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Distribución de la población de América Latina en la actualidad

La población de América Latina después de la segunda guerra mundial experimentó un


crecimiento extraordinario, más rápido que el de cualquier otra región del mundo. De cerca de
149 millones de habitantes en 1950, aumentó a 209 millones en 1960, a 275 en 1970 y a cerca
de 352 en 1980. Actualmente América Latina es la región más urbanizada del mundo en
desarrollo, pero se encuentra ante una desigualdad de distribución en su población, la
mayoría se concentra sobre todo en la parte costera. Además, hay que destacar el predominio
de la población urbana en contraste con los grandes espacios con baja densidad de población,
por ejemplo: la Patagonia argentina, los llanos colombianos y la selva amazónica.

Latinoamérica en la historia demográfica se destaca por las constantes migraciones


intercontinentales, internacionales e interiores. A mediados del siglo XIX y la Primera Guerra
Mundial durante América Latina recibió millones de europeos, sobre todo españoles,
italianos, portugueses y alemanes. Actualmente ¿Sigue siendo una región migratoria?

Según el escritor peruano Mario Vargas Llosa, “la riqueza de América Latina está en ser
tantas cosas a la vez que hacen de ella un microcosmos en el que cohabitan casi todas las razas
y culturas del mundo”.

La región se conforma como una fusión de culturas, religiones, etnias y costumbres. En la


búsqueda de nuevos territorios, los ancestros viajaban por el continente dejando rastros de su
cultura. Ese movimiento continúa, y hoy se reconoce nuevos patrones migratorios que
obedecen, principalmente, a las desigualdades en el desarrollo económico entre las naciones y
la distribución como en la densidad de la población, un gran desafío tanto para los gobiernos
como la ciudadanía

Estos movimientos migratorios, son influidos principalmente por factores económicos, la


falta de trabajo, la violencia, el terrorismo e inseguridad, el turismo, la búsqueda de bienestar
social y de mejores condiciones de salud, además de los beneficios para el país receptor.

Esta manifestación reciente de nuevas olas migratorias internas produce grandes aportes
para los países, pero también exportan problemas. Por un lado, la migración favorece el
desarrollo, genera válvulas de escape al desempleo, remesas del destino al origen y, por otro
lado, también lo frena porque se pierden personas de alta calificación, capital humano y social
relevante.

El impacto de las migraciones en los países receptores tiene un efecto es positivo aunque
marginal la mayoría de las veces. El impacto de la inmigración en el mercado de trabajo y en
las tasas de remuneración del país receptor es leve, sin embargo puede repercutir
negativamente en el nivel de salarios y en las tasas de empleo de los nacionales en ciertos
sectores o industrias específicas. Además la inmigración ayuda a solventar el sistema de
seguridad social, así como, tiene efectos positivos, aunque leves, sobre el crecimiento
económico de los países receptores.

Aunque las realidades son diferentes según cada país, los flujos de llegadas varían como
también las regulaciones.
Además, la migración en América Latina actualmente está en un punto de inflexión de
extrema preocupación. El retorno de inmigrantes en Estados Unidos a sus países de origen,
sobre todo México y centroamericanos, la salida de multitudes de Venezuela y luego de
Nicaragua llenaron los titulares de los medios de comunicación, ahora el problema alcanza un
nivel de inquietud que comienza a ser alarmante. En Costa Rica comienza a haber agresiones a
emigrantes nicaragüenses. En Ecuador y Perú, países que conforman la Comunidad Andina,
empieza con la agresión

Pueden observarse a familias completas de migrantes, padres con hijos pequeños que vienen
huyendo de la pobreza, de la miseria y de la falta de oportunidades de trabajo, de sus barrios,
de sus colonias, de sus países, de la pobreza.

Concluyendo, El trabajo de los gobiernos de estos países que ahora están dispuestos a
convertirse en policías, para proteger los intereses de los latinoamericanos, debe estar
centrado en el diseño de estrategias y acciones para generar condiciones de desarrollo y
combate a la crisis económica y inseguridad política.

Solamente la apertura de empleos, de mejores condiciones de vida, de gobiernos


democráticos honrados y responsables, podría devolver la confianza de los migrantes, y
cancelar sus desesperados planes de migrar

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