer y di-
namizar su amor a María, como nos lo ha mostrado a lo largo de los
años en su trabajo apostólico.
PROGRESO
EDlTORJAL ®